Partida Rol por web

-Si te encuentras con el Sabbat, preferiría que le informaras a Qadir, el Sheriff. Muy probablemente se aparezca por aquí mas tarde, sino, estoy seguro de que ya lo conocerás.

-Escucha, estaré atento a cualquier cosa rara en la ciudad. Si me dices como contactarte, con gusto te informo.

-Puedes alimentarte donde te plazca, -Te contesta Calebros, dándote una mirada que deja claro que no le agrada para nada la idea de que andes matando por ahí-. solo respeta el dominio de los demás y no rompas la mascarada. Que no se te vaya de las manos. ¿Ok?

Mientras el príncipe te dice lo ultimo, te parece escuchar una voz familiar en algún lugar de la sala. Pero el príncipe sigue hablando y tu mente no lo procesa tan rápido como hubieras querido. Cuando por fin volteas, tratando de identificar la voz, miras a todos lados. Al final, mirando en dirección a los elevadores, puedes ver a Basile, tu hermando, ya dentro de uno.

El te observa también, sobresaltado. Al parecer llego después que tu y al darse cuenta quien era el que hablaba con el príncipe, inicio su retirada esperando que no lo vieras. Bueno, no ha tenido suerte. Lo identificas claramente antes de que se cierren las puertas.

La Regente Sturbridge llega a su mesa con su “invitado” y se sienta a conversar.

Como ella, la gran mayoría de vástagos a elegido ya su grupo. Para todos los duchos en leer encuentros sociales como el Elíseo, esta es una escena que dice mucho: Los no-muertos dejan al descubierto sus lealtades, o las lealtades que quieren aparentar. Como casi siempre, el hermético clan Tremere permanece junto; los demás clanes se reparten mas libremente; los neonatos tienen también su grupo; es fácil saber quien es antiguo o poderoso, solo basta buscar entre los grupos mas grandes al que todos le besan los pies.

Un baile de salón que cuenta la historia de los vástagos de la ciudad. Le petit Jyhad.

La regente se sienta de nuevo, agradeciéndole el gesto a Franklin.

-Estoy segura que si Franklin. Un hombre con tus talentos seria útil al clan en cualquier ciudad. -Aisling hace un gesto de presentación dirigido a Franklin y hablando al resto de los comensales, prosigue-. Permitanme presentarlos. Franklin Coleman, un talento en ciernes del clan.

Del otro lado de la mesa, una mujer seria, con expresión impenetrable, en un traje oscuro solo asiente con la cabeza. Un enano con sombrero de duende solo levanta una ceja; Para terminar un hombre de tez morena con un bigote largo y poblado le sonríe a Franklin y le da la bienvenida.

A su vez, la Regente los presenta como Masika, Lord Wainwright y Eugenio, respectivamente.

-Y por ultimo, -dice la Regente señalando al ultimo de los presentes-. Probablemente reconoces a nuestro famoso visitante.

Desde luego que lo conoces. Nada mas y nada menos que Mikael Van Kleiss, el príncipe brujo, chiquillo del ex-Justicar Darius. Famoso por combatir por siglos al clan Tzimisce en su propio territorio, Europa del Este. Que de momento parece estar perdido en sus pensamientos.

 Saliendo de mis pensamientos, le dediqué al recién llegado una sonrisa cortés:

 - Saludos...

 Miré al joven, mientras esperaba que, si me reconociese, no empezase a balbucear o algo así, no me sentía del todo cómodo que los más jóvenes me tratase como si fuera una estrella de rock...

Pues ha sido una suerte encontrarle esta noche aqui,vera que estos sitios son un buen lugar para todo tipo de negocios.-digo despues de escuchar que pertenece a la familia Giovanni familia de negocios.

Si, habito en esta ciudad desde hace mucho ,ha cambiado mucho con el tiempo Nueva York .

Asentí al Sr. Mikelson. Tendría que chequear el tipo de negocios a los que se dedica más tarde, a ver si algún miembro de la familia necesitaba un contacto en ese departamento. -Siempre estamos contentos ante la oportunidad de ampliar nuestos horizontes.- Le contesté, dándole a entender que estaba dispuesto a oir sugerencias.

-Se a lo que se refiere.- Le comenté cuando habló sobre los cambios de Nueva York. -En esta ciudad siempre se vivió demasiado rápido. Y para nosotros, que estamos acostumbrados a ver pasar los años como si nada, es aun más frenético.- En realidad, me imaginaba que se refería a la batalla de hace dos años, pero no lo mencionaría por ahora, era demasiado temprano en la conversación. Me di vuelta hacia nuestro conocido en común. -¿Era también así donde vivías antes, Logan?- Le pregunté para no dejarlo fuera del grupo. Después de todo, era él quien me podría decir más cosas interesantes sobre Nueva York, lo que me hacía querer que se quede a hablar. Y de paso, tal vez averiguar un poco sobre su pasado. -Nos conoce a todos, pero yo al menos no lo conosco a él.-

-Es un placer conocerlos a todos. La noche no empezó como esperaba pero ha mejorado por momentos. Tenia intención de presentarme y tener la suerte de poder hablar con los presentes. Sobretodo con la señorita St. John. Soy seguidor de algunos de sus trabajos . -

Dirijo mi vista a Mikael .

-Había oído hablar de él. Pero es la primera vez que lo veo en persona. Es un placer conocerlo y me alegra saber que contamos con alguien de su valía. Siempre se puede aprender cosa nuevas estando cerca de gente con talento.

 - Lamento decir que no puedo decir lo mismo, aunque estoy seguro de que eso cambiará en el futuro, por lo que ha dicho la regente... - Le sonreí, a modo de cumplido, mientras inclinaba ligeramente la cabeza, agradecido por sus palabras. Luego miré a los demás presentes y pregunté. - ... ¿Y quien creéis que se presentará para suceder a Calebros, una vez que se retire?.

-He estado en muchos lugares en los últimos años. Me parece que todo el mundo es así ahora; no espera por nadie. -Contesta Logan-. Pero así es como lo prefiero, si los antiguos de la Camarilla entendieran el mundo moderno, yo no tendría trabajo. -dice el Ventrue con una sonrisa.

-Y hablando de trabajo. -continua-. Pietro, le comentaba a Daniel que necesito seguridad en mi lugar. Eso incluye defensas místicas. Si es que pueden ayudarme, estoy seguro que podremos llegar a algún acuerdo que beneficie a todos. ¿Que les parece?

Observé a Logan durante un segundo antes de hablar. -Las defensas místicas que yo puedo ofrecerte son...- Hice una pausa, buscando la palabra correcta. -poco apropiadas para un establecimiento como el que tienes.- Le dije finalmente. No creía que al Ventrue le agradase mucho tener un montón de cuerpos reanimados vagando por su club, y no terminaba de confiar en espéctros si no estaba yo cerca para controlarlos. Además, no me terminaba de gustar eso de poner en venta mis servicios.

-Aunque claro, depende de las cualidades que busques en tu seguridad.- Le aclaré luego. Después de todo, si encontraba un lugar para meter a los muertos vivientes sin que sean un peligro para la mascarada, podría ver qué hacer.

-Aun nadie a hecho ninguna declaración con respecto al principado. -Te contesta Eugenio Estevez-. Desde luego la ciudad espera algún movimiento de Helen Kensigton, lleva en NY mucho tiempo y tubo el titulo de príncipe antes de que el Sabbat le arrebatara la ciudad. Ademas de ella, muchos creen que el Sheriff seria un buen príncipe. Por nuestra parte, el mejor candidato del clan soy yo. Nuestro apoyo incondicional en la toma de NY y el hecho de que somos uno de los clanes mas numerosos nos deja en una gran posición para tomar el principado. Ademas, muchos fuera del clan me deben favores.

Curiosamente, mientras Eugenio habla, notan un breve gesto de desprecio de parte del enano, Lord Wainwright. El gesto desaparece al instante.

-Definitivamente su llegada nos hará mas fuertes en la ciudad -continua Eugenio mientras se refiere a ustedes, los dos nuevos miembros en la ciudad y mirando a Van Kleiss, agrega-. Estoy seguro que con el apoyo del Príncipe Brujo, el principado de NY estaría asegurado.

Precisamente me gustaría el tipo de protección que un Giovanni puede proveer. En particular protección contra espíritus; según entiendo el Sabbat tiene nigromantes competentes y me gustaría prevenirme.

-Por otra parte el señor Mikelson puede encargarse de la seguridad mas mundana, es un experto en la materia. Cierto Daniel?

La pareja se toma su tiempo hablando con Calebros. Cuando por fin se retiran el príncipe te mira por unos segundos, como intentando adivinar tus intenciones. Evidentemente tu fama incomoda a alguien tan precavido y concienzudo como Calebros. No le gustan las sorpresas y tu eres una.

Por fin, después de rascarse la barbilla, te hace un gesto con la mano para que te aproximes.

 Le dediqué a Estevez una sonrisa de pesar y carente de humor:

 - Me temo que no va a ser así. Verán, deseo que mi llegada a la ciudad pase lo más desapercibida posible, razón por la cual la Regente a arreglado mi presentación ante Calebros en privado. Lo último que quiero es anunciar mi llegada a bombo y platillo, damas y caballeros... No tengo ningún interés en meterme en política, solo deseo concentrarme en mis estudios y pasar una temporada tranquilo, a ser posible...