Partida Rol por web

Los cinco aventureros, el ladrón que os acompaña, Gabbon el gigantón con sus dos sabuesos, y cuatro guardias de Dolm amroth parten a media tarde con destino a la base enemiga.

La ruta primero transcurre por un camino normal y luego por sendas rara vez transitadas, hasta que el ladrón os indica una dirección campo a través.

Oscurece, hay silencio y una niebla se alza ante vosotros, la visibilidad es de 10 metros para todos menos para Eadar que es de 20 metros ya que ve las fuentes de calor, hay que hablar en susurros, por suerte los sabuesos están tranquilos y contentos por estar con su amo y no ladran.

Estáis en el lado oeste, ante vosotros una colina rodeada por la niebla, esperáis unas horas para asegurarse de que están todos durmiendo, no veis a ninguno de los enemigos, pero suponéis que los vigilantes están en su sitio.

Con un leve susurro me acerco a mis compañeros y les indico que debemos movernos con cuidado y empezar a andar en fila de a uno.

- Deberíamos empezar a andar en fila de uno...así ocultaremos nuestro número y también llamaremos menos la atención...creo que andar algo agachados también nos ayudaría a pasar desapercibidos...

Dicho esto me pongo la capucha y con algo de barro me unto la cara para que no resalte a la luz. Una cara descubierta llama mucho la atención si recibe claridad.

Hador sabe bien como mantener a su corcel en silencio. Diez figuras surcaban los caminos cercanos a Dol Amroth con impaciencia y parsimonia a la vez, cada cual con un hervidero de sentimientos de distintas índoles. El rohir, por su parte, no podía esperar para ver la luna en su apogeo. Había estado cavilando toda la caminata, en silencio, llevando a su montura por las riendas. Ni siquiera cuando tropezó en un pozo oculto por algunas hojas perdió su concentración, y con razón.

Había llegado a una conclusión: debían jugar sucio. Para llevar a cabo el plan con eficiencia, debía de rendirse ante la situación. Si quería librar a la ciudad y a los viajeros de esa vil amenaza, aquel intento de cofradía que nada tenía que envidiarles a los orcos con sus saqueos y despiadados asesinatos, era necesario tomar el camino mas oscuro. Al menos aquella vez; y nunca más...

Sus grebas descansaban en su mochila, y habían sido reemplazadas por un par de botas más cómodas y silenciosas, acorde a la misión que les aguardaba. El caballo estaba firmemente atado a un tronco seco en las cercanías. Agazapado, no era más que una protuberancia imperceptible en la masa de penumbras que circundaban la base de los bandidos. -Alisterel, creo que nosotros dos somos los más indicados para eliminar algunos guardias de manera sigilosa- señaló, tomando el arco entre las manos. -Luego de eso, podríamos desplegarnos por el campamento, dispersarnos y acabar con tantos rufianes como podamos sin que den la alarma. Debemos establecer un punto de reunión dentro de la base en caso de que nuestra presencia sea descubierta, y allí pelear hasta la victoria... o la muerte-

Dejó que sus compañeros sopesaran las palabras. Ciertamente, dudaba que todos estuvieran tan dispuestos a caer, y Hador no pudo evitar preguntarse el mismo si lo estaba. -¿Qué haremos con él durante nuestra incursión?- inquirió, señalando al prisionero con la barbilla.

Avanzamos silenciosos en el atardecer, esperando llegar al lugar con la desparición del sol en el horizonte. Ataviados con ropajes oscuros llegamos a nuestro objetivo. Escrutamos el horizonte estudiando la situación.

Asiento ante las palabras de Hador, mientras saco mi arco para confirmar. Sería bueno dividirnos en grupos e inutilizar los puestos de vigilancia mientras los que llevamos ropajes nos internamos. Dividámonos en dos o tres grupos y reunámonos en un punto dentro del campamento y desde allí acabemos lo que hemos empezado. Digo mientras visualizo que el objetivo principal será encontrar al cabecilla.

Los nervios empiezan a apoderarse de mí. Tranquilízate muchacho, estás con los mejores compañeros que pudieses haber encontrado, nada malo puede pasar. Intento calmarme y asumir que que lo que tenemos enfrente es complicado, pero no imposible.

Cita:

Saco mi arco y camino junto al resto en la noche, la oscuridad no era la que me molestaba, pero sin duda la niebla era un gran impedimento. Escuché las palabras de Hador y Eadar con atención.

Supongo que sería lo mejor - respondo a la sugereneica de Eadar de separarnos en grupos - Entonces, Hador, ¿Vamos juntos?...conozco un hechizo que dormirá a uno de los guardias en sus puestos, presumiblemente, tan sólo tengo que tenerlo al alcance de la vista, pero puedo usarlo con uno sólo de ellos. Luego, supongo, tendré que ayudarte con el arco - añado, mirando el arma en mis manos -

La idea de asesinar a aquellos ladrones mientras estaban desprevenidos no me agradaba en lo absoluto, pero debía ser hecho, no había otra manera viable de hacerlo, si pretendíamos salir con bien.

Seguí caminando junto con el resto, mientras me concentro e intento enfocarme en el hechizo.

-Siendo capaz de inhabilitar un guardia con un hechizo, creo que le serás de más ayuda a alguien que se valga de la lucha cuerpo a cuerpo. Necesitamos un arquero por grupo, al menos, para mantener los posibles escenarios cubiertos-

El rohir paseó su mirada por todos los integrantes del grupo, meditabundo, hasta que volvió a hablar. -Siendo 10, supongo que dos grupos de tres y uno de cuatro bastará para cubrir el lugar al mismo tiempo que no nos lanzamos a la batalla en exceso indefensos. Si me permiten la propuesta, diría que nos dividiésemos así: Gabbon, un guardia, Eadar y Alisterel por un lado; Angainor, Ted y un guardia por otro; y por último los guardias restantes y yo. De esa manera, los grupos tienen fuerza tanto en el melée como a distancia. ¿Alguna sugerencia?- inquirió, repentinamente desviando su mirada hacia el prisionero.

-Y tenemos otra situación que resolver. Temo que no te agradarán tus próximas horas aquí, bribón, pero entenderás que no te llevaremos con nosotros, y que para quedarte aquí, tendremos que asegurarnos de que no andas recorriendo este lugar libremente...-

Escuché a mis compañeros plantear la situación. Me parecía lógico el dividirnos y guardar en cada grupo al menos a un arquero que pudiese disparar a lo lejos. De esa manera, acabaríamos sin sospechas con los bandidos que hacían guardia.

"- La guardia sur se encuentra más alejada de las otras. Sería prudente matar a ese centinela en primer lugar y empezar a adentrarnos en la base. Creo que, de hacerse de manera sigilosa, no se enterarán sus compañeros".

Observé el rostro de mis camaradas, mis iguales ahora en la batalla. Era el momento del cual no habría retorno, en el que saldríamos limpios o pasaríamos a formar parte de la tierra. De no lograrse una infiltración silenciosa, íbamos a enfrentarnos con más enemigos de lo que posiblemente pudiésemos aguantar, pero aún así yo estábamos dispuestos.

"- Una vez logremos acallar al guardia que se encuentra apostado al este, lo mejor sería tratar de asegurar por fuera la entrada del barracón y, de ese modo, evitar que otros salgan. Luego nos quedarían los otros centinelas y aquellos que pudiesen estar en la torre... incluido el jefe- expresé observándolos a todos-. Yo no puedo infiltrarme disfrazado, pero los que puedan sería mejor que lo hiciesen en la zona del barracón... las ropas son oscuras y permiten ocultarse con mayor facilidad".

Gabbon asiente a las decisiones del grupo y mientras se acaban de decidir – lo siento chico… - agarra al ladrón y tras pedirle que se quite la túnica, lo ata y lo amordaza a un árbol – ahora reza por que tengamos éxito…

- Esta bien, yo iré con el elfo, Eadar y uno de los guardias… creo que es mejor que dejemos las mochilas aquí, sólo agarrar si tenéis algo para curar y las armas, vayamos despacio, así seremos más silencioso, y bueno, si algo sale mal, a cortar cabezas a diestro y siniestro

Descuelgo la mochila de mi espalda y recojo lo que creo que puede ser útil: unas compresas, torniquete, un frasco de aceite y yesca y pedernal para encender. Cojo la cuerda y sopeso si es un estorbo o no, podría ser útil si hay que acceder a algún peñasco. Afianzando la espada en su vaina y el carcaj a la espalda, con el arco sujeto firmemente en la mano diestra, hao una señal y avanzo en la oscuridad asegurándome que mis compañeros me siguen.

Nosotros cubriremos el sur. Digo con firmeza. Nos reuniremos en el patio. Mucha suerte. Los Valar estén con nosotros.

Sin más, avanzo lo más encogido que puedo y con el mayor sigilo posible. Acercándome hacia el sur.

Hador estrechó las manos de los presentes con firmeza, aunque en un silencio que delataba sus sentimientos confusos. Finalmente, a punto de sumirse en las sombras, habló. -Nosotros iremos hacia el norte. De ese modo cubriremos el campamento entero, y para cuando lleguemos al corazón del mismo, lo habremos rodeado-

Asintió, para luego alejarse tan sigilosamente como su destreza se lo permitía.

Asentí ante las palabras de mis compañeros y estreché sus manos antes que comenzáramos. Miré a Gabbon un momento y luego mi mochila. "Esto está hecho para no pesar nada... bleee, yo voy a llevarla así y punto", pensé haciendo un mueca.

"- Bien, entonces lo mejor sería que nosotros nos adentráramos por las colinas y esperemos a que tu grupo, Eadar, acabe con el guardia sur. Luego podremos continuar y ustedes podrían adentrarse detrás de las barracas sin ser vistos. Nosotros atacaremos por el frente... con sus disparos y los nuestros, el ladrón al este debería caer rápido- expresé señalando al aire-. Si a mi equipo le parece bien, es momento de partir- sentencié".

Asiento con la cabeza lo dicho por mis compañeros, no hablo mucho ya que ahora es mejor que hablen los más experimentados. Acompaño al enano y a un guardia arco en mano y preparado para poder disparar en cuanto me lo ordenen. 

Con los ropajes de los ladrones me oculto entre las sombras y avanzo con cuidado intentando no pisar ninguna rama para no hacer nada de ruido.

- Bueno maese enano...llegó el momento de demostrar nuestra valía... - le susurro a Angainor mientras camino detrás suya cubriéndole con el arco ya que llevo una flecha cargada pero sin tensar la cuerda.

Asiento ante las palabras de Hador y observo como Gabbon amordaza al ladrón y lo ata a un árbol.

 Supongo que no le pasará nada malo - pienso mientras escucho al resto -

Camino junto a Eadar, mientras me concentro en el hechizo que usaría en poco tiempo.

 Sur y luego adentrarse detrás de las barracas - me repito vagamente, intentando recordar sin perder la concentración -

Intentaba no hacer demasiado ruido, aunque no se me daba muy bien con tantas cosas en la cabeza.

Os dividís en tres grupos, los que montan guardia se supone que aún están lejos y el ruido que hacéis no es significativo como para ser vistos, el mapa que trazó el prisionero resulta de ayuda inestimable pues la niebla no deja ver más que diez metros.

Hador con sus dos guardias se pierde de vista en la niebla, la suerte está echada, en pocos minutos el destino de valientes aventureros y ladrones estará marcado.