Partida Rol por web

Dunia apretó los dientes mientras seguía moviendo. No había dónde esconderse, así que sólo quedaba colocarse de la mejor forma posible para golpear a aquella cosa que no paraba de revolotear en el aire.

Apresurada, tensa la ballesta y dispara de nuevo, pero el virote pasa inofensivo un metro por debajo de la gárgola- Porras... - Maldice esperando que el resto pudiese tener mejor suerte.

Ante la presencia de aquel ser y el demonio que sale del pozo, Idari no se lo pensó y disparó con su ballesta, rezando para que no se desviase demasiado. Pero de manera sorprendente, el virote alcanzó a la criatura de lleno, con un impacto tan certero como no habia llegado a ver nunca en sus practicas con los tocones de árbol.

Maniobrando para no quedar al alcance de ningún ataque se preparó, recargando la ballesta y atenta por si debía lanzar algún nuevo hechizo.

El disparo de Dunia falla debido al pequeño tamaño del ser pero gracias a ese movimiento de esquiva, Idari es capaz de predecir el movimiento y su virote se clava en el cuerpo del ser que suelta un grito de rabia y se balancea en el aire pero sin perder altura, esta se arranca la flecha y podeis apreciar como la piel comienza a regenerarse lentamente, la criatura señala a Idari con rabia y siente como sus parpados le pesas pero rápidamente la sensación desaparece.

Sin saber bien cómo actuar, Auge no dudó en mirar a la criatura voladora, gruñir y mascullar algo en Aklo antes de señalarla y, al hacerlo, el sonido de una forja resonó. Y con el resonar algunas chispas saltaron alrededor de la criatura. Con fortuna, que lo dudaba, sería capaz de dañarla levemente.

En el mismo momento en el que me lanzaba hacia el engendro, éste hizo lo propio. Me pilló un poco por sorpresa y me limité a intentar defenderme como buenamente pudiera de sus ataques. Por suerte, conseguí mi objetivo.

Sentía como el resto de mis compañeros continuaban con el combate cada uno desde un sitio, quizás tratando de potenciar las habilidades que cada uno tenían utilizando el terreno como ventaja. Lo que era evidente era que la criatura voladora era la realmente peligrosa, pero no se podía dar la espalda a ninguna amenaza, por nimia que fuera. El engendro debía morir cuanto antes para que todos los ataques se centraran en el enemigo más peligroso.

Tenía muy claro lo que debía hacer, por lo que sin perder un instante, volví a atacar aprovechando que el engendro estaba muy próximo a mí. Debía acabar con él cuanto antes.

El hechizo aparece sobre la cabeza de Erylium pero esta logra sortearlo sin mayores problemas  mientras comienza  a hablar en su idioma  mientras señala a Anira que esta  realizando sus ataques sobre el engendro  dejandolo muy severamente herido puesto que una de sus garras y su mordisco logran provocarle severas heridas, el monstruo parece entrar en frenesí ante semejante nivel de daño y se lanza sobre la chica tratando de arañarla y morderla de la misma manera pero ninguna de sus garras ni dientes logran penetrar su armadura natural haciendo que estos queden completamente inútiles para gran frustración del engendro y de Erylium que comienza a gritarle cosas no muy aduladora a juzgar por el tono que usa....

- ¡Buena Idari! - Grita, mucho más optimista al ver que esa cosa no era invencible. 

El impacto de su compañera hizo que la criatura volase de forma más errática, por lo que con un poco de suerte eso le daría ventaja para conseguir un impacto.

La pelea en tierra también tenía su miga, pero ella estaba demasiado concentrada en ese bicho que se mantenía casi fuera de alcance. No le quitaría ojo hasta que lograsen que se estrellase contra el suelo.

Al ver los efectos de su proyectil sobre aquella criatura, y escuchar los ánimos de Dunia, Idari se atrevió a confiar de nuevo en su magia con entusiasmo intento lanzar uno de sus proyectiles de hielo.

- Froshkneih

Pero desgraciadamente, la energía arcana lanzó los restos de escarcha lejos de su objetivo.

- Maldita sea... - murmura con desesperación mientras recarga la ballesta.

El proyectil mágico de Idari falla, sin duda alguna la suerte no está de se  parte aunque gracias a esa intervención un nuevo virote logra hacerle daño a la criatura aunque sigue manteniendose en el aire, esta vez mira a Dunia con rabia y levanta la mano lanzando la daga que parece volar hasta clavarse en un lado del brazo, la daga es enana comparada con las que porta Dunia y la herida parece más bien como sí le hubiera clavado una aguja pequeña...

El combate parecía estar cerca de concluir. Los movimientos erráticos de aquella criatura hacían ver que estaba muy herida y trataba de defenderse con todas las fuerzas que le quedaban. Sentí una oleada de confianza al ver como sus ataques fallaban. Era el momento de terminar con él. 

Aproveché la cercanía para tratar de asestarle algún golpe que terminara con todo aquello. Una vez el engendro estuviera fuera de combate, sólo quedaría un enemigo en el que centrarnos.

En un primer momento se asustó al ver cómo su compañera de viajes recibía un golpe, pero al ver cómo era una herida tan pequeña decidió no darle más importancia por el momento, si bien dudó sobre la posibilidad de un envenenamiento.

En cualquier caso era momento de pasar a la acción. Miró a la criatura voladora y, sin muchas esperanzas, trató de molestarla con aquel retumbar de yunque y chispas.

El engendro trata de defenderse de los embistes de Anira pero esta es completamente implacable y entre las garras y los mordisco este queda completamente destrozado a los pies  de la mujer, Erylium suelta un grito de furia y vuelve a esquivar la magia de Auge  sin problema alguno mientras os mira con furia pero aún practicamente intacta desde el inicio del combate salvo por unos rasguños muy leves...

Idari pensó por unos segundos dedicarse a la bestia que habia salido del pozo, que quizá era mas fácil de impactar, pero en ese momento quedó destrozada bajo las garras de Anira, por lo que no tuvo muchas opciones. Cargando la ballesta con rapidez, apunto de nuevo hacia arriba y conteniendo la respiración, disparo otro virote... para volver a fallar, frustrándose un poco mas ante el sonido del proyectil destrozándose contra el muro de piedra. Definitivamente necesitaba otro golpe de suerte.

No había mucho más que hacer.

Solo seguir intentando matar a aquel maldito bicho

Así, tensó una vez más la ballesta, esperando el instante en el que la criatura bajase la guardia para evitar el golpe de Idari, y justo en esa fracción de segundo...

El virote de Idari falla de nuevo mientras que Dunia le da tiempo a disparar y acertar de nuevo  a la criatura que esta vez pierde el equilibrio cayendo al suelo, aunque rápidamente se incorpora y grita mientras que a su lado se materializa un ser horrendo hecho de carne semifluida dispuesta a ganar tiempo con ella hasta que vuelva a ponerse fuera de vuestro alcance

El engendro cayó al suelo sin vida. Había sido un combate relativamente corto, pero al momento sentí una nueva oleada de confianza al comprobar como había acabado con la criatura sin sufrir ningún daño aparente. 

Rápidamente, impulsada por esa confianza, miré al resto del grupo para comprobar cómo iban y si habían logrado acabar con el principal enemigo. Parecía seguir con vida, aunque se encontraba en el suelo. Sin duda era mi oportunidad.

El resto del grupo parecía estar bien, algo que no se podía menospreciar teniendo en cuenta que una nueva criatura parecía estar a punto de ser convocada como instantes antes lo había sido el engendro. Debíamos acabar ya con la amenaza y terminar con todo aquello cuanto antes. 

Sin perder más tiempo, me lancé hacia la criatura invocadora dispuesta a lanzarle todo lo que tenía.

Auge se sorprende al ver caer la criatura, no obstante no duda en absoluto y se dirige hacia ella pronunciando algunas palabras, blindando su mano con un poder mágico que judga a los malignos y recompensa a los buenos. Esperó impactar, quería ayudar a terminar cuanto antes con aquel ser, pero se temía el peor desenlace posible para su intento. No obstante imaginaba que no sobreviviría a aquel fallo, tocar el suelo con tus enemigos esperando no era buena idea.

- Al fin, maldita - Dispuesta a aprovechar la oportunidad de demostrar algo que se le daba considerablemente mejor que casi cualquier otra cosa, Dunia deja caer la ballesta y empuña sus dagas, aprovechando el momento que le daba Anira para poder atacar a la espalda de la gárgola.

Ya se encargarían de la otra cosa cuando la voladora hubiese mordido el polvo.

Con miedo de alcanzar a alguno de sus compañeros, Idari optó por no atacar esta vez a la gárgola y disparar con su ballesta al nuevo ser que habia aparecido allí. Pero la extraña naturaleza de aquel monstruo la puso nerviosa, y el virote salió disparado muy alto, estrellándose una vez mas contra la pared sin causar efecto alguno.