Partida Rol por web

Por aquí. Por aquí. dijo Hans al descubrir la señal de otra mano apoyada en la mugrienta pared. Vamos y echó a correr por uno de los túneles mientras hacía gestos con la mano que sujetaba el mangual al resto para que le siguieran. 

Sobrecogido por el nauseabundo olor  de aquel lugar nauseabundo, fuente segura de un sinfín de malos humores y pestes, Vasile fue incapaz de discernir el camino a seguir. Agradecía el que sus compañeros fueran mucho más despiertos que él y ya hubiesen descubierto por dónde ir para rescatar a la hija de Hlüger.

- Bleurgh... -escapó de su cuerpo un pesado rebufo, fruto de su malestar- Acabemos con esto.

Seguís el rastro dejado por el miedoso posadero. A un lado, entr la mampostería, se abre un túnel de tierra que no encaja con la arquitectura del lugar. Seguís el túnel que se adentra en la tierra.

La pista del posadero desemboca en un par de cruces laberínticos, los cuales no suponen una dificultad ante las pisadas mojadas de Tegorff en tierra seca, que llegan hasta un ensanchamiento progresivo del túnel hasta convertirse en una caverna semi iluminada, con andamios de madera y un terrible olor a rata. Pero lo peor está por llegar, pues allí, delante vuestro, Tegorff se hace un ovillo aterrorizado de miedo ante un macabro espectáculo, donde cerca de ocho skavens chirrían, sisean, se sacan los dientes y luchan por un trozo de carne o víscera de la pobre chica, muerta y a medio devorar.

-¡Wilma!- El viejo, paralizado por la escena, solo acierta a decir el nombre de su difunta hija. Las ratas detienen su lucha mirando a aquellos intrusos en su territorio.
Podéis ver como un skaven se levanta de entre la multitud de ellos. Es más alto, viste armadura de cuero y usa un arma a dos manos, mitad espada, mitad cuchillo de carnicero. Sus perversos ojos os miran durante un segundo antes de dar a sus subordinados la orden de atacar.

tras seguir las huellas llegamos a donde estaban los cadaveres de la chica y del cochero del noble, aunque de ver los restos, me quedo paralizado de miedo.

La peor pesadilla de un padre, el terror de ver lo que le había pasado a Wilma y pudiera pasarle a Saskia en aquel mundo. Llevada viva a las profundidades, gritando el nombre de su padre mientras la cortan y pinchan, la desesperanza al ver su propia sangre, estar rodeada de monstruos y que nadie llegase al rescate.

Lo que hubiera debido causarle un ataque de pánico a Vasile le llenó sin embargo de una rabia visceral, cargando al frente como poseído por un mal espíritu contra aquellas viles alimañas.

- ¡Os vamos a matar! -ante los chillidos rátidos él rugió como un oso- ¡Aaaaaaargh!

Sus tajos, guiados por el odio y no su entrenamiento marcial, no hicieron más que abanicar el aire.

Vio como una rata todavia tenia entre sus fauces lo que parecían ser los intestinos de la chica. Su cuerpo estaba allí. Tirado en el suelo. Una vena empezó a palpitar en la frente de Hans. Sus ojos se abrieron inyectados en sangre. El viejo se vino abajo. !Pobre hombre! El fanático apretó las manos que sujetaban su mangual. Dio un paso al frente, gritó de furia algo incomprensible y se arrojó contra el primer skaven que tenía delante. 

Tras dar muerte a las ratas, el elfo procedió a recargar nuevamente la ballesta, ponerla en su costado y recoger sus armas, envainando la espada y dejando pronta a atacar su lanza, la cual como siempre estaba posada sobre el escudo.

Caminaron rastreando al maldito posadero, más lo que vio más adelante es algo para lo que nunca estuvo preparado, aun así, tomo fuerzas y sin imitar los ruidos de sus amigos, procedió a arrojarse contra el enemigo. 

Al llegar a donde estos, realiza una estocada con su lanza, cortando el aire y emitiendo un letal sonido; la afilada lanza se dirigía con deseo de sangre a la cabeza de la alimaña.

Las ratas se abalanzan sobre vosotros como una muchedumbre alborotada. Hlüger y Luis, conmocionados por la escena, quedan paralizados pero salís delante suyo para protegerlos de los ataques.

Vasile blande su espada y aunque entrenado con ese arma, se nota que no tiene tanta soltura como con su alabarda y no consigue impactar.

Hans por el contrario blande su mangual haciéndolo girar. En el momento oportuno lo suelta y consigue un impacto en el hombro derecho de uno de los skavens que le rompe la clavícula obligándole a soltar el arma.

El elfo utiliza la táctica que usó en la habitación. Pone su escudo delante con la lanza en ristre atravesando el pecho a una de las criaturas y volviéndose a escudar frente a los ataques.

Los skavens sin embargo no pueden atacar a gusto y su falta de disciplina hace que se molesten unos a otros en un sitio tan angosto.

Vasile sabía que la rabia no le permitiría sobrevivir a aquel encuentro y debía combatir con la cabeza más fría, se aseguró de tener el escudo delante y midió bien las distancias con aquellas bestias antes de lanzar su estocada.

No fue hasta que su filo saltó hacia delante que cayó en la cuenta del terrible error que acababa de cometer.

- Morr, no mires -farfulló para sus adentros.

Eldillor observaba con sus ojos de color oliva y rostro manchado de sangre enemiga, como las alimañas se reagrupaban para atacar nuevamente, por lo que se puso frente a los demás irguiendo su escudo y con la lanza amenazante.

Las alimañas procedían a abalanzarse contra ellos, más la posición estratégica del grupo, limitaba el número de estos –No cedan el paso, ni avancen- dijo implorando que el viejo soldado conserve su cabeza y no haga una locura.

Vio como su compañero de grandes proporciones fallaba miserablemente su ataque y le dejaba en apuros, por lo que con su lanza realizo una serie de movimientos, donde el metal cortando el aire seria su único sonido, mas la posibilidad de ser asestado por una de idas y venidas del arma permitía ganar espacio, evitando así cualquier ataque.

Luego, con un vigor vertiginoso, metal embistió contra una de las alimañas, esperando cobrar otra vida.

Se giró envalentonado por su anterior golpe y encaró a otra de las ratas.  Hizo girar el mangual horizontalmente buscando golpear la cadera pero no calculó bien la parábola. Las bolas del arma golpearon en la pared,

el horror todavía me deja paralizado

El viejo aparece de repente entre vosotros blandiendo su espada sin emitir sonido alguno de rabia, furia o frustración. Solamente sus ojos y sus movimientos transmiten tal cólera.
 

Los Skaven se pisan y molestan por obtener el favor del jefe en una formación que os favorece. Tan algunos ataques perdidos logran acercarse aún con Eldillor intentando mantenerlos alejados.

¡Clang! - sonó el picar del escudo al se golpeado por el arma rátida. Vasile había logrado parar el golpe en el último momento y sus ojos buscaban qué arma usar para continuar el asalto, temiéndose tener que recurrir a lanzarse a escudazo limpio.

Luego de asestar el golpe y hendir el hierro en la tierna carne, procedió a recuperarse y parar un ataque veloz mente. En ese instante, sus ojos cubierto por el yelmo, pudieron percatarse de una abertura que un enemigo facilitaba y procedió a realizar otra estocada directo a la cabeza de la alimaña.

En el proceso, dio la espalda a Vasile, esperando que el muy desafortunado pudiese aprovechar la apertura y tomar su espada, esperando que los dioses elfos le den sabiduría para no romperla, ya que solo quedaría la ballesta y no se imaginaba que este seria muy diestro con ella...

tras un rato de procesamiento, puedo salir de la situación y sacar mi estoque e intentar darle a alguno de los skaven