Partida Rol por web

El monstruo había despedazado a Mircea... y ahora venía a por ti. Desesperado, llorando y muerto de miedo, comienzas a subir por las escaleras tan rápido como puedes. Esas escaleras que antes estuvieron llenas de niños ahora se muestran terriblemente vacías, solitarias y oscuras, sin nadie que pueda ayudarte, sin nadie que pueda salvarte...

Viene detrás, lo oyes, su atronador avance, moviéndose a cuatro patas, haciendo crujir los viejos escalones de madera.

Cada vez está más cerca, y ya apenas te quedan fuerzas para continuar. Terminas por desplomarte a mitad de camino, y lloras, lloras con amargura porque sabes lo que va a pasar, sabes qué será de ti, y lo más importante de todo... sabes que Dios no está allí contigo... te ha abandonado.

Lo que viene después es un brutal tirón de tus piernas hacia abajo de las escaleras, haciendo que te golpees fuertemente el rostro contra los peldaños. Ahora todo está manchado de sangre y el dolor es tremendo, notas cada vez más calor y humedad en tus piernas, una sensación que va avanzando rápidamente hasta que alcanza todo tu cuerpo, dejándote ver el exterior una última vez antes de que los pesados dientes machaquen tu cabeza y la luz se apague para ti.

Convencido por el Señor Popescu, declinas la opción del desván y corres por los oscuros pasillos hacia la galería con el fin de encontrar a algún niño allí. A tus espaldas escuchas terribles rugidos y fuertes golpes en las escaleras... el monstruo está allí... y viene.

Corres con todas tus fuerzas, llorando y lleno de miedo, doblas la esquina y un relámpago te sorprende iluminando el pasillo a través de las ventanas. No te detienes y continúas hacia delante, finalmente, tras doblar una nueva esquina alcanzas la puerta de la galería, la cual empujas con fuerza para llevarte una horrible sorpresa... no hay nadie allí, tan sólo oscuridad...

Haciendo caso a la idea de Aurel, todos los niños corren en busca de los colchones, todos excepto Cosmin, que se queda de piedra cerca de la entrada al escuchar unos feroces rugidos y unos fortísimos golpes que vienen de las escaleras... ya viene...

Gracias a la genial vista de Viorica, que ya había localizado los colchones anteriormente, no pierden tiempo en desplazarse hacia el ala izquierda del desván, esquivando viejas cajas de cartón y muebles que Aurel volcó en su anterior huída, cuando Mircea fué atacado por primera vez.

Volcando los colchones que permanecían apoyados contra la pared, Jan, Viorica y Aurel se tumban sobre ellos, ignorando la nube de polvo y suciedad que han levantado, y apretando con fuerza los ojos, intentan entrar en el mundo de los sueños, mientras los terribles ruidos martillean cada vez más fuerte sus oídos...

Cerrar los ojos, contar ovejas... Los golpes en la escalera y los gruñidos... Aurel recordaba tiempos más felices. Recordaba cuando aquel vecino violinista tocaba en la calle. A Aurel le gustaba mucho su música, pero cuando anochecía el vecino a veces seguía tocando. Su mamá le decía que era porque estaba triste y bebía vino para olvidar, y cuando bebía olvidaba que era tarde y tocaba su violín para dejar de estar triste. Pero el sonido del violín lo ponía más triste y entonces sólo paraba cuando ya no podía beber más. Eso se lo contaba a Aurel su mamá, pero el niño era incapaz de dormir pese a la explicación. Así que mamá le contó el cuento del niño que dormía en las nubes. El niño vivía en la luna y dormía en las nubes, así que nunca se enteraba de nada: ni de ruidos, ni de peleas, ni de problemas. Poco a poco Aurel aprendió que con un poco de imaginación un colchón podía convertirse en una nube y cuando esto sucedía el sueño era inevitable. Así que los húmedos colchones se fueron convirtiendo para el niño en nubes de algodón que ascendían hacia el cielo, donde los monstruos no podrían alcanzarlos.

Me tumbo en los colchones temblorosa y busco el calor de los otros niños para cerrar los ojos e intentar sentirme segura. ¿Qué me sirve para dormir cuando hay tormenta o cuando tengo miedo? ¿En qué pensé cuando lo de las arañas y qué me dijo la hermana Nicoleta para ayudarme a dormir?

Pienso en Dios e intento concentrarme en él, pero nunca he visto a Dios, Dios nunca ha venido a darme un abrazo cuando estoy asustada, y mi mente se va volando hasta una mañana de invierno cualquiera. No, es la mañana de Navidad. Mamá vive aún y ha preparado chocolate, ¡chocolate! y galletas de jengibre. Me encanta mojar las galletas en el chocolate, y mamá me rellena la taza siempre que lo pido. Dice que a partir de ahora las cosas empezarán a ir mejor, que ya no necesitaremos ahorrar tanto porque el señor Fedul la ha contratado. Nos veremos menos, pero merecerá la pena.

Y aquel mismo día me da un regalo, una muñeca de trapo a la que llamo Alina, como mamá. Alina duerme conmigo hasta que mamá se muere y se pierde en la mudanza. Echo de menos esa muñeca aunque sea muy mayor, no como Razvan, siempre con el señor Popescu. Pero ahora me da igual. Si tuviera a la muñeca podría dormir de un tirón, como cuando mamá vivía y me arropaba por las noches, y si tenía miedo me llevaba a dormir con ella, porque eso es lo que hacen las madres.

Entonces siento un brazo que se enrosca en mi cintura y noto los labios de mi mamá en el pelo. ¡Ha venido!

-Vio, cariño, te has dejado la muñeca en casa -dice, y me da a Alina. ¡Alina! Hacía tanto que no la tenía conmigo...

Ahora, con mamá y Alina a mi lado, sí que me quedo dormida.

creo que gastaré 3 blancas y 5 azules, asi me parece que cuadraría: 7-1+3*3+5=20

te importa si hago el post mañana por la mañana? me tienen sobrecargado de trabajo esta semana T_T

si es necesario para avanzar la partida, esta noche intento sacar un poco de tiempo para improvisar algo

sorry por las molestias

Con sus esperanzas desvanecidas en un suspiro, Razzi miró a todas partes, asustado, como si esperase encontrar algún atisbo de vida en la galería, que se le antojaba sobrecogedoramente fría. Pero no podía detenerse mucho tiempo a pensar, el engendro estaba subiendo... ¿y si venía hacia allí? Iba a cogerle desprevenido, solo... echó un vistazo a las ventanas por un instante.

-¿Cuántas semillas nos quedan, señor Popescu? ¿Crees que el tallo aguantaría para subir por la ventana al desván? -La cara de susto del señor Popescu hizo que cambiase inmediatamente de opinión. Desde luego, no sabía qué sería peor, si la caída desde esa altura o acabar en las fauces del terrible demonio. Sin mucho convencimiento, Nenita optó por esconderse detrás de la puerta de la entrada. Si había algo que podía aprovechar era su pequeño tamaño y agilidad en comparación con el monstruo. Si venía hacia allí, esperaría a que entrara y entonces podría salir corriendo hacia el desván.

Gabi corria como si le fuera la vida en ello... y efectivamente le iba la vida en ello...

Por un momento, parecia que la pesadilla finalizaba lentamente... pues alcanzó a ver el rellano de las escaleras... Una vez allí tan solo tendria que correr a su cuarto, cerrar la puerta y meterse bajo las asperas sabanas de su cama... Llegar a su cama seria su salvación... Todo este infierno acabaria como habia empezado... la cama era el refugio de todo niño asustado, el lugar donde ningun monstruo podría acceder, un lugar sagrado "anti-monstruos"...

Por fin veia el rellano, por fin lograria deshacerse de dicho engendro, por fin podria avisar a sus amigos y prevenirles de lo que subia por las escaleras, aun con el recuerdo de su mejor amiga y de su pequeño salvador, por fin...

Todas sus efimeras esperanzas se esfumaron en una abrir y cerrar los ojos... una pestilente, humeda y asquerosa lengua reptiliana le atrapó las piernas justo en el instante en el que saltaba para subir los ultimos escalones... El impacto contra los peldaños fue tremendo, la sangre invadia su cara, pero a Gabi eso no le importaba, lo unico que queria era llegar al rellano, y luego a su cuarto, y finalmente a su cama... Sin apenas fuerzas logró subir un par de peldaños mas, arrastrandose por las escaleras, a pesar de la intensa fuerza ejercida por la lengua del monstruo... Pero todo esfuerzo era inutil... Gabi se dio por vencido, sabiendo, pues ya lo habia visto no una vez sino en dos ocasiones, como iba a ser su final...

Apenas pasaron cincos segundos cuando sus ojos se cerraron para siempre, pero parece que fueron horas... La lengua tiraba de el hacia una voraz boca que todo lo comia...

Gabi comenzó a cerrar. Y de repente se acordó de sus amigos, tenia que avisarles... Pero de la boca de Gabi tan solo pudieron salir esta pocas palabras....

- CORRED!!!! HUID DE ÉL!!!!

Tras eso, todo fue silencio y oscuridad...

Allí estaba yo, intentando quedarme dormido mientras que  el ruido se hacia cada vez mas cercano, estaba nervioso, tenia miedo, sin embargo sabia que debia quedarme dormido, que la unica opción era quedarme dormido, o el coco llegaría y me comeria creyendo que era Mircea.

(dormir… dormir… dormir… dormir…) era difícil quedarse dormido en aquella habitación, un desván lleno de trastos viejos, que iluminados por los relámpagos formaban figuras que parecían moverse. En aquel momento me pareció escuchar que mi mamá me susurraba: Cielo, estarás donde esté tu corazón. ¿Dónde esté mi corazón? ¿Era esta una de las adivinanzas que le gustaba tanto a mi mamá?... Hmmm mi corazón, mi corazón… mi corazón está en mi pechito, entonces… ¿estoy en mi pechito?... pero…No, no, esto no debe ser lo que me quiere decir… entonces conseguir recodar lo que me dijo una vez mi mamá antes de irse a trabajar, mientras podía escuchar como el ruido seguía subiendo por las escaleras. “Pequeño osito mío, mi corazón siempre te acompañará para que nada malo te pase, al igual que una parte de tu corazoncito siempre viene conmigo” ¡Eso era a lo que se refería mi mamá!, seguía con los ojos cerrados, sin embargo, de repente, pude ver que estaba junto a mis papis en un lugar muy bonito y luminoso, lleno de lucecitas brillantes y bonitas mariposas, parecía un parque, pero sin embargo era diferente, se respiraba paz y felicidad. Me sentía seguro con ellos cerca y quería quedarme allí con ellos, pero un gran señor me dijo, mientras me mami me abrazaba en sus brazos, que hasta que no fuera ASI de alto –señalando muy por encima de la cabeza del pequeño Jan- solo podría estar de visita.

Mi mami me sonrió diciéndome: Mi pequeño, ya queda menos para que volvamos a estar juntos, ahora duerme, que estás muy cansado. Comenzó a cantarme mi nana preferida.

Hush-a-bye
Don't you cry
Go to sleepy my little baby
Go to sleepy my little baby
When you wake you shall have
All the pretty little horses
All the pretty little horses

Dapples and greys
Pintos and bays
All the pretty little horses
[...]

Me quedé dormido mientras mi mami me abrazaba y cantaba.

Allí estaba, junto al Señor Popescu, intentando meter tripa y aguantar la respiración, encajonado en el estrecho hueco que quedaba entre la puerta y la pared, sintiendo como el frío de la pared se adentraba en su tembloroso cuerpecito, pues estaba muerto de miedo.

El ratón había rechazado la idea de subir hasta el desván por la ventana, con ayuda de las semillas mágicas que ambos poseían, por lo tanto, se había visto obligado a recurrir a la última opción restante, la misma que le había llevado hasta aquél oscuro recoveco tras la puerta, la misma que le instaba a esconderse, a perderse entre las sombras con la esperanza de que el sanguinario monstruo se olvidase de él y se marchase.

Pero el monstruo estaba cerca... muy cerca... quizá ya había llegado al mismo piso en que se encontraba, a juzgar por el desgarrador grito que se escuchó a continuación.

Parecía la voz de Gabi, y antes de ahogarse en el silencio, exclamó:

"CORRED!!!! HUID DE ÉL!!!!"

Luego sólo el rugido... ese feroz rugido...

Acurrucados, amontonados sobre los polvorientos colchones del desván, los asustados niños intentaban penetrar en el mundo de los sueños mientras un sobrecogido Cosmin era incapaz de reaccionar ante los terribles ruidos que subían por las escaleras.

Y es que no era nada fácil dormir cuando un monstruo andaba suelto por el hospicio... poco a poco pero con gran rapidez, los niños comenzaron a desprenderse de la realidad que les rodeaba, y sus mentes inquietas empezaron a entretejer sus fantasías, las cuales lejos de contentarse con vivir en su interior, empezaron a irrumpir en el desván.

Así, la brutal melodía de golpes y rugidos se fundía con la nana que la mamá de Jan cantaba desde la oscuridad del desván. Los truenos perdían su poder aterrador sobre Viorica, quien vuelve a estar arropada por su madre, y a arropar a su vez a su muñeca de trapo. Y el mundo del miedo era abandonado por Aurel, que se elevaba lentamente por los aires, acurrucado en su mullida nube mágica.

Lo último que alcanzaron a escuchar fué la voz de Gabi, en un grito con apenas intensidad, que decía así:

"CORRED!!!! HUID DE ÉL!!!!"

Después sus párpados se cerraron, y dejaron atrás todo atisbo de maldad y temor.