Partida Rol por web

- La magia fluye en cantidades desorbitadas, y es negra como la noche. Tenemos que pasar al otro lado y cortar lo que estén haciendo. Cruzad con cuidado, ataos unos a otros con mi cuerda. Crearé una distracción

Dicho esto se concentraría para canalizar la magia, pero el ambiente estaba tan cargado que apenas sería capaz de mantener el hechizo con éxito.

- Ahora, acabad con ellos antes de que den la alarma. Nada de ruidos. Rápidos y certeros.

Dicho esto se concentraría en la bola de luz que había creado, y la hizo moverse en dirección opuesta al estaliano para darle un mínimo de ventaja.

Tras esto esperaría a que el grupo agarrara la cuerda para poder ser rescatado en caso de trastabillar. Y así avanzaría, dando tumbos hacia el otro lado.

Poniendo la manta en el suelo Vasile se aseguró que Bärchen se tumbase sobre ella y dejó un día de raciones abierto allí para que se lo comiese y no les persiguiera. Así es como su padre Sebastián lo habría hecho pero él no estaba allí para hacerlo en condiciones. Si sobrevivía a todo aquello habría de aprender a entrenar aquel perrazo a que le hiciese caso.

Tras esto recogió sus cosas, recibió la cuerda de sus compañeros al otro lado, se la ató a la cintura y se dispuso a cruzar aquel puente lo mejor que pudo, un pie tras otro. Desafortunadamente su peso hacía que cada rama se partiese a su paso y que al llegar a la mitad el árbol entero se resintiese, de manera que aunque llegó al otro lado lo hizo con una buena escandalera.

- A por ellos -se excusó, amartillando la pistola.

Los embobados ungors seguían comiendo sin hacer caso de la bola de brillante luz. Solo cuando la acercó lo suficiente pudo ver como uno de ellos se fijaba. Los tres, alertados por quien la había visto, tomaron sus armas enseguida siguiendo el lento movimiento de la esfera.
Luis de Alcocer tomó tierra en el otro lado del barranco. Marius siguió de cerca al estaliano. Un ligero tintineo de la cadena del mangual les hizo detenerse. Los ungors tenían su vista en otro lado.

Sabían que eso era antinatural. Una bola de luz podía ser la antorcha de un enemigo y por lo tanto debían de alertar. También podía ser un reflejo de la luna. Finalmente uno de ellos le indicó a otro que fuera a investigar. Hans pasó al otro lado. El flagelante casi rabiaba teniendo a los esbirros del caos tan cerca. Pero no parecieron oírle.

finalmente el elfo pasó al otro lado. Sus pasos era gráciles y silenciosos. El escudo que tenía la correa rota se deslizó de su espalda golpeando contra el peto metálico. Solo uno de los ungor se volvió encontrándose cara a cara con cuatro enemigos.

Dos de aquellas bestias estaban en Babia. Marius debía aprovacharse de aquello. Con un diestro mangualazo podía quitarse a una de encima y entonces su superioridad numérica se haría todavía más manifiesta.

Agarrando el mangual y haciéndolo rodar sobre si cabeza empezó a correr hacia uno de los cuernudos que habían pillado por sorpresa. Marius estuvo tentado a gritar durante su carga, pero no lo hizo por no alertar a su objetivo.

Finalmente, cuando al fin tuvo cerca a aquella bestia del caos, lanzó un soberano mamporrazo contra ésta. Su esperanza era limpiar el Viejo Mundo de una sabandija como aquella de un solo golpe.

el plan había funcionado, habíamos dividido a los ungors y los que estaban cerca nuestra no iban a tener la suerte de vivir mucho, y así dabamos tiempo a que nuestros compañeros cruzaran el puente, por lo que lanzo una serie de estocadas sobre el hombre bestia que estaba mas cerca mía. 

El hechicero luchaba por no caer al vacío mientras el resto salvaban la papeleta. Parecía que la estratagema había funcionado, aunque solo en parte, y era posible que consiguieran pasar desapercibidos para la gran mayoría de esos monstruos.

En lo que le concernía a el, tenía  que cruzar cuanto antes y poder ver por fin la fuente de esa magia que fluía por todos lados, era de vital importancia. Se volvió a concentrar en el puente y siguió caminando lentamente.

El elfo reacciono rápido a la situación, dejando caer sus armas  y sacando su ballesta, para inmediatamente lanzar un dardo en dirección al mal nacido que estaba alejado.

Al parecer, la noche terminara con un sangriento enfrentamiento.

A Bärchen no le gustaba quedarse solo pero el humano que olía a ajos le había dejado comida y cama allí para estar cómodo, tras dar varias vueltas encontró la postura perfecta desde la que se podía tumbar y ver el tronco en todo momento.

Cierto es que después de tanto paseo hasta le había entrado sueño.

- Brufff... - se despidió del resto de la jauría al alejarse de él antes de cerrar los ojos y quedar dormido.

No poder estar ahí cuando empezaba el combate puso a Vasile de los nervios, cualquier cosa podía ocurrir durante los próximos instantes y él no  podía ayudarles. Un paso tras otro, sin embargo, el otro lado se iba acercando.

Después de cruzar aquel tronco, se abalanzó sobre uno de los Hombres Bestia que estaban desprevenidos. 

El golpe de Marius aplastó el pecho de la criatura dejándola sin aliento mientras el estaliano cruzaba cortes y punzadas como un rayo contra el otro. Hans llegó para descargar su ataque contra el hombro derecho fracturando varias costillas y perforando un pulmón.

TAANNNG!!- La ballesta de Eldillor disparó el virote que se incrustó contra el pecho del ungor más alejado. Sin embargo, la criatura todavía vivía. Con largas zancadas se alejó del combate hacia la espesura para alertar de la presencia de humanos en su terrirtorio.  

Marius quiso reaccionar con presteza para salir tras aquel ser cornudo y asestarle un golpe por la espalda antes de que avisara al resto de cabrones de su llegada. Lo cierto fue que sus piernas no reaccionaron lo suficientemente rápido y lo perdió de vista muy pronto. Marius estaba acostumbrado a combatir, pero no a perseguir a sus presas.

Aquellos seres eran cobardes. Huían a la menor oportunidad cuando veían que las cosas se ponían realmente mal para ellos. Lo que por otra parte era un instinto bastante humano.

- ¡Tratado de cogerle! - Les indicó a sus compañeros de cacería.

Si daba la alarma, el combate contra los hombres bestia iba a complicarse. Estarían atentos a cualquier amenaza y el sigilo y la sorpresa dejarían de ser armas a su favor. No podían perder aquella baza, pues era quizás, su única oportunidad de victoria.

Por fin llegó Vasile junto a Albert, y no podría haber sido en momento más oportuno; tocaba correr.

Con su trote cochinero trató de dar alcance al ungor pero quedó corto, el flato de nuevo afectándole hasta llevarle a bajar el ritmo.

- Maldición -gruñó para sí mismo mientras que con el escudo gesticulaba al resto ánimos y suerte en alcanzar al monstruo.

Al ver como huía, corrió detrás del Ungor pero el bosque y el follaje eran demasiados espesos y al poco rato lo había perdido de vista. ¿Lo veis?¿ ¿Lo veis? preguntó a los demás mientras oteaba a derecha e izquierda intentado distinguir algo en la oscuridad. ¡Maldita sea! las cosas se iban a complicar

Acababa de cruzar el tronco de la muerte y ya estaba otra vez metiéndose en situaciones poco favorables para el.

Si es que no aprendo...

Con la mirada intentaría buscar donde se encontraba aquel engendro pero su vista no daba para más, ni que decir de sus piernas. Esperaba que alguien lo atrapara, porque sino iban a perder el factor sorpresa...

El elfo sabia que ese virote no le mataría, por lo que desde que disparó inició a preparar el otro virote, por lo que pasado unos instantes, ya estaba listo. Aprovechó que su vista en la oscuridad le daba ventaja sobre la situación y apunto en la dirección del mismo, logrando ver la figura que corría.

Apretó el gatillo y tan pronto esto paso, se incorporó nuevamente sin ver el resultado de su disparo, intuía que necesitaría mas que eso para derribar al fornido contrincante.

había matado a uno de ellos y al ver corriendo al otro ungors con el virote, salgo corriendo detras suya para atraparlo.