Partida Rol por web

Kazu sonríe más que de costumbre mientras oye la música, pues esta si era algo principal en la vida del templo, música que podía ser desde monótonas pero relajantes melodías de meditación hasta caóticas y desenfrenadas típicas de las fiestas más alegres de calendario oriental.

Así pues, prestó atención a cada nota, a cada verso; intentando memorizarlos para intentar ser parte de la fiesta la próxima vez que lo oyese

(Si intento algo ahora, seguro que tan solo haría el pato... es mejor hacerlo bien la primera vez)

Por fin las cosas iban calmándose. Naif aceptó la cortesía de Chloe, solo por que venía de ella, la verdad no le gustaba mucho la cerveza, pero con tal de estar de buen animo bebió.

Kvothe comenzó a tocar, Naif le presto toda su atención; pero luego hizo un gesto para que se pusieran a bailar; el muchacho se sorprende y una leve tonalidad de rojo cubre sus mejilla; dando a entender que se sentía algo apenado... o quizá solo era la cerveza que lo abochornaba.

Sin embargo, no espera mucho, se arma de valorY se pone de pie. Se le notaba un poco tenso por los nervios, pero al comenzar a poner un pie delante del otro, se le comenzaba a notar cierta gracia y belleza en el solo andar. Al llegar hasta donde se encuentra Liesel, temiendo su posible rechazo, le extiende la mano, invitándola a levantarse y bailar con él, no esperaba que bailaran juntos, pero, sí que comenzarán juntos.

-perdona Liesel... creo que quieren que bailemos...-

Con voz tímida, le preguntó; evitando cruzar las miradas.

Había que admitirlo, el ambiente que se formaba hizo que Liesel se sintiese bastante a gusto e incluso bebió cerveza, más de la que hubiese querido admitir. Reía en algunas ocasiones e incluso entabló alguna conversación con los presentes.

Cuando Naif se le acercó, ella ya llevaba unas cuantas cervezas de más y no se había dado cuenta de la invitación de baile por parte del músico, así que le sorprendió bastante, pero aceptó, ya que era lo que más le gustaba.

Se levantó para bailar, apoyándose en Hodor y rechazando la mano de Naif, o quizá sin que se hubiese dado cuenta, quien sabe.
Sin pensárselo mucho empezó a moverse al ritmo de la música sin esperar a su compañero de viaje.

Hodor comió con muchas ganas, más bien devoró el plato. Luego se quedó en un estado semiinconsciente hasta que, de repente, empezó a hablar, dando algún que otro grito de vez en cuando, como si no hubiese pasado nada. Llegado el momento acepta las cervezas con buena gana, y se las toma con su hermana, riendo y hablando con todos. En cierto modo se sorprende de ver beber tanto a su hermana, cosa que le da un poco de miedo, aunque también le ayuda a animarse mucho más.

Seguidamente un laúd empieza a sonar, y una canción tan hermosa sale del mismo que obliga a Hodor a callarse y a escuchar. La cosa se animaba por momentos.

Cuando Naif se acercó a Liesel no pudo más que alegrarse.

-WOOOOOO ¡A bailar! (dice mientras mueve los brazos de una forma un tanto rara sobre su cabeza, sentado en el suelo).

Liesel se levanta y empieza a bailar.

-¡Venga corre! ¡Que te quedas sin acompañante leñe! (dirigiéndose a Naif).

Se quedó paralizado ante la indiferencia de Liesel, a pesar de estar acostumbrándose a ella. Sin embargo, antes de permitirse sentir mal o buscar otra pareja Hodor lo alienta y lo distrae de sentirse rechazado.

Le sonríe al Hodor, ciertamente le pareció gracioso su comentario. Da vuelta sobre sus pies e intenta seguir a Liesel

Tras la invitación del músico, los bailarines se alzan y comienzan su actuación.

Naif parece adaptarse más rápidamente al ritmo y comienza a bailar con energía y sentimiento; Liesel tarda algo más en sentir los tiempos, pero cuando comienza a moverse, hace muestra de una increíble gracia, estilo y elegancia, al igual que él. En seguida, más por que se lo pide el cuerpo que por planearlo, comienzan a bailar juntos, siendo Naif el que determina más los movimientos, guiando a su compañera, la cuál no se queda atrás, sino que ambos consiguen improvisar una magnífica danza que encaja perfectamente con la música, como si hubiese semanas de ensayo detrás. El carácter lírico y sensible de su danza se ve coloreado por unos excelentes portes que inventa Naif en el mismo momento, emocionantes al mismo tiempo pues, a pesar de que parecen poner en peligro la integridad física de su compañera, se le ve bastante seguro y los ejecuta con perfección. El joven también se luce algo más cuando hace una increíble pirueta al alejarse de su compañera en uno de sus movimientos, mientras ella se mueve con fluidez y sensualidad al otro lado. 

A medida que la canción llega a su fin, el baile se hace más intenso, se puede sentir algo eléctrico entre los bailarines, tal vez debido a su gran sensibilidad y habilidad o quizás a su buena compatibilidad como pareja de baile. El baile concluye a la vez que la música de forma grandiosa; Liesel se lanza de forma trágica al suelo, con la técnica y dominio suficientes como para no dañarse o quedar como un fallo, y Naif, dominado por la música, termina la danza saliendo del círculo, dándole un toque más dramático.

La increíble actuación de los bailarines acompañada de la buena música, dejan prácticamente boquiabiertos a los espectadores, que se encuentran sentados en círculo, estando los bailarines en el centro. A pesar de que la voz de Trevor no está ni mucho menos a la altura de los demás artistas, él no se detiene, pues empeoraría la actuación, aunque si que lía un poco los versos debido al efecto del alcohol y a la sorprendente manifestación de belleza.

Cuando finaliza la actuación, los zínners aplauden y vitorean con entusiasmo, incluso el músico, quién también había formado parte de la actuación, se levanta y hace una reverencia a los bailarines, como reconocimiento y agradecimiento a la vez, pues le han dado mucha más calidad a su música. 

Tanto Naif como Liesel acaban jadeando y sudando por la intensa actuación, sintiéndose exhaustos al mismo tiempo que satisfechos, pues la emoción del público resulta revitalizante. Ambos sienten que acaban de crear un nuevo vínculo mutuo,  avanzando enormemente desde ser casi completos desconocidos a pareja predilecta de baile. Si alguna vez bailaron antes con alguien, esta experiencia supera sin duda las anteriores, 

¿está muy avanzada la noche?, como para pedir otra canción y motivar a la gente que baile también n____n

Nunca había bailado así, nunca con una pareja que siguiera sus pasos de manera tan exquisita. Naif estaba muy agradecido y al terminar el baile; cuando pudo liberar su concentración, en su comportamiento simplón; comenzó a hacer reverencias al publico, agradeciéndoles su atención y sus aplausos.

Al terminar de saludar, al terminar los aplausos; voltea a ver a Liesel, con ojos ilusionados y alegres, con una sonrisa algo boba, pero linda e inocente en el rostro.

-muchas gracias por el baile-

Sin darse cuenta había buscado tomar las manos de Liesel con las suyas. No imaginaba que consecuencias pudiera tener tal acercamiento; especialmente ante tal expresión de arte que había realizado.

Pocas veces había bailado en pareja y nunca se había sentido así, el gran nivel de Naif y todos los nuevos sentimientos la tenían confusa y un poco aterrorizada. Sonrió al muchacho pero huyó de sus manos.

-Gracias a ti. 

Tras decir eso, sin prestar mucha atención a la pequeña ovación por parte del público salió del círculo y volvió con su hermano y enlazó su brazo con el de él.

Le sonríe de manera grata, a pesar de la desazón de que no se permitiera tomar las manos; estaba agradecido ante la bella sonrisa algo tímida de Liesel y sus dulces palabras.

Sin embargo, ahora se encontraba parado en medio de todos, solo. Voltea a ver a Kvothe, con un gesto le pide que siga con otra canción.

Luego busca con la mirada a quien sacar a bailar, extrañamente Kazu y Rasul parecían opciones para ello; pero ante aquel incidente de la taberna, sabía que debía moderar cualquier actitud que tuviera. A Hodor no lo sacaría, pues Liesel estaba abrazada a él; entonces voltea a ver a Chloe, se sonríe de manera amable, se acerca con aquella gracia que llamaba tanto la atención y le extiende ambas manos para ayudarla a ponerse de pie sobre aquellas botas de taco alto que resaltaban más su figura. incentivando de alguna manera a que los demás también se animen a buscar pareja y bailar.

Por primera vez desde que conocisteis a Kazu, su rostro impasible ha sufrido un desgarro y ha dejado ver su sorpresa ante el increíble espectáculo que han ofrecido los bailarines.

De donde proviene, ha visto danzas lentas y precisas llevadas a cabo por las sacerdotisas; también ha visto bailes animados y dicharacheros en las fiestas populares; por último y más destacado, ha visto espectáculos de danzas acrobáticas unidas a movimientos de las artes marciales más exóticas... sin embargo, nada de esto era como eso.

Los bailarines no habían hecho movimientos tan difíciles y complejos como lo que Kazu había visto en el pasado, pero la armonía que seguían los movimientos en relación a la música era la definición exacta de bailar.

Unos segundos después de terminar la danza, Kazu sale de su trance y recupera su rostro, aunque con una radiante sonrisa en él al tiempo que aplaude, más por imitar a su entorno que porque realmente le guste hacerlo. 

La idea de salir a bailar no le atrae para nada, pues los pocos movimientos que sabe no tienen nada que ver con la danza de la zona, ni siquiera con los del continente. Así pues, intenta evitar que alguien le invite a bailar con la mirada antes de que le pregunten y tenga que dar una negativa.

No por ello deja de disfrutar la velada, pues observar tanta alegría y buen ambiente es algo muy placentero para él.

Hodor recibió el abrazo de su hermana de buena gana.

-¡JAJAJÁ! Ha sido perfecto, ¡espectacular!, ¡¡SUBLIME!!... a ver cuando repites hermanita.

Se queda pensando un rato mirando a Naif intentando sacar a los demás.

-Parece una tontería, pero ese chaval te viene perfecto como pareja de baile. Puede que sea buena idea que te hagas amigo de él, así tendrías acompañante en la universidad.

Quien haya escuchado este comentario y no conozca bien a Hodor puede que se haya quedado sorprendido: lo ha dicho con una voz monótona y tranquila, sin sus altibajos ni gritos.

La noche se va tornando cada vez más animada, con comida, buena música, excelentes bailarines, con un agradable fuego que da calor y todo esto bajo una preciosa noche estrellada en la que reluce la luna llena justo en su cenit.

Sin embargo algo repentino cambia el ambiente.

Un viento frío que viene del norte hace temblar las llamas del fuego, se hinca en la piel de todos como pequeñas estacas e incluso el frío penetra más profundo, envolviendo vuestros corazones y almas. La mirada de todos los presentes sube automáticamente al cielo, donde una capa de nubes oscuras ya ha dejado la mitad del cielo sin luz y comienza a devorar la luz de la luna.

Todos, más aún aquellos con cierta relación con lo sobrenatural, sentís que algo ahí no es normal; algo ha cambiado en la noche, como si el Dios que reía junto a vosotros mientras disfrutabais de la velada ahora estuviese deseando envolveros en una oscuridad absoluta...

El viento cesa y las llamas vuelven a iluminar de manera normal el claro; sin embargo la sensación sigue dentro de vosotros, destrozando toda posibilidad de continuar disfrutando la noche. Tras unos segundos de incómodo silencio, Chloe decide ser la primera en moverse y empieza a recoger todo en silencio, con el rostro oscurecido de quien está recordando cosas desagradables; los demás zinners la imitan y comienzan a preparar las cosas para irse a dormir lo antes posible.

Todos los demás, incluidos Kazu, Ania y Kvothe, os habéis quedado quietos en vuestros respectivos sitios, encerrados en vuestros pensamientos más oscuros, intentando salir de ellos lo antes posible y deseando que pase ya esa desagradable noche, con la esperanza de que mañana esa sensación desaparezca de vuestros cuerpos.

Sentía aquella incomodidad, pero más que realmente sentirse mal consigo mismo, sentía impotencia de poder cambiar la actitud de los demás, tan bien que la estaban pasando... La culpa también se asomó en su corazón y con ella, se preguntaba si había vuelto a decepcionar a Barakyel, tenía mucho sentido cuando lo pensaba, aquel baile, antes en un versión menos improvisada era dedicado a su diosa en su templo, y ahora fue utilizado para levantar los ánimos y motivar a la gente.

Un nudo se le formó en la garganta a la vez que la culpa lo comenzaba a agobiar. Debía disculparse con ella, de alguna manera; en su rostro se notaba aquella profunda e intensa preocupación, por más que intentará disimularlo. Pero por ahora no podía pensar en nada.

Solo se acerca a Chloe, intentando ayudarla a cargar; el muchacho era suave y fino, pero siempre parecía dispuesto a ayudar en lo que fuera.

Señor master, ya que sabe usté mi historia, ¿la noche extraña me causa locura? (como cuando veo fueguecillo). Es para interpretrar a Hodor como que se queda mirando al vacío o como que se queda extrañado y parece más cuerdo de lo normal en vez de empezar a quemar cosas xd

Chloe mira al joven con una mirada que ninguno habíais podido imaginar nunca en alguien como ella, una mirada llena de tristeza y añoranza...

Tras un pestañeo largo acompañado de un corto suspiro, mira hacia uno de los carromatos

-Allí hay mantas, por si alguno las necesita - dice con voz monótona y cansada, después se gira y lleva las últimas cuatro jarras que quedan por recoger y las deja en otro carromato, sin molestarse siquiera en limpiarlas.

Después de todo, ¿a quién le apetecería ponerse a limpiar mientras ese desagradable escalofrío recorre aún todo su cuerpo?

Asiente con la cabeza, pero antes de tomar distancia; Naif extiende su mano, luego de titubear y de manera dudosa; toca, con ésta, el hombro de Chloe con cuidado, para llamar su atención y le dice -gracias por el baile...- le susurra intentando sentir de que puede cambiar su situación; pero no resultaría más que una ilusión. De todas maneras lo aliviaría que así fuera, pues tenía la idea de que ésto era un castigo de su diosa.

Luego, se dispone a tomar las mantas y repartirlas entre sus compañeros de viaje, probablemente tendría que buscar a Owen...

El viaje no fue todo lo bien que esperabas. Conseguiste colarte sin demasiado problema en un barco de pasajeros haciéndote pasar por el dueño del ticket que robaste horas antes, pero al seguir a pie desde Helenia hasta Ilmora fue cuando volviste a hacer de las tuyas, lo que (para variar) te metió en problemas.

Conseguiste caerle bien al hijo de un mercader, cuyo padre (a regañadientes) dejó que fueses con ellos gratis hasta Ilmora gracias a la insistencia de su querido hijo. En seguida te aburriste de las charlas con el joven y te planteaste un curioso reto, robar algo en cada una de las tres caravanas mientras viajabas con ellos, y sin usar magia (después de todo, los caminos siempre están llenos de otras personas, nunca es bueno arriesgarse).

Te fue bien tanto en el primero (donde conseguiste un estupendo queso) y en el segundo (un tenedor de oro siempre es bien recibido); pero al intentarlo en la tercera fuiste pillada justo por el padre con las manos en una bolsita de oro. Para más suerte, el camino estaba lleno de desconocidos, por lo que a falta de magia… pusiste pies en polvorosa.

Tras perderlos de vista, tan solo te quedó disfrazarte de una viajera curtida y llena de cicatrices para ver como pasaban junto a ti sin darse ni cuenta.

Ahora estabas en medio del camino, sola y sin saber nada de la dirección a la que ir… quizás tengas suerte y pase alguna caravana.