Partida Rol por web

Mi sonrisa permanecía perenne en mis labios, sintiendo sus besos y como no había prisa alguna, simplemente dejarse llevar por las agradables sensaciones.

Reí suavemente de nuevo – Me gusta la idea de la enorme bañera. Si, mi delicia tiene buenas ideas – Le guiñé un ojo y entonces comencé a besarla de nuevo. Rostro, barbilla cuello... Mientras lo hacía pensé que sí. Delicia quiere decir que te apetece comer a todas horas.

Una de mis manos reptó por su vientre hasta alcanzar uno de sus pechos – Ummm ¿Quieres que prepare la bañera llena de agua calentita? Me pongo cachondo sólo de pensar en enjabonarte...

-Delicia... Cuánto más lo dices, mejor sueña...- ronronea cuando le besas y muerde con suavidad tus labios, internando su lengua y acariciando la tuya. Desciendes con tus besos y ella estira su cuello, reposando su cabeza sobre la almohada y suspirando con ansias de más.

Se estremece ante tu tacto acompañado de tus palabras. -Echa todo el agua caliente que haya y enjabóname hasta que no puedas más de la excitación- te reta, pero abrazada a ti y sin dejarte marchar.

Me reí con sus primeras palabras. Y cuando interna su lengua entre mis labios intento mordisquearla suavemente, una pillería más. - Ajá... bien – Respondo a lo del agua y no tardo en comprobar que no se quiere soltar de mi - ¿Ehhh... pero esto que és? - Me rei de nuevo - ¿Y si te hago cosquillas? - Le hice unas pocas en el costado, pero se me ocurrió una idea mejor.

Como estaba encima de ella, rodé sobre la cama para que ella quedase encima, posé mis manos en su trasero y me levanté con ella pegada a mi cuerpo – Pues ala, te llevo a cuestas... - Me reí de nuevo y comencé a caminar con ella hasta el enorme baño, allí me pondría manos a la obra con la bañera.

Se ríe y se retuerce con las cosquillas pero no te suelta, te da un mordisco suave en el hombro para que pares las cosquillas. -Tramposo...- dice entre risas y te cubre de besos, tus labios, tus mejillas, tu mentón y así cualquier centímetro de piel que encuentra a su disposición.

Giras, la coges en brazos y se aferra a ti cual koala. -¿A cuestas? Me estás secuestrando...- trata de hacerte ella cosquillas a ti, apretando con las yemas de sus dedos en tu costado. Y así llegáis al baño.

- ¿Tramposo yo? ¿Y hacer de koala no es hacer trampas? - Seguí su broma.

- Ais que mala... - Dije tratando de reprimir las cosquillas – Como me caiga nos vamos a hacer daño... Y si, es un secuestro en toda regla.

Llegué a aquel inmenso baño. Y aunque no me resultó fácil conseguí abrir el grifo del agua y ponerla a temperatura caliente, pero sin que quemase. Cuando esto ya estuvo hecho me senté dentro o en el borde de la bañera – Servicio de limpieza corporal a domicilio – Bromeé. El agua iba subiendo poco a poco de nivel.

-Hacer el koala...- ríe de buen humor. -Solo me he agarrado, ahí no hay trampa... Eres tú el que intenta secuestrarme.

Para de hacerte cosquillas cuando dices que así os caeréis los dos, pero vuelve a abrazarse fuerte sin soltarte. La bañera es enorme, abres el grifo y te metes dentro. El agua comienza a cubriros y ella se reacomoda en tu regazo, sentada frente a ti, con una pierna a cada lado de tu cintura.

-Yo también puedo apuntarme a ese servicio de limpieza corporal...- coge unos cuantos botecitos de una cesta que hay al lado y los vierte en el agua, luego echa jabón en una esponja y te frota los hombros.

Era una situación divertida y además indicaba que entre Rose y yo había complicidad.

El agua creaba sensación agradables, junto con el inicio del enjabonamiento en mis hombros ya se podía decir que estaba en el cielo. Pero yo no me iba a quedar quieto. Me puse jabón en las palmas de las manos y comencé a pasarlas por sus pechos, con la mirada divertida, fijándome en sus reacciones. Acariciaba alrededor de sus pechos, pero de vez en cuando me desviaba a sus pezones – Esto que es ¿Limpieza mútua asegurada? - Bromeé, pero con los ojos entrecerrados. Disfrutando y haciéndola disfrutar.

Se muerde el labio cuando acaricias sus pechos con la excusa de enjabonarlos. Se acerca y se sienta más pegada a ti, casi juntando su pecho con el tuyo y sonríe. Pasa una de sus manos con la esponja por tu espalda, mientras la otra acaricia tu cuello.

-Ajam... Limpieza mutua... Aunque no me siento precisamente limpia...- su tono de voz es juguetón y pícaro, mientras la mano que tenía en tu cuello recorre tu pecho en sentido ascendente y baja a tantear de nuevo tu miembro.

Me encantaba verla así de apasionada, sin tapujos, sin complejos. Hacía muy fácil que ambos pudiésemos disfrutar.

Su mano encontró mi miembro que ya estaba completamente duro de nuevo ¡Y como no estarlo con semejante mujer! - Ummm Creo que has encontrado algo... - Le dije con media sonrisa.

Pero ella estaba muy cerca y yo no podía parar quieto ni un momento. Mi mano descendió de sus pechos, bajaron por su vientre y alcanzaron la zona de su botoncito del placer. Con el agua y el jabón se deslizaba con facilidad. Con la yema de mi dedo pulgar lo froté suavemente y en círculos.

Su respiración se acelera conforme tus manos descienden por su cuerpo, al igual que sus caricias sobre tu sexo. Tantea tu dureza, bastante satisfecha con lo que encuentra. Te besa antes de gemir a causa de tus dedos y eleva sus caderas para guiarte a su interior de nuevo.

Desciende poco a poco sobre ti, dejándote entrar centímetro a centímetro en ella. Acaba sentada sobre ti y comienza a moverse con suavidad, subiendo y bajando apoyada en tus hombros. Busca tus labios para descargar su pasión y su furia que contiene en sus movimientos de cadera, por el momento.

Me estremecí cuando tanteó mi miembro y lo dirigió a su entrada. Para facilitarle la operación posé mis manos en sus nalgas para elevarla y dejarla caer de nuevo. Pero esta vez insertándome dentro.

Sentí como la iba traspasando cada centímetro de su vagina, como se iba adaptando a mi contorno. La temperatura, la presión... Apreté sus caderas contra mi, para ejercer mayor presión contra su clítoris en cada movimiento. Haciendo cada penetración profunda y placentera. La miré a los ojos y pude ver su deseo – Vamos, enséñame de que eres capaz – Le dije para provocarla

Sonríe traviesa ante tus palabras y comienza a cabalgarte con furia. Se deja llevar por lo que le pide su cuerpo y lo que le pide eres tú, sentirte más. Te hace llegar hasta lo más profundo de ella, mientras no aparta su vista de la tuya, mirarte le excita más si cabe. Te besa con furia, pero pronto sus gemidos interrumpen sus besos y se agarra a tus hombros rodeándolos con sus brazos. El aumento de intensidad de sus movimientos no tarda en llevarla al orgasmo, para lo que esconde su cara en tu cuello y notas su cálido aliento a cada uno de sus gemidos finales.

Sonreía pues me gustó como se desmelenó y sin reparo alguno se dejó llevar por completo. Dándolo todo y de forma apasionada. La ayudé a marcar el ritmo y no me detuve hasta el final.

Cuando noté que su cuerpo se tensaba, aceleré yo buscando ahora mi si propio placer, sacando mi miembro casi del todo para embestirla hasta los testículos. En el ultimo momento justo antes de un potente orgasmo me salí de su interior derramándome entre los vientes de ambos dos, me quedé sin aliento.

Ella acaba agotada por el esfuerzo y se abraza a ti en la vuelta a la calma. Poco a poco va retomando el aliento y apoya la cabeza en tu hombro para quedar todo lo cerca que pueda de ti. -Eres maravilloso...- te susurra en el oído y esconde su cara en tu cuello, depositando un beso ligero como un susurro antes.

-Creo que tendremos que recuperar fuerzas en algún momento... Llamar que nos suban algo para comer...- susurra al poco, acariciando el otro lado de cuello con su mano. -¿Qué me dices?

- Que va, no soy para tanto – Le guiñé un ojo y respondí a su beso. Luego nos quedamos un momento regalándonos caricias, hasta que hizo aquella propuesta.

- Me parece genial, necesito reponer fuerzas, me se de una que se encarga de dejarme sin ellas – Bromeó y le hago cosquillas.

Luego ya salgo del baño y le cedo una toalla por si la necesita y luego consigo una para mi y comienzo a secarme.

Se lía sin esfuerzo en la toalla, saliendo con cuidado de no escurrirse. Ella se encarga de quitar el tapón a la bañera para que se vaya todo el agua.

-¿Qué te apetece comer?- se acerca a darte un mordisco cariñoso en el hombro, antes de salir al teléfono que hay al lado de la cama y llamar al servicio de habitaciones.

La ayudo a salir de la bañera tendiéndole una mano y sonreí cuando me dio aquel mordisco – Ey ¿Yo también forma parte del menú? - Bromeé

- Cualquier cosa me vale, me gusta de todo – Y era cierto, salvo cosas muy raras solía comer de todo, además en este hotel seguro que todo estaba buenísimo.

Me enrollé una toalla a la cintura, más que nada por no ir en pelotas y por abrir la puerta sin ir escandalizando a la gente.

-Vendría a comer todos los días si formaras parte del menú- bromea y va hacia el teléfono, tras salir con tu ayuda y sonriéndote por ello, parece agradarle que seas tan caballeroso.

-Me apetece un rissoto con trufa negra, ¿quieres lo mismo?- levanta el teléfono del servicio de habitaciones, esperando que le confirmes qué quieres pedir.

- Ummm Yo también te comería ¿Sabes? Y te bebería – Le guiñé un ojo.

Salí también del baño y cuando pidió la comida me levanté de hombros – Por mi bien, aunque no necesito trufas, eso tiene pinta de ser muy caro... - Le dije con sinceridad. La situación era un poco incómoda para mi, me consideraba una persona sencilla. A la par que tampoco me podía permitir devolverle invitaciones tan lujosas.

Ríe más cuando dice que la comerías. Cuando dices que es muy caro, acaba pidiendo igual dos rissotos y una tarta vacherin. Para acompañarlo pide un vino blanco y cuelga el teléfono.

-Walter, el dinero no es problema... Lo que pidamos se cargará a la habitación, de verdad que no debes preocuparte por algo así, solo es comida- dice ella de inmediato y se sienta en la cama. -Solo quiero comer lo que sea contigo, para reponer fuerzas.