Partida Rol por web

13 de Octubre, víspera del Día de las Vírgenes.

Estaba anocheciendo, tras un día de maniobras de entrenamiento. Aprovechando que la reportera había venido a entrevistarlos, a razón de las desapariciones en el bosque, el equipo de rescate había decidido enseñarle algunas de sus maniobras para que viera cómo rescataban víctimas en la zona. Fuera comenzaba a oscurecer y el frío hacía que sus respiraciones se convirtieran en nubes espesas de vaho al instante.

Aquello estaba lejos de lo que Christina había imaginado. Ella había ido buscando la noticia y una desaparición hubiera sido lo deseado, así como la búsqueda que se desarrolla tras esta. Pero uno no podía elegir por desgracia cuándo se iba a perder alguien en el bosque, ¿verdad?

Se encontraba el equipo recogiendo los bártulos y cargándolos en el furgón que usaban para socorrer a la gente. Había sido un día algo tedioso, porque incluso la simulación había salido algo regular. Ahí no había noticia que remarcar y el equipo de rescate daba respuestas vagas sobre haber encontrado cadáveres o la forma en que fueron encontrados.

Una vez todos sentados e instalados en el vehículo, la radio de centralita comenzó a tirar algo de estática. No había muy buena línea entre el espesor de los árboles, a veces los mensajes tardaban en llegar si es que llegaban.

*sonido de estática*

¿Chicos? ¿Me oís?

Si podéis acabar vuestro entrenamiento,

son nuestra unidad más cercana...

Dos chicos se han internado en el bosque.

*sonido de estática*

Vamos a enviar a otro grupo a ayudar,

pero están a horas de distancia aún.

*sonido de estática*

¿Me copian?

Mihail se movía con el paso lento y desganado que le caracterizaba, un paso que se percibía aún más pausado en virtud de su altura y la longitud de sus extremidades, pero que más bien podía achacarse a la cámara que cargaba al hombro y acaso a la falta de entusiasmo que le ocasionaban aquellas maniobras de boy scout. Si algo tenía en claro es que allí no había historia, excepto para los tres integrantes del equipo de rescate que gozarían de sus quince minutos de fama (que pensándolo bien serían más bien cuatro o tres o tal vez dos, todo dependía de la calidad de los primeros planos que había sacado de los traseros de la parcialidad femenina). Pero el camera man mientras desempeña su labor es un ser indiferente, sin emociones, un agujero en la pared al servicio del voyeur televisivo, un servidor del entretenimiento cuya antorcha olímpica no debe apagarse nunca y por tanto un ser sin libertad, sometido a la intuición de la reportera de turno, esto es, Christina. Pero allí no había historia, no era necesario ir a la universidad de periodismo de San Peter para enterarse, hecho que Mihail procuró exteriorizar de forma no verbal en repetidas ocasiones durante la tarde, con muestras de hastío, resoplidos varios y rodaduras de ojos en la dirección de la reportera.

Al menos el color del cielo se apagaba, lo cual era bueno pues significaba que Mihail pronto podría reposar su propio y singular trasero en un mullido sillón y relajarse un rato, tal vez beber un par de cervezas o un poco de vodka, en todo caso alejarse de la inquietante quietud de aquel bosque y de interminables búsquedas con escaso margen de éxito. Excepto que el sonido indistinto de un walkie se dejó escuchar, dos chicos se han internado en el bosque, es que hoy en día ni siquiera es posible hacer travesuras sin ser detectados por el aparato de espionaje internacional (probablemente un par de viejas provincianas sin nada mejor que hacer que mirar por la ventana). Dedicó una mirada suplicante hacia Christina.

—Por favor, Chris, dime que no... dejad a los críos tranquilos, seguro que han ido a follar, ¿eh? Venga que ya hace frío.

Esto es una mierda.

Desde que descubrió casi de casualidad que en el bosque cercano a San Petersburgo solían producirse cientos de misteriosas desapariciones, le había faltado tiempo para enganchar a Mihail como camera man y hacer una pequeña maleta antes de subirse a un coche. En su cabeza tenía el guion que tenía que soltar, los cambios de planos que su compañero pudiera tomar y sobre todo los testigos a los que debía entrevistar para terminar de redondear la noticia. Drama, desolación, nervios en la búsqueda, un ¡bum! de pistas… iba a ser perfecto.

Pero al llegar todo eso se había desmoronado como si de un castillo de naipes se tratase.

No le importaban saber el tipo de nudos que se hacían en las cuerdas en caso de tener que descender por una pendiente, tampoco la forma de caminar específica en dependiendo qué terreno… ¡Por dios, necesitaba que alguien desapareciera o muriera fulminado en ese mismo instante para tener aunque sea un mínimo de interés!

Aun así había instado a Mihael a grabar planos aleatorios por si había que hacer un montaje, colocándolo en la cabecilla del titular mientras ella se encargaba de entrevistar, o más bien acosar con el micrófono al equipo de rescate para sacar aunque fuera una única frase de interés, yéndose incluso a temas morbosos sobre estados de cadáveres aunque con ello se ganara alguna mirada de desaprobación.

Esto es una mierda.- Volvió a repetir pero esta vez en voz alta mientras buscaba entre sus bolsillos un paquete de chicles de menta, una alternativa que le habían propuesto cuando tenía mono de un cigarro aunque claramente no servía para una mierda. Abrió el envoltorio y lo guardó en el bolsillo junto con otros que debía de tirar en la papelera, no queriendo dejar basura en el bosque, mientras se subía en el vehículo con el resto.

Masticaba en silencio con claras muecas de aburrimiento, estando más pendiente del techo que de cualquier conversación banal que se diera en el interior hasta que escuchó el quejido de la radio, bajando la mirada lentamente.

La olía, la sentía, la percibía con todos los sentidos e incluso creía que sus dedos cosquilleaban en torno al micrófono. Era la noticia que había esperado, un pequeño indicio que pudiera conducirle al culmen de su carrera como periodista. La noticia del año… no, ¡del siglo!

Mihail por desgracia conocía lo suficiente a Christina como para saber que, cuando la emoción la acechaba, se convertía en una especie de animal violento e insoportable que sólo corría en dirección a su presa, en este caso el reportaje que tenía entre manos. Por eso cuando le escuchó hablar, siendo más bien para ella un pitido en sus oídos, chasqueó continuamente los oídos para que se callara mientras miraba fijamente a la radio.

Por tu bien espero que se estén follando a un cadáver de los desaparecidos.- Susurró a su compañero de equipo antes de guardar la compostura, tirando de un escupitajo casi el chicle por la ventana. Se recolocó en su asiento antes de volver a chasquear con molestia a Mihail para que la grabara a ella. Esperó a la señal de su compañero antes de hablar.

Nos encontramos en el bosque con más números de desaparecidos a lo largo del año.- Le dio un golpe con el pie a Mihail aprovechando que no saldría esa parte en escena para indicarle que enfocara el exterior.- Está anocheciendo y el panorama es desolador para el equipo de rescate tras recibir un aviso de un nuevo caso.- Se giró sobre su asiento con disimulada elegancia.- ¿Cómo se organiza el rescate en este momento? – En realidad ya lo sabía, se lo habían explicado, pero no lo habían filmado y quería tener las reacciones frescas, acercándole el micrófono a cualquiera del equipo que quisiera hablar.

Otro día más en el bosque. Habíamos enseñado todas nuestras técnicas a la petarda de la reportera y no nos había casi ni mirado. En sus ojos estaba que preferiría estar entrevistando jugadores de fútbol para ver si alguno le ponía una dacha en la playa. Pero no lo conseguiría, sus años había pasado. El cámara era un tipo de ciudad, en el campo le picarían las plantas y se caería por cualquier lugar. Encima parecía aburrirse. ¡Aburrirse! En el bosque, en uno de los sitios más maravillosos del mundo. 

Al menos esperaba que les hubieran sacado bien...

—¿Una mierda? —la cosa parecía irse de madre— Es nuestro trabajo. No podemos decirte mucho sobre otros rescates para mantener su intimidad, pero estamos aquí para salvar vidas...

Llegó el aviso y les interrumpió, se acercó a la radio mientras escuchaba a la mujer algo sobre follarse cadáveres. ¿Eso era lo que hacían en la ciudad y en la prensa? Probablemente sí. 

—Central, aquí Equipo. os escuchamos. Nos ponemos en movimiento —señaló los cinturones de seguridad y el asiento del conductor a sus compañeros. 

—¿Qué sabemos de los dos chicos? ¿Edad, ropa? ¿Última posición? Venga, dadnos algo y comenzaremos a buscar. 

Dejó a los otros conducir y responder a la pedorra periodista. Ya tenía lo que quería. En el fondo lo que querían todos. Una noche fuera haciendo su trabajo. Perfecto, se cobraba más por esas horas. Y encima si lo hacían bien, las cámaras les filmarían siendo héroes. 

Viktoria no había tomado de la mejor manera la noticia de que iban a tener a un equipo de reporteros pegados al culo. Si bien de puertas para fuera había permanecido impasible, en sus adentros lidiaba con el fastidio y el constante malestar que le producía la presencia de unos desconocidos que, claramente, parecían aburridos con la labor que realizaban y sólo estaban realmente interesados en el morbo.

Las tomas que hayan podido grabar hasta ahora, muestra una Viktoria de semblante sobrio. Aunque sus compañeros, que la conocen, saben que, dentro de esa carcasa de formalidad, se esconde una payasa nata, dada a las bromas que conseguían alivianar un poco las pesadas sombras que este oficio podía llegar a generar en el alma cuando las cosas no acaban con un final feliz.

- Que maja, gracias – dijo con ironía ante el comentario de la reportera, mordiéndose la lengua para no soltar nada más lacerante. ¿Por qué habían aceptado desde arriba meter a estas sanguijuelas aquí? Seguramente habían pagado lo suficiente, pero no a ellos, claro. Ellos serían los que pondrían el jeto y no iban a recibir una mísera retribución.

El aviso por radio le propinó un latigazo eléctrico en la espalda. La energía de los nervios poniéndose en tensión y diciéndole al cuerpo que era hora de entrar en estado de alarma. Ylia fue el primero en contestar y, mientras lo hacía, Viktoria ocupó el asiento del conductor para ir movilizando la unidad.

La sanguijuela del micro esperaba que alguien respondiera a su pregunta, pero ella no tenía la más mínima intención de hablar a la cámara. Así que se hizo la loca deliberadamente. Parecía no ser la única. Lo sintió por Andre. 

"Hoy tenéis prensa. Ponte guapo"

 Puta mierda, pensó nada más levantarse. Pero al final no había ido tan mal. Todo lo que fuera cambiar de rutina y olor a muerto estaba bien. Había pasado el día mostrando técnicas de salvamento que no usaba nunca y que malamente recordaba de la academia. Se van a descojonar cuando me vean por la tele los del pueblo.

Se dejó caer en el asiento de la furgoneta y se encendió un pitillo. Podría intentar percutirme a esta. Seguro que si le cuento cuatro patrañas más me la llevo a tomar unas copas.

El sonido de la radio hizo que se incorporara - Mierda joder - dijo susurrando mientras acababa el cigarro hasta el final. Antes de las copas se estaba imaginando ya como mínimo en casa con los pies en alto cerca de la chimenea.

- Eh Vik date prisa...

Miró entonces pausadamente a la reportera.

- Bueno es sin duda una situación muy comprometida. Perderse en el bosque es muy peligroso, pero hacerlo a estas horas es sin duda lo peor para cualquiera. Vamos a intentar dar con ellos antes de que las temperaturas desciendan. Si no es así...tendremos que volver mañana y la situación será aún peor. Pero no nos adelantemos. Estos chicos están en las mejores manos. Ponemos nuestra vida en riesgo todos los días y estamos acostumbrados a las situaciones más adversas. Daremos con ellos.

*sonido de estática*

Son dos hermanos, entraron por la zona sur.

*sonido de estática*

Nikita y*

*(...)*

*sonido de estática ininteligible*

El walkie no parecía recibir ninguna palabra más que fuera interpretable, por lo que deberían actuar con lo que tenían. Se internaron con la camioneta entre los caminos que cruzaban el bosque, algunos de ellos parecían embarrados y empantanados. Por suerte el vehículo estaba diseñado para ir por aquel terreno y avanza sin mayor rescoldo en el camino.

Finalmente consiguieron aparcar en un sitio más o menos visible, donde el otro grupo de rescate les encontraría con facilidad de ser necesario. Estaban rodeados por un mar de árboles, todos parecían iguales y sería complicado, pero estaban más que acostumbrados a aquel tipo de rescates... Aunque no siempre encontraran a los desaparecidos con vida.

Una ligera niebla comenzó a elevarse, cubriendo los huecos visibles entre los árboles y dando al lugar un aire tétrico. Un escalofrío recorrió a todos cuando bajaron del vehículo, el silencio y la ligera brisa traían malos presentimientos.

El equipo de rescate tuvo un vago recuerdo de uno de sus últimos rescates. El hombre fue encontrado desnudo, semienterrado y cubierto de barro entero. Pero eso no había sido lo peor, por alguna razón su boca y garganta estaban también llenas de lodo. Es como si se hubiera abierto camino entre el limo con su propia boca, tragando el fango que encontraba hasta atragantarse. Aquel hombre había tenido un deseo de morir, un pensamiento de suicidio y había encontrado una forma aterradora de marcharse.

Todos los rescates encontrados sin vida solían ser dantescos y grotescos, el equipo de rescate esperó que este no fuera el caso.

Ylia siguió en la radio, Viktoria conducía y estaba tan cabreada como él. Lo demostraba que no había soltado todavía una de las suyas. André se puso a fumar, ojalá él mismo pudiera... 

—Recibido, dos hermanos. Vamos a buscarlos. Cambio y corto.

Por el camino, se giró a la periodista y a la cámara. Si su voz respondiendo era profesional, ahora se le notaba otra vez el cabreo. Se giró cuando acabó André. Él también les daría material, por si querían usarlo. 

—Es habitual que recibamos este tipo de avisos. No muy claros, una zona vaga, sin descripciones. Nosotros vamos donde sea, la rapidez es esencial. Esta noche incluso podríamos dedicarla por entero a rescatarlos. Compréndanlo, es necesario, hay vidas en juego. 

A pasearse el bosque de noche, par de picaflores de ciudad. Y no os pienso dar de mi café ni de mi suministro especial. 

—Algunas veces los espectáculos no son agradables. Si les ven... déjenos actuar. 

No sé por qué ahora he recordado al chico del lodo. Uf. 

Ylia finalmente se animó a hablar para la cámara, pero Viktoria seguía aferrada al volante, dirigiendo el vehículo a una zona accesible del acceso sur del bosque. La conducción por aquellas zonas inhóspita no era sencilla, así que se concentró en tratar de no acabar empotrados contra un árbol o en un arcén. 

Por el camino desconectó con la sierra unos largos segundos, rememorando el hallazgo del tipo enterrado en lodo. La imagen la había atormentado durante días y, sobre todo, noches, en las que las pesadillas le arrancaban el sueño en mitad de la noche y no podía volver a conciliarlo. 

Detuvo el vehículo al encontrar un lugar apropiado y bajó de él, recibiendo una bofetada de frío que le hizo reajustase el parka del uniforme.

- El terreno es complicado, así que por favor, no hagan una tonteria que nos complique el trabajo y ponga sus vidas en juego - añadió, más para ellos que para la cámara, mientras bajara lo equipación.

Necrofilia adolescente en el bosque. Perturbador. Mihail dirige la cámara hacia Christina, quien no pierde tiempo en indagar más al respecto pero al mismo tiempo falla estrepitosamente en disimular la expresión orgásmica de su rostro. Lo bueno de controlar la narrativa de una historia es que no sólo es posible cortar y editar las imágenes sino incluso tergiversar convenientemente la realidad, interpretar el gesto arisco de Viktoria o Yila con una voz en off que afirme "El equipo de rescate está tan absorto en su trabajo que apenas tienen tiempo de responder a la reportera". Al menos Andre se mostraba más colaborativo, y hacía allí enfocó su cámara. Bien, esperanza, una búsqueda contra reloj por el frío, heroísmo. El camera man hace un primer plano del rostro del rescatista, un semblante curtido por el frío o tal vez sonrosado a causa de alguna secreta provisión de vodka, esas cuestiones siempre quedan en manos del televidente (Mihail apuesta por lo segundo). El walkie aporta más ingredientes a la historia, uno de los chicos se llama Nikita, nada como un nombre común para ganarse la empatía del pueblo, mira Nikita, como mi nieto, podría haber sido él y Mihail casi puede sentir, físicamente, la secreción de excitación corporal que todo esto provoca en Christina. Finalmente Yila decide colaborar, y se hace ganador por tanto del segundo primer plano de la noche.

Al descender de la camioneta no logra evitar una leve mueca de disgusto al notar como sus botas se hunden en el fango. La niebla dotaba al bosque de un aspecto velado, misterioso, desolado, para nada sexy, para nada una cañada donde desfogarse con tu noviecita, aunque ya había quedado establecido que se trataba de una pareja de hermanos. Entonces la tercer rescatista decide intervenir, ya era hora, era conveniente tener un primer plano de ella antes de adentrarse en la espesura de los árboles, pero Mihail en su afán por capturar aquellas palabras de advertencia casi se da de bruces con el rostro de Viktoria.

—Venga, tu turno. ¿Puedes repetir eso? —desde allí tenía el ángulo perfecto para escrutar los orificios nasales de la chica— Te tengo como en la peli esa americana... la de la bruja del bosque. Baywatch.

Andre era el único que parecía querer cooperar por el momento, por lo que durante el trayecto aprovechó para hacerle más preguntas con tal de sacarle un poco de información. ¿Cuántos desaparecidos pueden haber por semana? ¿Edad promedio? ¿En pareja o solitario? ¿En qué estado suelen encontrarlo? Usaría sus respuestas para ponerlas como voz en off sobre algunos planos demoledores con tal de impactar al espectador, no queriendo usar demasiado sus caras. Todos con la cara pixelada. Diremos que es para guardar su anonimato.

Otro parecía cooperar, dándole una indicación que claramente que quería agarrar con fuerza. Espectáculo no agradable.- Christina no creía en Dios pero alzó la mirada en una especie de rezo, pidiendo que los dos hermanos fueran niños. De alguna forma que no lograba entender a los espectadores les daba una mezcla de morbo y pena que los desaparecidos fueran menores de 16 y mayores de 50. Si estaban dentro de esas edades y no tenían ningún tipo de problema mental, pensaban simplemente que eran gilipollas por meterse en un bosque con tanta tasa de desapariciones.

Al bajar del coche sintió un escalofrío que recorrió desde los dedos de los pies hasta la nuca, acomodándose en el chaquetón y frotándose las manos para darse un poco de calor.

Vamos a filmar una secuencia de búsqueda. – Viendo que Mihail estaba ocupado con la conductora, la reportera se dirigió hacia el resto mientras oteaba por los alrededores.- Vosotros podéis hacer como que buscáis por… allí mismo.- Señaló una zona apartada, pero que se vieran ambos de fondo, detrás de ella.- Os haremos también planos de cerca y meteremos vuestras respuestas.

El equipo de rescate se internó en el bosque, tras hacer sonar una sirena en la furgoneta, con ella los desaparecidos podrían saber que les estaban buscando. Los desaparecidos podrían tratar de moverse hacia el lugar del que vino el sonido, en la teoría era una gran idea pero en la práctica quien no había salido del bosque ya, no osaba moverse hacia donde se oía aquel ruido estridente.

Caminar entre los árboles parecía menos complicado que hacerlo sobre el camino embarrado, el lecho de hierbas hacía que el suelo no cediera ante su peso. El calzado de los reporteros no era tan impermeable como el del equipo de rescate, pero hacía su función. Las haces de las luces de las linternas se esforzaban por cortar la niebla que subía de la humedad del suelo, pero no permitían ver igualmente más allá de cinco metros delante de ellos y estaban obligados a avanzar.

Era lógico que alguien se perdiera allí, no por las historias o los cuentos de viejas, aquel lugar era inhóspito. El que nadie quisiera pasar por aquella zona significaba que si te perdías había menos probabilidad de encontrar civilización. 

Los ojos de la reportera no buscaban lo mismo que los de un equipo de rescate. Ella se fijaba en los detalles, en cada árbol y arbusto. Cualquier cosa extraña que pudiera saltarle a la vista, que pudiera significar algo y le diera una exclusiva que le hiciera saltar a la última hora del noticiario y eventualmente a presentar el mismo gracias a esa fama.

Por todo ello se sobresaltó cuando su linterna pasó sobre la superficie de uno de los árboles, mostrando un grabado extraño y singular. Ese gesto no se le pasó por alto a su cámara, que esperaba que su compañera tuviera una buena exclusiva que él pudiera captar.

¿Quién habría hecho aquello? ¿Por qué se encontraba en aquel bosque que hablaba de leyendas e historias para no dormir? ¿Qué significaría?

En uno de los troncos el equipo de rescate veía algunos grabados, los cuales no les eran desconocidos. Nada importante a remarcar, pues los lugareños los dejaban hace décadas para mostrar el camino, para apaciguar a los espíritus o para marcar el camino hacia algún lugar sagrado. El bosque estaba lleno de esas marcas.

Ese parecía indicar un lugar maligno. La cabeza puntiaguda indicaba algún tipo de espíritu maligno, las piernas torcidas como si fuera una rana indicaban que el espíritu estaba deformado o lisiado. Los aldeanos dirían que no es buena señal, pero eran gentes humildes, algunos de ellos ni siquiera sabían qué era internet... Viejos supersticiosos.

André siguió contestando preguntas ¿Cuántos muertos? Ni él lo sabía. Había invertido demasiado dinero en alcohol enterrando recuerdos como para ahora echar la vista atrás. Contó cuatro patrañas donde los rescatadores quedaban como semi héroes y los excursionistas como paletos que parecieran merecer esas horrendas muertes, haciendo incapie en el mensaje de evitar el bosque en lo posible, como si le importara. Todo esto mientras iba pensando que tenía todo el perfil de ser de estas que están follando e interrumpiendo preguntando por otras historias. Para una noche no está mal. 

Al ver como Viktoria tiraba del freno de mano sacó la cabeza por la ventana. Aquello pintaba mal y olía peor. Miró al suelo y seguidamente al cielo y se subió la cremallera hasta la barbilla. Recordó aquel muchacho que se había hartado de comer barro hace unas semanas, cerró la ventanilla y con la cremallera entre los dientes bajó de la furgoneta. La chimenea y las copas se terminaron de esfumar.

Miraba de reojo la escena del cámara con Viktoria sonriendo, mientras se resguardaba del viento para encender un pitillo. A ver cuanto aguanta esto.

Se subió a la furgoneta nuevamente e hizo sonar la sirena. No servía para nada, pero hoy encima había cámaras. Miró la brújula de su reloj y se dirigió a Ylia que parecía menos ocupado:

- Estamos en el sur. Vamos para el norte y vamos viendo como siempre.

Al escuchar de nuevo a Christina:

- Sí, tenemos que ir en aquella dirección. Si queréis ir sacando un plano mientras nos dirigimos hacia allí. Pero no os alejéis. 

La tensión hizo que no dedicara las mejores palabras al cámara cuando este se acercó para atosigarla. Estaba trabajando, si, pero son su trabajo entorpecía el suyo. 

- No voy a repetir nada - contestó seca, mientras apartaba con cuidado la cámara de su cara. Sólo faltaba romper aquel caro cachivache. Capaz que se lo descontaban de la maldita nómina. - No vamos a grabar escenas de postureo, vamos a trabajar. Hay vidas en juego y tampoco vamos a parar si no es porque el rescate lo pida expresamente- espetó mas seria a la reportera, tras escucharla de fondo dar ordenes a sus compañeros para que se pusieran a "hacer como que buscaban" mientras estaban a contrareloj. Aunque Andre hace caso omiso de las palabras de la reportera y deja claro que iban a dirigirse hacia su trabajo y ya, Viktoria quería también dejar algunos puntos claros. 

Cuando por fin se enfocaron a lo que iban, el entorno se encargó de hacer que el malestar se ocultara en algún lugar recóndito de su cabeza. Ahora tenía que estar en lo que tenía que estar. Un paso el falso podría acabar fácilmente en un esguince y entonces el trabajo se jodería. Por eso se centró en el camino, en pisar por donde debía, siguiendo el lecho de hierbas, manteniendo el haz de su linterna hacia el frente.