Partida Rol por web

Es cuando ya están a pocos metros cuando uno de ellos os dice – Eh, mira que caballo más bonito, lástima de jinete, seguro que le sobra esa preciosa montura ¿Verdad jinete rubito? – su tono es altivo, uno lleva una espada en su vaina y el otro una jabalina que sostiene en la mano pero que está usando como bastón para caminar.

Continuamos el camino, cuando Ted pregunta sobre nuestro pasado. Escuchar las palabras de Alisterel me hace recordar con nostalgia otros tiempos. Si...la verdad que siempre algo bueno puede sacarse de toda situación. Digo sonriendo al elfo. Estad tranquilo por tener a Alisterel de nuestra parte. Ha demostrado ser un gran aliado y salvador. Digo a Ted.

Seguimos avanzando en el camino cuando en la lejanía se ven a dos hombres que comparten nuestro camino aunque no el sentido. Cuando se acercan un poco más, no puedo sino cerrar los ojos y suspirar para dentro. ¡Numenoreanos negros! La suerte no nos es propicia. Sin embargo avanzo intentando y deseando que todo quedase en un cruce y cada uno siguiese su camino.

Pero el resultado fue otro, cuando uno de ellos comenzó a hablarnos. Quizás mi actitud debió ser otra, pero mi instinto me obligó a parar y colocar una flecha en el arco apuntando en su dirección, hacia el que había hablado, pero sin disparar, contesto: Será mejor que ceséis en vuestras insinuaciones y continuéis vuestro camino.

-Pues yo he cruzado en compañía de Angainor- intervino Hador, luego de haber escuchado las historias del resto con interés. -Curioso, nosotros también fuimos atacados por una panda de asquerosos orcos- explicó, sin ocultar el genuino asco que tenía por esas criaturas. -Por suerte, la milicia nos ayudó. Sino, pues tal vez hubiéramos acabado como rehenes, junto al bueno de Lorn-

Del horizonte surgieron un par de figuras, desconocidas para el rohir. Miró al resto, esperando que tuvieran algo que decir. Lo único que halló fue el desagrado en las facciones de Eadar, poniéndolo en aviso de que les esperaban problemas. Cuando los hombres se acercaban, Hador tenía la esperanza de que fuesen ignorados, pero no fue así. Fue precisamente él quien resultó atacado por los numenoreanos, pero deben de haberse decepcionado, ya que el rohir ignoró los insultos completamente.

En actitud previsora, Hador comenzó a escrutar los alrededores, en busca de alguna señal alarmante. Cualquier movimiento en las cercanías le alertaría lo suficiente como para apuntar su arco hacia la amenaza, ya que tenía la sensación de estar siendo emboscado. Buscapleitos... sólo intentan distraernos. -Yo tendría más cuidado del que tiene la lanza, Eadar- sugirió, sin quitar sus ojos de las cercanías, seguro de que sus compañeros le cubrirían.

Mientras caminaba junto a mis compañeros, luego del grato encuentro con los enanos, escuchaba las historias que cada uno iba contando. Me rascaba la barba de a ratos e iba acomodando mis pertrechos que se movían con la caminata.

Al contar Hador lo suyo, miré hacia atrás un momento: "- ¡Ey!- grité-. Que yo no pasaba en compañía de nadie, solamente nos encontramos en una mala situación y punto- aclaré un tanto rezongón".

Giré nuevamente mi cabeza y sonreí un poco, mueca imperceptible entre los abultados vellos de mi rostro. Haber encontrado a unos hermanos por aquí me había alegrado el momento, aunque la algarabía no era algo que me gustaba mostrar.

Seguimos a paso firme hasta que nos encontramos con unos extraños, quienes se nos acercaron con aire un tanto... problemático. "Humanos... malditos y poco confiables humanos... al parecer no buscan nada bueno", pensaba mientras mis compañeros trataban ponerlos sobre aviso.

Sus ojos llenos de arrogancia y mal augurio me molestaban en demasía, tanto que incluso escupí al suelo en señal agresiva. Me coloqué frente a Ted e instantáneamente así mi mazo y escudo, preparándome por si intentaban realizar algo.

"- ¿Algún problema?... Sargh humana- esputé a los dos numenoreanos".

Tras un tranquilo y sosegado trecho en las que mis compañeros me ponían al día de como habían terminado en estas tierras. El día pintaba tranquilo y realmente no contaba encontrarme con ninguna visita desagradable, hasta que nos cruzamos con dos desconocidos.

De lejos parecían dunedáin por sus ropajes pero al verlos más de cerca comprobé que no lo eran. Numenoreanos negros, aliados de los Corsarios y enemigos del Reino de Gondor y por lo tanto del Reino de Rohan. Enemigos implacables, según he escuchado no esperan nunca cuartel del enemigo y tampoco lo dan, luchan siempre hasta el final sean las consecuencias que sean como si no tuvieran miedo a la muerte o como si realmente deseasen reunirse con ella.

Me mantengo en silencio pero apoyo mi mano en el pomo de mi espada por si las cosas se tuercen. Esperemos que no tengamos que pelear ya que realmente el día estaba siendo bueno. Escucho las palabras del enano, no se que significa "sargh" pero algo me dice que no es una palabra amable. El rohirrim se muestra más cauto y examino los alrededores con su mirada, mientras que el dunadán parece que prefiere no entablar combate. El elfo de momento no opina ni hace nada.
 

Continuamos caminando y, una vez Hador cuenta su "historia", nos encontramos con unos desconocidos, que no parecen querer más que problemas.

No puedo evitar hacer una mueca y mi expresión se vuelve de desasosiego - ¿Por qué pasa siempre algo como esto con estas personas? - me digo a mí mismo

Sin embargo, mi expresión se endurece ante su amenaza que, aunque implícita, está muy presente, tomo el arco me pongo en tensión, debía de estar preparado ante cualquier cosa.

Por favor - dije luego, recobrando un poco la calma - No hagamos algo de lo que podríamos arrepentirnos  - acompaño mis palabras con un gesto apaciguador - Simplemente, déjennos seguir nuestro camino...

Esperaba fervientemente el no recurrir a la fuerza y, si las cosas se torcían más de lo esperado, me iva a ver obligado a usar aquel sortilegio.

0-10 = Atacar

11-20 = Seguir provocando

21-80 = Irse sin más

81-100 = Disculparse e irse

Al ver como Eadar carga una flecha, uno desenvaina si espada y el otro pone su jabalina en horizontal.

Mira a Eadar con tono burlesco - Mira si es un Dunadan, tan orgulloso… si, muy dunadan, como se nota que campan por estas tierras que no deberían de ser suyas…

Y luego a las palabras de Angainor – Cuidado con lo que escupes enano – en referencia a esa palabra que no entendieron - lástima que no eres dos palmos más alto, te atravesaba el gaznate con esta jabalina

Siguen atentos a vuestras reacciones.

-Mpf- refunfuñó el rohir. Aquella situación le parecía de lo más ridículo. De un segundo a otro, una batalla de insultos se había convertido en un juego de cuidarse las espaldas de algún desafortunado filo que pudiera atravesarla. Apenas me he dado cuenta de como llegamos aquí...

-¿Entonces?- inquirió Hador, dejando de otear los alrededores. -¿Sólo están aquí para fanfarronear? Si es así, sería bueno que terminásemos con todo esto. Nadie aquí quiere luchar por ninguna razón en absoluto, así que mejor todos bajemos la guardia y continuemos nuestro camino. Tenemos asuntos que atender- sentenció desde una posición privilegiada sobre su corcel. Estaba consciente de que aquello le daba cierta ventaja, pero si se desataba una pelea contra los numenoreanos, no dudaría un segundo en desmontar y asistir a sus compañeros codo a codo, con lealtad.

Lo que nos faltaba. Unos idiotas cuyo único objetivo es retrasarnos.

La reacción del sujeto es la que me venía venir, confiados en sí mismos, no parece importarles que se vean superados en número... No digo palabra, sino que espero que las cosas tomen un mejor rumbo...aunque con pocas esperanzas.

Me concentro para preparar el hechizo, espero que no sea necesario lanzarlo pero, como reza el dicho humano, hombre precavido vale por dos.

Problemas a la vista. Es lo que estoy viendo, a pesar de su desventaja numérica parecen querer guerra y eso me da mala espina.

Observo a mi grupo y veo que se preparan para entrar en acción. Seguramente acabemos teniendo un enfrentamiento. Sigo con la mano en el pomo de mi espada esperando acontecimientos.

Que los dioses nos guarden si hemos de entrar en combate...
 

Mis oídos percibían las palabras que el elfo desprendía con ánimo de aplacar los humos. "Cuándo no... elfos débiles...", se me venía a la cabeza mientras escuchaba. Las palabras que había expedido no eran amables en lo absoluto, ni tampoco eran erróneas. Así eran aquellos numenoreanos... simple inmundicia, animales salvajes y sin escrúpulo alguno.

Las vociferaciones que contestaron con posterioridad, más que enojarme me causaron inclusive gracia. Y hasta una ráfaga de alegre sorpresa me invadió ante las amenazantes, aunque fugaces, palabras de Hador.

Me percaté que detrás de mí se encontraban mis compañeros expectantes ante los movimientos de los enemigos. Mi orgullo pudo más que yo, en mi cabeza zumbaban las palabras que uno de los humanos me había contestado.

"- ¡Ja! Lástima que no eres unos palmos más bajo- le contesté, girándome nuevamente hacia ellos y manteniendo la guardia-. Así, tal vez podría fingir tenerte aunque sea un pizca de respeto".

Frunciendo el ceño comento: será mejor que continuéis vuestro camino, aquí no se os ha perdido nada. Id a buscar problemas a vuestra madriguera. Digo moviendo mi cabeza indicando el camino que deberían seguir los numenoreanos en caso de continuar cada uno por su lugar.

Tras dicha indicación vuelvo a apuntar al rival indicando que estoy preparado para lo que fuese necesario. Buscando un punto en su cuerpo que no le permitiese ni siquiera dar un paso antes de caer tendido al suelo, en caso de necesidad.

0-15 = Atacar

16-20 = Seguir provocando

21-100 = Irse fanfarroneando

El que parece mandar un poco más que es el de la jabalina se calla, parece dudar un momento y pone de nuevo su arma en vertical como si fuese un bastón – Bueno vamos, ya nos hemos divertido un rato – le dice a su compañero, os bordean por el lado izquierdo con la intención de seguir su camino, pero os siguen con la mirada por si acaso

Hador espoleó su montura suavemente, indicándole que avanzase a un ritmo reducido. Aquel episodio le estaba resultando desagradable, ya que una sensación de inseguridad le invadía. Una fea corazonada, como si por alguna razón supiese que decenas de bandidos caerían sobre sus cabezas, provenientes de las sombras.

El rohir respondió a las miradas de los numenoreanos con un escrutinio igual de intenso, fulminándolos con la mirada. -Que tengan un buen viaje- saludó, ladeando la cabeza ligeramente. Espero que aprendan a no meterse con los viajeros. No saben con quien podrían encontrarse, insensatos.

Malditos Numenoreanos. Pienso mientras me giro manteniendo el arco y apuntando, siguiendo la trayectoria de ambos. No me fio ni un pelo de ellos. Mantengo la tensión y sigo sus pasos, hasta que nos hemos separado lo suficiente cómo para que ya no supongan una amenaza, y me relajo. Los Valar no os castigaron cómo merecíais.

"¿Se retiran?... Tanto palabrerío y se retiran... asquerosos humanos", pensé. Los observé fijamente cuando comenzaron a caminar, frunciendo el ceño ante una respuesta que francamente no esperaba de ellos.

Mis piernas empezaron a moverse acorde al movimiento de los hombres. Me quedé en mi lugar, con mi mazo y escudo alzados y preparados. No esperaba una retirada tan simple, no confiaba en ellos.

Observé a mis compañeros y comprobé que también mantenían su guardia, y que escrutaban cada paso de los extraños. Expectante ante lo que pudiese suceder, me quedé mirando al frente y los costados, confiando en la atención que los demás ponían sobre los numenoreanos que ya se encontraban detrás de mí.

"Si esto es una treta, no voy a dejar que me tomen desprevenido", lucubré y me mantuve alerta frente a lo que pudiese suceder.