Partida Rol por web

Gregor quedó estupefacto unos segundos. ¿Veinte palabras? Prfff. Imposible.

Gregor rechazó el vino educadamente, no es como que pudiera beber ahora mismo.

- Imposible. Ninguna persona viva jamas ha logrado romper el quinto limite. Lamento informarle, majestad, que su informador ha sido manipulado o ha contado mal.

La situación comenzaba a ser tensa por estos tipos que poco sabían de compostura y prudencia, pero por suerte, no tardan en hacerlos pasar... Efectivamente, ante la presencia del mismo rey. Talios, como corresponde, se arrodilla ante él, mientras este despide a los guardias.

- Salve, mi Señor. Talios Endelmar. Mi respeto. -dice el muchacho, con una voz tan recia como él mismo, aunque se nota la juventud en ella.

Permanece así hasta que el hombre les indica de acercarse a la mesa*, haciéndolo antes de que declare lo que parece el motivo de que estén aquí.

Talios se ve pillado por sorpresa por la declaración, aún más de que el rey les ofreza vino y lo sirva él mismo. Se nota que el joven Talios está un poco bloqueado, pero responde:

- Si gustáis, Majestad... -ahora sus gestos son algo más dubitativos que antes, cuando hablaba fuera.

Saludos, Majestad. Mi nombre es Gnosis, del Gremio de Filósofos, es un placer el ser convocado ante vuesa merced - se presentó por fin el joven pelirrojo con voz algo apagada. Al igual que había hecho el llamado Talios, sabía que era lo que dictaba el protocolo (cualquier persona realmente con dos dedos de frente presentaría su respeto, la verdad).

La situación ya de por sí era bastante surrealista y confusa, y lo último que convenía era molestar a la persona con más poder en todo el reino. Aquel silencio que vino a continuación se le hizo eterno, y aunque no quería parecer irrespetuoso, no pudo evitar el examinar con curiosidad la sala: aquellos tapices y alfombras realmente opulentos y hermosos eran algo que, difícilmente, se podría dejar pasar. Estaba absorto en la belleza de éstos hasta que las palabras del Rey le llevaron a la realidad de nuevo. Bueno... realidad... eso quería pensar.

Disculpe... ¿pero ha dicho veinte palabras? - agradeció que el ofrecimiento del vino hubiera venido en último lugar, pues de haber empezado bebiendo habría escupido de inmediato totalmente atónito - No os quiero contrariar, Majestad... pero Gregor tiene razón. El Gremio de Filósofos está estudiando día y noche y estamos en continuo aprendizaje sobre el mundo. No existen indicios en la historia de que alguien pudiera haber sobrepasado el Quinto Límite. Que alguien haya sido capaz de romper esa barrera y conseguir, no una, sino Palabras de Poder suficientes como para alcanzar las veinte... Es algo prácticamente imposible.

Procuró expresarse de la forma más educada posible. Su cabeza daba vueltas a esas palabras. Es difícil pensar que alguien pueda lograr una hazaña así... Gregor fue expulsado del Gremio y está pendiente de destierro por tontear con los Límites. Yo me juego mucho a veces con cada "investigación" que hago buscando más y más conocimiento... Pensar que alguien sea capaz de superar el Quinto Límite es impensable - se decía a sí mismo con cierta incredulidad a la vez que interés - Si realmente fuera posible eso... ese hombre podría tener un gran conocimiento en su poder.

Sorprendido por lo anunciado, pero más aun por el trato cercano del rey, cada vez entendía menos su presencia en esa lugar.

Acercándose la jarra de vino y llenándose la copa hasta arriba, Donk alza la mano mirando al rey. 

- Majestad... voy a necesitar unas cuantas de estas para asumir sus palabras. 

Y tras realizar esto... un pensamiento retorcido atravesó su avinagrada mente y dejo la copa sin probar el trago. 

Estoy realmente perdido en esta situación. La persona del Rey es la misma encarnación de todo lo que me disgusta. Alguien que ha nacido en una cuna de oro y seda. Pero sus acciones… sus acciones me descolocan. Tampoco sé que esperaba exactamente pero no esto desde luego.

Además, no sé bien cómo comportarme. Preferiría guardar silencio, pero no veo que sea una opción ¡Y por todas las palabras de malsonantes y todas las maldiciones de lobo de mar! Aquí cada uno saluda de una forma ¡¿Qué hago?! Lo mejor será que no diga mucho y que intente parecer lo más formal sin excederme.

-Salve…- Creo que el noble es que más debe saber en esto.- su majestad.- Pero lo de majestad suena muy bien. Lo acompaño todo de una profunda y bien orquestada reverencia para mostrar respeto. Sí, sí; esto estará bien.

Que opinión puedo dar yo acerca de esto de superar el quinto límite de las Palabras. No tengo ni idea de este tema. Es bien interesante no obstante. Ser capaz de tener más de 3 palabras debe ser muy útil. Aunque mi interés sea otro es bastante similar.

Pero hay otra cosa entre todo esto que capta mi atención. Y es un nombre que espero haber escuchado mal. Gregor. No debería ser. Espero que no. O al menos. Espero que las funestas cosas que contaban en tabernas y cuchitriles fuesen… bueno, habladurías para asustar y cuentos. Pero aquí esta, un tipo atado con cadenas y vigilado como si de un gigante se tratase… Espero que esa mordaza aguante bien. No que me crea todo lo que se dice... pero por si acaso.

Ahora… lo que dijo el Señor del Calabozo era que teníamos que ir a recuperar algo. Pero… ¿Que tendrá que ver eso con que alguien conozca 20 palabras? Quizá… ¿Encontrarlo? ¿Buscar su investigación?... ¿Matarlo? Espero que esta última no.

En todo caso esto se vuelve más interesante. Me acerco a por un poco de vino. Esta es una oportunidad única, porque voy a poder degustar el vino de la corte real y porque me lo vaya a servir su majestad en persona. No puedo más que intentar contener mi sonrisa. Estoy casi eufórico esto es… muy interesante.-Muy agradecido y honrado.- Vuelvo a realizar una reverencia como agradecimiento, creo que es lo típico.

A pesar de la variedad de respuestas, el rey permanece sereno. Ni siquiera el rechazo directo de las copas parece ponerlo de mal humor, aunque tampoco alegre. Vuelve a dirigirse a vosotros, esta vez mediante signos.

—Conozco bien los Límites, Filósofos. Mi formador no se equivoca —escancia el vino en su propio vaso, girándolo en sus dedos antes de beber—, pero es su información es incompleta. Fue atacado por un quebrantador antes de llegar a mí.

Hedor a centeno podrido y un zumbido de mil moscas. Patas filosas, serradas, enganchadas a la carne como arpones mientras su trompa penetra en la nuca y extrae los dulces jugos cerebrales. El guardia solitario hace un rezo silencioso y el rey apura su vaso antes de servirse otro. 

—Era un buen hombre, un aliado fiel. Su voluntad de llegar hasta mí lo mantuvo vivo. Antes de que las larvas eclosionasen mis hombres consiguieron la información. El hombre de las Veinte Palabras está en las islas de la Niebla y es allí  donde pienso mandaros.

¿Sería posible de verdad que alguien hubiera logrado romper el quinto limite? Si era así ¿sería capaz de lograr romper los demás? La leyenda de Roberto el Bretón ya era impresionante, pero aquello lo dejaba a la altura del betún. Sin embargo la inquietud de Gregor no se traslucía.

Mantenía la vista fija en el rey en silencio, una de las ventajas de ser un reo que ya había sido condenado al destierro era que no era necesario guardar mas composturas. Un largo suspiro salió por su nariz. Primero se giró hacia Gnosis.

- Maese Gregor, me habrán expulsado, pero aun te llevo casi 30 años de ventaja en conocimientos.

Volvió a girarse hacia el rey.

- ¿Y exactamente que sacamos de provecho por traer a ese hombre hasta aqui, majestad?

El rey no era un necio, y no Gregor no creía que este fuera a pensar que un reo fuera a trabajar para el rey que le esta expulsando de su casa. Si quisiera matarlo mandaría asesinos, no pensadores, asi que lo que quiere es o someterlo o capturarlo, por que espera resistencia. Si fuera lo primero sería logico que le enviara a el y al aventurero, incluso los protectores, pero no al otro filosofo. Amenazar a alguien o torturarlo serían acciones poco "nobles" para la imagen que tienen de el y no puede arriesgarse a perderla, sin embargo capturarlo... puede venderlo como que ha sido para una investigación o para mantener bajo control por ser una amenaza.

¡Oh! Ahora podemos ver que estamos pescando. Supongo que puedo entender mi haber en este periplo. Aunque no me gusta nada como ha acabado el informador. Suele ser lo que pasa cuando uno se mete en aguas oscuras, y no creo que pueda haberlas más oscuras que las islas de la Niebla.

Pero aquí tengo la oportunidad de arrimar el ascua a mi sardina. Tenía ganas de llegar hasta allí… en algún momento. Y que mejor oportunidad que acompañado. Por supuesto sigo queriendo una recompensa pero no regateare tanto como para que busquen a otro si esta en mi mano. Meto la mano en el abrigo para “rascarme*” a la altura del pecho. Sonrió un poco mientras pienso que las cosas van viento en popa.

-(gestos educados) Su majestad.- Trato de llamar la atención del rey moviendo las manos con tranquilidad y toda la elegancia de que soy capaz.-(gestos educados) ¿De qué medios dispondremos para nuestra tarea? ¿Habrá alguna pista de en qué parte del archipiélago pueda encontrarse?- Quizá estoy siendo demasiado vehemente, pero la oportunidad de explorar las islas se me antoja única. Y no soy de los que desaprovechan este tipo de ocasiones.

El joven Talios recibe su copa del líquido rojizo, escuchando al devenir de la conversación. No quiere intervenir de más, pero le parece un poco estúpido contravenir las palabras de un informador real. Su Majestad no contactaría a gente por algo así sin necesidad.

Gregor corrige al filósofo, ante lo que el joven no puede contenerse de hacer unos cuantos signos con las manos:

- De momento, más bien es prisionero Gregor. -responde, en defensa de la mayor honra del filósofo que, a bote pronto, no ha sido prendido por las fuerzas de Su Majestad ni tiene tan deleznable reputación.

A pesar de la sangre caliente, se corta de añadir más por no montar una auténtica discusión delante de su majestad, así que simplemente bebe un poco más de vino. Coño, está muy bueno. Piensa, todo un dechado de expresividad mentalmente, ya que es donde puede.

Después, finalmente vuelve a dirigirse al Rey y declara con firmeza:

- Con o sin la aprobación del resto, mi Rey, sabed que mi espada, escudo y palabras están a vuestro servicio. Verificaré dicha información junto a quienes tenga bien encomendarme como acompañantes, independientemente de su historial. -responde.

Sí, el Paladín estúpido que se arriesga a quedarse sin recompensa, pero oye, si sale adelante será honra para su familia, que es en sí lo que busca.

Gregor se giró hacia el caballero con calma aunque desafiante.

- En la filosofia los conocimientos son lo que van primero, no los titulos ¿O acaso un Maestre de gremio expulsado sabe manejar peor las espada por ello?

- Antes que la espada y antes que los conocimientos va la honorabilidad de una persona. Eso es lo que le honra, ni el título, ni los conocimientos, ni la espada.

No parece que se amilane en lo más mínimo ante su aire desafiante.

Aun con calma, aunque marcando terreno, Gregor vuelve una vez mas a la carga.

- El honor es un concepto antojadizo, arbitrario y veleidoso, joven. El honor lleva a las personas a cometer las mayores estupideces, solo la destreza, la tecnica y el conocimiento son dignos de alabanza. Un hombre puede haber sido un santo de acción, pero eso no lo hace merecedor de ningun respeto si es un catacaldos o un petimetre sin oficio ni beneficio.

Talios simplemente enarca una ceja ante todo eso (y ante varios símbolos que no sabe interpretar correctamente, pero eso no lo dirá), y responde cortante:

- No es un tema a discutir ante Su Majestad, y menos con un criminal que evidentemente no entenderá el concepto.

Tras esas palabras, haciendo más evidente lo dicho, desvía la mirada hacia el Rey o hacia quien tome la palabra a continuación.

Cortó secamente con un gesto la conversación entre Talios y Gregor - Tiene razón. Ostenta el título de Maese, y no es algo que se deba pasar por alto u olvidar. Además - no pudo evitar añadir mientras miraba con un rostro sereno y frío como el hielo - soy de los que saben reconocer el talento de alguien, aunque haya sido tan estulto como para que le pillasen y expulsasen del Gremio.

Sin duda Talios tenía razón, y Gnosis sabía que no era el mejor momento para discutir, pero no por ello iba a dejar que nadie le menospreciase. Podría ser un Maese y saber más por los años, pero a Gregor le echaron del Gremio y en cambio el joven pelirrojo seguía ahí, con acceso a libros y conocimientos de la biblioteca y sin ser descubierto todavía en sus "discretas" actividades. 

Decidió beber algo de vino y esperar. Sabía de sobra que aunque quisiera negarse a aquella misión, era imposible y que debía participar sí o sí, por lo que dar una aprobación a estas alturas era ya algo ridículo. Y le intrigaba encontrar a aquel hombre. Así que sólo quedaba esperar y dejar que el Rey informase de todo... simplemente, esperar.

Cuando la pelea dialéctica de Gregor y Talios comienza, y se mantiene; me decido a no intervenir. Es más, me hago a un lado de forma sutil y extraigo de una bolsa unos pocos frutos secos para acompañar el vino y disfrutar del espectáculo. Si entornas un poco los ojos, puedes imaginar que alguno de esos gestos es uno malsonante, o que quiere darle una bofetada. Así es más entretenido. Así suelen acabar las discusiones en muchas tabernas, aunque claro, los caldos que allí se sirven son mucho más fuertes y menos apetecibles que este.

En todo caso, muy entretenido. No demasiado digno para ninguna de las partes pero desde luego sirve para pasar el momento. Una pena que Filosorrojo tuviera que venir a poner paz, con lo  amenas que son estas discusiones. Y, viendo que vamos a pasar una temporada juntos, seguramente sea mejor airear los camarotes de estas tensiones.

Durante el intercambio de pullas el rey aprovecha para extraer un pergamino sellado y lo deja sobre la mesa. En un momento dado parece dispuesto a intervenir pero Talios y Gnosis acaban con el conflicto en un instante.

—Si vuestra riña ha acabado, continuaré. Lo irracional de vuestra conducta confirma que estáis lejos de ser el grupo que quisiera enviar, pero no tengo tiempo. Hay muchos barcos rodios en las islas de la Niebla, si no conocen ya el rumor será pronto. Sois lo mejor que tengo en este momento.

Arriba, abajo. Los ojos del rey miran y absorben cada detalle de vosotros con voracidad. Se acerca y deposita la mano sobre el hombro de Donk, luego sobre Talios. La firmeza de los siguientes gestos no da lugar a dudas.

—Por vuestros servicios se os concederá un deseo. El que sea. Como Rey os doy mi palabra. 

El joven Talios no entiende demasiado lo que ha llamado Gnosis a Gregor: en ser la viva imagen de la caballería no entra ser el caballo más rápido de la tropilla en términos mentales. Que tampoco es que sea un zoquete, pero sí que a los filósofos les puede resultar... tirando a corto de miras.

- Si, mi señor. -responde Talios, aceptando el pequeño regaño y entendiendo lo errado de su conducta, no al defender a Gnosis, sino al seguirle el juego a ese indigno- A vuestro servicio, cumpliré mi parte de lo encomendado. -concluye con gestos.

Bien, bien… un deseo, aunque no sé si se refiere solo a esos dos, o a todos. Tampoco se que deseo puedo pedir, pero ya lo iré descubriendo antes de volver.

En cuanto a no ser el equipo que el desearía, deja claro el primer equipo que tendría en mente. Eso queda claro. Más juega a nuestro favor. No le queda otro remedio que aceptarnos, y por tanto podremos poner las condiciones que queramos. Mas… bueno ¿Qué más se puede pedir aparte de un deseo?

Me acerco a la mesa y tomo el pergamino sellado.- (Gestos) Con su… gracia, su Majestad. Pero igualmente ¿Cómo haremos para llegar allí y encontrar al sujeto? ¿Nos ayudara en algo este documento?- Voy a intentar obtener todos los medios que podamos ahora. Cuanto mejor sople el viento a nuestro favor para hacer esta búsqueda mejor. Seguramente sea algún salvoconducto o lleve la firma por si tenemos que llevar a cabo alguna acción. Lo sujeto y lo miro con curiosidad.

El Caballero mira al chico que parece un vagabundo, y le responde:

- Diría que ese documento ha de ser l autoridad real o algo parecido... Para procurarnos los medios necesarios para cumplir la misión.