Partida Rol por web

Kal observa durante el trayecto varias plantas que reconoce de las enseñanzas del viejo y de sus días de ayuno forzado en los que, por desesperación, acabo echándose a la boca plantas y frutos de todo tipo. Algunas le provocaron fuertes diarreas, mientras que otras vinieron acompañadas de fiebres que le hicieron ver cosas que jamás comprendería. 

Entre ellas, le llamo la atención un puñado de hierbas de la sangre que habían crecido al resguardo de un tímido bosqjecillo que pasaron. El joven no desaprovechó la oportunidad de hacerse con algunas muestras, las justas y necesarias para preparar unas dosis de aquél veneno que le dejó el cuerpo entumecido 3 inviernos atrás. Le podría servir para este rescate improvisado que se había formado. 

Rascándose la cabeza levantó la vista al cielo una vez más como intentando recordar algo, observó las aves carroñeras por unos segundos y luego se incorporó para ver a la distancia la arboleda. Se acercó a Talik y los canidos mientras con la mano le indicaba a Kal que se acerque.

-Asi es Talik, deberíamos entrar todos en la arboleda, seguro allí encontramos algún rastro claro. Las 2 garras son astutos, ellos jamás intentaría dar caza a una bestia en estos prados- Su mirada se posó en el bosque mientras avanzaba con intenciones de internarse en él. -​​​​​​-Seguro intentaron acorralarla en ese lugar-

​​

Todos los indicios condujeron al grupo de caza hasta las lindes de una pequeña formación boscosa abrazada por un meandro del Río Azul, donde el rastro se perdía. A partir de ahí tendrían que actuar con cautela. En la espesura de la jungla solo los cazadores más astutos y silenciosos sobrevivían.

En su forma canina salto sobre un árbol donde cobró el impulso para saltar sobre otro, mientras la hembra salvaje mudaba nuevamente su forma en el aire. Desde las ramas altas del bosque una pantera negra seguía al grupo con sus dos ojos amarillentos, moviéndose en silencio.

Los más rezagados os reunís con el resto del grupo y, juntos, por unanimidad, os adentráis en el bosque.

Está claro que las Dos Garras se han tenido que adentrar en él, aunque no veáis ningún rastro en este nuevo terreno. Kusim-Aha y Tansum-Aha son dos expertos cazadores, y por tanto, saben cómo moverse con soltura sin dejar rastro alguno. Lo sorprendente, de hecho, sería que lo hubiera. Os organizáis para peinar toda la superficie posible de bosque sin perderos de vista los unos a los otros. Tras un largo rato, ya habiéndoos adentrado bastante en la arboleda, lográis oír una voz en la lejanía que parece un animal malherido.

Al acercaros cautelosamente a la zona, encontráis el cuerpo de Tansum-Aha, el Jefe de Guerra, tendido en el suelo, tosiendo y sollozando. Tamaña es vuestra sorpresa cuando le encontráis sobre un charco de su propia sangre, desangrándose por una punta de lanza de hueso clavada en su costado. Sus manos tiemblan, tratando inútilmente de taponar la hemorragia. Está muy pálido.

Pero lo más inquietante de todo no es Tansum-Aha, sino el círculo de ciervos negros alrededor suyo, retorciéndose y berreando levemente, como afligidos por un gran dolor. Todos ellos equidistan entre sí, perfectamente colocados con el guerrero en el centro. Es una escena sobrecogedora, macabra y desconcertante. 

—Ayuda... —consigue balbucear al veros en al lejanía—, ayuda... —Al veros, su ojo sano brilla por un momento y una chispa de esperanza cruza su rostro—. Sois vosotros... Han sido esos salvajes hombres-oso, ellos nos asaltaron y se llevaron a mi hermano —aprieta los dientes—. Pensamos que los espíritus celebraban nuestra llegada, porque los ciervos comenzaron a rodearnos cuando les seguimos hasta aquí —tose sangre y está un rato callado, pero pronto se repone—. Esos locos en pieles de lobo negro los mataron a todos de golpe y le alcanzaron dos lanzas —cierra los ojos—. Sí... como mínimo dos lanzas —por un momento se queda así, muy quieto y con los ojos cerrados—. Intenté pararles, pero se lo llevaron... se lo llevaron hacia el río...

Cuando avanzamos entre los árboles tras un rato escuchamos algo, nos dirigimos a la zona y nos encontramos con un espectáculo terrible. Tansum-Aha esta herido tumbado sobre un charco de su propia sangre en un extraño círculo de ciervos negros muertos. Parece un ritual terrible, que por las palabras del herido, han hecho unos hombres oso, que se han llevado al jefe. Me acerco al caído y le trato de tranquilizar, hago un gesto a Gwra que como aprendiz de la chaman, se acerque, tal vez pueda hacer algo por Tansum-Aha.-Tranquilo Tansum-Aha, trataremos de ayudarte y también a tu hermano. Pero dinos lo que sepas de esos hombres oso.- Las heridas tienen muy mal aspecto, tal vez se pueda hacer algo por el, o tal vez no. Pero es de gran importancia todo lo que nos pueda contar de esos extraños hombres oso. Y tampoco había visto anteriormente este tipo de rituales tan extraños. Había prisa por encontrar al jefe, pero no debían de precipitarse a una trampa.

Desde luego, esta no era una de esas ocasiones de las que Gwra pudiese decir que la naturaleza estaba en equilibrio.

A medida que la cambiaformas se fue acercando, lentamente acechando desde la espesura, agazapada en su forma de pantera, alertada por las letanías quejumbrosas provenientes del bosque, el pelaje azabache de su  cuerpo en tensión se le iba erizando como no hacía mucho le había pasado en la tienda de la chamana Cuervonegro. Una especie de electricidad malsana flotaba en el ambiente.

Nada les podía haber preparado para el escenario de horror que se encontraron alrededor del jefe de guerra, Tansum-Aha. Esto nada tenía que ver con las formas brutales de la naturaleza con las que la cambiaformas, en su vida salvaje, estaba más que familiarizada. Esto de aquí trascendía lo estrictamente natural… y eso era algo que aterrorizaba a la hembra salvaje.

Los ciervos negros, moribundos, perfectamente dispuestos alrededor de Tansum, que estaba en el centro del círculo sacrificial. Gwra no sabía lo que sucedía pero una cosa era segura, los espíritus no estaban en paz… Y eso solo podía significar una cosa: Sucedería una catástrofe.

Por el rabillo del ojo podéis intuir la forma de una pantera negra merodeando por la zona sin salir de la espesura. Gwra se mantiene en un cauto segundo plano, husmeando el ambiente, sin atreverse a entrar todavía en escena, analiza la situación desde cierta distancia.

 Cuando la naturaleza no está en equilibrio cualquier consecuencia era posible.

La imagen frente a ellos era sobrecogedora, Tansum-Aha se debatía entre la vida en medio de aquel sangriento escenario. El fiero guerrero se olvidó de las precauciones y llegó hasta donde yacía el jefe de guerra, hincando una rodilla en el suelo mientras observaba sorprendido sus graves heridas. -Hombres-oso...- Musitó con una expresión de rabia antes de continuar -Resiste, jefe de guerra, para pelear juntos de nuevo. Los superaremos, como siempre lo hemos hecho. ¡Resiste!- Eran aquellas situaciones las que descolocaban a Zalakk, olvidando cualquier tipo de lógica o estrategia. ¿Y si aquello fuese una trampa? Si era así, ya era demasiado tarde.

En cuanto Talik entra en el círculo formado por los ciervos moribundos, todos ellos reciben una fuerte sacudida y mueren al instante. Tal vez sea la presencia del guerrero quien los ha condenado, tal vez sea quien los ha salvado, depende de cómo se mire.

Sea como fuere, dentro de ese círculo hace un frío atroz. Cuando el explorador habla, el calor de su aliento provoca un intenso vaho. Zalakk se acerca junto a su compañero y su melena y oscura barba comienzan a tomar rigidez debido a la baja temperatura. Sin embargo, los que se mantienen fuera del círculo no lo notan.

La sangre del costado de Tansum-Aha mana caliente, agradable. El hombre está demasiado débil como para seguir hablando. Sigue balbuceando palabras ininteligibles con un hilillo de voz en los brazos de Talik. Si no recibe ayuda pronto, morirá.

Ha hablado de los hombres-oso, pero hace tiempo que no los veíais por estas tierras. No desde que expulsasteis al último de sus clanes hace ya muchas lunas: el de los Cola de León.

Anda, es verdad. Se me había pasado mirar que superefectos había con megatirada. :)

Las preguntas serían: ¿Qué hay aquí que no es lo que parece? y ¿Qué debería estar buscando?

Kal no puede evitar sentir un escalofrío similar al que había sentido horas antes al entrar a la tienda de la chamana. La imagen de los ciervos agonizantes y del jefe de guerra desangrándose era aterradora.

Sin atreverse a entrar dentro del círculo ritual, el joven sacó sus armas y empezó a rodear a los ciervos, ya muertos, mirando con inquietud entre los árboles que le rodeaban. Kal tenía la sensación de que algo se le escapaba. ¿Era esto una emboscada, y el jefe de guerra un cebo para cogerlos desprevenidos? Agachándose hasta prácticamente pegarse al suelo, Kal buscó indicios de trampas en la zona.

El frío cala hasta los huesos y una punzada atenaza el corazón del Guerrero al recordar su frío cadáver en la pesadilla. -Va... Vamos Talikk... Tenemos que salir de este lugar- Como puede se dispone a ayudar tomando de las piernas al jefe de Guerra mientras el cazador los sostiene de los brazos. Por su impulso no se había fijado cómo los ciervos morían cuando Talikk ingresó, el sólo esperaba salvar a Tansum-Aha.

Nada más atravesar el círculo, los ciervos negros mueren, esta claro que esta entrando en medio de un ritual, y el frio es tan intenso que le golpea con brutalidad. Tras sus breves palabras el jefe de guerra queda callado, la herida del costado tiene muy mal aspecto, sangra demasiado. Cuando llega Zalakk tapo el costado como puedo, con ayuda de las pieles del caído y ayudo a Zalakk a sacar a Tansum-Aha al exterior del círculo. Le digo a Zalakk en voz baja: -Vamos rápido pero con cuidado, de no agravar la situación de Tansum-Aha, tenemos que salir de aquí cuanto antes Zalakk este frío y la súbita muerte de los ciervos no es casual, seguro que están tratando de finalizar el ritual.-Y con la ayuda de Zalakk tratamos de llegar fuera del círculo, para tratar de huir del terrible frío. Mantengo presión en la herida, para tratar de contener la hemorragia.

Estoy alerta y pendiente del entorno, dentro de lo posible, esto me parece algo que hemos interrumpido, no pueden estar muy lejos los que han hecho el ritual. Susurro a Zalakk:-Me da la impresión de que hemos interrumpido el ritual, seguro que están muy cerca observándonos, tenemos que actuar rápido y con cautela, puede que haya un ataque inminente.-

Si algo estaba acechando al grupo desde la espesura Gwra intuyó que este sería el momento de atacar. Justo ahora cuando fueran a sacar a Tansum-Aha del círculo, rompiendo con el ritual. O eso esperaba ella, que no fuera demasiado tarde para romper el ritual. Todavía le faltaba mucho por aprender a la pupilo de la chamana.

Los dos humanos adultos habían actuado con inconsciencia, entrando en el círculo. Se lo podía esperar de Zalakk pero eso no le restaba la imprudencia. El cachorro Kal, había sido más cauto. Empezaba a caerle bien. Como fuera, aun con la sutileza de un mamut en una cacharrería, habían hecho instintivamente lo que tenían que hacer. Quizás no fuera tan mala manada después de todo.

La pupilo de chamana quedaba agazapada tras unos helechos cercanos, esperando pacientemente al acecho, imbuida por las cualidades naturales del felino en que se había convertido, muy atenta al entorno que los rodeaba. Encogida sobre sí misma y con los músculos en tensión, dispuesta a saltar como un resorte en el momento en que algo fuera de lo normal entrara en escena.

Cuando Talik y Zalakk comienzan a mover el cuerpo de Tanshum-Aha, una helada brisa se levantarse en el círculo. Los cuerpos de los ciervos empiezan a congelarse y la brisa pronto se convierte en una ventisca surgida de la nada que congela hasta el tuétano de los huesos de los salvadores del Jefe de Guerra. Una gran mano invisible, una fuerza sobrenatural, les arrastra de nuevo hasta el centro contra su voluntad.

De repente puede oirse un gélido y desgarrador aullido provinente de algún lugar del bosque. Las copas de los árboles se mecen suavemente. Es el mismo aullido que todos vosotros oísteis en el sueño de anoche. 

—Mis... mis pesadillas se han convertido en cri... —alcanza a balbucear Tansum-Aha—, en criaturas vivientes. Nuestro clan será olvidado si Kusim-Aha no vuelve. Por favor, sin él no sobreviviremos... no sobreviviremos este invier...

Se desmaya de nuevo antes de poder terminar la frase.

Aunque no detectas a nadie entre la maleza, sí llama tu atención una lanza de un extraño y denso hueso tirada junto a un árbol. A juzgar por el testimonio de Tansum-Aha, probablemente uno de los hombres-oso se la haya dejado ahí.

Al darse cuenta de que sus compañeros trataban infructuosamente salir del círculo, Gwra se abalanzó desde donde estaba escondida entre los helechos, directamente hacia el cuerpo fantasmagórico de uno de los ciervos negros, tratando de arrastrarlo hacia fuera para romper el espacio del círculo.

Cuando estamos moviendo el cuerpo del jefe de guerra, el frío se hace insoportable, como si fuésemos a quedarnos los tres congelados.-Rápido Zalakk tenemos que salir de aquí antes de que los tres nos congelemos.-Al parecer los hombres oso iban en dirección al rio y no había tiempo que perder si querían recatar al jefe. Consigo salir sin mayores problemas ayudando a Zalakk a llevar a Tansum-Aha, cuyo costado sigo presionando para parar la pérdida de sangre. Parecía que la siniestra pesadilla de la anterior noche, estaba luchando con fuerza con convertirse en realidad y terminar con el clan. Lucharía con todas sus fuerzas para tratar de evitarlo.