Partida Rol por web

El Escudero parte a hablar con su señor señalando hacia vosotros, este apresta bien el yelmo y se planta desafiante en medio del puente haciendo cocear la roca a su corcel. El chico regresa y os repite lo mismo de antes.

Con la riada, buscó lugares donde, en caso de salir mal el plan, ese caballero no pudiera alcanzarnos.

Tana mira a los integrantes del grupo (los soldados, básicamente). Ha tenido tiempo para analizarlos, mientras hacíamos el viaje. ¿Cómo de implicados estarán en una batalla? ¿Los veo mañosos?

En el bando enemigo, ¿solo está el caballero y el escudero? ¿O hay más gente?

Thordstein habló con el escudero:
- Puedes explicarr por que caballerro para no dejarr pasarr nadie? Hacerr promesa a mmm... mujerr? dijo poniéndose las manos delante de su pecho simulando dos tetas para aclarar es último término.

El escudero no las ve claras y se marcha corriendo.

Tana deja a la mula a cargo de Nudd, y se acerca dicharachera hacia el caballero. Como quien no quiere la cosa, arpea unas notas tranquilas en su laúd, tranquilamente. Ha visto suficiente testosterona en el mundo para saber qué pasa en según qué ocasiones cuando "grandes" hombretones juegan a las peleas. Cuando está un par de metros del caballero (si ve que se pone agresivo o que no le gusta que se acerque tanto se quedará un poco más lejos) se dirige al caballero, mirándole a los ojos.

Bienhallado, mi buen sir Gawain, protector del puente, de honor imbatible, hijo de Sir Gawhoi, descendiente de una casa noble y próspera, sin duda respetable y de alta estima. Mi nombre es Tanaurembia, enviada especial del Conde Nicasius con su séquito de muertos de hambre (se gira y hace una reverencia hacia sus compañeros, aprovechando que está de espaldas a Sir Gawain para hacer un gesto gracioso con la cara, sacando la lengua).

Sin duda este hatajo de músculos y poco cerebro no han entendido la misión de vital importancia que aquí estáis realizando, y pretendían morir hoy bajo la diestra espada de un caballero de tal renombre como el suyo. Por suerte he decidido interceder por ellos, y plantearle un trato que espero que pueda entender.

Nuestras necesidades, que no son otras que las del conde, requieren que crucemos raudos y veloces por ese puente para capturar a un malvado usurero que se ha apoderado de ciertos dineros de nuestro señor. ¡Todos los maestros cerveceros de la ciudad están temblando ante la falta de recursos para comprar todo el preciado líquido que se dejará de vender si el conde no tiene ese dinero! (me río con ganas).

¿Seríais tan amable de permitir el paso a una humilde servidora de un conde más borracho que los bizcochos que mi abuela me preparaba de pequeña? Yo misma me encargaría de comunicarle al conde lo notable de su gesta hacia él, y el nombre de Sir Gawain sería recordado. ¡Sin duda!

Al ver que la muchacha comenzaba a acercarse, agarro nervioso el arco, preparado para cualquier cosa. Si bien había oído de la fama de los caballeros, y que sin duda no acabarían con una mujer desarmada, no me fiaba ni un pelo de esta situación.

No llegué a oir nada, pero por lo gestos y posturas de Tana parecía segura de sí misma, transmitiendo cierta tranquilidad.

Parece que esa muchacha tiene arrestos comento llevándome el dedo índice a la cabeza y rascándome el pelo.

Que el escudero corriera presto a buscar un escondite desde donde no sufrir los estragos del combate no hacía presagiar nada bueno, todo ello añadido a que el único en dar un paso al frente para enfrentarse a tan aguerrido caballero fue... una dama. No fui lo sufientemente rápido como para evitar que hiciera una tontería.

-"Tana, ¿pero que hac..."

Sin duda Tana tenía reaños de acercarse tanto a aquel fornido caballero, el cual tenía muchas ganas de demostrar algo al mundo o a sus iguales, seguramente como intento de encandilar a alguna dama con sus hazañas. Para variar ofreciendo una muestra de fuerza y hombría descerebrada.

-"¿No sería más fácil enviar un ramo de flores o regalarle un precioso corcel blanco como muestra de afecto?"

Al escuchar las palabras de Tana el caballero bajo sus armas, se saco el yelmo y hablo de este modo:

Veo que conocéis mi nombre, me sorprende ver a una dama de tanto ingenio como vos vestida con tan toscas vestiduras y acompañada por burdos patanes. Yo os tendría vestida con sedas y atendida por criados, pero habéis de saber que no puedo atender a vuestra petición.
Más allá de este puente se halla un gran mal que ha llegado a la costa precedido por oscuros presagios y es mi misión que nadie cruce por el bien de nuestro reino. Os ruego que vos y vuestra compañía deis la vuelta y digáis a vuestro conde que no hay oro en el mundo bastante que valga el precio de perder su alma, y sabed que muerte segura aguarda más allá de este río.

Tras esa perorata vuelve a ponerse el yelmo y regresa al medio del puente.

Nudd hizo un pequeño gesto sobre sus compañeros cuyo destino había ligado el Conde.

-"No digo que tenga dudas con respecto a la petición del Conde, pero dadas las recientes informaciones de sir Gawain, las cuales me parecen de lo más sinceras."

Se dio un instante para tragar saliva y ordenar mentalmente sus pensamientos.

-"Si intentamos cruzar el rio, tanto si nos enfrentamos al caballero, como si probamos suerte con las bravas aguas podemos morir."

-"Si conseguimos cruzar y nos topamos con ese mal, sea lo que sea, probablemente muramos."

-"Y si volvemos a la fortaleza con las manos vacias y contándole al Conde una historia sobre un caballero que nos cortaba el paso protegiendonos de un mal desconocido, de seguro nos mata en el acto."

Nudd miró a sus compañeros uno por uno y añadió.

-"Se que suena poco halagüeño, ¿alguno baraja una posibilidad en que no tengamos altas probabilidades de perder la vida de una forma horrible?"

¿Abandonad las tierras del conde y buscar fortuna por cualquier otro reino? Comento encogiéndome de hombros y alzando las cejas.

Lo cierto es que no debía nada al conde, y lo único que me daba trabajo y unas monedas.

Thordstein se agarró de su barba rascándose con nerviosismo mientras tironeaba de ella. La situación no le agradaba nada, el caballero estaba loco de remate. Hablaba del mal que llegaba por la costa, lo cual podrían ser tranquilamente sus hermanos del Norte que venían con sus drakkar, y él a diferencia de los cristianos no tenía un alma que perder puesto que Odín le aseguraba un sitio a su lado siempre que muriera con el hacha en su mano.

Por otra parte tampoco le apetecía perder hombres del conde en una confrontación estúpida, así que decidió preparar un plan:

-Nodens ¿Puedes buscarr un "agua poco profunda"* por el que pasarr los caballos?- preguntó mientras hacía signos con los dedos de un cuadrúpedo trotando sobre el cauce de un río. -Lleva a un parr de soldados si es necesarrio.

- Tanaurebia ¿Puedes preguntarr que mal ese ese? A ver si son mis herrmanos del Norrte que nos dejarrán pasar sin daño

- Pequeño Nudd, ¿Cómo hacerr contable parra parrar a un caballerro a la carrerra?

Mientras él buscaría con el resto de los soldados una posición defensiva por la que no pudiera pasar el caballo del caballero y desde la que pudieran flechearlo a placer por si la opción del vado no era viable.

Un tanto pensativo, me quedo mirando a Thordstein podría intentarlo. Comento asintiendo mientras me acerco a los soldados.

Tú y tu, vendí conmigo. Vamos a ver si encontramos una zona donde vadear el río. Dicho esto, me cuelgo el arco al hombro y comienzo a buscar una zona sensilla donde bajar y comenzar a buscar un vado. 

Vosotros, buscad algún sitio donde refugiaros mientras tanto.

El viquingo y los soldados retroceden por el camino para luego ascender por las laderas pedregosas y parapetarse en un lugar elevado desde donde dominar la situación, Nodens da una vuelta para ver si todavía espracticable el viejo vado del oso. Al anochecer se reine con sus compañeros, el paso esta libre pero había huellas de oso.

El caballero abandona el puente para descansar al caer la noche, come en una hoguera al lado del camino, el y su Escudero.

Tras la cena el caballero se acuesta con la armadura puesta. El escudero hace guardia.