Partida Rol por web

—Y yo he conseguido que la imperturbable líder se ponga roja—rió el elfo—. Estamos en paz.

Cambió la postura sentándose con las piernas cruzadas.

—Hagamos una cosa... tú le preguntas a los tuyos si les sobra uno de esos atuendos vuestros para que yo deje de ser el rey harapiento—dijo, siendo partícipe finalmente él también de la broma—. Y cuando estemos en Los Valles yo te muestro una halla de carne y hueso para que puedas tocarla.

El rostro de Andraste se iluminó de tal manera que casi pareció brillar con luz propia. Volvió a dar otra palmada a tiempo que asentía.

De nuevo el recuerdo centelleó cegadoramente durante varios instantes y se desvaneció. Fué sólo entonces cuando te diste cuenta que habías estado conteniendo el aire y lo soltaste de golpe... ¡Habías conseguido repararlo!

No obstante, el júbilo no te duró mucho; de nuevo volviste a sentir el punzante dolor en las sienes hasta el punto que creíste que se te iba a partir el cráneo en dos. Caiste de rodillas sobre el suelo de piedra mientras todo volvía a temblar a tu alrededor como si una manada de brontos acabara de chocar de frente contra la atalaya.

«¡GH-ARGH!» volviste a escuchar la voz de Malicia en tu cabeza, era como si a él también acabara de sentir lo mismo o algo así «¡Te dije que dejaras de intentar llegar a...  ¿P-Por qué sigues?! ¡Para!»

En otras circunstancias Gabrielle habría estado disfrutando de aquellas escenas. Contemplar a Andraste era maravilloso. Jamás había conocido una mujer tan formidable. El hecho de que Lynn, o ella, intentaran ser como ella era... risible y, a la vez, no podría ser un objetivo más elevado. 

Pero lo cierto es que en las circunstancias como aquellas, solo tenía un nudo en el estómago. No sabía cómo iba el combate fuera del vórtice y, si por ella fuera, y si no hubiera ninguna pista para posibles futuros recuerdos, se hubiera saltado todas esas escenas chasqueando los dedos con tal de salvar a sus amigos lo antes posible.

Y entonces vino el temblor y la voz de Malicia. Gabrielle cayó de bruces al suelo y se sujetó las sienes.

—¡Porque me importa lo que te pase! —respondió, apretando los dientes.

Alexei atacó a la sombra que estaba más cerca de Ayla y Lynn, para alejar el peligro de ellas todo lo posible. Al mismo tiempo que atacaba a la sombra giraba sobre si mismo para hacer de escudo humano entre sus amigas y las sombras. Si las querían a ella tendrían que pasar sobre él.

Acción estándar: Alexei ataca a la sombra de H16 con -1 al ataque por ataque poderoso.
Hendedura: Alexei ataca a la sombra de G15 con -1 al ataque por ataque poderoso. Ya he fallado un 14 así que...
Acción gratuita: Alexei se mueve a H16 (si la sombra se ha muerto), en caso contrario se mueve a I16

Tu espadón de nuevo envió al olvido a una de aquellas cosas, la otra se libró por poco.

Y en ese momento, un nuevo temblor lo sacudió todo. Solo que este se te antojó ligeramente más intenso que el anterior

Rosarios de piedrecillas volvieron a desprenderse de los muros y el mar de sombras rieló como la bruma matutina que menguase en densidad con el sol.

—¡GH-ARGH!

Malicia volvió a gritar en ese instante, llevándose una mano a la cabeza. En aquella ocasión estuvo incluso a punto de caerse cuando trastabillo hacia atrás. Casi parecía que le hubieran acertado con un martillo de guerra en el cráneo y le hubera costado no caerse de bruces.

Alexei ataca a la Sombra h16 y la mata.

Lynn se encogió sin saber muy bien si asustarse o no.

—¿Otra vez... ?

La segunda repetición del fenómeno parece afectar a las sombras. Tienes una acción extra antes de que acabe el turno (estándar o de movimiento, a elegir, pero una)

Lynn y Ayla también la tienen pero ya que tú eres el player, tú primero. A menos que prefieras que ellas vayan antes, tú dirás.

Ayla también miró desconcertada durante unos instantes, aunque enseguida hubo algo que llamó su atención mucho más poderosamente  que aquello e hizo que agarrara uno de los saquillos del cinturó de Lynn.

Ayla usa una acción de movimiento para agarrar el saquillo.

—¡Eh! ¿Qué haces?

—¡Calla y dame eso!

La clériga gruñó aunque dejó que lo cogiera y volvió a levantar el arco. El brazo que acababan de rastrillarle tenía media manga roja pero para alivio de todos podía seguir disparando flechas.

Fué exactamente lo que hizo contra la sombra que más cerca tenía, aunque en aquella ocasión no volviste a ver el chispazo de luz de antes.

Lynn usa una acción estándar para atacar a la Sombra l18. Le hace 7 puntos de daño (volví a olvidar sumar el buffo de Astucia a la tirada de daño...)

Sentiste de nuevo como si algo empujara aquella presencia fuera de tu cabeza, y luego sentiste como algo te sacudía físicamente.

—No sé con quien hablas—Allure hizo un puchero de fastidio cuando finalmente tuvo tu atención—. ¡P-Pero deja de caerte así sin avisar! No es divertido...

Aún te latían las sienes como si alguiente te hubiera estado dando golpes a palma abierta en ellas cuando viste que las sombras volvían a hacer acto de presencia en los alrededores. El temblor se acentuó.

Allure se volvió hacia ellas y sus ojos se iluminaron con un ligero resplandor blanco en aquella ocasión, le soltó un prolongado gruñido a una de las sombras más cercanas y ésta retrocedió. Puede que porque detectaba que había otra criatura del Velo más fuerte que ella o porque simplemente esperaba a que hubiera más de sus semejantes para imponerse por pura fuerza bruta.

Cuando la entidad de la gema se giró hacia ti sus ojos volvieron a la normalidad.

—¿Cómo rayos has sabido cuál era el real?—preguntó ofreciéndote las manos en un gesto dudoso de quien no sabía si necesitabas ayuda para levantarte o no—. Y... eh... arriba. Esto se está llenando de esas cosas feas.

—Ghilan'nain es la madre de las hallas —respondió Gabrielle poniéndose en pie—. Tú me diste la clave. 

Sonrió en dirección a la entidad de la gema antes de fruncir el ceño en dirección a las sombras. Su piel empezó a emitir un destello dorado, mientras empezaba a rodearse de su escudo espiritual.

—¿Hemos... terminado nuestro trabajo aquí? ¿Deberíamos salir del vórtice?

—¿Ah, sí?—Allure arqueó las cejas en un gesto tremendamente cómico. Luego por unos segundos pareció una niña a la que le acabasen de dar una galleta de su sabor favorito—. ¡Bien!

Dió un par de palmaditas que te recordaron muchísimo al mismo gesto entusiasmado que había hecho Andraste en el recuerdo.

Y de nuevo, con aquella volubilidad suya, volvió a fruncir el ceño mirando el mar de sombras que empezaba a crecer exponencialmente.

—Deberíamos salir de este sitio—respondió a tu pregunta—. No sé... a donde. Pero sólo podemos seguir hasta que aparezca la salida.

Allure: Amistad (+10)

El problema ahora surgía delante de vosotras... ¿por dónde se bajaba de allí? La escalera por la que había llegado Andraste estaba sepultada en sombras y estabais en lo alto de una atalaya.

Por suerte o por desgracia Allure no pareció verle mucho problema, ya que simplemente te agarró y saltó por el borde de la misma.

Cerraste los ojos por el vértigo y notaste un chispazo a tu alrededor, luego por un instante te sentiste suspendida en la igravidez... pero repentinamente retornó la gravedad y caiste de golpe. Abriste los ojos justo cuando ambas aterrizábais medio de rodillas medio de lado en un suelo de piedra. Aunque por suerte (para ti) a Allure le tocó debajo. La entidad de la gema gruñó gateando para apartarse y cuando se fué a poner en pie se encogió de golpe.

Conocías aquel lugar.

Estabas en medio de aquella inmensa plaza otra vez, rodeada por la muchedumbre, aquella plaza en cuyo extremo había una estaca con una pira que aún no había ardido. De hecho, el suelo estaba regado de flechas rotas y podías ver un rastro interminable de guardias ensangrentados de una punta a otra de la plaza... y arriba, en el cadalso, avistabas tres figuras congeladas.

—N-No me gusta este sitio...

Allure parecía repentinamente amedrentada. Quizá no fuera capaz de recordar a Andraste, y no sabías por qué, pero las emociones que evocaban los lugares que había visitado con ella al parecer no eran fáciles de hacer desaparecer. Y aquella plaza debía inspirar las peores de todas.

Pero entonces pasó algo más... y es que de entre la  muchedumbre detrás de vosotras empezaron a brotar sombras. Era emasiado pronto... Hasta ahora los recuerdos habían sido tranquilos, tan sólo habían aparecido aquellas cosas cuando habías hecho sacudirse a Malicia tras reparar un recuerdo, ¡pero con aquel ni si quiera habías empezado!

—Corre.

Te diste la vuelta y viste que Allure había hecho de tripas corazón para ponerse de pie. Es más, hasta se había girado hacia la muchedumbre. Cuando una de las sombras hizo ademán de acercase le lanzó un zarpazo y le gruñó en ademán amenazante, cosa que la hizo retroceder emitiendo una miriada de lúcilos negros.

—¡Corre!—te insistió—. ¡Repara el recuerdo! ¡Acaba con esto!

Te diste la vuelta y echaste a correr hacia el cadalso todo lo deprisa que te permitieron las piernas, un par de sombras trataron de seguirte pero Allure saltó sobre ellas asestándoles zarpazos a diestro y siniestro como si fuese una fiera que se acabara de escapar de la jaula. Jirones de oscuridad y lúcilos oscuros por igual saltaron arremolinándose en todas direcciones.

Decidiste no mirar atrás y correr, recorrer exactamente el mismo camino que Shartan había recorrido en su día presa de la misma angustia que atenazaba tu corazón en aquel momento. Aferrándote a la misma esperanza minúscula mientras el mundo entero a tu alrededor trataba de matarte. ¿Pero en qué iba a acabar todo esta vez?

Un sentimiento de tristeza  irracional, abrumador y salido de la nada te invadió. Notaste los ojos húmedos pero te dió igual, seguiste corriendo. Teniendo en cuenta el lugar, aquel recuerdo debía ser el útimo.

Tenía que ser el último.

Subiste las escaleras de madera resollando y llegaste a la imagen congelada. Andraste atada a la estaca y Shartan aferrando su espada con ambas manos frente a un Maferat que se cubría patéticamente con los brazos tirado de espaldas en el suelo... pero había algo diferente: No viste ningún cúmulo de lúcilos flotando.

Miraste a tu alrededor ¿por qué no había ecos? Volviste a mirar la imagen... y te fijaste mejor en algo: sí había lúcilos pero no en el aire. La espada de Shartan brillaba rodeada de ellos. No sabías qué podía significar aquello pero el sonido de la refriega que tenía lugar en medio de la plaza te hizo no preguntártelo y simplemente la aferraste con ambas manos.

La oleada de ira, de desesperación, de dolor, de tristeza y de odio más descomunal que habías sentido nunca invadió tus sentidos.

«¡MALDITO SHEM, TRAIDOR!»

«¡¡Mátalo!! ¡MÁTALO! ¡No es más que escoria!»

«¡Voy a clavar tu cabeza en una pica!»

«Le he fallado... »

«¡MALDITO SEAS!»

«¡Lo mejor que vuestra raza ha dado, ella es lo mejor que ha podido dar la humanidad, ¡¿Cómo habéis podido?! ¡¿POR QUÉ?!»

«¡TRAIDOR!»

«¡No es justo... !»

«¡COBARDE!»

«Le he fallado... »

«¡¿POR QUÉ?!»

«¡Ella era toda la esperanza que teníamos! ¡¿Por qué tenéis que destruir todo lo que es bueno, hermoso y puro?!»

«¡TE ODIO!»

«¡Le he fallado... !»

«¡Malditos magister, maldito Tevinter, MALDITOS SHEMLEM!»

Los ecos fluyeron clavándose en tu mente como un millar de agujas. La voz desconfiada, molesta, la voz furiosa de la parte que correspondía a Malicia en el alma del elfo era más cáustica que nunca. La ira y la amargura golpeaban tus sentidos como lo harían las olas de una galerna contra el casco de un bote.

Y entonces, tras todo aquel vendaval escuchaste una única frase distinta. De la voz neutra de Shartan. Sonaba triste y apaleada, dolorida y agotada, pero carente de odio. Más bien todo lo contrario.

«No la hagas llorar... » dijo «¡No la hagas llorar! ¡Nada en todo Thedas vale eso!»

Sentiste que podías mover aquella espada congelada en el aire al igual que habías movido los cúmulos de lúcilos en los ecos anteriores.

¿Pero cuál era el lugar correcto para aquella hoja en la escena?

—¡Algo está pasando!—exclamó Alexei mientras atacaba a otra sombra—¡Seguro que es Gabby! ¡Vamos!

Acción estándar: Alexei ataca a la sombra de G15 con -1 al ataque por ataque poderoso.Ç
Comentarios: Qué cansinos los 7

Gabrielle hundió los hombros y se tapó los ojos con los dedos. Otra vez aquella terrible y desgarradora escena. La primera vez que la había contemplado, se había sacudido su alma. Escuchar los pensamientos cruzados de Astucia y Malicia, las dos partes entremezcladas de la psique de Shartan, no la hacía más fácil de contemplar. 

Gabrielle no levantaba la vista del suelo. No podía mirar lo que acaecía a su alrededor, y no lo necesitaba tampoco. Las imágenes habían quedado grabadas en su retina, y sus ojos estaban tan llenos de lágrimas que apenas vería nada de todas formas. Se sintió tentada de guiar el filo de la espada de Shartan hasta las ligaduras de Andastre. Andastre moriría de todas formas, estaba rodeada de soldados. Pero quizá, solo quizá, podría darle el último abrazo que Shartan no había recibido nunca.

Pero no se trataba de eso. No era su propósito. No estaba en aquel vórtice para mostrarle a Malicia cómo podían haber sido las cosas si hubiera tomado otras decisiones. No. Se trataba simplemente de restaurar sus recuerdos, de hacerle recordar quién había sido, de abrirle los ojos a la verdad y que extrajera por si mismo las conclusiones que eran mejores para él. No se trataba de elegir un camino por él, sino de ayudarle a decidir, por si mismo, cual era el camino adecuado.

—Tomaste la decisión correcta —dijo Gabrielle con voz contrita, guiando la espada al suelo, tal y como había visto en el recuerdo que le había enseñado el Espíritu de Fe.

El temblor remitió y las sombras continuaron su avance, una de ellas arañó tu armadura una vez más mientras otra que no supiste por dónde demonios se coló te rasgó uno de los muslos dejando cinco sangrientos y dolorosos surcos.

Aquello empezaba a doler de verdad. Viste en ese momento que otra de las que acababan de aparecer volvía a repetir la historia: en lugar de ir a por ti, cargó contra Astucia... aunque el resultado según se mirase fué hasta chistoso porque la garra rebotó contra la espalda del espíritu en medio de otro de aquellos destellos plateados sin hacer daño alguno. El susodicho la miró un momento, se encogió de hombros y siguió a lo suyo.

Han surgido más sombras

Sombra h14 ataca a Alexei pero falla.
Sombra f16 se mueve a g16, ataca a Alexei y le hace 6 puntos de daño (crítico)
Sombra g10 carga a m9, ataca a Astucia y le hace 1 punto de daño que queda bloqueado.