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[DM 07/23] El rito de paso

Escena de juego

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01/07/2023, 10:57
Director

Viajábais a Riveras. La aldea era un lugar de paso, situada entre Ávila y la aldea de Riofrío. La gente solía transitar mucho por allí, por lo que este lugar desprendía un auge y florecimiento como era natural... O eso decían. Y es que lo cierto es que no habías llegado todavía al destino. De hecho, habías caminado todo el día, y la noche os había sorprendido en un hayedo.

Ahora corría el año de 1350, y el Rey Pedro I, recién cumplidos los dieciséis años, comenzaba un reinado que estaría bañado en diversas rebeliones y diversas victorias en un futuro. Sin embargo, vuestra principal preocupación no era sino lo inmediato, es decir, el salir de aquel hayedo, pues intuíais que tras superarlo llegaríais a Riveras.

En la época otoñal en la que os encontrábais aún no había dejado nevadas en la zona (muy comunes en la comarca). No obstante, a nadie le hacía gracia tener que pernoctar al aire libre, bajo las estrellas, en un paraje desconocido y a campo abierto (sin ningún tipo de refugio cercano). Cuando el sol cayó vuestros pies aún pisaban la hojarasca de aquel bosquecillo decorado con raíces y rocas, musgo y hojarasca, cuestas y elevaciones.

Y ahora teníais que pasar la noche allí, al menos hasta que llegara el amanecer.

Notas de juego

Comenzamos. Podéis hacer un post de introducción. Como véis estáis en plena noche. Primera pregunta, ¿haréis guardias? :)

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01/07/2023, 20:18
Oliva

Los pies de Oliva empezaban a notar el cansancio del día. Aunque adoraba aquel paisaje ocre que les tendía una alfombra rojiza a su paso, las horas habían caído sobre los hermanos y la noche se aproximaba. Debían descansar.

La muchacha había pasado el camino embelesada con los plantas que descubría a su paso y al mismo tiempo, lidiaba así con la tristeza de abandonar su hogar. 

Antes de conocer a Loba, siempre había creído que nadie la echaría en falta si desaparecía, pero el recuerdo de aquella mujer latía en su corazón, tan vivo...sabía que era un sentimiento mutuo. Lloró parte del trayecto, sin emitir sonido alguno, para que su hermano, que iba al frente, no pudiera escucharla. Después simplemente se dejó cautivar por los olores, colores y la grandeza de aquel hayedo, húmedo y sombrío, mientras arrastraba los pies, ya mojados, entre las hojas.

 

Gutierre caminaba sin detenerse, volviéndose a ratos para ver si ella seguía su paso. No habían hablado mucho. Oliva nunca lo hacía, en realidad. Le costaba sonreír y se había acostumbrado a evitar sus propias emociones, pero en aquel momento todo su cuerpo estaba lleno de energía y curiosidad, y en su cabeza bailaban alrededor de un fuego fatuo todos sus temores e incertidumbres.

Cuando la caída del sol se hizo más presente, la chica arrojó al suelo el pequeño saco que llevaba con sus pertenencias y se detuvo. 

—Hermano —dijo con aquella voz tímida que siempre parecía un susurro—, necesito descanso y secar mis pies. ¿Cuánto queda para llegar? ¿Crees que tendremos que pasar aquí la noche?

Oliva temía más alcanzar el destino que pernoctar en el bosque. Pero la decisión era de su hermano, así que le miró con aquellos grandes ojos negros cuando éste se volvió al escucharla. 

La sombras de los árboles apenas dejaban entrever el verdor del musgo. Las rocas comenzaban a desdibujarse ante la falta de luz y el rostro pálido de Oliva comenzaba a perderse ante la inminente oscuridad del bosque.

 

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01/07/2023, 21:11
Gutierre

Gutierre se detuvo y se dio la vuelta para mirar a su hermana, confundido. Alzó la vista y se percató del azul marino que había teñido el cielo. El atardecer entre las hayas le había parecido tan mágico, con esos tonos anaranjados y ocres que hacían juego con las nubes besadas por el ocaso, que había perdido la noción del tiempo.

Sí, claro —respondió sin pensar.

Paseó la mirada por los alrededores. Allí en su hogar, le bastaba mirar en derredor para reconocer la forma de un peñasco o las nudosas ramas de un árbol para orientarse. Sin embargo, se hallaban muy lejos de los bosques donde se habían criado, en medio de ninguna parte. El hayedo le devolvió la mirada con indiferencia. Una gran roca cubierta de musgo le contempló con rostro hierático. Todo a su alrededor parecía acusarle en silencio de haber abandonado la pequeña cabaña que le vio nacer.

 —Bueno, no te preocupes, Oli, encontraremos un lugar donde pasar la noche —dijo. Había usado a sabiendas el diminutivo cariñoso con el que llamaba a su hermana cuando eran niños, buscando animarla—. Ven, sígueme. Intenta reunir algo de leña, la más seca que puedas encontrar. Buscaremos un rincón resguardado y encenderemos una hoguera para ahuyentar el frío. Y con suerte mañana tal vez lleguemos a alguna aldea y no tengamos que dormir al raso.

Gutierre avanzó entre la hojarasca, estudiando el bosque y las señales que pudieran guiarlo hasta algún buen lugar de acampada. Llevaba toda la vida moviéndose por los montes y las arboledas de más al norte, cerca de la frontera con el Reino de Navarra, así que confiaba en encontrar algún sitio cómodo donde pasar la noche.

Los pasos de Oliva susurraban a su espalda con timidez. De hecho, todo lo que rodeaba a su hermana siempre desprendía un cierto aroma a silencio introspectivo. Oliva era como uno de esos mamotretos que los sacerdotes guardaban en sus aisladas abadías: un humilde libro de líneas sencillas que guarda en su interior la sabiduría de cien ancianos. Lo supo el día que la vio preparar por primera vez los brebajes y cataplasmas que le habían salvado de las fiebres e infecciones en más de una ocasión. La miró de reojo mientras ella recogía unas ramitas del suelo. Bajo ese bonito rostro, siempre reservado y de mirada huidiza, se escondía una mente mucho más aguda que la del propio Gutierre.

Pero lo que vio ahora el muchacho fue cansancio mezclado con un ligero toque de tristeza. Se sintió culpable por haberla arrancado de su hogar. Por haberla alejado de la pequeña cabaña y de los bosques que la habían visto crecer. Pero Gutierre sabía que no tenían otra opción.  

—En un par de días o tres llegaremos a Ávila, Oliva. Te prometo que conseguiré trabajo enseguida y buscaremos una cabaña tranquila en el lindero de un bosque, junto a un arroyo —le dijo con una tierna sonrisa de esperanza—. Nuevos árboles bajo los que descansar. Despertar con el canto de pájaros que no has escuchado jamás. Pasearemos juntos y cuidaremos el uno del otro. Todo va a ir bien, Oli, te lo prometo. 

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo una tirada de Rastrear para encontrar un buen lugar, resguardado, donde poder pasar la noche.

Edito: lo de las guardias quedaría algo pendiente de saber dónde pasaremos la noche, pero en todo caso Gutierre le pediría a Oliva que hiciera una primera guardia corta, de un par de horas, y él ya haría el resto de la noche.

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01/07/2023, 22:23
Oliva

La voz de Gutierre siempre llegaba llena de templanza y sosiego para el espíritu inquieto de Oliva. 

 Nuevos árboles bajo los que descansar. Despertar con el canto de pájaros que no has escuchado jamás. Pasearemos juntos y cuidaremos el uno del otro. Todo va a ir bien, Oli, te lo prometo. 

Una leve sonrisa asomó a los labios de la chica. Estaba agachada, recogiendo unas ramas que parecían salvadas de aquella humedad tan fresca. No sabía si su hermano podría ver aquel gesto tímido. El cabello largo y oscuro de Oliva le tapaba parte del rostro y la luz había bajado en apenas unos minutos. 

Quiso abrazarlo, echarse en sus brazos, llorar, darle las gracias y un beso en la mejilla, pero siguió con la mirada en el suelo, dejando caer sus emociones entre las hojas. 

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02/07/2023, 10:45
La Loba

Recordabas a la bruja en muchas ocasiones durante el viaje. Ahora, una vez más, la recordaste mientras tomabas ramas en aquel hayedo. Cuando te alejaste unos pasos de tu hermano (tampoco muchos), un eco resonó en tu cabeza:

O..... li..... via..... -era un eco, nada más-. Instintivamente te giraste. Unos pasos más allá estaba tu hermano, observándote y observando el terreno para buscar un lugar propicio para pasar la noche.

O ..... li.......¡via! -de nuevo, el eco, ahora más pronunciado-. Y aquellas palabras terminaron en unas risas leves, que se alejaron de la cavidad de tu mente. Recordaste entonces que no te despedistes de la Loba, ¿sería acaso ella o eran los recuerdos de su persona los que inundaban tu sesera?

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02/07/2023, 10:47
Director

Mientras buscabas un lugar para pasar la noche, veías a tu hermana recoger ramitas. Una vez más te sorprendía. Te sorprendía esa capacidad suya de adaptación. Ahora que le habías propuesto este viaje para cambiar de vida ella no había protestado. Y eso era admirable.

Cuando Oliva recogía unas ramas más allá, a unos treinta o treinta y cinco pasos de tí, notaste algo raro. No había nadie en aquel hayedo a esa hora de la recién comenzada noche. Lo que notaste era que Oliva estaba algo pensativa, ensimismada; como si le rondara algo en la cabeza.

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02/07/2023, 10:58
Director

Un rato después de que Oliva recogiera ramas y de que Gutierre encontrara un sitio propicio para ocultaros (una roca amplia con un hueco suficiente para resguardaros), encendísteis una hoguera. Aquel pequeño gesto fue reconfortante. Tras tomar algo de cena (un poco de cecina, algo de rancio queso y un poco de vino caliente) os tapásteis y abrigásteis contra la roca. No es que fuera el mejor lugar, pero al menos había un fuego y la suficiente madera (gracias a Oliva) como para estar calientes toda la noche.

* * *

Tres horas después. Plena madrugada.

Algo os despertó. Al abrir los párpados os costó encontraros y recordar que estábais en un bosque. La hoguera se había acabado, tan sólo quedaban los últimos rescoldos y brasas del fuego. Fue entonces cuando Gutierre adviritó algo a cierta distancia, a unas cuarenta o cincuenta varas, entre los árboles: tres figuras pasaban por allí, caminando con cuidado entre el hayedo. Susurraban algo, y por lo que parecía, o bien eran cazadores de alimañas, o bien viajeros extraviados (aunque cualquier otra razón también era posible).

Notas de juego

Un detalle: el éxito de la tirada de Rastrear también os sirve (ya que os lo iba a pedir en breves), para poder seguir a las figuras en caso de que queráis. Es posible, también, lanzar por Escuchar (o en su defecto con el valor de PERCEPCIÓN) para escuchar con precisión lo que estén hablando.

Recordad, es de noche (en este momento plena madrugada).

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02/07/2023, 13:45
Oliva

La noche era cerrada y el espesor del hayedo apenas dejaba penetrar la poca luz de una luna menguante. 

Gutierre dormía sentado, apoyado en una roca robusta que aún desprendía algo de humedad y coronada por un manto de musgo. Lo había observado, sentada a unos pasos de él. El sueño había tardado en atraparlo y parecía intranquilo incluso mientras dormía. Oliva percibía su preocupación, tal vez incluso culpa por arrastrarla hasta aquel lugar. 

—No te preocupes, hermano mío —le susurró acercándose a su rostro.— Descansa...

Sacó un ungüento de lavanda, que siempre llevaba preparado, y lo colocó con delicadeza en el lóbulo de la oreja de Gutierre. Dormiría tranquilo durante un par de horas al menos.

Oliva adoraba la noche y el bosque. Así que su espíritu se mantendría a salvo de miedos hasta que él despertara.

Tras recorrer sigilosamente el terreno de los alrededores, oliendo la tierra y plantas que encontraba incluso en la oscuridad, regresó junto a su hermano. El cansancio y las emociones de aquel viaje pesaban en sus párpados. Se sentó a su lado y cerró los ojos, imaginando voces y susurros de la propia naturaleza, hablándole. Todos sus sentidos despertaban mientras su visión descansaba. El éxtasis de olores, sonidos y el tacto de la roca contra su espalda le hacían poder mantenerse consciente un poco más. La voz de Loba sonaba dentro de ella, contándole historias y secretos de la tierra.

La cabeza de Oliva se fue deslizando hasta encontrar el hombro de su hermano. Aquel olor a cuero viejo le trajo al instante recuerdos de niña, cuando Gutierre y ella jugaban a cazar "bestias" que imaginaban; y aunque Oliva se quedara con otro puesto en la vida, de pequeña cazó junto a su hermano y salvo sus tierras en hazañas memorables que ambos compartirían siempre. 

Con la tranquilidad de aquellos recuerdos, se acurrucó junto a Gutierre y se dejó llevar por el calor de su cuerpo hacia las profundidades un sueño en calma.

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02/07/2023, 13:56
Oliva

Todo a su alrededor empezó a cobrar forma mientras sus ojos se hacían a la oscuridad. Estaba acostumbrada a vagar, nocturna y sigilosa, por los bosques, aunque en este caso, el lugar era desconocido.

Podía percibir los olores de la tierra mojada, de hojas en descomposición y de los ajos de oso que ya habían brotado, tempranamente, por aquel frío otoño. Se abrazó a su capa de lana y dio unos pasos por los alrededores. Estaba segura de haber escuchado su voz. Inconfundible y penetrante. Nadie sabía de la existencia de aquella mujer, su mentora, así que aprovechó el descanso de Gutierre para explorar la zona.

En su interior, la esperanza de que Loba la hubiera seguido la reconfortaba. Sus destinos estaban unidos, lo supo el mismo día en que la conoció. Aquella mujer tenía el conocimiento de más años de vida que los de cualquier hombre, obtenidos de la naturaleza y los animales. a admiraba en todos los sentidos y pensaba que la Madre Naturaleza se la había enviado para dar sentido a su existencia. Oliva se sentía diferente a otras mujeres que había conocido, incluyendo a su madre. A veces se preguntaba si ellas también tendrían anhelos, secretos, deseos de conocimiento o algo que no manifestaran. Otras veces maldecía su instinto y aquellas ansias de saber, más propias de una bruja, como decía su madre, que de una muchacha. Pero qué podía hacer con todo aquello, salvo abrazarlo cuando conoció a Loba. 

Le había sido revelado su verdadero destino, aunque fuera secreto. Ya no tenía dudas sobre quién era aunque tuviera que aparentar con el resto. Su hermano la quería, y eso era suficiente apoyo para ella. 

¿Podría hablarle de Loba...? 

Volvió despacio junto a Gutierre y se sentó, abatida por el cansancio. Cerró los ojos agudizando el resto de sentidos, con la esperanza de volver a escuchar a Loba, mientras trataba de mantenerse despierta.

Notas de juego

Edito: esta escena ocurre cuando Oliva se aleja a explorar el terreno y Gutierre duerme.

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02/07/2023, 19:31
Gutierre

El chiquillo avanzaba casi gateando entre los arbustos bajos, apoyando de vez en cuando las manos en la tierra húmeda para no perder el equilibrio. Ante él, los remendados pantalones de cuero de su padre perfilaban unas piernas fuertes y más anchas que los dos brazos de niño de Gutierre. Gonzalo —padre, te echo de menos...— se detuvo y alzó una mano en silencio. Su hijo ya conocía las señales del hombre y se congeló en el sitio, aguzando el oído y olfateando el aire como un ciervo asustado.

Nada.

—Está cerca... —susurró su padre sin siquiera mirarlo. Bajó lentamente la palma de la mano callosa hasta casi tocar el suelo y prosiguió la marcha con más cautela todavía.

Gutierre se esforzó en imitar el sigiloso paso del cazador, pero por más que lo intentaba, nunca lograba ser tan discreto como aquel hombre de rostro pétreo y voz profunda y tierna. Los escasos matojos y los árboles raquíticos dieron paso a rocas como losas, cubiertas de verdín y rodeadas de diminutas matas de romero salvaje. Hacía frío cuando llegaron a la cima del calvero. Sus alientos dibujaban nubes de juguete que se deshilachaban poco después de nacer.

—Ha pasado por aquí hace menos de una hora. Media hora, tal vez. Estamos cerca —murmuró Gonzalo, posando la mano sobre el fantasma de una huella.

Gutierre siguió a su padre hasta un peñasco que sobresalía de lo alto de la colina como un balcón hecho por gigantes. Se arrastraron sobre la superficie inclinada hasta asomarse por el borde: a sus pies, los frondosos bosques de la Sierra de la Cebollera, cubiertos por una bruma perezosa.

—Allí... —El niño siguió la mirada del cazador y distinguió al venado en la empinada ladera que descendía hacia la espesura, unas veinte varas antes de llegar al límite de la niebla.

Gonzalo aprestó una flecha para su arco de madera de tejo. Tensó la cuerda con lentitud y mantuvo las plumas de la saeta contra su oreja durante un par de latidos. Gutierre le escuchó aspirar aire poco a poco. Después el silencio. El niño mantuvo la respiración, al igual que su padre, expectante.

Y sonó el chasquido de una rama al romperse.

El venado arrancó a correr y se perdió en la niebla en apenas un suspiro. Gonzalo destensó el arco. Gutierre pudo sentir la decepción de su padre como una oleada de fría lluvia. ¿Qué había ocurrido?

Una rama volvió a partirse con un crujido seco.

Gutierre estudió los alrededores, confuso. A su espalda, entre dos rocas desgastadas por el viento, asomaba el risueño rostro de su hermana. Llevaba unos ramilletes de lavando prendidos al pelo.

—¡Oli! ¡Has asustado al venado! —le gritó enrabietado.

—Yo no he sido.

—¡Sí, tú rompiste esa rama! ¡No sabes moverte sin hacer ruido!

—Yo no he sido —repitió la niña, sin que la sonrisa desapareciera de su semblante.

—Papá te dijo que no nos siguieras y ahora has hecho huir a la presa que íbamos a cazar...

—Yo no he sido.

Y aunque la niña no se había movido ni un ápice, volvió a escucharse el restallido de una rama.

Gutierre despertó de golpe, desorientado. A sus pies resplandecían débilmente las ascuas moribundas de la hoguera. Parpadeó para aclararse la vista. Oliva respiraba profundamente apoyada en su hombro. La pobre muchacha estaba agotada.

Una rama se partió en la oscuridad.

Yo no he sido, resonó una voz infantil en la mente del cazador.

Gutierre se apartó de las moribundas brasas, dejando la cabeza de su hermana apoyada en el zurrón en el que guardaba sus escasas pertenencias. Escudriñó la noche, atento y silencioso como un búho al acecho. Allí... Tres figuras deambulaban entre las hayas, cuchicheando. Les siguió los pasos de reojo, aprestando el oído para intentar distinguir sus palabras. ¿Serían cazadores, también? ¿Se trataba de bandidos, tal vez? Si fueran salteadores de caminos o desertores y Gutierre descubriera su escondrijo, quizás podría pasar esa información a las autoridades del Rey en Ávila. Eso podría ayudarle a conseguir un nombre y, lo más importante, un trabajo.

Sin dejar de observar a los tres desconocidos, retrocedió hasta el cuerpo yaciente de su hermana y la zarandeó con suavidad.

Despierta, Oliva susurró. Cuando la muchacha entreabrió los ojos, su hermano acercó un dedo a los labios para que mantuviera el silencio—. Hay alguien ahí fuera.

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo la tirada de Escuchar. Hasta que no sepamos quiénes son o lo que pretenden, dependiendo de lo que oigamos, la decisión de seguirlos la veo un poco precipitada.

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02/07/2023, 22:02
Oliva

Oliva...ven conmigo...tengo muchas historias que contarte...

La voz de Loba se deshizo entre la bruma de los sueños de la muchacha cuando sintió los brazos de Gutierre y el dedo, en gesto de silencio, posado sobre sus labios.

 Hay alguien ahí fuera.

La bruma desapareció del todo y Oliva se incorporó sin llegar a levantarse, para asomarse por el lateral de la gran roca. Con algo de esfuerzo, pudo distinguir las figuras. 

Están diciendo algo... —Cerró los ojos y escuchó con toda su atención puesta en aquellas voces.

Por su cabeza pasaron ideas que le hacían latir rápido el corazón:

Personas de noche en el bosque, tal vez sean buscadores de hierbas, escondiéndose para no revelar sus lugares, como hacíamos Loba y yo. Quizá puedan saber de este bosque y sus secretos. O tal vez solo sean maleantes, aunque en un camino tan intransitado parece extraño. No hemos visto a nadie por aquí.

De pronto, escuchó el tenue silbido del viento colándose entre las heridas de la roca o acariciando las hojas de las hayas, haciendo que cayeran lentamente al suelo. Podía reconocer el sonido de las pisadas a lo lejos, sobre hojas más secas, seguramente en alguna zona más despejada donde el sol tocaba durante el día. 

Se aferró a la roca, sintiendo el tacto áspero de cientos de años golpeando con tormentas su superficie. Los párpados de Oliva comenzaron a moverse, como si sus ojos la llevaran de un lado a otro, bailando por el bosque. 

Las voces, Oliva, céntrate en las voces se dijo así misma. Pero no conseguía llegar hasta ellas. Los olores y la voz de Loba en su cabeza, recién despertada de aquel sueño, aún se aferraban en el interior de su mente. 

No consigo escuchar qué dicen —susurró con decepción y la mirada baja.— Aún así no creo que sean ladrones, por aquí no ha pasado nadie en horas, no creo que este sea un camino transitado como para robar. Podría acercarme un poco... —dijo con timidez. Sentía mucha curiosidad por descubrir si sus deseos eran reales.— Ahora sé moverme sin romper las ramas.

Y miró a su hermano, con una sonrisa menuda pero cálida en su rostro, recordando una infancia lejana que Oliva atesoraba. Tiempos donde la vida aún era espontánea e impulsiva, sin repercusiones ni reproches. 

Ahora se encontraba solos, en mitad de un lugar desconocido, en una situación totalmente nueva para ellos. El silencio se cernió sobre los hermanos al tiempo que observaban aquellas figuras moverse en la oscuridad.

 

 

- Tiradas (1)
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02/07/2023, 22:59
Director

Gutierre soñaba, al parecer un sueño muy profundo; pero no sabía que Oliva le había estado observando. Si Gutierre cuidaba de Oliva, Oliva cuidaba, a su vez, de su hermano. Ambos despertásteis y comenzásteis a dudar de las identidades de aquellos hombres. ¿Quienes serían? Sin duda que eran tiempos aciagos para alejarse de toda respuesta, de toda posibilidad. Tratásteis pues de poner el oído, pero sólo Gutierre pudo escuchar lo que sus sentidos advirtieron.

Eran voces, voces de gente joven. Muchachos que deambulaban por allí. Al cazador le pareció oir algo sobre un río, sobre un camino, y a otra voz sobre que "estaban perdidos". Una tercera voz negaba todo aquello, diciendo que "estaban en buen camino, que sabía él por donde iban". Pero poco más. La luz de un candil que llevaban pronto desaparecería.

¿Estarían perdidos? ¿Iban a buscar algo? ¿Necesitarían ayuda?

Notas de juego

Perdón por lo escueto, he llegado hace un rato a casa. De momento quería que supiérais lo que oís, :) Mañana, en el caso de que respondáis, añadiré más detalles, por supuesto. 

Por cierto, lo que oye Gutierre lo he puesto también para Oliva, presuponiendo que se lo cuenta.

Debéis decidir si seguirles o no, puesto que en breves la luz desaparecerá y será imposible alcanzarles. Ya me contáis ;)

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02/07/2023, 23:51
Gutierre

Gutierre volvió a salir de su escondrijo y puso toda su atención en las tres figuras que se movían a lo lejos a la luz de un candil. Percibió la presencia de su hermana tras él, asomándose por encima de su hombro para escudriñar la oscuridad.

Son jóvenes... No tienen muy claro dónde van... susurró para Oliva—. Puede que sean solo unos muchachos perdidos o quizás ladrones que buscan un botín escondido... 

Gutierre se dio cuenta de que tal vez estaba dejando volar demasiado la imaginación, pero la posibilidad de descubrir a unos malhechores podría ayudarle a entrar con buen pie en Ávila. Tal vez le consiguiera un trabajo en la guarnición de la ciudad o quizás algún noble quisiera contratarlo como miembro de su guardia. Podría trabajar como guardabosques de un señor, cuidando de su terreno de caza... Tendría una cabaña en la que viviría con Oliva. Ella podría pasear entre los árboles añejos y yo pasaría los días vagando por los bosques de mi señor, guiando sus partidas de caza o echando a los furtivos...

Tengo que seguirles dijo tomando el arco—. Quédate aquí. Volveré enseguida.

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03/07/2023, 00:15
Oliva

Aún podía ver a aquellas personas pero la luz que llevaban iba extinguiéndose cuanto más se alejaban.

La voz de Gutierre le llegó como un silbido traído por el viento.

Son jóvenes... No tienen muy claro dónde van... Puede que sean solo unos muchachos perdidos o quizás ladrones que buscan un botín escondido... 

 Jóvenes...en mitad de un bosque en plena noche. Puede que se hayan perdido de regreso al pueblo pero también podría ser que buscaran algo que nadie más conocía.

Oliva seguía con su idea de cuántos secretos albergaría aquel hayedo y estaba convencida de que los lugareños lo sabrían. Había curanderos en todas partes o eso contaba su padre cuando su madre ponía cara de pocos amigos ante los ungüentos y pociones a los que Oliva dedicaba tanto tiempo como podía.

Tengo que seguirlesQuédate aquí. Volveré enseguida.

La joven agarró con fuerza el brazo de su hermano.

¿Sola? ¿No será más peligroso quedarme aquí en mitad de la noche? 

Ella sabía y su hermano también, porque la había visto llegar alguna noche, de madrugada, a hurtadillas, que no era una mujer que temiera la oscuridad y mucho menos la soledad en la naturaleza. Él nunca había dicho nada de sus idas y venidas, ni siquiera a ella, pero Oliva tenía claro que era su aliado, no necesitaban palabras.

No confiaba en que Gutierre creyera que temía separarse, pero él sabía que le costaba expresar sus deseos, sus anhelos y necesidades. Tenía tantas ganas como su hermano de seguir a aquellos extraños y saber qué era tan secreto como para partir en mitad de la noche a buscarlo.

La mirada que Gutierre le devolvió dejaba claro que la creía capaz de quedarse sola, incluso que tal vez, en otra situación, ella misma lo hubiera deseado. Pero cómo negarle a su hermana pequeña aquella voz enmudecida que nunca soltaba lo que en verdad deseaba hacer por temor a que no fuera lo correcto.

La tomó de la mano y ambos comenzaron a seguir a los muchachos con sumo sigilo. Oliva sacó su pequeño cuchillo mientras se colocaba el saco a la espalda. Su hermano llevaba el arco y se movía como un cazador tras su presa, con paciencia, despacio y la mirada al frente, sin desviarse de su objetivo pero con la distancia suficiente para no ser vistos. Ella también se había acostumbrado a ser ligera como una pluma de cuervo, oscura en mitad de la noche, para no molestar a los animales en su descanso. 

En la oscuridad ambos esperaban cazar sus sueños y convertirlos en verdadera esperanza de una vida mejor.

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03/07/2023, 10:51
Director

Después de ver a aquellas siluetas, andábase Gutierre fantaseando sobre trabajar a las órdenes de algún buen señor, cuidando sus bosques o cazando algunas presas para él. Cualesquier cosa le parecía bien, y aquello de seguirles era una buena aventura. Sin embargo, Oliva no se quedó atrás, pues tal vez aquellas gentes podrían ser boticarios, curanderos o avezados alquimistas que buscaban raíces al abrigo de la noche, plantas en la oscuridad alejados de miradas inquisidoras.

Sea como fuere, no lo sabíais, y por ello decidísteis seguirlos, al menos con la suficiente distancia como para poder escudriñarlos con algo de detalles.

Tras tomar vuestras cosas avanzásteis por el hayedo. Dejásteis atrás vuestro particular refugio y los restos de la hoguera y comenzásteis a andar por la hojarasca. Cuando la luz que portaban estaba a punto de extinguirse en la oscuridad más allá de un repecho elevado, apretásteis un poco el paso. Segundos después, habiendo subido con mucho cuidado aquella pequeña cuesta, la luz brilló mucho, señal de que se habían detenido.

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03/07/2023, 10:51
Ramón, Guillén y Xurio

Entonces os agazapásteis tras una gran roca. Desde aquel lugar estábais protegidos, ocultos, y elevásteis vuestras cabezas unos centímetros para advertir qué pasaba. Las tres siluetas no eran sino la de tres muchachos, de unos veinte años de edad aproximadamente, los cuales se habían detenido en un pequeño claro. Se miraban unos a los otro. Uno llevaba un candil en su mano, y lo alzaba en alto (por ello podíais ver más o menos sus rostros). Otro llevaba un saco abultado y cerrado en su mano, y otro no llevaba nada.

-¿Y ahora qué? Debimos venir antes, antes de la anochecida -dijo el primero-.
-El Cascarejo está por aquí, ¿no oyes su rumor? -añadió otro-.
-¿Qué rumor? Es sólo tu respiración, o el sonido de los insectos y alimañas del hayedo. -intervino el tercero-.
-¿Qué hacemos ahora? Estamos... perdidos. ¿Porqué diantres os hice caso? -de nuevo el primero-.

Parecían tres chiquillos asustados, casi de vuestra edad. ¿Qué diantres harían en mitad del bosque?

Notas de juego

En caso de seguir ocultos (o de marcharos sin ser vistos), haced tirada 1d100 de Sigilo (para evitar que os oigan caminar entre las hojas y ramas del hayedo). En caso de querer interactuar con ellos, no hace falta.

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03/07/2023, 17:42
Oliva

Oliva pudo ver a tres muchachos. Se fijó en el saco que llevaba uno de ellos y se preguntó qué escondería. 

Buscaban el Cascarejo. Trató de escuchar más allá de sus voces por si atinaba a oír el murmullo del que hablaban. Tal vez hubiera un río o un arroyo, con tanta humedad no sería extraño. Tan ensimismada estaba, que no se dio cuenta de que la zona donde apoyaba uno de sus pies yacía cubierta de musgo e iba deslizándose lentamente.

Un momento...Cascarejo... 

Se encontraba tratando de recordar ese nombre cuando el pie derecho cedió del todo y aterrizó con sus posaderas en el suelo mullido, por suerte, de la base más plana de la roca. 

Confiaba en que los extranjeros no se hubieran percatado de aquel ruido pero debía estar preparada para hacer frente a que los descubrieran.

—Lo siento... —Es todo cuanto pudo articular con su boca ante la mirada de preocupación de Gutierre. Al menos no había sido una rama.

- Tiradas (1)
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03/07/2023, 17:56
Oliva
- Tiradas (1)

Notas de juego

Si con Leyendas puedo saber por alguna historia que haya escuchado o me hayan contado qué es el Cascarejo, aquí te dejo la tirada.

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03/07/2023, 18:02
Gutierre

Gutierre asomaba la cabeza tras la roca, pendiente de cada palabra y cada gesto de los tres desconocidos. Si bien eran tan solo tres muchachos, nada indicaba que no pudiera tratarse de tres ladrones en busca de algún lugar donde esconder un botín. ¿Qué se ocultaba en el interior de ese saco? A la vacilante luz del candil, apenas podían distinguirse las formas de lo que contenía. ¿Y qué o quién era ese Cascarejo? Uno de ellos decía que podía escucharse su rumor. ¿Se trataba de un río? ¿Un centenario árbol muerto a través del cual silbaba el viento? Gutierre estaba tan concentrado en sus divagaciones que no se percató de la capa de musgo que cubría la base de la peña tras la que se escondía con su hermana.

Cuando intentó ponerse de puntillas para escuchar mejor, perdió pie de un resbalón y se deslizó por la piedra hasta quedar de rodillas. Durante todo el aparatoso trayecto, su zamarra de piel se había frotado por la roca con un audible runrún. El arco le había golpeado la frente y rebotado en el peñasco.

Gutierre cerró fuerte los ojos, apretando los dientes para no soltar una maldición. Al abrirlos, descubrió a su hermana sentada frente a él.

—Lo siento... —dijeron al unísono.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Dejo la tirada de sigilo (un fiasco), otra de Cultura (por si sé algo del tal Cascarejo) y una última de Descubrir (por si puedo saber qué contiene el saco por la forma que tiene).

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03/07/2023, 22:29
Ramón, Guillén y Xurio

Los muchachos callaron. Estábais ahora debajo de la roca, sintiendo esa sensación en la que a uno le descubren. Tras haberos trastabillado con el musgo de la roca, notásteis que ellos se habían percatado de vuestro error.

-¿Qui... quien anda ahí? -gritó uno de ellos, confirmando que os habían percibido-.
-Maldición, ¿nos van a despellejar? ¡seguro que son... bandidos!
-No son bandidos... Es "la Bárbara" , es ella -el tercero del grupo-.
-¡No lo creo..., bueno, no lo sé! Eso no son más que cuentos... Iré a ver...

Uno de los tres tipos comenzó a andar. Sus pisadas eran cada vez más sonoras, lo cual denotaba que estaba acercándose. Entre él y vosotros estaba ahora esa piedra en la que habíais tratado de pasar despercibidos. Sin embargo, antes de poder recomponeros, un muchacho asomó la cabeza por encima del peñas. Luego miró abajo, hacia vosotros. A su lado, en su mano, asomaba un cuchillo. Pero no lo usó, sólo lo sostenía.

Qui... ¿Quienes sois? -dijo el joven, que tenía un gorro de cuero y no aparentaba más de veintipocos-

¿Quien hay ahí detrás? ¿Es la vieja Bárbara? -preguntó uno de sus acompañantes, varias varas más allá-.

Son... dos... ¡un hombre y una mujer! -les respondió, gritándoles, sin dejar de miraros-. Soy Ramón.... ¿Quienes sois? ¡Hablad! -no os lo ordenaba inquisitiva o violentamente, sino que os voceaba fruto del nerviosismo y la tensión de una plena noche cerrada en un frío hayedo (lo cual era entendible)-.

Notas de juego

Os descubren.

En cuanto a la tirada de Descubrir, Gutierre, ni con un crítico podría saberse qué hay dentro del saco (a no ser que tenga uno visión de rayos X, jeje).