Partida Rol por web

[DM09/20] Hombre Lobo: Iniciación

Tras el primer cambio (recuerdos)

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01/09/2020, 15:30
Director

Notas de juego

En esta escena debéis incluir (público o privado) un relato corto sobre vuestro primer cambio.

Uno de los más dramáticos momentos en la vida de un hombre lobo, eso es el Primer Cambio. Un instante en que la luna les baña con su luz y la rabia les desborda y les posee. Esta primer transformación suele quedar grabada en sus mentes con la sangre de sus seres más queridos… el Primer Cambio trae eso y mucho, mucho más.El Primer Cambio es lo que hace a un hombre lobo. Antes de que ocurra, un hombre lobo sabe poco sobre sí mismo. Sabe que es proclive a ataques de ira incontenible, y su vida parece más extraña y problemática de lo habitual, pero aun se considera humano. Sin embargo, cuando la luna se alza en el cielo y el Cambio da comienzo, descubre lo equivocado que estaba.

El momento antes del Primer Cambio es algo terrorífico. Cosas inexplicables comienzan a suceder alrededor del hombre lobo. Mientras yace en al cama por la noche, escucha susurros en un lenguaje que no reconoce pero que casi comprende. Los conejos y las ardillas huyen aterrorizados a su paso, mientras que perros extraños pasean a su lado de la calle, ignorando las órdenes de sus amos. El tiempo y el espacio se distorsionan. Camina durante cinco minutos y recorre tres kilómetros, o se encuentra en lugares de pesadilla como pasillos sin fin o edificios en llamas sin salida. En mitad de la tarde. Sin ninguna razón.

Y luego están los otros. Ve por el rabillo del ojo un extraño que le vigila, o se despierta en mitad de la noche, para ver lo que parece un gran perro sentado en su césped. Entonces llega… el ataque. Algo que podría ser un perro, un lobo o incluso un humano loco con dientes demasiado afilados le derriba por la noche (tal vez incluso en su propio hogar) y le muerde. La herida no parece infectarse; de hecho, sana con rapidez.

En unos cuantos días, su vida se viene abajo. El mundo se retuerce y deshace en torno a él, y finalmente el instinto se impone. La única salida es cambiar para adaptarse al nuevo mundo que el rodea.

Cuando el Primer cambio le asalta, su cuerpo ondula por las cinco formas de manera incontrolada. Algunas veces, tan solo de modo parcial. Su cara y piel podrían siendo humanas mientras que desarrolla un enorme hocico empapado en sangre, o sus piernas se convierten en las de un lobo a la vez que su masa corporal sigue siendo la misma. Muchos piensan que están muriendo o volviéndose locos. Se equivocan.

Y por encima de todo, la luna. Sin importar cómo era su madre, un hombre lobo no comprenderá el autentico sentido del amor de madre hasta que no descanse, exhausto y lloroso, bajo la luz de la lunas tras su Primer Cambio. A partir de este momento, su alma está marcada. La fase de la luna influencia el propio cambio, así como la vida del hombre lobo. Aquél cuyo cambio ocurriera bajo la luna gibosa podría experimentar un torrente de visiones terroríficas y surrealistas que requieren de expresión, mientras que la luna llena casi siempre desencadena una rabia asesina en el hombre lobo cuyo cambio sucede bajo su atenta mirada. Sin importar la fase lunar, el Primer Cambio toma el control del hombre lobo, que actúa por instinto hasta que se derrumba totalmente exhausto.

Cuando despierta, se conoce mejor a sí mismo, aunque tal sentimiento ha… cambiado de alguna forma. Adoptar una forma distinta se convierte en algo más natural, aunque requiere práctica al principio. También ha sido marcado por la fase de la luna con una afinidad conocida por auspicio, aunque llevará algo de tiempo comprender lo que significa esta afinidad para él. 

¿Por qué me está ocurriendo esto? ¿Pero por qué? ¿Qué es lo que hace que le Primer Cambio distorsione, incluso destruya, la vida de un hombre lobo antes de que ocurra?

El inminente Primer Cambio es fuente de una sutil confusión por sí mismo. Como ondas en un estanque oscuro, las fuerzas que se inundan en el corazón de un hombre lobo envían pulsos motivos a su alrededor a través de él mismo. 

Otros hombres lobo también lo advierten. La mayoría sabe lo que sucede al leer las señales y a menudo resulta muy sencillo encontrar el objetivo. A estas alturas, el hombre lobo está a punto de estallar. Por otro lado, podría haber nacido de un padre humano que poseyera algo de sangre de lobo. A veces la sangre de lobo es fuerte en una familia humana, con lo que las posibilidades de que nazca un hombre lobo en ellas, se eleva considerablemente. Una familia con miembros que posean autentica sangre de lobo es la clase de recurso que los hombres lobo vigilan muy de cerca.

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01/09/2020, 15:50
Cassandra Karagounis - Devora Hombres

Una figura femenina, completamente llena de tatuajes, con una mirada fría y seria se apoyó contra la pared mientras miraba a su público. Suspiró y comenzó a relatar aquello que la convirtió en lo que era y en quien era ahora...

Habían pasado 16 años desde mi nacimiento bajo el Cuarto Menguante de Selene... Hacía días que sentía mi sangre arder, que mi humor estaba mucho más irascible y que sentía que podría saltar a la yugular de cualquiera que me llevara la contraria... No les dije nada a mis madres, tenía miedo de que me aislaran en el refugio, de que me encerraran y de no poder estar junto a Iulie, mi primera novia, la primera persona a la que amé con todo mi ser....

Era una noche de fiesta y diversión, entre alcohol y risas Iulie y yo disfrutábamos la una de la otra, de nuestros cuerpos y nuestro amor... Una noche en la que nos prometimos que al cumplir la mayoría de edad nos casaríamos y formaríamos una familia... Aquella misma noche unos chicos se acercaron a nosotras, tentándonos con alcohol y drogas... Era una noche especial, una noche de desenfreno y diversión... Aceptamos y cuando nos dimos cuenta ellos intentaban sobrepasarse conmigo y con Iulie... Nos engañaron y llevaron hasta un lugar apartado del bosque, por más que oía las risas de ellos no podía dejar de sentir como algo se removía en mi interior, como una bestía quería desgarrar todo mi ser y salir...

Solamente cuando oí el grito ahogado de mi amiga al ser tomada a la fuerza por uno de aquellos desgraciados y mientras otro intentaba inmovilizarme y hacer lo propio conmigo... Dejé salir todo aquello que guardaba en mi interior, toda aquella rabia  e ira... 

Hoy en día apenas puedo recordar más que el dulce sabor de la sangre y su calidez recorriendo mi cuerpo...

Al despertar estaba completamente desnuda, tirada en un rincón del bosque, cubierta de sangre y con los cuerpos descuartizados de aquellos dos chicos y junto a mí, mis madres, Helena y Adrienne... 

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01/09/2020, 17:55
Erik Horn

Voy hacía un rincón, de camino me agacho a coger un pequeño alambre que hay en el suelo, al agacharme la manga de mi camiseta se sube un poco y muestra una cicatriz que por lo que parece ser un mordisco en mi antebrazo. Al reincorporarme avanzo y me siento en el rincón, empiezo a doblar el alambre como si de una distracción se tratara.

Mira a la mujer que acaba de contar su historia
Veo que recuerdas bastante de tu historia, ojala poder decir lo mismo de la mía Vuelvo la mirada al alambre

Mi primer cambio fue hace unos 12 años mas o menos, apenas recuerdo cosas sobre lo que pasó, lo que recuerdo es que estaba de regreso a casa cuando de repente un coche casi me atropella, el conductor paró y se bajo del coche.

Comenzó a decirme gilipollas y a ponerse agresivo, yo le respondí con la misma agresividad, de repente saca un bate de beisbol del coche, viene hacia mi y me golpea en el costado, caí al suelo y empezó a darme con el bate.
Tirado en el suelo hecho un ovillo para protegerme de los golpes empecé a sentir una furia increíble, cada vez veía más y más borroso hasta que llegó a un punto en el que solo oía gritos y sentía un dulce sabor en mi boca.

Cuando recobré la consciencia estaba en una cama, estaba en la casa de mi amigo. Con una cicatriz en el antebrazo como de una mordedura.Dejo el alambre a un lado en el suelo y me remango para muestro mi cicatriz.
Yo no recordaba apenas nada, mi amigo dice que me ataco un perro y que que llego justo a tiempo para ayudarmey me llevó a su casa. Y esa es mi historia. Vuelvo a coger el alambre y miro al resto para oír sus historias

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01/09/2020, 18:21
Boris Vian

.- Muy bien. Vamos a empezar por el principio cachorro. Quiero que me digas que fue lo que paso el jueves por la noche.-

El hombre mayor camino por el suelo de la madera de aquella cabaña, que olía a viejo, de una manera intensa y desconcertante. La luz de la única bombilla que había dentro imprimía sombras en cada rincón. 

Sin embargo, veía las sombras con total claridad, y percibía algo, como si varias personas mas estuvieran observando, aunque no era capaz de averiguar dónde.

- No me llamo cachorro, mi nombre es Boris- Espeto el adolescente con tono seco e iracundo. No tenia claro porque su madre se había empeñado en que tenia qué ver ha aquel vejestorio, y menos después de lo que había pasado.

.- Vale, Boris. Je. Desde el principio, ¿qué paso el jueves por la noche?.-

- Ya se lo he dicho a la policía, no recuerdo nada. ¡Puedo irme ya!-

El chico se retorcía en la silla de madera haciendo que crujiera con el constante cambio de peso. No quería estar allí, y seguía con la sensación de que le observaban.

.- Me vas a decir qué sueles desnudarte en el campo de futbol. Que es lo que sueles hacer todos los jueves, eh, cachorro.-

Pero qué coño le pasaba al viejo de las pelotas.

- No, no me desnudo en el campo, en el vestuario, y para cambiarme la ropa. No soy un pervertido-

.- Pero la policía encontró tu ropa tirada en mitad del campo, sobre las 10 yardas. ¿No recuerdas haber ido a entrenar?.-

- NO -

.- Y ahora me dirás que tampoco sabes porque la ropa estaba destrozada, como si la hubieran triturado con un cortacésped, ¿verdad?.-

- No. No lo se, oiga, en serio tenemos que hacer esto, tengo cosas que hacer -

El silencio y la mirada serena y autoritaria del viejo fue la única respuesta durante al menos 20 segundos.

- No tengo idea de que le paso a mi uniforme, algún imbecil querría gastarme una broma -

.- Entonces, tienes enemigos, y querían burlarse de ti, cierto. Eres el típico chico enclenque del que se ríen los demás. Claro, porque los linebacker son los típicos tíos de los que todo el mundo se puede reír..-

- No me este jodiendo, nadie tiene cojones para burlarse de mí - silencio durante unos segundos - Antes cuando era un crio sí, pero ahora no. La gente me respeta - 

.- Te respetan. Claro.- el viejo se alejo hasta la puerta y dio la espalda al chico, no había mas mobiliario, y aquel sitio era menos “espantoso” que la comisaría donde había estado 34 horas. Pero sin embargo, le ponía mucho más nervioso al joven. 

.- Estabas cubierto de sangre cuando te encontraron, ¿correcto?.-

- Si, pero no era mía -

.- No toda, la mayoría era sangre de ciervo. Sabias que un ciervo adulto tiene al menos 17 litros de sangre. Viste algún ciervo.-

La pregunta era sencilla en comparación a las de la la policía, sin embargo el chico empezó a sudar, y la vista se le nublo.

.- Sabes qué pueden correr y caminar heridos durante kilómetros, para intentar escapar de sus presas.-

Boris seguía en silencio, y mente se había retrotraído al un momento pasado, que no era capaz de entender con precisión, era como en una de aquellas películas viejas de la tele, con efectos especiales cutres en los que hay litros de jarabe de… lo que fuera.

El hombre estaba de pie junto a él, con aquella mirada intensa de nuevo. Finalmente reacciono. 

- No lo sabia. ¿puedo irme ya?, doctor dolittle -

.- No, no puedes. Sabias que encontraron una rama a siete metros de altura, en la que había sangre tuya. ¿Sabes como te heriste?.-

La mano del chico fue inconscientemente hacia su costado derecho. Y en cuanto se dio cuenta la quito de allí.

- No, yo estoy bien, no tengo ninguna herida. O es que le parezco un inválido -

El hombre sonrió por primera vez en la entrevista. Sin embargo, Boris no se había percatado, en su mente estaba recordando algo, después del ciervo, algo peludo, mas grande que un coche, que una ranchera, el golpeo el costado, y lo lanzo volando por los aires. Pero eso no podía ser. No existía ningún animal natural así de enorme. Aunque sabia que así era.

El hombre se acerco a la puerta. La abrió y miro atrás. Pero no al chico.

.- Es uno de los nuestros Rose, me lo quedare un par de meses hasta explicarle lo básico. Pero su herencia es cosa tuya.-

¿quedarse con el viejo, qué cojones?, y por qué hablaba con su madre, si ella no estaba allí. Instintivamente miro por el rabillo del ojo, al rincón de la sala. Y allí, allí había gente, no solo su madre, sino aquel libro negro, el que le había salvado de la bestia.

El mundo se derrumbo sobre su consciencia, y se dio cuenta al fin, que no había sido un sueño o un mal viaje. Era real. Era…el comienzo.

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01/09/2020, 18:47
Tsintah Anaasází / Cazadora-de-Verdades

Padre Lobo. Madre Luna. Sagrado Viento. Mujer Cambiante. Todas ellas leyendas que Tsintah conocía desde que era consciente. Enola, chamán y abuelo de la chica, había inculcado tales enseñanzas en ella igual que si fueran una religión.

Desde un tiempo atrás, antes de que los sueños ganaran tanta fuerza, los viajes a la montaña para comulgar con los espíritus que rodeaban el Todo eran constantes. El padre del padre de Tsintah, Enola, apoyaba que era necesario para conocer el significado de dichos sueños, pues el tiempo dormido era tiempo de vida en el que los que habían vivido antes hablaban con su nieta. 

A la chica, a pesar de la educación basada en estricta disciplina tradicional, solo quería ser una más de la reserva. Ser la loca enferma nieta del extravagante irracional era duro. 

Era un día como muchos otros tantos. No había ninguna pista de lo que iba a suceder. Pero algo era extraño ese día.

La comunión con la naturaleza usando una mezcla de medicinas chamánicas tuvo una diferencia radical con lo que era habitual. Esta vez, Enola, no iba a ser un ancla externa, sino que la iba a hacer viajar en solitario. No era la primera vez que le tocaba un ejercicio de supervivencia, pero sí era la primera vez que meditaba sin apoyo de su abuelo.

Tsintah, sola y confundida en la montaña, buscando unión con las voces que le hablaban a menudo, notó un gran calor surgiendo desde el interior, extendiéndose desde la boca del estómago hasta el último de los cabellos. Sintió dolor, miedo, ignorancia y escuchaba el latir de su corazón tratando de huir de su pecho.

La oscuridad, un inmenso vacío como se narraba era el origen del mundo, cayó sobre ella. 

Días, semanas, meses, años. No supo durante cuánto tiempo le parecía estar flotando sin oír, sin ver, sin notar nada. 

Pero el Viento Sagrado trajo luz, igual que antaño. De lo que era dolor, nació placer. Del miedo, valor. De la ignorancia, conocimiento sobre ella misma. Incluso el ritmo acelerado de las pulsaciones menguó hasta tener uno normal. Normal para una loba gris, el ser que era ahora y que sentía como una parte extraña pero igualmente familiar. Pasaba a estar completa, de una forma peculiar, pero completa.

Estando en el estado que semejaba un trance típico de las medicinas para meditar, Tsintah decidió correr. Trotar de vuelta a la cabaña en la que vivía con Enola. De loba cambió a otra forma extraña, luego a humana, de nuevo a loba. Durante esos cambios, volvieron todas las sensaciones negativas experimentadas hasta que se hicieron naturales y simples molestias, nada más. Eso le pasó todo el viaje de vuelta, uno que no logró recordar acabar aunque, al final, la llevó a ese destino.

Las voces de los antepasados hablaron llevándola por el buen camino, la guiaron e iban a aconsejarla en el viaje de la vida que tenía por delante, una vida que comenzaba ahora, como ya habían hecho desde tiempo atrás. Eran su pueblo, ellos vivían en ella.

Había cambiado, era diferente y estaba confundida. También sabía que al fin era alguien completa.

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01/09/2020, 18:59
Adam Porter / Sonrisa Cautelosa

Adam se acomoda en su asiento, con los pies sobre la mesa y una expresión socarrona. Se lo piensa un momento, se aclara la voz y comienza a relatar:

Yo tendría... 17, creo. Soy malo con las fechas. Total... fue una semana de mierda, de las peores de mi vida. Primero me pegó esta sensación de que me estaban siguiendo, de que me estaban observando, y no había manera de quitármela de encima —Negó con la cabeza varias veces—. Cuando tienes tratos con la gente con la que yo los tengo, la paranoia es lo último que quieres que domine tu vida, porque no sabes si estás perdiendo el tarro o peor todavía: tienes razón. La poli, una banda rival... mil cosas pueden salir mal, y mira que yo soy bueno eh, de cojones —Gesticula exageradamente, sonriente.

»El líder de la gente con la que tengo tratos me aseguró que estaba limpio, que habían hecho pesquisas, que no ocurría nada... pero a mí la mosca no me la quitaba nadie. Es más, empecé a ponerme irascible por motivos que no podía comprender, hasta la tarea más básica me ponía de mala leche. Con el gustito que me da a mí comerle la cabeza a una secretaria para que me de su contraseña de acceso... y esos días no podía, me sentía como un n00b, en cuanto las cosas no me iban bien me daban ganas de aplastar lo primero que se me pusiera por delante... me estaba afectando al curro de veras.

Entonces comienzo a escuchar voces cuando estoy navegando Twitter en casa a las 3 de la mañana, y me empiezo a preguntar si he visto demasiadas pelis de miedo últimamente. Claro, al principio te ríes... pero el asunto pierde gracia rápido. Yo no me meto nada, así que eso lo descarté rápido... pero es que al final te acojonas más. Me daba miedo irme a dormir, por patético que suene. A veces juraría que veía unos ojos brillantes en la oscuridad, en el patio, en el pasillo... y ni ganas de que "eso" me pillara durmiendo.

Un buen día me levanto y no sé cómo ni porqué, pero de alguna forma tengo clarísimo que va a pasar algo... y al mismo tiempo algo dentro de mí prefiere comportarse como si fuera el día más normal de una vida normal. Ese día en cuestión tenía que darle una "cosilla" a la gente con la que trabajo, y aunque me había costado cojón y medio conseguirla dado mi volátil estado mental, a esa gente no la decepcionas, además, que soy demasiado bueno como para decepcionar... así que tenía lo que querían. Voy a la hora de siempre al lugar de siempre, lo entrego, me dan el visto bueno, cobro, me marcho y cuando estoy caminando de vuelta a casa... zas.

Me empieza a pegar un chungo rarísimo y cuando me quiero dar cuenta estoy en un desierto, luego en casa, pero entra en el salón desde el pasillo un bicharraco de 2 metros que parecía un cruce entre La Cosa y Alien, con esos putos ojos brillantes que a veces veía... cuando el bicho me va a agarrar y destripar me percato de que estoy en un ataúd enterrado vivo, que no sé ni cómo podía saberlo... pero joder, tenía una certeza clarísima de ello. Cuando me va a pegar un ataque de pánico de pronto aparezco en un bosque, no me siento yo, pero sé que soy yo, me siento poderoso... pero a la vez impotente. Esta sensación me come vivo, casi literalmente, placer y ansiedad, sentir que le estoy devolviendo al mundo todo el daño que me ha hecho al mismo tiempo que estoy haciendo algo horrible... no sé, esa parte está borrosa. Recuerdo querer mirarme el cuerpo y no atreverme a hacerlo... cosas de la transformación, supongo.

Y de pronto... me despierto en un callejón inmundo, en pelotas, con sangre en las paredes que no sé si es mía o... no lo sé. Si pillarse un pedo es una experiencia similar, me alegro de no beber. Eso sí, no veas que gracia llamar a mis "amigos" para pedirles una muda de ropa, y luego explicárselo al jefe... le conté una milonga: que me había fundido la pasta con demasiada efusividad aquella noche. Creo que se lo tragó.

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01/09/2020, 20:28
Alexis "Cachorrito" Karagounis

Un joven alto como una torre mira a sus compañeros, había escuchado a Cassandra con una sonrisa, como si no fuera la primera vez que escuchaba la historia, asintiendo en los puntos más álgidos. Cuando llega su turno mira a sus compañeros con la timidez pintada en el rostro y tras un par de intentos fallidos de comenzar a hablar saca una hoja de papel de su bolsillo. Escondiendo su cara enrojecida tras la hoja para no ver a sus compañeros comenzó a leer con una voz gruesa y temblorosa que se fue templando a medida que leía.

Recuerdo que mi madre había ido poniéndose cada vez más ansiosa cuando cumplí los dieciseis años, y cómo parecía respirar cada vez más aliviada a medida que pasaban las lunas y el cambio no llegaba. No supe lo que sucedía en ese momento, y no lo comprendí hasta que cumpli los dieciocho, hasta hace unos días atrás.

Las primeras señales llegaron en Mikonos unos días después de mi cumpleaños, una corta caminata desde la cancha de basquet a casa terminó en un parque varios kilómetros más lejos. Un empujón inocente derivó en pelea con uno de mis mejores amigos. El gato de la vecina comenzó a evitarme y los perros callejeros me seguían a todos lados. Pero lo peor fueron los sueños, las voces extrañas, y la luna llena cada vez más presente. 

Dos días después de las primeras señales llegaron mis tias para llevarme a unas vacaciones adelantadas, el viaje fué un calvario, no podía estar en el automovil, me sentía encerrado, y no fue hasta que Helena me dió una manta sucia y llena de pelos que pude calmarme. Fue la sorpresa lo que me contuvo, reconocí el olor, era de Luna, una de las lobas que había conocido el verano pasado en la casa de mis tías. Preguntarme cómo era posible que supiera que había estado embarazada y había tenido cuatro cachorros, y que en esa manta los había amamantado sólo por el olor mantuvo mi mente enfocada hasta que llegamos a la hacienda.

Cuando llegamos faltaban dos días para la luna llena, si, lo sé, parece un cliché pero en ese momento y con lo que sabía, tenía mucho sentido. Mis tias y mi prima - en ese momento baja la hoja para mirar a Cass y le dedica una sonrisa - se sentaron conmigo a la luz de la hoguera e intentaron explicarme lo que me estaba sucediendo, desde ya no creí nada de lo que me dijeron y las traté de locas. Pero lo cierto era que no podía explicar mis sueños ni lo que me sucedía, y a la noche siguiente todo mi mundo cambió, o sería mejor decir que yo cambié.

Del día anterior sólo recuerdo la sensación de no pertenecer a mi cuerpo, de desdoblarme con cada movimiento, y de sufrir aún más la inmovilidad. De la noche sólo recuerdo senir que me desgarré completo antes de que saliera la luna, luego ,fragmentos de bosque, sombras oscuras, dolor, el olor de la sangre y poco más. Cuando desperté me cubría una manta y a mi alrededor estaban Cass, Magnus y Adrienne, mi madre llegó un poco mas tarde acompañada de Helena. Al día siguiente me contaron que me habían acosado y retenido dentro del bosque para que no buscara presas humanas, me dejaron cazar, descargar la furia que me consumía, y me fueron acorralando hasta agotarme.

Bajó en ese momento el papel y miró a todos, volviendo su timidez a ser aparente al notar los ojos de todos sobre él, algunos serios, otros burlones, inguno indiferente. - Me cuesta hablar en público, por eso mi prima me sugirió que lo escribiera y lo leyera. - sonrió al parecer recordar algo - Por cierto, mi nombre es Alexis Karagounis, y Cass me dice Cachorrito. - se encogió de hombros - supongo que es un nombre tan bueno como cualquiera.

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01/09/2020, 22:20
Samantha

La primera vez no se olvida, joder fue impactante... como no lo esperas. Recuerdo que me encontraba mal, llevaba unos días rara, durmiendo mal y con una sensación extraña. Se lo había dicho a mi madre, pero a ver, poneros en situación, aquella vieja pasaba la mayor parte de los días tirada en el sofá sin levantarse, tan sólo para las necesidades básicas (comer y WC) y consumiendo televisión, un programa tras otro. No había con quien tratar. Además estaban Billy, Bob y la banda de Martínez dando por culo.

En aquellos tiempos pasaba, ya sabéis, te dan un sobre y tienes que llevarlo a tal sitio, lo entregas y te dan otro sobre y lo traes de vuelta para los otros. Bueno, pues ocurrió que una noche estaba fatal, no había salido y al final me había quedado en casa, pero Bob se puso muy pesado al teléfono porque no había soltado el paquete y tuve que hacer de tripas corazón y ponerme en camino. No llegué a avanzar mucho tras la primera sacudida, joder recuerdo que me caí al suelo y estuve con multitud de arcadas sin poder vomitar nada. Como si llevara un puto alien en mi interior, había algo que quería salir.

Me salí de la calle principal porque estaba llamando la atención y joder tenía el sobre conmigo, no podía correr riesgos. Igual fue el destino, en la parte trasera del famoso 7-Eleven donde mi padre la lió fue donde ocurrió la primera transformación. Recuerdo que salieron un par de orientales a decirme algo, lo típico que "avisarían a la policía" No sé si se metieron para adentro ellos o los empujé un poco; deciros que no entré por la puerta, tampoco estaba para muchos modales. Me asusté la ostia cuando vi el brazo lleno pelos, imagínate ellos. No sé qué demonios ocurrió allí dentro, se que la cosa se desmadró por el tema de los estantes cuando cayeron unos cuantos. Se pusieron nerviosos, yo también. En mi defensa alegaré que no fui yo quien incendió el local - seguramente los disparos, el alcohol y que había multitud de cajas por los pasillos que prendieron con una facilidad que luego fue imposible controlar la llamarada. Y eso que había agua, aunque igual ese armario se fue a pique tras algún golpe.

El caso es que experimenté en aquel sitio los cambios, sí... no fue un sitio muy habitual, pero joooder la que se montó. Llegaron camiones de bomberos y cantidad de polis, no veáis que espectáculo - al final quemó toda la manzana, cosas de orientales, al parecer el almacén propagó el fuego por la casa que había pegada, una residencia de ilegales dijeron en las noticias. La culpa fue de los colchones, además la casa era vieja... madera y trastos - una fogata de impresión. 

Lo malo fue llegar a casa y descubrir que la banda de Martínez se creyó que me había quedado el paquete y había huido. Así que se pasaron por casa y le hicieron una visita a mi madre. Pasó algo similar al local del 7-Eleven, aunque sin orientales. Aquí sólo se quemó mi casa; la poli me dijo que mi madre se había dormido y quizás un cigarrillo había provocado el incendio, pero mi madre que tenía muchos vicios, no fumaba. 

Bueno, tampoco me voy a pasar toda la puta vida contando historias, sólo deciros que fui a llevarles el paquete y... se me hace tarde, ya os lo contaré otro día.

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02/09/2020, 00:42
Cristine Levine/Cantar Siniestro

-¿Que cómo fue mi cambio? Fua... Menuda putada. Me pilló en plenos exámenes del primer semestre de la Universidad ¿Sabéis? Fue horrible, no podía descansar, no podía concentrarme, lo que leía lo olvidaba todo el tiempo. La iba a cagar, estaba segura. Solo podía relajarme por las noches que salía a dar una vuelta por el campus mientras me bebía una cerveza o dos... normalmente no salía de la zona de los edificios principales pero a veces no se, como que se me iba la olla ¿Sabéis? Y aparecía en el centro de Toronto, o en un campo de golf...algunas veces tuve que activar el Google Maps para volver a mí residencia, joder que palo me daba todo aquello. Debía ser por estrés, o eso creía yo.

Claro que también tenía un humor de perros...¿Lo pillais no? De perros...jaja....bueno...recuerdo hablarle mal a mis compañeras de cuarto, y también a mis amigos del hockey... joder no se lo merecían, ¿Sabéis? Bua...y entonces ocurrió eso. Fue echando unas canastas, estaba yo sola en una de esas noches que no podía dormir. Alguien había olvidado recoger el balón de la pista y decidi que quizast cansarme me ayudaría. El caso es que el vigilante de seguridad vino a echarme la chapa, creyéndose ahí el rey de mundo con su porrita de Allyexpress. Que gilipollas era...empezó a decirme que no podía estar allí, que ya me había visto muchas noches bebiendo por el campus, que a ver si me creía que esto era mi pueblo de paletos...y yo pasaba de él, seguía botando el balón y concentrándome en meterlo en el aro. Pero él seguía erre que erre y entonces se me acercó y me dio con la porra en el hombro y seguía gritándome, me llamaba niñata engreída y yo que sé que mierdas más me soltó. El caso es que empecé a verlo todo...como empañado, ¿Sabéis? Rollo como cuando mirar a través de un cristal helado. Recuerdo que él dijo algo de que me calmara o que haría que me expulsaran de la universidad.

Lo siguiente que recuerdo es un sabor dulce y caliente y antes que eso, una pequeña explosión en mis manos. Luego pensé que esa explosión había sido el balón de básquet y que el sabor caliente, debían ser las entrañas del vigilante de seguridad.

Desperté no sé cuánto tiempo después, era de día y estaba muy lejos del campus, casi fuera de la ciudad, poco me faltó para llegar al bosque.

Cuando volví al campus la policía decía que unos perros salvajes habían entrado en el recinto de los deportes y que habían descuartizado al vigilante de una manera muy salvaje. Creo que los periódicos locales aún hablan sobre "el perro de los Baskerville canadiense" cuando se refieren a aquello.

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02/09/2020, 07:57
Thomas Tremblay

Thomas había permanecido hasta ahora silencioso en una esquina oyendo como aquellos chicos y chicas contaban historias de sus transformaciones. La mayoría de ellas parecían consistir en episodios donde la rabia y la violencia aparecían culpa de unos cuantos infelices que parecían ganarse a pulso lo que les había pasado a garras de aquellos muchachos. Otros mas bien parecían personas que estaban en el lugar incorrecto en el momento mas inadecuado con un humor que no acompañaba a que pasara nada bueno. Pero en su caso...

 

-Yo... Dijo con la voz algo azul y casi carrasposa, su voz sonaba totalmente inofensiva en comparación con los bruscos y decididos que parecían algunos y algunas de aquellas personas que los rodeaban, pero tenía que hablar... No podía ser el único que quedara en silencio, por lo que carraspeó un poco para aclararse y trató de decir todo del tirón mientras jugaba con sus uñas clavándolas en su mano y rascándose la parte superior de la misma.

 

-Fue con doce años... O tal vez once... Había estado pasando una mala época en el colegio. No es que sufriera de bullying ni nada por el estilo, pero si que no terminaba de encajar en ninguna parte. Acto seguido miró a todos y sonrió mirando sus manos -Supongo que como casi todos... Mi madre, que era la humana y además profesora estaba bastante preocupada con que no consiguiera ningún tipo de amistad mientras mi padre le advertía sobre lo que yo era y acabaría haciendo... Siempre discutían sobre eso y mi padre fue demasiado indulgente en ese tema. Un buen día por fin hice una amistad, Helen... Una pobre chica lisiada tan desubicada en el mundo como yo... Mi madre no tuvo otra mejor idea que llevarnos de acampada al bosque con unos padres mas...  Negaba con la cabeza consciente ahora de lo irresponsable e inconsciente que fue su parte materna en todo esto.  -Solo fue que nos alejamos un momento que le enseñé unas vistas a un acantilado rodeado de bosques que vino un jabalí salvaje a amenazarnos. Yo era un saco de huesos y ella estaba postrada en una silla de ruedas... Lo único que recuerdo es una rabia salvaje antes de tener al jabalí mutilado entre mis enormes garras. Para cuando desperté, mi padre estaba abrazándome y sujetándome con fuerza mientras me decía que no mirase. Pero la silla de ruedas vacía y llena de sangre hablaba por si sola.

 

Mi madre no tuvo mas remedio que aceptar lo que mi padre le advirtió durante tiempo y dejar que me fuera con el, a Helen la dieron por desaparecida y muerta causa del ataque del jabalí y posterior despeñamiento por el precipio y el resto como se dice... Es historia.

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02/09/2020, 08:54
Rafael Costanza

Un día tus padres se sacan de la manga un viaje familiar y un retiro de unos días en mitad de la montaña, aislados en la naturaleza “Será divertido” Dicen y todo lo que puedes pensar es “Y una mierda, divertido sería ir al lago con Kelly y meterse con el imbecil de Jessie”

Pero son tus padres y les ves ilusionados y no dices nada. Hoy pienso que podría haber sido un capullo, montar la escena y quizá no hubiéramos ido. Me lo hubieran perdonado y seguirían aquí. 
Es inevitable que me pregunte de vez en cuando que en lugar de poder ir a tantos sitios: ¿por que no ir a cualquier otra puta parte? ¿la casa de Verano en el lago? ¿de viaje a Miami? Como tantas otras veces...
Joder... los sigo echando de menos.

El caso es que nos fuimos toda la familia de excursión “forestal”: Un amigo de mi padre le había dicho que una senda llevaba a unas vistas magnificas en un promontorio medio oculto y ahí fuimos, como idiotas. Nos calzamos las botas, nos echamos crema, cogimos las mochilas, las cantimploras, la brújula(aunque eso fue un paripé, no sabíamos usarla) Y nos fuimos de aventura

El tercer día de marcha la cosa empezó a ir mal. Al principio no los vimos pero los escuchamos, lobos. Aullidos, pero conforme avanzamos empezamos a verlos fugazmente. Algo les pasaba, tenían el pelaje sucio, algunas calvas incluso, daban la sensación de estar enfermas.
Hicimos lo que haría cualquiera, dar la vuelta(aunque quizá tuvimos esa intención demasiado tarde). O lo intentamos, por que no nos dejaron, nos espolearon como si nos quisieran llevar a algún lado. Si retrocedíamos se acercaban más y solo nos dejaban en paz si avanzábamos. 
Papá sacó un arma y disparo pero el ruido no los ahuyento y si les dio, no les dio de lleno.

Empujados hacia adelante acabamos en un sendero que recorrimos cansados y asustados para llegar a un claro con unas vistas, tal como nos habían prometido, excepcionales, parecía un lugar no tocado por la mano del hombre, pero no pudimos maravillarnos demasiado por que esos lobos llegaron tras nosotros rodeándonos. Estábamos muy perdidos cuando algo mas entro en escena.

Una criatura enorme y de pelo blanco. Se abalanzó sobre ellos y ellos a su vez se abalanzaron sobre él y sobre nosotros.
En mi familia cundió el pánico y algunos lobos vinieron a por nosotros. Yo por otro lado sentí la adrenalina dispararse y me deje llevar...
Todo fue confuso. Me dijeron que mi familia pereció a manos de esos lobos. Que yo cambié pero perdí el control, que me deshice de los primeros lobos que me salieron al paso pero que enajenado por la rabia perseguí a los que escapaban dejando solos a mis padres y hermano.

Me desperté en mitad del bosque y los recuerdos confusos de lo que había pasado casi me vuelven loco. Los había abandonado, traté de encontrar el camino de vuelta, pero me perdí aún más de lo que estaba. Me encontraron los guardabosques, habían pasado dos días desde entonces.

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02/09/2020, 10:20
Brenda Meier

Recuerdo que acabé en el suelo de mi habitación, desnuda y en posición fetal. Mi madre se agachó y me acarició el costado como solo una madre es capaz de hacerlo. "Mi niña", decía, con lágrimas en los ojos y una tranquila sonrisa en los labios.

La habitación era, en efecto, la de una niña, pese a mis quince años. Estaba pintada en tonos pastel, repleta de juguetes por todos los lados (había una estantería llena de Barbies), con peluches en la cama y en las sillas, siluetas recortadas en papel sobre la lámpara, en las paredes... Mi única preocupación por aquel entonces era que me acercaba a los dieciséis y aún no había tenido mi primer periodo. Los conflictos en el instituto y el Primer Cambio del que hablaban mis padres habían pasado a un segundo y tercer plano.

Tumbada en la cama, con una camiseta azul por única prenda sobre el tanga, leía un libro de fantasía acerca de los changelings. No sentí nada. Dejé el libro sobre la mesa de noche y bajé despacio la mano hacia mi pubis, cubierto solo por un finísimo y escaso vello rubio. Todas mis "amigas" se acariciaban y, por supuesto, todas tenían la regla ya. Hacía meses que había decidido que yo también tenía ese derecho, con regla o sin ella. Lo primero que noté fue el calor; casi de inmediato, la humedad. Me extrañé. Levanté mi mano y la miré: tenía los dedos manchados de sangre. Me incorporé de inmediato, sentada. Las sábanas estaban limpias, pues mi padre —pobre— insistía en que usara compresas. "No te preocupes, cariño, está al caer". Era cirujano, sabía de lo que hablaba, aun azorado. De pie sobre la cama, me bajé la minúscula prenda con cuidado. La compresa, impregnada en sangre, había hecho su función. La tiré al suelo, casi con asco. Fijé mi atención en los dedos manchados del rojo más íntimo, capté su olor de una manera asombrosa, penetrante. El sabor desencadenó la reacción. Ya estaba agitada y sudorosa, aunque no me había dado cuenta. Una sacudida recorrió mi columna vertebral como una descarga eléctrica. Caí de nuevo a la cama, rígida de dolor. Creí quebrarme en varias partes antes de que empezaran las convulsiones. Me así al colchón, desgarrándolo con unas manos que me habrían aterrado si las hubiera visto. Incliné la cabeza hacia atrás. Me dolía tanto que tampoco era consciente de que estaba destrozando el cabecero de madera. Mi cama menguaba. Los pies, tan espantosos como las manos, habían partido en dos el tablón de la parte opuesta. La camiseta azul se desgarraba a medida que mi torso crecía.

En un momento de relativa calma, tomé aliento, resoplé y me levanté. Aún no había visto mi nuevo cuerpo de casi dos metros de altura. La estantería de las muñecas estaba justo enfrente. Parecía mucho más pequeña, absolutamente fuera de lugar. De dos zarpazos acabé con la colección de toda una vida, y de paso con el mueble, de madera maciza. Los brazos, fornidos, tenían mechones de largo pelo castaño, pero apenas mantenía la consciencia. Como un animal encerrado, recorrí la habitación de un lado a otro. Abrí el armario y arranqué las puertas de los goznes. Toda mi ropa carecía de interés. La desgarré como un gato se entretiene con un pajarillo muerto. Entonces, me vi. Una de las puertas había ido a parar junto a la ventana. El espejo estaba destrozado y así me sentí cuando descubrí mi figura fragmentada reflejada en él. Un nuevo ataque. Mucho más intenso que el primero. Levanté la cabeza, mi boca parecía adquirir vida propia. Emitía sonidos roncos, de articulación imposible y bestial intensidad. La ventana también había desaparecido, quedaba por debajo de mi línea de visión. Ahora era una bestia de dos metros y medio de altura que apenas cabía en el dormitorio, golpeaba el techo como si se ahogara y aullaba de pura desesperación.

Llegaron mis padres. Justo a tiempo, pues iba a saltar por la ventana. Me giré hacia la puerta y no los reconocí. Mi madre empezó a caminar hacia mí muy despacio. Yo levanté la cama, la estampé contra el techo y la hice girar como si fuera una cartulina. Arranqué la lámpara del techo de un tirón seco y la reventé contra el suelo. Era la forma de decirle a mi madre: "No pases de ahí". Ella se agachó, quizá de forma instintiva tras la caída de unos cascotes. Puso la rodilla y una mano en el suelo. Sabía muy bien lo que hacía. Yo la imité. Me agaché un poco, algo más serena. La nueva transformación pareció un bálsamo en comparación con la última. Casi sin darme cuenta me convertí en un lobo formidable, una bestia de leyenda, igual de terrorífica, si no más, que la máquina de guerra. Gruñí con la intención de advertir a mi madre de que no se acercara. Solo Dios sabe por qué no salté sobre ella para despedazarla. Supongo que Dios también es un ser espiritual con quien mi madre puede negociar. Tranquila, se apoyó con el codo en el suelo, lo único que quedaba de una pieza en la habitación. Acompasé mi respiración a la suya, entre gruñidos cada vez más tenues. Mi cuarto volvía a crecer. Todos los pedazos eran objeto de una atención desconocida hasta entonces. Podía oír el latido del corazón de mi padre en el umbral, podía ver sus lágrimas a punto de brotar. Le dirigí un gemido. Por encima de todo se imponía el olor de mi madre. Así debía ser en el interior de su vientre. Aún le mostré los dientes y le dediqué un par de gruñidos. En vano. Agaché la cabeza con el hocico en el suelo y me acurruqué en su regazo.