Partida Rol por web

—¡Claro que lo he visto!—protestó Ayla—. Pero no me esperaba que te pararas en seco, no pude frenar...

Suspiró hondamente y decidió responder a la pregunta de Gabrielle.

—Que tiene sentido. Los... Demonios del Orgullo y el Deseo actúan de forma distinta a los otros demonios—dijo aún de rodillas en el suelo mientras trataba de sacudirse la nieve—. El Orgullo no "comparte" nada porque nada es digno de él, no crea una abominación; destruye por completo al dueño del cuerpo y se queda su poder mágico. Por eso su aspecto se mantiene y no pasa a ser un engendro repugnante como las abominaciones de seguramente recuerdes haber visto pululando por el Círculo durante lo de Uldred. Y el Deseo... bueno, lo quiere todo para él, tampoco comparte.

«Me temo que tiene razón» escuchaste corroborar a Astucia en tu cabeza.

—Gabby...

Cuando la mirásteis visteis que había sacado a Zeadrel de la mochila y lo tenía en brazos. El gato no parecía inquieto ni asustado, sólo miraba los alrededores desde aquel cómodo lugar. Entonces abrió la boca.

Y simplemente maulló.

La clériga miró a su amiga con expresión algo triste, como si aquello tuviera un significado claro para ella.

Cedric sin embargo parecía totalmente ajeno a aquello.

—¿Vais a dejar a un demonio por aquí a sus anchas?

Vaya momento había elegido Cedric para recuperar el valor perdido. 

—¿No me has oído? El demonio del orgullo es el más poderoso de todos. Es un rival que nos supera a todos. Salvo que pelees como la Guarda, no hay nada que hacer. 

No podía estrangular al demonio a traición, como hizo con Lynn.

—Sugiero que sigamos adelante e informemos de esto a una autoridad superior en cuanto nos sea posible.

Miró al gato con conmiseración y le acarició el pelaje.

—Quizá sea lo mejor— dijo con un ribete de tristeza en la voz.

Alexei iba a responder a la marisabidilla de Gabby, pero la conversación tomó otros derroteros.

—Creo que el episodio del Varterral fue una muestra de lo que podemos y no podemos hacer—dijo refrendando las palabras de Gabby mientras seguía apretándose la nariz—. Esa cosa tiene pinta de pegar diez veces más fuerte. Y ahora mismo tenemos que llegar a Refugio o quizás en vez de con un demonio del orgullo el mundo tenga que lidiar con un ejército.

El joven guerrero se levantó y se acercó hasta Lynn.

—Es lo mejor—dijo obviando el quizás de la maga del círculo—. No conocí a Cassidy, pero está claro que era un cretino.

Cedric gruñó como si aquello no le convenciera, o como si lo aceptara pero quisiera poner de manifiesto que seguía sin gustarle.

El sonido que emitía Ayla, que había pasado de sacudir sus brazos a de pronto sacudir el suelo, terminó por desviar la atención sobre el tema. Tras unos instantes, la apóstata se puso de pie, jadeando un poco por la actividad pero con algo que había sacado de entre la nieve.

—Hay que joderse.

Se dió la vuelta y os lo mostró con las cejas arqueadas por la sorpresa: Un cáliz plateado que tenía grabado un símbolo bastante familiar, de dos grifos gemelos.

Alexei abrió mucho los ojos cuando vio el símbolo grabado en el cáliz y su respiración comenzó a acelerarse. El joven guerrero se levantó del suelo con una rapidez que por un instante parecía que iba a correr para arebatarle a Ayla la copa. Sin embargo se contuvo lo suficiente como para quedarse en su sitio. De momento.

—Eso... ¡eso es de los Guardas Grises!—dijo intentando ocultar su emoción. De pronto una idea peregrina se metió en su cabeza— La verdad es que tiene buen aspecto y teniendo en cuenta quienes fueron los últimos guardas que estuvieron en Ostagar...

Era una locura sólo imaginaba, pero el joven deseaba con todas sus fuerzas que fuera cierto. Alexei casi no podía contener la emoción.

—¿Creéis que pudo pertenecer a la heroína?

El emblema de los Guardas es, en efecto, conocido. Constatas que es actual. No sabes el motivo de que lo hayan grabado en un objeto cotidiano pero, sumado a que parece de plata, te lleva a pensar que se trata de un objeto importante.

Por el mismo motivo, es posible que ese caliz perteneciese al Guarda Comandante Duncan que en su día fue el líder de los Guardas en Ostagar.

Gabrielle examinó la copa.

—Me parece extraño que hayan grabado el emblema de los Guardas en un objeto cotidiano como un cáliz. Debe ser algo importante para ellos: parece de plata auténtica. Yo creo que más que a la Heroína debió pertenecer al Guarda Comandante de los Grises de aquellos tiempos: un hombre llamado Duncan. Es una pena que algo así, que perteneció a alguien tan importante para ellos, se haya quedado aquí tirado. Deberíamos devolvérselo a los Guardas —dijo, y suspiró—. En algún momento.

—Yo se lo devolveré—dijo Alexei casi sin pensarlo. De pronto como si se diera cuenta de lo que acababa de decir intentó explicarse—. Qui-quiero decir, cuando esto acabe... tú... digo yo... tendrás obligaciones con el Círculo, ¿no?

Incómodo el joven comenzó a rascarse la cabeza.

—Yo creo que estaré más libre—terminó.

—Claro —asintió Gabrielle, algo sorprendida por el entusiasmo de Alexei—, puedes llevar tú el cáliz si lo deseas.

"Cuando acabe" había dicho el guerrero de melena dorada. "Si salimos vivos de esta" añadió Gabby para si. El día de volver al Círculo y retomar la bendita rutina se le antojaba inalcanzable. Aún tenían mucho que viajar, y mucho que luchar para llegar a ese día. Suspiró.

—Será mejor que continuemos. No quiero permanecer aquí mucho tiempo con ese demonio merodeando.

—Pero si eres de Refugio, la fortaleza más cercana de los Guardas está en Amara...

Ayla dejó de hablar y entornó los ojos suspicazmente como si acabara de caer en la cuenta de algo. Tras unos instantes mirando a Alexei así, cambió de tema.

—Bien, llévala tú—dijo tendiéndole el cáliz al guerrero—. Yo con un artefacto archi-legendario encima creo que tengo suficiente.

«Y archi-poderoso, y archi-importante, y archi-peligroso, y... Hacedor. Mejor pienso en otra cosa»

Decidísteis reemprender la marcha y avanzásteis por aquel desolado lugar. Los colores parecían haber huído del mundo ya que sólo el blanco y el gris os rodeaban. Hasta el tono de las hojas de los árboles parecía desaturado.

Cruzásteis un puente inmenso desde el cual mirar abajo daba vértigo. A lo largo de él había unas cicatrices espectaculares, seguramente dejadas por proyectiles de catapulta que se habían ido a estrellar justo allí. Al fondo, poco a poco se acercaba la torre de Ishal, solitaria y silenciosa.

Decidísteis reemprender la marcha y avanzásteis por aquel desolado lugar. Los colores parecían haber huído del mundo ya que sólo el blanco y el gris os rodeaban. Hasta el tono de las hojas de los árboles parecía desaturado.

Os encaminasteis a cruzar un puente inmenso desde el cual mirar abajo daba vértigo. A lo largo de él había unas cicatrices espectaculares, seguramente dejadas por proyectiles de catapulta que se habían ido a estrellar justo allí. Al fondo, poco a poco se acercaba la torre de Ishal, solitaria y silenciosa.

Antes de empezar a cruzar sin embargo, sentiste algo. Un doloroso pinchazo frío en el borde de tu mente y una sensación de alarma fugaz.

Te giraste por inercia y te diste cuenta que Asthan se había quedado considerablemente atras. Al volver sobre tus pasos te lo encontraste encorvado contra un pedazo de columna.

El "elfo" se dejó caer de rodillas aferrándose los costados y gimió, estaba sudando.

—Lo siento—masculló—. S-Solo necesito un momento... creo.

Tus compañeros andan cruzando el puente así que no se han percatado. Marca tus posts sólo para el director.

—Seguramente la Guarda pasó por aquí en su momento—dijo de pronto Lynn con un tono menos jovial de lo habitual—. Debió ser horrible.

—Sí, apuesto a que a nadie le gusta que le usen de diana de tiro empleando para ello proyectiles de catapulta.

Gabrielle pegó una carrera corta y se arrodilló junto a Asthan.

—¿Qué te ocurre? ¿Estás bien? ¿A qué ha venido esa sensación de alarma y por qué te agarras los costados?

—Es lo mismo de la otra vez—gimió el espíritu—. Esa... sensación de que me estuviera desgarrando por dentro. ¡UGH!

Se le crispó la expresión y terminó por caerse de bruces. En principio te dió la sensación de que acababa de desintegrársele uno de los brazos hasta el codo pero tras el primer segundo de microinfarto te percataste de que técnicamente no era eso... sino que sólo había desaparecido la parte "física" pero podías ver el brazo brillante de su aspecto de espíritu.

Caíste en la cuenta de que ya habías visto con anterioridad algo similar a aquello en el templo de Mythal. Tu espíritu se retorció cuando la agonía pareció parar de golpe. Más que nada porque lo oiste soltar una gran y aliviada bocanada de aire.

Cuando se apoyó sobre un codo y atinó a levantar la cabeza para mirarte, viste que una de sus mejillas y parte de la oreja también había desaparecido y se veía su aspecto brillante de espíritu en ese lugar aunque no parecía haberse percatado.

—Ya está... —jadeó—. Ha parado...