Partida Rol por web

Vuestro grupo enfila hacia la zona cercana a los almacenes, donde se encuentra Windle, mirando hacia las barricadas con expresión ansiosa de tanto en tanto. Es una elfa morena y más robusta de lo habitual, debido a que no pertenece a la raza de los elfos plateados, sino de los elfos del bosque.  Es raro ver a uno de ellos fuera de sus reinos secretos, pero no tanto considerando en medio de donde se encuentra el Dread Ring.

A su alrededor se alzan un par de tiendas con cajas, que contienen los suministros del campamento. De un vistazo pueden comprobar que las palabras del sargento fueron ciertas, ya que las pilas de cajas son bastante más que modestas.

-Ustedes son el grupo del paso, ¿verdad? +saluda, en tono informal y desenvuelto, al notar que se aproximan+ Acérquense. Estoy aguardando el regreso de mis exploradores, por lo que deseo que seamos concisos. ¿Entendieron su misión?

No solía caminar el primero del grupo, nunca había sido un líder; sin embargo esta vez las ansias me guiaban. Por fin podría poner en práctica todo lo que aprendí de mi maestro sabiendo que no contaré con él en caso de encontrarme en peligro. Era una sensación que hacía que las manos me temblasen ligeramente, un temblor que entremezclaba la emoción y el miedo. Desde luego gracias a Warrick podíamos ser capaces de ver más lejos y mejor que los exploradores que hayan mandado. 

Miro al cielo una vez más y escucho el sonido de mi halcón. Sobrevuela el campamento y aterriza sobre una de las cajas de suministros, permaneciendo atento a las palabras de Windle. No dudo en ser el primero en hablar.

- Destruir a los magos rojos y a sus escoltas. Tratar de averiguar que es lo que traman y en caso de ser posible traer a uno de ellos prisionero para interrogarlo -

Desde luego esta misión era perfecta para averiguar más cosas acerca de la nigromancia. Quizá pueda estudiar alguno de los conjuros de esos magos, sería de mucha utilidad para combatirlos sin duda...

Avanzamos en conjunto hacia los almacenes mientras meditaba sobre cómo proceder en la misión. De momento quizá faltaban detalles por lo que era mejor esperar antes de hablar.  Llegados ante Windle, está les pregunto acerca de haber entendido su misión a lo cual, el elfo mago respondió de inmediato, pero para Thorstein, la información estaba incompleta, por lo que, sin dudarlo, aumento lo dicho. -Deberemos dirigirnos hasta la hondonada conocida como el paso del tormento. Allí nos encontraremos con la presencia de magos rojos a los cuales deberemos enfrentar y eliminar- explicó Thorstein a quien no le parecía bien dejar a aquellos seres vivos, no se podía sacar nada bueno interrogando a un mago lleno de oscuridad y maldad en su opinión. Más tarde habrían de coordinarse, lo sabía bien y lo esperaba con ansias, pues la semiorca no querría más que lanzarse al ataque y respecto a los demás, solo en el mago y en el clérigo veía capacidades para coordinar o incluso dirigir a aquel grupo.

Mientras se dirigían hacia el encuentro de Windle, Melrone se fijó en el símbolo del escudo que portaba su compañero enano. ¡Por las barbas de Moradín! Pero si es el símbolo de Clangeddín Bargênta. El anciano había tenido tiempo de estudiar diversos manuscritos sobre su diosa, Hela del Hacha Brillante, y en uno de estos papiros leyó que: "de sus hermanos y hermanas, Hela prefería la compañía de Marzhammor Duin y Clangeddín Bargênta, por quienes compartía un interés sobre la superficie y su pasión por la batalla".

Sin duda, este enano ha debido de ser enviado por Hela para ayudarme en mi encomienda. Es deseo de los dioses que nuestros caminos se junten. Así pues, debe saber que estoy de su lado.

Iba a acercarse a él cuando llegaron a la zona de los almacenes y se toparon con Windle. Thorsteinn tendrá que esperar. La conversación parecía que iba a durar unos minutos, y el mago y el enano habían tomado la iniciativa en esta charla. Desde el momento en el que habían salido de la tienda de Knox, la misión había comenzado. Así que el anciano decidió aprovechar este momento para cambiarse sus vestimentas.

Puso la mano sobre el lomo de su burro y chasqueó la lengua. - Tsk. - El burro se sentó y permitió que el anciano sacara de las albardas su particular cota de escamas. Aunque para los actos religiosos siempre prefería su tradicional túnica marrón de clérigo, necesitaba ponerse algo que le proporcionara protección en las batallas. Su armadura tenía un diseño híbrido, pues era una mezcla de túnica blanca clerical con armadura de escamas.

Se quitó sus vestiduras de clérigo, las guardó en las albardas y comenzó a ponerse la cota de escamas, ajustando los diversos anclajes de esta. Aunque daba la impresión de que no estaba pendiente de su grupo, lo cierto es que permanecía atento a la conversación que estaba dándose entre sus compañeros y la líder de los exploradores.

-Lo han captado claramente. +asiente la mujer, suspirando+ Estos magos y sus escoltas están dispersos por el paso, trabajando en diversas aras, por lo que al menos no tendrán que enfrentarlos todos a la vez.

Acomoda su cabello hacia atrás, acariciándose el borde superior de la oreja al hacerlo.

-Respecto a sus enemigos, esto es lo que puedo decirles; los magos rojos son bastante predecibles pero poderosos. Envían a sus escoltas al frente, mientras se quedan atrás dando las ordenes y haciendo su magia. Tienen de sobra, como varas y pergaminos, que prefieren usar antes que gastar la propia; no tienen los problemas de suministros que nosotros, eso esta claro. Si les dejan mucho tiempo para conjurar estarán en serios apuros, por lo que deben acabarlos deprisa.

-De las escoltas, por lo que vimos los de este grupo no usan no muertos. Ignoramos porque, pero en su lugar llevan tropas regulares, soldados y caballeros. Los primeros son unos dementes fanáticos, que prefieren lanzarse de frente,  usando dagas arrojadizas y armas cortas. Los caballeros son más astutos, ademas de que están bien entrenados y armados. En general se quedan cerca de los magos, cubriéndolos con sus escudos, y blandiendo espadas largas, o bien disparando con arcos. 

-Esa es la clase de rivales que pueden esperar. No se si tienen alguna otra duda o pregunta que quieran plantearme al respecto. +añade, tras la ultima exposición. 

Ajá – La intersección sirve para asentir tácitamente a las palabras de Windle. Me parece muy bien todo lo que dice pero viene a ser una versión más adornada de lo que nos ha contado el sargento y ya empiezo a cansarme de tantas instrucciones.

Que si. Que los magos no luchan en primera línea, ni cargarán contra nosotros mandoble en mano. Vaaaale. Bueno es saberlo – Pienso cambiando el peso de pie varias veces y mirando las piruetas que realiza un ave rapaz cazando algún tipo de roedor, costándome horrores mantener la atención centrada en la Arpista mientras esta nos alecciona.    

Tanta prisa, tanta prisa que tienen en derrotar a Valindra y nos pasamos el día escribiendo garabatos en una pizarra y recibiendo lecciones - Pienso aburrida ya de tanta charla estéril. Mi atención se desvía a los cinco que me acompañan - Fivo, dos enanos, un mago que parece querer compensar la altura que les falta a los tres anteriores y un elfo ¿o es elfa? ¿Quien sabe? Son tan flacuchos que siempre confundo machos con hembras.         

Cuando escucho a la Arpista preguntar si hay más dudas, viendo que aquello aún puede alargarse más abro los ojos horrorizada - ¿Más? No, ¡por la polla de Tempus!  ¿Podemos partir ya? - Pregunto solamente.

El gnomo avanzaba nerviosamente, la mayor parte del tiempo rezagado al entretenerse para observar a un insecto, una flor, u otra cosa que le hubiera llamado la atención antes de correr apresuradamente para no quedarse demasiado alejado del grupo. Cuando alcanzaron a Windle se preguntó porqué la llamaban "la arpista" si nunca la había visto con nada parecido a un arpa.

Mientras los más experimentados hablaban con Windle, Fivo se agitaba sobre sus pies, cambiando el peso entre los talones y la puntera de sus botas, a la espera de encontrar un momento para participar. Este se le presentó cuando Windle les ofreció hacer sus propias preguntas.

- Genial, ya me estaba aburriendo. - Dijo alegremente terminando de balancearse sobre sus pies - ¿Son todos humanos? Quiero decir, seguro que son peligrosos y todo eso, pero si puedo elegir prefiero enfrentarme a un humano que, por ejemplo, a un troll; o un trasgo mejor que un humano. -

Al tiempo que Windle continuaba con su explicación, Melrone siguió poniéndose su vestimenta de combate mientras continuaba atento de la información que ella les estaba proporcionando. Cuando Fivo intervino fue cuando el anciano terminó de enganchar su último anclaje de la cota. Sin perder su habitual parsimonia, cogió su maza pesada y su escudo pesado de acero, metiendo la primera en un cinto y el escudo dejándolo en su espalda, gracias a una banda. De esta manera, tenía ambas manos libres pero podía sacar sus armas en cuanto fuera necesario.

Sus compañeros el gnomo y la semiorca parecían desesperados por salir al combate sin importarles la información que pudieran obtener previamente. Les miró atentamente antes de volver a centrar su atención en Windle. - Hmpf. - Resopló.
La juventud siempre pecando de temeraria. Espero que en el Paso del Tormento se comporten de forma responsable o tendré que aleccionarles. Esto no es un juego de niños, aquí hay vidas en juego.

Viendo que nadie más parecía tener preguntas, Melrone decidió hablar. Su voz era grave y potente pero el anciano parecía ser lo más escueto posible.

- Y una vez hayamos terminado el asunto de los magos rojos, ¿qué hacemos? ¿Volvemos al campamento, continuamos explorando o ayudamos al otro equipo?

Mientras el resto hablaba yo permanecía en silencio. Parece que no tenían casi nada de información. Respecto a lo que nos podíamos encontrar en el combate siempre estaba bien estar en pre aviso. Sin duda nuestro primero objetivo tendrán que ser esos magos. Veremos como de fácil o complicado es llegar a ellos.

Escucho la pregunta del anciano clérigo, y espero a que sea respondida por Windle; aunque sin duda la misión de nuestro grupo era clara. Capturar a un mago rojo; a fin de cuentas no tenía mucho sentido eliminar a unos cuantos, pues por lo que sabemos Valiria dispone de muchos más a su servicio, decido compartirlo con los demás.

- Creo que lo primordial de nuestra misión es la captura con vida de uno de los magos rojos que nos encontremos. Por muy placentero que pueda ser matar a un buen número de ellos para algunos, las tropas de Valiria son demasiado números como para que las muertes que provoquemos afecten al número de sus filas. Por lo tanto deberíamos de regresar tan pronto como apresemos a uno.

Doy un vistazo rápido y veo de nuevo a mi halcón observando, como escuchando todo lo que decimos. 

- Aquel es Warrick, mi halcón. El me da cierta... capacidad de visión. Quizá pueda sernos de utilidad para detectar la posición y número de nuestros enemigos. Quizá también pueda sernos de utilidad para saber que traman esos magos rojos. Los pongo a disposición del grupo para lo que se necesario.

Thorsteinn no dijo nada. Estaba de acuerdo con muchas preguntas y no tan de acuerdo con muchos comentarios. Mas aun, el no intentaría capturar a ningún mago rojo, el intentaría exterminar a cualquiera que viese. Si este se rendía, bien por él, aunque quizá le arrancaría la mandíbula, solo por precaución. Si sus compañeros querían capturar a uno, que lo intentasen, el ayudaría como pudiera, pero si tenía a uno cerca, le mataría.

Resoplo divertida por la impaciencia de la barbara, pero lo mejor era contestar todo antes.  Afirmó sus dedos contra la empuñadura de la daga elfica que llevaba en el cinto.

-Son todos humanos, si. Los thayanos no se llevan bien con otras razas, salvo un poco con los orcos y los gnolls… Al resto nos ven como potenciales esclavos, en el mejor de los casos. Un encanto de personas. +sonrió levemente al gnomo

- Ojala pudieran ir a ayudar al otro grupo, o ellos a ustedes, pero tardarían demasiado en cruzarse. +continuo, siguiendo con el enano+  Así que con respecto al volver, simplemente regresen aquí. Sabemos que el paso lleva a otra hondonada, pero no la hemos explorado todavía y es lo mejor no correr riesgos innecesarios.

-Lo que si es necesario es que completen la misión y despejen todo el paso… Estas equivocado, mago, si piensas que con capturar uno basta. No solo es por la información; Valindra ciertamente tiene un número aparentemente ilimitado de no muertos, pero no asi de tropas thayanas y mucho menos de esos conjuradores. Esa es la otra razón por la que son un blanco principal; cada baja cuenta, si es sobre los oficiales. Pero la mayoría permanecen en su fortaleza, y es raro encontrarlos afuera en el campo, de ahí que no debamos desaprovechar esta oportunidad.

Parece que el grupo no tiene mas dudas. Son como niños, ansiosos de ir a derramar sangre. Tras una breve mirada general, se aproxima a una de las cajas y extrae 6 viales.

-Tomamos estos de algunos soldados thayanos. Son pociones de curar heridas leves. Como dije, esos malditos están mucho mejor provistos que nosotros. Les servirán si tienen problemas. +añade, tendiéndoles una a cada uno+ Ahora, si no tienen mas preguntas, en marcha. Deben seguir el sendero alto, pasando las barricadas a su derecha. Marchen con cuidado para que no los vean desde el Arsenal. +dice, refiriéndose a la tercera y mas grande de las hondonadas, la que se encuentra frente a las mismas barricadas; el campo de batalla del primer asalto, plagado de restos de maquinas de asedio que por alguna razón Valindra no uso contra Neverwinter. Ahora es donde pululan la mayoría de los zombis y algunas patrullas de la liche, esperando a lanzarse sobre el campamento. Pero vuestro camino los lleva en otra dirección.

Thorsteinn cogió los viales y los repartió entre todos, eran 6 por lo que les tocaba a uno a cada uno. Seguramente había mas, pero Windle y sus oficiales al mando habrían de considerar que no eran un recurso valioso como para darles más. -Úsenlos sabiamente- les dijo a sus compañeros, -dudo que encontremos mas en e camino- sentenció.

-Tomemos unos minutos para planificar y coordinarnos. El saber un poco mas sobre nosotros será importante- exclamó el enano.

Mi nombre es -Thorsteinn, y soy un Paladin de Clangeddín Bargênta, por lo que en mi tendrán un escudo en quien confiar. MI papel debería ser ir al centro mientras avancemos, y ya en batalla hasta el frente, soportando el embate enemigo-.

Recojo el vial que me tiende la arpista y me quedo mirándolo a trasluz. - ¡Qué bien! Una poción. –Pienso mientras dejo la mochila en el suelo, me disponía a guardarla ahí pero pensándomelo mejor puede que en caso de emergencia sea mejor tenerla a mano.

Mi taparrabos no lleva bolsillos y si lo meto en la bota podría romperse durante el combate… -mmm… - Tras una breve meditación decido colocarme el vial en el escote, por debajo del jubón de cuero. -Ahí irá protegido y lo tendré a mano si lo necesito.

Finalmente me tiro la mochila al hombro y doy algunos saltitos verticales, para asegurarme de que todo mi equipo va bien sujeto y no llevo nada suelto haciendo ruido. No es que el sigilo sea lo mío, pero evitar tintineos metálicos a cada paso o el incesante ruido de una cantimplora medio vacía, a veces marca la diferencia entre vivir o morir.

Satisfecha con el resultado me preparo para partir de inmediato cuando el enano Thorsteinn se presenta y dice de organizarnos y hacer más planes.

-¡¡Más planes!!– Me rasco la cabeza en silencio sin saber que decir. - ¿Paladín de cagaqué ha dicho? – No se lo que es un paladín, ni lo que es un caganosequé, pero no importa. Soy un espíritu libre, lo de seguir órdenes y estrategias no lo suelo llevar muy bien, si lo hago es solo por dinero pero es que también…  ¿Qué hemos de organizar? ¿Acaso el mago humano se pondrá en primera línea si no se lo decimos?¿Es preciso decirle a un explorador que tiene que explorar y ser nuestros ojos? – Suspiro cansada de tanta inacción. Quiero partir ya, creo que cada uno ya debería saber lo que se espera de él pero a pesar de todo me presento a los que todavía no me conocen esperando que aquello no se alargue más de lo necesario.

-Yo soy Glavra y uso esto para luchar - Digo señalando con la cabeza la cruceta del mandoble que sobresale por encima de mi hombro derecho. – Y….  eeem…  eso es todo. Creo. Iré al frente y cuando llegue el momento de luchar eem…  pues lucharé, supongo.  

Cuando el mago mencionó la aparición de su compañero salvaje, Melrone miró hacia el animal. A él le agradaba la naturaleza, y tener animales cerca le transmitía una sensación de tranquilidad. Los animales eran sinceros y no intentaban engañarte, al contrario que solía pasar con las personas. El mago parecía tratar a su halcón con respeto, lo cual hizo que el anciano comenzara a respetarle. Aunque todavía era pronto para ello.

Por otra parte, la Arpista estaba resultando útil, proporcionándoles información que en un futuro podrían aprovechar. Melrone escuchó atentamente las palabras de Windle y agradeció agachando levemente la cabeza cuando le ofrecieron aquella pócima. Tras recibirla, la guardó en la albarda de su burro. El animal aprovechó que su amo se había acercado, para olisquearle un poco, y el anciano le sonrió acariciándole la cabeza.

Iban a dirigirse hacia donde la exploradora les había informado cuando su compañero enano decidió tomar la palabra. Sin duda, aquel enano se estaba ganando su confianza, primero por ser un seguidor de Clangeddín Bargênta y segundo porque parecía que se preocupaba por el grupo. Melrone escuchó a sus compañeros hablar y decidió entrar en la conversación.

- Yo soy Melrone, seguidor de Hela del Hacha Brillante. - Sacó el símbolo sagrado de madera que tenía colgado al cuello y se lo enseñó a todos, pero especialmente centró su última mirada en Thorsteinn. - Me quedaré atrás cuidando de vosotros pero si veo que no hacéis vuestro trabajo, lo haré yo. - Dijo en un tono de "aviso" y ajustándose bien su maza pesada en el cinto.

Al igual que el resto, recibo de buen grado la poción. En más de una ocasión una de estas había salvado a mi maestro e incluso una vez a mi en situaciones de riesgo. Desde luego, tal y como estaban planteando la situación tendríamos la necesidad de usarla.

Poco a poco comenzaban las presentaciones y la preparación de estrategias. Todos decían más o menos sus habilidades, los dioses a los que veneraban... sin duda si quería formar parte del grupo tendría que ser sincero, a pesar de que normalmente ello causaba cierto revuelo y reticencia a la hora de confiar en mi. 

Doy un suspiro tomando fuerzas.

- Mi nombre es Daren, no soy explorador, pero como ya he comentado Warrick puede sernos de gran ayuda. Por otro lado soy un mago. No un gran mago, pero un buen aprendiz de mago. - Dudo un poco mientras me voy por las ramas antes de proseguir - Kélemvor es aquel a quien venero. Y mi especialidad, es la magia nigromántica, aunque conozco bastantes conjuros fuera de esa rama. 

Doy unos segundos antes de continuar.

- Creo que deberíamos plantear una pequeña estrategia a seguir basándonos en la disposición habitual que se han encontrado otros guerreros en la batalla. Desde luego atacar y eliminar a los magos rojos ha de ser nuestra prioridad. Los soldados obviarán a los que vayan a por los magos, no así los caballeros. No soy un estratega, no se me ocurre como coordinarnos adecuadamente para tal propósito; así que escucharé a quien tenga alguna idea que nos pueda ser de ayuda.

La verdad es que Thorsteinn hizo caso omiso de la orca, una criatura así no debería existir desde su perspectiva. Y por las palabras de esta, estaba claro que sería mas un dolor de muelas que una ayuda. No obstante, era parte del grupo y bien sabía Thorsteinn cual era su deber para con ella.

Las palabras del enano Melrone, el cual era un clerigo de Hela, fueron por demás placenteras, y le dejaban en claro que no estaba solo en esto. Sin duda ese era un enano en el que podía confiar, sobre todo tratándose de un seguidor de Hela, la semidiosa de la suerte en la batalla. Y algo le decía que la suerte les haría falta.

-En segunda línea entonces- respondió al enano. -Y tu en tercera, bien protegido- dijo al mago. -Desconozco las capacidades del Gnomo pues aun no se ha pronunciado, pero si no hay que sirva de guía, habremos de contar con tu compañero alado- respondió a la propuesta del mago cuyo nombre decía ser Daren.

La Nigromancia no le gustaba nada, y de hecho era algo contra lo que no se lo pensaría dos veces para salir a luchar y exterminar. Y sin embargo, había que contar con él. -¿Y que es lo que puedes hacer con tu nigromancia exactamente?- preguntó el enano con cierta desconfianza. -Por mi parte soy un estratega, o al menos así me considero pues a través de las enseñanzas de mi senda he aprendido varias cosas sobre ello. Aunque en este caso solo tenemos que irnos por lo básico, que es, saber bien de que es cada uno, que cada uno ocupe el lugar que le corresponda, y confiar los unos en los otros- sentenció el enano.

Cuando Thorstein empieza a dar órdenes sacudo la cabeza, decepcionada, sabía que no me llevaría bien con ese enano desde que empezó a hablar. Nunca me han gustado esas personas que sufren delirios de grandeza y se creen más que nadie, de modo que cuando lo veo repartiendo órdenes a diestro y siniestro como si alguien le hubiera proclamado nuestro líder no consigo contenerme.

Por supuesto, el mago en la retaguardia, la mejor forma para dejar que muera– Digo para bajarle los humos - Yo no sé de estrategia, ni le diré a nadie lo que debe hacer, pero cualquiera con dos de dos de frente sabe que los más débiles nunca se colocan en los extremos durante una marcha. Ni en vanguardia, ni en retaguardia donde incluso un simple goblin puede llegar, asesinarlo y reírse de tu estrategia antes de que ninguno podamos reaccionar – Digo con indiferencia, por experiencia sé que discutir con un enano es inútil por lo que realmente no me importa mucho que tomen en cuenta mis palabras o no. Cuando crea que puedo aportar algo al grupo, como ahora, lo haré y si creo que algo es acertado lo haré, pero tengo claro que no voy a seguir las órdenes de alguien que no es sino un igual a mí.   

Melrone estuvo acertado queriendo ir en retaguardia -Añado, dejando claro que solos y por iniciativa propia, cada uno de nosotros estábamos adoptando una estrategia mejor que la que algun autoproclamado líder nos quiere endosar.

El anciano escuchó la introducción del mago. - Hmpf. - Resopló resignado cuando escuchó acerca de sus artes nigrománticas. Él no estaba de acuerdo con la gente que practicaba ese tipo de magia. Los muertos con los muertos y los vivos con los vivos. Pero por otra parte, Daren formaba parte de su grupo así que debía de respetar sus ideas y sus técnicas.

Continuó la conversación cuando una pequeña discusión se abrió entre su compañero enano y la semiorca. En la soledad de su cueva, Melrone había tenido tiempo de leer manuscritos de diversos ámbitos del saber, entre ellos algunos relacionados con el ámbito militar. No se consideraba un estratega, ciertamente no lo era, pero pensó que debían llegar a un acuerdo entre todos. Somos un equipo y deberíamos actuar como tal. El clérigo acarició su blanca y larga barba reflexionando sobre lo que debían hacer. Finalmente, decidió tomar parte en la discusión para aclarar un poco el asunto, pero intentando hablar lo menos posible (no tenía suficiente confianza con el resto de sus compañeros, exceptuando al enano).

- Equipo. Juntos. - Abrió la palma de la mano y la cerró, como intentando decir que el grupo debía permanecer unido y cohesionado. - Magos peligrosos. - Señaló a Daren refiriéndose a él, pero también a los magos rojos enemigos. - Thorsteinn, duro como caparazón de tortuga. Glavra, fiera como tigre. - Permaneció callado unos segundos para que lo asimilaran, antes de continuar. - Mi propuesta.

Sacó de su albarda una ramita que tenía, y con ella dibujó 5 círculos sobre la tierra.

Cada círculo contenía la inicial de todos ellos, y comenzó a señalar desde la izquierda hasta la derecha.

- Vosotros delante. - Miró al enano y la semiorca, centrando de nuevo su atención sobre el dibujo. - Thorsteinn llama la atención, primero. Glavra fuerte, segunda. Yo cuidar de todos. Daren, magia. ¿Fivo? - Le miró instándole a que hablara, pues él todavía no sabía lo que el gnomo era capaz de hacer. - Todos atacan al mismo. - Dibujó más círculos con una "X" dentro y trazó varias líneas que salían desde cada uno de ellos hacia un círculo.

- Ataca rápido como el rayo, fuerte como la tierra y feroz como el fuego. Divide y vencerás. - Dejó el palo a un lado y miró a sus compañeros, por si alguien quería decir algo al respecto. Su táctica no era infalible y probablemente tuviera algún fallo. Él mismo todavía dudaba entre si Glavra debía ir primera o debía hacerlo Thorsteinn.

El enano miro de forma inquisitiva a la orca, y encogiéndose de hombres simplemente le respondió, -es correcto, mientras avancemos el mago irá al centro bien protegido, pero en batalla deberá ir atrás- dijo recalcando esto ultimo, que era a lo que se refería en un principio.

-Aunque te equivocas- continuó diciéndole al tiempo que el enano clérigo iba haciendo sus dibujos. -Melrone no irá en la retaguardia en batalla sino en el centro, si, justo como el está plasmando- le indicó dejando que Melrone les explicara todo y limitándose a asentir a lo que este decía pues estaba sumamente de acuerdo.

-Durante la marcha yo cubriré la retaguardia. Glavra podría ir al frente, apoyando a quien nos guíe- detalló sin dar mucha atención a la opinión de la orca, si ella tenía otra idea, alguien mas ocuparía ese puesto simplemente.

-En cuanto a la batalla, estoy de acuerdo en centrarnos en un objetivo todos a fin de reducir rápidamente su número. Aunque me preocupan los tipos de enemigos que enfrentaremos y el número de los mismos. Tenemos lanzadores de dagas, caballeros y al menos un mago rojo. Lo que hay que contemplar a la hora de atacar. No podemos avanzar lentamente pues el mago nos destrozaría si le damos tiempo, pero si avanzamos rápido nos rodearían y Daren estaría muy vulnerable-. Detallo el enano al tiempo que meditaba sobre los detalles específicos que deberían considerar para su combate.

Al pobre Fivo no tardó en empezar a dolerle la cabeza poco después de guardar emocionado la poción que le tendía Windle la Arpista. El gnomo apenas nada sabía sobre estrategias o combates, y si por si solo no sabía qué decir al respecto, cuando le preguntaban sobre sus habilidades dudaba aún más de lo normal. Para colmo, en el tiempo que tardaba en decidir lo que debía responder, alguien más se unía a la conversación, dejándole frustrado y más confuso que antes.

Fivo hizo pucheros durante un momento hasta que interrumpió bruscamente para poder contribuir algo en las estrategias de grupo - ¡Eh, no os olvidéis ahora de mí! - Todos se giraron. Ahora que tenía su atención, Fivo se dio cuenta de que seguía sin saber muy bien que decirles. - Estooo... si, soy Fivo, encantado. - hizo una nerviosa inclinación de cabeza - Soy un bardo, así que puedo... _{¿tocar la flauta...?} No, eso ya os lo imaginabais. - - Combatir... pelear... - pensaba nervioso el gnomo hasta que recordó el pequeño arco que usaba para cazar conejos si pasaba mucho tiempo en zonas campestres. Rápidamente lo sacó junto con una flecha y tensó la cuerda apuntando a un enemigo invisible.

- Puedo disparar. - Contestó finalmente más feliz que unas castañuelas - y cocinar. Puedo distraer a los soldados; los humanos se caen de culo con mis trucos. - Se refería sobre todo a los fuegos fatuos que hacían famosos a los gnomos, aunque con los años también había desarrollado artimañas de su propia cosecha. - Y puedo pasar desapercibido, muy desapercibido, suuuuuuuuuper-silencioso; seré como el gnomo fantasma. Los magos ni siquiera sabrán que pasé por allí. -

Satisfecho, se giró hacia el hechicero Daren, emocionado por algo de lo que había dicho antes. - ¿Has dicho un halcón? ¡Eso es genial! ¿Puedo verlo de cerca? Ojalá pudiese charlar con él, pero los bichos emplumados no son mi fuerte; hablan con un acento muy raro. -