Partida Rol por web

[DM D&D 3.5 (7)] Glugluteos Terribles

Prólogo. Aedai.

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27/04/2021, 21:47
Narrador

DÍA 1.

Hace algunos días partisteis de Siana con dirección Aedai por diferentes motivos. De momento el camino ha sido plácido, y aunque el frío es bastante molesto, los densos nubarrones que sobrevolaban las montañas del Cuervo desde hace días no han roto hasta esta mañana. No ha dejado de nevar desde entonces y cada vez lo hace con mayor virulencia. El camino que serpentea a través del valle deja al oeste las montañas conocidas como la cordillera Solitaria y al este las montañas del Cuervo. Ha llegado el invierno que reinará con su manto blanco durante gran parte del año cubriendo el valle y el denso bosque de pinos, abetos, cedros y abedules. La única buena noticia es que al menos, el segundo mayor depredador de la zona, el oso pardo, ya se encuentra bajo el amparo de su cueva. En cambio, el hombre, principal depredador, debe comer todo el año.

Estimáis que ya debéis estar en territorio del reino de Athellolis, pues la zona más frondosa de valle del Oso a quedado atras y esa es la última indicación que os dieron en Nav Hidad para que pudierais saber cuanto quedaba hasta la villa de Aedai. Aedai se encuentra a los pies de las montaña que cercan el Paso del Oso y es una parada recurrente en la carretera que une Umnia y Athellolis a través de dicho paso. Se trata de la segunda ciudad en importancia del reino después de la capital Cryadairia debido a que es un importante punto comercial.

El motivo de vuestro viaje hacia Aedai es algo que todos recordáis. El Conde Godofredo de Miramonte se prometió con una dama. ¡Por fin, después de tantos años podría al fin desposarse y empezar a procrear, pues ya empezaba a pasársele el arroz! Sin embargo, cuando Godofredo fue a la cata de su banquete junto a su fiel escudero DelCojón y su vieja amiga Dwama, les fue revelado algo realmente inquietante.

Lachard Casmaxadel era viuda, algo que no le había mencionado al conde. Y para mas inri, se sirvió de un buen abad, un pobre hombre al que ya sedujo en el pasado cuando ella era una adolescente y el ya un hombre curtido. Bertrand, que así se llamaba ese hombre, acudió con su mentor a la mansión Casmaxadel, pues Lachard tenía el demonio dentro y practicaron un exorcismo. Salió bien y bueno, Lachard se encaprichó de Bertrand y tuvieron un romance. Bertrand volvió a la Abadía y ella se casó. Él logró olvidadas de ella, pero años después ella volvió a buscarle. Se escapó con un demonio de su casa y convenció al Abad mediante sueños inducidos a abandonar la a Abadía para entregarse a ella. Pero eso no fue lo peor. También le obligó a matar a su marido, Lord Tisef Oderlof, su mejor amigo, a su segundo en la abadía el padre Ander y a una feligresa. Por supuesto el Conde Godofredo quería investigar lo sucedido y para eso, tenía que viajar a la Torre de Lucien, la cual se encontraba en Aedai y entrevistarse con ese buen Abad.

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27/04/2021, 22:29
Luisius "El Honrado"

A pocas millas de Aedai, un carromato tirado por un burro, se encontraba encallado en la nieve. Un mercader de de hirsuta y pelirroja barba, empujaba del carro, mientas que una joven rubia de talla pequeña, tiraba desde la parte delantera tratando de sacarlo del atolladero. Al parecer estaban viajando con dos niños, en dirección hacia el paso del Valle del Oso.

¿Van a quedarse allí mirando? - Preguntó el furibundo comerciante. - ¿O van a ayudar a una familia en apuros?

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28/04/2021, 21:17
Yelena

¡Luisius, no seas desagradable! - Le recriminó la joven que inmediatamente soltó el carro y se dirigió a los viajeros. - Perdonen a mi marido, pero es que llevamos una hora aquí encallados y... - Bufó. - Llevamos a nuestros niños. No queremos morir congelados, ¿saben? - Miró al hombre que empujando el carro. - Ya nos dijeron que las condiciones no eran las mejores para viajar. Volveremos a Aedai. Por cierto, soy Yelena. - Se presentó. - ¿Podrían ayudarnos?

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30/04/2021, 15:07
DelCojon

Íbamos camino de Aedai, para buscar al malandrín del abad y que nos diera información sobre la futura esposa de mi señor. Estábamos casi llegando y por ello estaba contento, después de las aventuras y desventuras que habíamos vivido en las últimas semanas. El invierno estaba en todo su apogeo, tiñendo los campos y prados con su manto blanquecino. ¡Y hacía un frío de mil demonios! El sarraceno nos seguía acompañando, supongo que para cuidar de los caballos; pero gracias a los hados, ese estúpido mediano se fue por donde vino y ya no tendría que aguantarlo. Pero en su lugar, apareció una criatura grande y verdosa, con muy mala hostia, por lo que veía. No me gustaba estar cerca de ella, ya que olía raro, como a perro mojado o a cuadra, no sabría distinguirlo. Cantando una alegre tonada iba yo cuando vimos un carruaje en apuros en medio de la calzada.

¡Le daremos mucha cañaaa

como al conde de Champañaaa!

¡Al que rajamos con sañaaa

y ahorcamos con mucha mañaaa!

El hombre que salió a nuestro encuentro, habló en un tono que no me gustó hacia mi señor Godofredo.

-"¡Tú, bribón, contén esa lengua! Estás ante Godofredo Amaury de Malfête, el Audaz, conde de Miramonte, de Apremont y de Papincourt." Dije echando salivazos por la boca.

Al salir su preciosa mujer de detrás del carruaje, ablandé mi actitud, ya que solo se trataban de un matrimonio y sus hijos, que iban a la ciudad también. Me quedé al lado de mi señor, esperando a ver qué decidía, si continuábamos o ayudábamos a esta familia.

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30/04/2021, 18:37
If Hassim

If Hassim había estado muy silencioso todo el viaje. Tras lo acaecido en Nav Hidad, se había sumido en un silencio reflexivo, tan solo contestando con un "hmm" cuando se dirigían a él. Tal vez era porque sentía haber alcanzado un punto de inflexión en su carrera como paladín. O quizás era que echaba de menos la calidez de los desiertos donde se crió, en medio de aquel clima infernal. O la respuesta probablemente estaba en que le dolía la cabeza de escuchar durante todo el viaje las sandeces del escudero DelCojon de los cojones. La voz cargante del tipejo aquel era poco menos que una trepanación en frío.

Iba masajeándose las sienes, preguntándose por qué seguía acompañando a aquellos norteños que no sabían cuidar caballos, cuando se toparon con otros individuos -más norteños aún- en medio del camino, con el carro aparentemente atrancado.

Levantó una ceja ante las palabras del necio simplón que empujaba tras el carro, y mientras escuchaba a la mujer menuda se acariciaba la perilla. Miró brevemente al Conde Godofredo, a ver qué decidía hacer, pero él igualmente habló:

Mi nombre es If Hassim — dijo con marcado acento oriental, presentándose a su vez — Y podemos ayudaros, claro. Tal parece que habéis elegido el peor tiempo para viajar con niños, ¿hmm? — dijo con la ceja aún levantada.

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30/04/2021, 19:08
Urma Grabrorz

La naturaleza era sabia y sabía componer sus tiempos y alterar a su completo parecer nuestras vidas, pero mi capacidad para aceptar la futilidad del camino que se abría delante, era algo que jamás había tenido. Hacía frío y el cielo amenazaba con descargar su furia sobre cualquiera que caminase por aquellos valles, lo que me convertía en toda una valiente.

Pero no estaba allí por voluntad propia.

El clan de los Brorz no estaba dispuesto a quedar de lado mientras todos los demás creaban su particular alianza para acabar con nosotros. En los últimos tiempos, habíamos sufrido algunas derrotas y necesitábamos salvaguardar nuestro territorio, por lo que la hechicera del clan había determinado que con el fin de afianzar nuestro lugar, debía unirme a los festejos de aquella insulsa boda.

Claro que no esperaba que todo resultase ser mucho más... divertido. Aquellos estúpidos e insulsos seres, se habían encontrado con una sorpresa, en la forma de una extraña y retorcida historia que cualquier orco habría "cortado" de raíz, o más bien, "de cabeza", pero que en su caso, implicaba dar vueltas y merodear alrededor de las vidas de otros. Nunca entendería por qué aquellos humanos se complicaban tanto sus insípidas existencias.

Pero mi clan estaría representado y cualquier ayuda que pudiera prestar, les sería concedida, si me placía, por supuesto.

Así que allí estaba yo, caminando por aquellos lares, rodeado de hombres débiles, de ojos enfermizos y genitales pequeños, cuando alcanzamos un extraño carromato. Por supuesto, aquel idiota que hacía las veces de sirviente tenía que hacerse notar, no tanto por el horrible y apestoso de su amo, como por él mismo disimulando así tanto su joroba que lo deformaba aún más. En qué momento me había unido a aquel cuarteto que deshonraba mi sangre, era algo que no alcanzaba a entender, pero allí estaba y eso sí, tampoco iba a quedarme sin hacer nada cuando fuese necesario, como en aquel momento.

-Conde, ¿no cree que debería darle un hueso a su perro para que se callara y dejase hablar a la gente inteligente?

El hombre con aspecto de viajero del desierto, al menos parecía tener más sentido común que el resto, pero perder el tiempo con aquel carromato no era lo que yo tenía en mente.

-No es asunto nuestro y creo que deberíamos proseguir nuestro camino.

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30/04/2021, 19:50
Godofredo de Miramonte

Godofredo cantaba alegre junto con su fiel seguidor, si bien tuvo que reprenderle capón mediante por equivocar el título del bien desollado Duque de Champaña. Pero más allá de aquel pequeño incidente, parecía estar de buen humor.

El encuentro con el carromato lo dejó para Delcojón, puesto que aquel era uno de sus tantos cometidos como escudero y sirviente personal.

Asintió satisfecho ante la reprimenda dada por el pícaro, llegando a levantar la palma ante las quejas de Urma.

-Chitón, mendiga, el buen Delcojón no hace más que cumplir con su deber, más anunciar la presencia de su Conde es obligación- Achinó los ojos y elevó el índice hacia el cielo

El buen Conde dejó hablar a la esposa del malhumorado viajero y al acabar, se unió a la opinión del sarraceno en cuanto a la necesidad de echarles una mano.

-Nada debéis temer, buena mujer, puesto que yo mesmo os ayudaré, y así lo hará también mi corte. Dios nuestro señor dijo "Castigad al malvado, puesto que ese es mi mandato, más mostraos piadosos con el necesitado y me estaréis sirviendo a mi"-recitó solemnemente en un tono mucho más amable 

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01/05/2021, 19:41
Luisius "El Honrado"

Entre todos pudieron sacar el carromato de la nieve. Los niños de la pareja sonrieron y aplaudieron y a Luisius le cambio la cara mustia hacia una mucho más agradable. 

- ¡Oh, muchas gracias por su amabilidad! Ya no se encuentran por estos lares gente dispuesta a echar una mano al prójimo a cambio de nada, ¿verdad? - Dijo sonriente y agradecido.

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01/05/2021, 19:44
Yelena

- Veo que andan cortos de abrigo. ¡Tomen, tomen! - Dijo la mujer acercándoles algunas pieles que portaban en el carruaje. - De todas formas no las podremos vender... - Comentó.

En ese momento Luisius abrió los ojos de par en par horrorizado. Aquello que les acababa de ofrecer costaba muchas decenas de monedas y esa gente parecía tener bastante más dinero que él y su familia.

Desde que se instauró la república y Cainneah dejó de gobernar en Aedai, la gente no tiene para gastar en según que cosas. - Comentó. - Íbamos a Siana a tratar de vender todo ésto, pero ya no podrá ser. Debemos regresar a casa... - Dijo entristecida.

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02/05/2021, 00:10
DelCojon

Sonreí cuando mi señor hizo callar a la semiorco con un ¡ZAS! En toda la boca. Esa mujer era un tanto odiosa y malintencionada, ya que estaba aquí por peloteo y postureo. No me importaba que me llamara perro, así que no le di importancia. A mi los perros me gustaban mucho y eran leales a su señor, como yo con sir Godofredo. También eran listos y avispados, según qué raza claro. Su comentario de que dejara hablar a la gente inteligente, supongo que iría por mi señor, la medio metro o el agareno, porque que yo supiera, los semiorcos no eran muy elocuentes o despiertos que digamos. Con todo, me mantendría apartado de ella, no fuera que me mordiera con esos afilados colmillos. Podría pegarme la rabia o algo peor.

En cuanto mi señor dijo de ayudarles, corrí veloz hacia la aprte de atrás del carromato, al lado del malandrín que había hablado de malos modos a mi señor y le indiqué que empujara cuando yo le dijera. Miré a los demás para ver alguno más se unía a empujar.

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02/05/2021, 22:55
If Hassim

— "Dios nuestro señor esto, Dios nuestro señor lo otro" — murmuraba para sí mismo If haciendo vocecitas mientras se colocaba para empujar — Meh. Todo el mundo sabe que todas esas cosas las dijo El Profeta.

Cuando terminaron de sacar el carromato del atolladero, If se puso con los brazos en jarras. Sonreía a los chiquillos que les aplaudían, pero más sonrió cuando la mujer les ofreció las pieles como agradecimiento. En su tierra no aceptar un obsequio era una grave ofensa, pero cierto era que no le vendría nada mal un abrigo añadido. Más aún con el invierno que no había hecho más que empezar.

— Gracias, mujer. — dijo sin mirarla directamente, inclinando la cabeza y recibiendo las pieles con ambas manos — Acepto vuestro regalo con humildad.

Y dicho eso se apresuró a ponerse las pieles por encima de la chilaba de verano con la que cubría su armadura, que por cierto tampoco es que abrigara mucho. ¡Qué bien le iba a venir y cuánto echaba de menos el calor del sol!

— ¿Tal es así? — preguntó interesado por lo que había dicho la mujerzuela mientras se acomodaba las pieles sobre los hombros.— Tenía entendido que Aedai era rica y próspera, y que sus habitantes cenaban jalufo todas las noches.

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03/05/2021, 09:54
Luisius "El Honrado"

Bueno... solía ser así. - Comentó Luisius. - Como sabréis cuando se instauró la república y llegaron los senadores y el gobernador, los antiguos señores dejaron de pintar nada en la vida pública de las ciudades. Conservó sus tierras y sus negocios, pero es un ciudadano más. - Se encogió de hombros. - Ahora los impuestos son más elevados. Se rumorea que se tiene que financiar una nueva guerra y eso cuesta mucho. Una guerra absurda con Mistosia por el control de los territorios fronterizos que a nadie le importan salvo a la República... - Escupió al suelo. - Dentro de lo malo Todo parecía normal hasta hace poco. Seguíamos comerciando con el antiguo señor, Cainneah Shamush y se le veía sano. Hace unos días, fue la última vez que le vimos. Parecía enfermo, cansado… no nos compró lo estipulado. De hecho, ni se digno ni a recibirnos. - Negó con la cabeza. - La gente del pueblo dice que está cambiado, como hechizado, los pocos que le han visto. Yo creo que es un problema de liquidez. Estará en la ruina… - Tomó su pipa y dio una calada. - Y es por eso que estamos tomando esta ruta en pleno invierno. Si el señor está en la ruina y no nos compra la mercancía, nosotros también lo estamos...

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03/05/2021, 20:11
Urma Grabrorz

La lamentable historia del comerciante y los señores. Muy a menudo, aquellos que ostentaban los títulos no eran precisamente quienes se mostraban más generosos. Entre mi clan, las cosas eran mucho más sencillas. Lo que tenías era tuyo y de nadie más, pero si no lo defendías, cualquiera te lo podía arrebatar. Ese era el derecho de todos.

Pero la república no era una buena forma de gobierno porque otorgaba derechos a quienes no se los habían ganado, solo por existir, aunque no aportasen nada. Eso resultaba del todo intolerable para mí.

-Seguramente esté en la ruina. Un comerciante inteligente intentaría sacar provecho de algo así, como por ejemplo, uniéndose a otros para formar grupos mayores y acumular los bienes, convirtiéndose en imprescindibles. Si no tiene dinero, poco podréis hacer por allí, desde luego. Si por mí fuera, eliminaría los impuestos y que cada uno se buscase la vida como pudiera. Esta manera de vivir no tiene ningún sentido. ¡Pagar para otros! ¡Ja!

O dicho de otra manera, pagar que alguien que no tenía dinero gestionase lo que uno había logrado por sus propios medios. Las repúblicas apestaban más que las uñas podridas de un orco moribundo. Pensar en el olor de casa me hizo por un momento sentir nostalgia, antes de volver a la aburrida realidad.

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03/05/2021, 22:52
DelCojon

A mi estas cosas de política no me gustaban ni interesaban nada. Aparte de que no las entendía, eran cosa de los nobles, no de los plebeyos. Miré a la enana, que llevaba todo el rato callada, muda, cosa rara en ella. Ahora que la miraba bien, parecía que había decrecido algo desde la última vez que la había observado. Al lado de la semiorco, la llegaba a la altura de las nalgas. Como fuera detrás de ella, la iría oliendo los pedos todo el rato. Ese pensamiento hizo florecer una enorme sonrisa en mi cara. Con todo este esfuerzo que había hecho y con este último pensamiento de los pedos, me había entrado hambre, así que saqué un cacho de cecina que llevaba en el bolsillo de hace varias semanas y empecé a roerlo distraídamente. Sabía raro, pero para dentro que iba. Cuando la mujer sacó las pieles, dejé de roer la cecina y salí disparado hacia ella. Empujé al sarraceno, que se había adelantado a coger una, antes de volverme hacia mi señor. ¡Qué descarado!

-"¿Las cojo, mi señor?"

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04/05/2021, 07:20
Godofredo de Miramonte

-Oh, aciagos días deben estar padeciendo la buena gente de Aedai si los Nobles son sustituidos por plebellos...

Godofredo asintió gentilmente a la pregunta de Delcojón, mientras proseguía con su discurso.

-Sabed que el gobierno de una tierra se debe a su señor por mandato divino, no por capricho mundano, más es nuestro deber cumplir las órdenes de Dios nuestro Señor. ¡Digo más! el buen noble está obligado a desvivirse por sus protegidos, no así el Burgués enriquecido, que solo ansía juntar bajo sus pies tanto oro como le sea posible...-negó con la cabeza abatido ante tales noticias.

 

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04/05/2021, 13:32
Dwama Pillin

- ¿Crees realmente lo que dices?  - Le preguntó Dwama a la mujer orco. - Si fuera como tú dices, cada uno haría lo que le vineira en gana. No habría ley ni orden y los más fuertes de aprovecharían de los más débiles. - Negó con la cabeza. - Si los tuyos pensáis así, ya entiendo porque no hay una sola nación orca en toda Harvaka que sea una potencia sobre Gea a tener en cuenta...​​​​​

Por otra parte, no siempre estaba de acuerdo con Godofredo. De hecho, desde que le conocía había estado muchas veces en desacuerdo con él, pero si algo tenía claro aquella enana, era que el pueblo normalmente era estúpido y que muchas veces era mejor un señor feudal con cabeza que una asamblea de plebeyos que buscaban cada uno o en colectivo, su propio beneficio sin pensar en el resto del pueblo. 

¿Saben por alguna casualidad si la Torre de Lucien está muy lejos? - Preguntó la enana. - Es allí a donde nos dirigimos.

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04/05/2021, 13:46
DelCojon

Ante la señal de asentimiento de mi señor, doblé y até las pieles con un pedazo de cordel y después me las eché a la espalda, al lado de la mochila. La enana parecía haber despertado y ahora hablaba algo. Me coloqué al lado de Godofredo, con esa sonrisilla mía característica. Volví a sacar el cacho de cecina y a roerlo de nuevo.

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04/05/2021, 14:34
Yelena

Claro... - Dijo Yelena con una bonita sonrisa iluminando su bello rostro. - Es así como llaman al castillo del señor de Aedai. - Desveló. - No sé porqué se llama así, la verdad. Lleva siglos con ese nombre por lo que tengo entendido, pero más que una torre es una fortaleza. - Se paró a pensar mientras se rascaba la cabeza bajo el pañuelo que le tapaba el pelo. - Aunque si es cierto que tiene una torre, puede... puede que sólo se llame así a la Torre. La verdad es que no lo se. - Se encogió de hombros.

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04/05/2021, 14:34
Narrador

Sin más reemprendieron la marcha. Poco a poco, el carruaje con aquella familia de comerciantes se fue quedando atrás hasta que finalmente se perdieron de vista. Unas pocas horas después la temperatura ya había descendido bastante y la noche se cernía sobre el grupo. Debían encontrar un lugar donde cobijarse pues el frío se clavaba como afilados cuchillos y empezaban a notar sus efectos y lo peor de todo es que empezó a nevar con gran intensidad y un viento helado amenazaba con hacer que salieran volando.

Por suerte, en ese momento vieron a lo lejos las luces del hogar de muchas viviendas que se iluminaban a través de las ventanas de las muchas casas de la ciudad que tenían a poco más de dos kilómetros. Decidieron seguir avanzando bajo la nevada y en una media hora llegaron a las puertas de la ciudad. Para ese entonces la tormenta ya había cesado dejando un paisaje desolador. Todo a su alrededor estaba completamente tapado por la nieve. El camino que conducía a Adeai estaba desaparecido por completo y las montañas a ambos lados lucían tan blancas como el resto del paisaje. 

Los guardias de la ciudad estaban cerrando ya las puertas y tuvieron que apresurarse para no quedarse fuera. Cuando por fin se encontraron en las calles de Aedai, la villa se revela como comunidad rural, que con el paso del tiempo ha ido mejorando en servicios para los comerciantes que circulan por la carretera; camino que cruza del este hacia el oeste del continente. Una gran fortaleza sobresale en lo alto de la colina hacia el centro de la villa. Desde dicha fortaleza se controla el pueblo entero. Una muralla con bloques de piedra bastante nuevos, ya que es de construcción reciente se alza en torno a la ciudad. Destacaba también que, aunque el pueblo estaba compuesto por centenares de casas y edificios, la zona sigue siendo verde, con árboles y arbustos por doquier.

El invierno ha teñido de blanco los picudos tejados de la ciudad y sus muchas torres. Destaca en la construcción que prácticamente todos los edificios cuentan con torres, torreones o balcones con tejado piramidal o cónico. Uno de los inconvenientes de la ciudad es que debido a su localización, el invierno solía ser muy duro y en muchas ocasiones debían cerrarse las rutas comerciales hasta que el tiempo mejorase, como estaba siendo el caso.

Al llegar a la aldea, muchos comerciantes, viajeros o aventureros quedaban más tiempo del que tenían pensado pues quedaban aislados e incomunicados del resto del mundo si no deseaban sucumbir a una muerte segura a manos del clima hostil. Por suerte, según les contaron en Nav Hidad los villanos solían ser bastante hospitalarios con los recién llegados, ya que habían aprendido que los visitantes suelían ser abundantes fuentes de riqueza.

yIcWRUX.jpg (1400×753) | Paisaje de fantasía, Ilustración de paisaje,  Ciudad fantasía

Notas de juego

Decidid que hacer ahora. Si vaís directamente al castillo, habláis con alguien, una posada...

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04/05/2021, 15:41
DelCojon

El frío me hacía castañetear los dientes. Se me había metido hasta los huesos y casi no sentía los pies. Saqué una de las pieles empaquetadas y me la puse a modo de estola, para quitarme algo de frío. Casi al anochecer llegamos a la villa, justo a tiempo, antes de que los soldados cerraran las puertas hasta la mañana siguiente. Avanzamos por las calles, viendo cómo era por dentro este sitio. Casas apretujadas, con muchas torres y árboles, muchos árboles.

-"Mi señor, quizá podamos ir directamente al castillo de ese sir. Allí nos darán cobijo y buenas viandas, seguramente. Un buen fuego nos vendría bien a todos."