Partida Rol por web

- Gracias señor -dice el Sargento por toda respuesta, aunque parece muy satisfecho.

No hace falta ser un lobo para darse cuenta de que algo ocurre, puede olerse - Quizá el sargento discrepa sistemáticamente con las decisiones del teniente y pretende evitar un enfrentamiento, pasando de este modo a los Astartes el peso de las decisiones sobre su pelotón... - Sargento! Como Astarte táctico estoy especializado en la coordinación de grupos de combate. Necesito de su experiencia en la zona para conocer de primera mano las características del terreno que nos encontraremos de aquí en adelante. Le solicito que camine a mi lado en la vanguardia para que me instruya acerca de estas cuestiones estratégicas.

Observo que el hermano Lucian desconfía del teniente - Teniente Haiden! Considero que una dualidad de mandos podría entorpecer la misión, poniéndola en riesgo ante un eventual choque de pareceres. De este modo, con motivo de su buen desarrollo, le conmino a renunciar a las órdenes de la FDP y a atenerse exclusivamente a las órdenes de la escuadra de Astartes, liderada por el hermano Lucian. Es más, me atrevo a pensar que su inmediato superior, el Capitán Ascote, apoyaría esta decisión - Skold cambia el tono serio e intimidatorio mientras comienza a sonreir para dar más énfasis a esta nueva parte de su discurso - Además, camarada Haiden, ¿quién no desearía ponerse a las ordenes de una escuadra de Astartes? Esos gloriosos ángeles del Emperador cuya servoarmadura es incluso más brillante que su propio ego... Sin contar que el doctor Lucian es un juicioso marine y de proverbial astucia...

Las palabras del teniente son correctas, pero hay algo que bajo tu experta mirada supervisora no acaba de encajar. No podrías decir exactamente qué es, pero hay algo en sus gestos o incluso en su reciente indignación que te hace plantearte si todo lo que dice es todo lo que es, o si lo que dice es todo cierto

No hace falta para darse cuenta de que hay algo que no marcha bien en el regimiento recién llegado. No es algo palpable, es más bien una impresión, una corazonada, pero de algún modo te das cuenta de que hay cierta desconfianza en el regimiento. Los que debieran ser los más fieles compañeros, aparte de asustados, parecen lanzarse miradas furtivas, son reticentes a obedecer ordenes directas o las realizan de mala gana y malamente. Podría ser las consecuencias evidentes de haber estado expuestos a una situación de estrés sin superiores y órdenes claras (en la base de la FDP) pero de algún modo tu brillante intuición que ningún Lobo Espacial ignoraría te dice que hay algo más. Probablemente algo peor.

El sargento se apresura a cumplir las órdenes recibidas y se acerca a Skold. Ha captado la idea de inmediato y hace esfuerzos por ocultar su satisfacción. También parece mucho más relajado

- Si me permite decirlo, señor, lo considero una decisión muy acertada. Durante demasiado tiempo hemos estado sin órdenes ni mandos claros y las nefastas consecuencias son claramente visibles. Orden, disciplina y unicidad de funciones es lo que mis hombres necesitan para dar lo mejor de sí mismos por el Imperio, señor. No dudo que el Capitán Ascote lo comprenderá llegado el caso. Permítame decir también en nombre de mis hombres que nos orgullece estar bajo las órdenes de la élite de los guerreros de la Humanidad.

Elyas emitió un gruñido disimulado cuando Skold y Lucian cominaron a los oficiales de la FDP a ponerse directamente a sus órdenes. En mitad de una infestación tiránida, aquellos hombres serían más una molestia que una ventaja. En su opinión, estarían mejor cuanto más alejados del centro de la acción, realizando tareas logísticas y encargándose de los rebeldes, que serían una amenaza más manejable para ellos. Pero si el hermano Lucian opinaba otra cosa, habría que cumplir con las órdenes.

Está claro que esta gente necesita un líder, sus ojos muestran el deterioro físico y mental propio de la situación límite en la que se encuentran. Nosotros somos el líder que necesitan, nosotros somos su esperanza. No obstante hay algo más, algo que no logro identificar pero que no huele bien, algo que el desarrollado olfato lupino detecta - "Generaciones subsiguientes de Genestealers disimulan sus rasgos hasta hacerse indistinguibles...Control mental..." - Deja escapar Skold entre dientes para si mismo - Si la asesina callidus está en lo cierto no tenemos modo alguno de detectarlos. Quizá no solo existan "autómatas y cabezas lavadas" en la Casa de los ecos...

Compañeros!! La situación es desesperada y nadie mejor que vosotros mismos sabe que es así. Es muy posible que no vivamos para ver el día de mañana... pero tenemos una oportunidad, una esperanza. Nuestra esperanza descansa en permanecer unidos, en confiar la vida propia al fusil del compañero y en salvar con el fusil propio la vida de nuestros hermanos - Skold hace una pausa para comenzar con un nuevo énfasis - Nuestra fuerza es nuestra unión, nuestra única esperanza... No tengo dudas hermanos, conseguiremos nuestro objetivo, pues la llama del Emperador arde en los corazones de cuatro Astartes que no contemplan la derrota.

Hermano Lucian, te seguiremos en la caza de esos Xenos.

Las palabras del Teniente Hayden suenan en mi cabeza y parecen dichas con soltura, pero algo no me calza, algo no me parece del todo convincente. Algo no me gusta, algo no me parece bien, algo está fuera de lugar. Pienso que quizás es un cobarde, que quizás es un desertor o incluso alguna clase de amotinado, pero entonces unos súsurros que muy pocos humanos serían capaces de escuchar son transmitidos por los sensores acústicos de mi casco y captados por mis sobrenaturales oídos, salidos directamente de la boca de mi hermano lobo:

"Genestealer o traidores. Cualquiera de los dos no puede seguir vivo."

Sin mediar palabra alguna y sin dar ninguna señal que le alerte, saco mi cuchillo de combate y golpeo con él la cabeza del Teniente, intentando dejarle inconsciente para la segunda parte de mi plan, mientras ordeno a todos los presentes:

- "¡Sujétenlo!"

Espero a ver si cae con el golpe o si es necesario que le afirmemos entre varios para someterle y poder así asegurarme de qué es lo que ocurre con aquel hombre y con lo que nos está diciendo.

Sepheran estaba atónito, al ver la facilidad con que Lucian y los demás parecían aceptar el incluir a más miembros de la guardia imperial bajo su mando. El no había tenido más remedio, el líder de escuadra le había ordenado dirigirlos en la defensa del complejo, pero ahora deberían continuar por su cuenta, no seguir haciendo de niñeras. Tan sólo Skold el lobo parecía reticente a aquella maniobra.

Y de repente, cuando parecía que todo estaba decidido, el hermano Lucian golpeó violentamente la cabeza del teniente Hayden, de modo que si hubiera decidido matarlo, ésta hubira explotado como un melón maduro.

Pero los sentidos de un astartes estaban mucho más desarrollados que los de un simple humano, y Sepheran fue el primero en reaccionar de todos los presentes, dando un paso al frente y aferrando con su prodigiosa fuerza al teniente, de modo que no pudiera escapar.

¿Puedes explicarte, hermano Lucian? preguntó dirigiendole una mirada inquisitiva.

Las palabras de Skold te ponen de manifiesto que hay algo que no marcha bien en el regimiento recién llegado. No es algo palpable, es más bien una impresión, una corazonada, pero de algún modo te das cuenta de que hay cierta desconfianza interna. Los que debieran ser los más fieles compañeros, aparte de asustados, parecen lanzarse miradas furtivas, son reticentes a obedecer ordenes directas o las realizan de mala gana y malamente. Podría ser las consecuencias evidentes de haber estado expuestos a una situación de estrés sin superiores y órdenes claras (en la base de la FDP) pero de algún modo te da en la nariz que se trata de algo peor.

La superior fuerza de un Marine Espacial se hizo especialmente patente en esta ocasión. Cómo un rayo y sin previo aviso, el cuchillo golpeo con el mango en la cabeza del desprevenido teniente, que no lo vio venir. Un cuchillo empuñado por un superhombre de más de dos metros embutido en una servoarmadura negra. Con un ruido sordo, el teniente se desplomó como un fardo, como un peso muerto ante la atónita mirada de sus hombres y del resto de los Marines.

Nadie dijo nada, ni siquiera se sucedieron comentarios temerosos entre dientes. El regimiento recién llegado guardó absoluto silencio ante el golpe destinado a su Teniente. Nadie cuestionaba nunca las decisiones de un Ángel de la Muerte si sabía lo que le convenía, pero en sus ojos se dibujaba el cruel rostro del miedo. Estaban asustados.

Quizá no era tan mala cosa. Quizá lo mejor es que tuvieran más miedo de vosotros que de los tiránidos. Así, a la hora de correr, cargarían contra el enemigo.

Las acciones de un Astarte no se cuestionan, y menos aún las del líder de nuestro grupo - Por el Trono Lucian, ¿a qué se debe esta enajenación mental? Más vale que te expliques con claridad hermano - Skold se dirige con un grito a las asustadas tropas - ¡¡Fiiiiiiiiirmes!! Sargento Black, ante la baja del teniente Haiden usted ostenta el mayor rango. Ordene a sus hombres formación de avance y regrese junto a mi. Nos pondremos en marcha cuando el Hermano Lucian de la orden, el tiempo apremia - Dicho esto Skold echa una mirada a Lucian, una mirada de desconcierto, una mirada que precisa de una explicación.

Escucho las palabras de mis compañeros y me acerco al aturdido teniente mientras es sujetado por una fuerza muy superior a la suya. Mientras me acerco y me saco mi casco, le respondo a mi compañero:

- "Hay algo que no me gusta de lo que este humano nos ha contado. No puedo saberlo a prori, no entiendo realmente qué es, pero estoy seguro de que algo no es lo que parece. Es una duda quizás menor, que quizás no importe mucho, pero un Ultramarine no deja nada al azar, por mínimo que sea."

Decidido y cuchillo en mano, busco la mano izquierda del teniente y cerceno en un movimiento firme el meñique de aquella mano. Una vez lo he cortado, me lo meto en la boca y comienzo a morderlo, esperando que mi omofágea haga el resto del trabajo.

La reacción no se hace esperar. Por un momento, parece que nadie se ha dado cuenta, que el regimiento del sargento Black está demasiado ocupado obedeciendo las órdenes de Skold y las del propio teniente Haiden no tienen un ángulo adecuado para ver lo que Lucian está haciendo... Pero son demasiados ojos.

- ¿Pe...pe-ro QUÉ...!? -dice una voz-. ¡Es uno de ellos! Los ojos se le desencajan mientras señala la escena. Haiden sigue aún insconsciente.

Y de repente se hizo el caos. La tropa del teniente Haiden había visto ya demasiados horrores y echaron a correr en todas direcciones, presas de un pánico inexplicable. Parecía que no era la primera vez que se comían a algún compañero. La tropa del Sgt. Black estaba más disciplinada y miraron un instante al sargento, que asintió ligeramente con la cabeza. Como respuesta, la tropa entera, temblorosa pero decidida, formó un círculo alrededor de Lucian, armas en mano.

La experiencia está vez no es tan drástica como con el Genestealer, pero la carne sigue teniendo un regusto ácido... extraño.

Cierras los ojos y ves escenas aisladas e inconexas. Recuerdos de la niñez. La figura paterna... La graduación como soldado de la FDP... El ascenso a Teniente... Caras desconocidas.. Discusiones, varias, en una sala con una gran mesa... No se oyen voces, pero todos parecen muy alterados...

...vista en primera persona... El regimiento corriendo en medio de escombros y llamas. Genestealers, varios, van dando caza a muchos hombres... Supervivencia... supervivencia... instinto de supervivencia. Ninguno se te acerca. Corres.
Todo es instintivo. Demasiado.

Abres los ojos. Reconoces algunas caras del regimiento del Teniente Haiden. Él también abre los ojos y hay algo sutil en ellos. Sus pupilas no son redondas. Son ligeramente ovaladas, semejantes (salvando las distancias) a... un reptil.

¿Y este es el tipo al que tenemos que obedecer? Un Ultramarine tenía que ser, claro... La misma temeridad e inteligencia de un Ogrete...

- Hermano Lucian, eso ha sido totalmente innecesario. Y ustedes, solo por el hecho de atreverse a levantar las armas contra los Ángeles del Emperador, la sentencia es la muerte. Pero teniendo en cuenta la situación, ya que ustedes no podrían saber de que capacidades disponemos, si las bajan ahora mismo y dejan de hacer el idiota, tal vez tengamos clemencia.