Partida Rol por web

^{Roque Baños - La Playa.}

Dunkoff-Vivary era una población costera de Eisen famosa por tres cosas: sus tartas de chocolate, su excelente cerveza y sus manantieles de agua caliente, que en todo Théah era tenida por muy salutífera. Por ello, no era de extrañar que se hubieran construido lujosas casas de baño en la localidad, donde los ricos y poderosos iban a solazarse, a comer bien y a beber mejor, con la excusa de darse unos baños en agua medicinales. 

Y donde había ricos, había gentes que trataban de vivir a su costa, ya fuese sirviéndoles directamente, ofreciendo sus servicios, tratando de contentarles o tratando de quedarse con su dinero de una manera más directa... creo que ya me entendéis. Y como el burgomaestre de la ciudad también lo entendía, la guardia de la ciudad de Dunkoff-Vivary era famosa por ser una de las más eficaces de Eisen a la hora de impedir que se produjese un delito y una de las más brutales a la hora de castigar a los delincuentes.

¡Y aquí tenemos a nuestras heroínas y nuestros héroes! Una reunión variopinta que ya ha demostrado su efectividad como espadas de alquiler en varias ocasiones. Fijaos bien, en el piso superior de la taberna portuaria «La trucha dorada», pues ahí es donde nuestro intrépido grupo de protagonistas ha sido citado por una joven petimetre de Montaigne llamada Claudie de Trounoir, quien tiene un trabajo a la medida de un grupo de mujeres y hombres como ellos. 

—Bien, pues tenemos un trato. —La joven se puso en pie después de estrechar la mano de Shawn y de Katarzyna, a quienes parecía considerar de algún modo los líderes de aquel grupo—. Nos encontraremos mañana a mediodía cerca de la entrada de Goldenwasser.

Y, sin más, se marchó, dejándolos allí. 

No había durado mucho la reunión con aquella noble que les había contratado. Claudie era una muchacha que rondaría los veinte años. De aspecto frágil, tez blanquísima, lacios y largos cabellos rubios peinados en un recogido intrincado y voz ligeramente chillona y temblorosa. No parecía una persona muy fuerte, pero su determinación en el asunto que los atañía era absolutamente firme. El trabajo consistía en rescatar a su enamorada, Elisabetta, de las garras del malvado Tomasso di Ménsula, su marido. La joven les había hablado del amor profundo que se profesaban en secreto ella y Elisabetta, y también les había explicado su audaz plan para reunirse con su amada y vivir felices: nada más y nada menos que raptarla por las bravas y huir con ella a donde el cruel Tomasso no las encontrase jamás. 

Cuando le preguntaron los detalles de su plan, Claudie lo había explicado con sencillez: debían hacerse con la dama en el lugar donde estaría menos protegida, pues no habría ninguno de los matones que formaban el ejército personal del malvado Tomasso. Y ese momento sería cuando la pareja estuviera tomando las aguas, dentro de la casa de baños que solían frecuentar. 

El pago prometido era bien generoso, aunque la joven no había querido pagarles por adelantado más que algunas monedillas para comprar equipo imprescindible para la misión. Cubriría los gastos durante el rescate y al terminar les haría entrega del pago. 

Shawn siguió los pasos de retirada de la joven noble con una sonrisa perezosa, de esas que dejaban al descubierto los profundos hoyuelos de sus mejillas. Era un buen trato. Las pasiones que despierta el amor en las mozalbetas y mozalbetes de Thea eran una fuente fecunda de canciones para los bardos, desavenencias para familias de alcurnia y monedas... para los hombres y las mujeres bien preparados.

Y sin duda ellos lo estaban. Con la mirada recorrió a sus compañeros, deteniéndose por un breve instante en Katarzyna para comprobar si la bruja era de la misma opinión. Luego saltó de la silla sin disimular su entusiasmo.

—Mm —se frotó las manos, satisfecho— Será pan comido. A nadie le gusta que le sorprendan con las nalgas al descubierto. Deberíamos conseguir un vestido humilde de criada con una cofia que le cubra el rostro —propuso al tiempo que simulaba atarse un gorro a la altura de la barbilla— Para evitar las problemas si nos encontramos con alguien por el camino.

Recordó a las «Cisnes Hermosas» de Ávalon, y a los impertinentes rumores que circulaban respecto a su Reina y a la duquesa Colleen MacLeod. Sin embargo la temeridad de una noble cualquiera en una región retrógrada como Esien era un signo aún más elocuente de que los tiempos estaban cambiando.

Katarzyna había escuchado a la noble, manteniendo la mirada en ella y estudiando cada uno de sus gestos, pero sin interrumpirla en nada, pues todo lo que tuviera que decir y cómo lo hiciera le resultaba sumamente interesante, e incluso fascinante. Solo realizó un pequeño asentimiento cuando concluyó con su propuesta, y justo después de que se levantara, ella hizo lo propio tendiendo su mano para estrecharla.

―Así es ―dijo con un correctísimo acento de Eisen, dedicándole una firme mirada―. Os veremos ahí.

Para aquella reunión la joven sármata vestía como lo hacía habitualmente; con un largo vestido negro con un pequeño escote y un velo con el que solía cubrir su pelo, y que para hablar con la noble se había quitado dejando ver sus lacios y oscuros cabellos que llevaba recogidos en un elegante moño bajo. La piel de la hechicera era pálida y todos sabían de sus viajes que en verano se quemaba fácilmente, por eso siempre prefería el amparo de la sombra.

Una vez se hubo marchado su nueva patrona Kasia dirigió una mirada a su hermana, pendiente de ver su reacción antes de decir nada. Luego su rostro se movió hacia el bardo, pues él había sido el primero en intervenir.

Su seguridad siempre resultaba alentadora, pero había demasiados factores a tener en cuenta y ningún trabajo tan bien pagado podía resultar “sencillo”. Tal vez no habían sido los primeros elegidos y otros ya la habían rechazado por el temor que les inspiraba Tomasso. Kasia no le temía, pues Aleska estaba con ella y nunca había tenido miedo a su lado. Estaba tranquila. Y viéndolo desde un punto de vista más académico, esperaba obtener una recompensa más personal de todo esto, poco se había documentado sobre el verdadero amor, al menos de una forma más científica, y quizás podía hacerlo ella a partir de la pareja que debían juntar, además se le iba a pagar por ello. La sensación que le dejaban esos pensamientos era sumamente satisfactoria.

«¿Sería un amor tan profundo como decía?», se preguntó, sabiendo que la respuesta no era importante, podría conocerla cuando lo deseara y de momento, podía esperar.

Centró su mente y atención de nuevo en Shawn.

―Solo has resuelto una parte del problema ―dijo con amabilidad, entrelazando sus manos frente a ella―. Y deberíamos empezar a pensar en todo su conjunto. La forma de entrar en los baños sin llamar demasiado la atención, cómo acercarnos a nuestra gallina, y lo más importante, cómo alejarnos de ahí sin que nadie sufra ningún percance. Eso sería lo óptimo. ―Guardó silencio, mirando al bardo con sus oscuros ojos bien abiertos―. No te preocupes, siempre hay una forma en la que se obtiene todo. Solo hay que acertar con ella, o saberla desde un principio.

»Mi propuesta es simple, y en esa simpleza se encuentra su eficacia ―añadió, mirando a su hermana―. Tendremos que actuar como lo hacen aquellos que pisan esos baños, al menos inicialmente, y esperemos no convertirnos en el centro de atención, al menos no todos. Creo que alguien sí debería serlo, para atraer la atención del resto, y el cuándo, es difícil de precisar ahora mismo, pero lo sabremos. 

Tomó aire, mirando un instante a los lados y preguntándose si él estaría atento a la conversación que estaban teniendo. Esperaba que así fuera, que se interesara en los devenires del mundo que la rodeaba.

―Por otro lado, le faltó precisar a dónde quería que la lleváramos, lo cual espero que nos diga mañana. ¿Qué podríamos necesitar, además de lo dicho por él? —preguntó, mirando durante un instante al bardo antes de contemplar al resto del grupo.

Durante toda aquella conversación, Aleska se mantuvo en silencio, en un discreto segundo plano. Escuchó a la noble con atención, y aunque en algún momento le costó no hacer preguntas decidió que más tarde se las haría a su hermana. Ella se entendía mejor con la gente, de todas maneras. A la chica le habría gustado pensar que era porque la armadura y el enorme espadón resultaban intimidantes. Sin embargo, sabía que era porque a veces tenía el mismo tacto que la roca de un acantilado.

Una vez que la noble se marchó ella se quedó pensativa un instante, sin saber si debía sentirse muy cómoda con aquel trabajo, o verdaderamente incómoda. Probablemente lo primero. Al fin y al cabo, el tal Tomasso era verdaderamente malvado, Claudie se lo había explicado.

Las palabras de Shawn hicieron que Aleska lo mirase. Al principio no entendió qué clase de fantasía le llevaba a querer ponerse un vestido de criada... Luego entendió que no era para él. Acto seguido asintió a las preguntas de su hermana, encontrándoles, como siempre, todo el sentido del mundo.

—Podríamos ir ahora a esos baños —sugirió entonces—. Ver cómo son, o qué nos podemos encontrar. ¿Que no vaya a llevarse a sus matones significa que los han reservado sólo para ellos? Porque en ese caso será más complicado acercarnos discretamente.

Hizo una pequeña pausa, mirando por un momento a los demás. Antes de que hablase Evadne torció un poco el gesto, haciendo que se curvase la cicatriz dorada que le recorría la cara, y decidió aportar alguna idea más. Por si acaso.

—También estaría bien saber más sobre esos tres. Tomato, Francesca —dijo, sin pensar demasiado en los nombres que había oído— y la patrona.

Tom había estado distraído. Mientras el resto del grupo escuchaba la cháchara de la mujer noble acerca del encargo, el chaval había estado prestando atención a todo en los alrededores de su mesa.

Bostezó distraído cuando Claudie se alejó. Escuchó luego las impresiones de sus amigos, y casi saltó de la silla después de las palabras de Aleska.

- ¡Yo me encargo de inspeccionar los baños! - Exclamó súbitamente interesado en dicha misión. Parecía estar hecha para él. - Sé pasar desapercibido y colarme en cualquier sitio... - Añadió en voz baja. - Puedo ir, comprobar cuándo tienen pensado ir Tomasso y su mujer, quedarme con un mapa mental de cómo es el lugar, entradas, salidas... - Sugirió. - Incluso enterarme de quién trabaja o trabajará allí y cómo se organizan. - Argumentó. 

La verdad, es que ese tipo de cosas se le daban bastante bien. Sonrió con la boca algo torcida, una sonrisa típica de cuando un plan comenzaba a formarse en su mente... un plan bastante pícaro.

- Alguno de vosotros podría, mientras voy a los baños, intentar recabar más información sobre la patrona y el tal Tomasso... - Esta vez miró a su hermano, se le daba bien habla con la gente y que ésta le contara cosas. Y finalmente dirigió su atención a Katarzyna:

- Yo intentaría conseguir también algo de cuerda... Por si tuviéramos que atar a alguien. - Para amordazar ya tenían pañuelos y podían utilizar cualquier trapo.

Aquel era el tipo de trabajos que divertían a Evadne. Un trabajo intermedio, para pasar el rato, para que se divirtieran antes de lanzarse a explorar y a buscar ruinas, tal vez recuperar algunas obras de arte, esos eran los trabajos que gustaban de verdad a Evadne. 

Se pasó parte de la reunión jugando con su catalejo y tratando de no hacer mucho ruido, ruido que pudiera molestar a Shawn o a Katarzyna que estaban cerrando los flecos del trabajo. Ruido que no molestara a Aleska, o bueno, tal vez que sí molestara a ella. 

Cuando aquello terminó plegó su catalejo y lo guardó con cuidado. Sonrió al comentario de Shawn y asintió al de Katarzyna. 

- Si necesitamos alguien que entre en los baños con discreción, esa soy yo - dijo dando unos pasos hacia el grupo pues había permanecido algo alejada de ellos. Cuando Aleska dijo que sería más complicado si los habían reservado solo para ellos no pudo evitar sonreír, a ella lo complicado le gustaba. - Podré entrar sea cual sea la circunstancia.

No quería reconocer estar de acuerdo con Aleska o valorar positivamente lo que había dicho así que se mantuvo callada. Cuando Tom habló sonrió orgullosa, con él si que podía mostrarse de acuerdo.

- Sí, tal vez podríamos ir los dos, Tom, inspeccionar el lugar, si son muy grandes... tal vez esté bien que te acompañe - la sola idea de poder pegar unos saltos y colarse por algún sitio le alegraban el día. - Y muy bien dicho, también estoy de acuerdo con Tom, alguien debería conseguir información de esos tres, necesitamos más datos. Imaginad que no está enamorada y solo quiere secuestrarla! Podríamos seguirlos discretamente - dijo y no pudo evitar acompañar sus palabras con una carcajada sonora. 

Goldenwasser, la casa de baños donde Claudie de Trounoir quería dar el golpe de mano, era un establecimiento muy prestigioso. Se encontraba en una calle de la mejor zona de Dunkoff-Vivary, uno de esos lugares donde la guardia de la ciudad hacía rondas con bastante frecuencia y la delincuencia era castigada con brutalidad. 

Nuestros protagonistas sabían que se trataba de una casa de baños mixta, en la que podían entrar hombres y mujeres de la más alta clase. También sabían que la entrada a un local como ese sería muy cara, muchísimo, prohibitiva para un grupo como ellos. Aunque ese era un problema que tendría que asumir la noble que les había contratado, los gastos corrían de su cuenta. 

Asintió ante las palabras de sus amigos, frunciendo levemente el ceño al comprobar la rapidez con la que Tom se ofrecía para la parte más delicada de la misión.

—Tened cuidado —previno con un semblante serio a su hermano y a Evadne— Ese Tomato parece ser un rufián, y los baños son muy exclusivos.

La perspectiva de que la tal Elisabetta no estuviera realmente enamorada podía complicar bastante las cosas. Contempló a Aleska con una mirada ausente aunque fija en la cicatriz diagonal de la espadachina.

—Una vez dentro puede que nos convenga simular ser parte del servicio. Si los tortolitos van a estar sólos en la pileta será difícil justificar nuestra presencia en el recinto, aunque siempre podemos afirmar que todo es un malentendido. Otra opción es que entremos diciendo que ha habido un problema con la calidad del agua y que venimos a investigar. Tal vez el curso de una cloaca se ha infiltrado en las aguas termales o algo —apuntó encogiéndose de hombros. Los nobles no entendían de esas cosas, aunque, la verdad sea dicha, él tampoco— Eso debería ahuyentar a sus perfumados y nobles traseros con presteza. Luego unos acompañan a Elisabetta y otros a Tomato, así quedan separados. ¡A lo mejor hasta nos ahorramos la cuerda!

Retomó su lugar en la mesa, tamborileando con los dedos sobre la tosca madera. La idea de separarse de Tom no le agradaba, pero Evadne cuidaría bien del muchacho. Ella también era como una hermana para él. Para ambos.

—Vosotros encargaos de investigar Goldenwasser, mientras que las hermanas y yo nos dedicamos a recopilar información sobre el supuesto romance de las jóvenes señoritas —apuntó guiñando un ojo hacia la pareja de Laskas— Podríamos empezar en esta misma posada. Después de todo, ha sido Claudie la que nos ha traído aquí. Seguro que alguno de los habituales la conoce, me extrañaría que nunca reservara este piso para disfrutar de una cena romántica con su enamorada —sugirió, concluyendo su razonamiento con una ceja alzada.

Una vez hubo dejado de hablar Katarzyna se dispuso a escuchar todos los aportes que pudieran hacer sus compañeros. Sonrió a su hermana cuando dijo de ir ese mismo día, y asintió ante el hecho de que sería interesante saber más sobre las tres personas que se habían visto envueltas en este enredo. Particularmente a ella le interesaba tener la certeza sobre la historia que había contado Claudie, pero sabía que llegaría el momento de saberlo.

También atendió cuando los dos que faltaban por hablar propusieron colarse en los baños, e incluso pareció que sus labios se curvaron formando una suave sonrisa ante aquella idea. Sabía algo de aquel sitio conocido como Goldenwasser, probablemente lo que sabrían todos, pero tenía algo más y era mucho más personal. Sitios como ese a los que ahora no podía entrar, cuando hubo un tiempo en que lo había tenido todo, le resultaban especialmente dolorosos, pues le recordaban a la familia que perdió y que alguna vez creyó tener. Ahora, de su familia, solo le quedaban dos. Sus ojos se movieron hacia su hermana, diciéndole con ellos lo que no se atrevería a decir en voz alta.

Finalmente, su mirada volvió a posarse en el bardo, seria y expectante. Esta no cambió en ningún momento, ni siquiera cuando le guiñó el ojo a su hermana y a ella. Una vez terminó de hablar, emitió un leve suspiro.

―No nos lo ha dicho, pero me figuro que este asunto requerirá de cierta discreción ―respondió, realizando un suave gesto con su mano―. Ella deseaba esto cuando escogió esta habitación y preguntar en la misma taberna a la gente que quizás haya bebido demasiado, no me parece la solución más acertada. Tal vez los rumores no circulen lo suficientemente rápido como para llegarle antes de mañana, pero no podemos tener esa certeza.

»Además, yo pienso de otra forma, creo que lo deben haber llevado en secreto ―le aseguró, después de escuchar la suposición de Shawn―. Yo abogaría por actuar de esa misma forma, pues la forma de actuar de nuestra nueva patrona parece ir en esa dirección y el factor sorpresa puede resultarnos favorable. Podemos preguntar, pero solo lo haría por nuestra patrona y si salen otros nombres, que sea por otras bocas.

Entrelazó sus manos de nuevo y tomó aire, tomándose una breve pausa para aclararse la voz; empezaba a notarla seca y cansada.

―Me parece adecuado conocer el lugar antes de ir, y… ―Miró hacia Tom―. Un chico tan joven como él podría desear colarse en un sitio así, para disfrutar de un plácido baño, no parece probable que encuentren otro motivo si no se lo da.

»De todas formas, si no pudierais entrar ya hallaríamos la forma de saber cómo son esos baños. Ese prestigio que ostentan tiene que provenir de un diseño arquitectónico bello y agradable, por lo que seguramente se puedan encontrar planos sobre cómo está compuesta su planta. ―Hizo una pausa―. En esta ciudad o en otro lado… ―añadió en voz más baja.

―Cuando queráis, podemos ponernos en marcha ―dijo, después de unos segundos sin decir nada en los que se mantuvo reflexiva. 

Si no pudierais entrar... Aquella frase impulsó las ganas de Tom de colarse en aquellos baños. Era como una especie de "no hay huevos". Y aunque él no era del tipo de persona impulsiva que se dejaba picar por cosas así, y aunque Kasia no lo había dicho con tal intención... cuando se trataba de colarse en algún sitio, fisgar o pasar desapercibido... Tom se lo tomaba como un reto personal.

Su sonrisa se ensanchó.

- Tranquilas. Tengo todo bajo control... Entraré ahí dentro y me enteraré de cómo es el edificio, cómo están distribuidos los pasillos y habitaciones, qué vigilancia hay... todo. - Dijo convencido antes de mirar a su hermano.

- No me pillarán y no me meteré en líos. La excusa de que solo quería darme un baño es buena... No voy a robar nada ni hacer nada sospechoso así que... - se encogió de hombros. Si no le pillaban con propiedades ajenas, y no destruía nada... la guardia poco iba a hacer con un muchacho tan joven, y Tom aparentaba ser más joven de lo que era dado su pequeño tamaño.

Es que solo la mera perspectiva de la anticipación... De estar observando el edificio desde lejos, de rodearlo buscando ventanas, balcones y otras puertas traseras... todo aquello le hacía sentirse vivo. Se frotó las manos en un gesto instintivo.

Y se incorporó de su silla de un salto. 

- Venga. ¡Vamos! - Lanzó una mirada a Evadne que todavía estaba sentada con los demás... - ¿O te estás haciendo mayor y lenta para estos trabajos? - Le preguntó con un guiño para picarla, a la vez que le sacaba la lengua.

Evadne estaba esperando a que interviniera Aleska pues le gustaba hablar después de que lo hiciera ella para poder corregirla o simplemente ignorarla, sabía que eso le molestaba. Pero en aquella ocasión no pudo esperar pues el pequeño Tom la retó delante de todos. De un respingo se levantó de la silla y amagó con un gesto duro que iba a atraparle. Luego se rió. 

- ¿Lenta yo? Si quiero no me pillas Tom, ya verás - le dijo respondiendo a aquella burla del muchacho. Intentó parecer ofendida pero no podía evitar reírse. Se sacudió la ropa, se cercioró de que tuviera el catalejo con ella y con una reverencia exagerada se despidió del resto del grupo. 

- Nos vemos en un rato, vamos a ver si conseguimos algo de información o al menos una idea de las ubicaciones de los baños. Donde nos podemos esconder, cual es un buen lugar para pelear, cual no, por donde huir si todo se tuerce.. - dijo y se encogió de hombros. Luego miró fijamente a Shawn y asintió. Ella sabía que aunque el bardo pareciera despreocupado en el fondo estaba muy preocupado por su hermano pequeño - No te preocupes, yo cuidaré de él - dijo aunque en su fuero interno sabía que el muchacho podía perfectamente cuidarse solo.

- Arreando - le dijo a Tom mientras daba una palmada en su hombro.

Aleska alzó una ceja al oír la confianza con la que Evadne hablaba de colarse fuera como fuera. Era una fanfarrona, lo sabía bien. Sólo esperaba que no acabase otro pagando las consecuencias. Después escuchó los planes de Shawn, y estaba dándoles una vuelta cuando el chico hizo aquel reparto de tareas. No le convenció, pero tampoco era malo del todo. Y tenía razón en lo de la cuerda.

Después de eso, Aleska mantuvo la mirada en su hermana mientras esta hablaba, expresando mejor de lo que lo haría ella cosas que ella habría tardado en pensar. Sin embargo, su ceño se frunció al oír lo que dijo en voz baja. No le llevó la contraria, pero sí sintió una ligera preocupación.

Posteriormente, asintió con cierto orgullo a la determinación de Tom de no robar nada. Si se hubiera parado a reflexionar, Aleska probablemente se habría dado cuenta de que no era un cambio de rumbo en la vida del chico, sino una forma de no llamar la atención. Y que probablemente, si viera la oportunidad y el botín fuera atractivo, bueno... Haber dicho que no robaría no sería un impedimento para estirar la mano.

Tras escuchar a Evadne dio un paso adelante, hablando directamente al chico.

—Además de no meterte en líos —dijo—, no dejes que ella os meta.

Miró un instante a Evadne, valorando qué decir. Finalmente no dijo nada.

—Yo iré a comprar la cuerda y alguna cosa más —comentó, poniendo su mirada primero en Shawn y luego en su hermana—. Podéis venir si queréis, y preguntamos por Cloe. Y por los otros, si vemos la oportunidad —añadió asintiendo a Sia*, convencida de no hacerlo si ella no lo veía adecuado. Su determinación respecto a lo que iba a hacer tampoco era enorme... No, desde luego, si su hermana proponía otra cosa.

Y así fue como el grupo se dividió en dos.

Por un lado Evadne y Tom se pusieron en marcha hacia la zona más rica de la localidad.

Tardaron un rato en llegar, pues «La trucha dorada» estaba lejos de las calles más lujosas de Dunkoff-Vivary. Cuanto más se acercaban al lugar en cuestión, más miradas recibían sus ropajes y más guardias de la ciudad veían patrullando. No les costó encontrar la casa de baños que buscaban. Goldenwasser ocupaba un edificio entero, de una sola planta, pero de techo alto. No había ventanas y en la fachada sólo parecía haber una única puerta de doble hoja por la que, de tanto en cuando, entraban y salían personas con ropa elegante. 

···

Mientras tanto, Aleska, Katarzyna y Shawn partieron hacia el mercado más cercano: el de la plaza que había junto al puerto. 

Era un lugar alegre, lleno de gente, puestos con distintas mercancías y algarabía. Olía bien, a una mezcolanza de platos y especias de todos los lugares de Théah y algunos más lejanos. Entre el sonido entremezclado de las voces se escuchaba también algo de música que venía de más allá, donde seguramente algún artista callejero estuviese realizando una actuación con un corro de gente alrededor. En aquel no sería difícil encontrar la cuerda que buscaban o algún otro material o alimento. Y, seguramente, también podrían encontrar a quien sacarle información. 

Una vez en el mercado los tres compañeros empezaron a pasear entre los puestos. De uno de ellos salía un aroma a pan recién hecho que despertaba el apetito y un poco más allá alguien anunciaba de viva voz sus tartaletas de manzana. 

Katarzyna iba aguzando la mirada, sabía lo que buscaba y no tardó en descubrir a un joven cuyas ropas lo identificaron a sus ojos como un sirviente de algún noble. En ese momento se encontraba regateando el precio de una tela de color borgoña. Al acercarse junto a Aleska ambas notaron que hablaba en théano antiguo, con un marcado acento montaignés. 

Las sonrisas y caídas de ojos de Shawn también tuvieron su fruto. Pronto atrajeron la atención de un joven, vestido de noble y con cabellos de oro, que le devolvió el guiño con una sonrisa. Estaba acodado en uno de los puestos que servían bebida y con un gesto invitó al bardo a unirse a él.