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[DM 21/09] Dragonlance - Noticias de Guerra

Capítulo II - Cuevas de las Astivar

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19/10/2021, 21:38
Glinthalas Wyrmslayer

Glinthalas, partidario claro de acabar con la vida de la cuidadora de huevos de dragón (y así con la de los dragones, futuros problemas para la región o incluso más allá), no se amedrentó por sus palabras, más bien todo lo contrario. No replicó en voz alta, eso sí. Con alguien así no cabía el tratar de convencerla de algo. En todo caso negociar. Como finalmente hizo Briand en nombre de todos.

Las reticencias del grupo en confiar en aquella clérigo de Zeboim eran múltiples, pero la necesidad de éste por salir de allí con vida superaba con creces aquella falta de, irónicamente, fe.

─Briand ha dado su palabra ─dijo simplemente el elfo poniendo su mano en el hombro del robusto guerrero del grupo.

Su voz decía que la respetarían... pero su mirada, a la espalda de Lizbet, decía algo muy diferente al cruzarla con Lowen: "su palabra", la de Briand, no era la palabra de él. Si era necesario le atravesaría el cuello con una flecha sin cargo de conciencia alguno.

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19/10/2021, 22:24
Lizbet Valanta

—Está visto que no puedes responder por las acciones de tus compañeros y de nada me vale tu palabra si alguno de ellos planea ejecutarme después de haberme usado como a una meretriz —replica la sacerdotisa, dirigiéndose a Briand con altivez, antes de continuar dirigiéndose a todos vosotros—: Si esta no es una relación de colaboración mutua, no será ningún tipo de relación. No negaré que si para evitar que me ejecutéis debo traicionar a mi diosa ayudándonos, estoy dispuesta a hacerlo pues después tendré una larga vida para redimirme ante ella. Pero si no tengo garantías por vuestra parte, entonces me presentaré gustosa ante mi señora habiéndola servido fielmente hasta la muerte y no convertida en una traidora.

»Seré vuestra aliada o seré un cadáver, pero no seré vuestra prisionera. Podría haber matado a alguno de vosotros y no lo hice porque mi vida vale más que las vuestras, pero no hagáis que me arrepienta de haber sido magnánima. Me devolveréis mi tridente de inmediato y a cambio os ofreceré mi consejo para encontrar los huevos de dragón y salir de aquí por un camino distinto de aquel por el que habéis entrado.

»Si decidís marcharos sin mí, podéis tener por cierto que ningún huevo que os llevéis sobrevivirá y yo me alegraré de no volver a veros a ninguno. Pero si queréis que alguno prospere y tenga esperanzas de eclosionar, entonces viajaré con vosotros mal de mi agrado y a cambio me quedaré con uno de los huevos, el de mi elección, antes de separarnos amistosamente. Sobre los nombres sagrados de Zeboim, Gilean y Kiri-Jolith juro que así lo haré si vosotros juráis también y que los dioses nos sean testigos. Si no estáis dispuestos a jurar, aquí tenéis mi pecho para darme muerte; que este lugar sea también vuestra tumba.

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20/10/2021, 11:54
Lowenherz

Lowen escuchó las palabras arrogantes de la sacerdotisa, sintiendo la ira en el rostro y en el brazo. Algo le decía que matarla a sangre fría no estaba bien: debía llevarla a Belleria y que allí fuese juzgada. Pero otra vocecilla le decía lo contrario.

Nunca llegaréis a Belleria sin su ayuda.

El guerrero se debatía. Le temblaba el brazo, lleno del fuego destructor que había destazado enemigos a diestro y siniestro para llegar hasta allí. Pero ejecutarla de forma sumaria le convertía en lo mismo contra lo que quería luchar, y lo sabía. Y sin embargo, dejarla viva era devolverle al enemigo un arma poderosa.

Entonces se percató de que Glinthalas le había puesto la mano en el hombro. Miró a sus amigos, y vio en sus ojos que ellos deseaban aceptar el trato. No podía creerlo: habían luchado codo con codo, arriesgando sus vidas y las de los soldados de Belleria para llegar hasta allí. Habían escogido el camino de los huevos pese a intuir que con aquello abandonaban a los prisioneros a su suerte, solo porque aquella misión era más importante. Y ahora querían echarlo todo por tierra. ¿Qué era aquello que brillaba en sus ojos? ¿La codicia de poseer un dragón, a cambio de permitir que la sacerdotisa se salvase y huyese con un huevo de dragón? ¿No intuían el riesgo de la traición?

- ¿Esto es lo que queréis? - les preguntó, consciente de que no tenían mucho tiempo - Hemos sacrificado todo para llegar aquí, quizá nuestras vidas. ¿Vamos a confiar en su palabra? Dice que desea ser nuestra aliada, pero, ¿cómo sabemos si no miente? ¿Qué podría retener a una mujer tan poderosa aquí, si no es su propia voluntad?

Negó con la cabeza.

- E incluso si dice la verdad, ¿para qué tanto sacrificio, tanta sangre? Si escapa con un huevo, le habremos dado al enemigo lo que necesita. ¿Podemos vivir con esa carga? Hemos dejado a su suerte a los prisioneros, ya nunca los podremos sacar de aquí. No sabemos la suerte que han corrido los soldados que vinieron con nosotros. Vidas perdidas, ¿para esto?

Miró de nuevo a la sacerdotisa, sosteniendo aún su tridente en las manos.

- Matarla aquí es una asesinato, al fin y al cabo. Un mal menor, comparado con todo lo que puede causar si la dejamos escapar con el huevo de dragón. Podríamos devolverle el tridente y dejarla libre, pero, ¿el huevo? - miró de nuevo a sus compañeros - ¿De verdad estáis dispuestos a ello?

 

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20/10/2021, 18:57
Briand Le Besco

Debía aceptar que la mujer hablaba razonablemente. Su compañero, si bien no parecía demasiada su diferencia de edad, aún parecía estar cargado de una mayor inocencia que ella, o quizás era parte del culto un tanto fanático de Solamnia. El mismo por el cuál guardaba un gran respeto, sin despreciarlo, mas muchas veces el ímpetu de seguir sus votos y credos ciegamente les hacía rehuir de las decisiones más difíciles, y las más importantes. Castigar a todo aquel que predique el mal y proteger a todo inocente siempre era lo más simple... Mas el mundo que los rodeaba no era así de sencillo.

- Tú mismo lo has dicho, Lowenherz ¿Permitirás que todo el sacrificio de aquella gente sea en vano, desperdiciando tu vida aquí? La vida y la misión de un caballero es mucho más importante que ello. Debes ver más allá. - Le planteó con seriedad. Resultaba un poco absurdo dar lugar a este tipo de dilemas en medio de una situación así, justamente no era el momento de dudar. Debía usar sus palabras para hacerlo entrar en razón, porque seguramente era el único que no podría hacerlo por medios físicos. - Tú has presenciado lo mismo que todos nosotros en el Castillo. Ellos ya poseen un dragón en sus filas. Nosotros no. Romper un huevo ahora para luego eclosionar otro no hará ninguna diferencia. Tener uno en nuestro arsenal, sí. - Le explicó al aspirante al caballero, esperando pudiese ver más allá de lo inmediato.

Soltó un suspiro.

- Entiendo tus creencias, pero debes comprender que el universo no es sólo blanco y negro como en las historias y leyendas. Has visto lo mismo que yo allá fuera. Los caballeros de Neraka y la gente de su culto, poseen líderes e intereses diferentes. Ella no ha sido quién lideró las invasiones, ni quién tomó a los prisioneros que mencionas. Desahogar tu ira en ella, no saldará los crímenes de otros. - Sus palabras invocaban la voz de la razón en el joven, aunque su mirada al final se volvió más bien firme, esperando no cometiese ningún acto impulsivo o insistiese en su contradicción.

- Ella no es nuestro enemigo. Y la necesitamos tanto como ella a nosotros. - Sentenció al final. La palabra aliado quizás no sería la más precisa, aunque sí era menester su colaboración. Sí, se sentiría mejor culpando y matando a alguien para no tener que pensar en la dura realidad, pero... Si esta mujer era quien decía ser, y hasta ahora parecía tener lógica, su único interés y deber es el de ver nacer a aquellas crías, sin importar su bando.

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20/10/2021, 20:29
Kylian Brickstone

—Mi señora de Le Besco, habéis hablado con gran sabiduría, como corresponde a una dama de vuestra dignidad. Vivimos en un mundo complejo donde el Bien y el Mal están enfrentados, pero hermanados y unidos entre sí por una intrincada maraña de grises. Ni siquiera los mismísimos dioses conocen el porvenir y, en ocasiones, las decisiones difíciles traen aparejadas consecuencias inesperadas. Solo el tiempo nos dirá si escogimos la mejor de las opciones al fiar nuestro futuro al de esta mujer, pero sin ella es posible que no tengamos ninguno. Ni nosotros, ni aquellos que dependen del éxito de nuestra misión. Una y otros actuamos con sensatez al escoger vivir y dejar vivir en lugar de matarnos entre nosotros. Si una colaboración es posible, yo estoy dispuesto a suscribirla incluso por escrito y a animar a que todos los aquí presentes la firmen.

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20/10/2021, 20:44
Dungeon Master

Lizbet os guía por un corto pasillo hasta la estancia anexa a esta en la que habéis combatido contra ella y sus guardaespaldas. Se trata de unos amplios aposentos excavados en la roca, de forma vagamente rectangular de unos 9 por 12 metros. Una enorme cama de aspecto regio, muy diferente de los jergones que hasta ahora habéis encontrado aquí, es lo primero que os llama la atención.

Podéis ver también un elegante escritorio de caoba a un lado y un par de estanterías repletas de libros al otro. La sacerdotisa de Zeboim comienza a escoger cuidadosamente algunos volúmenes selectos y a meterlos en una mochila que ha extraído del arcón junto a su cama, en el que guarda sus efectos personales.

En una esquina hay un completo laboratorio de alquimia bien surtido y no muy lejos de él, una decorativa fuente de jade alimentada por algún manantial subterráneo que parece ser alguna especie de altar dedicado a la irascible diosa de las tormentas a quien Lizbet sirve.

Kylian toma asiento en el escritorio y, armado de pluma, tinta y pergamino, comienza a redactar con esmerada caligrafía dos copias del siguiente contrato.

Después de rubricarlo personalmente, os lo ofrece a los demás para que podáis leerlo y estampar también vuestra firma si estáis conformes con los términos.

Notas de juego

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20/10/2021, 21:55
Glinthalas Wyrmslayer

─Un solo paso en falso y no sólo habréis faltado a un juramento a los dioses, este elfo hará todo lo posible por que no veas un nuevo día... ─sentenció el joven elfo a Lizbet.

La voz de Glinthalas, cuya naturaleza élfica hacía suave y melódica, había sido cargada de una fría inexpresividad, carente de toda emoción. El arquero del grupo no había expresado su opinión, había dado a conocer un hecho. Si aquella mujer les intentaba traicionar no tardaría en encontrarse una flecha atravesándole el corazón...

Debían salir de allí y la clérigo de Zeboim parecía la única opción. La idea de salir con un huevo de dragón metálico entre manos endulzaba el mal trago que estaban pasando, pero, una vez más, como de costumbre en su vida, no se trataba de hacer el bien o salir beneficiado, sino de sobrevivir.

Con gesto enfadado pero sin decir nada más, Glin se movió con el grupo hasta la sala que había estado ocupando Lizbet. Una de aquellas salas que evidenciaban que los poderosos siempre tenían comodidades y vivían mejor que los demás, fuese donde fuese... incluso rodeada por un campamento militar y en el interior de unas minas.

El elfo no se estuvo quieto en la habitación, rondando por ella mientras iba lanzando miradas furtivas a la "prisionera", pronto "aliada", según parecía. No tardó en reparar en la presencia de un baúl, un lugar donde guardar bajo llave sus pertenencias, pero la clérigo se le adelantó y lo abrió para recoger algunos de sus efectos personales. Glin, por supuesto, permaneció atento a sus movimientos, no fuera a ser que echara mano de algo que pudiera ser peligroso para el grupo. Además, realmente sentía curiosidad por lo que había allí dentro. ¿Qué guardaría una clérigo de Zeboim como efectos personales?

Finalmente leería el documento redactado por Kylian y tras un resoplido o dos, estamparía su firma. De todas maneras no sería un escrito el que retendría su libre albedrio...

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20/10/2021, 23:05
Lluvia Estelar

Entiendo perfectamente los reparos de buena parte de mis amigos porque yo misma los tengo. Creo firmemente en que con o sin su ayuda seremos capaces de salir triunfantes de esta difícil situación como hemos salido de otras mucho peores y no entiendo muy bien cómo un pergamino garabateado va a ayudarnos a encontrar al prometido de Ethani.

Además, tenía entendido que debíamos destruir todos los huevos de dragón aunque tal vez estuviera equivocada y no fuera eso lo que se esperaba de nosotros, sino conseguirlos como armas para los bellerianos, o los solámnicos o quién sabe a qué fuerzas servimos realmente.

Mientras Kylian se entretiene haciendo anotaciones muy sesudas, yo observo con interés las curiosidades de esta nueva habitación a la que nuestra prisionera (o aliada, o lo que sea) nos conduce. Nada de lo que hay aquí me llama tanto la atención como la enorme cama y no puedo evitar preguntarme si será la suya o la de algún ogro que resida aquí abajo. Nunca he conocido a nadie que duerma en un lecho de semejantes dimensiones y menos con tanta opulencia. Acostumbrada como estoy a dormir a la intemperie, me pregunto si se podrá descansar realmente en una cama tan blanda o si ella la habrá compartido con alguno de los guardias que hemos asesinado para abrirnos paso hasta aquí. Tal vez nos odie por haber matado a su amante, incluso si su amante era uno de esos dos draconianos. O ambos.

La mullida alfombra que hay bajo la cama me parece mucho más interesante, tanto por la originalidad de su diseño como por la calidad de la artesanía. Hasta donde yo recuerdo, en mi tribu nadie sabe tejer cosas semejantes a esta y me encantaría poder llevarle una parecida a esta al Chieftain a mi regreso.

También la fuente subterránea me resulta interesante. A diferencia del manantial que brota en la sala adyacente, el líquido que mana de aquí parece agua fresca de montaña. Lo poco que sé de los dioses de la gente civilizada lo que aprendido de Kylian y me da un poco de miedo beber de esta fuente por temor a enfadar a la diosa a la que está consagrada. Una diosa capaz de desatar una tormenta sobre Belleria para ocultar a su horda de goblins y mercenarios.

Los frasquitos llenos de líquidos de colores también me llaman la atención pero, como tampoco sé nada de esas ciencias extrañas. no soy ni siquiera capaz de imaginar qué es lo que sintetizará en esa mesa de trabajo.

Los libros que guarda me interesan mucho menos y apenas miro en dirección a las estanterías. No es que no sepa leer, pero me cuesta un buen trabajo y escribir me resulta antinatural y doloroso. Me admira que Kylian sea capaz de hacerlo tan rápido y con tanta precisión, pero a mí me lleva mi tiempo entender a grandes rasgos qué es lo que quiere decir el documento que me entrega y otro poco más el escribir con letras infantiles e irregulares mi nombre acompañado del dibujo de una gota de lluvia y una estrella de siete puntas.

—Entonces, si ya podemos seguir adelante, dinos, ¿dónde tenéis a los prisioneros que trabajan en estas minas? No quiero irme de aquí sin ellos. En concreto, estoy buscando a un kender, seguro que lo has visto. Ya sabes cómo son, bajitos como niños, habladores y con el pelo peinado en esas extrañas coletas altas.

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21/10/2021, 06:49
Briand Le Besco

Relajando un poco su postura y dejando de apuntar con su arma a la dama, una vez aceptada la cooperación, acompañó hacia aquella sala-habitación. No podía mentirse a sí misma, por dentro permanecía un tanto intranquila, aunque hacía lo mejor posible en enmascararlo con su fría y educada expresión. Era más fácil, cuando ya había pasado la adrenalina del combate. Intentó echar un vistazo, disimuladamente, a los lomos de aquellos libros si la oportunidad se lo permitía. Supuso estarían relacionados con su culto o, en su defecto, conocimiento escrito acerca de la crianza de estas criaturas.

Por otro lado, se dedicó a leer detenidamente aquel contrato, antes de firmarlo. No le parecía absolutamente necesario, una firma no le daba más valía a su palabra más allá de acuerdos políticos o económicos, donde allí su firma no había de ser tomada a la ligera. En el peor de los casos, sólo existía una única copia del contrato, y estaba bajos manos e Kylian. Si en algún momento aquello pudiese jugarle en contra a su imagen, podía incinerarlo. Mientras tanto, no tenía intenciones de incumplirlo.

Por otro lado, la pregunta de Lluvia le sorprendió un poco. Sí, era parte de su objetivo inicial, mas la situación actual difería mucho de la ideal. Habían fallado gravemente en realizar una incursión silenciosa, y mucho menos rápida, como para darse ese lujo. Esta misma colaboración era la evidencia del mismo fallo. La Que-Shu muy probablemente debería aceptar eso, y retirarse con un fracaso de consecuencias reducidas antes que una recompensa ambiciosa e imposible.

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21/10/2021, 17:11
Lowenherz

Al comprender que sus amigos querían firmar aquel pacto, que era el único que se oponía abiertamente a ello, Lowen perdió las fuerzas. Bajó el tridente, y negó con la cabeza. Briand hablaba de un mundo de grises, pero, ¿qué grises traían los dioses del mal? ¿Qué gris había bajo el aliento llameante de un dragón rojo que calcina sin piedad una aldea de campesinos? No había grises, no en aquel lugar. Solo un negro, oscuro y terrible, con el que se disponían a pactar.

El guerrero se dejó arrastrar por los pasillos, reteniendo aún el tridente de la sacerdotisa. Observó cómo Kylian redactaba un elaborado documento, tomándose un tiempo que no sentía que tuviesen en formalizar aquella alianza por escrito. Lowen no sabía leer demasiado bien, y escribía con una torpeza inusitada. No deseaba firmar aquel documento, en el que, de quedar su rúbrica, se haría oficial su alianza y colaboración con una sacerdotisa del mal. Sacudió la cabeza.

- Por amor a vosotros, amigos, aceptaré vuestra decisión y os acompañaré y protegeré hasta que el peligro haya pasado. - dijo - Pero no pondré mi nombre en un documento que me vincule con esta impía. Tenéis mi palabra de que respetaré lo elegido, y esta habrá de bastar.

Sin duda Kylian había pensado en numerosos detalles, como pudo ver Lowen ojeando con dificultad el manuscrito. Pero aquello era insuficiente para convencerle. Retuvo el tridente de la sacerdotisa como prenda, y después se sumó a Lluvia al preguntar por los reos.

- Si hay alguna opción de sacarlos de aquí, deseamos conocerla. - miró inquisitivo a la sacerdotisa - No tengo claro cómo pretendes ayudarnos a eludir a la horda de mercenarios que sin duda nos espera en la puerta.

Notas de juego

Lo dicho, Lowen se aviene a no matar a la impía, pero nada más.

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21/10/2021, 18:25
Lizbet Valanta

En el interior del arcón dispuesto junto a la cama, Glin atisba algunas mudas de ropa limpia, una armadura de cuero teñida de verde y decorada con conchas marinas que Lizbet no tarda en ponerse, un robusto escudo de madera que la fanática deja allí abandonado junto a las ropas y un tintineante saquillo que ella se cuelga del cinto.

También Briand curiosea por encima del hombro de vuestra nueva aliada cuando ella se dedica a guardar algunos tomos en el interior de su mochila. Muchos de los que están dispuestos en las estanterías no tienen título en el lomo, pero los que sí lo tienen parecen ser devocionarios. Lizbet no hace caso de ninguno de ellos pero sí guarda varios libros de encuadernación bastante reciente y que parecen pertenecer a una misma colección.

Finalmente, la cultista de Zeboim se aproxima a la mesa de alquimia y recupera de allí un par de frasquitos encorchados cuya etiqueta ninguno alcanzáis a leer antes de que los guarde en su mochila.

Todos, salvo Lowenherz, firmáis de mala gana las dos copias del contrato redactado por Kylian antes de que este entregue una de ellas a Briand y la otra a la sacerdotisa de Zeboim.

—Que los dioses de los Tres Panteones nos sean testigos de lo que aquí se ha pactado. Casi todos hemos firmado pero si el campesino no sabe firmar, tanto me da que no ponga nada o que ponga ahí una "X" —comenta despectivamente Lizbet Valanta, antes de dirigirse a él y arrancarle de las manos el tridente con un violento tirón—. Pero si vuelves a atacarme, destrozaré tu cuerpo y tu alma se condará en el Abismo por toda la eternidad.

Está claro que esta no será una alianza sencilla pero algunos tenéis la esperanza de que por lo menos resulte fructífera.

—Esa estantería —continúa, señalando a la que ocupa la pared oriental de la estancia— oculta un pasillo secreto que conduce al santuario de Takhisis que los esclavos están excavando. Quizá todavía sigan allí, aunque lo dudo por el escándalo que habéis armado. Los prisioneros no son asunto mío y la verdad es que nunca me he preocupado por saber quiénes eran, ni de dónde venían. Más allá está lo que llamamos La Guardería, tras una puerta de hierro que solo yo puedo abrir —añade, haciendo emerger de debajo de la pechera de su armadura una llamativa llave—. Al otro lado, una joven hembra de dragón Azul custodia los huevos. Si estuvisteis presentes en el asalto a Belleria es probable que la hayáis visto. Guarda tres huevos: uno de Latón, uno de Negro y otro Azul y, aunque es demasiado joven para que ninguno de ellos sea suyo, dudo que nos deje salir con los huevos sin luchar. Un ancho pozo le permite salir a cazar cuando está hambrienta y, con un poco de suerte, no tendremos que enfrentar su cólera. Saldremos por allí, trepando, y después daremos un amplio rodeo para evitar el campamento. Con sus oficiales muertos o ausentes, dudo que ningún goblin ni mercenario tengan la iniciativa necesaria como para salir a buscarnos; ni la capacidad para rastrearnos aunque lo hicieran.

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21/10/2021, 23:21
Briand Le Besco

Así que el mismo Dragón Azul era quien cuidaba y daba calor a los huevos. Resultaba lógico, aunque no por ello más alentador. Había presenciado el poder y tamaño de esa criatura, sinceramente, no se sentía en posición de enfrentarse a ella, mucho menos en estas condiciones. El hecho de que la sacerdotisa mencionase el enfrentarse al mismo, desacordaba con la imagen y rol que tenía de su persona. Aunque posiblemente no se tratase de más que una falsa alternativa para re enmarcar su importancia y la necesidad de mantenerla con vida.

- Supongo que eso quiere decir que ni siquiera usted es capaz de dialogar o tratar con la criatura. De ser así, nuestras alternativas se ven reducidas a no más que aguardar se cumpla aquella posibilidad y tomar las crías en su ausencia ¿Existe algún medio para verificar esto? - Le consultó seriamente a la dama. Asomarse a espiar a ver si el dragón estaba o no, con sus propios ojos, podía ser igual de catastrófico. Si la criatura era incontrolable, y ella la cuidadora de sus crías, imaginó que debía poseer un medio para cerciorarse de que el dragón no estuviese allí cuando lo hiciese.

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21/10/2021, 23:30
Glinthalas Wyrmslayer

De manera que aquel era el truco. O uno de los trucos. Tenía una salida secreta. Muy conveniente para el grupo en aquellos momentos. Igual que diera a donde normalmente estaban los esclavos. Y que llevara hacia los huevos y hacia la salida. Lo de la dragona, en cambio, no era tan conveniente. De hecho, podía ser un problema de grandes dimensiones, literalmente.

─No perdamos más tiempo y cerremos tras nosotros, no queremos a nadie pisándonos los talones ─dijo en tono quedo, a disgusto.

Glinthalas no estaba a gusto con la situación, resultaba evidente. Procuraba no perder de vista a la nueva y temporal miembro del grupo, pero de momento no había hecho nada realmente sospechoso. Todo resultaba bastante lógico: recopilaba sus pertenencias más valiosas y fácilmente transportables. Él hubiera hecho lo mismo.

Así pues, si los mercenarios habían logrado traspasar las puertas de las cuevas, no les quedaba mucho tiempo. Debían desaparecer de escena cuanto antes. Y confiar en que lo que les había dicho Lizbet fuera cierto y no les estuviera conduciendo hacia una muerte segura. Pero había que reconocer que si ese era el caso, estaba actuando magníficamente, no se veía el engaño por ninguna parte.

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22/10/2021, 10:03
Lowenherz

Cuando la impía sacerdotisa echó mano del tridente, tirando de él con violencia, Lowen lo sostuvo también con fuerza, impidiéndole por unos segundos recuperarlo, mientras clavaba sus ojos en los de ella con mirada amenazante.

- He hecho una promesa a mis amigos, solo eso te salva, impía. - dijo, lleno de ira contenida - Pero, cuando nuestros caminos se separen, volveremos a ser enemigos. Y si nuestros destinos se cruzan de nuevo, recordarás el nombre de Lowenherz.

Soltó el tridente, empujando hacia la sacerdotisa con los brazos en tensión. Después echó mano de su pesado mangual, que desde ese momento llevaría presto a descargarlo en su nuca, si hacía el más mínimo gesto sospechoso.

- Tú guías. - añadió, haciendo un gesto con la cabeza para indicarle que caminase en primer lugar.

- Tiradas (1)
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22/10/2021, 17:58
Lluvia Estelar

Enfrentar a un dragón no entraba en mis planes. La verdad es que al ver el campamento medio abandonado en comparación con la última vez que estuvimos aquí, confiaba en que el sobrealimentado reptil se hubiera marchado con el grueso de las fuerzas enemigas.

No sé muy bien qué es peor, si volver sobre nuestros pasos para enfrentar a docenas de sanguinarios mercenarios o enfrentarnos a un dragón furioso al que pretendemos robarle su nidada. Pido consejo a mis ancestros pero sus voces permanecen inquietantemente silenciosas.

Con un profundo suspiro, me pongo en marcha. Ni las promesas, ni las amenazas van a llevarnos a ninguna parte, la única forma de recorrer un camino es empezar a andar y eso es lo que hago, después de ofrecer mi ayuda para mover la estantería tras la que al parecer se oculta una salida.

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22/10/2021, 18:36
Lizbet Valanta

—Por supuesto que puedo hablar con la dragona —replica Lizbet a la afirmación de Briand—, lo que no creo que pueda hacer es convencerla para que nos entregue los huevos que custodia. Si os dijese que tengo algún tipo de autoridad sobre ella dudo que me creyeseis y haríais bien en no hacerlo. ¿Quién sabe a qué intereses sirven realmente los dragones ahora que Takhisis está muerta? Puede que a algunos caballeros de Neraka, aunque lo más probable es que solo a sus propios intereses.

»En cualquier caso, el modo más sofisticado para saber si está en La Guardaría es entrar y mirar. Yo podría hacerlo por vosotros, puesto que a mí ya me conoce y no le sorprenderá mi presencia.

Ayudada por Lluvia Estelar, la sacerdotisa de Zeboim aparta trabajosamente la estantería que cubre una sección de la pared este revelando un estrecho y serpenteante pasadizo natural en la roca. Obedeciendo las indicaciones de Lowenherz, marcha en cabeza y el resto la seguís en fila de a uno, temiendo que os conduzca a vuestra perdición pero sin darle un gran margen por si acaso pretende escapar de vosotros.

Avanzáis a tientas en la oscuridad, guiándoos por el oído y por el tacto de las paredes que tenéis a ambos lados. Únicamente Glinthalas puede ver algo, pero no demasiado a causa de los continuos giros del pasillo.

Finalmente desembocáis en una amplia sala de forma irregular que manifiestamente ha sido excavada de manera artificial, como atestiguan las carretillas a medio llenar y las herramientas que yacen aquí abandonadas. Una estatua de piedra representa a un pavoroso dragón de cinco cabezas, cada una de las cuales ha sido pintada de vivos colores: rojo, azul, blanco, verde y negro. Dos cadáveres recientes descansan a sus pies, bajo la titilante luz de las antorchas que brillan en este lugar.

A parte del camino que os ha traído hasta aquí, un par de pasillos adicionales parten de esta sala. Uno hacia el oeste, en el que se encuchan voces que no llegáis a comprender. Otro hacia el este, que desciende en desiguales peldaños.

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22/10/2021, 20:56
Lluvia Estelar

Tan pronto como descubro los cuerpos tendidos en esta sala echo a correr hacia ellos olvidando cualquier peligro. Necesito comprobar si forma parte de los prisioneros, si alguno de ellos es el prometido de Ethani, si aún viven o si puedo revivirlos...

Hay verdadera angustia en mí cuando me arrodillo junto a ellos imponiéndoles mis manos antes de examinar sus heridas o pararme a comprobar sus identidades. Cada segundo puede ser decisivo.

Las voces que se oyen me parecen cada vez más cercanas y me ponen muy nerviosa, tanto que me resulta casi imposible determinar si los latidos que escucho son reales o un mero producto de mi imaginación. La misma que hace que piense en mercenarios entrando a raudales a través de las puertas abiertas de la mina.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Lanzo dos "curar heridas menores" antes de comprobar si tienen pulso o no, por si acaso esta acción pudiera salvarles la vida. La prueba de Sanar es para tratar de averiguar qué les ha ocurrido.

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23/10/2021, 00:45
Glinthalas Wyrmslayer

Glinthalas no perdía detalle de lo que hacía la clérigo impía, arco en mano. De la misma manera que había revelado una puerta secreta, bien podía ser que hubiera trampas y que las evitase haciendo algún movimiento especial, por decir algo. El pícaro elfo permanecía atento.

La llegada a la sala de la estatua del dragón fue un tanto atropellada. Antes de que Lizbet pudiera guiarnos hacia uno u otro lado Lluvia decidió ir a socorrer a lo que parecían un par de cadáveres recientes, exponiéndose y haciendo mucho más ruido del deseable. Al menos no había gritado. Las voces provinientes del pasillo del oeste, no obstante, cambiaron el foco de atención de Glin: ahora la prioridad era tomar una posición segura desde la que poder sorprender (y abatir) a quien pudiera llegar desde ahí.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Trato de encontrar un punto en la sala/intersección en la que poder colocarme de manera que no me puedan ver los que vengan desde el pasillo oeste, si es que llegan a venir. Y me preparo.

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23/10/2021, 00:56
Briand Le Besco

- Adelante. - Fue todo lo que le dijo a la sacerdotisa, ya sin hostilidad de su parte. Iba caminando medio agachada y sosteniendo su ronca en una manera diagonal a su cuerpo, no necesariamente al frente pero tampoco totalmente vertical, para que pudiese caber dentro de aquel estrecho corredizo.

La estatua de los dragones no le sorprendió demasiado, aquel decorativo debía ser un indicativo de que no la sala del dragón se encontraba más o menos cerca. Los cuerpos, no los esperaba. Probablemente esclavos muertos de puro cansancio, aunque debía confesar que le resultaba de muy mal gusto aún para los de su baja clase, dejar sus cadáveres allí. En una alternativa peor, habrían sido asesinados, lo cuál brindaría muchas más preguntas y variables con las que prefería no tener que lidiar.

Vio desde lejos Lluvia intentó socorrerlos, perdiéndose en la oscuridad ante sus ojos. Dudaba que hubiese algo que salvar en esos hombres, pero quizás pudiese determinar el motivo de su fallecimiento si es que la clériga no lo sabía ya.

La noble aguardó, esperando instrucciones de la mujer antes de continuar. El nido del dragón podía estar a cualquier esquina y, obviamente, no quería acercarse demasiado hasta no saber que era seguro.

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24/10/2021, 02:09
Dungeon Master

Lluvia Estelar corre junto a los cuerpos tendidos a los pies de la estatua. Uno de ellos parece un niño de unos once o doce años tendido bocabajo pero al darle la vuelta y verlo más de cerca descubre que se trata de un kender. Presenta varias cuchilladas en el pecho y en los brazos, lo que podría sugerir que trató de defenderse sin éxito. Los conjuros sanadores de la mística que-shu no consiguen devolverle ni la consciencia, ni el pulso siquiera.

Lo mismo sucede con la segunda figura. Una mujer con la ropa hecha jirones, tendida sobre un charco de sangre y cuyo cuerpo también muestra numerosas heridas de arma blanca. Lluvia Estelar no duda en apelar a los espíritus de sus antepasados para que intercedan en favor de la víctima pero estos parecen desoír sus súplicas.

—La esperanza los ha matado —comenta Lizbet con voz desapasionada—. Seguramente escucharon los ruidos de vuestra batalla en la entrada de la cueva y pensaron que podrían escapar de sus carceleros aprovechando la distracción. Que acudiríais en su ayuda o los salvaríais si conseguían llegar hasta vosotros. Pobres ilusos.

Haciendo caso omiso de los cadáveres, Glinthalas se ha apostado junto a la entrada del pasillo occidental y escucha con oído atento los sonidos que le llegan desde esa dirección. A pesar del monólogo de la sacerdotisa oscura y del eco de las voces en la caverna, tiene la sensación de que hay un grupo relativamente numeroso acercándose por ese túnel. Todavía parecen estar algo lejos y por la forma serpenteante del camino, ambos grupos todavía no os habéis visto, pero el joven silvanesti tiene la sensación de que eso cambiará si seguís aquí más tiempo.

Entretanto, Kylian se ha acercado a la impresinante estatua pentacefálica y la observa con atención bajo la luz de las antorchas. La labor de escultura es algo tosca pero las dimensiones son considerables teniendo en cuenta el tamaño de la cueva.

—Casi parece que pudiera vernos... —comenta en un susurro, encogiéndose con un involuntario escalofrío.

Leyendo la impaciencia en la expresión de Briand, Lizbet se gira hacia el túnel opuesto al de las voces.

—La Guardería está por allí, muy cerca. Podéis venir conmigo o dejar que me adelante yo a comprobar si la dragona está allí.