Partida Rol por web

-¡No dejéis que escapen o alertarán a toda su comunidad!.- El viejo salió corriendo detrás de los dos que huían.

Demasiado agobiado como para soltar su preciada alabarda en la mugre y cambiar de armas Vasile golpeó con todas sus fuerzas contra uno de los rátidos heridos. Ranald debía estar tan asqueado como ellos de aquel tufo pues miró a otro lado y dejó al estirlandés con su alabarda clavada contra la mampostería del alcantarillado.

- ¡Meretrices de Morr! ¿Será posble? -se quejó mientras daba tirones desesperado por liberar su arma

Dos de las ratas huían. La otra no tuvo tiempo de reaccionar. Para su desgracia, se quedó delante de Hans. Justo en el mortífero radio de acción de su mangual. El fanático tomó impulso echando el cuerpo hacia delante y alzó el arma por encima de su cabeza para descargarla con todas sus fuerzas sobre su enemigo.

La alabarda se había clavado con tal fuerza que Vasile daba tirones en vano intentando sacarla. En uno de esos tirones el mango se parte y Vasile cae, al agua fétida, con tan solo un trozo de asta de un metro de longitud.

La cabeza seguía clavada en la pared, riéndose de su dueño.
 

a pesar de dar le primer golpe, cuando los skaven huían, intento darles de nuevo con otro fondo, pero esta vez, en vez de cortar carne de rata, solo corto el aire putrido de la cloaca.

Al ver que su ataque fallo por unos pelos, la ira le embriago -oh no! ustedes no se escaparán tan fácil- dijo para si y en respuesta a la orden del soldado, intento correr en dirección a las alimañas infrenales, mas el angosto lugar y sus compañeros de por medio, impidieron que se le facilitara la situación.

La rata humanoide detuvo la cadena usando el asta de la lanza. A pesar de poder contrarestar sin oposición decidió echar a correr.

Los dos skavens corren como si un diablo de Khorne les persiguiera. Su pequeño tamaño y bajo peso hace que no se hundan tanto en el fango, como se hunden las botas humanas.

El viejo pronto comeinza a cansarse y su persecución se vuelve más lenta.

Ante semejante realidad, Eldilor observa sin aliento la triste realidad, hace un rápido reconocimiento con sus ojos de la distancia entre ellos y las alimañas -Creo que es mejor que nos retiremos de aquí, antes de que nos lluevan las ratas- sugirió, hablando con tono calmado.

Si fuese mi hija Saskia antes seguiría a avanzando hasta que nos matasen a todos que retirarme - pensó Vasile con disgusto viendo a los rátidos huir con tanta habilidad - ; ojalá la mente de este padre sea más racional que la mía.

El estirlandés se preparó para continuar la carrera, dejando caer la que fue su arma favorita para equiparse su espada y escudo.

puedo atacar al que ahora huye?

Me recompongo del primer ataque a uno de los skaven que huía, aprovecho para ahora atacar al skaven que se había quedado y se había dado cuenta de su situación, aunque el ataque solo consigue hacer un pequeño corte.

Luego de expresar sus pensamientos y sin esperar la sentencia del soldado, procedió a soltar sus armas con pericia militar, recogiendo su ballesta que posaba en su espalda, se posicionó para apuntar, coloco el virote tensando la cuerda y disparó a aquella alimaña que huía. 

Mientras hacia esto, rezaba para si mismo diciendo -Kurnous concédeme tu guía y ayúdame a acertar contra mis enemigos-

Espera... Todavía tengo algo para ti dijo al ver que la rata salía huyendo. Con un giro de muñeca cambió el peso en el mango de su arma y luego tiró de ella para que la cadena hiciera que la bola se dirigiera hacia el Skaven.  

La estocada del estaliano hizo que el skaven se colocara en posición para Hans, que con su mangual, destrozó la pierna derecha de la rata conviertiéndola en un amasijo de carne sanguinolenta. El skaven permaneció allí tirado, mientras agonizaba.

Más adelante, el elfo soltó sus armas y disparó el virote que ya tenía preparado en la ballesta. El proyectil impactó de lleno en la cabeza de la rata, que emitió un chirrido de dolor. Gracias al proyectil, el viejo pudo ganar el terreno perdido ante el skaven.

Sufriendo de un flato quebrador después del esfuerzo por liberar su alabarda y rompiéndola en el proceso, Vasile trató de correr en persecución de la rata pero a los pocos pasos su vísceras se le retorcieron de dolor y no pudo continuar. Tamaña frustración le habría llevado a gritar pero había enemigos en aquellos túneles... Innumerables enemigos.

-!Maldita rata cornuda¡.- El viejo atravesó al skaven en un último y desesperado intento. La hoja se clavó hasta la empuñadura.

Después el silencio se hizo en los túneles tan solo roto por la agitada respiración de Vasile y Hlüger.

-Sigamos. Ese estúpido posadero gordo cree que está a salvo.- Dice señalando la pared, donde una mano humana se apoyó para seguir camino.

ya habíamos acabado con las ratas y ahora nos tocaba buscar donde estaban el maldito del posadero, algo que no sabía era como seguir huellas, aunque este ya nos lo había marcado parte del camino con sus manos.