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Dune: Empire Cronicles. [Ayuda al DM]

[El Devenir del Imperio]

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10/02/2009, 20:17
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Un poco de Historia de la Ambientación.

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11/02/2009, 23:56
Director

El Reinado de Shaddam IV (10156 – 10196)

"Debería existir una ciencia del descontento. La gente necesita tiempos difíciles y de opresión para
desarrollar sus músculos físicos" - De Frases escogidas de Muad'Dib, por la Princesa Irulan.
 
Nos encontramos en un universo post-apocalíptico, que hace peligrosos equilibrios entre grandes
fuerzas y corrientes. Apenas hace unos siglos que la humanidad ha salido triunfante de una tremenda
guerra contra las máquinas.
 
Así las cosas, con una tecnología limitada por la religión, el universo se encuentra organizado en
forma de casas nobles, que buscan siempre conservar y aumentar su poder e influencia dentro del
Lansraad, el parlamento, dominado y presidido por el Emperador Padishah Shaddam IV, cabeza visible
de su poder, cuya casa ascendió a la cumbre gracias a su valor en la Batalla de Corrin, y que, de
momento, sigue en su puesto. Los jefes de cada casa ambicionan convertirse en emperadores, y
muchas de ellas conspiran siempre en la sombra para conseguir sus objetivos. De entre las casas más
importantes, la de los Corrino (actuales emperadores), la de los Harkonnen (Héroes de la batalla que
 

liberó a la humanidad) y las de los Atreides marcarán la historia del imperio, en medio de luchas,

conspiraciones, traiciones y ambición.
 
La economía del imperio se basa casi exclusivamente en una sustancia milagrosa que posibilita los
viajes interestelares, alarga la vida, facilita la presciencia, da vigor al cuerpo y... produce dependencia
patológica. Casi nada en el universo puede prescindir de la melange, y amplias capas de la población
es literalmente adicta a ella. La extracción de esta sustancia, la Especia (melange), se convierte pues,
en fundamental para el imperio. No sólo por los viajes espaciales, sino también por la amplia
dependencia de una gran parte de la población hacia ella, lo que la hace aún más rentable. Sus
propiedades geriátricas, junto con el enorme poder que da a quien la posee, la convierten en la
sustancia más demandada del imperio.
 
El único planeta donde se extrae, pues no puede ser sintetizada en ningún laboratorio, es Arrakis, un
inmenso y peligroso desierto, inabarcable y duro para los extranjeros, donde el agua es aún más
preciosa que la especia. El emperador establece la concesión cada cierto tiempo de la explotación de
la especia en Arrakis a una gran casa, cuyos beneficios y poder aumentan considerablemente, a través
de la compañía CHOAM, el directorio económico del imperio.
 
Durante los inicios del mandato de Padishah la casa que se encarga de abastecer de especia es la de
los Harkonnen, ambiciosos, duros e implacables gobernantes sin moral, muy distintos de sus
antepasados, cuyo mundo natal es Giede Prime, industrializado y dictatorial. Éstos aplastan y
exprimen a la población local de Arrakis, buscando el máximo beneficio posible, persiguiendo y
matando a la población indígena que se niega a colaborar. Llevan ochenta años explotando el planeta,
y se han ganado a pulso el odio de los Fremen (gentes del desierto) y de otros habitantes de las
ciudades.
 
Los Harkonnen se ven obligados por un edicto imperial a pasar el testigo de la concesión de la especia
a los Atreides, sus enemigos mortales, y estos juran venganza. El depravado Siridar-Barón Vladimir
Harkonnen y su mentat pervertido Piter de Vries urden un peligroso y astuto plan para recuperarla.
Mientras, los Atreides, cuyo mundo natal es Caladan, de bosques frondosos, mares bravos y campos
inmensos, se ven obligados a abandonar su idílico planeta para mudarse al desértico y peligroso
Arrakis (conocido por los Fremen como Dune). Su jefe de casa, el Duque Leto, consciente del peligro
que suponen los Harkonnen y la concesión, intenta instruir a su hijo en los entresijos de la política
imperial.
 
 
Leto es un gobernante justo e implacable, que despierta una devoción casi fanática entre sus
servidores y cierta admiración entre sus rivales por conseguir el poder en el Landsraad. Pese a no
pertenecer a una casa poderosa, tanto el Emperador Padishah como los Harkonnen ven en él al
enemigo a batir en la búsqueda del poder, conscientes de su popularidad en el senado. Como dice el
propio mentat de los atreides Thufir Hawat: “Un hombre demasiado popular provoca los celos de los
poderosos”. El mismo Leto intuye que la concesión de Arrakis es tan sólo un modo de acabar con él y
su casa, pero aún así se dispone a viajar al planeta de la especia... lo contrario significaría
desobedecer al emperador y la obligación de exiliarse del imperio.
 
Paul, hijo de Leto, vive su infancia en Caladan junto a sus preciados maestros: Duncan Idaho, Gurney
Halleck, Tufir Hawat y el Doctor Yueh hasta los 15 años, cuando los Atreides son trasladados por el
Emperador a fiscalizar el comercio de la Especia en Arrakis.
 
En el 10190 comienzan los preparativos del viaje de los atreides a Arrakis, que se efectúa de
inmediato. La madre de Paul es una Bene Gesserit, y como tal ha adiestrado a su hijo en los misterios
de la Orden. Ésta le había exigido tener una hija, que se desposaría posteriormente, dando a luz al
Kwisatz Haderach, pero Jessica cede a los deseos de su esposo, que prefería un varón que tomase el
timón de la casa de Atreides. Al hacer esto, Jessica alberga la esperanza de dar a luz al Kwisatz
Haderach, el Bene Gesserit macho que tanto espera su hermandad, y que podrá llegar a todos los
rincones de la presciencia. Jessica es censurada por esto, y con los años, justo antes de mudarse a
Arrakis, recibe la visita de la Revenda Madre Gaius Helen Mohiam, que somete a Paul a la prueba del
Gom Jabbar: la Reverenda Madre le pone a prueba, enfrentándole a un peligro desesperado, para
observar su reacción y determinar si es “humano”, es decir, si sus reacciones conscientes y lógicas
priman sobre las instintivas. Si no es así, la propia Gaius le matará, puesto que correrían el peligro de
que se convirtiera en un Kwisatz Haderach peligroso para el devenir del universo. Las propias Bene
Gesserit sufren una prueba parecida, ya que en el tesoro genético de la Orden no hay espacio para los
“no humanos”.
 
Paul Atreides ha sido instruido en los poderes Bene Gesserit, pero llevará tanto su consciencia como
su proyección personal mucho más allá de lo que cualquier humano lo haya hecho hasta entonces.
 

Tras la traición de Yueh (que tenía en la traición a los Atreides la única oportunidad de vengarse de los

Harkonnen, aunque finalmente no tuviera éxito...), las fuerzas Atreides son eliminadas casi en su
totalidad, incluyendo a Duncan Idaho y el mismísimo Duque Leto. Solo Paul y Jessica pueden escapar
a la masacre gracias al propio Yueh, internándose en el desierto. Allí son cobijados por los Fremen,
quienes con el tiempo ven a Paul como el Mesías que guiará a su pueblo; allí conocerá también a su
amante, Chani, que será madre de sus hijos y su compañera de ahí en adelante.
 
Con el tiempo, Paul se convierte por derecho propio en el líder Fremen, guiándoles en una revolución
contra los Harkonnen y el Emperador en una guerra de guerrillas, mientras sus poderes aumentan día
a día. Pero no es suficiente: debe descubrir si es el Mesías o no, y pasa por el trance de la Especia
para confirmarlo. Esto lo lleva a tomar el agua de la vida, cayendo en coma durante una semana.
Al despertar, Paul (ahora Muad’dib) lleva a los Fremen a enfrentarse en una última y épica batalla
contra el Emperador y el Barón en la que abre una brecha en la Muralla Escudo con explosiones
nucleares y asalta la capital Arrakeen con su ejército de Fremen a lomos de Gusanos de Arena. Tras la
revuelta, Paul obliga al Emperador a darle la mano de su hija Irulan y abdicar en su favor, lo que le
lleva al trono desde donde desatará la Jihad de Muad'Dib por el Universo.
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11/02/2009, 23:57
Director

El Mesías Emperador (10196-10209)

"El drama empieza otra vez." - El Emperador Paul Muad'dib en su ascensión al Tono del León
 
Tras doce años de yihad después de su ascenso a la jefatura de los Fremen en Arrakis, y de su
nombramiento como Emperador del mundo civilizado. Bautizado por sus acólitos como Muad’dib, Paul
inicia involuntariamente un culto a su persona y mito, prendiendo en todo el imperio la fulgurante
llama de la yihad que tanto tiempo trató de evitar: los Fremen se han transformado ahora en un
invencible ejército que, junto a los comandos de la muerte Fedaykin, invade y sojuzga planetas
infieles, guiado por la instintiva y cultivada capacidad para la estrategia de Paul y una lealtad fanática
de los mandos e ideólogos de la nueva religión. Su hermana Alia, nacida ya plenamente consciente y
con las múltiples memorias Bene Gesserit en su interior, gracias al Agua de Vida ingerido por su
madre cuando aún estaba en cinta, forma la otra base del pilar de la nueva religión Fremen que
conquista el universo... se ha transformado en una bella y terrible mujer, con poderes casi
equiparables a los de su hermano, pero con una sabiduría menguada por la soberbia y una temprana
comprensión.
 
Muad’dib, fiel a los planes ecológicos que le aseguraron la fidelidad fanática Fremen, se dispone a
convertir Arrakis (Dune) en un planeta de difícil realidad dual: resecos y vastos desiertos donde la
especia que cohesiona el universo (melange) siga extrayéndose sin mengua, junto con extensos
bosques y abundancia de agua en otras latitudes que aseguren la pervivencia del mito del extranjero
mesías y la confianza de sus acólitos.
 
Pero los grupos de poder, paralizados durante este tiempo, comienzan a unirse de nuevo bajo el
miedo cada vez mayor hacia el nuevo emperador: temen que el avance ecológico de Dune termine por
impedir el correcto fluir de la especia geriátrica, la sustancia adictiva que prolonga la vida y
proporciona presciencia, sin la cual los viajes seguros a través del espacio no son posibles, ni la visión
oracular del futuro con la que juegan la Bene Gesserit, la Cofradía Espacial, los Tleilaxu,... quienes se
convertirán desde este momento en los principales enemigos de los Atreides y los Fremen.
 
La influencia definitiva de la especia en la dieta de Paul y su ascendencia genética perfecta gracias a
los esfuerzos Bene Gesserit, le han convertido en el Kwisatz Haderach, aquel que puede estar en
varios lugares a la vez, escudriñar el futuro y bucear en las memorias pasadas, aquel a quien nada
puede serle ocultado,... una peligrosa arma apuntada hacia las conspiraciones de sus enemigos.
 
Pero el verdadero talón de aquiles de Paul no reside en la fortaleza de sus enemigos, sino en la misma
fuerza del culto que ha iniciado gracias a sus poderes: su mayor enemigo es él mismo. En doce años
tras su ascensión al Trono del León Dorado, sus acólitos Fremen han esparcido las semillas de su
religión en cientos de planetas, asesinando o convirtiendo a cientos de miles de millones de personas.
El máximo sacerdote de la Qizarate (el movimiento misionario de Paul), Korba el Panegirista, antiguo
Fedaykin (los Comandos de la Muerte de Muad’dib), es el responsable de extender la jihad por el
imperio, que une a la humanidad bajo el único y férreo mandato del comandante-dios Paul. Stilgar
 

sigue siendo la mano derecha del emperador, la figura leal y omnipresente en las decisiones y

acciones de éste, un amigo fiel y en ocasiones temeroso del tremendo poder que adivina en su amigo
y adorado, y en su hermana Alia. La Qizarate expande la nueva religión sin informar a Paul de sus
acciones concretas para conseguir el dominio del universo conocido... pero éste sabe que los
misioneros fanáticos buscan hacer de él un Dios temido y reverenciado, y perpetuar un esquema de
dependencia y dominio religioso, aún a su pesar.
 
Paul, gracias a su visión oracular, comprende mejor que nadie el devenir de la historia, los posibles
caminos para evitar los peligros que amenazan con destruir su persona, su mito y a toda la
humanidad, pero también entiende que no siempre puede evitarse la desgracia, y sobre todo, que en
ocasiones no hay camino bueno... incluso el poderoso Kwisatz Haderach puede verse obligado a
escoger el camino menos malo. Los navegantes de la Cofradía, compulsivos consumidores de especia,
humanos que proporcionan las rutas seguras en la navegación interestelar, son los que más tienen
que perder con la supervivencia de Paul, y los más parecidos a él en poderes. Ellos también se sirven
de la presciencia, pero no comprenden sus sutilezas, tan sólo buscan asegurarse el correcto fluir de la
sustancia geriátrica, y temen que Paul convierta Arrakis en un vergel que destruiría a los gusanos de
arena que producen la especia. Paul y los Navegantes surcan los invisibles y engañosos caminos del
tiempo y el futuro gracias a su visión presciente, pero tan sólo el primero tiene el completo poder
oracular. La Bene Gesserit y la Bene Tleilax están seguros de su invulnerabilidad, ya que puede verlo
todo y a todos, hasta que los Navegantes, en una reunión secreta, les comunican que Paul no puede
ver los retazos del presente o el futuro allí donde esté presente uno de ellos. Este conocimiento inicia
la traición, en la que Irulan, hija del anterior emperador Shaddam IV y esposa oficial de Paul, jugará
un papel clave, así como los danzarines rostro tleilaxu.
 
La Bene Tleilax se presenta de forma espectacular, como un pueblo que maravilla por sus avances
tecnológicos, siempre al borde del abismo de la Yihad Butleriana, que prohíbe la fabricación de
máquinas pensantes, y como centro del complot contra Muad’dib. Duncan Idaho, antiguo capitán de
los Atreides, y preceptor de Paul, fue muerto por salvarlo de los ataques Harkonnen, pero los Tleilaxu
guardan al emperador una sorpresa que no ha previsto. Sin prejuicios genéticos, la Bene Tleilax ha
desarrollado un método para revivir la carne muerta preservada en tanques criogénicos, y le hacen un
demencial regalo a Paul: un ghola de su amigo Duncan Idaho, llamado Hayt, una reproducción del
cuerpo del más famoso espadachín de todos los tiempos... pero en su interior oculta una peligrosa
dualidad. Hasta el momento, ningún ghola ha logrado restaurar su anterior memoria, y en su lugar,
los tleilaxu le han implantado nuevos recuerdos y preceptos, manteniendo sus habilidades como
luchador implacable... pero hay algo más en él: filósofo zensunni y poderoso mentat (computadora
humana), ahora el ghola Hayt-Duncan es un peligroso binomio y una oculta incógnita, que confiesa sin ambages
al propio emperador y amigo que la Bene Tleilax le ha creado para destruirle...
 
 
Por otra parte, la concubina y auténtica compañera de Paul, la Fremen Chani, busca concebir un heredero del
trono, hasta que tras mucho intentarlo, se queda encinta. Tanto Irulan como los demás poderes fácticos del
imperio ven en la descendencia de Paul el mayor peligro al que deberán enfrentarse, una incógnita que podría
perpetuar el feroz poder de los Atreides en el Trono del León Dorado.
 
Muad’dib, Paul Atreides, ya no es más el joven justiciero que trae la salvación a todo un pueblo desesperado y
mártir de su propia tradición: se ha convertido en un tirano que domina con mano de hierro un mundo
marcado una vez más por la venganza y la búsqueda y el mantenimiento de un poder efímero, a quien, en última
instancia le repugna su propio lugar en la historia.
 
La represión religiosa del pueblo por parte de sus dirigentes apenas comienza a través de la Qizarate, que
vigila al ciudadano y condena a los infieles a la prisión y el tormento, la propia Alia conspira contra su hermano y
vigila sus movimientos, la Cofradía lucha en los caminos del futuro, que juega con el poder presciente como un
niño con un caro juguete, la Bene Gesserit intenta perpetuar una vez más los esquemas genéticos que dieron
lugar al Kwisatz Haderach, la Bene Tleilax enseña por primera vez sus garras...
 
Ciego tras un atentado contra su vida y con Chani muerta (tras dar a luz a los gemelos Leto II y
Ghanima), Paul decide internarse en el desierto a morir entregándose al Shai-Hulud según las leyes
Fremen, que no permiten ciegos en la comunidad, y donde contrabandistas del Sietch Jacurutu le
capturan para utilizarlo como presciente.
 
“Érase un hombre tan sabio, que metió la cabeza en un lugar lleno de arena ¡Y se quemó ambos ojos! Y
cuando supo que sus ojos estaban ciegos, no se compadeció por ello. Apeló a su otra visión e hizo de sí
mismo un santo.”
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11/02/2009, 23:59
Director

La Regencia (10209 – 10219)

"La hipótesis de que un entero sistema pueda ser llevado a funcionar mejor a través de una agresión a
sus elementos conscientes revela una peligrosa ignorancia. Ésta ha sido a menudo la ignorante
aproximación de aquellos que se llaman a sí mismos científicos y tecnólogos.” - El Jihad Butleriano, por
Harq al-Ada.
 
Dune, convertido en el centro del universo conocido por obra de Paul Atreides, Muad’Dib para los
Fremen, está cambiando su realidad ambiental. El paraíso en la tierra prometido por Liet Kynes está
cada vez más cercano, y el desierto, otrora inhóspito y peligroso señor del planeta, cede terreno ante
la humedad cada vez más sólida y abundante. El inquebrantable espíritu Fremen se ha trocado en
autocomplacencia para la mayoría de los jóvenes y viejos de Dune, y comienzan a olvidar sus
ancestrales costumbres, conscientes de que su medio cambia su equilibrio pasado por una nueva
realidad.
 
La dura moral y la practicidad metódica del pasado ha visto su lugar mancillado por la religión, y miles
de sacerdotes desde la capital, Arrakeen, manipulan los preceptos y el mito de Muad’Dib a su antojo,
purgando constántemente elementos disidentes y controlando a la población a través de una férrea
disciplina dogmática. En el centro y origen de este represor gobierno se encuentra Alia, la prenacida
Atreides hermana de Paul, con múltiples vidas pulsantes en su interior, que pugnan por tomar el
control de la carne y extender así su agonizante y estancada existencia. Dada la juventud de los
gemelos Atreides hijos de Paul y Chani, Alia toma la regencia, disolviendo los Fedaykin (los comandos
de la muerte de Paul) y originando un demoledor frenesí religioso entre los Fremen y los habitantes
del Imperio, que culmina en una dictadura sostenida por el terror.
 
 
Stilgar sigue al mando de los ejércitos Fremen, pero su autoridad está supeditada a los caprichos de Alia,
enmascarados por los preceptos del desierto. El viejo naíb sigue atado a las antiguas costumbres, relajadas y
sofocadas por una cada vez más letal y sombría Alia, que no escucha más consejos que los de su propia
sabiduría, y tan sólo busca perpetrar el esquema de dominación que se obstina en mantener.
 
Los gemelos, Leto II y Ghanima, son, al igual que Alia, también prenacidos, con todo lo que ello comporta. Pero
al contrario que ésta, aún no se han enfrentado con el Trance de la Especia, ni han tenido que soportar más
que breves demostraciones de la titánica lucha interior de las miles de vidas que albergan en sus mentes. Aún
así, conservan intactos todos los recuerdos de sus Otras Memorias, y extraen valiosos conocimientos y vivencias
que les alienan, trastornando profundamente a aquellos que no están advertidos sobre sus poderes. Hasta ahora
tan sólo han tomado dosis razonables de especia, por lo que de momento no pueden horadar los tenebrosos
velos del futuro, como podía hacer su padre, ni sufren de momento los peligros de la Abominación, que tanto
teme la Bene Gesserit. Pero bullen de energía y poder, y sus ideas sobre el universo y el gobierno chocan
frontalmente con el dominio ejercido por Alia, que teme el empuje y la sabiduría milenaria de esta dupla Atreides.
 
 

Por otra parte, dejando de lado las luchas por el poder en la Regencia del Imperio, la Casa de los

Corrino entra en escena de nuevo urdiendo un complot contra los gemelos, verdadero futuro de la
Casa de los Atreides, y gran obstáculo para la recuperación del Trono del León Dorado por parte de
Farad’n, joven jefe de los Corrino y descendiente del derrocado Shaddam IV.
 
Frente a la dictadura de Alia y sus miles de burócratas religiosos borrachos de poder, un extraño
Predicador recorre Dune clamando contra la Regencia, que de momento tolera sus diatribas. Esto da
que pensar a los Fremen, que sospechan cada vez con más certeza que detrás del demacrado rostro y
las ciegas cóncavas de los ojos del Predicador se esconde su antiguo mesías... ¿será realmente Paul
Atreides, que ciego se adentró en el Desierto Profundo para morir, o será un Fremen loco que no
aprecia en demasía su vida?
 
“El Fremen debe retornar su fe original, a su genio en formar comunidades humanas; debe retornar al
pasado, de donde aprendió esa lección de supervivencia en su lucha con Arrakis. La única preocupación
del Fremen debe ser el abrir su alma a las enseñanzas internas. Los mundos del Imperio, el Landsraad y
la confederación de la CHOAM no tienen ningún mensaje que ofrecerle. Lo único que pueden hacer es
robárselo de su alma." - El Predicador en Arrakeen.
 
Leto y Ghanima Atreides, ambos de nueve años, adultos en cuerpo de niños, tendrán que enfrentarse
a las conjuras de los Corrino y a las ambiciones de una desatada Alia, mientras encuentran el camino
para prevenir el desastre que amenaza a la Humanidad. Leto intentará asegurar la supervivencia de la
raza humana y sortear el gran peligro que prevee, para lo cual deberá tomar lo que él llama la Senda
de Oro (Secher Nbiw) y desencadenar el Kralizec, el Tornado en los Límites del Universo, de lo que la
yihad que ha arrasado el Imperio es apenas un débil reflejo.
 
La Bene Gesserit reaparece con mayor fuerza para intentar tomar el control de nuevo de su valioso
programa genético, y probar la "humanidad" de los gemelos Atreides destinados a ocupar el Trono del
León Dorado. Temen que Leto II se convierta en otro Kwisach Haderach sin control pero con mucho
más poder del que jamás tuvo su padre.
 
El éxito de las estrategias ecológicas de los Fremen y el inicio del retroceso del desierto trae consigo
una mayor abundancia de recursos naturales y la relajación del espíritu de Dune, que fue capaz de
conquistar el Imperio, y se ha convertido en la última esperanza de una humanidad ya corrompida en
otros planetas. Leto prevee el desastre y el colapso del Imperio, e ideará una forma de asegurar el
porvenir humano y la diversidad más allá de la especia, que ata al espíritu innovador de la humanidad
a un frenesí hedonista de fatales consecuencias. Pero deberá enfrentarse a todos los poderes e
intereses del Imperio conjurados contra él y su hermana.
 
En esta última etapa de su vida, Paul se rencontrará con su hijo Leto II por última vez en el desierto,
tras su fusión con las truchas de arena. Paul le reprochará su decisión explicando por qué él no lo
hizo: la Senda de Oro le habría alejado de su amada Chani, y le habría conducido a la soledad. Pero
ya es tarde y no hay reproche que valga para Leto.
 
Así, sumido en el dolor de la decisión de su hijo, lo ayudará por última vez como elemento de
distracción el día del matrimonio de Ghanima. Encontrará la muerte a manos de uno de sus mismos
sacerdotes fanáticos. Su muerte asentará aún más el poder de Leto como Dios Emperador, alegando
ante sus fieles tener el agua de Muad'Dib.
 
“La Iglesia y el Estado, la razón científica y la fe, el individuo y su comunidad, incluso el progreso y la
tradición... todo ello puede ser ajustado a las enseñanzas de Muad’Dib. Él nos enseñó que no existen
opuestos intransigentes excepto en las convicciones de los hombres. Cualquiera puede echar a un lado el
velo del Tiempo. Uno puede descubrir el futuro en el pasado o en su propia imaginación. Haciendo esto,
uno reconquista su consciencia en su ser interior. Entonces uno sabe que el universo es un conjunto
coherente y que él mismo es indivisible de él.” - El Predicador a Arrakeen, según Harq al-Ada.
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12/02/2009, 00:01
Director

Dios Emperador (10219 – 13724)

“Los enemigos fortalecen. Los aliados debilitan. Os digo esto confiando que comprendáis porqué actúo
como actúo sabiendo a ciencia cierta que en mi imperio se acumulan grandes fuerzas con un único
deseo: destruirme.”
 
“Debéis recordar que tengo a mi disposición ante cualquier demanda interna todos los conocimientos y
maestrías conocidos en nuestra historia. Esta es la reserva de energía a la que recurro cuando adopto la
mentalidad de la guerra. Quien no haya escuchado los gemebundos gritos de los heridos y los
agonizantes, no sabe nada de la guerra. Yo he escuchado esos gritos en tal número que me obsesionan.
He gritado yo mismo por las consecuencias de la batalla. He sufrido heridas en todas las épocas, heridas
causadas por puños y garrotes, por pedradas, heridas inflingidas por granadas de mano y espadas de
bronce, por mazas y cañones, por flechas, pistolas láser, y por el silencioso ahogo del polvo atómico, por
las invasiones biológicas que ennegrecen la lengua y anegan los pulmones, por el veloz lametazo de las
llamas y la callada acción de los venenos lentos.. ¡Y otras muchas más que no enumero! Todas las he
visto y todas las he sentido en carne propia. A cuantos osan preguntar por qué me comporto del modo
que lo hago, les respondo: con los recuerdos que tengo no puedo hacer otra cosa. No soy cobarde, y en
otro tiempo fui humano.” - Palabras de Leto II, extraídas de sus Diarios Robados.
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12/02/2009, 00:02
Director

 

 El fin del Despotismo Hidráulico

Leto II, el hijo de Paul Atreides, ha asumido por fin su Senda de Oro (Secher Nbiw), el camino
destinado a salvar a la especie humana de sí misma, y tras su fusión con las truchas de arena,
acumula ya más de 3.000 años de reinado absoluto sobre el universo conocido. Encaminado sin
remisión a su implacable transformación corporal en gusano de arena, Leto (el Tirano o el Gusano
según la mayoría de sus súbditos), impone una paz forzosa que los diferentes pueblos bajo su égida
intentan por todos los medios quebrar. Su cuerpo físico, casi inmune a los ataques con armas
convencionales, se une a su portentosa mente presciente, capaz de ver a distancia los complots
urdidos contra él, para conformar un ente casi invulnerable. Él es Dios, la encarnación terrenal de Shai
Hulud, cabeza visible de la religión y el gobierno del Imperio.
 
Sus memorias previas, millones de almas acumuladas en su mente, le dan una perspectiva
inigualable de la historia humana y sus peligros, y conforman en ocasiones un inmenso lago donde
Leto acostumbra a nadar, evadiéndose de la realidad inmediata. Le proporcionan así mismo
lecciones incomparables, opciones y caminos vedados, pero sobre todo una hastiante repetición
de actitudes, situaciones y recuerdos. Pese a ser memorias ajenas, Leto las vive y experimenta
como propias; él es un hombre y una mujer, un anciano y un niño, es soldado, es pescador, es rey,
es esclavo,… ningún punto de vista le es ajeno ni ninguno domina sobre él. Es la Conciencia de la
Humanidad. Y conocedor del peligro al que se enfrentaría la Humanidad, la fuerza a soportar su
tiranía, con el fin de aguijonearla y que busque caminos alternativos de dominio.
 
Leto sabe que la especia (melange) seguirá dominando al ser humano y condicionando su
supervivencia, así que se propone convertir de nuevo el planeta Dune (Arrakis) en un vergel,
donde debido a la nueva acumulación de humedad perezcan los gusanos de arena, productores de la
sustancia geriátrica, de forma que la única especia que circula por su imperio en los tiempos relatados
en el libro es la de su propio e inmenso almacén secreto. Tan sólo una minúscula porción de desierto
amurallada, sostenida por los satélites de control climático queda en Dune: el Sareer, el Santuario de
Leto, pero de allí no sale ya especia. Busca acabar con el llamado “despotismo hidráulico”, con la
dependencia económica de una sola fuente de energía o bienestar. Cada pueblo recibe una asignación
anual a criterio de Leto II, de forma que tiene así dominados los destinos de todos los planetas
dependientes al Imperio.
 
 
Por supuesto, estos no aceptarán una tal subordinación de buen grado, y la
mayor parte de sus esfuerzos tecnológicos irán destinados a producir especia de forma sintética, para
no depender de los favores del Emperador. De entre estos pueblos, destacarán por su ferocidad e
inteligencia los Tleilaxu, amos de los secretos de la genética, quienes además proporcionan a Leto un
arma de doble filo imprescindible: innumerables gholas (copias exactas conseguidas de las células de
una persona) de Duncan Idaho, antiguo capitán de los Atreides, que entró al servicio de su padre y
que fue conocido por su ferocidad en el campo de batalla. Mantiene una deuda de honor con los
Atreides, por lo que éstos fuerzan siempre que pueden su lealtad inconmovible a través de los siglos.
 
Los Duncans proporcionados por los tleilaxu recuerdan sus memorias originales, por lo tanto
transcienden a su propia muerte, ya que además de su nueva vida, conocen el momento exacto del
fallecimiento del original, y representan para Leto un valiosísimo tesoro genético, por lo que “anima” a
los gholas a procrear con sus Habladoras Pez, su ejército de implacables guerreras guardianas, cuyas
habilidades en muchos terrenos se mejoran cada año. Los Duncans son también un misterio peligroso,
ya que nadie sabe qué condicionamientos han podido incluir los Tleilaxu, enemigos del Emperador,
para dañar a éste. Los Duncan Idaho son capitanes natos, y Leto suele utilizarlos, a pesar del peligro,
para que asuman el mando de sus ejércitos.
 
Las Habladoras Pez conforman el pilar básico de su estructura de poder; son mujeres adiestradas en
los usos de la guerra y la paz, e implacables en defensa de su señor. A pesar de que son mandadas
por hombres de confianza de Leto, las mujeres son, en palabras del Dios Emperador, “las que mejor
mantienen la Senda de Oro”, al estar más predispuestas que los hombres a la conservación de la vida:
no sólo luchan, sino que proporcionan al Imperio hijos e hijas de genética cada vez más atreides y más
fuerte. Son madres y guerreras… y en ocasiones sacerdotisas de la religión imperial, fanáticas
seguidoras de su amo.
 
Leto II mantiene una relación ambivalente con la tecnología. De forma pública, alienta la fidelidad a la
Yihad Butleriana, que prohíbe el desarrollo de cualquier máquina pensante o que imite la capacidad
humana de pensar, pero acepta la tecnología ixiana, que bordea y muchas veces traspasa la legalidad, pero
que contribuye también a hacer más llevadera la adaptación a su cuerpo de pre-gusano. Por otro lado
ordena también acabar con la Orden de Mentat y continúa con la transformación ecológica de Arrakis,
que modifica el ciclo vital del planeta y erradica a los gusanos de arena por completo quedando sólo uno
con vida (el propio Leto), manteniendo intacta una pequeña porción de desierto.
 
Pero la persona que más tiene contacto diario con Leto y mejor le comprende es Moneo, su asistente personal
y gobernador. Por supuesto, es un atreides, uno de los “productos” genéticos de Leto, dotado con una
inteligencia y dotes de mando innatas y unos reflejos físicos mejorados aún a pesar de su ya avanzada edad.
 
Comparte con él gobierno y responsabilidades, pero por encima de todo, los peligros. Moneo no sólo
está expuesto a las intrigas de los diferentes pueblos que ambicionan el poder, sino a los cada vez
más frecuentes signos de la presencia del Gusano en Leto.
 
En ocasiones, la parte humana del Emperador pierde el control y cede terreno a la ira
del Gusano, una auténtica tormenta que no respeta nada. Conforme se acerca su transformación final
a Gusano de Arena, Leto es cada vez menos humano y más irascible: tan sólo su cabeza, sus brazos y
unas minúsculas piernas atrofiadas son identificables como tales en su cuerpo de gusano. Moneo como
atreides, es depositario de la herencia genética presciente de la familia, aunque teme descubrir en él
mismo esos poderes, e intenta negar la evidencia, retrasando indefinidamente el momento de su
exposición masiva ante la especia. Pero estos poderes han sido transmitidos a su descendencia… y
serán la clave del futuro… como lo han sido a través de toda la saga Atreides.
 
La Bene Gesserit prosigue con su propio programa genético (del que Leto tomó la base para el suyo),
pero los nacimientos son vigilados por las Habladoras Pez, que eliminan aquellos que no se ajustan a
los designios del Emperador. La Hermana Chenoeh, representante de la Orden ante Leto, se queja
repetidamente de ello, pero éste, como toda respuesta, amenaza con un escueto “agradeced lo que
 

tenéis”. La Bene Gesserit se ve obligada, como el resto de pueblos y órdenes, a agradecer a Leto lo

que tiene a bien dispensarles.
 
 
Las antiguas Grandes Casas del desaparecido parlamento del Imperio, el Landsraad, han perdido todo
su poder con la caída del mercado de la especia, tan sólo seis de ellas tienen ahora el estatus de Casa
Menor. La Cofradía también está bajo el absoluto control de Leto, debido a su patética dependencia de
la especia, aunque intentarán buscar otros caminos junto con Ix para asegurarse la sustancia
geriátrica que les permite viajar rápidamente entre mundos.
 
Los ixianos, por su parte, idearán un plan para dañar al Tirano donde más le hiere. Diseñarán a una
mujer llamada Hwi Noree, tras estudiar los gustos amorosos, intelectuales y físicos de Leto, y la
situarán como embajadora de Ix ante él. Éste, que ya no puede experimentar el amor físico con mujer
alguna, se verá torturado por un sinfín de emociones muy a su pesar, distraído del gobierno. El
Emperador no tiene apenas debilidades físicas, pero aún puede sentir amor…
 
La hija de Moneo, otra atreides llamada Siona, descendiente en línea directa de Ghanima Atreides,
hermana de Leto, resulta ser la auténtica clave de la historia posterior del Imperio, gracias a que en
ella ha culminado la selección genética que Leto iniciara con su reinado, similar a la emprendida siglos
atrás por la Bene Gesserit, pero mucho más refinada. Siona, declarada en rebeldía, roba los Diarios
Secretos de Leto, y será puesta a prueba por éste (como lo fue Moneo en su juventud) en una suerte
de Gom Jabbar mejorado: el destino de Siona será el destino del mundo, y en ella renace el espíritu
fremen, ahora sólo latente en los patéticos y degradados Fremen de Museo.
 
Ingeniería social
 
La Visión fremen y práctica de Leto, clara e imprescindible para él, representa para otros el poder
absoluto y destructor que las libertades individuales. El enfrentamiento ideológico y físico deriva en
interesantes contradicciones, y de nuevo sienta las bases para las guerras abiertas que se declararán
más adelante. La democracia, tan amada entre nuestros contemporáneos como la única forma
respetuosa de convivir con nuestros semejantes, se ve en esta ocasión puesta en tela de juicio por un
Leto que considera que no es el momento de que el Imperio adopte ese “modus vivendi”. Para él, los
sistemas presuntamente igualitarios (democracia tutelada) tan sólo refuerzan la cobardía, modulando
los instintos humanos que conducen a la voluntad y la valentía, regulando apetitos y voluntades,
marcando unos límites precisos: se nos domestica desde pequeños para vivir una vida tutelada por la
moral común. De este modo, la sociedad pierde valor y se ve en peligro frente a amenazas externas.
 
Pero Leto no sólo abomina de la democracia clásica, sino también del conservadurismo. Desconfía de
ambos extremos. Según afirma, si tras un conservador se encuentra un hombre que prefiere el
pasado antes que el futuro, alguien que obliga a sus subordinados a involucionar, tras un liberal se
esconde un aristócrata; en palabras de Leto II: “Los gobiernos liberales se convierten
irremisiblemente en aristocracias. Las burocracias traicionan la verdadera intención de las personas
que forman dichos gobiernos. Desde el primer momento, los hombrecitos que formaron los gobiernos
que prometieron equiparar las cargas sociales se hallaron inopinadamente en manos de aristocracias
burocráticas. Ya se sabe que todas la burocracias siguen esa pauta, pero qué hipocresía descubrirla
incluso bajo una enseña comunizada. Ah... bien, si las pautas me enseñan alguna cosa, es que se
repiten y se repiten incansablemente. Mis congojas, en conjunto, no son más angustiosas que las de
los demás, al menos yo enseño una lección nueva”.
 
Leto domestica a la Humanidad con una paz de 3.000 años, les priva de la básica libertad de elección
de la propia voluntad. Al dirigirlos de esta forma, con el tiempo los diferentes pueblos echarán de
menos aquello que se les arrancó sin piedad, buscarán su propia autodeterminación y el instinto
humano creativo y guerrero aflorará de nuevo en ellos. Al mismo tiempo, Leto casi les priva de la
sustancia que sostiene el Imperio: la especia, ocasionando la caída del peligroso modelo socioeconómico
pasado, y provocando la Dispersión. Miles de millones de personas mueren debido a su
dependencia física de la especia, y otras emigran de sus planetas natales y colonizan otros mundos,
multiplicando la variedad de comportamientos, aptitudes, inventos, formas de pensamiento y
religiones. La vuelta de las gentes de la Dispersión provocará de nuevo una guerra contra las que se
quedaron en los planetas conocidos, de la que los más aptos conseguirán sobrevivir, asegurando el
futuro de la raza humana. El peligro que Leto vio en la especia y el despotismo hidráulico que ésta
provocaba, quedará por fin conjurado. El tirano se convierte en el catalizador de esta evolución.
 
La futilidad de la historia escrita por los vencedores queda patente: la historia oral finalmente se lleva
el crédito de la crónica de la Humanidad; tanto Leto como sus súbditos ridiculizan constantemente los
 

hechos consignados por los cronistas “oficiales”, y conceden mayor importancia a los hechos

transmitidos entre personas. El propio Leto ironiza constantemente con el tratamiento que pueda
llegar a darle la historia póstuma, y desconfía de los historiadores.
 
Leto se define a sí mismo como “El último depredador de la Humanidad”, circunstancia que se
entiende con la sola lectura de esta cita, que puede resumir buena parte del objetivo del Dios
Emperador: “Disponiendo las generaciones del tiempo suficiente para evolucionar, el predador
produce determinadas adaptaciones de supervivencia en su presa, las cuales, mediante un ciclo
operativo de alimentación, producen cambios en el predador, que a su vez modifica a su presa,
etcétera, etcétera, etcétera... Innumerables son las fuerzas poderosas que producen el mismo efecto.
Las religiones pueden contarse entre dichas fuerzas.”
 
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12/02/2009, 00:06
Director

La Senda de Oro

La senda de oro consiste en mantener al universo bajo la paz forzada durante más de 4000 años, con
el fin de aplazar (e incluso evitar) la decadencia y autodestrucción de la raza humana. Para ello la
humanidad debería perder la conciencia absoluta de las guerras y el hambre, para que, una vez
terminados los 4000 años, esta revalorase lo que es sobrevivir. Este plan estaría bajo la tutela de Leto
II hijo de Paul Atreides, quien abandonaría su humanidad al aceptar la simbiosis de las truchas de
arena para convertirse en el Dios emperador, o como el mismo diría: el más grande planificador de la
humanidad a largo plazo...".
 
El monopolio forzado de la especia, su invulnerabilidad física y su linaje Atreides, lo transformarían en
la figura faraónica perfecta para guiar a la humanidad por su senda, sin recibir oposición alguna. Un
icono religioso que heredaría el nombre del extinto gusano de arena "Shai hulud", como muestra de
su divinidad ante el universo.
 
La senda de oro duraría al rededor de 3500 años (poco antes de lo previsto), y finalizaría con la
muerte de leto II el día de su matrimonio, a manos de un ghola de Duncan Idaho, y Siona Atreides,
descendiente directa de su hermana Ghanima y del "perturbador del hábito" harak al kwada. Tras su
muerte el cuerpo de Leto se convierte de nuevo en truchas de arena, que en apenas unos cientos de
años vuelven a hacer de Arrakis (más tarde llamado Rakis) un desierto.
 
La desaparición del Tirano no solo marcó el final de la senda de oro, sino que además (como lo habría
predicho de alguna forma Leto) el inicio de un episodio violentísimo llamado "la dispersión", que
marcaría el fin del antiguo imperio, y la migración de millones de personas al espacio desconocido.
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12/02/2009, 00:07
Director

La Dispersión (13724-14224)

Tras la muerte del Dios Emperador, el imperio se torna vulnerable, la hambruna (con este concepto se
define la desaparición de la melange) y el caos político comienza a asolar el universo conocido, por lo
que millares de personas deciden huir hacia el universo no conocido (podría decirse "la parte oscura
de este", conocido por los Tleilaxu como el Yaghist, y más generalmente como La Tierra de Nadie), se
supone con la esperanza de encontrar la solución de la hambruna en el desalojo y la colonización de
nuevos mundos.
 
Uno de los propósitos de la Senda de Oro del Dios Emperador es determinante en La Dispersión: la
paz forzosa durante 3.000 años (similar a la Pax Romana de una era muy muy anterior), el
estancamiento del comercio y un menor número de viajes interplanetarios, fuerza a los humanos a
sentirse encerrados en sus planetas. Esto aviva la llama de la libertad, la curiosidad, la inventiva y en
general, las ansias de nuevos estímulos para la humanidad. El Dios Emperador forzó una situación de
falta de estimulo en la humanidad, para que esta reaccionara de forma opuesta, demandando nuevas
experiencias, estímulos y recuperar la curiosidad humana que siempre había caracterizado.
Junto con los millones de personas que parten hacia el universo aún sin explorar, marchan Habladoras
Pez y agentes de muchas de las escuelas de adiestramiento, entre ellas la Bene Gesserit y la Bene
Tleilax.
 
Sin embargo, muchos de ellos parten en no naves, por lo que todos ellos desaparecen por miles de
años. Nadie nunca supo que ocurrió con la dispersión. Pérdida de comunicación, ceguera ante el
 

oráculo a falta de especia, o simplemente la sangre de Siona; nadie nunca supo el destino de estos

miles de millones de personas que huyeron del antiguo imperio.
 
Que gran sorpresa se llevarían los habitantes del antiguo imperio, cuando miles de años después
recibiesen las primeras señales de la gente de la dispersión.
 
Las no-naves
 
Se trata de un tipo de nave de transporte desarrollada por los Ixianos de tecnología desconocida hasta
entonces. Se basa en unas sutiles variaciones de las ecuaciones que Ibrahim Vaughn Holtzman
desarrolló durante la construcción de los motores que utilizan los cruceros espaciales de la Cofradía.
Lo peculiar de estas no-naves radica en que pueden tornarse invisibles a la detección tanto visual
como instrumental. Realmente no son invisibles en absoluto, pero las modificaciones Ixianas
consiguen que todo lo que esté dentro del radio de acción del dispositivo queda fuera del universo
real, manteniéndose dentro de un pliegue espacial, con esto se consigue la invisibilidad total de la
nave simplemente porque la nave no está en el universo (no-nave).
 
La no-nave no sólo es invisible a la detección común, sino que actúa como una no-sala, siendo
también invisible a la presciencia. Aunque cuando está en reposo puede ser detectada normalmente.
Realmente la no-nave supone la combinación de dos inventos anteriores de los Ixianos: la No-Sala
(que actúa como un escudo a la presciencia, de manera similar a la presencia de un Navegante) y los
Dispositivos de Navegación (ordenadores con gran capacidad de computo preparados para viajes
estelares). Su tamaño es gigantesco, pudiendo albergar poblaciones enteras, e incluso Gusanos de
Arena con suficiente arena para sobrevivir a un viaje estelar. A menudo las no-naves son también
armadas y utilizadas en batallas estelares, o como sistemas de defensa (o ataque) planetario,
manteniéndose en órbita de manera invisible.
 
Se hicieron muy populares durante la Dispersión pues las capacidades de cálculo avanzado de sus
ordenadores hacían posible la navegación sin necesidad de Navegantes de la Cofradía y sus poderes
prescientes, esto supuso también el completo declive de la Cofradía y el posterior encumbramiento de
los Ixianos y las Habladoras Pez.
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12/02/2009, 00:08
Director

El Viejo Imperio (14224 – ¿?)

"Todos los gobiernos sufren de un problema recurrente: el poder atrae a las personalidades patológicas.
El poder no es entonces corruptible. Esa gente tiene tendencia a emborracharse de violencia, a condición
que se convierta rápidamente en adicta a él" - Misionaria Protectiva Texto QIV (decto)
 
Tras la Dispersión, los restos de la Bene Gesserit acabarían tomando las riendas del Viejo Imperio,
mientras que en los límites del Universo Conocido (ahora mucho más expandido que en tiempos del
Dios Emperador) una nueva fuerza de gobierno, las Honoratas Matres, se hizo con el control de lo que
sería el Nuevo Imperio. Tras 500 años de la muerte de Leto II muchos comienzan a regresar al Viejo
Imperio que una vez más se organiza en torno a la producción de especia del planeta Rakis.
 
Las Honoratas Matres se originaron en la gran dispersión que ocurrió al finalizar el Imperio de Leto II,
eran originalmente Habladoras Pez, o restos de las tropas totalmente femeninas de élite de Leto II, y
Reverendas Madres, aliadas con la idea inicial de destruir a la Bene Tleilax (tras descubrir el secreto
de sus tanques Axotlon) y liberar los cerebros muertos de las mujeres Tleilaxu. La combinación de sus
habilidades marciales les permitió someter a muchos planetas Tleilaxu y más tarde acabaron por crear
una democracia burócrata que dominaría el Nuevo Imperio. Al paso de los años, esta democracia se
tornó autocracia, y con ella una actitud de prepotencia y de autoritarismo envolvió a estas Aristócratas
potencialmente benévolas. Su sistema de gobierno se mantuvo firme gracias a las continuas redadas,
razzias, y a la sumisión que tenían de los hombres gracias a sus poderes tántricos sexuales, hasta el
punto de llegar a dominar un Imperio varias veces superior al del Dios Emperador.
 
Tan sólo el maestro Tleilaxu Scytale, y sus tanques productores de la especia naranja melange,
sobreviven a la hecatombe Tleilaxu.
 
 

Sin embargo el Nuevo Imperio llegaría a su fin poco después de que un joven comandante

descubriese e invadiese con éxito inicial una parte del Imperio controlado por las máquinas pensantes,
supervivientes de la Jihad Butleriana. El contraataque fue devastador, en especial tras darse cuenta
de que los humanos habían sobrevivido al paso de los milenios. Se rumorea que disponen de un arma
capaz de dejar en estado vegetativo a cualquier ser humano.
 
Como resultado las Honoratas Matres se ven forzadas a regresar al Viejo Imperio huyendo de este
nuevo enemigo y no dudan en acabar por la fuerza con el gobierno Bene Gesserit. El planeta Dune, o
Arrakis, es destruido por las Honoratas Matres, junto con todos los planetas simpatizantes de la Bene
Gesserit que encuentran a su paso. Las Bene Gesserit, presionadas pero resistiendo, se han
reagrupado en la Casa Capitular, este planeta es el más importante y sede actual de la Hermandad
Bene Gesserit. Aquí, con el único gusano de arena rescatado antes de la hecatombe en Rakis, planean
convertir a este placido mundo de huertos y fincas en un desierto para evitar la desaparición de la
Melange, fuente de su poder. Casa Capitular será el nuevo planeta Dune. Sin embargo debido a la
Dispersión y la Sangre de Siona de la Bene Gesserit, las Honoratas Matres tardan años en dar con el
paradero del planeta.
 
Según la Madre Superiora Odrade, que Casa Capitular será el nuevo foco de las tensiones religiosas
del universo, ya que la hermana Sheeana, controla a los recién nacidos gusanos, y hay un culto
desarrollándose en el imperio alrededor de ella, que pondrá las riendas religiosas en manos de las
Hermanas Gesserit, quienes desataran una Jihad en contra de las Honoratas Matres si se resisten.
Al final, este plan falla, dejando como única solución el control de la Casa Capitular en manos de las
Honoratas Matres y su nueva Rectora, La Madre Superiora y Gran Honorata Matre Murbella, y el
casamiento de las dos órdenes/organizaciones. Sin embargo, el proceso de desertificación sigue aun
con este cambio.