Partida Rol por web

La antorcha cae en el interior del barril prendiéndole fuego. En el interior los chillidos de las ratas se hacen patentes en el ambiente que se revuelven dentro del barril haciendo que este se agite de un lugar a otro. Gracias a la consistencia de la artesanía de madera enana, el barril no es capaz de volcar por si solo, pero el fuego empieza a prender cada vez con más y más fuerza.

Boros sintió entonces cómo la raia que lo alimentaba se desvanecía, una vez el combate anterior quedaba ya atrás.La fuerza sobrehumana lo abandonó y el esfuerzo se cobró su precio- Sus hombros se hundieron y su espalda se encorvó, como si la cota de escamas le pesara entonces demasiado. 

-Ufff... - suspiró el enano.

Sin embargo, nada dijo, pues era demasiado orgullos para reconocer que le había llegado el bajón.

Pongamos el otro barril encima y que arda con él, no hace falta gastar mas antorchas, vamos- Toril se dispuso a levantar con ayuda de alguno de sus compañeros dispuestos el segundo barril, para colocarlo sobre el que ya ardía. Miró a  Kroggar para que le ayudase ya que Borzos parecía agotado.

Después, antes de abandonar la sala. - ¿deberíamos abrir esas puertas?, parece armarios puede que quede alguna rata dentro, después de esto solo nos queda una puerta más.

¡Arriba!- Sin demasiado esfuerzo dejaron un barril sobre otro, ahora solo quedaba esperar que ardieran aquellas alimañas.

Mientras se aseguraba de que prendía bien, Toril abrió las puertas de los armarios.

Movido el barril a los pocos minutos este empezó a arder al igual que el otro por la parte baja. Al abrir los armarios no había nada en su interior, salvo restos de comida en proceso de descomposición y detritus provocado por las ratas y el movimiento en su interior.

A los instantes los barriles empezaron a agitarse, producto de las ratas que intentaban salir de su interior.

Borzos agarró baston y escudo y, pese a estar aún cansado, se preparó para matar a las ratas tal y como salieran del barril.

Lo segundos pasaban y el fuego aumentaba en tamaño, fue entonces cuando los chillidos se empezaron a producir en el interior, y la agitación de la construcción de madera cesó. Pequeñas chispas empezaron a saltar de los barriles que soltaban pedazos de madera seca ardiendo, acompañado del humo y del olor a carne y pelo quemados.

Al poco la habitación empezó a llenarse de un humo ponzoñoso y el fuego amenazaba con extenderse al resto de muebles si no era debidamente controlado.

Borzos usó su hacha para derribar el barril superior al suelo para evitar que las llamas alcanzaran las vigas del techo y los empujó contra la pared Norte.

Torila prepara sus hachas para darle a lo primero vivo que se mueva fuera de los barriles mientras va pisando los rescoldos para evitar que el fuego se propague.

Krogar también agarró su hacha preparado para lo que pudiera ocurrir. Aunque esperaba que el fuego hubiera alcanzado tal intensidad que las ratas estuvieran ya chamuscadas.

—Porr esos las antorrchas casi nunca son buena idea compañerros.

Tras esperar unos minutos, los barriles empezaron a apagarse gracias al control que el grupo tenía del fuego. Nada quedó vivo dentro de esa sala, y nada se movía ya en el interior de los barriles. Uno de ellos empezó a hundirse por su propio peso debido al fuego, el cual lo había consumido casi por completo, a excepción de los dos enormes aros de metal que servían de esqueleto de la estructura.

El ambiente se volvió aún más cargado de lo que ya estaba debido al humo y a los vapores que se habían desprendido de los cuerpos corruptos de los animales a causa del fuego. Aún era perfectamente respirable pero no era agradable en absoluto. 

Por la forma de la construcción, y la curva de la pared, habiendo visto dos salas, no podía quedar más que la mitad de aquél sótano. En el ala este, debía estar el inicio de la obra de la que os habían hablado para intentar solucionar el problema del pozo.

Pues parece que solo queda una puerta que inspeccionar, con suerte, terminaban pronto y podían descansar, el día se estaba alargando más de lo esperado y no había sido un día tranquilo precisamente si pensaban en todo lo sucedido. Toril se apostó tras la puerta Este, junto a Borzos, y se preparó antes de abrirla- ¿estáis listos compañeros? - preguntó más cauto esta vez en previsión de lo que pudieran encontrarse.

Una enorme puerta de madera se planta frente a vosotros. El último recodo que parece quedar por investigar. Los tablones de esta última entrada se encuentran visiblemente putrefactos, parece que la humedad en las últimas estancias es mayor que en las anteriores, y os llama la atención el moho y los hongos que han empezado a crecer. Al otro lado se escucha movimiento y cierto nivel de eco.

Es probable que en este lugar la cantidad de animales que existan sea considerablemente mayor a los anteriores, y que sea aquí donde vuestros compañeros de armas han empezado a excavar con el objetivo de intentar purificar el agua del pozo.

Borzos arrugó la nariz. La peste a humedad era patente. Los enanos habían resuelto bastante bien la primera parte del sotano y ahora tocaba culminar la jugada. Borzos cogió aire y entró con el bastón fuertemente aferrado.

Toril siguió de cerca a Borzos, no parecía recomendable separarse demasiado y que una de esos asquerosos enjambres de ratas le rodearana a uno. Mal asunto. Aquel agujero parecía mas grande, igual de pestilennte, sería mejor estar alerta.

Kroggar se colocó detrás de sus Toril y Borzos.

—Bueno, toca abrrirr esa puerrta. Estarré prreparrado parra lanzarros la bendición de Barrgenta si nos vemos superrados en númerro. Así que no temáis y arrrasarr con todas esas malditas alimañas.

No percibiste mucho más allá de los sonidos que a primera vista pudieran aparecer en el entorno. Probablemente debido a los nervios del combate que se avecinaba, y de las fuertes palpitaciones de tu corazón que hacían que pudieras escuchar tu propia sangre corriendo alrededor de tus tímpanos.

Al abrir la habitación la situación que os encontrasteis fue dantesca. Una amalgama de ratas de todos los tamaños y tipos que corrían de un lado para otro enfurecidas por la habitación. Como si de alguna clase de encantamiento o de maldición se tratara emitían chillidos y se mordisqueaban de manera amenazante las unas a las otras mientras olfateaban el ambiente en busca de comida.

Borzos se afianzó de pies frente a la puerta, se enfureció una vez más y se concentró absolutamente en defenderse. 

-Venid aquí, ratas malolientes! A ver qué podeis hacer! - dijo, cediendo a la furia.