Partida Rol por web

Los ojos de Amber se abrieron de par en par -Contad conmigo y mi nave- Esa cantidad de créditos ya no le hacía pensar en nada más. La Twilek había captado toda su atención. Ahora si que estaban hablando en el mismo idioma. Un buen golpe que los retiraría sino totalmente, por lo menos por una buena temporada.
La contrabandista ya imaginaba cómo iba a doblar, no triplicar sus ganancias jugando con las cartas. Con ese importe inicial y unas manos buenas... Todo era posible. Ya estaba pensando en el casino en el que jugar. Estaba ya decidida, no importaba el plan, el peligro o lo que tuviese que hacer, Amber estaba convencida

La suerte estaba echada y todos de acuerdo en formar parte. Un suculento botín os aguardaba y solo los audaces consiguen lo que quieren.

Introducís las coordenadas en el computador de navegación y saltáis al hiperespacio hacia Kessel, el planeta prisión. Maldito por tantas almas que su corteza está seca y sin ningún tipo de vida. O eso dice la leyenda. Sea como fuere, unos fantasmas no serán los que os priven del botín.

Llegáis al sistema de Kessel. El destello de las baliza os indica la única entrada o salida al planeta, se vislumbra ante vosotros como una anomalía que nadie ha podido desvelar todavía. Las balizas de seguimiento proporcionan un faro entre la niebla estelar de la azulada nebulosa para entrar sin correr los peligros del corredor. Monstruos gigantes, icebergs de hielo, asteroides, trozos de naves que no consiguieron salir...

Os adentráis cada vez más siguiendo la señal de la siguiente baliza. Una enorme sombra pasa por un lateral del camino, algo bastante mas grande que una nave, incluso que un destructor. Os pone los pelos de punta. Durante los minutos que pasan nadie habla, como si aquello pudiera, de alguna manera, atraer hacia vosotros alguna de esas catástrofes y perderos para siempre en el espacio.

Un suspiro de alivio sale de vosotros cuando dejáis atrás la nebulosa y vislumbráis el planeta delante vuestro. Una roca rojiza sin vida, excepto la que allí habita esclavizada. Por el camino os cruzáis con otra nave, una nave de carga con escolta de quince cazas y dos corbetas de guerra. Transporta doce contenedores de coaxium, tan grandes como vuestra nave. Eso si sería un buen botín, suficiente como para compraros una luna, cada uno, en el anillo interior y vivir lujosamente el resto de vuestros días. Aunque la escolta desmoraliza a cualquiera.   

Un chasquido en el comunicador os saca de vuestros pensamientos.

-Nave sin identificar YT 1300. Está entrando en espacio restringido. Diga su motivo de aproximación.-

Son cautos. Todavía los sensores de largo alcance no han identificado a vuestra nave y ya os piden cuentas. Con razón ningún grupo pirata grande viene a robar aquí. Las defensas deben ser formidables, pero un pequeño ratoncito no es ninguna amenaza.

¿O si?

El mercenario volvió a la cabina tras el intercambio de palabras, y en las horas siguientes se preocupo de familiarizarse con la nave lo mejor posible.

Primero con la cabina de mando, y luego con el resto. Quería tener una idea clara de las posibilidades de aquella nave para cuando volvieran a tener que huir de algo.

Las ultimas horas, se lo pudo ver en la zona común jugando con piezas y cables, en completo silencio. No era especialmente comunicativo el Bith.

Cuando llego la hora de entrar en el corredor, fue hasta la cabina y ocupo su asiento a la derecha de la piloto.

Nuevamente les pidieron el salto y seña. Esta vez no seria él quien contestara. 

Pittien hasta el tiempo, nuevamente, con su datapad en la mayor parte. La verdad, lo mira, anota cosas, lo vuelve a mirar. Es una expresión extraña la que tiene en la cara, pero atenta, alerta. Está mirando. 

Cuando ve al Bith trabajando en los cableados de la nave, no se preocupa. Eso es cosa de Amber. Es su nave. Y de todos modos, ese modelo YT-1300 está siendo a esas alturas un montón de chatarra, esa nave en concreto y todas las de la serie. Le ofreció su ayuda, pero él bith la declinó, sin palabras. Buen grupo de solitarios se habían juntado allí... Eso le recordó que quizás podría ayudar en algo, por lo que se puso a revisar los papeles de la nave. Con sus conocimientos de los papeleos de naves, quizás podría dar con algo que fuera interesante y los ayudase.

Cuando llegaron a Kessel, se dirigió a la cabina, y se quedó en silencio contemplando aquel complicado y tortuoso camino. La verdad, solo había oído de el y era más asombroso de lo que se podía contar .. y asustaba, así que se alegró cuando llegaron al planeta, y observó el saludo de los vigilantes. Vio que nadie tomaba la palabra, así que por su conocimiento de toda la burocracia de los sistemas y naves, se comunicó con ellos, en un lenguaje técnico y criptico

-Carguero GR-48605, modelo YT-1300, matriculado en el registro de la Nueva República K76-12-Z de cargueros ligeros para uso empresarial y privado, al servicio de Borta H'uun, cliente habitual, que solicita ingreso para recoger un cargamento encargado previamente. Solicitamos plataforma de aterrizaje y contacto para la negociación.

Con la verborrea y los conocimientos de papeleos, de ahí podía salir algo. Espero a la contestación

Siempre que le pedía identificarse se le erizaban los pelos de la nuca. Tenía esa extraña sensación de que no importaba lo que dijese, siempre estaba en peligro. Sonrio a Pittien cuando se le adelantó. Le había quitado un peso de encima y quizás esta vez funcionase. Trabajar para un Hutt debería de ser más que suficiente para tener acceso.
Amber trató de concentrase en pilotar y no pensar en esa ingente cantidad de Coaxium que veía. Esta era su misión, era el golpe final que la sacaría de esta vida tan peligrosa en que cada día podía ser el último.
El equipo que habían formado no era el mejor, no podía asegurar que estuviesen compenetrados y esperaba que todo resultase bien una vez que atracasen en el puerto. Desde entonces sus habilidades no ayudarían tanto

El rodiano se quedó atónito mirando el espectáculo desde atrás. No sabía como funcionaban la nebulosas ni las fórmulas cuánticas que había que hacer para trazar ese rumbo, pero si sabía una cosa, ahora le tocaba a él actuar, en tierra, haciendo lo que sabía hacer, disparar un bláster. Además, el dinero del coaxium ya lo tenía gastado de antemano.

Fuera por que estaban cotejando el número o porque les gustaba haceros esperar, la respuesta tardó un inquietante minuto en llegar.

-Carguero Gorrión Rojo, puede aterrizar en la plataforma cinco. Un mediador irá a su encuentro.-

Como si de un parásito extirpado se tratara, el aire salió de vuestros pulmones lentamente. No os habíais dado cuenta de estar conteniendo la respiración.
Amber trazó la trayectoria hasta la plataforma cinco y comenzó el descenso. Mientras bajaba despacio, Ik manejaba los sensores buscando en la cara sur el punto exacto donde se suponía que estaba el almacén.
Una vez encontrado, le pasó las coordenadas a Amber.

-Estas son las coordenadas. Cuando estés lista modifica el rumbo y comienza la fiesta. Estaría bien que te aproximaras todo lo que pudieras para no tener que saltar mucho.- La twilek portaba una pistolera con un bláster que antes no llevaba.

-Si queréis Gruuk puede hacerse cargo de la torreta para espantar a los cazas mientras cargamos el coaxium.-

Amber se frotó las muñecas antes de volver a sostener los mandos. Miraba la pantalla observando fijamente la ruta a seguir -No hay un viento excesivo así que os dejaré tan cerca que será como bajar un escalón. Podéis contar con esta vieja lata- Lq contrabandista estaba orgullosa de su carguero, no tenía nada de especial, no llevaba demasiado tiempo con él pero era su nave. Una extensión de ella misma con la que disfrutaba mucho más la vida. En cuando encendía sus motores y se sentaba al mando su corazón latía con más intensidad. Disfrutaba pilotando y se le notaba en el rostro. Ahora que la situación era complicada, en lugar de estar nerviosa, se encontraba impaciente, con ganas de comenzar

Por suerte, tras sus comentarios y su intento burocrático de liar el asunto, el control dio una aceptación a su aproximación. Por una parte, habían conseguido entrar. El asunto estaba en salir. 

Se dirigió a la torreta, para prepararse para el ataque a la pared y contra los cazas, pero Pittien vio que Gruuk se dirigía a la torreta, por indicación de Ik, y se quedó más tranquilo. No era bueno a los mandos de una torreta, y menos contra varios cazas. Lo suyo era más la burocracia... y el bláster de mano. Así que dijo: 

-Vale, Gruuk, si eres mejor que yo, que seguro, te dejo los mandos de la torreta, cúbrenos las espaldas, por favor. Aunque sea por las veces que nos hemos visto tu y yo tomando cervezas en estos pocos años... Yo estaré ahí abajo protegiendo a Ik, no te preocupes. Volverá sana y salva. Esta vez, manejaré mi arma. 

Sacó orgulloso su arma reglamentaria de oficial imperial, la giró en sus manos, la sopesó. Los combates en primera línea no eran su especialidad, pero siempre había disparado bien ese blaster, se caían bien, se querían, funcionaban como un reloj desde hace años los dos juntos. Acarició el seguro. Miró al rodiano, la twilek y el bith. Qué equipo tenía... La verdad, no era los que él hubiese escogido. Pero eran buenos luchadores. La verdad, si no fueran aliens... serían grandes tipos. 

- Venga, Kemlo, Petch, voy con vosotros. No soy malo con el bláster en la mano. Desde luego, soy mejor que con los cañones. Uno de los tres debería cubrir a Ik, y los otros dos, cerrar el perímetro. ¿Cómo lo veis? ¿Qué arma lleváis?

El Bith antes de acercarse a la rampa volvió a asomarse en la cabina. Le dio un par de indicaciones a la piloto, seguramente cálculos que había echo, o alguna de esas mierdas que hacia el silencioso mercenario.

Finalmente cuando la nave estaba ya cerca de su posición apareció al lado del a rampa de salida. Pittien preguntaba por armas, y el Bith solo llevaba un blaster, y un zurrón.

Cuando saltemos a dentro, me gustaría realizar el primer movimiento.

Dijo mientras toqueteaba algo dentro del zurrón. Que no era otra cosa que una granada. Los explosivos eran su fuerte. Y parecía que por fin iba a poder poner en practica sus artes.

Había estado trabajando en una granada que aturdiera a sus enemigos, pero que tuviera un detonador menos potente, porque una lugar con reservas de Coaxium era un verdadero polvorín.

Y lo había logrado, el detonador los dejaría ciegos y algo mareados a pesar de las protecciones que pudieran llevar. Aquella granada dejaría tocado incluso a un stormtroper, al menos tres o cuatro segundos. Lo justo para acertarles con un par de blaster.

Pensando en esto el mercenario termino sonriendo. Le encantaba que las cosas hicieran pum.

Se acerco rápido a donde estaba la piloto, y como antes tuvo una conversación privada con ella.

No me fio del Wookie, ha asumido los mandos de la torreta. Puede que cuando este él coaxium a bordo nos tire la montaña encima o alguna locura como esa. Yo si fuera tú, no me quedaría en esta nave en desventaja contra él y su pareja.

Mi sugerencia es que desconectes en cuento abra el agujero y saltemos dentro desconectes la torreta, y té encierres aquí.

El Bith toco el hombro de la piloto. Se fiaba más de ella que el de el resto de las personas que había allí. Y prefería que siguiera a los mandos de aquella nave.

El plan parecía estar funcionando, ahora tocada desembarcar y poder empezar lo que le gustaba, que eran usar su blaster, pero todavía faltaba poco, por lo que me acerco a la rampa, "yo llevo un blaster de caza, es el arma que siempre utilizo para mis cacerías" le digo al ex-imperial, "por mi si quieres ir primero, allá tu" le digo al mercenario bith, pronto empezaría lo bueno de verdad.

Algo trama el bith, piensa Pittien. Le ve con un bláster, como él, pero con algo en su zurrón. A saber. Pero quería ir delante. Por él, perfecto. Le gustaba ver el terreno de juego, las posiciones enemigas, y pensar, dirigir. Esa era su salsa. Había hecho mucho de aquello. No era el mejor con el bláster, pero no tenía miedo a la batalla, y mas de uno caería frente a él. 

- El primer puesto es tuyo, compañero. - Dijo, remarcando esta última palabra. Estaba viendo su valía, más allá de lo que era, así que se notaba en su tono de voz. Lo quería en su lado, no en contra. Y había visto su capacidad de pilotaje. Como conocedor de naves, sabía el valor que tenía aquel bith. 

- Pues tú, a mi lado, Petch, cubramos al amigo Kemlo en su primer asalto. Buen bláster de caza, si, buen bláster, si señor... - Dice, echándole una mirada, reconociendo el modelo de sus años en la academia mostrando todos los tipos de armamento de mano. - Tenemos que salir de esta todos juntos. - Ya que se habían juntado... pues era su momento de hacer equipo. 

Se dispone, con su arma, a entrar en acción. 

Descuida. Estaré aquí cuando regreséis para recogeros. Ese wookie no es trigo limpio y estaré con los ojos abiertos- Poso su mano sobre la del bith para intentar de darle aún más confianza. Sabía que ella corría peligro con la mole de pelos en la nave. Era imposible que lo superase físicamente y, aunque ella tenía su blaster, el entraría por su espalda. No lo vería hasta que quizás fuese demasiado tarde. Cerrar la puerta no era una opción porque la vieja nave tenía, como no podía ser de otra forma, alguna avería y esa era una de ellas. En alguna ocasión sí que cerraba pero no era tan sencillo. Amber confiaba o quería confiar en el buen corazón del wookie

Mucha suerte, recordad que vamos a ser ricos, jodidamente ricos- Rió a plena carcajada para quitar algo de hierro a la tensión antes del combate. Pelear en una nave, en el espacio era completamente diferente. Destruir una nave era como jugar a un videojuego, sin gritos, sin sufrimiento ni dolor, sin sangre. Sus nuevos amigos ahira lo pasarían mal y verían más cerca la muerte de lo que a Amber le gustaría ver nunca. O era sencillo apretar el gatillo cuando tienes a tu enemigo a menos de un metro. Verlo caer y apagarse su vida no tenia ni punto de comparación a lo que ella estaba acostumbrada. Bith parecía mucho más preparado de lo que el resto podía suponer y el rodiano comenzaba a estar en su elemento
Por cierto ¿Tenéis comunicadores? Yo tengo aquí uno que os puedo dejar- Saco el par del que disponía para quedarse uno ella y poder estar en contacto con el grupo

-Amber, yo tengo uno militar, voy servido, no se los demás. Quizás con dos nos llegue, porque dos cubren, y uno protege a Un.

Miro a los compañeros, a ver si responden algo a ello, mientras nos aproximamos al lugar del ataque. 

Adrenalina. 

Es la hora

-¡Preparaos!.- La voz de Amber resonó por los pasillos de la nave. Kemlo, Petch con Pttien a su lado y detrás Ik. Todos os sujetásteis a las barras de estabilización que había en las paredes. 

-Comenzamos en 3...2...1...

El Gorrió Rojo viró bruscamente a escasos veintemetros del suelo. Su morro apuntó directamente hacia la torre de control y pasó rozando esta, haciendo temblar los cristales de duracero.

El carguero ligero efectuó un tonel pasando por encima de una de las chimeneas que evacuaban los gases tóxicos producidos por la extracción del coaxium. Amber inclinó la palanca de maniobra lateral y el Gorrión respondió descendiendo mientras se inclinaba, pegado a la pared del precipicio.  

-¡Gorrión Rojo ha infringido el protocolo de seguridad. Vire inmediatamente hacia el vector .3 o abriremos fuego!.- El interlocutor no podía ocultar el asombro en su voz. Seguro que su cara era un mosaico de preocupación e incredulidad. Era un claro farol. Los cañones nada podían hacer contra un objetivo de ese tamaño a tan poca distancia. Estaban pensados para una defensa a gran escala, venida desde arriba.

-¡Quinientos metros!. Gruuk, preparado.-

-- Esta vez no hizo falta traducción. El wookie encendió la pantalla y la torreta comenzó  amoverse hacia su objetivo. La pared.

La adrenalina corría por vuestras venas asaltando vuestros sentidos. Veíais todo, notábais todo, estábais acelerados.
El Gorrión efectuó un último giro posándose sobre la nada, a trescientos metros del suelo y a diez de la pared del acantilado. Amber activó el botón de la rampa.

El sonido de descompresión se filtro por la zona de la rampa y esta comenzó a bajar. El viento azotaba vuestros rostros pero no era fuerte. La pared del recipicio estaba delante vuestra.
De pronto un par de rayos láser chocaron contra la rojiza roca, dos , tes veces. Los cascotes caían a medida que impactaban los disparos y el polvo se disperasaba pronto debido al viento. Un cuarto disparo abrió un boquete y el quinto disparo perforó la cavidad. Un trozo de pared cedió abriendo un hueco lo suficientemente grande como para que pasara un caza.  

Gruuk emitió otro rugido. Era la hora. Amber comenzó a acercar la nave lateralmente todo lo que podía. Aún así había que saltar, y no había premio de consolación para los perdedores.