Partida Rol por web

[DM12/19] Overlook 1899

[LA PELICULA] Overlook 1899

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21/11/2019, 21:30
{{ Las Almas en Pena }}

Soñaban inquietos con una historia más antigua que el país que reclamaban como suyo...

Cuando los Mahogany tuvieron que abandonar sus tierras lloraron sangre y sacrificaron a sus mejores guerreros para que los Padres los escuchasen. Complacidos por el sacrificio los Padres les otorgaron el don de la Venganza. Los Hombres Pálidos podían haber ganado la batalla en esta vida, pero en la siguiente la Vengnza serviría a los Mahogany.

El mago era muy viejo y estaba cansado. Su tez era pálida pero los últimos Mahogany lo habían aceptado en la Reserva. Recibió los conocimientos a través del último chamán de aquella tribu extinta. Querían redimirse por todo el mal que habían liberado en aquella tierra. Nadie está a salvo del Espíritu del Alacrán porque no respeta a nadie. La Venganza que llamas se volverá contra ti. Pensaron que el hombre blanco que se había encontrado con los espíritus más allá de los mares podría contener la furia del Alacrán. ¿Qué podían perder?

Herber Lagernon tuvo un sueño era muy extraño: había visto un anciano pálido, con traje de predicador, que vagaba por un desierto sosteniendo algo entre sus manos. Sintió la sed del anciano en su garganta y cuando se despertó se dio cuenta de que estaba tosiendo sangre de nuevo. Se incorporó en su cama y entonces oyó gritos en el pasillo del hotel. Le habían recomendado el Hotel Overlook por su tranquilidad y profesionalidad, y porque el aire frío de la montaña sería excelente para su enfermedad. Durante la semana que llevaba allí no había tenido queja alguna. ¿Qué estaba pasando para que se montara semejante follón?

Lucas Merrrows soñaba que estaba en el Gran Cañón. Montaba un corcel blanco como imaginaba que lo harían los cowboys de las novelas. De pronto el caballo se encabritó y lo tiró al suelo. La caída, incluso en el sueño, fue dolorosa. Al despertarse recordó el ruido de cientos de patas de insecto correteando junto a su cabeza. ¿Por qué pensó en escorpiones? Entonces escuchó los gritos en la habitación de al lado. No era la primera vez, desde que trabajaba como animador en el Overlook, que algún paciente terminal fallecía. Aunque la mayoría estaban demasiado débiles por sus enfermedadees respiratorias como para montar tanto jaleo. Los gritos se acompañaron del ruido de algo al caer con estrépito. No parecían gritos de un moribundo sino de alguien al que estuvieran matando.

Nereida Moonflower estaba soñando con su viaje a California. En su sueño paraban en una reserva india. No tenía miedo: ella nunca parecía tener miedo a nada. Las mujeres reunidas alrededor de una hoguera le señalaban algo que parecía importante. Ella vio un alacrán que salí de las llamas. El arácnido se retorcía de dolor pero, aún así, se esforzaba para llegar hasta su tobillo mientras la mujer lo miraba como hipnotizada. En lugar de apagar sus llamas el arácnido utilizaba su último estertor para clavar su aguijón. Se despertó con un grito, sintiendo un dolor punzante en su tobillo. Apartó las sábanas pero no había nada en la cama ni en su pierna. Entonces escuchó los gritos. Acababa de llegar al Overlook siguiendo la pista de su sobrina y aquella era su primera noche. Sabía que en el ala contraria del hotel había habitaciones para los huéspedes aquejados de enfermedades respiratorias terminales pero quien gritase ahora lo hacía con pleno uso de sus pulmones.

Lydia McRain se despertó sobresaltada. Nadie la culparía por echarse una cabezada pues llevaba dos guardias consecutivas. Aunque nadie decía nada todos sabían que pasaba algo raro en el hotel-hospital. Más de la mitad del personal se había ido la semana anterior sin avisar y no había llegado ningún relevo como sería lo habitual. El señor Roostelvein, el director, se comportaba de manera extraña. Se pasaba el día entre la habitación donde su hija pequeña estaba ya en fase terminal y la habitación 207, en la que se alojaba aquel extraño hombre pálido. ¿Había soñado con él Lydia? No lograba recordar el sueño completo. Solo recordaba que el hombre sonreía y le enseñaba algo que tenía en la mano: un alacrán. ¿Qué significado tendría eso? Intentó despejarse un poco y se dio cuenta de que había una luz roja indicando que una habitación la necesitaba. Era una de las que estaban en el ala 'normal' del hotel. La 207.

Notas de juego

Al ser un Desafío Mensual he optado por empezar ya en un Nivel de Amenaza 5.

Los escenarios habituales parecen más amenazadores y sombríos. Los personajes secundarios recelan abiertamente de los principales y es evidente que están asustados e incluso son violentos. El ambiente parece más denso y agobiante y le acompañan sonidos difíciles de identificar y una música inquietante.

Bienvenidos todos al Hotel Overlook. Empezaremos in media res, así que preparaos para cualquier cosa.

Aunque este mensaje fue común vuestra respuesta debéis ponerla 'Sólo para el director'. Luego ya marcaré yo destinatarios dependiendo de lo que hagáis.

Recordad:

- Tercera persona del pasado para la narración.
- Sin negritas en los diálogos.
- Sin citas en el texto.
- Sin repetir lo que ya se haya narrado: que la historia fluya.

¡Adelante!

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22/11/2019, 00:36
Nereida Moonflower
Sólo para el director

Nada más entrar había lanzado sendo suspiro , había cosas que hacer y tan poco tiempo ,  esperaba  fuera un viaje corto y algo rápido de resolver , una señora de su categoría no se andaba por las ramas y se dedicaba a ser concisa , entre tanto podría distraerse, relajarse de su vida , de los deberes de esposa , que no eran pocos, vigilar a los sirvientes , preparar la comida , la ropa que debía estar impecable, como a ella le gustaba, ojala que en ese lugar hubiera orden y limpieza.

Ese día había decidido vestir sobriamente ,  con  un elegante vestido, zapatillas , sombrero y guantes a juego, no había otra expresión para ella más que la seriedad , un signo inequívoco de su hastió por la vida , por la gente , atrás habían quedado los días felices , los días de risas , de pensamientos positivos , solo eso , una Nereida con amargura , cuyo único objetivo era vivir un día a la vez , poco le importaba que su marido estuviese en esos momentos acostándose con una de sus incontables amantes , ese era precisamente el único lujo que le permitía , mientras  ella siguiera siendo la mujer de la casa poco importaba la clase de “damas” con las que se acompañara.

Procedió a quitarse la sortija de matrimonio , no para atrapar hombres , si no como símbolo de la poca libertad a la que se sentía expuesta , una libertad que era uno de sus escasos  privilegios , como mujer de sociedad casada , la escondió entre sus ropas y más tarde la pondría a buen recaudo fuera de las garras de todos .

El viaje sin duda había sido cansado, solo deseaba refrescarse un poco y arreglarse para comer algo ligero , caminaba por los pasillos segura, con orgullo, sabiéndose poseedora de belleza  y elegancia , no despreciando a los de mas , más bien  sabiendo muy bien su lugar como debía ser , su altivez no era de arrogancia , más bien de la experiencia adquirida en la vida .

Había sudado un poco durante el sueño , me llevo la mano a la frente y maldigo para mis adentros , seria muy difícil volver a conciliar el sueño , sin embargo ese sueño, se sentó en la cama y miro hacia la ventana , se acomodó la ropa, y procedió entonces a levantarse y ponerse la bata , y las pantuflas para salir a ver lo que estaba ocurriendo , detestaba los alborotos nocturnos, la noche se había hecho para dormir .

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22/11/2019, 11:32
Herbert Lagernon

- ¿Pero que ocurre...?- el empresario se levantó de la cama, mientras cogía un paño de la mesita de noche y se limpiaba la boca de restos de sangre. Acto seguido, buscó el interruptor de la lámpara que se encontraba en la mesita, mientras sus pies buscaban sus zapatos de “estar por casa”. 

Tras encender la luz, observó la hora que marcaba su reloj, y acto seguido se levantó de la cama, mientras se oían los gritos fuera de la habitación. Preocupado, se acercó a la silla a recoger su albornoz, y fue hacia la puerta de su habitación para investigar lo que estaba ocurriendo. Entreabrió ligeramente la puerta y echó un vistazo por el pasillo, sin salir al exterior. 

Notas de juego

No se si por aquella época había teléfonos en las habitaciones. 
Espero que a la hora de escribir no la haya cagado con el tiempo verbal. 

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22/11/2019, 13:36
Lucas Merrows
Sólo para el director

Lucas Merrows abrío la puerta de su habitación lenta y de forma pesada, no le gustaba que le despertaran a esas horas intempestivas, asomó la cabeza por el resquicio que había dejado, tan sólo para comprobar que los ruidos que había escuchado no eran cosa de su mente adormecida o incluso parte de su sueño. Los ruidos y gritos seguían sucediéndose así que decidió cerrar la puerta para vestirse adecuadamente. Sacó el traje de aquella semana y comprobó su estado impoluto, planchado, limpio y con el inexistente olor a detergente, le había costado una ardua riña con las encargadas del hotel, pero por fin había dado sus frutos.

Una vez preparado abrió la puerta de forma confiada y salió al pasillo cerrando tras de si la puerta. Se dirigió sin más preámbulo hacia la fuente de los gritos. 

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22/11/2019, 17:58
Lydia McRain
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La joven enfermera parpadeó confundida, aún se aferraba al sutil entramado del sueño cuando abrió los ojos. ¿Qué hora era? Volteó la vista hacia la pared: dos y cinco de la madrugada. Un libro reposaba en su regazo abierto en las primeras páginas. Era "El método científico en biología", la última publicación de la ilustre Lavinia Lloyd Dock. En lo que llevaba de aquella complicada semana, Lydia había intentado leerlo unas cuarenta veces, pero jamás había pasado del prólogo. Demasiado trabajo, poco personal, guardias interminables y el creciente mal humor de buena parte de sus compañeros de labores no ayudaban a la lectura. Después de tantos intentos, ya podía recitar de memoria los primeros párrafos:

"Es a través del desarrollo gradual y armonioso de la inteligencia con ese elemento en nuestra naturaleza que llamamos conciencia de que la raza humana pasa de los estados más bajos a los más altos de la civilización. Al perseguir nuestros ideales, la conciencia es nuestro monitor instintivo de lo correcto y lo incorrecto..."

Luz roja, habitación 207. Era en el el ala oeste del hotel, justo del otro lado. Calculó que se había quedado dormida un poco menos de veinte minutos. ¿Pero cuánto tiempo llevaría titilando aquella luz? Rápidamente, Lydia se acomodó la cofia, adecentó su uniforme estirándolo con las manos, recogió algunos implementos que quizás necesitaría y, con pasos ligeros, se dirigió escaleras arriba hacia la habitación 207.

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22/11/2019, 20:28
{{ Las Almas en Pena }}

Herbert, vestido con su albornoz, se asomó desde el umbral de su puerta para intentar averiguar que sucedía. Eran casi las dos y media de la madrugada y aquello era un escándalo. Vio venir apurada por el pasillo a una enfermera que se dirigía hacia la habitación de los gritos, que parecía ser la 237, y en la que se veía una bombilla roja sobre el marco iluminándose de forma intermitente, casi acompasada con los aullidos del interior.

A aquel pasillo habían salido también Lucas y Nereida. El primero iba vestido de traje, como si aquello no lo hubiera tomado por sorpresa, aunque la curiosidad se dibujaba en su rostro. La segunda, en batín y pantuflas, salió con gesto malhumorado. Aún con esa guisa lucía espectacularmente digna, como si hubiera estado vestida en traje de noche. Había gente que, fuera cual fuera la situación, simpre parecía sabía mantener la compostura.

Como decíamos Lydia, la enferma, venía apurada hacia la llamada. Por la mitad del recorrido había escuchado los aullidos y su paso ligero se convirtió en una carrera preocupada. Recordaba al anciano pálido que estaba alojado en aquella habitación pero, que ella supiese, no estaba diagnósticado. Y si lo estuviera no podía ser grave. En ese ala había sólo media docenas de habitaciones para internos, que se distinguían precisamente por tener una bombilla sobre el marco de la puerta, y ninguno era ni contagioso ni grave. Normalmente era para gente con dolencias crónicas o que se estaba ya recuperando del tratamiento. ¿Por qué gritaba así?

En ese preciso momento la puerta de la 237 se abrió de golpe y vio salir a uno de los médicos de guardia. Era un joven llamado Benjamin Sacks, un muchacho que había terminado la carrera ese mismo año y ejercía por primera vez en el Overlook. La enfermera se sorprendió al ver que el médico se movía dando vueltas en redondo, como mareado, y sólo cuando se giró hacia ella pudo ver que tenía una tijera de retirar gasas clavada hasta el mango en su ojo derecho. Aún así no eran suyos los gritos. Empapado en su propia sangre y ante los horrorizados presentes el muchacho cayó de rodillas y luego de espaldas en medio del pasillo.

En el interior de la 237 seguían los aullidos de dolor.

Notas de juego

Estáis todos juntos. No hace falta que desmarquéis a nadie.

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22/11/2019, 21:05
Nereida Moonflower

Acomodo su cabello escarlata y tambien la bata , sus medidas no eran perfectas , pero tampoco imperfectas , miro con cierta consternación  pensando que quizá era un error, ella estaba en el “lado bueno ” del hotel , abrió un poco la boca al ver la sangre y el desastre que estaba haciendo , sea quien sea el que este adentro parece peligroso, atacar a una persona de una forma tan salvaje solo lo hacen los psicópatas , lo más seguro era que le ordenaran no salir de su habitación , lo que le faltaba , no escapaba de casa para liberarse de su esposo e hijos solo para que los empleados del lugar  no tuvieran la prudencia de prever  estas situaciones

-Oiga ¿ no se supone que los enfermos estaba en otro lado?, por todos los cielos hagan que paren esto ,  es una salvajada ….Pensé que este era un lugar serio

Por supuesto no le había sacado dinero a mi esposo para este viaje solo para ver este tipo de situaciones desagradables e incomodas, ¿estaba aterrada? Claro que lo estaba, pero tenía que mantener mesura y la compostura, todo había estado raro

Finalmente mira a los de mas esperando a que reaccionen

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22/11/2019, 23:15
Lucas Merrows

El flemático inglés vio pasar al chico con la tijera en el ojo, miró la escena de la habitación y no pudo más que reprimir un más que merecido bostezo, la situación lo había sorprendido como a todos los presentes, sin duda no era común ver aquello, pero la educación y la flema inglesa habían calado en él de forma que sus sentimientos no florecían en ninguna situación, pese a lo rara que fuera.

Se acercó unos metros más hasta la entrada de la habitación doscientos treinta y siete, la gente se empezaba a congregar en torno a la puerta, cada uno con, seguramente sus razones dispares, algunos por curiosidad, otros porque era su trabajo. Él era de otra clase, simplemente estaba allí por si necesitaban de su ayuda, o mejor dicho, por si podía resultar de ayuda a alguna de esas ricachonas aburridas que necesitaban distraerse lejos de sus abotargadas vidas de casadas frustradas. Se acercó a la señorita Moonflower y se puso detrás de ella a la vez que la señorita McRain echaba un vistazo al médico tuerto. 

- Quizás no debería acercarse tanto señorita Moonflower, el paciente de dentro de la habitación podría ser peligroso y atacar de nuevo- dijo Merrows con aquel acento inglés que tantas alegrías le había dado en el pasado. Sin duda la mujer, se sentiría más accesible al trato cercano ahora que había visto la muerte de cerca.

- Pobre chico. - Continuó diciendo Merrows moviendo a ambos lados la cabeza mezclando la cara de clara frustración y pena.

- Creo que acababa de empezar a trabajar aquí este año. Acababa de acabar la carrera de medicina. Un día tienes toda la vida por delante... Y al otro estás ahí tirado.- Hizo una pausa para respirar de forma profunda antes de continuar.

- Necesito una copa. ¿Usted no señorita Moonflower? ¿Quizás podríamos tomar una copa juntos en el bar? Seré incapaz de volver a dormirme ahora.- Miro de nuevo al chico tirado en el suelo.

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23/11/2019, 11:04
Herbert Lagernon

Herbert corrió hacia el muchacho caído en el suelo en un intento desesperado de poder hacer algo... claro que no tenía una idea clara de que poder hacer. Se arrodilló y le buscó el pulso, mientras se dirigió hacia el hombre vestido en traje a una hora tan extraña para estar así vestido.

- Rápido, vaya a pedir ayuda a recepción- exclamó al hombre de traje. Acto seguido  se dirigió a la mujer que se encontraba en la puerta donde salían aquellos espantosos gritos- no entre sola. Como bien le ha dicho el caballero, puede ser peligroso. 

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23/11/2019, 21:08
Lydia McRain

Incrédula, Lydia frenó su precipitada carrera cuando comprendió (o creyó comprender) lo que ocurría. —¡Oh dios! ¡Oh dios..! —Necesitaba ayuda urgentemente. Retrocedió unos pasos y, sin apartar la vista de aquella grotesca escena, rebuscó en los bolsillos de su uniforme. Un llavero tintineó en sus temblorosas manos. La enfermera tomó una de las llaves y abrió la puerta de una diminuta cabina disimulada tras un recodo del pasillo. Luego, tomó el aparatoso auricular del teléfono oculto tras la puerta y giró la manivela.

—Soy la enfermera Lydia McRain. El doctor Sacks ha sido apuñalado en el ojo con un objeto punzante y... algo terrible está ocurriendo en la habitación 237. Por favor, es muy urgente. Necesitamos al personal de seguridad. Y al doctor Robertson. —Tras una brevísima pausa. —Sí, es exacto. Habitación 237. Y que le den aviso al señor Roostelvein. Gracias —exclamó, y colgó el auricular.

El Overlock era un establecimiento de lujo y, como tal, se preciaba de tener un eficiente sistema de comunicación interno con teléfonos en cada piso que se conectaban directamente con la recepción. Cada teléfono tenía un auricular para escuchar, un micrófono para hablar y una campanilla de llamada, activada por un generador a magneto acoplado a una manivela en el frente del aparato. Al girarla, en un extremo de la línea sonaba la campanilla del aparato que estaba en el otro extremo. En verdad, era lo último en tecnología, y el mayor orgullo del señor Roostelvein.

Hecho esto, la enfermera corrió hasta donde se encontraba el herido que en aquel momento era asistido por uno de los huéspedes del hotel:

—El señor Lagernon, ¿verdad? —inquirió Lydia, con una tímida sonrisa. —Si me permite...

La enfermera esperó que Herbert le cediera algo de espacio y controló los signos vitales del herido e inspeccionó escrupulosamente la herida.

—Doctor Sacks, ¿puede oírme? —Como mínimo, destrucción del globo ocular por herida penetrante esclerocorneal irreparable... ¿Habrá daño cerebral también?, pensó. —Doctor Sacks, por favor... —suplicó mientras le practicaba los primeros auxilios.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Ignoro si hice bien la tirada. El resultado sería 7+2 (primeros auxilios)= 9 ¿Es así?

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23/11/2019, 23:03
{{ Las Almas en Pena }}

Mientras Nereida y Lucas observaban la escena con una total indiferencia hacia la vida de aquel pobre hombre, aprovechando el segundo incluso para flirtear, Herbert se había lanzado rápidamente a ayudar al médico caído. Cuando Lydia apareció por el pasillo se echó a un lado para que la enfermera valorase el caso.

Actuó más por instinto que por conocimiento profundo de la situación. Viendo que el hombre convulsionaba violentamente arrancó las pinzas para impedir que siguieran su viaje hacia la masa cerebral. Una cascada de sangre salió del ojo empapando tanto a la enfermera como a su improvisado ayudante, Herbert, cuando éste intentó agarrar al médico para que no se autolesionara. El hombre lanzó ahora un aullido que, al menos, demostraba que seguía vivo. Por el pasillo la gente, confusa, dejaba ahora pasar a dos celadores que acudían al aviso de Lydia. Uno de ellos se metió a toda velocidad en la habitación 237 y el otro se acercó para solicitar a la gente que volviera a sus habitaciones:

—Por favor... les rogamos que ahora vuelvan a sus habitaciones. Mañana podrán pedir explicaciones a la dirección.

Dentro de la 237 se oían gritos apagados, como si alguien hubiera amordazado o puesto una gasa en la boca al paciente. La gente regresaba a las habitaciones no sin antes echar un vistazo a la habitación que seguía iluminando el pasillo con su luz roja intermitente.

Mientras tanto, en el suelo, Lydia había logrado estabilizar al doctor Sacks, que con el dolor había quedado inconsciente. Con ayuda de Herbert estaban ahora vendándole el globo ocular para evitar más sangre derramada.

- Tiradas (1)

Notas de juego

@Lidya. Perfecta por tu parte la tirada pero son d6. Fallo mío que estaba mal configurada la partida. Repito yo tu tirada para acelerar. Sacas 6+2 = 8, superando una tirada Difícil (7). En mi tirada he sacado dos 1. Los 1 se llaman 'Presagios' y provocan que el director pueda meter detalles macabros y/o escabrosos... Así que vamos a tirar de hemoglobina para todos.

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23/11/2019, 23:27
Nereida Moonflower

Miro’ al hombre ingles dirigirse a ella  , levanto una ceja con la expresion seria  

-Señora… Señora Moonfower, soy una mujer casada y con hijos – le decía a la cara sin quitar su expresión-dudo mucho que una copa ayude en esta situación , hagan favor de tener mesura y dejen que quienes sepan traten de controlar la situación- ahora se dirigía  a los de mas , es mejor que nadie estorbe , solo conseguirán crear mas caos del que ya hay .

Lo que en realidad le perturbaba  aparte de los gritos desgarradores de la habitación era la posibilidad de que algún menor pudiese ver ese espectáculo .

Justo después  de que llegaran los que iban a ayudar se hizo a un lado y barrio con la mirada al ingles, comenzando a temblar levemente , algo era seguro , la mujer pelirroja de ojos esmeralda no podría conciliar el sueño de nuevo , lo mejor era estar preparada y alerta

-Con su permiso, y lamento que esto este  pasando 

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23/11/2019, 23:33
Herbert Lagernon

Herbet ayudó dentro de la situación a la enfermera en la precaria curación que le estaban haciendo al médico herido. Por lo que parecía, la mujer estaba siendo muy competente en su oficio, puesto que logró en cierta manera mantener al hombre a salvo. 

- ¿Necesita algo más?- le preguntó a la enfermera. Su mirada se apartó ligeramente de ellos hacia la puerta 237. Temía que de algún momento a otro saliera el causante de aquella horrible situación para continuar con su ataque de ¿ira, locura? no sabría muy bien que tendría aquel tipo. 

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24/11/2019, 02:08
Lucas Merrows

Lucas Merrows miró a la señora Moonflower.

- No pensé que se tomaría mi ofrecimiento como una indirecta o algo más que preocupación hacia su persona.- Su cara denotaba un sincero mensaje de disculpa, pero cualquiera que conociera al inglés sabría que no le importaba lo que pensaran los demás mientras cumplieran sus propósitos.

- Ante esta situación...- siguió diciendo con ese toque, mezcla de seducción y preocupación.

- Yo no soy médico, ni tampoco enfermero, aquí no puedo hacer gran cosa a parte de consolar o intentar ayudar a mantener los ánimos altos. Sin embargo, si la he ofendido con algún comentario, sinceramente me disculpo, no era mi intención en absoluto.- Merrows sin ninguna duda era experto en darle la vuelta a las situaciones.

- Ahora si me disculpa, necesito una copa...- Se gira y se va por el pasillo en dirección al bar sin esperar contestación de la mujer pelirroja.

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24/11/2019, 04:10
Lydia McRain

De rodillas en el piso y reclinada ligeramente sobre el hombre desmayado, Lydia parecía estar rezando (y quizás así fuera). Nunca antes se había enfrentado a una situación semejante, y menos aún con un compañero de trabajo. Era terrible. ¿Qué había ocurrido y por qué? El doctor Benjamín Sacks era un hombre amable y muy considerado con las enfermeras. Algo realmente extraño en aquel ambiente donde los médicos las trataban como sirvientas y no como asistentes. La joven enfermera suspiró y contempló el rostro ensangrentado del hombre, la ligera crispación de sus facciones y su respiración entrecortada. Sin dudas, le extirparían el ojo... o, mejor dicho, lo que quedaba de él. Pero estaba vivo, y eso era lo único que importaba.

Lydia alzó la vista hacia Herbert y esbozó una muy cansada sonrisa. Llevaba casi cuarenta y ocho horas de guardia, estaba exhausta y, ahora mismo, se encontraba muy triste, pero no por ello dejaría de sonreírle a un huésped.

—Muchas gracias, señor Lagernon. No lo hubiera logrado sin su ayuda. Y no se preocupe, el doctor Robertson se hará cargo. —Contempló el albornoz manchado de sangre y susurró: —Además, querrá usted cambiarse seguramente. Le enviaré a alguien para que recoja la ropa sucia...

Finalmente, volteó la mirada hacia el celador que recorría el pasillo y, con un suave ademán, le señaló la puerta de la habitación 237.

—Oswald, por favor, cierra la puerta. Ya hice llamar al doctor Robertson, y sabes cómo es él...

Al nombrar al severo galeno, Lydia solo buscaba una excusa para que los celadores reforzaran la seguridad y cuidaran cada detalle. Era muy desagradable e inconveniente exhibir a los ojos de los huéspedes los escabrosos pormenores de lo que había ocurrido en aquella aciaga habitación. Ya se encargaría el mismísimo señor Roostelvein de decidir qué comunicar y cómo a los huéspedes del Overlock, y así evitar un escándalo aún mayor.

Entretanto, la señorita McRain preparó al herido para su traslado, según las órdenes que dictara el doctor Robertson.

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24/11/2019, 11:53
{{ Las Almas en Pena }}

Oswald, el celador, cerró la puerta mientras instaba al resto de los presentes a volver a sus propias habitaciones. Ajeno a todo esto Lucas bajó por las escaleras en dirección al bar del Salón Regencia1, que era el más cercano.

Nereida regresó a su habitación sin mostrar signos externos de consternación. Herbert, al percatarse de la sangre que ahora manchaba su albornoz, hizo otro tanto. Lydia, por su parte, comprobó aliviada como el doctor Robertson llegaba por el pasillo para hacerse cargo del malogrado Sacks.

Notas de juego

[1] El Hotel Overlook es un edificio enorme, de dos alas, con varios salones de baile. El ala este (donde estáis) es sólo para huéspedes, mientras que el ala oeste se reparte en tres zonas: habitaciones de huéspedes, habitaciones del personal y zona hospitalaria (una serie de habitaciones para los pacientes). Todo esto en la segunda y tercera planta. La planta baja cuenta con la recepción, oficinas administrativas, salones de descanso para los clientes y al menos tres salones grandes para fiestas y eventos. Os preguntaréis ¿por qué no hay un mapa, que sería más fácil? Porque el trazado del Overlook es legendario, incluso en su película, por las fallas de continuidad hechas adrede para desorientar al espectador de forma subliminal. Hay un artículo que lo explica muy bien en esta web: https://www.lashorasperdidas.com/index.php/2011/07...

Enseguida os pongo un mensaje privado a cada uno, ya que vuestros personajes vuelven a separarse.

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24/11/2019, 12:07
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Al llegar a la planta baja Lucas cruzó el amplio recibidor del hotel, deteniéndose un momento para ver a través de las puertas giratorias de cristal, la gran nevada que tenía lugar en el exterior. Había escuchado que se aproximaba una tormenta inesperada, muy fuerte, que mantendría el hotel incomunicado unos días. Eso no era nada raro en aquel lugar ubicado en lo alto de la montaña. Lo que le había preocupado un poco más es el saber que parte del personal mejor situado había dejado las instalaciones unos días antes de que terminase su turno. También había rumores de una cuarentena pero el joven atleta no había dado pábulo a los mismos. La gente tendría a ponerse nerviosa al estar en lugares aislados aunque contasen con todas las comodidades posibles como el Overlook.

Siguió su camino hasta la Sala Regencia y la encontró vacía y a oscuras, como era normal a esa hora. Los adornos para la fiesta de navidad que se celebraría en un par de semanas pendían del techo y habían trasladado a su escenario el piano que normalmente estaba en la habitación de la hija de Roosenvelt. La idea era que para la fiesta viniera un músico de renombre de Chicago pero con esta tormenta era probable que acabase tocándolo Martin, uno de los botones, que también era músico en una banda de ragtime pero se sacaba una paga extra trabajando en invierno en el Overlook.

Cruzando la estancia vacía se metió por detrás de la barra del bar para servirse una copa. Parecía que los gritos de la planta superior habían parado. Por fin habrían contenido al demente que probablemente se hospedaba en la 237. Mientras estaba bebiendo su copa, en la semioscuridad, se percató de que alguien entraba en el salón desde el recibidor, dirigiéndose hacia el pasillo lateral que llevaba a la zona de lavandería y oficinas. Era Barney, uno de los empleados de limpieza del Overlook. Llevaba un montón de sábanas y parecía ir tan ensimismado que no se dio cuenta de la presencia del animador deportivo en la barra, aunque pasó a escasos dos metros de él. Las sábanas que llevaba Barney estaban empapadas en sangre de tal manera que podría pensarse que la persona que estuviera sobre ellas se había desangrado completamente.

Notas de juego

Marca tu respuesta como 'sólo para el director'.

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24/11/2019, 12:17
{{ Las Almas en Pena }}

Herbert regresó a su habitación. Los gritos fuera habían cesado aunque se escuchaba movimiento de gente por el pasillo, probablemente celadores, enfermeras y médicos. En el baño se quitó el albornoz empapado en sangre para ponerse, mientras esperaba un recambio, uno de sus trajes. El incidente le había desvelado y no sabía si podría dormir, pero no tenía sentido hacerlo vestido.

Se aproximó a la ventana y comprobó que en el exterior la tormenta había empeorado. Ya les habían advertido de que un frente inusualmente virulento los dejaría aislados un par de días. Eso no era nada raro en aquel lugar ubicado en lo alto de la montaña. Además él había reservado estancia hasta año nuevo. Tenía ganas de distendirse un poco y disfrutar de una de las legendarias fiestas de navidad del Overlook. Cuando le sobrevino un ataque de tos recordó que la diversión no era el único motivo para haber escogido aquel lugar para sus vacaciones.

Seguía mirando por la ventana cuando se dio cuenta de que, en el exterior, parecía haber alguien. Alguien de pie, en medio de la tormenta, mirando fijamente hacia el hotel. ¿Quién podría estar tan loco como para permanecer allí en medio de la nieve?

En ese momento alguien llamó a la puerta anunciando que eran del servicio. Herbert se volvió un momento, de forma instintiva, para dar paso a la muchacha de servicio que le traía el albornoz limpio, y cuando volvió a mirar por la ventana ya no vio a nadie. ¿Se lo había imaginado? ¿Se había ido la figura hacia la montaña?1

Notas de juego

[1] Haz una tirada de Cognición y le podemos sumar Atento a los Detalles.

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24/11/2019, 12:31
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Siguiendo las instrucciones de Robertson la enfermera y el celador llevaron con cuidado al herido a la habitación 236, que estaba libre. Por su parte el médico entró en la 237 donde se habían acallado los gritos.

Mientras dejaban al paciente en una cama podían escucharse, a través de la pared, fragmentos de converesaciones nerviosas. Una de las voces era la de Roosenvelt y la otra la del propio Robertson, claramente alterado:

—[...] pobre hombre... ¿se han vuelto todos locos? [...] ¿qué le han hecho?  ¡por amor de Dios!— se escuchaba la voz entrecortada Robertson.

—[...] más allá de lo que sus libros de ciencia pueden ayudar [...] ¡curará a mi hija!— contestaba Roosenvelt.

—[...] fuera de control [...] muerta! ¡debe asumirlo señor Roosenvelt!

Lydia y Oswald intercambiaron una mirada de preocupación. Ambos escuchaban los preocupantes fragmentos de la conversación a través del tabique que dividía ambas habitaciones mientras se aseguraban de que Sacks quedase lo más cómodo posible dentro de su grave situación.

Notas de juego

Perdona que no contesté antes en el off topic: la habitación del lío es la 237.

En respuestas marca 'Sólo para el director'.

 

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24/11/2019, 12:38
{{ Las Almas en Pena }}

Nereida regresó a su habitación. El ruido en el exterior se limitaba ahora al correteo lógico del personal sanitario atendiendo lo que quiera que sucediese en la habitación 237 y probablemente a la limpieza del desaguisado del pasillo. Por fortuna no había visto ningún menor en el pasillo aunque sabía que había gente que tenía reservada la estancia de navidad completa para pasar en familia. Reprimió un suspiro. Eso es algo que jamás haría su familia: unas navidades juntos.

Se aproximó a la ventana y comprobó que en el exterior la tormenta había empeorado. Ya les habían advertido de que un frente inusualmente virulento los dejaría aislados un par de días. Eso no era nada raro en aquel lugar ubicado en lo alto de la montaña y tampoco era algo que le preocupase. Para cuando ella planeaba marcharse ya había pasado.

Estaba desvelada y sentía que algo ominoso se cernía sobre aquel hotel. De pronto notaba la muerte cerca. Una muerte incontrolada e incluso maligna, dispuesta a atacar a cualquiera. ¿Por qué tenía esas sensaciones?

Volvió a acercarse a la ventana. Se dio cuenta de que, en el exterior, parecía haber alguien. Alguien de pie, en medio de la tormenta, mirando fijamente hacia el hotel. ¿Quién podría estar tan loco como para permanecer allí en medio de la nieve?

Notas de juego

Puedes realizar una tirada de Cognición si quieres. En este caso ninguna de tus características se pueden aplicar, así que sería simplemente tirar 3d6 desglosados intentando superar una dificultad Media (5).