Partida Rol por web

 Me detengo en la puerta, justo en el umbral. Ya estaba mosca con el suceso al entrar, pero que el tendero lo mencione ya me obliga a detenerme sobre ello.

 Me giro y contesto al hombre.

 -El agua siempre es interesante... Puede ser digno de renacimiento y vida, pero es tan flexible que puede ser una fuerza destructora o moldeadora.

¿Usted que cree?

Alex esperó a que el resto del grupo saliera del coche. Estamos de acuerdo que poca culpa tienen por la putada de que petara el coche, pero joder que poco previsores; en cuanto han visto la tenue luz de la gasolinera les ha faltado ponerse a babear. Al salir del cehiculo se queda mirando a la cuadrilla y pocas ideas positivas le vienen al observar a cada uno de los sujetos. Es verdad que se dijo que iba a tener paciencia, pero es que joder, menudos personajes. Mientas Alex ve como Conrad acecha desde fuera del establecimiento un sonido liviano pero ensordecedor hace vibrar toda tu cabeza y sientes como el impacto con tu piel de una pequeña gota hace que esta reviente salpicando en porciones mas pequeñas pero increiblemente pesadas. Entonces parece que alguien volviera a darle al "play" y la realidad volviera a su velocidad normal.

Te miras el brazo donde a caido esa gota. - Pero que mierda tan buena se ha fumado ese crio del que he bebido.- Piensa Alex mientras se mira algo flipado por esa sensación. Por miedo a que alguna paranoia rara le volviera a dar, se acerca hacia el establecimiento para centrarse en lo que esta ocurriendo y asi olvidar esa paranoia.

- Lo que tu digas, chaval.

Dice el hombre volviéndose hacia la pantalla y apagando el cigarrillo en la misma lata de antes.

Conrad busco las llaves de la furgoneta pero fue cuando abrió el parasol cuando estás hicieron acto de presencia.  Conrad sonrió para si al ver que las viejas costumbres no parecían acabar en los lugares apartados como aquel.

El sonido de una puerta llamo su atención, seguramente sus compañeros saliendo de la tienda, Conrad echo un vistazo por el palabritas para ver si los divisaba mientras probaba la llave en el viejo contacto.

Vamos pequeña

 Me quedo unos momentos pensativo en el umbral de la puerta, finalmente parezco descartar lo que fuera que pensaba. Me encojo de hombros y abandono la tienda.

 Camino hacia la carretera, donde nos hemos separado antes, y espero al resto.

-Habrá que ver qué hacemos...

Fuera de la tienda el aire fresco del campo abierto se entremezcla con el fuerte olor a gasolina cuando aparecen Neil y Angelica de la tienda, el primero con un par de bolsas de patatas veganas y unos refrescos, y la segunda con aspecto frustrado.

Alex con los párpados caídos sigue al lado de las mangueras dispensadoras, mirando con interés su propio brazo hasta que os escucha salir y levanta la vista.

La estación de servicio está en absoluto silencio cuando de repente el rugido de un motor viejo carraspea un par de veces y ruge como un trueno con la intensidad de una fuerte pisada al pedal del gas.

Conrad, en la parte trasera ha conseguido poner en marcha la oxidada camioneta y los que estáis cerca de la puerta veis como el sonido del motor ha puesto en alerta al dependiente que levanta la cabeza para tratar de ver a través del cristal y agarra algo bajo el mostrador.

Angelica sale de la tienda, pensativa. "Cuidado con las gotas". El viejo puede ser algo más de lo que parece. Supuestamente, también Neil percibió el extraño sonido. Quizá sus dones le hayan permitido "ver" más allá. Desde luego, su perorata "new age" no era la más adecuada para un hombre curtido.

La joven mira a Alex, pasa junto a él y se para en mitad de la carretera, cerca de Neil. La noche es muy fresca. Se muestra encubierta no solo por la niebla, también por sucesos extraños que irán a más. Angelica pone los brazos en jarras, dispuesta a caminar las cuatro millas que los separan del sanatorio. Vuelve a patear la lata de cerveza con sus botas de cowboy.

—Eso los molesta —dice.

En ese momento se oye el ruido de un motor que arranca con dificultad. Viene de detrás de la estación. Angelica vuelve rápida hacia la gasolinera. Se percata de que Conrad no está. ¿Habrá sido él? Un vehículo les vendría de maravilla. El viejo de la tienda parece que coge algo y se prepara para salir. Angelica permanece atenta a su reacción.

El sonido del motor es música para los oidos de Conrad, quien aprieta el gas de la vieja furgoneta sin ninguna marcha para quitar el polvo de motor, echó un vistazo al contador del depósito para asegurar que llegarían a su destino.  Una vez hecho esto ya no había razón para permanecer allí ni un minuto más.

El cainita quitó el freno metió la marcha y saco de su letargo a la vieja furgoneta para llevarla a la parte delanterá y recoger al resto antes de emprender la marcha, los cuales sin duda se habían percatado del ruido del motor ya que era poco más lo que se escuchaba en aquel lugar.

 Me muevo con ligereza y ánimo a mis compañeros. La cuenta es fácil, aquello está desierto, falta Conrad y se escucha un motor.

 -Vamos vamos! No creo que le guste mucho que le pillemos prestada el coche...

 Digo mientras echo un ojo hacia dentro del establecimiento.

 Avanzo rápido hacía Conrad y monto de copiloto.

El sonido ritmico que las botas de Angelica producian al caminar sacaron a Alex de su pequeño trance. La chica patea una lata y dice algo que  no consigue escuchar. Su pose muestra una actitud de descontento. "Esta chica nos traera problemas, fijo." Piensa Alex cuando el estruendo de un viejo motor despertando de su letargo resuena por todo el lugar. Una vieja camioneta sale de la parte trasera de la estación de servicio. Despues de que los focos cegasen durante un isntante al cainita, Alex consigue distinguir la figura de Conrad haciendo gesto para que se montaran. Alex mira hacia el establecimiento y ve al dependiente salir del mostrador sujetando algo, aunque no consigue distinguir que es, y tampoco tiene intención de averiguarlo. Corre hacia la parte trasera de la furgoneta.

Las ruedas del vehículo queman goma con la precipitada frenada justo delante la puerta del establecimiento. Neil y Alex no dudan en lanzarse al interior del automóvil, el primero en el asiento del copiloto y el otro en el asiento trasero.

Angelica parece dudar unos segundos a la espera de la reacción del propietario que no se hace esperar.

La puerta se abre de una patada y un fogonazo directo de la escopeta del viejo Walker escupe un racimo de perdigones sobre la furgoneta.*

—¡No! —grita Angelica y dirige la palma de su mano hacia el hombre—. ¡No dispare! ¡Escúcheme, por favor!

El gesto de súplica en su cara es tan marcado como en el tono de su voz.

El grito de Angelica queda ensordecido bajo la detonación del arma.

 Angélica me gusta, parece una mujer cabal buena, pero no es el momento de educar a "los gentiles" 

 -Angelica! Sube!! Ya se la devolveremos!

 Grito mientras agacho la cabeza, intentando evitar ser impactado por la perdigonadas.

Al oír la advertencia de Neil, Angelica se arrodilla sobre una pierna, intenta sacarse un anillo de oro del dedo anular precipitadamente. Se atranca. Levanta la cabeza y mira al hombre con miedo y agitación. Lo consigue al cabo de unos angustiosos segundos y lo lanza hacia el anciano.

—¡Tómelo en prenda! —grita. Empieza a caminar hacia atrás con los brazos estirados, de forma lenta, como apartándose de una fiera. Se gira y corre hacia la furgoneta.

Conrad freno en seco la furgoneta al ver que Angelica no había subido y permaneceía junto al dependiente del cual Conrad no se había percatado hasta aquel momento.

El fogonazo aceleró la situación apremiando a salir de allí cuanto antes, Vamos tenemos que irnos  dijo refiriendose a la cainita lo siento se la devolveremos terminó por decir al viejo que mantenía el rifle a la vez que volvía a acelerar suavemente dejando tiempo a Angelica para alcanzar la furgoneta antes de salir.

Una lluvia de cristales os cae encima a Conrad y Alex que conseguís poneros a cubierto instantes antes que el disparo impacte de lleno en las ventanillas de la furgo. Neil, no tan rápido como los otros, tiene que cubrirse con el brazo para que la metralla no le alcance la cara y siente las punzadas de algunos perdigones hendirse en la piel.*

El viejo Conrad sigue la trayectoria del anillo con la mirada, momentos que Angelica aprovecha para meterse en el coche corriendo.