Partida Rol por web

Dragones, Dioses y Dígitos

Capítulo 2. Los Imperios de Roca

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04/06/2019, 21:01
Caballero Oscuro

El Caballero permaneció immutable conforme Galand hablaba. Sin embargo, abandonó su posición defensiva, adoptando una postura de batalla más neutral. Galand se abalanzó sobre él, surcando el aire, y con un movimiento rápido como un rayo dirigió la lanza, interponiéndola frente al filo de Verdantis del Slyvain. La espada se deslizó por el borde de la lanza con un tono musical, alcanzando el mango tras recorrer la punta, y consiguiendo abrirse paso hacia el cuerpo de aquel hechicero blindado.

El Legado de Verdantis alcanzó a su oponente, pero la notable armadura del mismo hizo que la espada tocase sin mayores daños. Inmediatamente después, la lanza siguió girando, desviando el filo de la espada y permitiendo a aquel hechicero oscuro recuperar la compostura mientras, con un par de pasos atrás, bajaba de la cornisa para situarse sobre la azotea en condiciones.

Encapuchada y Ballesteros Inconscientes - Espacio - Cornisa - Calle - GalandWarlock - Espacio - Ballesteros con Pie "Inutilizado"

- Tiradas (1)
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08/06/2019, 11:24
Galand Ul Del Verdantis

Cuando Legado de Verdantis se deslizó sobre la lanza del enemigo, Galand chasqueó la lengua, molesto. Pero llegó a la conclusión de que no debía contenerse lo más mínimo contra aquel enemigo.

De lo contrario, no podría atravesar su pesada armadura.

Una harmoniosa canción de metal envolvió de pronto a los dos contendientes. A medida que los legendarios filos de Galand se materializaban en el aire, desde lo más recóndito de su alma, sus notas metálicas cantaron en sintonía.

Un fugaz destello cruzó los ojos del elfo. ¿Emoción por la batalla?

Las espadas se alinearon en el aire, e iniciaron su metálica letanía mientras se precipitaban hacia su enemigo.

Gasto 20 y 15 de Zeon para mantener Adquirir Poderes y Percibir respectivamente.

Hago Liberación absoluta, haciendo 1 ataque con Ophiucos y gastando 1 punto de ki.

- Tiradas (2)
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11/06/2019, 20:08
Narrador

El hechicero alzó la vista, viendo la espada caer contra él desde el aire. Alzó la lanza mientras retrocedía levemente, desviando de nuevo el filo entre chispas. Sin la velocidad y precisión iniciales, el arma voladora de Galand golpeó contra una de las hombreras del traje, deslizándose hacia el aire mientras recuperaba su propia compostura.

Aquel brujo blindado siguió retrociendo, lentamente pero sin abandonar su posición de combate, acercándose cada vez más a los ballesteros que, en vano, intentaban escapar de Galand y la figura encapuchada que, a espaldas del Sylvain, había estado atando a los demás tiradores segundos antes. El espadachín pudo observar cómo la figura, tras atrás al segundo de los humanos, se levantaba lentamente.

Era obvio que el Sylvain estaba ganando aquel combate, pero el hechicero blindado aún no parecía jugar sus cartas para retirarse.


Encapuchada
 - Espacio - Cornisa - Calle - Cornisa - GalandWarlock - Ballesteros con Pie "Inutilizado"

Tienes el turno de nuevo.

- Tiradas (2)
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16/06/2019, 18:15
Galand Ul Del Verdantis

La sinfonía metálica de las espadas de Galand fue cantada únicamente por uno de sus filos, que descendió hacia su enemigo sin llegar a herirle.

Galand chasqueó la lengua de nuevo, pero no detuvo su acometida. Se sentía oxidado, sin práctica. Aquella no era una técnica que tuviese que emplear comúnmente. Pero debía perseverar si quería superar las defensas del brujo acorazado.

Con un gruñido, enfocó de nuevo su alma hacia el enemigo, y de esta danzaron y cantaron sus filos legendarios, abalanzándose hacia el enemigo en una tormenta de acero que atacó por todos los ángulos posibles.

Gasto 20 y 15 de Zeon para mantener Adquirir Poderes y Percibir respectivamente.

Hago Liberación absoluta, haciendo 9 ataques con Ophiucos y gastando 9 puntos de ki.

Los 5 primeros ataques van directamente hacia él, sin apuntar. El sexto y séptimo van apuntados cada uno a a las pantorrillas izquierda y derecha (-10 a la Habilidad de ataque). Los dos últimos van apuntados a sus brazos derecho e izquierdo (-20 a la Habilidad de ataque).

- Tiradas (5)
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16/06/2019, 18:55
Caballero Oscuro

El hechicero levantó la mirada dentro de su extraño casco. Aunque su rostro estaba oculto tras la armadura, su cuerpo lo decía todo: le habían sorprendido. Y considerando lo metódico y frío de su asalto durante todo el asalto, resultaba inusual verlo impasible ante las 9 espadas que se cernían sobre él.

Conforme los golpes se cernían sobre el brujo, un escudo de oscuridad le envolvió, como un manto de telaraña de un tono violáceo, oscuro buscando un tono más negro. La telaraña vibró y se acopló a los golpes, recibiendo varios de ellos. Aún así, varios le alcanzaron.

El primer golpe impactó en chispas contra la armadura, pese a su velocidad y destreza sobrehumanos.

El segundo, sin embargo, cortó en estómago, abriéndose paso entre las juntas que unían la pieza del torso con las perneras. Un riego de sangre acompañó a la espada con su tajo, salpicando el suelo y tiñendo el filo. Más sangre tiñó las piernas del hombre.

El tercer golpe, de nuevo, resbaló en la armadura. El cuarto, fue atrapado por la telaraña. El quinto hizo un pequeño tajo sobre la rodilla izquierda. Y el último atravesó la telaraña a duras penas, dejando que su mano atrapase la espada antes de llegar al hombro. Cortó levemente en la junta del pulgar con el guantelete, antes que la telaraña apartase el filo.

Finalmente, una flecha cursó el aire, desde las espaldas de Galand, hacia el brujo blindado frente a él, pasando al Sylvain por encima del hombro, y entre sus espadas, mientras se dirigía hacia un ojo del brujo con precisión imposible entre la danza de espadas y redes de araña. Sin embargo, la masa morada que le protegía atrapó la flecha y la partió en dos como si fuese un avión de papel.

Tú ganas, Sylvain— concedió el hombre acorazado, que había retrocecido cuanto podía, intentando poner distancia con el elfo—. Has exterminado a las alimañanas, y ahora admito mi derrota.

Mantuvo una postura neutra, pero expectante, sin intentar lanzarse a la ofensiva antes de que Galand tuviese la oportunidad. en su lugar, simplemente miraba a "De Luca" en busca de su reacción.


Reconoces el conjuro como "Escudo Oscuro" (Oscuridad, Nivel 10).
Sufre 54PV (60%) del 2º Ataque, y 18PV (18%) y 9PV (10%) del 5º y 8º Ataque. Total: 81PV.

- Tiradas (13)
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23/06/2019, 20:22
Galand Ul Del Verdantis

Galand se sintió aliviado por primera vez en combate al ver cómo su tormenta de ataques lograba atravesar la defensa del brujo enemigo. Aunque consiguió herirle, no consiguió la victoria absoluta. Pero parecía que sí había conseguido la rendición.

El elfo no bajó la guardia, pues no se fiaba del enemigo que había tratado de atraparle con artimañas y sacrificios.

Quizá por simple deferencia, el elfo decidió escuchar lo que tenía que decir. Además, ¿de dónde había venido aquella flecha? Quería pensar que un disparo tan hábil tan solo podía ser obra de la Princesa, pero no podía estar seguro.

- Ya conozco tu objetivo, pero me gustaría conocer la motivación que hay detrás - respondió el elfo, más como una orden que como una petición. Su tono, brusco y seco, contrastó con la harmoniosa melodía metálica de las espadas que flotaban en torno a él.

Mientras tanto, escudriñó con todos sus sentidos la magia alrededor del brujo acorazado. ¿Intentaba ganar tiempo? ¿Planeaba algo? Al mínimo indicio de que trataba de hacer algo se lanzaría a por él con todo su poder.


Gasto 20 y 15 de Zeon para mantener Adquirir Poderes y Percibir respectivamente.

Hago una tirada de Buscar por si puedo captar el origen de la flecha. Tengo visión extrasensorial.

Si intenta algo me lanzaré a por él con Liberación Absoluta.

- Tiradas (1)
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23/06/2019, 21:53
Caballero Oscuro

A Galand no le costó encontrar el origen de aquella flecha. En la azotea de enfrente, la figura que vestía con un simple manto gris ahora se alzaba erguida entre los dos ballesteros derrotados. Sostenía con una mano un hermoso arco largo, de color plateado y decorado en toda su extensión con flores y hojas, grabados en gemas preciosas, especialmente esmeraldas, pero también rubíes y zafiros. Sin duda, era un arco de leyenda, y a Galand le dio la impresión de que las palas y el cuerpo podían plegarse de una forma tan calculada como compleja.

La figura, que en la mano opuesta sostenía una flecha, se llevó los dedos a la capucha, mostrando un mechón de cabello pelirrojo sin revelar del todo su rostro.

Por su parte, el brujo parecía seguir acumulando Zeon, pero en cantidades reducidas, seguramente para no desperdiciar las energías que ya hubiera acumulado. Permaneció en una postura neutral, sin indicios de violencia. Galand pudo reconocer tres conjuros oscuros mantenidos a su alrededor, siendo 1 de ellos el escudo de telaraña, pero los otros dos marañas de oscuridad que lo envolvían. 1 de ellas parecía actuar a modo de camuflaje, otorgádole excepcionales capacidades para pasar desapercibido.

La Espada era una excusa, aunque hubiera mermado tus fuerzas y retrasado sensiblemente tu misión— concedió la figura, aún con aquella voz distorsionada—... y no le diría que no a semejante pieza de arte. Qusiera decir que buscaba un ooponente digno, pero la realidad es que, por mucho que me duela, peferiría que dejases a tu Príncipe acabar su trabajo. Entonces podéis hacer con él lo que deseeis, Sylvain— terminó, acabando en un tono más respetuoso.


Acumula 5 puntos de Zeon por Turno.
Mantiene Escudo Oscuro (Oscuridad 10). Mantiene otros 2 conjuros de Oscuridad, siendo 1 de ellos Ofuscar (Nivel 36, Grado sin determinar).
El Arco es una obra de Calidad +15 o Calidad +20.

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10/07/2019, 20:38
Galand Ul Del Verdantis

La batalla parecía ganada. Y si Galand estaba en lo cierto, contaba con el apoyo de la Princesa. Si aquella batalla se prolongaba, el mago acorazado tenía las de perder.

Ahora parecía que el mago trataba de ganar tiempo. ¿Esperaba alguna contingencia? ¿Qué alguien viniese a ayudarle? Había mencionado al Príncipe Perdido. ¿Cómo conocía su misión?

En el fondo no le extrañaba, pues, aunque el elfo había tratado de ser cuidadoso, era consciente de que había oídos en todas partes, especialmente oídos enemigos.

- ¿Pensabas disuadirme de mi misión con una trampa tan burda? - espetó Galand, encolerizado.

Para el elfo, la batalla a muerte no era ninguna broma. Él había acabado con las vidas de unos pobres desgraciados a los que más les valdría haber escogido otro oficio en su vida. Había sido tan fácil como aplastar a una hormiga, y aquel tipo, a sabiendas de que se encontraba contra un formidable oponente, los había lanzado sobre él como carne de cañón.

- Si querías un digno oponente podrías haber luchado cara a cara sin emplear artimañas ni subordinados. Dudo que la muerte de esos humanos pese sobre tu consciencia, pero yo bien limpiaré la mía cuando arranque la verdad de tu lengua.

Las espadas volaron alrededor de Galand, danzando en el aire, silbando con su harmónica melodía de combate.

- Te doy una oportunidad para decirme quién eres y para quién trabajas.


Gasto 20 y 15 de Zeon para mantener Adquirir Poderes y Percibir respectivamente. Otra vez!

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10/07/2019, 20:45
Caballero Oscuro

Pensaba matarte— reconoció la figura, sin titubear.

Un silencio incómodo hizo acto de presencia.

— Si no hubieses sido un rival digno— continuó tras un par de segundos—. Ahora que te he visto... preferiría incapacitarte, debilitarte o retrasarte— se excusó—. Lamentablemente, mi estilo de pelea no es el tuyo, Sylvain. La Luz prefiere golpear de cara, pero la Oscuridad prefiere una ventaja táctica.

Avanzó un paso, pequeño, hacia Galand, pero permeció neutral en su postura, y dejó la lanza ligeramente atrás, sin moverla junto a él.

Personalmente, me alegro de que hayas matado a los humanos— giró levemente el rostro a la izquierda, mirando a los dos ballesteros que aún permanecían con vida—. Hubiera sido una lástima que los sueños de una utopía imposible les permitiesen seguir respirando.

Permaneció en silencio unos segundos, expectante. A través del casco, sin rostro y con voz distorsionada, leer sus emociones era... una tarea imposible para alguien con las habilidades sociales de Galand. Sus palabras habían tomado un tono más fantasioso; no sólo formal hacia Galand, lo cual era relativamente normal pasada la furia de la batalla, sino filosófico en términos generales. Para él, aquello tenía un cariz de debate moral... pero aquello era lo que dividía a ambos bandos, al fin y al cabo.

Lo lamento, Sylvain, pero... no voy a revelar mi identidad— terminó con frialdad—. Pero supongo, para tomar vuestra decisión, es justo que sepáis que soy un Duk'zarist—una raza históricamente antagónica de los Sylvain, pero no tan divididas bajo el abrigo de Samael—. Si queréis intentar acabar lo que empecé, adelante. Al menos habrá música en mi funeral— ¿bromeó?—. Sino, dejadme marchar. Pero os lo advierto— inclinó ligeramente la cabeza hacia adelante—: Si ponéis fin a mi vida, os garantizo que mi muerte será vengada, y morireis antes de pararle los pies a vuestro Príncipe.

Las espadas volaron alrededor de Galand, danzando en el aire, silbando con su harmónica melodía de combate.

Pero antes de que decidais, si me lo permitís...— pidió, justo antes de que Galand hiciese lo que tuviese que hacer—. Por si acaso no sobreviviera. ¿Qué vais a hacer con los humanos?

Señaló brevemente con la cabeza hacia su izquierda, a los dos ballesteros que quedaban vivos.

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16/07/2019, 19:46
Galand Ul Del Verdantis

Galand agradeció la franqueza de su oponente. Deseaba matarlo, al menos al principio. Ahora parecía que respetaba su poder, y preferiría mantenerlo, capturarlo como a un “trofeo” del que pudiese sacar algún partido.

Si bien era cierto que las espadas volaban a espaldas de Galand, su ira ya hacía unos segundos que se había apagado. El combate había sido fugaz, demasiado veloz como para que lo meros mortales pudieran seguirlo. En unos instantes muchas vidas se habían perdido, pero… ¿respetaba Galand de verdad aquellas vidas humanas?

El elfo había aprendido a convivir con los seres humanos, a no odiarlos como muchos de su especie, pero sí a menospreciarlos como a “seres inferiores”. Normalmente no podían seguir sus agigantados pasos, ni siquiera su aprendiz…

Galand miró a los dos ballesteros con una mueca de tristeza.

- Han visto demasiado, amenazan la seguridad de nuestra mascarada. Si los no-humanos queremos sobrevivir debemos vivir en las sombras, por grande que sea nuestro poder, por intensa que sea nuestra luz - admitió con franqueza -. Lo lamento por ellos, pero aquí termina su viaje. 

Al verse obligado a emplear sus poderes sobrenaturales, Galand había condenado a aquellos humanos cuyas memorias no podía borrar. Quizá si se hubiese centrado más en las enseñanzas de la magia… Pero él había querido batallar, y forjar espadas.

El elfo no estaba seguro de qué sentido tenía dejar escapar al caballero en aquel momento. Si moría, prometía que sería vengado. Pero, ¿y si escapaba con vida? ¿Los dejaría ir a ellos sin más?

- No confío en tu promesa, pero sí que deseo detener el derramamiento de sangre. Tampoco sé qué interés puede tener un elfo oscuro en los asuntos del Príncipe. Me aseguraré de preguntárselo cuando lo vea - aseguró -. Márchate, Caballero Araña - lo bautizó sin querer.

Aquella batalla, aunque corta, ya había durado demasiado. Se encontraban en el corazón de la civilización humana. Seguro que ya habían atraído miradas indeseadas. Si se enzarzaban en un combate místico de grandes proporciones, tan solo podían salir perdiendo si los humanos se acababan entrometiendo. Galand, además, tampoco tenía tiempo que perder. Debía ir al encuentro con el Creador de Maravillas.

- Pero si te vuelves a interponer en nuestro camino… - advirtió -. No habrá artimaña que te salve.

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16/07/2019, 20:42
Caballero Oscuro

El elfo oscuro se limitó hacer una leve referencia, interponiendo la lanza horizontal a lo ancho sobre su cuerpo.

Gracias, Sylvain— profirió con calma—. Os deseo un seguro viaje.

Acto seguido, el hombre echó a correr hacia sus espaldas, alejándose de Galand. Su velocidad seguía siendo pareja a de Galand... con aquellos aumentos temporales fruto de la magia. Reseñable, de nuevo, considerando su armadura. Saltó, sobrepasando la distancia entre dos edificios, y siguió alejándose, mirando hacia atrás de tanto en cuando.

Una vez Galand acabó con la vida de los dos humanos, y el elfo oscuro miró hacia atrás una vez más, terminó por saltar de la azotea en la que se encontraba, perdiéndose en el espacio entre dos edificios.

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16/07/2019, 20:52
Sylvia Ul del Sylvanus

La figura encapuchada, mientras tanto, se acercó a Galand. Un complejo movimiento de la mano y el brazo hizo reaccionar a su arco, que se plegó solo en cuestión de segundos, componiendo un pequeño cilindro planteado. Acto seguido, puso la pequeña barra grisácea en algún sitio dentro de su capa, y se quitó la capucha, revelando una larga mata de cabello pelirrojo, y el rostro de una mujer humana... con la expresión de Sylvia.

Debemos irnos— se limitó a decir.

Galand y Sylvia abandonaron la ciudad esa misma noche. A primera hora de la mañana, bajo la apariencia de una joven una joven de unos 25 años, con cabello negro y rasgos locales, compró un caballo en el establo más cercano. Por seguridad, Sylvia insistió en comprar solo uno.

La joven parecía claramente disgustada por el hecho de que Galand hubiese acabado con tantas vidas humanas. Especialmente aquellos dos ballesteros a sangre fría, pero todos en general. Aún así, parecía entenderlo, por lo que no insistió demasiado en el asunto. Que le hubiese perdonado la vida al elfo oscuro parecía ofrecerle cierta tranquilidad.

Al margen de ello, simplemente intentó saber qué había pasado, y atar cabos. Según Sylvia, era más probable que aquel Duk'zarist hubiese obtenido su información de Samael que de Sol Negro... probablemente a través de alguien que hubiese estado en el pequeño refugio-taberna subterránea el día en que llegaron a la ciudad.

Sylvia puso rumbo a Bosque Blanco, al suroeste de la ciudad de Brudge, y se apresuró en llegar lo antes posibles. No se preocupó por las raciones de comida, ni el descanso, más allá de dejar reposar al caballo. Considerando que los Sylvain debían comer, dormir y descansar poco, no fue un problema. Llegaron al bosque una en dos semanas y media y... nada pasó. Sylvia se aseguró de recolectar suficiente comida, en forma de frutas y verduras, para darse un pequeño festín y descansar. Omitió la carne, pero se rio junto a Galand y bromearon. Sylvia era una mujer afable y con buen corazón, por lo que pasado un viaje de duelo, no parecía estar resentida o dolida con el Sylvain.

En teoría, el Creador de Maravillas debía llegar en 3 o 4 semanas, es decir... unos 4 a 11 días. Pero en sólo dos días, al amanecer, Galand y Sylvia observaron un curioso patrón de nubes en el cielo. Uno que coincidía con el pequeño esquema que Courtois había dibujado para Galand.

En poco menos de una hora, Galand pudo observar a un Stribog volar hacia ellos, en picado, desde el cielo. Un demonio del viento de la cuarta jerarquía. Nada que Galand o la princesa no pudieran exterminar sin despeinarse. Tenía dos manos y dos piernas, delgadas y con garras, y un cuerpo serpentino hecho con esferas y espirles, como los retratos de algunos dragones de oriente. Sylvia sacó su arco, tensándolo hacia él, pero el demonio se limitó a seguir avanzando, pasivo. Sin rugir, sin extender las zarpas, sin intentar ponerse a la defensiva para esquivar un posible ataque.

Los Stribogs eran criaturas particulares. Galand no sabía mucho sobre ellos, pero sabía que llevaban como mínimo, un milenio en Gaia. Desde que figuran en los escritos místicos a los que él había podido acceder. Seguían teniendo lazos con los elementales del viento, incluyendo sus altas criaturas, y... en ocasiones trabajaban tanto para ellos, por mera "camaradería", como para los humanos, a cambio de una módica "alma". Por lo demás... eran demonios, al servicio de los siguientes en el escalón. La Tercera Jerarquía. Aquel, sin embargo... parecía extremadamente manso. No fue difícil sospechar que quizá fuese una criatura sometida por un Convocador... especialmente considerando que estaban en el Bosque Blanco, y no en la Vigilia de oriente.

El Stribog comenzó a frenar una vez alcanzó los árboles para ocultarlo, y se limitó a apoyarse sobre el suelo, a cuatro patas, y mirar a los dos Sylvain con expresión molesta y desganada.

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28/07/2019, 23:10
Galand Ul Del Verdantis

Justificarse ante Sylvia fue más fácil de los esperado, pero no por ello menos doloroso. Galand era consciente del dolor que aquellas muertes le causaban a la princesa, y ella había parecido comprender la necesidad que había llevado al elfo a tomar aquellas vidas. No hablaron más del tema. Y aquello, sumado a la presteza de su viaje, ayudó a suavizar la situación hasta el punto en que todo volvió a ser como antes.

Pada aquel viaje Galand había adoptado también otra forma. El aspecto de noble ya no era seguro. Ni siquiera el de bardo. Ahora portaba el rostro de un hombre entrado en años. Alto y fornido, curtido en batallas. Llevaba una sencilla espada larga al cinto, y cualquiera diría que era el guardaespaldas de la bella joven a la que acompañaba.

Cuando llegaron al bosque Galand creyó que podrían descansar. Pasar unos días tranquilos componiendo música, charlando y riendo. Pero no tardaron en ver el patrón en la nubes la señal de que el Creador de Maravillas ya había acudido al punto de encuentro.

Al ver al Stiborg volando hacia ellos, el elfo mantuvo la calma. Si fuese una criatura agresiva no tendría mucho que hacer contra Galand, mucho menos contra la propia princesa. El elfo espero a que la criatura aterrizaste para preguntar en voz alta.

- ¿Qué significa esto?

Miró a la princesa.

- ¿Es un mensajero?

Galand no hablaba el idioma de los demonios, pero pensó que quizá la criatura entendería el suyo.

- Venimos a ver al Creador, tenemos una cita con él – declaró con voz firme, sin titubear ni variar su postura.

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29/07/2019, 00:11
Sylvia Ul del Sylvanus

La princesa arqueó una ceja, y miró a Galand bajando el arco.

No lo sé— confesó con estupefacción—. Pero... parece más una mascota que un mensajero— se aventuró a decir.

El Demonio rugió en dirección a los dos Sylvain, molesto ante aquel comentario.

Es posible que el "Creador de maravillas" sea un Convocador— conjeturó—. Y siendo un creador de artefactos... un Hechicero. Y si algo sé... es que un Hechicero Convocador es peligroso— sonrió, aunque tensa—. Especialmente uno que somete demonios, controla el clima y tiene a Sol Negro rindiendo pleitesía.

Tragó saliva.

El Stribog encaró a la pareja y se acercó lentamente, caminando a cuatro patas como un lagarto. Entonces, se giró hacia un lado y bajó las piernas traseras, mirando a la princesa antes de desviar la mirada hacia las nubes.

Sylvia se acercó, despacio, con cautela, y la espada en el cinto, hasta que puso la mano sobre el Stribog. El demonio se inclinó ligeramente hacia un lado, y Sylvia saltó sobre él.

Esto va a ser interesante— comentó la princesa, sonriendo mientras se agarraba a las placas verdes de la criatura e invitaba a Galand con un gesto de la cabeza.

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29/07/2019, 00:24
Narrador

Rápidamente el Stribog ascendió en picado, haciendo que los cabellos de ambos Sylvain vibrasen hacia atrás. En un par de minutos, el demonio había ascendido, sobrepasando las cuatro nubes por su centro cual ojo de un huracán. Una masa de roca, abarcando cientos de metros cuadrados, se reveló una vez atravesada la capa de nubes. Flotaba en el aire, con claras trazas de magia sosteniéndola. Debía pesar toneladas, por lo que no cualquier magia podría mantenerla ahí, en mitad de la nada.

El Stribog viró, surcando sobre las nubes hasta sobrepasar por un extremo a capa de rocas, y ascender en picado. Un pequeño prado verde, con un patio amarmolado, palideció en cuanto un enorme castillo se reveló sobre las rocas. Aquella fortaleza voladora no podía ser mérito de un solo humano. No debía serlo.

El castillo parecía lo bastante grande para hospedar a cientos de personas, y tenía una calidad que nada tenía que envidiar a fortalezas militares y reales de Arkángel, la capital del mundo. Claramente, aquel castillo rebosaba magia... pero era imposible adivinar ningún conjuro concreto, ni sus escuelas, alrededor del mismo. Fuera lo que fuera, claramente estaba sobrenaturalmente bien defendido.

El Stribog aterrizó sobre el patio, impecable... salvo por una zona de ladrillos de mármol rotos alrededor de una pequeña zona hecha pedazos, como si algo pequeño hubiese impactado contra el patio del castillo. Un pequeño homúnculo, con traje negro y apariencia de una adolescente con cuernos y cola de demonio, intentaba asear la zona.

Tras las puertas del castillo, abiertas, una Esfinge hacía guardia tumbada, mirando hacia el exterior con expresión tranquila. Al ver a la pareja, se levantó y se hizo a un lado, balanceando la cola. "El Creador os espera en el Salón de Fiestas" se limitó a decir, señalando los portones a su derecha. Otro homúnculo, un joven con cuatro ojos, orejas alargadas hacia atrás y extremidades ligeramente largas, limpiaba las escaleras y la alfombra de aquella sala de recepción.

Una vez en el "Salón de Fiestas", que parecía un simple comedor y salón con mesas y sillas y barras con platos y vasos vacíos, decorado con instrumentos musicales, retratos de criaturas mágicas, armarduras, armas y escudos... la pareja pudo observar al "Creador de Maravillas".

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29/07/2019, 00:45
Paris

Les doy la bienvenida a mi morada, dama y caballero— comenzó con una voz aguda, pero pausada y ligeramente maquiavélica.

Chasqueó los dedos, haciendo que otro homúnculo, una pequeña joven con cuatro pequeños cuernos en la frente y otros aún menores en los nudillos, se acercase a la mesa más cercana a Paris. Parecía aún una niña, que no llegaba al metro de altura pero vestía un traje granate. El Creador de Maravillas se sentó y vio cómo le sirvió un vaso, que lo llenó de agua con una pequeña jarra que portaba.

Si desean algo de comer o beber, el servicio les atenderá—, dijo invitando a la pareja a sentarse frente a él con un gesto de la mano—. ¿He recibido su nombre correctamente, Señor de Luca?— preguntó con educación—. Según mis fuentes habituales, es usted un fantasma— se levantó del asiento, tenidendo su mano a Sylvia de forma cortés y formal, propia de la caballerosidad y sexismo de Gaia—. Creo que nos han presentado. Mi nombre es Paris, el "Creador de Maravillas"— se limitó a decir, mirando a ambos.

Tras besar la mano de la princesa y sentarla, estrechó la mano de Galand volvió a tomar asiento. El homúnculo sirvió dos vasos de agua más, uno para cada Sylvain.

De cerca, Galand pudo observar cómo Paris llevaba una valiosísima y perfectamente pulida gema de perla negra, engarzada en un colgante de plata, alrededor del cuello, reposando sobre su pecho. Al cinto, lleaba una daga enfundada, pero a juzgar por el pomo era de una calidad inversosímil para un humano, similar al propio Filo de Verdantis en calidad.

¿Entiendo que estamos aquí para hablar del Legado de Verdantis, o me han informado mal?— preguntó sin rodeos, refiriéndose a la espada por su nombre.

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12/08/2019, 10:17
Galand Ul Del Verdantis

La visión de aquel castillo dejó a Galand sin palabras. No era una maravilla arquitectónica que superase a las estructuras élficas en pleno apogeo de los Sylvain, pero había algo en aquel lugar que le daba un aura… extraña. Un sentimiento de maravilla y solemnidad que hizo que Galand guardase absoluto silencio mientras Sylvia y él eran guiados hacia su anfitrión, Paris.

Cuando se plantaron ante él, Galand trató de medir a Paris con su percepción de lo místico. Sin duda, el hombre no sería sólo un creador de artefactos sino un poderoso hechicero, e incluso un poderoso conjurador. Sostener aquel castillo en el cielo no era una tarea nimia. Hacían falta poderosísimos encantamientos.

Los objetos que portaba consigo el conjurador no hicieron sino aumentar el respeto que el elfo podría haber tenido hacia aquel humano. Los padres de Galand habían sido artífices, y él respetaba a aquellos que creaban maravillas con sus manos.

Por eso, no dudó ni un instante, cuando éste mencionó su espada, en acabar con aquella farsa.

- Saludos, Creador de Maravillas. No le han informado mal, pues me presenté como el Señor de Luca ante sus contactos de Sol Negro, y tuve que mostrarles algo muy preciado para mí para que me hiciesen caso - dijo firmemente antes de tomar asiento -. Sí que poseo el Legado de Verdantis, pero me alegra admitir que la espada jamás ha abandonado a su legítimo dueño.

Acto seguido, la figura de Galand se envolvió de luciérnagas doradas. Miles de motas de magia que se desprendieron de su cuerpo, revelando la verdadera identidad que escondía en su interior.

Un apuesto y resuelto sylvain se presentó tras la fachada humana que había erigido para poder viajar sin temor a la persecución humana. Esperaba que Paris pudiese comprender aquello.

Galand se inclinó en señal de respeto.

- Lamento haber tenido que recurrir a este subterfugio, pero necesitaba acercarme a vos sin levantar sospechas. Mi nombre es Galand Ul del Verdantis, y soy uno de los pocos elfos que quedan en Gaia.

Galand se reincorporó, tratando de evaluar la reacción de Paris antes de proseguir.

- Vengo en busca de vos con una petición personal - confesó, no sin cierta vergüenza -. Sé que mi Príncipe vino a hablar con vos. Yo le estoy siguiendo la pista, pues viaja con él alguien de mucha importancia para mí. Deseo encontrar su paradero, nada más.

El elfo había evitado mencionar que la Princesa viajaba con él, y que aquel al que buscaba era su propio hijo. Eran detalles que quizá habría que revelar más adelante, si la conversación se complicaba.

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12/08/2019, 21:26
Paris

Hmf— musitó el Creador de Maravillas, mirando a Galand con expresión inescrutable, salvando un atisbo de escepticismo.

Terminó por esbozar una pequeña media sonrisa hacia la derecha.

Comprendo— concluyó, para acto seguido dar un sorbo a su vaso de agua.

Sylvia desveló también su mascarada, revelándose como la pelirroja Sylvain. Paris tragó el agua que tenía en la boca, mirándola con profundidad con aquellos ojos de un azul pálido, sin fondo

 Si fuéseis humanos ahora mismo os estaría echando por el borde del castillo— afirmó con severidad—, pero atisbo a comprender que vuestra clase requiere de... cierta sutileza— maquilló—. Mi conocimiento de lo Sylvain es bastante elemental— comentó con humildad—, pero me alegra que la espada siga en manos de su dueño. La mayoría de artefactos son un desperdicio en manos de usureros. Sólo por asegurarme, ¿podría mostrarme la espada?— preguntó arqueando una ceja—. Visto que su nombre y su piel eran falsos, el Legado de Verdantis es la única referencia que tengo sobre la identidad de quien me... solicitó.

Sonrió. Bebió más agua.

Por desgracia... lamento decirle que no puedo decirle el paradero del príncipe— se excusó, parpadeando lentamente, quedándose a ciegas un par de segundos, antes de mirar a Galand, directamente, con sus pálidos ojos de zafiro—. ¿Qué clase de profesional sería yo si violase la confianza y privacidad de mis clientes?— chasqueó la lengua, aún sosteniéndole la mirada a Galand—. Por no hablar de que, como dice, hablamos del Príncipe. Me caerá mejor o peor, pero reconozco que a su lado, por comparación, la mayoría son meras cucarachas— carraspeó—. Dicho de otro modo, en principio prefiero importunarles a ustedes antes que a él. ¿Hago bien?

Terminó. Sus ojos aún seguían clavados en los de Galand, ignorando a Sylvia por el momento. Mientras el silencio llenaba la sala, el humano limitó a poner ambas manos sobre la mesa, cercanas a su pecho.

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26/08/2019, 19:32
Galand Ul Del Verdantis

Cuando el humano pidió ver el Legado de Verdantis, Galand no dudó. Había usado la espada para poder llegar hasta allí, y bien tendría que usarla de nuevo para poder proseguir.

Una agradable resonar metálico inundó el salón a medida que una energía translúcida tomaba forma frente a Galand. Con un leve destello, Legado de Verdantis se materializó en el aire. La espada levitó lentamente hasta posarse en la mesa, frente al Creador de Maravillas.

Pero parecía que Paris no podía - o más bien no le convenía - ayudarles a costa de contravenir al Príncipe.

Aquello se complicaba, pues el Creador de Maravillas era el único hilo del que podían tirar. Al ver que la Princesa revelaba su rostro, el elfo la miró con cierto alivio. Parecía que Paris no la había reconocido. Tan solo los elfos que habían vivido la caída de Sylvania la recordaban.

Si querían descubrir el paradero del Príncipe con la ayuda de Paris debían ofrecerle algo de increíble valor, algo que compensase la posibilidad de hacer enfadar al más poderoso de los elfos. Pero, ¿qué podría ser aquello? ¿A que podían estar dispuestos a renunciar ambos elfos por encontrar al Príncipe y a Eldar?

Todos aquellos pensamientos viajaron por la mente de Galand a una velocidad pasmosa. Pensar con rapidez era una de las especialidades del mago, pero ahora mismo no creía que ni la Princesa ni él tuviesen nada a lo que renunciar.

- Comprendemos que no desea traicionar la confianza del Príncipe, pero no lo estaría haciendo. Somos aliados del Príncipe, Los Perdidos - dijo Galand, mezclando verdad con mentira -. Lo buscamos porque debemos entregarle un mensaje de vital importancia, uno que recibimos poco después de que se marchase sin contarnos a dónde iba.

> Además, para qué mentirle, debo confesar que también deseo encontrar a alguien que viaja con él, mi propio hijo - Galand se llevó una mano al pecho cuando dijo aquello.

Esperaba que aquella extraña mezcla despertase alguna respuesta en Paris. Interés, deber, compasión… ¿o una oferta? Galand miró de reojo a la Princesa, evaluando su reacción.

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29/08/2019, 22:06
Paris

Paris observó la espada una vez Galand la invocó. No pareció sorprenderse, pero esbozó una pequeña sonrisa al inclinarse levemente hacia ella para observarla. La acaricio suavemente y recorrió la gema de Zeon con un dedo.

Una vez Galand terminó de hablar, asintió, y finalmente agarró la espada, levantándose con cuidado. Parecía saber como agarrar una espada, pero no cómo pelear eficazmente con ella. No adoptó una postura, ni un agarre, ni una curvatura concreta.

Blandió la espada en el aire. Una, dos, y tres veces. Pero en la tercera ocasión, una silla vibró con un aura azulada y salió despedida hacia Paris a una velocidad sobrehumana. Con un sencillo, simple y vulgar golpe, partió la silla en dos de un tajo limpio. Observó el filo, de frente y de lado, y volvió a dejar, con cuidado, la espada en la mesa.

Volvió a sentarse, juntó ambas manos frente a él, y comenzó a hablar.

— Tiene un artefacto formidable, Galand Ul del Verdantis. Puede usted sentirse orgulloso— dijo con rigor—. Diseñada para un herrero, sin embargo. Uno cuya habilidad debiera haber llegado a mis oídos. Bajo una condición, contactaré al príncipe yo mismo, — se giró hacia Sylvia—. ¿Qué debo decirle al príncipe sobre usted?— preguntó con interés y un tono ligeramente inquisidor, pues Sylvia aún no se había preguntado.

"Dígale que echo de menos meditar con él", fue la escueta respuesta de Sylvia, con una modesta sonrisa afable.

Paris alzó una ceja.

De acuerdo— dijo con un deje de orgullo—. Mi condición es simple. Hablaré con el Príncipe y, si él acepta, os diré dónde está, o el mensaje que desee haceros llegar— propuso—. Pero necesitaré tres días, y mi pagó será el siguiente. Ochocientas monedas de oro, o escuchar con detalle su historia... en relación con la forja y hechicería. A mayores, si su Príncipe acepta— se inclinó ligeramente sobre la mesa, mirando a ambos– les llevaré hasta donde esté, mientras esté en tierras conocidas por los humanos— aclaró con cuidado— a cambio de dos mil monedas de oro... o que trabaje conmigo en la creación de artefactos hasta que lleguemos, pero le ofreceré la posibilidad de mejorar su espada o crear una para su hijo.

Se recostó en la mesa y sonrió.

— Su hijo me cayó muy mal, por cierto— dijo despreocupadamente.

Cabe mencionar que Sylvia, durante todo el proceso, parecía inusualmente tranquila. No molesta, ni particularmente seria, pero sí sobria y sin su jovialidad habitual, si bien seguía emanando un cierto encanto innato.