Partida Rol por web

—Utilizando una filacteria —replicó Gabrielle—, que funcionan irónicamente por Magia de Sangre. Pero tenía entendido que Ayla consiguió burlar las guardias y destruirla antes de que la enviaran a Denerim.

Frunció el ceño.

—Aquí hay algo que no me has contado.

—No es exactamente magia de sangre—apuntó Lynn—. Ellos usan la sangre como foco, no como potenciador.

Cuando le frunciste el ceño puso una cara que te recordó a la de un gatito ofendido al que  acabasen de regañar por haber roto un jarrón.

—Yo no te estoy ocultando nada, Gabby—respondió con firmeza—. ¿No os lo dijo Irving? Supuse que lo había... —apretó los dientes como si hubiese recordado algo—Ay, Hacedor... Soy un desastre, ya dije lo del foco. Creo que he hablado de más.

—Está bien —dijo extendiendo las palmas de las manos antes de cruzarse de brazos y mirar a otro lado en un gesto de fingida indignación—, supongo que es demasiado pedirle a nuestra amistad.

—Eso no es justo... —respondió Lynn combando las cejas en un gesto triste que no parecía ser fingido—. Me estás pidiendo que traicione la confianza del Caballero Comandante. Si él me pidiera que le contase un secreto tuyo, no se lo contaría.

Hizo un gesto parecido al tuyo, solo que ella miró al suelo y suspiró.

—Supuestamente lo único que os debían haber dicho es que mi función era detectar a Ayla. Aunque si tengo que demostrar que un secreto templario no va a poner en duda la confianza con mi mejor amiga, pues que así sea.

Metió una mano por el cuello de la túnica y tiró de la cadenita de plata que llevaba para sacar lo que pendía de ella. Era un medallón pequeño, circular, con el emblema de la Capilla hecho de plata como los que solían llevar las Hermanas a modode Símbolo Sagrado solo que este era distinto: en medio había incrustada una lágrima roja de cristal.

—Desde lo de Uldred,  cuando a un mago se le extrae sangre para hacer su filacteria, no se hace una sola  filacteria, se hacen dos. Una se la queda el Círculo para luego enviarla a Denerim y estas... son de los templarios. Por si pasa lo que ha pasado con Ayla.

Miró un momento el colgante, luego lo volvió a meter por el cuello de la camisa.

—Greagoir me va a matar si se entera que te he dicho esto. Pero... me da igual.

Sería algo así. Por el otro lado es igual. El disco "corta" por la mitad la lagrima por lo que queda media en cada cara (espero que se entienda)

Gabrielle pareció confundida por la revelación.

—Si los templarios disponían de una segunda filacteria, ¿por qué nos enviaron a nosotros?

—No lo sé, Gabby—suspiró Lynn fastidiada—. Supongo que porque recuperar a Ayla es el "castigo" de Dreren. Y el mío... Imagino que por esto Greagoir estaba tan chinche con Irving. Pero no lo sé.

La mente de Gabby bullía de dudas, una detrás de otra. ¿Realmente su amiga le había ocultado todo aquello?

—¿Sabe Dreren que tú puedes guiarnos hasta Ayla? —frunció el ceño—, ¿y por qué llamas al Caballero Comandante y al Primer Encantador por sus nombres de pila?

—Irv... el Primer Encantador le dijo que yo lo acompañaba precisamente para poder seguirle el rastro a ella. Por eso creí que a vosotros también os lo había dicho. Aunque obviamente no le explicó el secreto mejor guardado de los templarios... Está tan prohibido como hablar de en qué consiste la Angustia a un novicio—respondió Lynn—. Normalmente habrían enviado a un templario como rastreador pero como también tenían que castigarme a mí pues... aprovechó.

Lynn se rascó una mejilla avergonzada con la última pregunta.

—Se me escapa, lo siento—admitió—. Pero es que son personas tan familiares que no lo puedo evitar. Siempre me andan echando la bronca por eso, no lo hagas ahora tú también, jo...

—Es que me siento estúpida —confesó Gabby—. Estuve comiéndome la cabeza con cómo podíamos localizarla, cuál podía haber sido su ruta más probable y pensando en hacer una lista de los hospedajes en donde podría haberse quedado. Cuando el Primer Encantador me dijo que tú nos ayudarías a rastrearla no imaginé que tuvieras en tu poder una filacteria.

Lynn negó con la cabeza.

—No has hecho nada en vano, no te sientas estúpida. Si Ayla está muy lejos, la filacteria es inútil—te tranquilizó—. Hay que empezar así, preguntando si alguien la ha visto. Existe un rango de distancia... que no sé cual es, pero se supone que se ilumina en cuanto llegamos a él. A partir de ahí brilla más cuanto más cerca esté el mago así que es entonces cuando buscarla en teoría se vuelve algo más fácil.

Se calló un momento y se volvió a peinar un mechón de pelo hacia atrás con expresión mortificada.

—Lo siento, Gabby. Yo no te he ocultado nada a propósito—dijo—. No sabía que Irving se había olvidado de deciros eso a los demás...—tragó saliva. —T-Te juro que si llego a saberlo, te lo habría dicho nada más salir de la Torre. Decirlo no está prohibido, lo prohibido es explicar el método de rastreo que... bueno, es justo lo que acabo de hacer—suspiró—.Pero si es a ti me da igual.

—No te preocupes. Es sólo que... pensaba que ese otro saquillo te lo habría regalado Dreren, no que iba a esconder un secreto templario —Gabrielle lanzó un hondo suspiro—. Estoy un poco cansada, y alterada. Yo también lo siento. No me hagas mucho caso.

—Si ha servido para que no pienses que te estoy escondiendo cosas, me vale.

Lynn jugueteaba con el saquillo en cuestión entre las manos, como si no supiera qué hacer con ellas. Al final pareció decidirse y lo abrió dejándolo a un lado.

—Bueno, ¿empezamos con esa runa? A ver si consigo que me salga algo... Es decir, que me salga bien.

Asentiste y Lynn cogió el estuche del estilete para sacar dos cosas. Una era la runa en blanco: una pequeña pieza de piedra circular, la otra era el diamante que habíais comprado. Embadurnó un poco la punta del estilete en el polvillo azul de lirio y raspó uno de los bordes del diamante.

Cuando tuvo hecho un pequeño montón de polvillo blanco, sacudió la mano como tratando de quitarse la tensión de encima (cosa que, por supuesto, no logró) pero estaba haciendo todo lo posible por parecer tranquila. Cogió aire y, con aquella mezcla de diamante y lirio en polvo, empezó a grabar sobre la pequeña pieza de piedra como quien graba sobre arcilla. Entre aquello y la facilidad con la que había raspado un diamante te encontraste pensando hasta qué punto sería peligrosa un arma "encantada" en lirio.

Tu amiga trazó con lentitud la primera línea. Pese a que estaba nerviosa, no pudiste dejar de fijarte en la razón de por qué Dreren seguía vivo y no había muerto intoxicado en lirio mientras hacía las demás: No le temblaba el pulso. O si lo hacía no eras capaz de percibirlo con la vista. Una vez grabó el último trazo, soltó el aire que había estado conteniendo y tomó un pequeño pellizco de polvo de lirio.

—En fin, la hora de la verdad—suspiró tragando saliva—. Veamos hasta qué punto tu espíritu tenía razón.

Espolvoreó un poco sobre el primero de los trazos mientras a la vez añadía pronunciando muy lentamente:

—A... l... g... i... z...

Ambas os quedásteis mirando la pequeña runa con el corazón en un puño. Tras unos pocos segundos de incertidumbre, ocurrió algo: El grabado comenzó a ganar luminiscencia. Un tono azul pálido al principio que se intensificó hasta brillar como sólo el lirio puede brillar. Lynn abrió muchísimo los ojos y se llevó las manos al rostro con un gesto de sorpresa mayúsculo.

—¿Ha funcionado... ?—musitó con voz estrangulada mientras miraba alternativamente a la runa y a ti—. Ha... ¡Ha funcionado, Gabby! ¡Está brillando! ¡Está encantada!

El gesto de su cara ahora era una mezcla de sorpresa, incredulidad, emoción y euforia.

Gabby sonrió. Esos eran los pequeños milagros por los que amaba ser maga.

—Por supuesto que tiene razón: es un espíritu de Astucia. Y tú la mejor encantadora que ha visto el Círculo de Ferelden. ¡Por el Hálito del Hacedor, menudo pulso!

Lynn cogió la runa y le sopló para limpiar los restos de polvillo sobrantes, luego la miró como quien mira un hallazgo legendario. El radiante brillo azul del lirio se había convertido en uno intenso pero atenuado que no dañaba la vista pero que resaltaba inconfundiblemente mágico.

—Me ha salido, Gabby—repitió—. He encantado una runa, ¡me ha salido!

Lanzó un sonido mitad chillido mitad risa y te abrazó con fuerza.

—¡Sois los mejores, tú y tu espíritu! ¡Ahora voy a poder haceros cosas!

Lynn: Lynn recordará eso.

Gabby le devolvió el abrazo a su amiga.

—Se lo diré cuando hable con él —le dijo, pensando lo mucho que habría disfrutado Astucia de aquel abrazo.

Disfrutó del contacto con su amiga durante unos instantes antes de separarse.

—Ya puedes devolverle a Dreren el regalo que te hizo. Encanta esa runa para él.

Al ir a separarse, a Lynn debió darle otro mareo porque se tambaleó pero le dió igual. Estaba demasiado contenta como para que sentirse mal le importase.

—¡Tengo que comprar mañana otro saquillo para no tener que usar este! La runa la guardaré y se la daré luego—dijo con una sonrisita—. No sé si le gustará, es decir, no sé si le servirá. Ay... Hacedor estoy balbuceando.

Se ruborizó mientras decidía ocuparse en guardar con cuidado el estilete, a cerrar el saquillo y, por supuesto, su primera runa recién hecha. En el mismo estuche del estilete.

Gabby esbozó una sonrisa forzada. Le agradaba ver a su amiga así de contenta, mas le dejaba un sabor agridulce. Le había sugerido que regalase la runa a Dreren de corazón, pero le hubiera gustado que su amiga se la hubiera ofrecido antes a ella, aunque se la fuera a rechazar. Ella le había pedido esa runa, pero era mencionar a Dreren y olvidársele todo.

—Estoy seguro de que le gustará, sólo por el hecho de que se la has hecho tú —Gabby se levantó y se sacudió los pantalones—. Te dejo. Si no le doy de comer al Señor Keefles va a estar maullando toda la noche. Hablamos luego, ¿vale?

Lynn fue a decir algo pero le rugieron las tripas y se llevó las dos manos al estómago con gesto de circunstancia.

—Ehr... sí, yo creo que también debería comer algo—titubeó con un carraspeo—. Un poco más tarde, cuando me sienta algo mejor.