Partida Rol por web

La enana con las botas oliendo a pis intentó patearme otra vez, pero yo fuí más rápido. Me hacía bastante gracia este juego de verla levantar la pierna dos palmos del suelo. Al comentar Gendrew el material del que estaba hecho el gólem, mis ojos se abrieron como platos.

-"¡Un gólem comestible! ¿Pero qué bruja haría un gólem así? ¿Y por qué está descontrolado? ¿No te sabes la palabra de desactivación o lo que quiera que sirva para controlarle?"

Salimos de la habitación y nos dirijimos a la cocina, donde estaba encerrado el gólem. Iba el último, por detrás del conde y de la enana, que iba dejando un tufillo a meados en el ambiente. Esta vez no me adelantaría para ver lo que había ahí abajo, aunque era digno ver un gólem que podía ser vencido a mordiscos. Mientras que Dwama abría la trampilla, yo observaba la zona de la cocina.

DelCojon observó con claridad al ser que se escondía en el sótano. Se encontraba de brazos cruzados y cara de pocos amigos en una esquina. Lo cierto era que parecía realmente un ser hecho enteramente de queso fundido y peperoni.

Después de analizar la situación la enana se preguntaba si su hacha dañaría al Golem. Ella también había escuchado leyendas sobre la inmunidad de estos enjendros a las armas normales.

- Tenéis algunas antorchas? No sé si nuestras armas van a causarle daño a semejante enjendro. Puede que el calor derrita el queso y podamos acabar con él.

La idea de comérselo a bocados no la descartaba, pero igual el bicho no se dejaba...

Lo de las antorchas sonaba bien. Podríamos derretir al sabroso gólem y no correríamos peligro.

-"No tengo antorchas, pero puedo hacerlas en un momento. Calentemos a esa cosa hasta que su queso impregne todo el suelo y después comámonos los restos, jajajaja. Será devorado por nosotros y así comprobaremos que tal cocina este bribón de Gendrew."

Me volví y empecé a buscar por la casa lo necesario para hacer algunas antorchas.

Intuyes que no es buena idea usar fuego o calor contra el golem. Al fin y al cabo, como dijo Gendrew, fue horneado a alta temperatura. Podría ser hasta contraproducente. 

De hecho, el frío podría ir mejor.

-¡Chitón, bellacos!-reprendió a sus dos compañeros.

-Si usaseis más la testa que corona vuestros horondos cuerpos, quizá os daríais cuenta que aqueste ser ya ha sido horneado por lo que aplicar más calor no serviría de nada... digo más, puede que le fortaleciese.

Señalaba a ambos con su mano enguantada, como si estuviese reprendiendo a dos niños traviesos.

-¿Que ocurre a una buena fondue cuando es dejada en el caldero? Que se endurece y se echa a perder.

Achinó los ojos como si estuviese llegando a una importante revelación.

-¡Frio es lo que debemos utilizar contra aqueste Golem!

- Frío!!??? Y cómo demonios vamos a conseguir hacer frío? Podemos hacer fuego, pero hacer frío.... Dwama se encogió de hombros y miró al hombre -Tú , ese enjendro es obra tuya, verdad? Tú sabrás cómo derrotarlo. Cuál es su punto débil? El calor, el frío, el agua, ...? Si quieres que acabemos con él será mejor que colabores...

- ¡Lo... lo que dice el conde debe ser... ser cierto! - Comentó el aterrado cocinero. - Yo... yo no... no sé cuál es su punto de... débil... - Confesó algo confuso y con la mirada gacha. - Es mi esposa la que le dio vida, yo... - Alzó la vista para mirar a sus improvisados salvadores. - Yo solo amase la masa y puse los ingredientes. Luego horneé la historia golem, pero todo lo mágico fue cosa de Andolyn. Ella es quien le dio vida y quién puede controlarlo... - De encogió de hombros.

Mientras tanto en el sótano sótano, se escuchaban ruidos de destrozas. Sin duda el golem de pizza, allí abajo encerrado se ponía cada vez más y más violento. Si permanecía mucho más tiempo allí abajo y totalmente descontrolado, podía darse el caso de que no quedará mucho por lo que bajar allí abajo una vez el golem fuera desactivado.

La verdad que todo este vericueto del gólem estaba complicando nuestra misión, que al fin y al cabo era llevarnos al bribón del cocinero. La idea de quemarlo parecía que no iba a dar resultado y yo no sabía cómo congelarlo, así que estuve dándole al coco. Esa era una de mis tantas habilidades, ser un rufián y habilidoso ladrón, requería de gran astucia e inteligencia.

-"¿Qué tal si le echamos agua? Puede que eso le ablande. O, podríamos mirar en los libros de esa bruja, quizá esté allí la solución. Y tú, alfeñique, no nos sirves de mucho si no nos ayudas. Piensa en una forma de ayudarnos a acabar con el gólem masticable."

- Tú si que eres alfeñique. Para cuando encontremos algo en esos libros el golem ya lo habrá destrozado todo y ya no servirá de mucho. Y cambiando el tono a uno más amable y noble preguntó Dwama -Sir Godofredo ¿ Entre vuestros dones divinos se encuentra alguno para hacer frio y congelar a la bestia de harina o tenemos que bajar a las bravas?

- Nada que pueda servirnos. - Le respondió a la enana. - ¡Recojones, que mala dicha! - Miró entonces a delCojon. - La dama enana tiene razón. O actuamos ahora o no habrá nada que salvar en esa bodega. 

Y con un poco de suerte, si le salvaban la despensa al bueno de Gendrew, les haría un buen descuento para el banquete de su inesperada boda.

Viendo que el malandrín del cocinero no ayudaba, descarté la opción de los libros. Habría que pasar a la acción, pero no me apetecía entrar en esa minúscula sala con esa horrible criatura hecha de comida. La impetuosa y rechoncha enana estaba dispuesta a dejarse el costal por mi señor, así que lo suyo era que bajara ella la primera. Con una voz melodiosa y calma, dije:

-"¡Oh, mi buena señora! Mi señor Godofredo ha hablado. Tiene usted que bajar ahora mismo para enfrentarse con el gólem y solventar este entuerto. Se que su maestría con las armas le será de gran ayuda ahí abajo, y su pequeño tamaño... Yo, humildemente, me quedaré aquí custodiando a este villano y vigilaré la retaguardia, por si vuelve esa diabólica criatura que desapareció antes. Espero dama Dwama, que esta vez no huya despavorida y acabe con la locura de esa bestia. ¡La comida para la boda de tu señor está en juego!"

Y con un sonoro cuesco, rematé mi discurso. Esbocé una gran sonrisa al notar la fetidez expandiéndose por la cocina y ver cómo la enana arrugaba la nariz. Era mi pequeño obsequio hacia ella...

- Serás puerco! Y además cobarde. Si no fueras el siervo de mi señor de Miramonte te bajaría de la nariz a ver si matabas a ese Golem a cuescos somarrano - Contestó Dwama a la prosa de Delcojón. Tras eso  abrió la trampilla y observó el sótano para encontrar el mejor momento y lugar en el que bajar. - No se hable más. Bajaré allí a ver de qué modo puedo derrotar a semejante monstruo. Toda ayuda que puedan ofrecerme será bienvenida... 

- ¡No cabe cobardía alguna en aqueste momento! - Le dijo el conde s su lacayo con evidente enfadado. - ¡Si no te prestas a bajar con la dama enana lo harás de un puntapié en las posaderas! - Le advirtió el conde. - Mas antes de nada, pediré a Dios nuestro señor, para que nos guíe en esta noble causa. 

El conde se acercó al bribón y mientras rezaba un padrenuestro en voz baja, tocó a DelCojon y sus heridas comenzaron a cerrar por la gracia de Dios. Aunque no acabó allí la cosa. Siguió conjurado y delCojon se sintió más hábil con las armas, menos temeroso y más resistente. 

Luego se acercó a Dwama y siguió rezando. Tocó a su buena amiga y esta fue imbuida con el favor divino. Sus ataques serían más letales y mortales si cabe. 

Por último el Dios de Godofredo le concedió a él un nuevo arma. A su alrededor apareció una serie de cuchillos que comenzaron a flotar a su alrededor. 

- ¡Es la hora! - Dijo el conde. - ¡Qué Dios nos cuide!

Mientras tanto, en el sótano se hallaba aquel extraño ser creado a base de harina, queso, peperoni y otros ingredientes de igual calidad.se le veía enfadado y con ganas de destruir, que por otra parte era lo que estaba haciendo. No iba a ser fácil reducirlo, pero estaban preparados para cualquier cosa.

La situación estaba clara. Ya estaba todo dicho, ahora solo faltaba actuar y en eso Dwama era una experta. La enana estaba echa para la acción y terminadas las plegarias, se dispuso a entablar combate con aquel engendro desconocido. Sacó su querido Urgross y sin dudarlo ni un instante si dirigió hacia el sótano mientras pronunciaba

- Gracias Sant Cuthberg por tus bendiciones. Sir Godofredo, será un placer luchar de nuevo a vuestro lado. Y tu so guarro, al menos intenta no molestar... Que los dioses nos sean leales y nuestras armas letales!!!! Y blandiendo su impecable urgross se lanzó al ataque  

Ante la reprimenda de mi señor Godofredo, solo pude agacharme y poner mi brazo por encima de mi cabeza, protegiéndola de las posibles collejas o capones. Era una postura normal en mi, acostumbrada a ella después de tanto tiempo, cuando veía venir una reprimenda de mi señor.

-"Lo siento, mi señor. Yo solo daba ideas, ya que yo no soy un guerrero como vos. ¡Oh! Lo siento. Bajaré detrás de la dama para ayudarla contra el gólem, pero no me azote ni me pegue." Dije con voz lastimera.

Después de que rezara por mi, preparé mi ballesta para intentar ensartar a esa bestia, antes de entrar en el cuerpo a cuerpo que tanto había buscado evitar. Y si entraba, buscaría la manera de pinchar a la criatura por la espalda, como un buen pícaro. Una vez que vi que la enana descendía al sótano, yo hice lo mismo. Lo primero de todo, fue intentar ensartar al gólem, pero en los últimos peldaños me tropecé y mi disparo pasó rozando las posaderas de Dwama. No caí al suelo de milagro, gracias a mi agilidad de felino.