Partida Rol por web

El estilo era impresionista de los cuadros. El lugar estaba en realidad bastante tranquilo y la gente iba un poco a lo suyo. Cuando Norah se dispone a marcharse no tarda demasiado en llegar un taxi que para justo delante de ella, el conductor un indio como era habitual pregunta:

¿A dónde señorita?

Antes de que pueda responder Norah nota como le empujan para que termine de entrar en el vehículo y alguien más entra, no llega a ver quién es hasta que escucha la voz de la chica asiática que vio antes:

A la zona alta, a la mansión de la Condesa

Casi instantáneamente el hombre acelera y sale de la zona, la asiática sin mirar a Norah habla con un tono algo seco, parecía que no le importaba demasiado lo que estaba diciendo o haciendo:

Por fin decides marcharte… parece que al final Thomson no quería quedarse con el premio de consolación… artistas… bueno… hay alguien que quiere ver a una doctora tan prometedora como tu… y no es alguien que acepte un no por respuesta

''Somos como Neo y Morpheus''; era un pensamiento recurrente frente a decisiones binarias. Mikael tenía alguna experiencia en tomar decisiones, pero nunca habían sido tan importantes ''Parece que fuera una cuestión de vida o muerte''.

- Estoy dispuesto a escuchar la oferta ... toda la oferta - no quería parecer impertinente, pero algo le advertía que era tiempo de ser sumamente cuidadoso - En especial, las consecuencias de aceptar o rechazarla. No es nada personal, es simplemente que me gusta tomar las decisiones analizando el sistema completo y conociendo todos los beneficios y costos, hasta dónde sea humanamente posible.

Escucho con atención lo que aquella mujer me explica sin poder apartar mis ojos de los suyos. Su voz es suave y llega a mis oídos intentando dar sentido a todo lo que no lo tiene, y aunque algunas cosas siguen sin tenerlo, estoy tan hipnotizada que a veces de olvido de para qué he ido allí.

La siento más cerca, está más cerca, casi puedo sentir el aroma de su pelo mojado.

-¿Y qué pinto yo?-le digo escueta sonando casi más ridícula que agresiva pues ante la cercanía de aquella mujer me siento vulnerable-. Ellos decidieron robarla, ¿qué culpa tengo yo? ¿Para qué me necesita? Ya no tengo arma ni placa, no seré de demasiado utilidad-añado intentando apartar mis ojos de la mujer, pero éstos se resisten y vuelven a enfocarla.

Un breve paseo por el local le mostró que Bram dominaba el estilo impresionista bastante bien, aunque no era el estilo preferido de Nora y no sabía apreciar en su totalidad la obra.

Realmente no tenía ya nada que hacer en el local después de ver varios de los cuadros. Su madre seguía de reunión con el señor Du Pui, Bram había desaparecido y ya no conocía a nadie más allí. Así que no tenía sentido alargar más su estancia en el local. Se acercó al guardarropa, donde le dieron su abrigo y salió al exterior, a la fria noche de Nueva York.

Levantó la mano al primer taxi que vio aparecer con la luz encendida, agradeciendo que hubiera pasado rápido y no hubiera tenido que esperar mucho tiempo. Cuando se detuvo totalmente junto a la acera, Nora entró en el vehículo. Los últimos centímetros literalmente empujada a su interior. No tuvo tiempo de reaccionar, solamente acertó a mover las manos rápidamente para parar su caída contra la puerta contraria del asiento de atrás. Cuando consiguió parar, se volvió asustada hacia la puerta. Su miedo fue a más cuando vio que alguien había entrado tras ella en el taxi. Estuvo a punto de gritar. Pero en ese momento, la voz de la muchacha asiática resonó en el interior del vehículo que salió lanzado a toda velocidad sin más siguiendo las indicaciones de la chica.

Se quedó un instante mirando perpleja a la muchacha sin saber como tomarse aquello ni entender que hacía ella dentro de su taxi. Se volvió hacia el taxista.

-Disculpe, puede llevarla a ella a ese sitio que le ha indicado, pero yo no le acompaño. Puede parar cuando pueda, que yo me bajo aquí-se volvió entonces hacia la chica, sentada a su lado, que seguía sin mirarla, esperando una reacción por su parte. ¿Qué había querido decir con que Bram no había querido quedarse con el premio de consolación? ¿Creía ella que conocía a Bram desde hacía más tiempo y que ella sabría a qué se refería con esa frase? Premio de consolación. ¿Habría participado en un concurso o algo así? Pero allí estaba aquella chica, sentada a su lado sin decir nada.

¿Cómo sabe que soy doctora?

Cayó de repente en aquel detalle. Ella no se lo había dicho a nadie más que a Bram ¿Habrian estado hablando ellos dos de ella cuando se fueron? Supo que no quería saberlo, aquella chica la ponía nerviosa.

-Disculpe, le he dicho que detenga el taxi. Tengo que bajarme. Ella sigue sola-le dijo al taxista de nuevo insistiendo en que detuviera el taxi para poder bajarse.

- Excelente entonces, yo también tengo mucha hambre. Ven, vamos, es por aquí. Queda a unas cuadras de Central Park, puede que incluso lo conozcas, aunque tampoco es un lugar muy famoso. - Miré mi celular, para ver la hora. - ¡Vaya! Ya son casi las 12... Será mejor que nos apuremos. Atajemos camino por el parque, creo que será más rápido. - Le dije a Suli, con una sonrisa.

En lo que esperaba a Ada, Neylan inspeccionaba lo poco que se podía de la habitación anhelando tener un vaso de café y poder beberlo para pensar con claridad, percatándose que su falta de dosis de cafeína podría haberle causado estragos si aún estuviera viva. ¿Podría volver a tomarlo? ¿Los vampiros ocupaban comer alimentos normales? ...

...Todas eran preguntas mundanas, pero al menos así la mente de la rubia podía mantenerse ocupada  y no escuchar aquella bestia que le exigía comer para satisfacerse.

Sus pensamientos se interrumpieron cuando la pelirroja salió disculpándose, pero Neylan negó con la cabeza para indicarle que no importaba. Ella entró al baño con la ropa para cambiarse ahí mismo en cuanto terminara, lo cual fue bastante rápido debido a sus hábitos de hacer rendir su tiempo. Si se le hubiese calculado el tiempo, en menos de 15 minutos ya había terminado e incluso salió cambiada, indicando solo con su cabello que sí se duchó porque aún estaba húmedo y se lo secaba con una toalla frotando enérgicamente. 

Se cepilló con sus dedos, dando un aire algo informal a su cabellera sin tenerlo enredado. Tomó su cuaderno y lápiz para volverlo a guardar e indicó con un movimiento de cabeza a Ada que si salían de ahí o no para señalar el dinero. No pensaba tomarlo, no le gustaba cargar con ese tipo de cantidades en efectivo.

Era una oferta muy difícil de rechazar, sino imposible. Y estuve tentada de aceptarla inmediatamente, sin aclaraciones, sin condiciones. 

Pero tengo ya unos cuantos años, y mucha experiencia a mis espaldas. Aunque, sin duda, aún tenía más mi interlocutor, que en ese momento había clavado sus pupilas de mirada inquietante en las mías. Era en cierto modo curioso, porque DuPui parecía mucho más joven de lo que su trato daba a entender, al igual que Bram Thompson. Ambos eran hombres de un atractivo intenso, casi irresistible, que traslucían un bagaje mucho más amplio del que su aspecto y edad podían sugerir. DuPui no era joven, evidentemente, pero no era viejo. Y tras su comportamiento y sus palabras había un pozo sin fondo, una experiencia extrañamente profunda.

Suspiré, y sacudí la cabeza de un modo que casi me resultó inconsciente, automático. No quería sopesar cada reacción, cada pensamiento, o iba a volverme loca.

-Es una oferta única, caballero. Lo entiendo así, y no la rechazo. Sólo le pido un tiempo de reflexión, y de poder hablarlo con la única persona que ahora mismo me importa en esta vida, mi hija Nora. Sé que ella no es ninguna niña, pero estamos muy unidas, y cualquier decisión que tome en algo tan drástico como la exclusividad, le atañe también a ella. 

Ladeé la cabeza, y apreté un segundo los labios, mientras planteaba en mi mente la siguiente pregunta que iba a hacerle a mi posible futuro mentor.

-Por cierto... cuando dice, "la quiero a usted"... y disculpe que puntualice, pero quiero saber en el más mínimo detalle lo que puedo y debo esperar, ¿a qué se refiere exacta y concretamente...?

Jeremy se quedó con la boca abierta, flipando con la contestación de Brain. Ni siquiera le había explicado nada sobre ese tema.

Antes de que llegase al edificio Jeremy lo llamó - Brain, al menos podrias explicarme unas cuantas cosas antes de dejarme a mi suerte. Y de paso darme un par de consejos y decirme "capacidades" que todavía no conozca de mi cuerpo - Brain se giró para mirar a Jeremy como dando paso a que realizase las dudas que tubiese.

Se acercó hasta él para no hablar muy alto - Si tengo que morder supongo que me crecerán los colmillos como en las peliculas, pero luego, y deduzco por lo que me has dicho que si la muerdo no morirá por culpa de un mordisco. ¿Luego se acordará de lo que ha ocurrido? Porque si me dices que no me vea nadie, pero luego ella sabe que le han mordido... Es como hacere una paja a un muerto. No sirve de nada. - Se queda callado y se da cuenta de que ahora mismo él es uno de los muertos. - ¿Esto de abajo nos funciona? -

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Tras las respuestas de Brain sacó el movil, guardandose la ubicación del edificio y colocando una alarma a las 4 horas, aun así memorizó donde estaba y el nombre de algunas calles. Sobre la alarma no se preocupó porque la ventaja de los moviles es que si se apagan solos, la alarma sigue sonando.

Empezó a deambular por las calles en busca de posibles victimas y siempre con sus sentidos alerta. No tenía ganas de encontrar a ningún otro vampiro por la zona y que no fuese amigo, o peor aun, con la Condesa o uno de sus secuaces.

El hombre sonríe, parecía bastante complacido con lo que estaba escuchando:

Bien… es fácil, te ofrezco trabajar conmigo… el talento como el tuyo no es sencillo de encontrar, y yo siempre trato de tener cerca a gente talentosa. Puedes no aceptar por su puesto, sin embargo, no contaras con mi protección y tendrás que apañártelas por tu cuenta. Si aceptas… los que enviaron a esos tipos no podrán tocarte, sin embargo.

Observa unos momentos a Mikael como tratando de evaluarle, finalmente dice:

Te daré dos opciones que dependerán de ti mismo… dos o quizás tres. Por un lado trabajaras para mí y si demuestras que eres digno puede que te ofrezca una… promoción o quizás consigas que algún otro digamos empleador le llames la atención… sea lo que sea, la decisión será tomada en un tiempo que tu no sabrás… habrá un plazo que solo yo sabré y quizás otra persona más… ya lo veré.

La mujer a pocos metros era aun más inquietante, llega a coloca su cara prácticamente a unos pocos centímetros de la de Liberty y esta siente algo que le hiela la sangre ya que no siente la respiración de la mujer, la llamada Condesa le coloca la mano en el cuello, tenía la mano gélida, algo imposible ya que el agua de la que acababa de salir estaba humeante:

Pintas más de lo que piensas… supongo que te gustaría saber porque te han suspendido y llegar a quién te ha echado de la policía ¿verdad?... eso es lo que te ofrezco

La mujer da un paso hacia atrás para alejarse de nuevo con una media sonrisa y añade:

Que seas policía o no… eso es un pequeño detalle que no tiene la menor importancia…

En ese momento unos tacones se escuchan y otra mujer asiática aparece caminando con paso firme y seguro, se detiene y hace una reverencia:

Señora… permítame realizarle una petición… permita que la pongamos a prueba nosotras… llevamos cierto tiempo detrás de alguien como ella…

La Condesa se queda en silencio pensando aparentemente, aunque cualquiera diría que la decisión la tiene más que tomada, con una reptiliana sonrisa dice:

Pero las hermanas soy todas orientales… bueno, supongo que no importa… si queréis puedo hacer que sea como vosotras.

La otra mujer se queda en silencio, aparentemente parecía estar acostumbrada a hablar con la extraña mujer que se encontraba semi desnuda en esos momentos, finalmente la Condesa dice:

Bien… dejemos que decida… tienes tres caminos… volver por dónde has venido, trabajar para mi o trabajar con ellas…

El taxista no hacía caso de lo que sucedía detrás, era como si estuviera hipnotizado, la asiática mira de reojo a Nora y suspira, parecía cansada y comienza a hablar:

Para lo lista y lo buena medico que eres parece que no te enteras de nada… te acabo de decir que alguien quiere verte y me paga demasiado como para que no te lleve.

La chica saca una carpeta de su gabardina y la deja en el asiento, dentro Nora puede ver que dentro esta su curriculum y varios datos académicos suyos, incluso la solicitud de una beca que había hecho no hacía demasiado y que no tenía noticias, podía leer como ponía que estaba denegada. Además había una fotografía de una mujer

Tras unos segundos reconoce la imagen, se trata de  la conocida como doctora Ga, una mujer que según se decía era la mejor en su campo, que era capaz de hacer literalmente magia en sus operaciones, estaba considerada un genio de la medicina moderna además de una conocida coleccionista de antigüedades, por esto tenía el sobrenombre de Condesa. Se decía de ella que era una excéntrica ya que no recibía a casi nadie en su lujosa mansión y que prácticamente era imposible verla. La asiática señala la fotografía y dice:

La Señora Condesa quiere conocerte… y vas a ir a conocerla…

Decía mientras el vehículo seguía su camino hacia la zona más rica de la ciudad.

Nora se quedó mirando a la chica. No sabía cómo reaccionar ante sus palabras.

Miró la carpeta que le lanzó al asiento del coche y, con vacilación, se decidió a abrirla. No pudo evitar un gesto de sorpresa y desconcierto cuando vio su contenido. Era información personal suya, información que no había pasado a nadie, información confidencial. Si incluso estaba su petición para la beca que tanto quería … ¿Denegada? Nadie le había informado de aquello de forma oficial. Sintió un nudo en el estómago. Había puesto mucho empeño y muchas ilusiones en aquella beca ¿Se la habían denegado? No podía ser verdad. Había trabajado tanto en aquel proyecto…. La desilusión y el desconcierto se fueron mezclando con el miedo. ¿Cómo era posible que aquella extraña tuviera todo aquello? Y la foto de aquella mujer junto a sus papeles. Sí que la conocía, ella y toda la gente que trabajaba con ella, todo el hospital y, estaba segura, todo el mundo sanitario de Estados Unidos como mínimo. La doctora Ga. ¿Pero que hacia esa foto entre sus datos personales?

Cuando la chica asiática le contestó a esa pregunta, como si Nora la hubiera formulado en voz alta, dejó caer la foto y cerró la carpeta. Miró a la chica de nuevo, no le había pasado nada parecido en su vida. No se fiaba. Estaba en un taxi en plena noche, acompañada por una mujer que no conocía, que le acababa de soltar aquella carpeta, que decía que le habían pagado para que la llevara ante la doctora Ga. El taxista parecía no escucharla. Su madre no sabía dónde estaba. Ni ella misma sabía a donde iba. Aquello no era normal. Sintió un frio glacial en su estómago, atenazado por el miedo.

-Si la doctora quiere verme, puede llamarme cuando quiera, no tengo ningún problema, no tiene que pagar a nadie por esto. Esto no es normal, lo siento. No sé de donde ha sacado toda esta información sobre mí, tampoco me interesa saberlo, créame. Estoy segura de que, al igual que tiene toda esa información mía, tendrá mi teléfono. Estas no son horas de visitar a nadie. Y ahora, por favor, dígale al taxista que pare. Creo que ambos están compinchados en esto y solo le hará caso a usted.

Mientras hablaba, metió la mano en su bolso y agarró su móvil. Sin sacarlo, evitando que aquella mujer lo viera, conectó el gps y comenzó a marcar el teléfono de la policía.

''Sea como sea, mi futuro ya no depende de mí'' Mikael veía la trampa, pero era incapaz de avisorar la forma de eludirla.

''Todo será de la manera que quiera este tipo, no de la forma que yo quiera. Me plantea una falsa elección; un dilema sin manera que pueda solucionarlo'' Sabía que la alternativa a no aceptar era la muerte ... o al menos, una alta probabilidad de  morir.

''¿Y si me niego y cambio de identidad, de ciudad, si me fugo?'' Descartó la idea casi al mismo momento de pensarla. ''Me encontraron en mi casa ... tienen mucho mas recursos de los que estimé posible. Me encontrarían en cualquier lugar del mundo''

- No tengo demasiadas alternativas, ¿verdad, Kraine? Supongo que comprenderás que no me resulta agradable, pero que me veo casi obligado a aceptar tu oferta. - Las cosas debían ser claras. - En tales circunstancias, por lo tanto, acepto.