Partida Rol por web

No hubo ni rastro de Sion así que, asumiendo que definitivamente no iba a volver, partisteis finalmente de El Descanso del Grifo dejando atrás lo que estábais seguros pronto volvería a ser una acogedora posada junto al camino que cruzaba el Bosque de Brecilia. Camino por el que avanzásteis bastante aquél día pero sin encontrar nada en concreto.

El bosque era inmenso y buscar a la maga fugitiva (o a Dreren) allí era como buscar una aguja en un pajar, si vuestros objetivos se habían separado del camino para que costase seguirles era virtualmente imposible encontrarlos con la carreta puesto que no podía ir campo a través. Necesitaríais un plan a seguir, observar vuestro mapa, o directamente montar un campamento fijo y adentraros vosotros por la zona e en busca de algo. Además, el día continuaba encapotado y daba la sensación de que fuera a oscurecer antes de tiempo.

Nolan decidió buscar un lugar para pernoctar en cuanto el sol empezó a volver purpúreo el horizonte y para cuando cayó la noche habíais hallado un claro cerca de un afloramiento rocoso que se hundía en una ligera depresión por la que transcurría un arroyo de agua cristalina hasta una charca. Era buen sitio.

En determinado momento de la noche, el orlesiano se había puesto a preparar algo en el fuego para cenar, Lynn había alegado que quería lavarse el cabello a la cascada que brotaba de la roca (aún lo llevaba manchado de sangre reseca de vuestro periplo por la cueva) y Balaena se encontraba atendiendo a los caballos. Cosa curiosa, Belgar no había estado soltando mil y una batallitas como de costumbre durante el camino y ahora permanecía sentado en silencio observando cómo Nolan preparaba la cena.

Asthan, el nuevo miembro del grupo, era el que más se había apartado del círculo de luz del fuego central del campamento y ahora estaba sentado tranquilamente en una roca plana junto a la charca observando con curiosidad un cúmulo de luciérnagas que flotaba sobre la lisa superficie del agua.

Escena de campamento. Sois libres para hablar con quien queráis (si queréis) o de arreglar asuntos que queráis (si queréis) comentádmelo por el off si eso.

Os recuerdo por si ha pasado desapercibido y si alguno está interesado para un futuro que Balaena es la fuente de suministros en artículos de herrería para el grupo y Lynn es la fuente de encantamientos.

Eso sí, ninguno de los dos PNJ va a hacer las cosas por amor al arte. Balaena os cobrará más barato que en una tienda normal (con más o menos descuento dependiendo de la opinión que tenga de vosotros. ¡Y si esta es mala puede que incluso se niegue a hacer lo que le pedis!) Lynn  no os cobrará pero os pedirá los materiales para la runa que queráis. Runa que también puede aceptar o negarse a hacer dependiendo de la opinión que tenga de vosotros.

Gabrielle decidió dejar a solas a Astucia un momento para que asimilara lo que acababa de suceder. Aprovecharía para ir a ver al perro y después iría a hablar con él. Sacó la pelota de cuero de su mochila y emitió un silbido para atraerlo.

Kando surgió de a saber el Hacedor dónde y se puso a ladrar alegremente dando saltos en círculo en torno a ti. El mabari había mejorado bastante desde que lo habíais rescatado de Lothering. Ya no estaba huesudo y parecía menos tristón.

Su paciencia sin embargo parecía seguir siendo la misma puesto que, tras exactamente tres vueltas saltando a tu alrededor, decidió echarte las patas y arrojar una lluvia de lenguetazos sobre tu cara. Básicamente porque de pie era más o menos igual de alto que tú.

Gabby soltó una risita y tomó la cara del mabari entre sus manos.

—Buen chico ¡buen chico! —dijo, alegrándose de la visible mejoría del perro.

Le acercó la pelota de cuero para que la oliera, pero sin dejar que la cogiera.

—Qué te parece este juguetito que te he traído, ¿eh? ¿Qué te parece?

Tras dejar que el mabari captara su olor, arrojó la pelota lo más lejos que pudo... que sinceramente no era mucho.

A Kando le entró la locura perruna.

La visión de un nuevo juguete lo emocionó tanto que ya no sólo movía la cola, movía hasta el lomo. El mabari terminó por derribarte de espaldas en su efusivo empeño por olfatear la pelota y cuando lograste lanzarla desde aquella posición te dió un último lametón (empezabas a deducir que la cantidad de babas de perro que terminaban sobre tu cara era directamente proporcional a la alegría del animal) luego ladró alegremente y salió corriendo detrás de ella.

Cuando la cazó con la boca  simplemente se puso a sacudirla en el aire brincando de forma aleatoria aquí y allí. Finalmente se agazapó aferrándola entre las patas y se te quedó mirando jadeante con la cabeza ladeada como quien pregunta "¿Otra vez?".

Kando: Amistad (+30)

Gabby se levantó medio riendo, medio dolorida del trompazo que le había metido Kando por pura excitación. Le alegraba ver al mabari contento, después de lo que le había pasado al niño de los Grawpe. Sion era el que más caso le hacía en el campamento, y ahora que, aparentemente se había ido, necesitaba un nuevo amigo. Y Gabby siempre estaba dispuesta a ser amiga de todo el mundo.

—Venga, vale —dijo—. Intentaré tirártela más lejos esta vez.

Gabby estará jugando un ratillo con él.
 

Como no podía ser de otro modo, te cansaste tú antes que el perro.

Cuando andabas con la lengua fuera él aún seguía saltando y ladrando a la espera de la pelota de modo que, como vió que no podías más, se limitó a ladrar con conformidad y continuar él solo aferrándola con la boca, sacudiéndola y lanzándola al aire para, acto seguirlo, perseguirla, atraparla y volver a repetir.

Te dirigiste entonces hacia donde se encontraba Asthan. El "elfo" estaba sentado con las piernas cruzadas al borde de la charca y en aquel momento parecía estar observando su reflejo, o el del grupo de luciérnagas que flotaba sobre la superficie.

Metió la mano en el agua y la sacó de golpe sacudiéndola con sorpresa, como si no esperase que estuviera tan fría o algo así, luego volvió a mirar tocando esta vez la superficie con la yema de un dedo. Habías constatado por activa y por pasiva durante el camino que todo, hasta el más nimio detalle, le llamaba la atención por lo que seguramente ni se había dado cuenta de tu presencia.

Gabrielle se asomó por detrás del espíritu hecho elfo, para que la viera reflejada en el agua. Le sonrió.

—Hola "Ast", ¿cómo te encuentras?

Viste parpadear al reflejo de Asthan y lo oíste emitir un sonido interrogante cuando te vio "dentro" del lago pero al siguiente segundo sumó dos y dos y sacudió la cabeza para girarse hacia donde verdaderamente estabas.

—¿Eh? Oh.

El espíritu que se había hecho mortal se pellizcó la barbilla como si estuviese pensando exactamente cómo expresar la respuesta.

—No lo tengo muy claro—dijo al final—. Este mundo es muy extraño, el aire está tan... —estiró un brazo hacia arriba como quien trata de coger la luna o algo así— ...vacío.

La bajó.

—En el Velo cada cosa vibra con la la magia que desprende, magia que flota en el aire. Aquí las cosas no tienen aura. Supongo que es cuestión de acostumbrarse... aunque lo que más echo de menos es el canto del lirio.

Metió la mano de nuevo en el agua y al sacarla, obviamente lo hizo goteando.

—Eso sí, nunca había sentido antes cosas como que el agua está eh... bueno... —buscó la palabra y al final torció el gesto con la graciosa expresión de circunstancias de alguien que sabe que suena demasiado obvio pero no sabe expresarlo mejor— ... ¿mojada?

Gabrielle sonrió, y se sentó al lado de Asthan.

—Hay mucha magia en el Plano Material, aunque no como la entendemos los magos y los espíritus —dijo, después de asegurarse de que no los oía nadie—. Es la magia de las pequeñas cosas, como contemplar el amanecer de un día de verano o la primera nieve del invierno, blanca y pura. El mundo está lleno de pequeños y hermosos milagros que a veces nos pasan desapercibidos.

Una luciérnaga revoloteó a su alrededor, y Gabby le tendió el dedo para que se posara allí.

—Thedas puede ser un lugar maravilloso —dijo, sonriendo—. Pero... no toques el fuego ¿vale? No pasa nada porque el agua esté mojada, pero el fuego quema de verdad.

Asthan se cruzó de brazos y se quedó mirando la luciérnaga con una ceja más fruncida que otra en expresión escéptica, como si la estuviese esperando por si ésta tenía algo que añadir al tema.

—Ya. Ese "dolor" vuestro—dijo—. Lo probé cuando te dispararon y no me apetece repetir.

Tras unos instantes de estoicismo, no aguantó la curiosidad y aproximó la cara para observar mejor al insecto. Lo que terminó pasando fué que éste abandonó tu dedo y se le posó en la nariz, cosa que lo hizo bizquear y sacudir la cabeza. La luciérnaga terminó por irse y el elfo carraspeó.

—Estaba pensando... en algo que me resulta un poco extraño—dijo entonces. Hizo una pausa y al final añadió:—. ¿Recuerdas lo que le pasó a Schaudaron cuando se vió en el Mundo Material sin nada físico que le hiciese de "ancla"?

—¿Estás insinuando que yo soy tu ancla en el plano material? —preguntó a su vez Gabby, saltándose la mitad de la conversación que quería empezar Astucia—. Podría ser, pero la naturaleza de nuestro vínculo es muy diferente a la de una posesión demoníaca. Y la manera en la que terminaste en nuestro plano fue debido a una singularidad espacio-temporal tan compleja que las posibilidades son infinitas.

Carraspeó.

—Aunque no pretendía corregir a un espíritu. ¿Tienes la certeza de que es así?

Tal vez Astucia no fuera a decir exactamente lo que habías intuido, más que nada porque se quedó pensativo unos instantes antes de responder.

—No. La verdad es que no tengo ni idea de lo que pasa—admitió negando con la cabeza—. Aunque supongo que esa es una teoría tan buena como cualquier otra.

Torció el gesto.

—Por mucho que me haya creado yo mismo un cuerpo físico, estoy en la misma situación que él. Pero no me pasa lo mismo que él—dijo—. Quizá los espíritus no perdemos energía, quizá sí y es lo que tú dices... no lo sé. Pero por el momento me conformo con no haberme volatilizado en el aire a los diez segundos de estar aquí.

Gabby se frotó las sienes, como si al hacerlo pensara mejor o más deprisa.

—Podríamos ir al Círculo. Pero sinceramente, dudo que sirviera de algo. Lo que ha sucedido podría ser algo inaudito en el mundo espiritual, y si ha sucedido, dudo que esté documentado —se rascó la coronilla—. ¿Has decidido qué quieres hacer en el tiempo que estés en nuestro mundo? ¿Hay algo que te llame la atención o que quieras experimentar mientras estás aquí?

El gesto de urgencia que se dibujó en la cara de Asthan habría sido gracioso de no ser porque estaba ribeteado de espanto.

—¡No, no , no, no!—se apresuró negando con las dos manos—. ¡Nadie debe enterarse de lo que me ha pasado! Es... Estoy rompiendo el tabú más gordo entre los espíritus. Eso sólo me metería en un lío más gordo aún.

Suspiró. Era como si el encontrarse en un entorno desconocido a veces lo sobrepasara, como si asustara a aquella naturaleza esquiva de los espíritus. Se rascó la cabeza, guardando unos segundos pensativos en busca de la positividad .

—Pero supongo que hay que intentar encontrarle el lado bueno a esto. Es lo que siempre dicen los Espíritus de la Fé...

Schaudaron había tratado de huir al Velo antes de volatilizarse en la nada al perder su ancla física y, fuera cual fuera el motivo de que aquello no se aplicase de la misma forma con Astucia, terminaríais descubriéndolo para bien o para mal. Por lo pronto, la buena noticia era precisamente esa: que no le pasaba lo mismo.

—¿Qué no me llama la atención? Todo lo hace—dijo finalmente encogiéndose de hombros—. El Velo es similar a este mundo pero hay cosas que no tiene; sensaciones como la de que el agua esté mojada, olores como el de la madera de la hoguera, sabores... lo cual tiene gracia, porque técnicamente no necesito ni comer, ni respirar, ni si quiera dormir. Pero antes he visto a Lynn comerse una manzana y me han entrado ganas de probar una a mí también.

Se cruzó de brazos con falso gesto enfurruñado, como si el no saber el porqué de aquello le resultase un incómodo enigma.

—Que no necesites hacerlo no quiere decir que no puedas —señaló Gabby—. Vas a levantar muchas sospechas en los demás si no comes ni bebes, así que ¿por qué no empezar con una manzana?

Se levantó y se acercó al manzano más cercano para traerle una fruta a Ast.

Asthan se puso en pie y te siguió. El problema fué que cuando localizaste el manzano eras demasiado bajita como para llegar a las frutas... aunque a él pareció ocurrírsele algo.

Estiró una mano con la palma abierta y pareció concentrarse en algo, algo que por algún motivo te daba la impresión de que le costaba más de lo que normalmente le costaría al juzgar por su expresión contrariada. Tras varios instantes de lucha interna, viste que la manzana directamente se soltaba de golpe y salía disparada hacia él. La pilló con la mano que tenía abierta.

Al cogerla, la observó con una sonrisa de oreja a oreja. Aunque cuando te miró a ti lo hizo extrañado.

—Creo que ahora entiendo por qué os agotáis al hacer esto constantemente.

—¡Así que eres capaz de hacer magia aquí! —se sorprendió Gabrielle—. Esto es... ¡increíble, inaudito! Lo que podríamos aprender... ¿Crees que podrías enseñarme?

Miró por encima del hombro.

—Pero es mejor que nadie más te vea lanzar hechizos. Te podían tomar como un apóstata y tendríamos problemas.

Searching for specialization...

—Mmm... bueno, sí. Pero no como yo esperaba—respondió Asthan mientras le daba vueltas a la manzana entre las manos como si estuviese buscando por dónde morderla. Finalmente le hincó el diente aunque se quedó de aquella guisa porque por lo visto no era tan blanda como él esperaba—. Ef defir, en el Felo la mafia funfiona de forma diftinfta.

Gruñó y terminó por morder fuerte para arrancar un trozo. Se puso a masticarlo mirando de reojo hacia arriba con gesto analítico aunque enseguida arqueó las cejas con un sorprendido "¡Mmm!". Tragó antes de seguir hablando.

—Cuando quiero usar magia en el Velo simplemente la tomo de... bueno, del entorno. Allí flota en el mismo aire. Pero en este mundo, no. ¡Vosotros tenéis que tomar vuestra propia energía interior para conjurar algo! Acabo de intentarlo a vuestra manera y me ha salido pero la verdad es que es una sensación muy rara.

Dicho de aquel modo, en el Velo por lo visto podría estar un mes entero lanzando conjuros si quería que no iba a agotarse, no obstante, la energía interior de cada persona era limitada.

—Pero no te preocupes. Según tengo entendido, para los dalishanos es "más" normal utilizar magia, sus Custodios lo hacen y eso lo sabe todo el mundo. No es raro ver a un elfo salvaje lanzar conjuros—se rascó la barbilla—. En cuanto a lo otro, bueno, lo mío no es magia... "normal". Pero quizá podrías intentar aprenderla.

Le dio otro mordisco a la manzana.

—¿Dónde han estado estas cosas toda mi vida?—añadió mirándola con el ceño fruncido, como si esperase que la fruta tuviese quedarle una explicación—. Oh, claro. En el Mundo Material.

Rió entre dientes.

Gabby se enfurruñó.

—Ya es raro que un dalishano viaje con un grupo de shems. Que un Custodio abandone su clan sería realmente extraordinario y levantaría aún más preguntas —razonó—. Y que los templarios dejen tranquilos a los clanes no es óbice para que te acusasen de apostasía si te encontrasen fuera de Brecilia.

Pero por supuesto, Asthan ya lo sabía.

—Pues si te gustan las manzanas, espera a probar las galletas de Wynne y los nevaditos que le gustan a Lynn —dijo Gabby con humor  —. ¿Cuándo empezamos con esa magia nueva? También deberíamos comprobar como funciona ahora nuestro vínculo, si es que lo hace.