Partida Rol por web

Y de pronto, todo estuvo claro para Valerius, la situación, porque estaban ahí, y quienes lo perseguían.

- Bien chicos. Debemos apresurarnos. Creo que deberíamos ir a las bibliotecas – Indico, mientras leia el tomo. Tomo la mano de May, y empezó a dirigirse hacia las escaleras. – Ra, ven con nosotros

Voy a buscar la esfera, al tiempo que reviso si hay alguna forma correcta de destruir la esfera,y si no encuentro nada, iremos a la biblioteca.

-¿Las bibliotecas?- Preguntó confundida la semielfa, antes de ver con sorpresa como Val tiraba de su mano. Esta vez no hubo rechazo de su parte, sino que apretó su mano también, dispuesta a seguirlo. -¿Estarán aún en pie? ¿No las habrán alcanzado el fuego?-

Sales de la habitación del maestro y recoges la esfera. Tienes la sensación de que su poder se está debilitando. Como si fuese una batería a la que se le está terminando la carga.

Descendéis a toda prisa las escaleras hasta abandonar la torre.
Rodeáis el edificio bajo la tempestad, y os giráis para ver la biblioteca. Tan sólo es una amasijo de piedra, pues ha sido reducida a escombro.

Algunos de los animales que estaban en el recinto de la academia corren y vuelan aterrorizados, tratando de huir. Muchos de ellos yacen muertos en el suelo.

Sobre la torre del maestro, cubierto con su capa y en cuclillas, está aquel que amenaza con destruirlo todo.

Valerius suspiro. Ahora iria navegando a ciegas. De pie donde estaba la biblioteca se pregunto a si mismo, que se necesita para destruir la esfera, como cuando habia hecho antes, cuando consultaba libros. Pero ahora no tenia esa posibilidad.
- Chicos. Ya esta todo claro para mi, excepto que no se bien que hacer. Pero no hacer nada es la peor de las opciones, asi que, ¿que tal si jugamos un poco a la pelota?-

Cerro los ojos, juntando valor, y apretó con cariño la mano de may, dejándola ir. Luego, alzo la esfera con la mano, quitando la capa y dejándola a la vista. No era un mago, no podía superar en inteligencia a la entidad que era

- ¡Ey tu! Si tu. Deja de dar vueltas y ven por el premio. [7b] – grito a la entidad, levantando con su mano aun cubierta con la capa con protecciones la esfera en alto, visible para todos. [b]– Ven, ven aquí horrible criatura. – volvió a gritar, provocándola.
- Chicos, prepárense a correr cuando venga aquí, y a atajar.- dijo por lo bajo. Ellos eran chicos, seguro sabia a que se refería. volvio a tapar la esfera con las protecciones, y se preparo.
- Veeeen. Ven aquí, MARCUS!

Cuando venga a por mi, le lanzare la esfera a Casey, asi jugamos algo asi como un quemado o atrapa la bandera y nos la vamos pasando entre nosotros.

Vio con sorpresa como Valerius trataba de llamar la atención del ser, y la joven entró en pánico. Ya se había enfrentado una vez, y sólo al ver a aquella criatura había sentido que el aire le faltaba, se había creído morir...

Tenía que confiar en que el moreno tenía un plan, fuera el que fuera. Lo sintió soltar su mano, y se preparó para usar su magia de aire para mantener la esfera fuera del alcance del "maestro", en un macabro juego de atrapada donde lo que estaría en juego sería sus vidas.

val nos guio a fuera rumbo a las bibliotecas, un lugar que no me gustaria visitar en un buen tiempo, pero confiare una vez mas en val sabiendo que hace lo que hace, sin embargo un juego de las atrapadas no era la mejor opcion, pero ya era tarde el que ahora sabiamos que era el maestro corrempido atacaba ya no habia marcha atras, empiezo a desprender de mi cuerpo una niebla mas espesa para dificultar el juego para el mosntruo, antes de que llegue les digo a todos por lo bajo -que conste que le tocaba lavar los platos a val- 

El enemigo se levanta. En su rostro hay una mueca de desprecio absoluto hacia vosotros.

- Marcus ya no está aquí. - os dedica una sonrisa cruel mientras desciende flotando con lentitud - pero eso ya no importa.
>> Voy a reduciros a simples cascarones vacíos.

Cuando sus pies tocan el suelo, levanta el brazo derecho y hace un gesto con la mano. La esfera avanza poco a poco hacia él, arrastrando a su portador (Valerius).

No les había dado tiempo de actuar. May vio como Val era arrastrado. -¡NO!- Gritó, corriendo en su dirección. Levantó en alto el frasco con los ojos en una mano, y con la otra intentó mover el viento para crear una barrera de viento que impidiera o dificultara el avance de la esfera. -¡Detente ahora! ¡Mira lo que eres!- Chilló, esperando que aquellos ojos miraran hacia la criatura.

El viento se arremolina entorno a Valerius y este se detiene.
El ser se mira a si mismo desde el tarro y baja la mano. Se queda quieto, sin expresión en su rostro. Parece una estatua carente de vida.

Valerius siente como todo su plan se desmorona, cuando empieza a ser arrastrado por la esfera, hace presión con los pies, y se empieza a acercar contra su voluntad contra la criatura. Piensa en arrojarle algo, sus dagas, tierra encima o algo, pero May actua antes, dándole la oportunidad de actuar.

Y es ahí entonces donde entiende que podría hacer algo. Arrojando la esfera hacia el Elfo, las manos de el se separan, haciendo movimientos en el aire, los dedos índice y corazón juntos, parece usarlos para pintar con pintura imaginaria. Y lo hace, donde va pasando la mano, va inscribiendo runas, runas que quedan pintadas en el aire, runas que son una reproducción de lo que vio en la bolsa. Va rodeando a la criatura distraída, intentando encarcerlarla, o al menos, darle una oportunidad a Marcus dentro de su cuerpo para volver en si al menos unos momentos.

El enemigo no se mueve. Está ausente. Parece una estatua, mientras Valerius le rodea con unos símbolos místicos.
Los ojos de la criatura, dentro del tarro que lleva May, siguen con atención cualquier movimiento, como los que está haciendo Valerius.

Valerius sentía que hacia lo que podía, marcando las runas alrededor, supo de inmediato que May callaba mas de lo que decía, porque de la nada apareció un frasco que no habia mencionado en absoluto, por ello cuando termino, pidió explicaciones, aprovechando que la figura parecía absorta. Entonces lo llamo por su nombre, invocando su nombre verdadero.
- Maestro Marcus. Tome el control. Maestro Marcus, yo lo invoco.-

La tormenta comienza a calmarse y vuestro enemigo se arrodilla mientras sujeta con fuerza sus sienes.

-El frasco estaba en la mesa de alquimia, lo encontré antes que subiera al último piso.- Explicó rápido May, sin dejar de sostener los ojos en alto.

De nuevo, otra idea. Desenroscó el frasco como pudo, y controlando una pequeña corriente de aire como si se tratara de una cuerda, la enroscó alrededor de uno de los ojos, que comenzó a acercar hacia el rostro el hombre. Quizás si el maestro recuperaba sus ojos, recuperaría también el control de su cuerpo...

Valerius sigue invocando a Marcus.

Los ojos flotan guiados por el poder de May. Con lentitud y precisión se dirigen hacia el extraño. Valerius continua llamando al maestro para hacerle entrar en razón...

Los globos oculares se giran de pronto y clavan su mirada en May, el enemigo se pone en pie y se ríe.
- Ya no los necesito - son sus palabras mientras revientan - y allí donde vosotros iréis tampoco os harán falta.

Da un paso al frente y os dedica un gesto amenazador.
- Es demasiado tarde para que salvéis a Marcus.

Valerius inspiro, y luego expiro, resignado. No sabía si estaba en lo cierto, no sabía si estaba completamente equivocado. Escucho las palabras de la entidad y supo que quizás el único que podía hacerlo, porque sabía como hacerlo, era el. Y todo lo que eso conlleva. Le sonrio a May, y le dijo – No me quedan más trucos, May. Por favor, vete… ¡VETE! –

Y ya sin disimular en absoluto, empezó a hablar en voz alta, al tiempo que sus dedos trazaban símbolos en el aire, dejando una estela de plata en los mismos. Y su voz, cuando pronuncio las palabras siguientes, parecía diferente, madura, mas grave. Estaba pronunciando palabras de poder, palabras de magia. El viento se arremolino alrededor de Valerius Rand, desordenando sus cabellos, el fuego se le notaba en su mirada. Estaba casteando, pronunciando las palabras con la que las cosas se habían llamado por vez primera. Estaba nombrando.

- Ven pensamiento, yo te llamo. Ven, trae contigo el viento, trae contigo la piedra, trae contigo la magia, trae contigo el destino. Yo te convoco e invoco, yo nombrador, digo tu nombre. –
La entidad no tenia nombre, o no lo conocía, pero conocía el de su alterego, el del cuerpo que habitaba. – Yo pronuncio el nombre de tus victimas, criatura, y que estás dañen tu cuerpo, el cuerpo que has robado, y asi, ¡te devuelvan el daño que has causado en sus vidas!. ¡Oliver! ¡Albert! – Al tiempo que nombraba las víctimas, estas salian del cuerpo de la criatura, y gritaban como fantasmas, y lo atravesaban, aullando de rabia y dolor, agrediendo a la entidad. Siguio pronunciando los nombres y en sus manos de la nada, apareció la moneda, la moneda que les habia dado Marcus el primer momento, y a través del vinculo mágico que sabía que tenia con otros, las hizo brillar.
Y luego, levitar hasta cercar a la criatura.
- No estamos indefensos, Criatura. Somos aprendices de magos, no sabemos como utilizar la magia. – dijo, muy serio, acercándose un paso hacia ella en lugar de temerle. Pero eso no nos hace mas débiles. Nos hace impredecibles. ¡No puedes calcular nuestro próximo movimiento! Cada paso que siguio lo dio avanzando hacia ella. Cada paso, un nombre. ¡Selene! ¡Teela! ¡Eva! ¡Max! Mirta! ¡Anabelle!

Subio la moneda al aire. Todos, ¡por favor canalicen su magia hacia mi! Iba a necesitarla. Canalizo la magia a través de la moneda y las destruyo a todas, porque creía que estaban vinculadas al poder de la criatura. Luego, sonrio. Iba a poner todo, hasta la ultima gota de su empeño en esto, su voz, su vida, su alma. Tu lavas los platos, Cass y observo a May, triste y le dijo sin decir nada, adiós con los labios.

Luego llamo la esfera a sus manos, y pronuncio Marcus y puso todo su empeño, voluntad, concentración y fuerza vital, en destruirla y con ella a la criatura entidad que habia causado todo este daño.