Partida Rol por web

Aquellos rugidos le pusieron los pelos de punta y ver el nerviosismo de los Oshar no ayudaron precisamente a calmarla.

- ¿Qué está pasando? ¿Qué son los Graunts? Nos podemos enfrentar a ellos ¿verdad? -gritó a Voki mientras movía la cabeza de un lado a otro según estaba oyendo los rugidos.

Hanne se pone en pie como puede, algo desorientada y dolida por el golpe, si bien nada grave. Stern ha conseguido retener su caballo, si bien este sigue muy nervioso, demasiado para que la sacerdotisa se suba rápidamente a él.

Los rugidos se vuelven a escuchar, esta vez incluso mas alto, seguido de unas fuertes pisadas.

Antes incluso de que Phey le diga algo a Aeryn, Keloa ya ha bajado de la yegua de un salto al oír los rugidos de los Graunt. Mira a Udokal de reojo y enseguida comprende que él también ha reconocido ese grito. Sus temores se habían cumplido. La última vez que estuvieron en silencio en aquel lugar, tuvieron suerte de poder escapar de uno de ellos. Ahora estaban rodeados por el norte y el sur.

Al contrario que los demás, ni se inmuta ante la caída de la sacerdotisa. Si no sabía controlar a aquella bestia, bien podía haberse quedado en su aldea. Una vez más, volvía a preguntarse cómo la habían dejado salir de allí siendo tan pequeña y tan frágil...

Keloa mira a lado y lado, contemplando la posibilidad de salir corriendo hacia el Este o el Oeste e intentando recordar algún detalle del terreno que haga decidirse por uno de los dos lados. Enfrentarse a los Graunts no es una opción.

- Rápido, que monte. -Ordena con frialdad haciendo un gesto con la cabeza hacia Hanne y su caballo- Debemos correr.

Una nueva mirada de reojo a Udokal, desde detrás de su alborotada melena pelirroja. Encontrarse a un Graunt ya era mala suerte... Pero... ¿Encontrarse a dos en distintas direcciones? Algo estaba pasando en aquellas tierras. Cada vez estaba más segura de ello. Aunque no estaba interesada en saber el porqué.

Udokal reaccionó rápidamente ante las palabras de Keloa guardó su hacha y se dio media vuelta hacia la sacerdotisa. Sin mediar palabra la levantó en el aire y la ayudó a montar en su caballo, después lo cogió por las riendas para que no se encabritara de nuevo y se acercó al resto del grupo gritando a Voki.

-¡Sube al caballo y dinos hacia donde vamos!

Acompañó sus gritos con gestos pues sabía que el pequeño hombre no le entendería. Sus pasos eran demasiado cortos como para poder escapar de un graunt con la velocidad necesaria y como guía del grupo debía saber cual sería la mejor dirección a tomar.

La sacerdotisa grita e incluso suelta un par de exabrupto, para nada propio de su aspecto delicado, cuando la levantas en el aire y la subes a la montura. Para Udokal no supone ningún esfuerzo, no pesa mucho mas que un niño.

Mientras el tiempo sigue pasando. El primero de los Graunts aparece frente a vosotros (viene desde el Norte) a unos 80 metros de vosotros. Es una titánica figura humanoide de algo mas de 3 metros, que con su enorme robustez pesara facilmente 500 kg.

Es de la subraza Ozl, (Graunt-Ozl) pues tiene 4 brazos, al menos en eso habéis tenido suerte, pues sus primos Graunt-Nyh tienen 6 brazos y son aun mas grandes.

Con una de sus grandes manazas lleva agarrada un rustico garrote, (el tronco de un árbol de unos 2´50 metros de largo por 40 cm de diámetro)

Avanza hacia vosotros decidido, con un andar pesado y poco grácil, pero de todos formas mucho mas rápido de lo que os moveríais vosotros andando debido a sus grandes zancadas (mov base 45 pies/round)

Después del sobresalto inicial, Alegre soltó una maldición y miró hacia los costados, tratando de divisar algún refugio.

El bárbaro exclamó una palabra en su idioma que Alegre no pudo identificar, pero se imaginaba que designaba a una clase de criatura que no tenía el menor deseo de conocer.

—¿Qué está pasando? —le preguntó Aeryn—. ¿Qué son los Graunts? Nos podemos enfrentar a ellos ¿verdad?

—No nos vamos a quedar a averiguarlo —respondió Alegre.

El O’shar le gritó algo que, por supuesto, no pudo entender, pero supuso que sería algo como: “vámonos de aquí”. Cómo si Alegre necesitara que se lo dijeran.

En eso, la primera de aquellas cosas apareció por el frente. Era peor de lo que Alegre había supuesto y Alegre siembre se imaginaba lo peor. Maldito norte y sus bichos de porquería. Para colmo parecía que había dos y eran lo suficientemente inteligentes para atacar desde dos direcciones, aunque, gracias a los Muertos, no lo suficiente como para no anunciar su ataque. Si no fuera por los bárbaros, el resto hubiera podido limitarse a galopar fuera del alcance de aquellas bestias. Seguramente eran rápidas, pero no más que los caballos. Ahora ya no podrían dejarles atrás. Sólo podían moverse a una posición mejor. Aunque los O’shar estaban en excelente forma. Quizás fueran buenos corredores, a pesar de ser una montaña de músculos.

Alegre se subió a la yegua de Phey y señaló hacia un lado.

—Vamos hacia allá. Si parece que nos van a dar alcance, nos detendremos y les haremos frente, pero en una posición más ventajosa que ésta. Con los caballos podremos atacarlos desde ambos costados o desde atrás. mientras los O’shar van de frente. Pero primero veamos si les podemos dejar atrás.

Les hizo un gesto perentorio a los bárbaros.

—¡Vosotros a correr!

Acto seguido, espoleó al caballo y se lanzó al galope.

¿Graunt?

Oh, Ihvist sagrado...-los ojos de Phey se alzaron para ver en la distancia al extraño humanoide gigante... y a sus brazos.

Voki se subió a Brisa y la azuzó haciendo que el caballo saliese hacia delante. Phey no le dejó seguir hacia el Graunt. Tiró de las riendas con fuerza y las pisadas de cascos fueron trazando una curva para seguir la dirección indicada por el Alegre. Poco después volvió a tensar las riendas, esta vez para detener el caballo.

Sacerdotisa, usted delante.

Sin duda el caballo ligero de Hanne era el más rápido, pero Phey tenía que asegurarse de que su defendida lograba controlar la yegua y dirigirla en la dirección adecuada. Además, por un paso estrecho, los dos caballos más pesados ralentizarían el avance de Hanne y la dejaría expuesta a los ataques de sus perseguidores.

La montura de la sacerdotisa sigue muy nerviosa, si bien Hanne asiente rápidamente viendo a la criatura que viene corriendo hacia vosotros e intenta seguir vuestras instrucciones.

Mientras, el Graunt, viendo que tratáis de huir, lanza un rugido de desafío, al tiempo que agita su enorme garrote al cielo, todo ello sin dejar de correr.

Aeryn se mostró indecisa antes las voces del resto, pero cuando vio aparecer al enorme ser, lanzó su yegua a galope tendido detrás del caballo del sacerdote.

La velocidad a la que avanzaba la criatura le daba a entender que no conseguirían escapar corriendo, sobre todo con los dos Oshar yendo a pie. La situación parecía muy complicada y, por una vez, tenía la intención de hacer caso a las indicaciones de Voki.

El Graunt cada vez estaba más cerca, blandiendo aquel enorme garrote que podría aplastarla a ella junto a su yegua de un sólo golpe. Miró asustada al resto intentando adivinar las intenciones de los bárbaros y, sobre todo, del explorador.

- ¿Qué vamos a hacer? -preguntó a gritos.

Tras asegurarse de que los demás salen corriendo, Keloa hace lo mismo, cogiendo con una mano una de sus 3 nuevas jabalinas e intentando no rezagarse demasiado del grupo.

Debían salir cuanto antes de aquella explanada y entrar en una zona de árboles. Quizá las bestias del grupo de desconocidos fueran más despacio, pero ellos tendrían una oportunidad de despitar a ese Graunt. O el Graunt de encontrar una presa más fácil...

Sus largas piernas empiezan a moverse con la potencia propia de su raza, dando largas zancadas y dejando su melena pelirroja ondeando tras ella. A pesar de ir descalza, si siente dolor, ni sus movimientos ni sus facciones lo demuestran.

Tanto la rápida montura de la sacerdotisa como la de Aeryn comenzaban a alejarse un poco del resto, y con ello del peligro. Al contrario que los dos O´shar, que aunque corrían realmente rápido no eran rivales para las zancadas del Graunt que ya se relamía pensando en el banquete que se iba a dar, pues cada vez se encontraba mas cerca de estos.

Tampoco le iba mejor a Phey y a Voki, la montura que cabalgaban no era tan rápida como la de Hanne o Aeryn, sin contar que con dos ocupantes iba sobrecargada (carga media) hasta el punto que los propios O´shar comenzaban a adelantarlos.

Mientras el segundo Graunt, este con los cuerpos de dos lobos sobre su hombro izquierdo, posiblemente las sobras del desayuno, corría tras su compañero, gruñendo por miedo de quedarse demasiado atras