Partida Rol por web

Tolman, no hace falta que nos avises desde el otro lado, confío en que estaréis allí. Si corréis peligro, huid hacia el este.

Rilwen inspecciona los alrededores del sitio desde el que van a llamar la atención, están en el cauce.

Busca los mejores sitios que le permitan subir el desnivel para correr entre los árboles y sitios por los que volver al cauce por los que quizá pudiera tropezar un troll, mira hacia las ramas a ver por qué árbol es mas fácil subir y desde cual se puede saltar hacia otro árbol. Recoge cuatro palitos del suelo, un monton de hojarasca y se dirige al sitio elegido.

Cuando faltan diez minutos para el amanecer, Rilwen comienza a encender la pequeña fogata, dirigiendose hacia Gláin, dice:  En un par de minutos estará lista, cuando veas que sale llama puedes empezar la fiesta.

Tiene el arco dispuesto a su lado, mientras trabaja la yesca y el pedernal piensa en los pasos que va a seguir -Si los trolls vienen corriendo agresivos les lanzaré flechas y correré hacia ese desnivel que sube a los árboles cuando el troll me siga corro entre los árboles y de vuelta al cauce, flechas y otra vez... hasta que se haga de día. Dicho así no parece tan dificil.

Gláin contempla extrañado como a Rilwen se le escapa una risita.

Si los trolls vienen despacio con curiosidad, me iré retirando poco a poco, ganando tiempo y asegurandome de que me ven irme. Dispuesta a empezar a tirar flechas y correr hacia los árboles

Gláin tenemos que tardar lo más posible en entrar en cuerpo a cuerpo, pero si sucede ten claro que pelearé junto a tí.

Moviéndose sutilmente a través de la espesura responde a las preocupaciones de Tollman. - Descuida, yo me encargaré de avisarles si algo sale mal. En cuanto a si ustedes dos no logran avivar la fogata a tiempo mejor será que se aparten cuanto antes y ya veremos que se pueda hacer luego. - Dicho esto se va apartando, cubierto de sombras entre los matorrales, buscando un lugar donde esconderse cerca de donde ve a tatharina. - Tendremos que pensar en algo si es que el segundo troll no decide salir de su escondrijo. Se me ocurre que quizás podríamos acercarnos y hacer ruido o lanzar algunas piedras para lograr que salga ¿Qué piensas? - Se queda viéndola. - Digo lo de lanzar pierdas porque es probable que haciendo ruido llamemos la atención del que ya esté fuera.

Lily simplemente espera agazapada junto a su hermano. Tenemos a la vista el puente y a los dos trolls que quizás todavía sigan discutiendo. 

La espera se me hace eterna. El plan parece perfecto, pero siempre, siempre hay cosas que pueden salir mal cuando hay dos trolls y un enano por el medio... 

Los minutos pasan, la tensión aumenta. Lily se asegura de haber cogido su "encendedor" (o lo que sea que usemos para encender fuego lo más rápido posible). Aunque no debería hacer falta. Los trolls no van a apagar su fogata antes de salir, y mucho menos enfriar las brasas. Lanzar los cuatro atillos de maleza seca que llevan entre los dos debería de ser suficiente en un primer momento para hacer crecer las llamas. Y luego habrá que seguir añadiendo todo el combustible que se pueda. 

Con la primera claridad del alba estudio el camino a seguir para no tener problemas en nuestra aproximación final al puente. 

-Vamos a poder con estos trolls Tolman... Y después recuérdame que serás mi esclavo el resto de tus días. No fregaré una sola cazuela más hasta que tenga arrugas y todo el pelo blanco-

Con todo el mundo en sus puestos, Rilwen encendiendo la fogata y las primeras motas de luz abriéndose paso por el horizonte, Gláin siente que ha llegado su momento de brillar. Al trote se dirige en dirección al puente, intentando que su cacharrería suene como nunca antes. Cuando por fin los vislumbra empieza a vociferar.

PUAAG! Huele como si una manada de lobos se hubiera comido un cerdo podrido. Que estuviera en tan mal estado que hasta a ellos les hubiera hecho vomitar. Que una cabra se hubiera comido ese vómito. Y que las de las heces de esa cabra se hubieran acostado con una troll. ¡Anda! Pero si ahí están los hijos de ese encuentro. JAJAJA Se para en seco a unos 50 pasos de ellos y piensa para si mismo: Igual a sido un insulto muy complicado para estos seres, probaremos otro enfoque por si acaso. Por cierto, soy Gláin, pero podéis llamarme papá porque es lo que ayer me llamaba vuestra madre.

Dicho esto y viendo que los Trolls han dado buena cuenta de su presencia, Gláin echa a correr de vuelta hacia la fogata dando buen uso al humo que sale de sus talones. Espero que me siga uno al menos, sino voy a quedar como un imbécil. 

Todos estáis en vuestros puestos, decididos a actuar cuando os toque. Gallind y Tatharina se colocan a un lado del cauce del río, escondidos entre los helechos y juncos que crecen en el margen. Rilwen, astuta semielfa como es, hace un pequeño fuego para atraer la atención de los trolls, una vez salgan de debajo del puente. Se ha memorizado cada rincón del terreno y no la cogerán desprevenida. Los hobbits, ocultos en las sombras del este del puente, pueden ver a los dos trolls discutiendo y pegándose entre ellos. Y nuestro valeroso enano, enfundado en quilos de acero fundido, se adelanta hacia su muerte el puente. ¿Quién dijo miedo? Aún está oscuro, pero sabéis que en pocos minutos saldrá el sol por el este y, si coge a los trolls fuera de la sombra del puente, los convertirá en piedra... o eso esperáis. Ahora os viene a la memoria historias de criaturas como estas, a las que no les afectaba el sol y no se convertían en piedra. ¿Serán de los primeros o de los segundos? Os fiasteis de las palabras de los hobbits furtivos que encontrasteis en el claro, ¿ellos sabían decir qué clase de trolls eran estos? Ya era demasiado tarde para echarse atrás, el amanecer estaba próximo y el enano, colmado de valentía, a una distancia prudencial del puente. ¿Sus cortas piernas le darían para correr lo suficiente y escapar de los trolls?

Gláin, al acercarse al puente, ve como la chispa que brilla bajo su arco pasa a ser una fogata, con dos sombras deformes que se están enfrentando entre ellas. Gritos y mamporros surgen de esas sombras, que poco a poco van tomando consistencia, para formar las siluetas de dos grandes trolls. Divisa un cazo de hierro del tamaño de un hornillo suspendido sobre el fuego. Oye el sonido burbujeante del guiso que llena el cazo. Un delicioso olor a carnero asado impregna sus fosas nasales, abriéndole el apetito.

Después de recibir bastantes golpes, Wilfred gruñe:

-"¡De acuerdo, de acuerdo, como tú quieras! De todos modos, ya estoy cansado de carne de cordero. Y tú lo estarías si fueses un auténtico troll de piedra. ¡Carne de hombre y nudillos de enano son comida para mí, y voy a conseguirla, gallina comeovejas! ¡Mañana por la noche me iré de caza al pueblo!"

-"¿Yo, un gallina comeovejas? Allá en las colinas me estarías dando las gracias por un mordisco de dulce carnero de los valles como este. Pero ahora que tienes la barriga llena, soy un gallina comeovejas. ¡Eres una alimaña cobarde! ¡Te voy a meter en el cocido y entonces veremos quién come carne de hombre y huesos de enano!"

Justo en ese momento, los insultos de Gláin arrecian sobre los pobrecitos trolls, que impávidos se giran hacia donde oyen que salen esas injurias. ¿Cómo se atreve esa voz extraña a soltarles esos improperios?

Los dos trolls dejan de golpearse mutuamente (con la cuchara y el plato, respectivamente) y se lanzan a la oscuridad con gritos inarticulados. Lawrence saca un cuchillo perversamente serrado de su bota, mientras que Wilfred coge el mazo de madera que yace junto al taburete en el que estaba sentado instantes antes. ¡Si no habéis empezado a correr todavía, será mejor que lo hagáis ahora! ¡Los trolls parecen horribles! El silencio de la noche se ha roto con el estruendo de esta persecución.

Los trolls avanzan deprisa debido a sus grandes piernas. Sus ojos brillan en la oscuridad con un color rojizo y la saliva les gotea de sus labios retorcidos. Los segundos van pasando lentamente, convirtiéndose en minutos...

Tolman, ha visto toda esta escabrosa escena, primero los trolls lanzándose improperios (cosa que en otro momento, si las circunstancias fueran diferentes y estuviera en un lugar y momentos más seguros, fijo que le resultarían profundamente divertidos, pero en este momento solo ayudan a ponerlo más ansioso pensando que con tanto ruido y escenas tan estúpidamente absurdas que están montando estos trolls, no van alcanzar a oír al enano y por otro lado, pensando que tal vez debimos haber esperado 5 minutos más, que 10 minutos puede ser una barbaridad y todos los planes destruirse antes de poderse completar), luego, parece que por fin el ruido del enano ha entrado en sus duras cabezas y que salen a la carrera detrás de él a aplastarlo (quiera Erú, que logré llegar a la fogata y esconderse a tiempo).

Cuando ve que los trolls están a suficiente distancia le susurra por lo bajo a su hermana: ¡Vamos Lily!, llegó nuestro momento de entrar en acción, no es momento de estar tan preocupada, ya verás como todo saldrá perfecto y...bueeeno si no es el caso, de nada valdrá preocuparse ya que hasta aquí habrá llegado nuestra aventura -termina haciendo una mueca ansiosa tratando de tranquilizarlos a los dos y uniendo la palabra a la acción parte presuroso con sus atillos rumbo a la guarida de los trolls pensando mientras corre que debe haber algo allí que me sirva para probar a todos la existencia de los trolls, solo hay que encontrarlo, pero...¿tendré tiempo para investigarla yo solo?,...porque Lily se encargará de avivar al máximo la fogata, con ella no puedo contar

-Te equivocas Tolman, si todo no sale bien no será el fin, sino que te acompañaré a donde sea que uno vaya después de ser aplastado por un troll y estaré por el resto de la eternidad pateándote esa cabezota en la que entran ideas estúpidas con tanta facilidad. ¡Es la última vez que me metes en un lio!. Tenía que haberte dejado encerrado en las celdas del tío Holfast. Él sí tiene sentido común-

Y dicho esto Lily sigue a su hermano medio enfadada, medio asustada, pero juntando toda la determinación de la que es capaz para convertir el ojo de ese puente en un horno para asar trolls. 

"Al menos parece que esta vez sí pusimos a Glain a hacer lo que de verdad sabe hacer"

Perfecto Gallind. Me gusta tu plan secundario. Toda precaucion es poca ... asi que escucha esto .....

Comienzo a canturrear y entrelazar los versos que se infunden a su oyente la capacidad de fundirse con su entorno.

De repente corto mi cantinela y sonrio.

Parece que no va a ser necesario. Nuestros  amigos han conseguido su objetivo. Jjajjajaja Menuda boca tiene Glaind.

Mi sonrisa y júbilo se tornan en preocupacion al ser consciente del peligro que nos cierne.

Deberiamos acercarnos por si Glaind necesita nuestro apoyo.

Calculo cual puede ser el punto de contacto entre los Trolls y Glaind y me voy acercando.

Gallind maravillado por los versos mágicos que comienzan a envolverlo se sorprende cuando cesan de golpe. La magia tiene para él un encanto único que pocas cosas pueden igualar en la tierra, y esta chica, a pesar de todos los indicios propios de su apariencia, conoce sortilegios que dejan al elfo un poco boquiabierto. Sin embargo, parte rauda tras el enano, para no perderle el rastro en la noche. - Espera. - Dice por un instante. - No te separes, es peligroso. - Y el elfo parte tras ella hasta alcanzarle el paso. Ya en susurros agrega. - ¿Sabes como ganar terreno y alcanzar a los nuestros antes que lo hagan los trolls? - Toma el arpa entre sus manos y su semblante se torna serio mientras corre en el alba oscura.

Ya ha empezado. Rilwen pone un poco de la tela que usa como yesca en la punta de una de sus flechas y la aproxima a la fogata mientras comienza a hablar a gritos:

¡Corre Gláin! ¡No permitas que esos gordos y apestosos trolls te alcancen! ¡Desde aquí puedo notar su asqueroso olor! ¡Parecen enormes gallinas corriendo! ¡Co-Co-Co-Co-Coooo!

Rilwen prende la punta de la flecha y la lanza en dirección a los trolls dejando una estela de luz. -aún están fuera de alcance. Lanza otra y otra con la esperanza de que las estelas en llamas atraigan a los trolls -¡Por aquí gallinitas! ¡he oido que os dan mas miedo los elfos que los enanos!

Rilwen se apresura hasta llegar cerca de donde los trolls alcanzarán a Gláin. Clava su escudo en el suelo junto a ella y apunta su flecha que surca e cielo hasta impactar en el troll.

Sacando con velocidad una segunda flecha la lanza hacia el mismo troll impactando con igual certeza. Está preparada para correr o enfrentarse si alcanzan a Gláin.

Muy bien Gallind ...mueve en silencio y ocupa alguna posicion favorable. Parece que Glaind se mueve hacia nosotros, asi que esperaremos cerca de aqui mejor.

Termino de cantar los versos que habia empezado antes. Si los Trolls no ve a Gallind, este tendra alguna oportunidad de pillarlos desprevenidos y ni notaran de donde le vinieron.

Muevo al unisono mis dedos dibujando un dibujo en el aire.

Dando su mejor esfuerzo por llegar lo más lejos posible antes de que le alcancen los trolls Gláin va intentando descordar la lanza que llevaba a la espalda. Ahora que lo pienso, porque diantres he ido yo, el paticorto, no podían acercarse esos esbeltos elfos. UFF Verás las agujetas mañana. En fin, ya veo la luz de la fogata, solo un poco más y les daremos estopa de la buena. Mira hacia detrás para calcular de cuanto tiempo dispone. ¡Ay madre! Pero sí que corren estas bestias, las tengo lamiéndome las nalgas. AAAH En fin, descartamos llegar a la hoguera, o lanzo ahora o nunca. 

El enano frena en seco y haciendo un giro de 180º desplaza toda la fuerza de la carrera al brazo proyectando la lanza en dirección a sus grotescos acosadores. Lo último que vemos es como la lanza se clava entre las piernas del troll más adelantado y lo último que oímos es: ¡Diana!

Todo se vuelve caos cuando Gláin insulta a los trolls y sale disparado hacia la oscuridad. Estos, reconociendo el olor y el timbre de un enano, y espoleados por los insultos recibidos, salen a la carrera en pos de él, medio enloquecidos de rabia y gula. Momento que aprovechan los pequeños hobbits para acercarse al fuego de los trolls y amontonar debajo del caldero esos atillos de maleza seca. Oyen cómo los monstruosos trolls avanzan por el cauce del río, haciendo retumbar el suelo. Mientras la maleza seca empieza a arder, provocando que salga bastante humo tóxico, echan un vistazo a lo que hay alrededor, y ven dos taburetes de madera robusta y dos jergones de paja con un par de gigantescas mantas apolilladas.

Gallind y Tatharina se quedan ojipláticos al ver el tamaño y la ferocidad de los trolls, quedándose momentáneamente quietos y escondidos. Ven cómo Gláin corre por su vida, pero sus cortas piernas no dan para más. También ven estrellas fugaces pasar sobre sus cabezas, surcando el aire. ¡No, espera! No son estrellas fugaces, son flechas incendiarias, seguramente lanzadas por Rilwen. ¡Sí¡ También oyen su insultos.

Gláin, al que ya le pesan las piernas, le resulta difícil dar un paso más, y sus pulmones arden con cada respiración. Piensa en que tal vez debería girarse para luchar, solamente para poder dejar de correr. El cielo está de un gris pálido, algo nublado, pero el Sol no ha salido todavía. Un vistazo por encima del hombro da nuevas fuerzas a las piernas cansadas. Los trolls están acercándose con sus caras retorcidas en una mueca de rabia. De repente, flechas incendiarias van surcando el aire desde delante, a la par que se oye la voz de la semielfa insultando y atrayendo a los trolls. En un acto ya de cansancio, y viendo que dentro de unos segundos le van a dar caza, coge la lanza y, frenando en seco, se gira y se la tira a uno de sus perseguidores. Esta impacta en la pierna de Lawrence y le hace tropezar, reduciendo su velocidad para no caerse de bruces.

Rilwen, después de la lluvia de flechas incendiarias, se acerca lo suficiente para tener visión de la persecución. Mientras va hacia allí, les grita a los trolls improperios que sabe que les molestarán. Planta el escudo en el suelo, para que no la moleste y dispara dos veces hacia el troll que ahora va el primero (Wilfred), ya que uno se ha quedado unos metros más rezagado. La primera flecha pasa rozándole, pero la segunda da en el blanco y oye el rugido de dolor de su víctima. Ve cómo reduce algo la velocidad, aunque sigue tras el enano, que está parado y dado la vuelta, encarándoles.

Una vez que los dos trolls se han ido y sin perder tiempo tiro al fuego mis atillos de leña y acto seguido le grito a Tolman. 

-¡Venga ayúdame a meter las camas de esos asquerosos trolls en la hoguera!. Con eso vamos a montar una fogata enorme. ¡Tiremos también los taburetes!. ¡Y luego a correr, aquí vamos a achicharrarnos!-

Una vez que todo esté ardiendo y el humo inunde el ojo del puente salgo por donde he entrado y me subo al puente para poder ver lo que sucede con los dos trolls y mis amigos. 

-¡Vamos Tolman. Tenemos que ver si nuestros amigos nos necesitan!-

Gallind se gira y sonriendo le dice a Tatharina. - Gracias, intentaré aprovecharme de la protección que me brinda el sortilegio. - Y guiñándole un ojo (o matándolo, como dicen los hobbits) sale caminando con sigilo hacía el lecho del río. Busca cortar distancia entre los trolls, Rilwen y Glain mientras piensa en algo. Quizás desconoce que el hechizo no ha surtido efecto, o quizás trata de ser amable con Tatharina a pesar de que ha fallado en su intento. En cualquier caso, esa despreocupada sonrisa de seguro alteraría la calma de Gláin si pudiese verle.

Ese breve descanso dio aliento a Gláin para seguir corriendo. Sabía que cada segundo que evitará el choque frontal era extremadamente valioso. Habiendo cumplido su cometido de hacer tropezar a un troll, dio otra vuelta de 180 grados y continuo a toda prisa en dirección a las flechas llameantes de Rilwen.

¡Sucios Trolls! Si queréis probar estas nalgas antes tendréis que alcanzarlas. Y a esa velocidad creo que os vais a quedar con hambre. Ayuda por favoooor, tengo miedo. Estas cosas son más grandes de lo que pensaba.