Partida Rol por web

Avanzáis y perdéis de vista al resto de compañeros del grupo, os dirigís poco a poco hacia uno de los puestos de vigilancia.

Por el momento todo va bien, no se escucha absolutamente nada, Gabbon, los sabuesos y vosotros sois bastante silenciosos, tampoco se escucha nada en el resto de la colina. Todo parece ir bien.

Puedes poner en esta escena el mapa? así se me hace más fácil. Si no tengo que ir cambiado escenas para saber posiciones. Gracias ;)

Sigo caminando, ausente y cabizbajo, siguiendo a mis compañeros. Necesitaba concetrarme, cuando pudiera ver al vigía lanzaría el hechizo y rogaría porque funcione. Por ahora, estaba enfocado en ello y en no hacer ruido, Eadar y Gabbon me alertaría ante cualquier imprevisto.

Seguimos avanzando lentamente y en la cobertura de la niebla, siempre alerta. Quizá sea bueno rodear al ladronzuelo. Con la mano derecha señalo a los guardas y a Gabbon y les indico que avancen hacia el norte y rodeen al ladronzuelo. Alisterel y yo iremos por el sur. Esperemos que el conjuro surta efecto y no sea necesario un combate.

Os movéis con ligereza, y Gabbon y sus sabuesos también, rodean un poco el objetivo, pero no se separan mucho pues ya no los podríais ver.

En loca la colina no se oye nada, es un gran mérito pues sois muchos y un pequeño tropiezo lo puede tener cualquiera. La visibilidad sigue siendo la misma, diez metros.

Colocando la flecha sobre el arco y tensionando la cuerda hago un gesto a Alisterel para que avance y esté preparado para conjurar, mientras avanzo a su lado preparado para descargar la flecha si fuese necesario. Esperaba que el conjuro surtiese efecto y evitar el disparo, pero si fuese necesario, relajaría los dedos y la flecha silbaría en el aire hacia su objetivo.

Alzo la vista ante el gesto de Eadar, mi semblante es de seriedad y pura concentración, el arco está en precario equilibrio en mi mano. Me muevo lenta y silenciosamente, intentando ubicar el puesto de vigía, una vez localizo al vigía, mis ojos se abren desmesuradamente y, finalmente, mis músculos y mis facciones se relajan. Me quedo en mi lugar, tomando el arco con fuerza, esperando fervientemente que el hechizo haya surtido efecto.

Alisterel se acerca para comprobar que efectivamente hay un ladrón, lleva mucho tiempo preparando el sortilegio y lo lanza, ¡Su sortilegio tiene éxito! El vigilante se duerme de inmediato, el grupo lo rodea, Gabbon desenvaina su espada y hace una seña a Eadar por si quiere hacer los honores, sino Gabbon segará su vida o lo rematará si es necesario.

Escucháis un sonido a vuestras espaldas en dirección norte, como si alguien se hubiese caído, pero no se escucha nada más, al menos no suena ningún silbato…

Suspiro con alivio al ver al vigía caer dormido en el acto, sin embargo, el ruido a mis espaldas me pone en alerta nuevamente. Tomo el arco con fuerza y saco una flecha del carcaj.

Listo para disparar la saeta, doy media vuelta e intento discernir la fuente de aquel sonido.

Avanzo tras Alisterel con el arco tensado y preparado para, por si el conjuro no surtiese efecto, liberar la flecha de la cuerda. Sin embargo parece ser que no ha sido necesario y el conjuro funcionó. Sonriendo a Alisterel, dejo el arco en el suelo y sacando la cuerda comienzo a atar y amordazar al vigía. Arrancándole el silbato del cuello y buscando que puede tener de interés. Esperaba dejarlo inmóvil igual que a su compañero. No le gustaba matar a sangre fría y sin posible defensa. Por lo que optó por amarrarlo.

Segundos después un ruido lo pone en alkerta y recogiendo el arco vuelvo a tensarlo y colocar su flecha y atisbar a los alrededores intentando discernir el origen de aquel ruido. Con un movimiento indico a Alisterel si observa algo, puesto que su vista es mucho más eficaz que la mía y a Gabbon que avance a ver que puede encontrarse.

Alisterel se da media vuelta en dirección al sonido, pero la niebla no deja ver nada, tampoco se escucha ningún sonido más, el elfo prepara una de sus flechas.

Los sabuesos miran amenazantes el enemigo, pero esperan instrucciones de su amo que mantiene el brazo en alto esperando a que Eadar actúe.

El ladrón no da crédito, al verse rodeado levanta sus manos y deja que Eadar la arranque el silbato y lo ate, Gabbon lo amordaza bien fuerte, le saldrá una marca en la cara, pero vivirá y no dará un grito, esto emplea su tiempo y ya no puede avanzar.

Respiro agitadamente, me consolaba que el ladrón no iva a ser matado a sangre fría, aunque seguramente esto pasaría tarde o temprano. Sin embargo, estaba nervioso, quien quiera que había hecho el ruido estaba ahora en silencio, o bien había huido.

Miro en todas las direcciones e insto a mis compañeros a avanzar, mientras yo me concentro en afinar mi puntería. Avanzo tan sólo un par de metros, intentando distinguir algo en la neblina.

Viendo que Gabbon se encarga del ladronzuelo presto con el arco en la mano susurro: Si podéis sacadle información. Será más valiosa. Dicho esto avanzo unos pasos al norte en dirección al ruido que nos ha alertado de la forma más sigilosa que puedo y agudizando al máximo mis sentidos.

Gabbon asiente a las palabras del montaraz, al ladronzuelo le falta poco para comenzar a tiritar y es que los sabuesos no le quitan el ojo de encima.

El gigantón humano le quita un poco la mordaza de la cara y le interroga sobre las posiciones de los suyos, pero este no os dice nada que no sepáis ya, que deberían estar todos durmiendo en los barracones o en el edificio de la torre, excepto los vigías, claro.

- Vamos a los barracones, aquí sólo hacemos que perder el tiempo… - dice este tras volver a amordazar al ladrón

Observo e intento darme cuenta de lo que ha producido aquel ruido. Si fuese agún ladronzuelo, era un objetivo cercano para abatir, y si era uno de nuestros compañeros, los Valar quisieran que no hubiesen sido escuchados por nadie más.

Asintiendo ante las palabras de Gabbon tras el interrogatorio, avanzo hacia los barracones.

Un poco más adelante escucháis unos pasos que suben las escaleras, aunque no veis nada os parece escuchar una cota de maya, podría ser el enano y compañía aunque la niebla no os deja ver nada aún.

Todo parece ir bien pues nadie ha dado la alarma en la base.

Nos dirigimos hacia los barracones, aunque aquel ruido no deja de inquietarme.

Una vez cerca, oigo otro sonido, aunque uno más familiar...de todas maneras, me comporto de manera cauta. Señalo por medio de gestos a mis compañeros que me adelantaré un poco antes de caminar con sigilo unos cuantos pasos en dirección a las escaleras, los necesarios para lograr ver qué o quién era la fuente de aquel ruido.