Partida Rol por web

Os encontrais como no podia ser de otra forma en la taberna del pueblo llamado Lothering, con todos los demas reclutas que hab acudido a la llamada de los Irregulares de Blackstone.

Solo por haber acudido ya os hace soldados de los Irregulares, mas conocidos como carne de cañ...digo...mercanarios con algo mas de fama o infamia depende de a quien preguntes.

Lo mejor de esta "reunion" era la comida y la bebida gratis, lo cual algunos agradecian enormemente. Pero siempre hay alguien que lo tiene que fastidiar y cuando estabais desfrutando de aquel banquete, se hizo un silencio en todo el lugar cuando un hombre con una armadura bien pulida, al parecer uno de los mandamases de los irregulares, aparecio en el piso de arriba.

El jefe de los mercanarios os observo con una mirada bastante prepotente y dijo- Solo hay mendigos y vagabaundos, pero no se puede permitir nada mas ante esta situacion-lo dijo lo sufucientemente alto como para que se escuchara en el lugar, gracias al silencio que reinaba en el lugar. Lo cual produjo un gran abucheo de toda la gente del lugar hacia aquel hombre, alguno de los que estaban en el piso de abajo hasta le tiro resto de la comida, lo cual produjo una situacion de cierta tension y los guerreros que estaban detras del hombre se levantaron con gesto amenazador y con la mano en la empuñadura del arma, pero con un gesto con la mano el hombre les ordeno que se sentaran; se volvio hacia la gente del lugar y con una voz autoritaria dijo-Silencio todo el mundo, por lo menos voy a reconocer que para ser campesinos y pordioseros teneis caracter; eso nos vendra bien para la mision que se nos ha encomendado- dio un largo suspiro y con una cara de preocupacion bien visible dijo- La Ruina a llegado a Ferelden, pero lo que no incumbe es que se acerca aqui mismo, a Lothering.

Esto hizo que en la taberna estallara un murmullo de preocupacion en la gente. Cuando se calmo el murmullo Sr Brian volvio a hablar- Nuestra mision es defender Lothering todo lo que podamos, al haberos presentado aqui habeis aceptado la mision automaticamente, al que intente huir se le tratara como un traidor y se le castigara como tal. Mi nombre es Sr Brian y si alguno tiene alguna pregunta hacerla ahora, mas tarde no habra tiempo para preguntas- dicho todo lo que tenia que decir espero haber si alguno delos presentes tenia alguna pregunta.

Ambrosio se encontraba bebiendo a dos manos, vaciaba las jarras casi en segundos, hacia honor a la reputacion de los enanos como grandes bebedores, incluso cuando Sir Brian hablaba este seguia bebiendo sin prestarle atencion, hasta que este menciono si alguien tenia preguntas, Barbaflacida se subio a la mesa y señalandole con una jarra mientras que con la otra daba un trago dijo.

-Eh humano con aires de comandante, ¿tendre que depender de tus ordenes para sobrevivir en el campo de batalla o puedo ignorarte y salir vivo de la Ruina?- Dijo con su afilada lengua era un maestro en crear motines y tomar la confianza de todos los soldados era un buen comienzo para alguien que ansiaba poder, aunque Ambrosio no le interesaba estar al mando de simples campesinos lo hacia ya de forma inconsciente, despues de todo corria por su sangre enana la guerra por el liderazgo.

En la apabullante escena que se le presenciaba, Adomorn se mantuvo frío, como inmune a las palabras que parecía que a todo el mundo inquietaban, hasta que en medio del discurso, cuando la Ruina fue mencionada por Sir Brian, se levantó sin inquietar a nadie, acercándose con paso frío hacia el exterior del gentío para expulsar algún improperio discreto, por lo bajini, para inquietar aún más a la muchedumbre:

-Un bajito dando lecciones a un general humano, Uff...-murmuraba hacia un lado y hacia otro, mientras el gentío se ponía más y más nervioso. -Ruin, actitud la de alguien de su calado, que traiciona a los guerreros y posteriormente los llama traidores -Decía mientras caminaba.

Pronto se paró y siguió observando la situación desde atrás, pasando desapercibido. A Adomorn le importaba poco el resultado de todo aquello, le parecía todo, muy mundano.

Sentado en una mesa cercana a aquel atrevido enano, sonrío abiertamente de medio lado, admirando su osadía. Apreciando sus palabras. Es fácil llegar a una taberna, llamarnos a todos pordioseros y hacerse "salvador" de nuestras miserias. Sólo que nuestras miserias van mucho más lejos de lo que las botas de aquel jovenzuelo hayan podido recorrer. Y mucho más profundas que cualquiera de las estocadas que el tal Sir Brian, podría haber dado. Escruto con suma tranquilidad a los demás presentes en la estancia, los que están más lejos, sumidos en las sombras, no alcanzo a verlos. Tampoco significa nada para mí. Tantos años de sangre y acero, te hacen ver la vida de otra forma. Coquetear con la muerte, como aquella vez que me marcaron el rostro, cuando jamás había empuñado un arma. Esa noche en que conocí el auténtico color de la sangre, el sabor de las brasas, la dureza de nuestra carne, la fragilidad de nuestra voluntad...  

Bebía cerveza de centeno, mezclada con un poco de aguardiente. Mantenía el dolor calmado. Hay heridas, que jamás se curan. Un trozo de pan con algunas alubias en un plato de madera, acompañaban mi bebida. No había dejado de comer mientras aquel supuesto "Líder" nos hablaba cual perros. Gracias doy, pues si no, no me habría amedrentado ante sus guardianes, seguramente, meros mercenarios, contratados a la entrada de la Taberna. La lealtad entre mercenarios, es una farsa. 

Terminé mi plato, mientras los insultos y halagos, iban y venían, parecía que una parte del local estaba del lado del enano, reaccionaron rápidamente : Esos eran los jóvenes, los impulsivos, los primeros en morir... muchas veces. 
Otra parte, escuchaba atentamente al "soldado guapo", asintiendo a sus palabras como si fuera un sacerdote de los Dioses. Miedo, eso era lo que les ahogaba por dentro. Atraídos por la avaricia o el orgullo, se daban cuenta, una vez en medio de la tormenta, que ya no podrían volver a su tranquila vida. Y si algun día lo hacían, desde luego, no serían los mismos, sus mujeres les habrán abandonado, sus hijos los echarán de su propio hogar porque no crecieron junto a ellos. La vida, era así de cruel. Nosotros, por el contrario, hemos de ser gentiles con ella... Y otra parte, escrutaba con atención a aquel elfo, cuyas palabras... Eran veneno para todos nosotros, en aquella circunstancia. Con todos estos pensamientos, análisis, recorriendo mi mente llegué a la última alubia, al último trozo de pan. 

Miré a uno de los que se sentaban en mi mesa, y le sonreí. Con aquella cicatriz en el rostro, cuando sonreía, mi rostro parecía deformarse, a un nivel desagradable. Mi destrozada sonrisa, era lo que daba una pista de qué estaba sucediéndome en la cara - Este plato de alubias es el mejor que me he comido en mucho tiempo. Sin embargo, esta cerveza no está en su punto... Tendrían que haberla dejado fermentar un par de días más - Me es indiferente quién haya a mi lado, sólo converso, por saber con qué clase de compañeros, voy a tener que sobrevivir. 

Mi historia era demasiado larga para contársela. Tras mi precipitada caída en el olvido, de nada servía recordar grandes proezas, si no era para seguir adelante, día tras día. Me quedé en silencio, observando a aquel joven que se encontraba a mi lado, tras unos instantes, asentí con la cabeza. Estiré mis piernas debajo de la mesa, cruzándolas, y coloqué mis dos manos sobre el estómago. Con el estómago lleno, me disponía a ver hasta dónde iban a llegar. Personalmente, tenía claro lo que quería saber, y si las cosas se torcían demasiado, no iba a dudar en intervenir. Gustara o no, a aquel gallo con escamas. 

Esputé en el suelo, después de que uno de sus guardaespaldas pasar a mi lado. Era provocación, sí. Bien disimulada.

“Nunca se da la espalda.” Pensó Simbolar, como si recitara códigos de supervivencia, o solo recordando la herida que poseía en su espalda.
Así que se encontraba ubicado en el extremo más lejano de la barra de la taberna. “El mejor lugar de la casa.” Ya que allí estaba cerca de la puerta de salida, no enfrentaba su rostro con nadie y en ese extremo, era imposible que alguien pudiera acercársele por detrás sin que él le notara.

Una leve mueca, una cuasi-sonrisa se le dibujo al oír al enano hablar. Supuso que si se comenzara una pequeña batahola, algo de rédito podría suceder, pero ese pensamiento se alejo al examinar a los presentes. No demostraban ser muy adinerados. Solo restaba saber cual podría ser el precio por logro el emprendimiento que el Señor Brian; y que tan divertida podría ser su ejecución.

En ese momento logro escuchar a elfo, que si bien no hablaba muy fuerte, su voz podría entenderse desde la distancia donde se encontraba el pícaro.

Pero entonces se paro, coloco la capucha de su capa sobre su cabeza para que su rostro poseyera más penumbra que la reinante en el lugar y dijo:
-Si bien no me molestaría el mote de traidor, seguro que el castigo seria poco placentero. Pero eso no es lo que preocupa.- y se tomo un tiempito mientras los ojos de los presentes se dirigían hacia él. O por lo menos acallaban sus palabras para oírlo.
-Mi preocupación es la recompensa por tales servicios. Ya que no escuche la propuesta, o mi memoria me esta fallando.- y volvió a sentarse.

Un sorbo mas tragó, de aquello que podría llamarse cerveza, esperando que la multitud siguiera su línea de pensamiento y exigiera saber el costo por los servicios brindados, o su respuesta sea resuelta por el Señor Brian.

No le importaba para nada lo que sucedería con la ciudad. Por el momento, solo era su bolsillo vacío lo que le aquejaba.

No presto mucha atención  al discurso que suelta el humano. Sigo concentrado en mi comida a base de fruta, pan y queso para alimentar a mi cuerpo, es lo poco que puedo permitirme con el dinero que tengo. Alzo la cabeza ante la mención de la Ruina. La gente comienza ha hablar, sin embargo no digo nada, solamente escucho esperando pasar inavertido por el momento.

Sr Brian se quedo mirando al enano con cara de circunstancias, no era el primer mercenario que se las daba de lider, la verdad es que se penso un rato el si debia contestarle o simpplemente ignorarle, pero opto por contestar al enano; La carne de cañon abunda en estas tierras, asi que si no quieres seguir mis ordenes eres libre de morir como mas te guste, no eres el primer mercenario que biene a ilumnar el resto sbre como hacer las cosas. Pero ten en cuenta que la Ruina esta muy cerca de aqui y si te topas con los engendros tenebrosos estos no creo que aprecien tu fino humor, asi que ahorrate tus comentarios inteligentes y seguir la ordenes, sino solo te espera la tumba- esto ultimo lo dijo en un tono bastante cortante, no tenia tiempo ni ganas de ponerse a discutir con esa gente, para él solo eran carne de cañon para retrasar a los engendros.

Al elfo ni siquiera se molesto en mirarle, como buen noble que era no los consideraba ni personas, pero tambien servian de escudos humanos.

Seguidamente respondio al hombre que estaba situado al extremo mas lejano de la barra y le respondio- Vuestro pago sera si sobrevivis a la defensa del pueblo, bastante que comeis y bebeis gratis esta noche, pero si tan preocupado estas por el pago, te dire que si lo hay y en oro, pero como he dicho antes despues de la batalla. .

Despues de un rato Sr Brian ya se estaba cansado de responder preguntas, a su entender insignificantes, asi que con un tono de enfado dijo- Si solo vais a hacer preguntas estupidas, mejor que terminemos la comida; para la mayoria de vosotros sera la ultima de su triste vida- despues de decir todo lo que tenia que decir se quedo de pie en el mismo sitio esperando un reproche del enano, estaba muy seguro de que habria uno.

Ambrosio empezo a reir y se detuvo, dejo caer las jarras vacias y grito de nuevo.

-¿Lo habeis oido muchachos?, os considera carne de cañon, a todos y cada uno de vosotros os considera meras herramientas que serviran para retrasar a los engendros tenebrosos, es mas dudo que siquiera os considere personas a algunos de vosotros por ser de otra raza que no es la humana, ¿estais seguros de que quereis seguir las ordenes de alguien que os trata como simples escudos que deben morir por su propia salvacion?, yo os propongo algo mejor, seguir vivos, he luchado antes con los engendros tenebrosos y ciertamente son de temer, pero son igual de mortales que todos nosotros, vosotros decidiis que hacer con vuestras vidas, pero decidid pronto porque no queda mucho tiempo antes de que el grueso de la horda llegue hasta Lothering.- Dijo el enano gesticulando mucho para reforzar sus palabras las cuales eran faciles de cambiar, ese humano habia cometido un error mencionando la palabra carne de cañon, ahora la gran mayoria de estupidos creerian las palabras de Ambrosio.

Sr Brian escucho atentamente el gran discurso del enano y esbozo una sonrisa sardonica y aplaudiendo pausadamente dijo; Maravilloso discurso señor enano, creo que confundisteis vuestra profesion ya que se os dan de maravilla las bufonadas... Ya dirigiendose a los demas dijo- Yo os propongo otro trato, seguir las ordenes de los Irregulares y cobrareis el oro que se os ha prometido y muy posiblemente el oro de mas misiones que se os asignen, eso si si sobrevivis lo suficiente; por el contrario si seguis al maese enano por la bondad de vuestro corazon...ah...claro que sois mercanarios cobrais por vuestroa servicios, algo que sospecho que el maese enano no sera capaz de hacer.

Ah...sonrio Sr Brian con cierto toque cruel- por si alguno se ha ofendido por lo de la carne de cañon, viendo donde estais ¿acaso pensabais que se os iba ha tratar como nobles? Por cierto el que os va a dirigir en primera linea soy yo, asi que yo tambein me incluyo dentro de la carne de cañon, si hay algun asunto mas que lo diga ahora, esta discusion la doy por acabada de una maldita vez, ahora tomad vuestra decision, los engendros no van a esperar por tonterias como esta.

Ambrosio gruño y volvio a hablar de nuevo.

-Osais llamarme bufon cuando vos no sois ni capaz de inspirar algo en vuestros hombres que no sea codicia?, una codicia que les llevara a la muerte segura, seriamente no se quien es el mejor bufon, si yo por intentar salvar las vidas de estos carroñeros o vos por tener un liderazgo nulo.- Dijo sentandose de nuevo y cogiendo otra jarra. 

Estupidos humanos de mierda.- Pensaba Ambrosio mientras bebia y miraba a Brian por si tenia mas palabras que añadir.

---¿Acaso pensais enviar a los mas debiles tambien a primera fila?- digo desde mi mesa con tranquilidad.- El dinero poco importa si vais a arriesgar mi vida inutilmente... Asi que decidmelo, mi especialidad es el combate a distancia, si pensais enviarme  a 1º fila donde  soy un blanco vulnerable  podeis ir buscando a otra persona.

El elfo, después de haber disfrutado un poco de la inquietud de la gente. Anduvo a paso lento pero firme en dirección a Sir Brian, miró a su alrededor, riéndose entre dientes, posteriormente alzó su vista y la fijó en Sir Brian.

-Bueno, dejad de llorar, y decid a quien tengo que ensartar y esputar entre sus ojos- sugirió con cierta indiferencia.

Antes de que pudiera contestar nadie, se acercó a una pared, donde apoyó su espalda, bajó la vista y empezó a jugar con una moneda de plata que tenía en el bolsillo lanzándola al aire.-Me aburre la palabrería-concluyó.

Creo haber oido algo de ese elfo, hmm, me parece que su frase contenia la palabra bajito, si, cuando estaba hablando con ese estupido comandante humano, creo que es una buena oportunidad para desahogarme con alguien que quiere pelea, y dudo que alguien se la vaya a dar excepto yo.- Ambrosio se levanto y dijo.

Si quereis pelea yo puedo darosla elfo, aunque dudo que humillaros sea una pelea.- Dijo con una sonrisa sacando sus dagas y haciendo malabares con ellas, entonces las mantuvo en equilibrio en su dedo indice y dijo mientras las lanzaba al aire y las volvia a coger por la empuñadura.

¿Entonces aceptais una pequeña distraccion del temor de los engendros? seguro que a estos hombres les gusta apostar.

En ese momento Krudd terminaba la pierna de cordero que tanto tiempo le había mantenido la boca ocupada, aunque había escuchado toda la conversación, si es que así podía llamarse. Bebió un largo trago de eso que los humanos llamaban cerveza y sin levantarse de su asiento dijo a Ambrosio:

- ¡No quiero ofendenderte hermano, pero ese elfo parece bastante más hábil con su espada que tú con tus dagas y más después de las 12 jarras de este abominable líquido al que llaman cerveza! - y dicho esto dió otra trago al amarillento líquido.

A continuación dijo al elfo: - Yo que tú reservaría esa sed de sangre para esos esbirros que se aproximan te aseguro que se lo que te digo

Durante sus años de patrullero se había enfrentado a muchos esbirros; hasta el día que por hacerse el valiente, el resto de su grupo murió y fue desterrado del clan.

Siendo la respuesta por parte del señor Brian satisfactoria para Simbolar, el resto de la noche le era indiferente. Incluso hasta el ofrecimiento de una pelea entre el enano y el elfo le pareció poco atractiva.

“He encontrado lo que vine a buscar. Que se destrocen si quieren” pensó mientras conseguía servirse otra jarra de la inmunda cerveza, que cada vez le parecía menos asquerosa. Pero no perdía la compostura ni las mañas. Sabia bien donde buscar algo de valor entre los presentes, si es que la pelea atraía la atención.

-Ok, por mí, lo propuesto por es suficiente. Deje que estos se arranque los ojos y comencemos de una vez.- Volvió a hablar dirigiéndose otra vez a Brian.

Hasta ahora, el que parecía más confiable de todos ellos, era el enano anciano. Su porte mostraba todo cuanto decía, y las marcas de su cuerpo, desvelaban secretos a tener en cuenta. Por fin alguien que sabe lo que dice, que sabe de qué habla. Engengdros es una palabra muy fácil de pronunciar. - ¿De verdad creéis que sobreviviremos más de un asalto, si ni siquiera somos capaces de trabajar en equipo? ¿No es vergnozoso que el caos sea capaz de convencer a criaturas sin ningún tipo de valor por la vida a trabajar juntos por la destrucción de nuestro hogar, y nosotros seamos capaces de estar desarrollando una estrategia para acabar con ellos? - Mi voz brotó ronca entre los que permanecíamos callados. - Entiendo que cada uno tiene su avaricia, su orgullo... Yo también los tengo, y sólo puedo aseguraros que... O dejamos las rencillas de lado, pensamos en nosotros como un único cuerpo, una única mente y empezaños a diseñar una estrategia de defensa, o será demasiado tarde cuando queramos reaccionar - Lanzo unas monedas sobre la mesa, girándome al posadero. - Aquí tienes lo que te debo - me pongo en pie con tranquilidad, comenzando a caminar hacia la puerta. Sin mirar a nadie. Los ojos de quien asegura ser un noble se cruzan con los míos. - No necesito ni tu prepotencia, ni tus aires de noble. En la batalla, somos todos de carne y hueso. - Sin detenerme, sigo avanzando hacia la puerta, la abro de un empujón con una de las manos, sujetándola un momento. - Quien esté aquí para defender a los niños y ancianos de esta aldea, es bienvenido. Quién no, puede seguir emborrachándose hasta que los engendros respiren a su lado. Ya, es demasiado tarde para todos nosotros. - Y cerrando la puerta, con una expresión sombría en el rostro, busco un tronco, una roca sobre la que sentarme. Una vez sentado, empiezo acontemplar los alrededores del cuerpo. La geografía del lugar. Y de Lothering.

"No puedo creer que vaya a decir esto, pero el humano tiene razón" - pensé para mis adentros. Terminé la jarra de cerveza, la dejé en la mesa y al levantarme dije:

Maldita ea, el humano tiene razón, el que quiera defender Lothering que se prepare y se olvide de si su compañero es elfo, humano o enano o lo que sea, hay que acabar con esas bestias inmundas -y dirigiémdome a Sr Brian le dije - Sr Brian puede contar conmigo, podrá encontrarme en la entrada del pueblo esperando a esos bichos.

Salí por la misma puerta en que momentos antes había salido el humano y desaparecí hacia la entrada sur de Lothering.

Veo al humano y al enano salir de la posada dispuestos a dar su vida  por defender  la ciudad. Sin embargo yo no hago nada por moverme de mi apacible sitio y sigo comiento sin dejar de obserbar a Sir Brian  mientras espero pacientemente, cosa que con los años he aprendido ha hacer.

Sr Brian respondio casi por obligacion que por ganas a los elfos, para Sr Brian los elfos eran escalvos y nada mas que esclavos, pero era su labor responder a las preguntas de aquella gente, asi que dijo; No  habra mucha diferencia entre primera fila o la ultima, los Irregulares no estamos aqui desde hace tres dias para solo estar vageando, esta claro que no enviaremos a los que no estan acostumbrados a la lucha cuerpo a cuerpo en un choque frontal, es simple estrategia y planificacion. Ahora respondo al otro elfo- No te preocupescuando llegue el momento te diremos lo que tienes que matar y quedaras mas que satisfecho.

Parecia no haber mas preguntas y las brabuconadas del enano le entraban por un oido y le salian por el otro.

Bueno como puedo ver no hay mas preguntas, ni mas comentarios estupidos. Por los informes que tenemos los engandros no llegaran hasta mañana al mediodia, asi que esta noche podeis hacer lo que os plazca, eso si dentro de lo legal y lo que toleren los templarios que dirigen el pueblo, no tengo nada mas que decir disfrutad de la comida y la bebida, os doy la buenas noches a los que ya se vayan a descansar.

Ya con todo dicho Sr Brian se dio la vuelta y se sento con sus hombres a disfrutar de lo que podia ser su ultima cena.