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Dragon Age: Las Cenizas de la Ruina

24. El Paso de Brecilia

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18/10/2015, 09:58
Cedric

Cedric se había sentido aliviado después de ver al demonio desaparecer. Una criatura ardiente hecha de puro mal y rabia era algo que uno prefería lejos. Por otro lado, después de estos días Cedric empezaba a compartir la opinión del demonio sobre los magos.

El encapuchado que había tratado de ¿secuestrar? a Ayla estaba muriendo, pero todavía no estaba claro si eso era bueno o malo. Desde luego Lynn parecía afectada, pero a Cedric solo le preocupaba perder a la maga otra vez. Se acercó un paso, mirando más de cerca al hombre enterrado y confirmando lo que había sospechado.

Muerte susurra el nombre de este.

—No hay nada que hacer por él. Ayla, sin embargo...

Habló en voz baja dirigiéndose a Alexei. Al margen de la opinión que tuviera del rubio, no esperaba sentimentalismos de él, y sí la disciplina para reconocer que la pelirroja se podía estar alejando ahora mismo. En todo caso no sabía la relación que tenían con el tipo, así que dejó el comentario en el aire y buscó con la vista señales de la maga dispuesto a adelantarse al grupo si había alguna pista.

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18/10/2015, 11:21
Gabrielle

Gabrielle observó con el ceño fruncido cómo el demonio decidía no combatir y desaparecía en el Velo. Ése era un ejemplo como otro cualquiera de que lo que la magia hacía, la magia podía deshacer. Ojala pudieran decir lo mismo aquellos que iban por el mundo blandiendo trozos de acero afilados.

Hundió los hombros cuando Lynn encontró a Dreren sepultado bajo las rocas. El mago de los tatuajes de lirio había hecho muchas cosas estúpidas en su vida, pero probablemente no mereciera aquél final.

Se volvió hacia sus compañeros.

—No dejéis que Ayla escape.

Gabrielle se acercó hasta su amiga se arrodilló junto al mago.

—Dreren, ¿qué has hecho? —le preguntó. Tenía muchas explicaciones que dar.

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18/10/2015, 21:47
Alexei

A Alexei le sorprendió gratamente la huida del demonio. Aunque esa sensación se desvaneció instantáneamente al escuchar el desgarrado grito de Lynn. Apesadumbrado, el joven guerrero agachó la cabeza. Otra muerte más se sumaba a esta terrible persecución.

Las palabras de Cedric y Gabby lo sacaron de su ensimismamiento. Tenían razón, había que buscar a Ayla y si el tal Dreren estaba ahí, la apóstata no debía de estar lejos. Alexei asintió con la cabeza a la maga del Círculo y le hizo un gesto a Cedric para que le acompañara. En el fondo le aliviaba no tener que lidiar con otra escena tan triste.

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19/10/2015, 00:49
Trasus

Trasus decidió en ese momento que aquel demonio de la cólera era, en realidad, un demonio de la grosería disfrazado. Ni una sola de las preguntas se había dignado a responder, demasiado ocupado en mugir sinsentidos. Necio por esperar algo diferente de un montón de tierra fundida, Trasus, se reprendió.

Al marcharse, desgarrando el Manto con sus garras, como si no fuera más que una cortina, llamó la atención del grupo el hombre que se había llevado la peor parte de la avalancha. Yacía bajo un grueso edredón de rocas, sus huesos, sin duda, hechos polvo, y sus órganos aplastados por la enorme presión. Y sin embargo, tosía. Seguía vivo. No era alguien a quien conociera, aunque reconocía el color de la ropa que se adivinaba bajo la corteza de polvo. Era el hombre que habían visto con Ayla. De la maga no quedaba rastro.

Lynn y Gabrielle conocían al hombre. Dreren, lo llamaron. Cedric y Alexei partieron tras la pelirroja.

Se echó el acordeón a la espalda y se acercó al sepulcro rocoso. No iba a ser de ayuda ni para unos ni para otros, así que decidió quedarse atrás. Al menos, no retrasaría los esfuerzos de los perseguidores. Con suerte, si esos dos la atrapaban, no se matarían entre ellos para decidir el destino de Ayla.

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19/10/2015, 23:12
Dreren

Cuando Gabrielle le preguntó, Dreren intentó sonreir de medio lado y aquello le costó otro acceso de tos que cubrió de salpicones de sangre el cuello de su túnica y el suelo en torno a su cabeza.

No lo entenderías... —respondió con voz rasposa.

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19/10/2015, 23:21
Lynn

—¡Me robaste la filacteria! ¡Me abandonaste! ¡Usaste esa magia maldita conmigo!—explotó Lynn ante la imperiosa necesidad de sacarse del pecho aquellas incógnitas que llevaban demasiado tiempo sin respuesta. Y sin embargo era incapaz de soltar la mano del mago—. ¿Qué es lo que hay que entender? ¡¿Qué me hiciste?!

La clériga rompió a llorar, añadiendo con un lastimero hilillo de voz:

—¿Por qué?

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19/10/2015, 23:32
Narrador

Mientras, Cedric y Alexei se habían puesto a caminar sobre las rocas que había desprendido el derrumbamiento en busca de alguna pista sobre el paradero de Ayla pero aquello era una montaña de piedras, polvo y nada más. Hasta el inmenso ogro parecía haber quedado sepultado debajo aunque eso tampoco era de extrañar: había incrustado la cabeza en la maldita montaña. Desde la primera piedra hasta la última le debían haber caído encima.

De la maga pelirroja tampoco había ni huellas, ni sangre. Ni rastro en general.

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20/10/2015, 13:10
Gabrielle

Gabrielle dudaba de que ninguna persona mentalmente sana pudiera entender por qué Dreren hacía las cosas que hacía. Pero no se iba a ir sin darle a Lynn una explicación. Lo merecía.

—¿Y quién era esa mujer que te acompañaba cuando borrasteis la mente de Lynn con magia de sangre? ¿Dónde está Ayla ahora? —añadió a la batería de preguntas de su amiga.

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22/10/2015, 00:49
Trasus

El aroma del drama flotaba en el aire. Si hubiera extendido los brazos, estaba convencido de que lo hubiera sentido bailando entre sus manos como volutas de humo. Mas se contuvo, no podía dejarse llevar por esa música silenciosa. Un hombre expiraba entre las rocas, Lynn desnudaba sus frustraciones y Gabrielle exigía respuestas.

Todo aquello le era ajeno, como una obra de teatro a la que había llegado pasado el entreacto. Las emociones eran reales, pero eran la luz que atravesaba el cristal, lo sobrepasaban sin dejar huella. Dio un paso atrás y escuchó, y observó, mudo.

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22/10/2015, 03:17
Cedric

La posibilidad de que la maga hubiera quedado también sepultada bajo las rocas existía. De hecho, hubiera explicado la ausencia de pistas de ningún tipo. Sin embargo era algo en lo que Cedric, por el momento, prefería no pensar. Miraba a un lado y otro con gesto desesperado mientras saltaba de una roca grande a otra como un gato que usa los muebles a modo de suelo.

Se había separado un poco de los otros junto a Alexei. Se habían dirigido hacia un lugar con buena perspectiva, a falta de mejor opción. Se escuchaba a Gabrielle hablar con el moribundo pero Cedric hacía lo posible para no prestar atención.

Cedric no era un mago del círculo, ni un gran guerrero, ni un... lo que sea que Trasus fuera. Solo era un tipejo algo cobarde y con demasiados recuerdos que quería encontrar a alguien, así que hizo lo único que pareció tener sentido.

—AAAAYLAAAA.

Apenas el grito terminó de rebotar en las rocas, la mirada de Cedric se cruzó con la de Alexei y en seguida se alejó, huidiza. Iba en contra de su naturaleza llamar la atención de esa forma, y aunque le había parecido una buena idea, ya empezaba a avergonzarse.

Con la mano derecha sobre su estoque envainado a la cintura, dio otro salto hacia una enorme roca y después hacia otra. Se alejó un poco más de todos. Seguía la dirección en la que su instinto le decía que Ayla podría haber ido, o quizá simplemente buscara un lugar elevado. La verdad es que lo principal para él era alejarse un poco de ese lugar que ya olía a muerte.

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22/10/2015, 09:36
Alexei

Como siempre no había rastro de Ayla, hecho que desanimó a Alexei. Ahora que estaba tan cerca… Entonces Cedric gritó llamando a la apóstata y en esta ocasión, el joven guerrero si se llevó la mano a la cara. A continuación lo asesinó mil veces con la mirada.

¡Quieres callarte!—siseó molesto—No es momento para hacer tonterías.

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22/10/2015, 23:05
Dreren

La voz de Cedric resonó en el acantilado hasta perderse rebotando en el infinito. No hubo respuesta.

¿No lo habeis visto?... Nos cayó una avalancha encima—tosió el mago en algo que no sabíais si era voz rasposa o reproche cuando Gabrielle le preguntó por el paradero de Ayla—. Quizá si no la estuviérais persiguiendo podría haberse evitado.

Aspiró una agónica bocanada de aire silbante, como si por un momento se le hubiese taponado la traquea. Tras un titánico esfuerzo levantó el único brazo que tenía libre y extrajo algo del cuello de su túnica, luego tendió la mano temblorosa hacia las de Lynn que por su parte no dejaba de mirarlo con expresión rota mientras trataba de reprimir los sollozos.

—No quería hacerte ningún mal... —musitó—. ¿Me harías... un último favor?

El siguiente ataque de tos resultó tan espasmódico que duró lo que bien podían haber sido siglos, y el resto de la frase apenas fué un gruñido ronco. Pero logró depositar algo entre las manos temblorosas de la muchacha y cerrar una.

—S-sé libre...

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23/10/2015, 00:02
Lynn

—¿Dreren... ?—La voz de Lynn salió de su garganta con un gemido angustiado cuando la mano del mago se soltó—. ¡¿DREREN?!

Se había ido.

La clériga en un principio se quedó sin palabras, pues probablemente no hubiese palabras capaces de describir aquella situación. Hasta en el último momento, lo máximo que había podido obtener del mago había sido una respuesta críptica que la había dejado igual que estaba. Y ahora eso no cambiaría jamás.

La más absoluta quietud se rompió bruscamente con un alarido mezcla de sollozo y grito que escapó de lo mas hondo de su garganta cuando demasiados sentimientos opuestos chocaron entre sí en una enloquecedora explosión. Lynn se derrumbó sobre el cuerpo del mago, abrazándose a él y llorando desgarradoramente a pleno pulmón.

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23/10/2015, 00:09
Asthan

«Todavía veo lúcilos...» escuchaste la voz tensa de Asthan en tu cabeza y pudiste sentir una oleada de ira contenida abrumadora mezclada con compasión «No me termina de gustar este sitio. El manto es muy débil»

Quizá por eso el demonio se había podido ir tan alegremente.

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23/10/2015, 00:20
Ayla

El silencio imperó en el paso. Los descorazonadores sollozos de Lynn eran lo único que se escuchaba, perdiéndose entre las rocas. Silencio, muerte y soledad. Eso era lo único que en aquel momento os envolvía y lo que lo siguió haciendo durante casi el siguiente minuto entero.

Hasta que ocurrió algo más.

Cedric tuvo que detener sus brincos entre los peñascos, uno se había movido. Primero de forma muy imperceptible pero luego con más insistencia, como si una fuerza muy debil comenzara a crecer gestándose debajo... hasta que de pronto un pedrusco de un generoso metro de largo salió disparado hacia un lado en medio de una explosión de llamas.

Dos manos enguantadas se agarraron a los bordes del agujero crispadas como garfios a tiempo que una cabeza recubierta de polvo gris asomaba tosiendo espasmódicamente en un intento por respirar.

Ayla salió medio a gatas de allí. De algún modo, a saber el Hacedor cómo, había evitado terminar aplastada bajo el derrumbe pero tenía un aspecto espantoso: Cojeaba muchísimo de una pierna, su ropa estaba llena de desgarrones y embadurnada de sangre allá donde la había herido el Hurlock, su capa estaba hecha unos zorros, por uno de los lados de la cara escurría un grueso reguero de (más) sangre proveniente de alguna herida oculta entre el cabello, tenía el rostro sudoroso, la melena revuelta y toda ella en absoluto estaba recubierta de polvo gris.

Y aun así se tambaleó arrastrándose tozudamente fuera de las rocas con la clara intención de continuar avanzando.

No obstante, no llegó muy lejos; tras un par de largas y silbantes bocanadas de aire que parecían ser incapaces de llevar suficiente aire a sus pulmones. Sus ojos hicieron un giro extraño hacia arriba, como si fueran a ponerse en blanco, y se derrumbó sobre los restos de la avalancha. De hecho, resbaló rodando un par de veces hasta que se detuvo boca abajo sobre las rocas.

Hasta ahí había llegado.

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23/10/2015, 09:36
Alexei

Cuando las únicas posibilidades plausibles parecían que Ayla hubiera huido o muerto, de alguna manera, solo el Hacedor sabía cómo, la apóstata aparecía viva y a merced. Alexei dio unos largos y rápidos pasos hacia la muchacha inconsciente al tiempo que miraba a Cedric, como si esperase su reacción.

No voy a hacerle nada. Sólo quiero respuestas.

Cuando llegó hasta la Ayla, el joven guerrero bajó la mirada y sintió el deseo de patearla hasta que se despertara y confesara lo ocurrido con sus padres pero, ¿y si no era ella la culpable? ¿Y si era el demonio? No era esa la manera correcta hacer las cosas, y además nadie le dejaría hacer algo como eso. Así que en lugar de despertarla a patada, Alexei se agachó y tomó con una delicadeza inusitada el inerte cuerpo de la apóstata.

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23/10/2015, 13:34
Gabrielle

—¿Qué sea libre? —repitió Gabrielle en un tono de auténtica indignación.

Había aguantado sin decir nada por respeto a su amiga. Pero se iba a hacer daño como siguiera clavándose las uñas en la palma de la mano.

—¿Cómo tienes la cara de pretender que quieres lo mejor para ella? No sólo has traicionado el amor y la confianza que ella te profesaba. ¡Has cruzado una línea, Dreren, has utilizado magia de sangre para manipular su mente a tu antojo! Te has convertido en un maleficarum y en un criminal. ¡Le has robado la filacteria de Ayla, y le has dejado tirada en mitad de un callejón! No tienes un ápice de empatía, compasión ni, visto lo visto, ¡cerebro! ¡Eres un cretino y un bobalicón ignorante! 

No eran las palabras que una andrastina debiera dedicar a un moribundo, y dejaron a Gabrielle un sabor amargo en la boca. Rodeó a Lynn con el brazo y trató de alejarla de ahí con suavidad. Alzó los ojos para encontrarse con los de Alexei.

—Llevemos a Ayla a un sitio seguro. El Manto es demasiado débil aquí, no me fío de que el Demonio de la Cólera vuelva a aparecer.

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23/10/2015, 19:56
Cedric

La mirada de Alexei a Cedric había estado justificada; la mano del matón se había dirigido a la empuñadura de su espada al ver a Ayla, no por temor a la maga, sino por la respuesta de los otros. Su reacción había sido irreflexiva y exagerada, por supuesto, pues ni siquiera el rubio le parecía el tipo de persona que ajusticiaría a una mujer inconsciente.

Asintió a las palabras de Alexei y corrió hacia la pelirroja antes siguiera de que Gabrielle hablara.

—Si muere, todos nos quedamos sin respuestas.

Arrodillado junto a la muchacha, la vio alzarse en los brazos de Alexei con preocupación. No era que pensara que el guerrero le haría daño, pero nadie podía estar del todo seguro. Más que eso, si Ayla despertaba no quería que la primera cara que viera fuera la de un desconocido o alguien que la odia. Ya bastante daño había hecho el miedo de esta muchacha.

—Yo me encargo.

Le dijo simplemente a Alexei, esperando recibir el cuerpo inerte de la chica. La mirada de Cedric clavada en los ojos del guerrero era firme pero no hostil: decía que entendía y apreciaba el gesto pero sería más seguro a su manera. Ya la había cargado en brazos una vez antes, y por mal que hubieran ido las cosas desde entonces, nunca se arrepentiría de haberle salvado la vida.

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24/10/2015, 00:18
Trasus

Trasus puso una prudente distancia entre sí y la maga. Era posible que se diera cuenta de que estaba liberando una retahíla de expletivos sobre un cadáver, y buscara un objetivo más consciente para su ira desatada. No hubiera sido la primera vez que le sucedía.

Se acercó, en su lugar, a los dos hombres que pugnaban por cargar con el peso de Ayla, discusión en la que no hubiera deseado participar aunque hubiera estado en condiciones de hacerlo (algo que dudaba, a tener de lo difícil que le resultaba sostener su propio peso). La maga había surgido de los escombros como una lombriz de la tierra blanda, pero sin fuerzas para dar un solo paso. Si todo iba bien, la inconsciencia no le permitiría reponer las suficientes como para despertar con una explosión flamígera que los carbonizara a todos.

Examinó con la mirada a la mujer. Tenía que llevar encima alguna bolsa; la cabeza de bastón era demasiado grande para entrar en un bolsillo.

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24/10/2015, 15:24
Alexei

Alexei consideró la petición de Cedric bastante infantil, pero no decidió participar en una competición para competir por ver quién la tenía más grande. No le importaba quién llevara a Ayla, lo que no iba a permitir, porque él también sabía utilizar su espada, era que le dejaran sin respuestas.

El joven le entregó el inerte cuerpo de la apóstata a Cedric y sin mediar palabra se dirigió hasta dónde se encontraba el cadáver de Dreren junto a la sollozante Lynn. A Alexei le habría gustado consolar a la hermana de la capilla, pero no sabía cómo hacerlo. Cuando él se unió a la comitiva Dreren justamente acababa de desaparecer, no había nada que pudiera decir. Por eso, sin decir nada, el guerrero comenzó a retirar las piedras que apresaban al hombre de azul.

Marchaos todos. Gabrielle, dile a Tal’Vashoth que venga a echarme una mano. No podemos dejar el cuerpo tirado como un perro.