Partida Rol por web

Los pasos de los tres recorrieron de nuevo las galerías de las calles de la ciudad. No era difícil saber dónde estaba la mansión Trilbanson, ya que la habían podido ver en más de una oportunidad en sus tantos andares. La luz aún era tenue, y parecía que cada vez lo era más. Probablemente oscurecería en unas horas...

Cuando llegaron al muro que rodeaba la mansión, dos guardia con peto de cuero y espada mantenían una laxa vigilancia al tiempo que conversaban entre ellos y miraban a las mujeres que pasaban frente a ellos con canastas con comida o ropa, y cubos con agua.

El muro perimetral era de más o menos dos metros, de piedra, y por el portón de entrada habrían pasado dos jinetes con sus monturas sin ningún problema.

Los guardias se irguieron un poco, queriendo imponer presencia, cuando el variopinto trío apareció frente a ellos.

-Buenas tardes- dijo uno de ellos que tenía pelo pajizo y una cicatriz en el cuello que bien podría indicar que estuvo más cerca de Soid de lo que hubiera querido -¿Qué se les ofrece?-

La amabilidad de éste contrastó con la postura y apariencia. Probablemente se debía que sus ojos se habían posado sobre Tinda, quien mostraba calidad y etiqueta en sus ropas y andar.

- Saludos, señores- sonrió Volgar. El anciano sabía que para poner a los guardias de su lado debía tratarlos como si fueran mucho más importantes de lo que realmente eran- mi nombre es Volgar Um, para servirles. Mis jóvenes acompañantes son Derian y Tinda. Investigamos los misteriosos asesinatos de los jóvenes del pueblo y requerimos hablar con vuestros señores para recabar cierta información. Estamos tratando de recabar todos los rumores y certezas acerca del caso para intentar avanzar un poco más hacia el fin de este desagradable misterio. Confío en que no tengan problema en recibirnos.

Tinda mantuvo una postura arrogante, pero que le permitía ostentar su lujo en silencio. ¿Para qué hablar cuando su ropa hablaba por ella? Ya habría otros momentos para hacerlo...

Derian se había fijado en el muro y en los guardias. Asintió mientras observaba, sutilmente, calculando probabilidades. Dejaría que el porte de Tinda y la labia de Volgar les abrieran las puertas. Si hacían falta otros medios para entrar, o salir, estaría preparado. Siguió pensando en lo justo que podría ser un juicio si el culpable era un noble. Intentó alejar esos pensamientos de su cabeza. Estaba metiéndose demasiado en esto, ahora necesitaba claridad de mente... pero no podía evitar anticipar la satisfacción de hundir su espada en el pecho del asesino. No se va a celebrar ningún juicio por estos crímenes. Buenas noches, caballeros. Dijo, con tono respetuoso, dibujando la reverencia justa para que los guardias no notaran la chanza.

Tanto la actitud de Tinda, como la presentación de Volgar, hicieron que los guardias tomaran a Derian como un simple protector, mientras que al viejo lo tomaron como consejero o sirviente de esa mujer con ropas lujosas. Prácticamente todos pudieron apreciar los pensamientos que se les cruzaron por un momento.

"Noble no es, se hubiera presentado como tal... pero, ¿y si es una comerciante rica?" "Más vale dejarlos pasar que hacer perder una buena oportunidad..."

-Esperen aquí- dijo escuetamente el guardia, y le hizo una seña al otro para que entrara.

Apenas unos minutos después, apareció el soldado nuevamente, pero acompañado de un hombre bien vestido, con ya todo el pelo blanco, y una librea que lo marcaba como mayordomo.

-Mi nombre es Aleus, Mayordomo en Jefe de la Mansión Trilbanson- se presentó con gestos pomposos -Acompáñenme. Mi señor los atenderá pronto- finalizó dando media vuelta y caminando en dirección a la estructura principal.

Detrás suyo se cerró el portón con ruido sordo.

El jardín que encontraron frente a ustedes era bello, aún teñido del gris de la lluvia. Los aromas de las flores parecían estar rozagantes con la humedad y sus pasos recorrieron losas de piedra que distaban mucho de los barriales que recorrieron momentos antes.

Aleus los guió cruzando la entrada.

-Allí hay un perchero para sus capas- dijo señalando un rincón junto a la puerta de entrada -Y pueden esperar al Marqués en esos sillones- dijo con amabilidad, pero siendo observador educadamente.

No pasaron mucho tiempo en unos sillones mullidos y muy decorados, cuando el mismo sirviente los buscó para orientarlos hacia el despacho del noble.

Un pasillo con cuadros y pedestales con obras de arte no dejaban lugar a dudas del origen noble de la familia. Pero el ojo entrenado podía ver que otrora había tenido más lujo, y que ahora era más un mantener cierto estatus, sin poder llevarlo del todo.

La puerta doble dio paso a una amplia habitación con diversos asientos, una gran biblioteca y una mesa de caoba. Ni bien cruzaron, Aleus los anuncia y luego se retira.

El Marqués Vinton Trilbanson es un hombre de buena altura, pelo arreglado y bigote prominente. Lleva ropas prácticas de cuero, más útiles que elegantes. Una funda de gran calidad sostiene una espada al cinto, cuya guardia tiene algunas mellas.

Vinton se mueve con pasos decididos y se acerca a ustedes. Los mira frontalmente a los ojos cuando está a cierta distancia de ustedes, y sonríe, como si reprendiera a un niño.

-¿Así que investigando, eh? Déjenme que les diga una cosa. Este pueblo está acabado, su moral quedó destruida el día que mataron al chico de Tifna. Lo que aquí hay es mucho más de lo que podéis manejar, así que piensen en largarse de aquí porque pueden acabar como aquellos chicos. Mucho cuidado con lo que descubrís, sobre todo si se acercan a ese sodomita de Karisfen. No me extrañaría nada que estuviera implicado.-

Como siempre ocurría, el choque visual entre las posesiones nobles y las del pueblo hacían que a uno le cambiara hasta el ánimo. Tan sólo cruzar las puertas de las posesiones Trilbanson le hacían parecer a uno que cruzaba de un feroz invierno a un suave inicio de primavera. Esa era la magia del oro.

Pero Volgar era perro viejo, había visto y vivido mucho y no se dejaba engañar por la pompa y la ceremonia, ni por mullidas alfombras o muebles lustrosos. Cierto desgaste aquí, dejadez allá. Aquella mansión había vivido tiempos mejores y, si los nobles estaban en aquella situación, era reflejo de lo que ocurría en toda su zona de influencia. No obstante, no era algo muy destacado por lo que que quizá el bajón en los movimientos comerciales hubiera empezado hacía pocos años, quizá incluso con estos escabrosos incidentes. Todo el mundo sabe que este tipo de rumorología no favorece al comercio ni atrae a la población circundante.

Para su sorpresa, la presentación del marqués fue de todo menos diplomática. Toda una declaración de intenciones, un directo contra la infalibilidad de la corrección y otro mensaje preocupante para sus cabezas.

- Entiendo, mi lord- asintió Volgar- acusar a un miembro de la Corrección sin pruebas de peso puede ser un ejercicio bastante arriesgado, incluso para un noble. También es sabido, por otro lado, que no todos los miembros del loable culto de Soid son tan... virtuosos como cabría esperar- esperaba que el noble entendiera con aquella afirmación que estaban dispuestos a contemplar la culpabilidad del Corrector- Tal vez tengáis algo que nos pueda ayudar en nuestra labor, sean esto pruebas o rumores contra Karisfen, o contra cualquier otro. De momento sólo estamos recabando información.

El anciano caminó algunos pasos, como pensando, mientras dejaba que sus palabras llegasen hasta el noble.

- Sin duda sabréis que nosotros bien podríamos sencillamente dar la vuelta y marcharnos por donde hemos venido- admitió- al fin y al cabo, ni somos de la zona ni nos pagan por esto, al menos no lo suficiente como para el riesgo que podamos estar corriendo. Cada uno de nosotros tiene sus motivos para tratar de esclarecer este entuerto pero, quien sabe, tal vez en algún momento desestimemos la empresa si los riesgos son altos y no volváis a saber de nosotros. De momento- miró al noble a los ojos, sonriendo con benevolencia- nos gustaría que nos vieseis como amigos de vuestro pueblo, estoy seguro que la resolución de este desgraciado caso volvería a atraer al comercio y los viajeros, tal vez incluso a nuevos habitantes. Estas cosas suelen tener efectos devastadores sobre la economía local.

Sin duda, además, un asunto así... estoy seguro que algo así pesa en el, por otra parte, impoluto honor de una familia tan bien considerada como la suya. Permitidme apuntar, mi señor, que no parece usted de los que dejan que temas así queden sin castigo. La guardia mellada, la postura, gestos y mirada de ese hombre le transmitía una firmeza y rectitud muy claras. No hablaban con un petimetre de la capital. Le habló conforme a los modos para con un miembro de una casta muy superior a la suya, pero le miraba como un igual. Como otro espadachín, como alguien que sabía que había ciertas leyes que personas como ellos no podían dejar de cumplir.

Vinton ni se fijó en el silencio que guardaba Tinda, después de todo, era una mujer, aún vistiéndose como hombre y teniendo una espada al cinto.

-Con que quieren ir hasta el fondo...- dijo observando a cada uno con una mirada penetrante, acostumbrada a que nadie se la devuelva -Tomen asiento- finalizó luego de una corta pausa, señalando los sillones que se encontraban a su izquierda y dando un paso hacia atrás.

Él tomó asiento a su vez, enfrentado a ustedes, y cruzó las piernas mientras que sus manos descansaban en los apoyabrazos recubiertos de una almohadilla de color verde oscuro.

-Cuéntenme qué saben hasta ahora- ordenó más que pidió.

Volgar se sentó en una de las mullidas sillas que le ofrecía el noble. Se sentía extraño. No estaba acostumbrado a moverse entre tanto lujo y pocas veces había tenido el privilegio de colocar sus posaderas en un lugar tan agradable.

- Bueno- inició- lo cierto es que no demasiado. Ha pasado demasiado tiempo y las pruebas se diluyen más rápido aún que la memoria. Sabemos que quien lo hizo debe poseer ciertos conocimientos médicos o, al menos, anatómicos. Es la mejor pista que tenemos y la que reduce al máximo el número de posibles candidatos. Por lo demás- se encogió de hombros- acabamos de empezar. Hemos visto el sótano en el que encontraron el cuerpo del chico, y parece que hay indicios de posible abuso sexual aunque no me gusta apoyarme en las conclusiones de antiguas investigaciones si no veo las pruebas yo mismo. Muchas veces pueden haber sido manipuladas. Tenemos también el listado de víctimas y estamos tratando de hacernos una composición de lugar, recabar toda la información posible, para luego tratar de encontrar patrones o establecer vínculos que puedan llevarnos hasta un posible punto en común.

Como bien dice Maese Volgar, los conocimientos en medicina o anatomía cierran bastante el círculo, Señor. Podemos, en principio, descartar a la mayoría de los ciudadanos, la plebe... No me malinterprete -continuó, con mirada pensativa. En esta casa viven familiares de dos víctimas, y venimos buscando luz y consejo. Sostuvo la mirada lo justo, quizás ligeramente más. Quería aguijonear la lengua del noble, cuidándose de que la suya propia no acabara cortada.

Vinton escuchó con atención las palabras de ambos mientras con la mano derecha se acariciaba el bigote. Si hubiese sido un poco más largo bien podría haberse hecho pasar por Guardia Real. Pero no, este hombre era un noble hecho y derecho, tanto para gobernar como para defender su honor.

-De acuerdo, veo que no han perdido el tiempo desde que llegaron- comenzó el noble -¿Y eso no les hace ver que Karisfen sería el único capaz de algo así?- preguntó al tiempo que apoyaba sus brazos en el sillón -Todos bien sabemos que la medicina es algo reservado para los Correctores, y algún que otro afortunado con un permiso para ello. Además, no nos olvidemos de la sodomía... y el Corrector es conocido por sus amistades poco convencionales-

Hizo una pequeña pausa, la justa para que ninguno pudiera responder.

-Y si buscan a Tifna, puedo mandarla a llamar. Seguramente esté con mi mujer...- dijo en un tono más amable, parecía que la seriedad de los investigadores había hecho que la dureza inicial se convirtiera en otra cosa -Pero les pediría que no lo hagan a menos que sea extremadamente necesario... esa mujer ha sufrido demasiado ya e intentamos no tocar el tema en su presencia. Es buena gente...-

Volgar escuchaba atentamente las explicaciones del noble. Era evidente que, con las pocas pruebas que tenían, todo parecía apuntar al corrector. Por supuesto eso no significaba que fuera el culpable, las cosas no suelen ser tan sencillas. No obstante, sí que era cierto que, la mayoría de las veces, la explicación más sencilla tendía a ser, también, la más probable.

- Bien- admitió- supongamos que aceptamos que Karisfen es nuestro principal sospechoso. ¿Cómo podríamos demostrar su culpabilidad? ¿Dónde encontrar pruebas incriminatorias? No podemos, simplemente, presentarnos en su puesta con el dedo acusatorio. Vos lo sabéis bien, pues de ser así ya lo habríais hecho y, sin duda, vuestra posición os da acceso a más recursos de los que nosotros podemos tener.

dejo

¿Qué decís, Señor? Quizás podáis mostrarnos algo que nos sirva. Necesitaremos mucha ayuda para ir por ese sendero. Por otro lado, hablar con la mujer de Sonte podría ser también de utilidad. La percepción de las mujeres, y más aún de las madres, a veces llega donde no alcanzan las de muchos hombres. 

Quizás la madre estaba trastornada, o quizás pudiera aportar algo de interés. Recordó, de manera fugaz, la figura de su propia madre. Habían sido demasiados en casa, pero siempre se las apañó para que no faltara un mendrugo de pan, aunque fuera duro, y un cuenco de sopa. La dejó atrás, con todo lo demás, cuando se dió cuenta de que eso no era suficiente para él. Siempre había cargado el peso de lo que, en el fondo de su alma, sabía que era una traición y un menosprecio para con ella.

-Si tuviera pruebas de su culpabilidad, ¿no creen que ya habría tomado cartas en el asunto?- preguntó mirándolos con fiereza y los puños parecían que iban a estallar -Ustedes deben conseguir pruebas, ¿es que ahora me piden que haga yo las cosas? ¿Su trabajo?- dijo casi violentamente, y su tono se volvió más oscuro y despectivo -Aunque sabiendo que han acudido antes al sodomita de Karisfen, antes que al marqués de esta marca, no me extrañaría que fueran sodomitas como él- si no hubiera estado en su propia casa, probablemente habría escupido.

Apenas terminó de dirigirse a los hombres, pareció percatarse de la figura silenciosa que los acompañaba.

-Disculpe, pero es que temas así harían que hasta el más caballero de los caballeros perdiera los estribos- dijo haciendo una floritura con la mano y levantándose de su silla con un movimiento rápido.

Se dirigió a un aparador de donde extrajo una botella de buen cristal y vertió en un vaso un líquido ambarino.

Tinda se mantuvo impertérrita, pero ante la disculpa del noble, aprovechó la oportunidad.

-Marqués, creo que tal vez nos ha malentendido... mis compañeros y yo creemos que sería útil conocer todas las campanas antes de emitir una sentencia... ¿Soid no haría algo así?- dijo la noble desde su lugar en el sillón, el cual sentía casi como en casa -Tiene razón en que ha sido un error el nuestro el no presentarnos antes que nada ante usted, y ruego en nombre de todos que nos disculpe, ha sido un desliz a raíz de la intensidad de los hechos vividos en esta ciudad-

Vinton la miró, y apenas bajó la cabeza en señal de aceptación, o eso parecía, aún con la mirada despectiva que le dedicó a la mujer.

- Marqués- interrumpió Volgar con inesperada seguridad y firmeza- entiendo su frustración pero, verá, nosotros no somos oriundos de la región, apenas acabamos de llegar hace unas horas. Tratamos de ayudar y, de momento, sólo recabamos información suficiente para hacernos una composición de lugar. Parecéis absolutamente seguro de la culpabilidad del Corrector. Sin duda alguna prueba debéis de tener para mostrar tamaña resolución en vuestro juicio. Tal vez esa prueba no atañe a este caso, o tal vez sí, poco importa eso. Si tenéis datos que prueben algún tipo de acusación sobre el Corrector Karisfen, podremos intentar demostrar su culpabilidad o trazar un plan que pudiera desenmascararlo. Sino, no son palabras más válidas que las de un charlatán en un día de mercado. Y, no sé vos, pero desde luego yo no voy a acusar a un Corrector de Soid con habladurías. Si tenéis pruebas contra Karisfen, si conocéis algunos de sus secretos, hablad, sino, dejaremos de molestaros y buscaremos las pruebas que buscamos en otra parte.

El viejo tenía agallas, pensó. Repasó mentalmente, la posición de los guardias que habían visto, el tiempo que tendrían antes de que llegaran, la localización de ventanas y puertas... miró al noble. Por supuesto no tocaría un pelo suyo salvo si fuera eso o su propia vida. Matar nobles nunca salía gratis. Estaban entre la espada y la pared, Corrección o nobleza. Bien sabe usted que nadie dirá nada de un corrector. Y que, a las pocas horas de hacer preguntas en ese sentido, estaremos presos. Entonces no podremos hacer nada por desentrañar estos crímenes. Y las preguntas nos las harán a nosotros. Este es un tema delicado, y no olvidamos que usted es, aparte de noble y Señor, un padre que ha perdido a su hijo.

Empezaba a escamarle todo esto. Les estaban poniendo la soga al cuello. Sin ayuda de parte del noble acabaría ejecutados, o algo peor. ¿Qué sentido tenía lo que les estaba pidiendo, exigiendo este hombre?

Vinton se mostró visiblemente molesto con la interrupción de Volgar, y cualquiera habría podido imaginar (como bien hizo Derian) que su furia se desataría sobre los forasteros. Pero extrañamente el viejo pareció mostrar una entereza y firmeza mayor que la del noble. Y eso parecía haber marcado una diferencia.

-Entiendo lo que piden, pero no lo tengo- dijo un Vinton cansado -Karisfen es sodomita, sé que frecuenta algunos otros que casualmente no son ajusticiados por los agentes de la Corrección, y el asesino lo es. Dicen que tiene que saber de medicina, él sabe. Tiene hasta hombres si quiere para refrenar cualquier resistencia. ¿Qué más hay que saber?- preguntó -Pero claro, es Corrector...-

- Bien.

Volgar permaneció un tiempo mesándose las barbas, como meditando las palabras del noble.

- Afirmáis con total seguridad su sodomía e incluso decís saber a aquellos a quien frecuenta. ¿Podéis ayudarnos a corroborar, al menos, esa parte? Todas las víctimas han sido varones y todos jóvenes* por lo que, tal vez y sólo tal vez, empecemos a tener un posible móvil. Quizá se trate de algún tipo de perversión. De ser así y ser cierto que Karisfen es nuestro hombre, quizá podríamos ofrecerle un cebo. Lo bueno que tienen las perversiones es que rara vez son controlables, sobre todo si, como es el caso del Corrector, se cree intocable. Sólo podremos acusar al Corrector si le cazamos en pleno acto. ¿Podéis demostrar o mostrarnos su sodomía? Y, de ser así, ¿podréis ayudarnos a encontrar un buen cebo? Como señor en esta región, tenéis control y ascendiente sobre muchos de los muchachos de la zona, algo que nosotros nunca podríamos conseguir.

Derian esperó la respuesta del noble, mirando a Tinda y a Volgar. ¿Se involucraría Tribalson hasta ese punto? Sin duda necesitarían su colaboración para algo así.