Partida Rol por web

El plan de huida de Vero no tenía ningún tipo de agujero. Son embargo, al correr hacía la salida se dio cuenta de que se encontraba en el primer piso y que bajar por ahí no podría ser sin dar un buen salto. Al final si había un agujero, uno con una caída bastante grande. 

No le apetecía matarse haciendo balconing, eso se le dejaba a Silver, que aunque no era británico, si era anglosajón y suponía que ese tipo de tara que impedía a los ingleses comprender el funcionamiento de un balcón, podía ser un fallo cromosómico propio de los anglosajones.

Por ello Vero, simplemente detuvo su huida, agarrando de la mano a Silver y tirando de él camino de las escaleras hacia el primer piso. Sin duda era imperioso salir de ahí cuanto antes.

Miró divertida a Sam cuando hizo el comentario sobre el pobre Arturo. No le preocupó en demasía el cómo podía tomarlo éste, pues pensaba que el hombre lo recibiría como un cumplido.

Lexi se preguntaba si el director y Ramzi habían olvidado que ella entendía cuanto decían. ¡Vaya tela! De todos modos simuló no haber escuchado los comentarios. Estaba solo pendiente de descubrir esa maravilla de pergamino. ¡Por Dios qué emoción! No podía esperar.

Pero un segundo temblor, más intenso que el primero, le hizo cambiar la cara por completo. Vale... esto no mola nada. Le parecía genial que algunos le diesen normalidad a los temblores, pero desde luego no era su caso. Además era muy raro. Había escuchado ruidos de cristales fuera, pero en la cámara no se había caído ni roto absolutamente nada. Además, esa repentina oscuridad solo contribuía a inquietarla todavía más.

¡Ya es mala suerte! Fuese un terremoto o un atentado, como suponía Hawass, la esperada visita parecía tocar a su fin apenas haberla empezado. En cualquier caso el motivo era serio, así que no había discusión posible.

Miró por si había altavoces, pero no. ¿De dónde venía? Era una voz profunda que parecía abarcar todo el edificio. Le gustaban las voces graves, pero ésta, más que agradarle, le helaba la sangre. ¡Hablaba en una lengua antigua! ¿Sería egipcio antiguo? Si era una broma de mal gusto debía reconocer que lo estaban haciendo bien, pero aun así no tenía ni puñetera gracia. Más que pensamiento fue la inercia lo que la condujo a solucionar la duda. Todos salieron de la sala y Lexi se apoyó en la barandilla, totalmente impactada al ver de dónde procedían esa especie de rezos o lamentos. ¡Ni más ni menos que de una estatua de 5 metros! Vale que había disfrutado la noche anterior y se había pasado un poquillo. Bueno, un poco bastante, pero no tanto como para tener alucinaciones.

Fue incapaz de apartar la mirada hasta que la estatua dejó de hablar. Y fue ese un punto de inflexión, como cuando te remolcan hacia arriba en una montaña rusa, poco a poco, torturándote en una escalada que parece no tener fin y vas viendo como el mundo se hace más y más pequeño mientras te preguntas por qué narices te has subido si tienes vértigo. Pero ya no te puedes bajar. Y entonces llega el segundo más temido. Se escucha un “clic” y se te para el corazón. Esa pequeña respiración de las clavijas justo antes de soltarte al vacío. Puro terror.

Miró a los expertos. Eso no arregló mucho la situación. Estaban más blancos que los polvorones que le habían regalado la anterior Navidad. Mal asunto -pensó. Entonces, del interior de un sarcófago salió alguien, asustando tanto a Lexi que dio un pequeño salto y un gran grito. Afortunadamente, se trataba solo de otra turista. La traductora la miraba totalmente perpleja, sin entender qué demonios hacía.

Cuando habló del robot no supo bien qué pensar. Sin duda era la explicación que mejor la hacía sentir, pero había un no sé qué en todo aquel asunto... ¿Qué sentido tenía un robot? Si fuese como aporte informativo sería en una lengua comprensible para los visitantes. Pero no, a juzgar por su cara ni siquiera el director sabía a qué venía todo aquello.

Entonces apareció un... no sabría cómo definirlo, vendado cual momia. A Lexi le sacudió un escalofrío de pies a cabeza. ¿Era un animal? ¿Un mono? Daba muy mal rollo. La chica guapa se hacía selfies mientras Lexi solo pensaba, ¿Qué haces? ¡Vete! El mono aquel le daba tanto miedo como grima. Tenía el estómago encogido. No era normal, ni por el aspecto, ni por su conducta ni porque hubiesen dejado entrar un simio allí.

-¡¡¡JOOODER!!! -exclamó Lexi, a la que no habían escuchado una palabra fuera de lugar en toda la semana. Jessie lo describió a la perfección: ¡la había dejado seca!

Sintió un hormigueo por las piernas y una necesidad tremenda de salir. Cogió a Sam de la mano, estirándola con ella junto a Ramzi y el director del museo.

-¡Sáquennos de aquí! -dijo seria-. ¿Hay una puerta de emergencias? -Ojeó rápidamente el plano sin perder de vista a los dos hombres. Eran los responsables. Al menos lo era Ramzi de su grupo, así que tenía que velar por ellos. -No perdamos tiempo, ¿podemos salir por aquí? -señaló la pequeña puerta lateral del piso inferior. Estaba cerca. Podían escapar todos si no se entretenían.

Parecía que Sam era un tanto borde conmigo, cosa que aprovechó el ovejo de Manu para vacilarme. La chica era guapa y atractiva, pero perdía con esa actitud. Hice oídos sordos a los comentarios jocosos, para centrarme en lo que decía el profesor Sai Jagüás, no sin antes soltarle una perla a Manu. Al menos Silver me apoyaba.

-"Espero que no me vuelva a pillar con la bragueta, se pasa muy mal. No te he dado todavía las gracias por tocarme los cataplines y la cola, chatín."

En unos segundos, todo se aceleró. El nuevo temblor, los cristales rotos, la voz de ultratumba, la palidez en los rostros de los presentes, los gritos, el apagón de las luces y la oscuridad del Sol, etc... Una estatua de cinco metros estaba hablando en una jerga que no entendía. Sería vasco, chino o alemán, por lo menos.

-"¡Joder, joder! Chatín. ¿Pero qué coño pasa aquí? Manu, graba. ¡Por tu padre! Que de aquí salimos con un notición..."

El guarda de la ametralladora salió corriendo y abajo, en la sala principal, una inconsciente joven empezó a hacer el pavo junto a la estatua parlanchina. Sabía que había chavales y chavalas que hacían esas tontería hoy en día, me lo había enseñado Manu por el móvil. Miré de reojo a Silver, pues sino recordaba mal, él era uno de aquellos jóvenes que se dedicaban a esas cosas. Este se puso como un gallo al ver aparecer a esta chatina, lo mismo la conocía.

Volví la mirada a la bella chatina de abajo, ya que un mono lleno de papel de culo amarillento (sería reciclado) se le había acercado y subido al hombro. A los pocos segundos, esta empezó a chillar como un cerdo. Algo la estaba haciendo el mono que la dolía un montón. ¡Hasta salía humillo de la joven! Cuando terminó de chillar, el cuerpo inerte y escuchimizado de la exmodelito cayó al suelo de golpe. Solo quedaban huesos y el jodido mono, que se estaba recomponiendo o algo así. El resto de la gente del museo empezó a chillar como una piara de cerdos. Yo estaba flipando, la verdad. En ninguna película había visto tan buenos efectos especiales. ¿Nos estarían grabando con cámara oculta para ver nuestras reacciones?

La gitanilla soltó una estupidez, acorde a ella, que fue ignorada hasta por su novio yonqui. Vero, que había pasado a ser la borde número dos, por detrás de Sam, dijo una paparruchada.

-"¿Cómo que es fruto de la histeria colectiva? ¿Piensas que nos estamos volviendo todos locos? Yo he visto lo que he visto y si no son efectos especiales de un programa de cámara oculta, ese mono se ha comido a la chatina esa. Y viendo la cara de cacahuete que se le ha quedado a Manu y a esos dos (Ramzi y Hawass), creo que esto va muy en serio."

Silver y Vero empezaron a correr como pollos sin cabeza, Manu no dejaba de grabar con su minicámara japonesa de último modelo (ya sin esa sonrisilla socarrona en el rostro), las dos chatinas buenorras se abalanzaron histéricas sobre los árabes para preguntarles por una salida, los demás gritaban y se llevaban las manos a la cara horrorizados. Y aquí estaba yo, pensando si hacerme cargo de la situación o no. Como buen asturiano, no me iba a achantar con estas cosas, no señor. Si había que erigirse en el salvador de estas nenas, yo sería su Superman.

-"A ver chatines." Dije dirigiéndome al dueto fantasmal. "Como bien dice Lexi, tenemos que salir de aquí cagando leches, ¿comprendéis? Salir a todo trapo, a toda velocidad. ¿Por dónde se sale más rápido del edificio?"

El museo se llenó de gritos y sonidos de cristales rotos por doquier, mientras los visitantes intentaban huir cuales hormigas a las que les persigue una lupa gigante en un día de verano. Manuel grababa sin quitarle ojo a nada de lo que estaba sucediendo y olvidó hasta contestar a Arturo, devolviéndole sus puyas con retranca y un pelín de mala leche, pero aquello, aquello era mucho más grande que el nombramiento de un Papa. Enfocó a Arturo y le dijo

- Ahora tienes que decir algo, cuenta lo que estás viendo, lo que estás sintiendo. Cagonmimadre, de esta nos dan el premio Pulitzer, que digo yo, el Nobel... di algo y por tus muertos, no digas chatín, que esto es lo más grande desde que se inventó el huevo frito!

Gregorio se encaró con Vero de forma violenta, para los estándares de alguien tan pusilánime, poniéndole un dedo encima del hombro y dándole múltiples toquecitos para llamar su atención. Carraspeó y le dijo

- Perdóneme señorita pero aquí no hay ningún loco, todos lo hemos visto y el humo ese huele que apesta. Será usted una psicóloga pero yo me he leído todos los tratados de psicología de la biblioteca y no tiene razón. Esto es..... un ultraje, exijo mi dinero de vuelta. TENGO MIS DERECHOS!!!

Los más rápidos en reaccionar sacaron los planos para intentar encontrar una vía de escape, parecía clara, bajar por la escalera que había subido y desde allí salir por la salida lateral. Todos miraban a Ramzi como si sus funciones de guía siguieran vigentes en ese momento. Abajo el mono empezó a dar vueltas alrededor del montón de ropa y polvo que antes había sido Bianca, metió la mano en él y extrajo un brazalete dorado que debió permanecer a la difunta para ponérselo a los pies de la estatua parlante. Mientras seguían debatiendo el camino en el hall entró un pequeño perro, parecido a un galgo pero mucho más delgado y con el cuerpo cubierto de vendajes. El perro se detuvo frente al mono y ambos levantaron la vista hacia arriba mientras los gritos resonaban por todo el museo, gritos de pánico Y ruido de cristales rotos, eso fue lo que oyeron mientras corrían hacia la escalera a toda la velocidad que les daban las piernas.

Habían llegado a la habitación cercana de las escaleras cuando escucharon los gritos que venían de la escalera, gritos y una letanía en egipcio antiguo que no presagiaba nada bueno. El policía que cuidaba del grupo se dirigió hacia las escaleras mientras el director del museo les pedía silencio y los metía en la sala de la sala de la exposición de Tutankhamón y corría las cortinas para que nadie les viera. El policía abrió fuego con la ametralladora, como si las balas no costaran dinero, haciendo que los pasillos resonaran la canción de las lluvias de plomo. Todos aguardaron impacientes mientras Ramzi se acercaba a la cortina y se asomaba a ver que había pasado. No tardó en meterse hacia dentro y pedirles que guardaran silencio.

Manuel no dejaba de grabar aquello, como si fuera un cámara de un reality show, y por algún motivo extraño tanto Jessie como Ricard permanecían extrañamente callados. Sam miró a Silver anhelante pero se abrazó a Lexi con la cara desencajada de miedo mientras Ramzi y el director Hawass se miraban como si aquello no fuera posible.

- The never ending night. It's impossible - Gregorio se quejó de que el tour era un Tour en Castellano y que iba a ir a consumo a ponerles una reclamación que se iban a enterar. Jessie decía que ella también iba a reclamar y con las pasta se iba a poner unas tetas copa G. El Neng no parecía reaccionar, ni siquiera la mención a las tetas le había hecho reaccionar. Hasta que le dijo a Pablo, que de fútbol no tenía ni idea pero parecía tener buenos ojos

- Hostías, neng, de verdad que la rubia esa que se estaba follando a la estatua se ha muerto? De verdad, neng? No lo estoy flipando?? Neng, esto es muy fuerte, esto es como un concierto de David Jeta en Castefa neng!

Ramzi bajó la voz y fulminó a todo el grupo con la mirada mientras les pedía silencio. La letanía en Egipcio antiguo de una de esas criaturas estaba justo en la entrada de la habitación P13. Aguantó el aliento y puso las manos junto a la cortina como si eso fuera suficiente para detener a las criaturas. La cortina se movió ligeramente pero los pasos de la criatura, un ser bípedo por el sonido,  se alejaron mientras Ramzi se acercaba al grupo con cara de miedo. Con un hilo de voz le dijo en castellano. - La noche sin fin, el juicio de Osiris.... no puede ser, solo aparece una mención a la noche sin fin...no.... - Se giró hacia Zahi Hawass y le preguntó algo apremiante en árabe ^1. El director le miró en silencio con la mirada vacía, temblando.

1. Director, ha entendido lo que decía la estatua? Que ha dicho? No se puede hacer nada...

Gregorio le martilleó el hombro de forma muy desagradable mientras la sermoneaba. Aquel tipo no era más que un ratón de baja biblioteca, que posiblemente trabajara para Hacienda o en el registro de entrada de alguna administración pública, jugará todos los viernes por la tarde a algún juego de cartas con sus mismos tres tristes amigos, llamándose alguno de ellos José Antonio y otro algo así como Zacarías o Rigoberto y definitivamente viviera con su anciana madre, la cual aún le mangoneaba como si fuera un adolescente. ¿Y cómo lo sabía? ¡Era psicóloga! 

Fuera como fuera, aquel tiparraco insoportable tenía razón. Aquello era verdad de la buena. Una verdad difícil de creer, pero así era y no podía negarlo. Lo que tampoco podía hacer era reconocer que se había equivocado. Los psicólogos nunca se equivocan, pues siempre llevan la razón e ibas demostrárselo a aquel esmirriado. 

- Veo que gracias a mi intervención, usted, señor Gregorio, ha logrado romper esa barrera que se interpone entre la fantasía y la realidad y ha podido afrontar la situación con entereza y determinación. - Asintió con la cabeza. - Ese era mi objetivo desde un buen primer momento. 

Entonces Vero sintió algo. Miró a su alrededor concentrándose y entonces lo localizó...

Vale, si Lexie estaba gritando improperios, era que tenía razón en estar asustado. Sus ojos fueron enseguida a ella y Sam, esperando a ver su reacción, y al ver que la traductora tiraba de su amiga, respiró un poco más tranquilo. Claro, cuando pensaba salir de ahí, tirado de mano de Vero, se encontró con Gregorio y una perorata financiera. Para hacer que lo mirara, lo tomó de un hombro y lo giró, clavando sus ojos en los de él - Greg, te lo devuelvo yo, pero ahora CORRE - le aconsejó, dándole una palmada en el brazo antes de echar a correr él mismo sin soltarle la mano a la psicóloga.

Como si un mono momia del averno haciendo ofrendas a una estatua que hablaba no fuera suficiente, pronto llegó un perro a hacerle compañía. Ahora mismo, no podía agradecer más la distancia que les separaba, porque por mucha fe que se tuviera, el autoestima no le daba los poderes sobrenaturales que esos bichos obviamente tenían.

Con el corazón en la mano, se dejó guiar a ese rincón tras las cortinas donde el director del museo los ocultó. Esta vez no entró último, porque estaba claro que Manu quería grabarlo todo, pero sí esperó a que las chicas lo hicieran antes de entrar él mismo. Nunca en su vida había escuchado una bala ser disparada, mucho menos una ametralladora, así que mentiría si no admitiera que estaba asustado. ¿Quien no lo estaría en esa situación? Sin embargo, aun con la respiración agitada, intentaba mantener el silencio lo mejor que podía, reposando una mano en la espalda baja de Sam a modo de apoyo sin querer separarla de Lexie, en cuyo abrazo se refugiaba la rubia.

No tenía idea de qué era la noche sin fin, pero sí sabía que de pronto se había hecho de noche, así que parecía probable. Más allá de eso, la parte de juicio tampoco sonaba a buen presagio. ¿Y que demonios había sido eso que había pasado en dos patas? No le había parecido que fuera el mono, ni el perro de antes...

¿Que es la noche sin fin? - preguntó en un susurro cuando le pareció que estuvieron a salvo de aquella presencia propia de una película de terror.

- Muy fácil... - Le dijo a Silver. - Sin ser una gran versada en la materia, entiendo que hablar de noche eterna es hablar del fin de los días, algo así como el apocalipsis. Aunque no hay un equivalente egipcio al ragnarok, para los egipcios los cambios del día y la noche eran símbolos de regeneración...  - Tomó aire y unos instantes para pensar. - ...que haya una noche eterna no parece algo bueno. El hombre históricamente prefiere la luz a la oscuridad, es normal pues en la oscuridad se ocultan sus peores pesadillas. Animales terribles, monstruos... todo aquello que daba miedo al hombre de las cavernas se ocultaba en la oscuridad y bueno... - Sonrió. - No somos más que cavernícolas con teléfono móvil. - Miró de nuevo a Silver y luego al resto. Le gustaba escucharse a si misma y en ese momento, pese a lo complicado de la situación, estaba disfrutando. - En definitiva, creo que estamos ante la creencia antigua del fin del mundo. El momento en el que los muertos se levantarán y vagaran por el mundo junto a los vivos. El fin del cambio, la noche eterna...

Manu seguía grabándolo todo, excitado a más no poder. Creo que hasta se había empinado con todo esto. No paraba de decirme que dijera cosas para la grabación. ¿Pero en qué narices estaba pensando este inconsciente? ¡Que había un mono asesino y una estatua enorme que hablaba!

-"¡Cagüen diez chatín! Deja de grabar y vámonos de aquí. ¿Tú es que no quieres volver a Madrid con tu familia? Que nos va a dejar arrugados como una pasa como nos coja el mono ese, ¡descerebrado!"

Todo se aceleró en cuestión de segundos. Un nuevo animal momificado se unió al mono asesino, un perro. ¡Lo que faltaba! Lo mismo a este podíamos distraerle tirándole galletitas o un hueso de la churri muerta. El jodío era el macaco, que no se qué comía. Bueno sí, la carne viva, porque a la pobre chica la había dejado seca en un plís-plás. Salimos todos corriendo, detrás de los árabes, que para eso se conocían al dedillo el museo. Yo ni miré mi panfleto, ya que al estar en suajili no entendía nada, y me lo había guardado en el bolsillo de la americana.

Al llegar casi a las escaleras, una algarabía de ruidos, voz de ultratumba y gritos nos frenó en seco. Nos escondimos en una sala aledaña y corrimos las cortinas para ocultarnos, mientras el tipo de la ametralladora bajaba las escaleras con el arma a punto de cepillarse a lo que hubiera por allá. Yo que había hecho la mili en Ceuta, durante 2 años, sabía cómo se disparaba y cómo te podía dejar una salva de disparos... como un colador. Los disparos resonaron como cañonazos por el eco y de repente cesaron, el guardia había caído. Los pasos de alguien que hablaba malayo se escuchaban acercándose por el otro lado de las cortinas. ¡Qué tensión, por Dios! Se me iba a escapar un pedete de los nervios y tuve que apretar el esfínter al máximo. La cosa esa pasó de largo y los demás empezaron a hablar, como si esto fuera el hall del hotel. Susurrando, lo más bajo posible para que me oyeran y entendieran, les dije:

-"¡Pero por amor de Dios, queréis callaros! La cosa esa que se ha cargado al guardia está ahí mismo y podría escucharnos, chatines. El Sol ya volverá, que lo habrá tapado una nube o algo, no seáis cenizos."

Estaba aterrada. Querría disimularlo pero más que reconfortar a Sam, temblaba abrazada a ella. La salida estaba cerca pero no habían podido escapar y cada segundo que transcurría alejaba más esa posibilidad. A pesar de ello intentaba mantener la compostura. Ponerse nerviosa solo complicaría las cosas, así que tenía que comerse su propio miedo, como seguramente harían también los demás. Sería terrible que alguien perdiese los nervios y el refugio se convirtiese en el megáfono de un local de comida rápida.

Los disparos cesaron. Mal asunto. De acuerdo que la munición se acaba, pero aquello no presagiaba nada bueno. Más cuando escuchó unos pasos acercarse al compás de una letanía en egipcio antiguo. Ramzi se giró en ese momento con el rostro más pálido que el de ella, que ya es decir, rogando silencio. A Lexi se le cortó el aliento al escuchar detenerse a lo que seguramente era una momia humana justo en la puerta de la estancia donde se habían escondido. Era incapaz de respirar, ni tan siquiera de pestañear, temiendo ser descubiertos. Necesitó varios segundos antes de sentir la bendita sensación de alivio. Se había alejado aunque debía merodear todavía por allí.

¡Joder! ¡Joder! ¡Joder! ¡Joder! ¡Joder! ¡Joder! ¡Joder!

Aquéllo no podía estar pasando. Es lo que pensaría cualquier persona con sentido común. Pero aún tiene menos sentido ignorar tu propio instinto cuando te grita: PELIGRO.

Bueno, hay cosas a favor: estamos cerca de la salida. No nos han descubierto, por esta vez. Nadie ha gritado, por esta vez. En contra: todo lo demás.

Y una de esas “cosillas” que podía estar en contra era algo que le costaba comprobar. Para ello debía girar el cuello. Porque, ¿qué podía haber en la sala de los tesoros reunidos al completo de Tutankamón? ¡Anda! ¡La propia momia del faraón! Pero esperaba que no. Quería pensar que no. Necesitaba que fuese: no. Comenzó a ladear la cabeza lentamente, mirando de reojo hacia el lugar que podría albergar el sarcófago.

No fue la primera en recuperar el habla, desde luego, y cuando lo hizo fue directa a hablar con el director del museo, siempre en susurros que podían escuchar los presentes, pero inaudibles, quiso pensar, des del exterior. 

-Señor Hawass, ¿cuántas momias, incluyendo animales, hay en el museo? -imaginaba que bastantes a juzgar por el ruido de los cristales rotos. Al principio, cuando creyó que se trataba de un atentado o un saqueo, pensó que correspondían a ventanas o vitrinas de tesoros, pero ahora se le antojaba que eran las urnas que preservaban a las momias. 

También tuvo unas palabras para Ramzi, al que respondió una escueta frase en árabe*, tratando de animarle.

-Deberíamos pensar en cómo defendernos o cómo detenerlas. -Se quedó pensativa un instante. Sería ideal escapar del museo sin tener que enfrentarse a las momias, pero era utópico pensar que podrían hacerlo sin toparse con alguna. Y entonces, ¿qué podían hacer? Pena que el fuego le sirviese como teoría y no como práctica, aunque fuese para asustarlas. Pero había algo más que rondaba su mente. -Los egipcios creían en la inmortalidad del alma, y ésta necesita un cuerpo al que regresar, un cuerpo que no está completo sin las vísceras que guardaban en los vasos canopos -miró al director. -Usted dijo que es la primera vez que reúnen los canopes del faraón. ¿Están también aquí los de las otras momias? -preguntó con curiosidad.

-Convendría saber más acerca de la Noche sin fin -añadió mirando a los dos expertos-. ¿Qué pueden explicarnos sobre ella?

-No se venga abajo, Ramzi, todavía es pronto para saberlo.

La oscuridad del museo no parecía natural. De hecho cuando habían mirado hacia arriba no habían visto rastro del sol, la luna o las estrellas. Parecía como si se hubieran metido en un agujero negro. La luz del generador de emergencia era engullida al salir del museo, ni si quiera se veían las altas palmeras de los jardines que rodeaban el museo. Nada. Solo la negrura de la noche sin fin.

La oscuridad del museo no parecía natural. De hecho cuando había mirado hacia arriba no había visto rastro del sol, la luna o las estrellas. Parecía como si se hubieran metido en un agujero negro. La luz del generador de emergencia era engullida al salir del museo, ni si quiera se veían las altas palmeras de los jardines que rodeaban el museo. Nada. Solo la negrura de la noche sin fin, pero había algo más, algo que no era posible o razonable, ni siquiera para una psicóloga.

El museo se movía, con lentitud, pero lo notaba moverse como si estuviera flotando sobre un río. Era la misma sensación que había tenido en el crucero, aunque aquello no tenía sentido.

El viejo director del museo parecía a punto de sucumbir a la desesperación. Estaba blanco como una vela y no atendía a ningún estímulo. Ramzi lo miraba con preocupación, mirando de reojo la cortina y esperando que cualquiera de esas cosas entrara. Ricard empezaba a estar nervioso y hacía oscilar su cuerpo como si sufriera de autismo, mientras la Jessie se mordía las uñas y Sam buscaba la cercanía de Lexi, mirando a Silver con las lágrimas a punto de brotar.

La pregunta del modelo desencadenó la relamida respuesta de la psicóloga. Gregorio fue a abrir la boca para rebatirle que decía tonterías pero Ramzi se llevó un dedo a la boca. Cuando Lexi habló en árabe la miró sorprendido, y asintió con una pequeña sonrisa mientras le decía un escueto

- Shukran, señorita Lexi. Bajen todos la voz, por favor... acérquense y les contaré todo lo que sé. La explicación de la señorita Vero es aproximada, pero hay ciertos errores que conviene aclarar. La noche eterna es un mito egipcio que aparece una única vez en el papiro del libro de los muertos del faraón Akenatón, el hereje, padre de Tutankhamón. Es un papiro que no se considera como relevante, no me entiendan mal, pero el faraón Akenatón no tiene la reputación de los del imperio Antiguo o de los ramesidas, y es tomado por los estudiosos como el faraón loco. - Suspiró y sacudió la cabeza al notar que se extendía y dijo - En el pergamino se anuncia una noche sin fin. En la mitología egipcia el día es el dominio de Ra, el orden, la luz, mientras la noche representa el caos y la muerte. El disco solar viaja en el firmamento en una barca, y se interna en el Duat, el reino de los muertos eludiendo las fuerzas del mal encarnadas por Apofis para renunciar radiante en forma de Khepri, la forma de la mañana de Ra. El pergamino no habla explicitamente de muertos que se levantan, sino que Osiris juzgará a vivos y muertos y pesará sus corazones, comparándolos con la pluma de maat. - Tragó saliva y se secó el sudor - Osiris, es el Dios de los muertos, y los faraones al morir se convertían en él. Es Osiris a través del cuerpo de los faraones fallecidos que se manifiesta.

Miró con expresión desvalida a Lexi, por eso de entender el árabe y dijo.

- No hay manera de oponerse a la voluntad de los dioses. No hay nada en el texto que hable sobre alguna manera de evitarlo. Tal vez estuviera escrito en algún tratado de magia, pero de existir estos se perdieron hace muchos años.

Ricard no pudo permanecer durante más tiempo callado, aunque para ser él lo hizo en un tono de voz bajo. Pablo lo fulminó con la mirada pero no pareció darse por aludido

- HOSTIAS NENG, ENTONCES ESTO ES EL ROLLO ESE DE LA PAVAS ESAS EN BOLAS QUE TE ESPERAN CUANDO TE MUERES SI ERES MORO??? YO QUIERO HACERME MORO NENG, Y LOS MOROS COMPARTEN SUS COSAS QUE YO LOS HE VISTO EN LA MOSQUITA DE CASTEFA NENG. YO LO HE VISTO! - se metió una mano en un bolsillo y sacó una bolsa de fieltro y les dijo - ALGUIEN QUIERE UNA CAPSULA NENG??? SON COMO LAS MONLLETAS MAGICAS NENG, LAS DE SONGOKU, TE METES UNA Y SE TE PONE EL PELO DE PUNTA NENG!!! Y TE PONE EN FORMA PARA DARLE AL TECNO TODO EL FINDE!!! SUBIDÓN SUBIDÓN!!! VENGA GREGORIO, QUE YA QUE NO VAS A FOLLAR EN TU VIDA AL MENOS MÉTETE UNA RULA!!

Gregorio se enfurruño con el comentario de Ricard pero a Jessie le hizo mucha gracia y se rió, teniendo que taparle la boca Manuel con las dos manos para intentar evitar que el sonido atrajera a alguna de esas criaturas. Entonces el profesor Hawass casi para él empezó a hablar. Al principio Ramzi solo escuchaba pero intuyendo que podría ser importante para los demás empezó a traducir del inglés

Hapy está mudo. El río domado

El limo beneficioso no riega de vida el alto y el bajo Egipto

Y los niños lloran de hambre mientras el rico ríe.

Los sacerdotes han abandonado a los dioses,

el cabello puebla sus cabezas y no siguen los ritos ni las libaciones.

Nadie ofrece ofrendas al ka de los muertos, que se retuercen en sus tumbas

y Maat ha desaparecido bajo el influjo de Seth.

Faraón ha olvidado su pacto con los dioses

su pueblo ha desviado el camino y por ello lo castigamos.

Y como fue profetizado en tiempos de Akenatón, el hereje,

Llegará la noche sin fin y el sol no retornará de su viaje en la barca

Y los hombres se someterán al juicio de Osiris

y sus cuerpos alimentarán a Ammyt.

Enfrentad el juicio al lado del primero

Restableced el pacto

Solo así el sol volverá al occidente

Solo así el dominio de Seth no lo engullirá todo.

El director del museo miró consternado a Ramzi con lágrimas en los ojos y le dijo en inglés

-We've lost the path. Nothing can be done. It has been written. We're sentenced.

Ramzi miró aterrado al profesor y por un momento pareció que se iba a rendir, pero no pensaba hacerlo, no hasta que esos cabrones soltaran la pasta de su propina. Había tenido que aguantar a los simios, a la psicóloga, al bibliotecario, y no pensaba morirse sin llevarse su propina, se tuviera que enfrentar a los dioses, a los israelís o a sus tres mujeres. Tenía que sacarlos a todos, o al menos a los que parecían tener dinero. Era su misión, y si sacaba de allí al profesor Hawass le daría un carguito, un sitio tranquilo donde poder estudiar sin tener que aguantar mandriles que llamaban a Horus el halcón milenario.

- Debe haber entre 400 o 500 momias, pero la mayoría no están expuestas o están dentro del sarcófago. Unas 20 momias de faraones expuestas en el otro extremo del edificio en esta planta. El babuino estaba expuesto, era una de las figuras de la sala P53....y el perro, y... - tragó saliva - cocodrilos, hay cocodrilos...

Consideró como podrían defenderse. Parecía que las armas de fuego no habían funcionado, aunque no podían estar seguros. Aquello podía ser un problema, nunca se habría imaginado como matar a un faraón. Carraspeó sin creerse lo que iba a decir y pidió a Allah que le perdonara por aquello.

- El fuego tiene un efecto purificador en el antiguo Egipto. También hay algún arma ceremonial de los últimos faraones, algunas dagas y un hacha si no recuerdo mal. Estas armas están en la sala P4, en la P45 hay un escudo del faraón Tutankhamón, pero no sé que podría funcionar. No lo sé....la teoría de los vasos canopos podría ser así, pero no se ponían vasos canopos para las momias de animales, y parece que el alma ha vuelto. Osiris el señor del más allá.... y el mono le hizo una ofrenda. Osiris está enfadado, pero no sé porqué... Si lo que ha dicho la estatua es verdad es necesario encontrar al primero y restablecer el pacto....

Un sonido se volvió a oír cerca de la puerta. Pasos, humanos, muy muy cerca, y Pablo se preparó para salir corriendo como si fuera Usain Bolt. Miró hacia atrás, sonrió a Sam y le dijo en un susurro

 - Aprovechad para esconderos. Soy muy rápido, no me alcanzarán aunque me sigan. Soy más rápido que Messi, lo sequé en un partido cuando eramos juveniles. Os lo había contado alguna vez? Yo correré hacia la salida, todas las momias me seguirán... Está todo previsto. Soy rápido como el viento....