Partida Rol por web

La perorata de ese loco estaba siendo parte de un pronóstico. Eso es lo que decía el sargento. Yo creía que era posible, pues la historia de los lugareños nunca mienten. Fuera ese ermitaño o fuera esa Caritat, algo se avecinaba de alguno de aquestos. Dejé entonces que hablara don Jaume, que sabiendo ya la historia de tanta nieve, calor y canes bien habría para elegir en el quehacer. Ésta era la oportunidad perfecta para agradecer la hositalidad de Ribes.

Xustamente del asunto de los difuntos quería fablarvos. Non albergo duda alguna de que pronto veremos a la bruxa, de haberla, tornar et a los muertos alzarse. - Et persignéme al pronunciar una frase tan fuera de lo racional, pues tal cosa escapaba de toda lógica et razón.

Marcharemos a las cuevas et acabaremos con la presencia del maligno a golpe de espada et crux, empero debéis proveernos de ciertas cosas; las señas del lugar primeramente, placeríame también que acompañáranos un lugareño conoscedor del terreno et monturas fuertes e robustas capaces de franquear los caminos con tales inclemencias. Non vos pediré ningún homne a parte del guía, pues habedes de procurar disponer de cuantos vos sea posible para proteger el pueblo. - preocupábame dejar a aquellas gentes a su suerte cuando partieramos a las cuevas, más non había otra posibilidad. - et prestad especial atención al cementerio. - et al decir aquesta última frase, fízele entender con la mirada que aquello non era un consejo baladí.

Miré a los mios, pues aunque había la certeza de que todos ellos en mayor o menor medida estarían de acuerdo con el mio mandato, quería asegurarme dello.

Señor... -le dije al sargento con respeto-, ¿et qué cuerpo querédeis que vayamos a buscar? ¿al de la Parrac? Mire vos que aquesta murió y convirtióse en la mala dueña del lugar la Caritat... ruego que nos concrete*. Por cierto, una vez encontrado, ¿qué habemos de hacer con él para evitar que no se alze del suelo ni una lombriz?

Luego miré a Jaume.

Si no hay nadie dispuesto a acompañarnos, quizá podamos contar con el hijo del molinero. Parece buen zagal.

El esclavo permaneció en respetuoso silencio. No quería contradecir a su amo en presencia de gente ajena, pero no le gustaba la idea de inmiscuirse en estas cuestiones. Lo más probable al  tratar con Ifrit o Djinn es que acabes maldecido o convertido en una extraña criatura. Eso por no hablar de que a Dios no le gustan las relaciones de los mortales con esos vástagos suyos tan poderosos.

En cualquier caso el pequeño y obeso no pronunció palabra y solo su rostro, habitualmente jovial y risueño, serio delataba que no estaba especialmente motivado para emprender dicha aventura.

Apuró de un trago el agua que contenía su copa, más por tener la boca ocupada y la lengua quieta que por la necesidad de aplacar el calor, que ya era mucha. Porque a punto estuvo de mandar al noble y al sargento a tomar viento fresco, mala comparación fuera, ante sus planes.

¿Ir a meterse en la cueva de la bruja...? ¿Evitar que su cuerpo se levantara de entre los muertos...?

¡¿Es que ninguno de ellos sabía con qué poder se estaban jugando los cuartos...?! Ya podía persignarse Don Jaume, que ni rociándose con agua bendita, bendita fuera, iban a mantener al Maligno apartado de aquel que lo había convocado, si capaz era de lo que decían esas gentes...

El francés quedose callado mientras el hombre del pueblo le solicitaba ayuda al don jaume. Mientras ambos discutían sobre la locura que azotaba el pueblo el marino echo mano a la bota de vino y echo un largo trago que a punto estuvo de escupir, el calor antinatural le había transformado la bebida en un mejunje inbebible. Murmuró una maldición y para quitarse el mal sabor de boca tomó agua de la que había traído la agneta directamente del jarro.

Ni bien se concentró de nuevo en la conversación se esforzó para asegurarse que había entendido bien. No les pedían que enfrentasen a la bruja sino profanar los huesos de un muerto. Aquello le desconcertó, mucho problema tenían ya con la bruja viva para preocuparse de una bruja muerta.

- Pour quoi voulez buscar un cadavre? Si la bruxa est quel causes tout les malédictions, c'est a quien deber buscar. -

El lugareño os explicó brevemente que las cuevas se encontraban al norte, subiendo por el valle y siguiendo el curno del río Freser, que habíais de internaros en un bosque que dicen está maldito y en cuyo centro se hallaban las cuevas.

- No puedo proporcionaros monturas mi Señor. Las pocas que aún nos quedan tras el ataque las necesitamos en estos durísimos momentos. Todos tienen miedo y no quieren ni internarse si quiera en el bosque, mucho menos ir a las cuevas. Yo mismo iría pero se me necesita aquí en estos duros momentos -vuelve a repetir. Notáis mucho miedo en su tono,definitivamente, nadie va a prestaros ayuda -las cuevas son fácilmente localizables mi Señor. No tendréis problemas en encontrarlas por vosotros mismos. Si el espíritu de la bruja sigue vivo, Dios está con vos y guiará vuestra mano para destruirlo. Sólo un caballero bendecido por Dios puede acabar con ella. ¡Os lo ruego!

¿Et qué hay del ermitaño? -le dije al sargento-. Dícese que también mora, no sé si más lejos o más cerca, un ermitaño no muy lejos de aquí. Por lo visto ese Pau fue a verle, et quedóse medio embobado, Dios le salve... -pronuncié con respeto-. Antes de partir, ¿sabe vos algo dése?

Fuíme apertrechando, et sugeríle lo propio a los mios, mientras escuchaba lo que respondíale el sargento al de Besalú sobre el ermitaño.

Non temáis. - Dixe con seguridad a Francesc. - Bendecido por Dios o non, caballero soy, et por la mia espada morirá la bruxa, que aquesta non es más que uno de los muchos dedos que componen la mano del maligno.

Et si non habedes más que decirnos es agora momento de despedirnos. - Miré entonces a los mios; - El camino será duro et el destino aún peor. Pertrechaos, más non sólo en cuerpo, sino también en alma, pues es ella lo que vos salvará del maligno et su oscuro poder.

Non es que fuera yo especialmente versado en los asuntos que atañen al maligno, pues a homnes de carne e hueso en su mayoría sólia yo enfrentarme en mis... bueno, antes de la deshonrosa huida a la Francia... Empero supe, con total certeza, de la existencia del demonio muchos años ha:

Et que non será aquesta la prima vez aque tenga que cruzar acero con el Maligno... Que esa vez primus fue cuando acompañé al padre Giussepe. Salimos una tarde nublada. La muxer vivía a un par de horas de viaje, e mientras cabalgábamos, el padre contóme algo más del asunto. Al parescer, la muxer blasfemaba. Echaba espuma por la boca, e ponía los ojos en blanco. Inspirábale terror el agua bendita e tan fieramente debatíase, que nadie osaba echársela. Et el buen padre fablaba, mirándome de reojo tanteando el mio temple. Tranquilizabase después del anochecer, siguió, e consentía entonces en comer un poco. Aquello extrañábame, pues si fuese el poder de Satanás el que dominábala, seguramente pondríase más furiosa en la oscuridad que en la lux. Así declaranlo las Escrituras...

...Apreteme finalmente la última correa de la armadura. - Vos contaré el resto de la historia camino a las cuevas.

- Gracias mi Señor, en verdad sóis un caballero digno de tal nombre. Ruego a Dios que os bendiga y os dé fuerzas para acabar para siempre con el mal que azota estas tierras y déis muerte a esa perra para siempre y su alma sea condenada a los infiernos para toda la eternidad -dice arrodillándose y colocando palma sobre palma en gesto de adoración y fidelidad -estas gentes os lo deben todo Señor.

Se pone en pie y contesta a Valentí

- El ermitaño se llama Solís , vive en una montaña a dos días de viaje hacia el Oeste. Pau fue a verle para que le ayudase a vencer a la bruja. En su enfrentamiento con ella perdió la razón, en un principio pensamos que sí había acabado con ella, pero por lo visto no tuvo éxito y ahora ella sigue aterrorizándonos.

La suerte de todos estaba echada. Y por tanto también la suya. O seguía a Don Jaume hasta las cuevas, y el destino que allí les esperaba, o se alejaba del grupo, de la protección y la compañía que ir con ellos representaba.

Para Agneta aquello no estaba claro. Era independiente, sabía como buscarse la vida, no era una chiquilla ingenua. Y aunque no habría usado de su cuerpo para sobrevivir, sí que habría usado sus artes de bruja. Pero allí... lo que saben de brujas es terrible... y la experiencia que tienen... desoladora.

Debería ser muy discreta, y callar su magia, por pequeña que fuera. La chispa que poseía, tan mísera comparada con lo que estaban narrando, era sin embargo un buen motivo para ponerla en un brete. O mucho peor, para anatemizarla, y ajusticiarla en nombre de Dios. Nombre que ella bendecía, aunque desde luego no con la ciega confianza que desprendía el buen caballero.

Así que calló, y se retrajo, escuchando y pensando, aunque nada podía decidir. Estaban decidiendo por ella. Está ya decidido, de hecho...

Parecía que la decisión del amo era marchar a por la bruja. Ahmed no dijo nada pero no le gustaba la idea. No era un guerrero ni un santo y temía las posibles consecuencias que tendría esta aventura. A pesar de ello no osó mostrar desacuerdo en público y se dispuso diligente a preparar sus cosas y las de Jaume para el viaje.

Decididamente marchaban a la cueva. Ya fuera para buscar el cadáver que pretendían los pueblerinos, o para ajusticiar a la bruja, aquello se le antojaba suficiente al Francés. No soportaría permanecer impasible en el pueblo por mas tiempo, esperando que otras calamidades ocurriesen a su alrededor.

Con rapidez agarró sus pertrechos y se preparó para la inminente partida.

Miraba a Agneta, e veíala retraída y cortada mientras Jaume contaba aquella historia. Jamás había oído al de Montesa apelar a las brujas y al demonio con tan poca discreción, mas era normal que habláranos en una situcion así et tras estar tanto tiempo ya juntos; pero extrañóme precisamente eso, pues había compartido alguna que otra (no muchas) confesión con aqueste, y nunca hablóme de "malefecios" ni temas parecidos, pues no era él hombre daquestas cosas.

Tras sosegarme un poco tras tanta habladuria, fuime a ver mi zurró y mis vendas, los ungüentos propios de médico y a revisar mis flechas, todas ellas dentro del carcaj junto al gran arco. Perfecto. El odre no goteaba, y tenia suficiente comida para un viaje.

Nada temáis -les dije a mis compañeros-; mucho puede dañar la bruja ésta, pero he remendado cosas peor que torceduras, mordidas de chucho o tercianas por calor o frío... Eso sí: Manta a los hombros, amigos.

El sargento os mira sorprendido

- ¿No sería más prudente hacer el viaje de día?

Certeras eran las palabras de Francesc, non había duda alguna daquello, pues hasta un niño pequenyo sabe que la noche alberga muchos peligros, tanto mundanos como desconocidos...

Cierto es lo que decides buen Francesc. Est cordura provechosa ahorrarse disgustos, et la prudencia evita muchos. -axustéme firmemente la pretina- Empero mientras más tiempo gastemos, más fuerte et preparada andará la bruxa. Et digo más, xuraría que agora mesmo aquesta anda urdiendo planes et recabando fuerzas para contra nos.

Más otra verdad era el temple et tezón de los mios compañeros, que aunque de buena voluntad e incuestionable lealtad, non eran hombres o muxeres de campo et batalla. Sólo en Valentí et en Diègue pude ver firme determinación, pues el resto albergaban duda et temores. Et aquello era de etender más non de reprochar; - De cualquier modo non recaerá sobre mi la decisión de partir agora con el peligro de la anochecida. Será aquesta desición de todos. - et esperé la opinión del resto con postura firme; peso en la pierna trasera et las manos apoyadas sobre el pomo de la espada.

- je dis, partir ahora - el francés tenía la sangre caliente después del ataque de los animales y tanto hablar del posible alzamiento de los muertos y no estaba dispuesto a esperar. Ya preparado casi por completo, había sacado de entre sus pertrechos aceite y candil para encontrar el camino en la noche.

Aparecía armado con una ballesta, a su diestra varias saetas para cargarla y su rostro mostraba determinación.

La cara de Ahmed mostraba que si por el fuera agarraría camino sur y no pararía hasta poder beber agua del Darro pero se mantuvo en silencio. Al fin y al cabo poca decisión le correspondía a él si no a su señor .

Tras pertrecharme, me paré en seco, pensando en las palabras del sargento...

Al día para partir esperaria, don Jaume -dije-. Nada sabemos de esta zona; et que no lo digo por lo que podamos encontrarnos, que poco témolo si vamos bien armados, sino más bien por las rocas, peñas y "precepicios" si los hay. Non quisiera dar mala pisada aquí o allá en zona que desconozco, et más siendo de noche...

Miré al resto de los compañeros que no habían hablado.