Partida Rol por web

La chica mira la bolita de platina frente a sí con cierto escepticismo mientras el contrario responde.

- Por lo general de las clasificaciones de los departamentos de ciencias me he encargado yo, pero tu caso fue especial. Al fin y al cabo, no empezaste en nuestra empresa como informático, precisamente... Y a pesar de tener gente por encima de ti en el cargo, quería ver hasta qué punto quien te recolocó había tenido buen tino contigo... o si solo eras un enchufado - Se encoge de hombros - Has llegado hasta el final sin recibir apenas votos ni respaldos exteriores, así que tan inútil no eres, desde luego, aunque tu especialidad no sea hacerte notar.

Y como comprenderás, eso de irte... espero persuadirte de lo contrario en estos meses que nos das de margen para preparar a tu sustituto. Ya lo discutiremos en privado. Y hablando de eso. ¿Quien es? ¿Alguno de los presentes, acaso?

Mientras, de la suspicacia había pasado al interés, y para cuando el contrario acabó de dar su explicación, ella ya había olfateado la salsa, sentido un cierto rujidito en el estómago delator de que ella tampoco debía haber desayunado en condiciones, puesto varias gotas en la bolita crujiente y...

Y ahora estaba en silencio, con la cara roja como un tomate y los ojos llenos de lágrimas que trataba de contener con dificultad para que no se escapasen.

Cuando el varón se da cuenta, da un respingo y se levanta tirando la silla en el proceso, pero antes de que pueda hacer nada más, ella lo tranquiliza con un gesto.

- Tranquilo. Está muy bueno. Es... como le gustaba a ... - Y guarda silencio, bajando la mirada mientras, ahora sí, las lágrimas caen sin remedio aún tratando de ocultar sus ojos con una mano.

El otro joven, más que extrañarse, parece enfadarse más aún, y sin embargo su gesto es blando cuando se acerca y arrodilla a su lado, para susurrarle algo dando la espalda al resto de la mesa.

Es entonces cuando el portavoz capta la atención volviendo a hablar.

- En unas semanas se hará público el por qué todo esto se ha elaborado como se ha hecho. Deben saber que el propietario, fundador y aún hoy accionista mayoritario de esta empresa se ha estado retirando de la vida pública en los últimos meses por motivos de salud - Guarda un silencio solemne durante unos segundos antes de retomar la palabra - En este momento se encuentra ingresado con muy mal pronóstico y cada vez menos horas de lucidez.

Mira a los muchachos, tratando de seguir hablando sin denotar emoción - Al margen de la tragedia familiar de los aquí presentes, Ágata y Carlo, sus hijos... Es importante que esta noticia la proporcione la empresa de una forma... calculada. Demasiadas empresas se desintegran en las sucesiones, y es por eso que contar con un buen equipo capaz de proporcionar una idea de evolución sólida para la marca era tan importante.

En el extremo de la mesa, Ágata sigue secándose las lágrimas.

- Pero como equipo, en conjunto, no han demostrado ser capaces de mantener la solidez esperada.

No dormí casi nada en toda la noche.

Por mucho que Ximena habló conmigo, una vez me acompañó a mi cuarto, me quedé allí encerrada, frente a la chimenea. Sentada en el suelo, abrazándome las piernas con las rodillas al pecho y mirando las llamas crepitar. Intentaba poner en orden mis pensamientos, mis ideas...

Un par de veces en la noche me levanté y llegué hasta la puerta de la habitación de Nadine, pero no me atreví a llamar. Siempre volvía al punto de partida. Quería hablar con ella. Discutir mas bien. Encontrar una razón, un motivo o simplemente una explicación convincente para odiarla. En serio lo deseaba. Por mas que lo pensaba, siempre volvía a mi cabeza la frase de mi institutriz del internado: " La gente te defraudará. Siempre. Es mejor estar sola". Maldita vieja bruja!

Pero el día me encontró adormilada en el suelo de la habitación, con el rímel corrido y la marca de alguna arruga del cojín sobre mi cara. La alarma del teléfono sonó, y de malas pulgas me fui al baño para asearme y descubrir en el espejo, que hoy estaba mejor que ayer. Quizá las lagrimas de la noche y quedarme dormida me agotaran del todo, vaciando mi cabeza de toda preocupación.

¿Qué mas da? Hoy acabará todo, para bien o para mal.

Bajé al comedor y entrecerré los ojos al ver lo cambiado que estaba todo. ¿Era esto la última prueba? No... Al parecer el resto de mis compañeros bajaron y comenzaron a desayunar. Algunos daban por hecho que al ser el último día sería algo mas formal, suponía. Y no me equivocaba, pues entraron unos comerciales de Jazztel que... Ah, no! Eran los monitores vestidos como fueran de mi buffet de abogados. Genial! ¿A que juegan? Pero no jugaban a nada. Ya no. Eran directivos de la empresa, un delegado, hijos del mandamás... ¿Nos habían engañado?

Jesus entró como si hiciera décadas que no comía. Se metía los bollos donde podía. Incluso se le cayó alguno. Discretamente me acerqué lo recogí y se lo metí en el bolsillo frontal de la chaqueta, no fuera a quedarse sin desayuno... -¿Nervioso?- pregunté susurrando imaginando que lo hacía por eso mismo, esperando un Gñeé como contestación.-¿Sabe? En días como estos me gustaría conducir por el campo... aunque solo sea para saber como estoy de ánimos. Compórtese, ¿quiere?- Dije irónicamente apartándome de él y de los bollitos.

Mientras me preparaba un café vi entrar juntos a Viktor y Ximena. ¿Parejita? No pude evitar sonreirles y guiñar un ojo de complicidad con Ximena. La presencia de Itziar me sobresaltó lo justo para dejar de pensar en la parejita y volverme hacia ella.

- ¿En serio?- Dije completamente seria.- Me gustaría ver eso por escrito.- Aun mas seria, mirándola a los ojos, de forma desafiante - O la Tia Shannon, dejará que Sara se acueste muuuy tarde, la llevará al festival del orgullo gay y dejará que haga topless en la playa.- Al principio estaba seria, aún, pero poco a poco una pequeña sonrisa se dibujaba en mis labios, llegando a una pequeña risa fruto de la broma. - Suena bien, lo de Tia Shannon. ¿No? Piensa en ello.- Susurré divertida.

Alce una mano y poniéndola sobre sus labios, a modo de silencio la paré para que no dijera nada mas.- Shhh. Todos hacemos lo que creemos mejor. - Mi mirada paso a Nadine que se sentó por allí evitando mi mirada.- Es lo que nos hace ser diferentes. Discúlpame a mi, igualmente.- Dije apartándome de ella, tras darla un abrazo y buscar sitio para sentarme con un café en la mano.

Los agentes especiales del MIB nos instaron a a sentarnos y yo, contra todo pronóstico, me senté junto a Nadine, mirando al frente sin hacerla caso en absoluto. Ella susurró unas palabras y yo suspiré algo cansada. El café estaba frente a mi y lo miré. No se porqué lo hice, pero sabía que debía hacerlo en ese momento.

Mi mano se alargó discretamente por debajo de la mesa hasta el muslo de Nadine, donde reposaban sus manos. Con una suave caricia, entrelacé mis dedos con los suyos y agarré fuertemente su mano. Suspiré nuevamente y sonreí, aun sin mirarla. - No hay mal que cien años dure...- susurré simplemente. No podía odiarla. Simplemente no podía.

La reunión empezó y ellos, al parecer, estaban muy bien informados, a juzgar por sus miradas hacia los presentes, incluida yo. Bufé un poco, negando con la cabeza cuando mencionó lo de los despidos y la imposibilidad de negociación al respecto. Dos sobre se nos dieron a Itziar y a mi. Ella apenas hizo caso de abrirlo.  Yo lo recogí y lo abrí con un suspiro cansado.

- ¿Has visto "El jefe infiltrado" de Tv?- Pregunte a Viktor cuando nos preguntó sobre el sobrecito- Pues a mi me han dado un piso en Torrevieja- Bromeé con una amplia sonrisa. Luego se lo contaría. De momento, los "mayores" hablaban.

Itziar y Erik pusieron los puntos sobre las íes cuando se nos dijo que todo había estado controlado, que nada era real y que todo era una prueba. La bombilla se me iluminó y apreté inconscientemente la mano de Nadine. Si no hay agravio, no hay demanda. Y ya que esto era... "un juego", según decían, puede que lo del juego sucio no fuera tan grave. No manda a la cárcel a nadie por contar 21 en el parchís en vez de 20.

El gran Jefe estaba en las últimas, al parecer. O por lo menos comentaban algo sobre el final de su carrera. Y eso les ponía nerviosos. Normal. Hydra era demasiado grande para echarlo todo a perder. Empatizaba con el sentimiento de tener a alguien enfermo a ver a la chica compungida.

- Creo que solo ven la parte negativa de esto. Departamentos distintos, y muchos de ellos sin nada, absolutamente nada, que ver uno con otro... y quieren que trabajen juntos en ... ¿que?- Me encogí de hombros y afiné la vista.

- Se que la empresa tendrá sus propios planes. Lo se y n-no soy nadie para...para...  discutirlo ¿Pero en estos días, aquí, van a decidir el futuro de una empresa... solo por nosotros?  Perdóneme si no se montar a-a caballo, o-o... contar cuentos, o entretener a los chicos. - repliqué.- De veras siento mucho por lo que están pasando. Ojala fuera de otra manera.

Pero creo que si nos han elegido para estar aquí, es porque él confía en nosotros porque somos los mejores. Y-y los mejores nunca nos rendimos. Se que podemos hacerlo mejor.

S-solo tengo una duda, señor. ¿ Qué se esperaba de nosotros? ¿En que cambiaría eso el futuro de Hydra?

Shannon casi había logrado que le diera un vuelco al corazón con su broma, pero finalmente parecía que todo estaba bien. Había algunas cosas que le hubiera gustado decirle, pero buscaría el momento más tarde. Sobre todo, que seguía siendo demasiado dura consigo misma. No había nada de malo en todas las ideas de la “Tía Shannon”. Salvo en acostarse tarde, claro.

Después vio cómo acudía junto a Nadine, y contuvo las ganas de suspirar. En fin, nadie es libre de escoger los deseos del propio corazón. Con el tiempo, la verdad terminaría de fluir por sí misma. Ximena y Viktor parecían la prueba de ello. Y ella misma… bueno, tampoco es como si pensara en encontrar pareja en un campamento para directivos. Además, tenía otras cosas en las que pensar… y una de ellas seguía durmiendo arriba.

Sonrió a Ágata cuando ella confirmó que no había ninguna traba a su decisión al respecto de adoptarla. La comparación de la pequeña con un lobo, en cambio, era algo extraña. Pero la ternura de sus palabras fue suficiente para entender el verdadero sentido.

-Parece una fiera, sí. –Terminó respondiéndole con complicidad. –Pero en el fondo en sólo una niña. No podía no hacerlo.

No añadió nada más. No era necesario. Pero entonces, una nueva oleada de revelaciones llegó, acompañando a una bola de patata con una salsa que parecía salida del infierno. Al ver la reacción de Ágata, agradeció que no le hubiera ofrecido probarla a ella. Tal vez lo hubiera intentado, y el resultado no era bueno. Pero lo importante…

Sus hijos...

La noticia la golpeó, sacudiendo su paradigma hasta la médula. Las paredes de lo que había creído… de lo que se había hecho creer a sí misma, se tambalearon hasta agrietarse. Y por esas grietas, de pronto se coló el aire libre de la verdad.

Tardó unos segundos en recuperarse, unos segundos en los que la taza de café se quedó inmóvil en sus manos. El día anterior, había sido capaz de ver claramente que todo era una prueba. Pero ahora, finalmente entendía todo. O casi. Sus ojos se habían abierto, y los recuerdos de los días pasados acudían para dar forma a un escenario completo.

Se giró hacia Viktor, observándolo con unos ojos que, de pronto, parecían ser capaces de ver todo tal y como era en realidad. El chico parecía otro mientras todas las piezas encajaban perfectamente en su lugar en la mente de Itziar. ¿Acaso era la única que lo estaba entendiendo?

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-Tú también estás hecho un pequeño embustero, ¿eh, Viktor? –Dijo, pero la sonrisa divertida que había aparecido en su rostro desmentía que sus palabras fuesen ofensivas en modo alguno. –Tienes que pensar que soy un poco lenta para darme cuenta ahora. Tus compañeros y tu jefe no podían venir… Ay, ay, cocinero.

Su mirada se dirigió hasta Ágata y Carlo. Comprendía lo que debía ser el dolor de su pérdida. Y el deseo de que un legado como el que había dejado atrás no se hiciera pedazos.

-Siento mucho escuchar lo de vuestro padre. -Les dijo. Ella se había sentido fatal sólo por la idea de perder a Sara. Estar perdiendo a un padre debía ser infinitamente peor. –De corazón. Apenas si he podido conocerle unos minutos, pero sólo con eso creo que es un gran hombre.

No tenía ninguna prueba, claro. Pero de algún modo, estaba absolutamente seguro de haberlo conocido. Como todos los demás. Justo hacía cuatro días, al término del tercer desafío. El falso psicólogo que había acudido a hablar con ellos… el que había hecho que Carlo se pusiera tan nervioso. El mismo viejecito que había llegado con consejos y enigmas para ellos. Para ayudarles a conocerse a sí mismos, y con ello, a mejorarse.

El dirigente de Hidra.

Después de todo eso, no tenía tantas ganas de seguir hablando o cuestionando el ejercicio que se había hecho. Lo comprendía, aunque no lo hubiera hecho de ese modo.

Así pues, quedaban muy pocos interrogantes que revelar. Y uno de ellos estaba en el sobre que sostenía entre sus manos. Finalmente, se decidió a abrirlo, leyó su contenido lentamente mientras asentía levemente con la cabeza, como si tratara de interiorizarlo. Finalmente, volvió a meter la hoja dentro del sobre. Cuando alzó la vista hacia el resto, estaba más seria. Escuchó a Shannon hablar con una indignación parecida a la que ella había sentido.

-Shannon, yo también he pensado lo mismo que tú... –Dijo, tratando de terminar la discusión. A medida que, cada vez más, era capaz de ver el ejercicio desde el otro lado de las cámaras, comprendía la valoración que se había hecho. El fracaso de la esperanza de un equipo sólido. –Pero en parte tienen algo de razón con lo de la solidez del equipo. Piensa lo que han visto ellos. Lo que esperaban y lo que tienen.

-Este equipo… nosotros… podríamos ser capaces perfectamente de ser una Junta Directiva del mañana. Y mira cómo hemos acabado en sólo seis días por una promesa sin garantías. Con dos bandos apuñalándose entre ellos. Con manipulaciones y con mentiras. De unos pocos, sí, pero nos han arrastrado a todos. ¿Qué hubiera sido de Hidra entonces? Rota desde su núcleo. Ellos deben asegurarse de que algo así no puede ocurrir. Por eso hemos fallado como equipo.

-¿No me equivoco, verdad? –Añadió mirando a los recién llegados. –Pero tened en cuenta también lo que os hemos dicho. Hay muchísimo talento aquí, y las cosas podrían haber sido muy diferentes. Todos deberíamos aprender de lo que nos demás nos han enseñado. Como vuestro padre dijo… las herramientas están ahí, pero tenemos que ser nosotros los que las utilicemos.

- Señorita... -se gira hacia Shannon - creí que ha había quedado claro ese punto. Ustedes no están aquí por ser "los mejores". Y ni que decir tiene que no fue el gran jefe el que les escogió. Ustedes eran algunas de las figuras más representativas de los departamentos bajo sospecha, ya fuera por sospechas de desfalco, sobornos, chantajes, mercadeo de favores o... Incompetencia. Quedaba la esperanza de que no fueran más que rumores, lo cual hubiese sido el resultado deseado. Aún así, invitamos al director de auditoría interna para seguir muy de cerca el proceso para verificar algunos de esos rumores.

Y dio resultado.

Si ustedes son, como se pretendía, lo más representativo de sus secciones, el único tratamiento viable es amputar cuanto antes para evitar que la gangrena se extienda. Mi recomendación personal será revender todo el departamento Automotriz por falta de implicación y ausencias reiteradas a los puestos de trabajo y todas las sub-secciones religiosas, erradicando cualquier inclinación local política o religiosa de nuestra corporación que pueda relacionarnos con valores y métodos poco recomendables, seguido de todo lo que tenga que ver con moda, y una revisión y reestructuración del departamento de Auditorías. No puede desaparecer en sí mismo, pero habrán evaluaciones y renovación de personal, como poco. - Habla de ello sin pasión, como si no se tratara de nada más que de arrancar las malas hierbas de un jardín.

Pero no seré yo quien tome esa decisión.

La parte más... Idealista de los herederos esperaba algo mejor. Yo me conformaré con dar una oportunidad a uno de los presentes como mi aprendiz, aunque... - mira sin asomo de disimulo el gesto de las manos entre Nadine y su oyente . No termina su frase, pero la desaprobación es evidente.

- Pe... pero es más que eso, Itziar - Trata de responder a lo del perro de la actriz y Sara. - No solo te has dado cuenta de algo, sino que te has implicado para generar una diferencia. ¿Cuanta gente podría tomar una decisión tan importante en mitad de una actividad de trabajo? ¿Cuantos permanecerían íntegros a pesar de los problemas a los que te has enfrentado?

De veras que me sorprendió, y... en fin...

Ahora es su turno de mirar a Víktor. Lo hace como si lo estuviera viendo por primera vez - Me ha gustado - murmura con una sonrisa tímida - ¿Tengo alguna esperanza de repetir?

Su hermano bufa - No lo animes. Por muy bueno que sea en cocina, es más útil en Información.

Entonces se gira a Itziar, escuchándola en detalle. En algún momento de su discurso parece sorprendido, para un instante después colársele una sonrisa que delata un cierto alivio.

- Aún sin confirmar ni desmentir nada... ¿He de entender que acepta el puesto?

Escuché atentamente todo lo que el resto tenía que decir. Más información se iba revelando, y mi enfado dio paso a... la comprensión. Seguía enfadado por cómo habían diseñado todo aquel experimento, pero al menos ahora podía empatizar en parte con los chicos. Que ambos fueran los hijos del jefe, y que este fuera el supuesto psicólogo que nos visitó el tercer día... Miré a Itziar, sorprendido por su sagacidad. Su insinuación no fue confirmada ni desmentida, pero suficiente para que todos hiciésemos la conexión. No se le escapaba una. 

Sin atreverme a añadir nada a lo mencionado, esperé pacientemente a que los eventos se desarrollaran. Conforme se estaban dando las explicaciones me estaba empezando a sentir mal. Me mordí el labio, preocupado y sin parar de pensar en todo lo que habíamos pasado durante los últimos siete días. Lo hecho, hecho estaba, ahora sólo quedaba esperar el veredicto, ya fuera un premio o una condena. Volví a mirar a Itziar, la cual seguía luchando por nosotros. Ay Itziar, lo que no te das cuenta es que hay gente en este grupo que no merece ser salvada... Mi siguiente mirada la dirigí a Shannon, que parece que, de alguna manera, había perdonado a Nadine. No sabía si mi conversación con ella la noche anterior había tenido algo que ver, pero si ella había decidido darle otra oportunidad, no sería yo el que la juzgara. 

Impaciente, miré los sobres, deseando saber que contenían exactamente y cuantas cabezas rodarían por el suelo al final del día.

Vaya, así que no eramos lo mejor. 

Fue una pequeña decepción que deje ver con un pequeño suspiro. - Oh! Entiendo. -

Iban a rodar cabezas. Despidos. Etc. Al parecer la empresa tenía dudas serias con respecto a algunos de los presentes. Querían cortar las malas hierbas de raiz y quedarse con lo que les valía. Pese a cepillarse a un tercio de los presentes. Interiormente aún pensaba que esto estaba mal, es imposible fomentar trabajo en equipo cuando hay un tablón que indica quien es mejor. ¿Competir con tu compañero y a la vez trabajar en equipo? Es tan difícil como pedirle a una Hiena que no coma. 

-Lo siento, señor... A veces soy demasiado optimista.

Me di cuenta de como miraba mi acercamiento con Nadine. Eso era injusto. ¿Que hay de malo en dar apoyo a la gente? Pero baje la cabeza avergonzada mientras soltaba la mano de Nadine. No quería empeorar la sitiacion. No necesitaba dar explicaciones a nadie, pero tampoco iba a alardear de ello delante del jefazo.

-Siempre lo dije-Asentí a las palabras de Itziar-Pero habrá que esforzarse para sacar todo adelante. Haremos lo que haga falta.

Incluso tras las palabras de los hijos hacia Itziar, estaba claro lo que pasaría. Me alegraba por ella. Solo esperaba que no se convirtiera en un tiburón en el futuro. 

Nadine asistió a la explicación sin perder la sonrisa en ningún instante.

Shannon se sienta junto a ella y le da la mano. Nadine se sorprende con el tacto de su mano en el muslo y luego con su entrelazar de los dedos, a diferencia de Shannon, Nadine si la mira a ella. Enarca una ceja y sonríe aún más.

Había estado pensando en aclarar su malentendido de los motivos que les había reunido allí, que también tenían que ver con una farsa pero no la que finalmente había resultado ser, pero pensó que si le daban una nueva oportunidad, lo mejor que podía hacer era aprovecharla.

La conversación siguió y la habladora Nadine prefirió callar. Ahora que tenía una posible vía de reparación, no se iba a arriesgar a romperla removiendo cenizas. Si vendían su departamento podría continuar como otra firma. Si no había comprador podía establecerse como firma propia, y si no, siempre tenía su plan B. Allí había demostrado con su puntuación su valía y no había recibido ayudas ni falseado sus propios resultados. Que luego decidiese jugarse sus resultados por el bien de una empresa que ahora fingía ser demasiado digna como para agradecérselo no restaba valor a su desempeño, así que llevase quien llevase la firma, la devolvería a una posición de éxito.

Agarró con aún más fuerza la mano de Shinny y mantuvo su silencio y su sonrisa.

Al menos hasta que Shannom la soltó. Ese fue el disparador.

Hipócritas.

Dijo rompiendo el silencio.

Y podéis creerme. De hipocresía sé bastante. Por suerte para mi, ya no tengo que fingir.

Todos los que estamos aquí hemos demsotrado en nuestra trayectoria éxitos notables en nuestros respectivos departamentos y, al menos hablo por mi cuando digo que no oculto ningún trapo sucio que pueda relacionarse con mi trayectoria profesional en la empresa. Ni uno. Nos trajeron aquí, nos espolearon, nos grabaron, nos distribuyeron información manipulada para volvernos unos en contra de otros, nos hicieron creer que teníamos capacidad de velar por la empresa y nos empujaron a tomar medidas drásticas con información falseada para sacar nuestras prácticas más reprochables (al menos conmigo sucedió así) ¿y ahora simplemente pretenden hacernos creer que no querían que nos sacaramos los ojos? Hipócritas. Querían sangre. Quizás como excusa para librarse de algunos departamentos o quizás como excusa para librarse de algunas personas, pero no finjan ser dignos y sentirse defraudados. Hemos actuado exactamente como esperaban que sucediera. Puedo decir sin ningún miedo y sin ninguna mentira saliendo de mi boca que no he recurrido al juego sucio hasta la última noche (penúltima). Bueno, quizás se me puede acusar de ser un poco cotilla, pero no he sido responsable de nada salvo el último ataque a Itziar, pero yo al menos asumo la responsabilidad de mis actos y puedo decir que, si me encontrase de nuevo en esa tesitura lo repetiría porque estaba anteponiendo la empresa a mi misma. ¿Se atreven a venir aquí a decirnos con semejante arrogancia que están molestos con nosotros por que el fin no justifica los medios? ¡Estos han sido sus medios! ¿o es que sus fines sí justifican sus medios pero no es así para los demás? Pues sepan, hipócritas, que pueden hacer callar a alguien puro y noble, pero yo ya he demostrado que puedo bajar al fango a combatir, así que a mi no me van a callar con mentiras. Las detecto a la legua, como las de Viktor o Itziar, porque conozco a la perfección el libro de cómo mentir.

Se levantó.

Y si eso es todo, estaré esperando su notificación de despido.

Se quedó de pie esperando respuesta pero no duraría mucho más allí.

-Sin confirmar ni desmentir nada… -Contestó después de pensar unos instantes mirando a Carlo, sonrió a su vez. –Supongo que sí. Pero tengo algunas condiciones que me gustaría fijar antes de seguir adelante.

-La primera es evidente. –Desvió la mirada hacia Ágata. No creía que fuera a ser un problema, pero era mejor dejarlo claro. –Dentro de poco tendré oficialmente una hija que cuidar. Si no la convirtiera en mi prioridad, estaría cometiendo un gran error. Así que quiero que se tenga en cuenta. No me impide trabajar, pero no voy a estar catorce horas al día encerrada en la oficina.

-La segunda tiene que ver con las medidas de las que acabáis de hablar. –Añadió, mirando esta vez a la figura central que presidía la mesa. –Pero tal vez sea un punto que no dependa únicamente de mí.

Planeaba continuar, pero Nadine finalmente intervino para cargar contra los tres recién llegados. Y de paso, también contra Viktor y contra ella misma. Al parecer, incluso después de que todas las mentiras se derrumbasen, ellos se habían ganado su rencor eterno.

Miró a Viktor, y puso los ojos en blanco un instante. Tenía ganas de responder, pero esperó a que fueran los tres directivos los que respondieran en un primer momento. En gran medida, habían sido ellos los afrentados. Pero al ver que esa respuesta tardaba, decidió comenzar ella.

-Nadine… voy a considerar, por un momento, que estés diciendo la verdad. O lo que tú crees que es la verdad. Y te responderé bajo esa visión. Si en realidad todo esto es, de nuevo, teatro, entonces…

Dejó la frase en el aire y se giró hacia ella para poder mirarla a los ojos. Para buscar en ellos algún atisbo de comprensión, alguna pista que le pudiera indicar porqué esa persona se comportaba de la manera que lo hacía.

-Te excusas, pero estás mezclando demasiadas cosas. No nos han tratado bien, eso es cierto. Estamos en todo nuestro derecho de sentirnos utilizados, así es. Han provocado presión para buscar el conflicto, es evidente que sí. Todo eso ya lo hemos dicho. Pero… que ellos hayan hecho algo mal no excusa tu propio comportamiento. No puedes acusarlos de lo que “te han hecho hacer”. Precisamente, su objetivo era ése. Ver qué clase de cosas estaríamos dispuestos a hacer bajo presión. Para ver si en realidad éramos profesionales íntegros… o no lo éramos.

Era muy probable que se tomara a mal su respuesta, pero ya le daba igual. No tenía motivos para no ser sincera. Si había alguna forma de recuperar la situación, desde luego sería con la más absoluta sinceridad. Y ningún tapujo al decir verdades hirientes.

-Sólo admitiste tus actos cuando desvelé las pruebas. Y ayer defendiste a capa y espada que el primer rumor sobre mí era cierto. Sin querer desvelar su origen ni autor. Hoy ya ha quedado claro que ese rumor era un bulo completamente falso. La única duda es si mentías de nuevo o si alguien te ha engañado para que te comportes así. Pero incluso ahora que sabes que todo era mentira… sigues cargando contra mí. ¿Por qué? ¿Es orgullo? ¿Es venganza?

Miró de nuevo hacia donde estaban Viktor y Ximena.

-Nos acusas a Viktor y a mí de mentirosos. Dime, Nadine, ¿jamás te has planteado la opción de que puedas estar equivocada? ¿De que podamos ser personas honestas? ¿Nunca das una segunda oportunidad a nadie?

Recordaba las palabras que les había dedicado el tercer día el jefazo. Había dicho que lo que vemos en los demás era, en gran medida, nuestro reflejo en su espejo. Las partes de ellos que también eran nuestras, los nexos de unión. A lo largo de la semana, y especialmente en su último tramo, había sido capaz de comprender a muchas de ellas. A ponerse en su lugar. Salvo a Nadine.

-Su padre… -Hizo un vago gesto hacia Ágata y Carlo. –Nos dijo que veíamos en los demás un reflejo de nosotros. Lo que crees ver en Viktor y en mí sólo es el reflejo de tus propias mentiras. Te pido… que intentes ver más allá. Y de ser más sincera porque yo… no soy capaz de ver nada en ti.

Se giró hacia el abogado que les estaba presentando las respuestas.

-No obstante, hay algo que sí quiero aclarar. –Dijo, mirando a todos los reunidos alrededor de la mesa. –Y es la autoría del primer rumor sobre mi persona. Consideradlo otra condición. Si voy a tener que ayudar a la toma decisiones que involucran a este colectivo, es una información que debería saber. Es más… creo que todos lo necesitamos después de tanta acusación.

-Toda la información está aquí. –La voz de Itziar se iba endureciendo a medida que los recuerdos sobre la noche que descubrió el bulo volvían a su mente. –Quiero saber quién ha sido. Sería mejor fuese una confesión y no una investigación. Me gustaría saber el motivo, si lo hay, pero me contentaré con el quién.

Volví a alzar una ceja al ver las esferas. Sentada al lado de Viktor, apoyada en su brazo, buscaba sin saber un soporte. Pienso en estirar también la mano a una de ellas, preguntándome que son. Pero huele delicioso. Y el comentario me lo tomo como reto. Pero entre la niña que comienza a llorar y el inicio de un discurso cada vez más desalentador logran contenerme. Aunque la joven dice algo extraño.

Que el "monitor" nos de la espalda solo confirma que se ve en superioridad a nosotros. Tengo un mal presentimiento.

Descubro que en realidad son los hijos del gran jefe. Les miro, con los ojos realmente abiertos por la sorpresa. Por primera vez en más de diez años, siento ganas de santiguarme al escuchar del estado de su padre.

Shinny s un sol, y hasta Itziar trata de ayudar. Me equivoqué, de verdad me equivoqué con ella. Me llevo un mechón de cabello detrás de la oreja, pero tratando de escuchar todo atentamente. Pero luego Itziar "pequeño embustero a Viktor" y le dice "cocinero". Frunzo el ceño levemente, sin entender.

- ¿No entiendo, de qué habla Itziar? - le pregunto, inclinándome un poco hacia él.

Ese hombre vuelve a hablar. Siento un balde de agua fría cuando sentencia que no llegamos allí por ser los mejores. El ego que se me había inflado por creer que entré en la élite se esfuma, estrujándome con violencia. Ni siquiera tengo el honor de que se me considerara la imagen de mi departamento, sino que aparte se me metió en esto por sospecha de fraude o incompetencia, y no sé cual de las dos es la peor.

Pero las cosas se iban a poner aun más horrendas.

Me quedé sin aire. Mis manos temblaban, heladas, mientras mi vista se nublaba. Trataba de defender la poca dignidad que me quedaba no llorando en público, pero entre más trataba más me apuñalaba la realidad. No solo es la humillación de ser traída aquí por ser "sospechosa", sino que ni siquiera pude defender mi propio departamento. Ni siquiera tenía el orgullo de ser la campeona de la mercadotecnia, porque les fallé a todos e iban a pagar por mi culpa. Por haber fallado una sola prueba y apostar a Nadine lo eché todo a perder. No pensaba en el ascenso y la gloria, pensaba en ayudar, y todo se echó a perder. No, yo lo hice. Y saber que fue mi culpa hace todo mucho más duro. Trato de respirar, pero siento un gemido doloroso pugnar por salir. No puedo llorar ni quebrarme en público, esto es lo último que me queda. Y lo peor es que hasta en esto estoy fallando. Que se me ponga en el mismo nivel y oración que a Jesús es tan humillante que siento náuseas.

Me tapé la cara con las manos. Jamás podría respetarme a mí misma si me quiebro aquí. Más siento que quiero gritar.

Escucho a Nadine. Y en ese momento siento que la odio. Le aposté todo a ella. La apoyé, voté por ella, hasta mejoré desde las sombras su posición varias veces, porque creí que era la mejor y que haría lo correcto ayudando a las mujeres, como se lo expliqué a Shinny. Si no hubiera hecho esa estupidez de atacar a Itziar, al menos algo bueno habría salido de todo esto. Aprieto los puños, tratando de controlar mis ganas de arrancarle los ojos.

La ira es mejor que la pena. Con ira puedes levantarte. Me froto las mejillas para quitar cualquier rastro de lágrimas. Volví a sentir náuseas. Nunca me he disculpado ante nadie, y solo voy a aumentar mi humillación por algo que podría no tener arreglo. Pero cualquier posibilidad de seguir luchando, por mínima que sea, tiene que seguirse. Siento un nudo en la garganta, impidiendome hablar, como si mi cuerpo luchara por preservar mi naturaleza. Siento que solo voy a arrastrarme más. Me veía con la frente en alto, en la cúspide de la pirámide empresarial, defendiendo como una campeona mi departamento, y ahora tendría que arrastrarme o justificarme solo para evitar que mis delegados perdieran sus trabajos. Mi orgullo por saber a donde llegué y todo lo que logré antes de cumplir treinta años de desvanece al saber que no solo no soy tan importante y poderosa como creía, sino que incluso humillándome no lograré más que dejar las cosas menos peor que antes, cuando debía de mejorarlas. Y aun salvando el departamento, nada me salvará a mí.

Por primera vez, desde que me juré no volver a ser una adolescente pobre y maltratada, desde que tomé las riendas de mi vida y comencé a triunfar, me sentí un fracaso.

Escucho a Itziar hablar, pero me llegan sus palabras como un ruido lejano. Fracasé. Soy un fracaso. Descubrí tarde cuanto de mi identidad puse en mi puesto y logros, porque ahora todo se había esfumado.

- Pido una disculpa pública por mi actitud a Itziar. - comienzo. - No hice ese bulo, pero mi actitud del día anterior fue porque creí que había cometido un soborno y quería ver si provocándola jugaba sucio. Y creí que así fue. Por eso me comporté como me comportaba. - vuelvo a sentir el nudo en la garganta. Era más difícil de lo que creí. Cerré mi ruido mental. No puedo pensar en ello, no ahora. Cuando esté sola y segura si. Me fuerzo a seguir, con mucha fuerza de voluntad. - Creí que tú misma habías lanzado ese bulo, y creí que era la confirmación de que estabas cometiendo trampa. Aun así mi comportamiento con usted y mi ausencia en el sexto día son inexcusables, por lo que asumo las consecuencias sobre mi persona.

Apreté las manos, tratando de desahogar mi ansiedad. Si tenía que sacrificarme, lo iba a hacer.

- Entiendo que no hay admisión de réplica, pero pido que las consecuencias sobre el departamento Automotriz recaigan sobre mi persona y sobre la mía únicamente. La mayoría de los que trabajan en dicho departamento son o veteranos de la ingeniería que aun creen en el sueño americano o recién graduados que pueden desarrollar un fuerte lazo de lealtad con Hidra. Todos los empleados del departamento valen la pena y reportan buenas ganancias, no solo en ventas sino en relaciones públicas positivas y una mercadotecnia que aumenta el prestigio de la empresa y es un enlace con las nuevas generaciones. Si se les pusiera un periodo de prueba sin mí estoy segura de probarán su valía. Si soy yo la que falló, entonces soy la gangrena. Pero el resto del brazo es sano y fuerte.

Itziar habló, y sólo pude asentir a sus palabras. Había juzgado mal a Nadine desde el principio, y si algún consuelo me quedaba, es que seguramente todos lo hubiéramos hecho. Cuando volvió a mencionar lo del bulo, sentí cómo la culpabilidad se apoderaba de mi estómago y cómo iba subiendo por la garganta, hasta hacerme respirar de forma pesada. Por suerte para mí, Ximena habló, y eso de una manera u otra me dio tiempo a tranquilizarme un poco y pensar. Había pensado contárselo más tarde en privado, pero visto lo visto, parecía que si no lo decía yo seguramente lo iban a decir los directivos. Al menos que lo escuchara de mi boca. La miré fijamente, y con una expresión seria, intentando disimular toda la culpabilidad que sentía, hablé.

-Itziar, soy yo a quien buscas. Yo lancé ese primer bulo.

Respiré hondo, intentando ordenar mis pensamientos.

-El motivo, aunque podría ser más enrevesado, es bastante simple. Despuntabas demasiado, y estando como estábamos en lo que parecía una competición, la mejor estrategia a seguir es tumbar al más fuerte. No estoy orgulloso de lo que he hecho -desvié la mirada ligeramente hacia Nadine- ni voy a intentar justificarme diciendo que no te mereces estar donde estás. Has superado reto tras reto y zancadilla tras zancadilla para llegar hasta aquí. Ese sobre, sea lo que sea, es bien merecido. La verdad es que, tras tantos años acostumbrado al mundo empresarial, llegué al retiro pensando que todo el que era amable era simplemente pura fachada, que detrás de cada máscara había una hiena buscando cómo acabar con los demás. Itziar, Shannon, me habéis demostrado que estaba equivocado, y eso es algo que me alegra. El hecho de que llegarais tan lejos sin jugar sucio demuestra que, de alguna forma, esta vez las hienas hemos perdido.

Suspiré, me había quitado un peso de encima.

-Lo siento, Itziar. De alguna manera, lo que te dije la mañana en la que se publicó el bulo, aunque fuera pura hipocresía, era cierto. Si ahora que te conozco mejor pudiera volver atrás y cambiar algo, lo haría, y el único consuelo que me queda es todo ha sido un montaje. No espero que me perdones, ni deseo que lo hagas, pero querías un motivo y aquí lo tienes. 

Había hablado con total sinceridad, y aunque no me había gustado abrirme de esa manera ante tantos compañeros de trabajo, al final no había tenido otra opción. El baile de máscaras llegaba a su fin, y ahora sólo quedaba descubrir cuáles de nosotros éramos ángeles, y cuales demonios.

Aquello parecía una escape a la desesperada.

Nadine se agrió por dentro diciendo lo que pensaba. No me gustaba nada cuando se ponía así. Pero al aprecer, ella misma había decidido que la fueran a echar. De la empresa. Negue´con la cabeza y tiré de la mano de ella para que parara.

- Siéntate. Vamos!! Por favor...-

Pero mis susurros cayeron en vano y ella siguió hablando, hasta quedarse a gusto. Temerosa la miré. Esto ya no tenía vuelta atrás y suspiré derrotada en al silla. Itziar quiso nuevamente aclarar las cosas con Nadine. No creía que hiciera falta, pero seguían echándose mierda la una a ala otra. Era tan difícil no prestar atención como intentar que se llevaran bien. Y desgraciadamente, ambas tenían razón. La diferencia era que Itziar abogaba mas por la empresa y Nadine por su propio orgullo.

Ximena tenia mal aspecto. Su cara denotaba cansancio y ganas de llorar. Y finalmente, pidió perdón a Itziar por su proceder durante estos días. Su disculpa fue honesta, pero en mi opinión actuó siguiendo algo en lo que creía. Como yo... Su departamento era otro cantar.

Itziar aposto por sus condiciones ante el nuevo mandato. Entre esas cosas, descubrir a quien lanzó el otro bulo sobre ella. Y dijo algo que era completamente verdad. Todos necesitábamos saberlo. Yo estaba cansada ya de tanto mini Juego de Tronos.

-Yo necesito saberlo...- Susurré antes de que el culpable, respondiera ante ello.

Erik.

Mis ojos se abrieron como platos. Nunca lo habría imaginado. pero eso me pasa por ser tan tonta a veces. Sus razones eran lógicas, pero habría que como se lo tomaba Itziar.

- L-Lo siento, señor.- Me dirigí al director. - Tenía usted razón. - Miré a todos un poco confusa.- Siempre creí poder confiar en todos. Aposté por todos! Y mire como hemos acabado. A traiciones y decepciones...

Me dirigí a los dos hermanos esta vez.

- Su padre tenía razón. "Somos criaturas en constante cambio". Yo también aprendí algo de él.- Dije casi de memoria.- Puede que tengamos que empezar a cambiar las cosas para avanzar. Solo espero que ese cambio no sea demasiado destructivo.

Me dirigí a Itziar con aire sonriente.

- Di que si! ¿O necesitas que te ayude?- Pregunté  en broma, animándola a que no se pensase mas lo del puesto.

En algún momento ha sentido la mano de Ximena cerca y sencillamente la ha acariciado con el pulgar, prestando particular atención a las palabras de Carlo. Cuando habla de mi caso... Me cruzo de brazos, preguntándose quién sería la sombra misteriosa que no he conseguido identificar en años. Sonríe cuando le dice que no es tan inútil y se decide a responder a su pregunta... pero antes de hacerlo el abogado delata quienes son y entonces mi mente sufre un pequeño cortocircuito.

¿En serio le había dado un bote de mi receta especial Aliento de Dragón y una bola frita de ayer a la hija del jefazo? ¿A alguien que habría comido en los mejores sitios? Aunque bueno, no es que le cogiese del todo por sorpresa y, sin embargo, seguía siendo chocante. Confiaba en su comida, pero aquello era demasiado.

Para rematar su magistral jugada, consigue que de algún modo ella se ponga a llorar. Sencillamente genial. Como ya hizo en su llegada al lugar, busca su pañuelo -que justo acababa de limpiarlo- y lo acerca para que lo coja si lo necesita. Mira a Carlo.

He terminado donde quería, podría haber trabajado más para subir mis marcas, pero preferí seguir buscando errores, informando y conociendo al grupo. Ese era el propósito ¿no?

Sobre si es uno de los presentes... sí. Se trata del señor Olvera -mira entonces al citado, con un gesto tranquilo-: tiene buen análisis y sabe reconocer sus errores. Si le gustaría aprender a ser Vice-CIO de la rama troncal y encargado de Calidad. Aunque no será fácil y no garantizo que supere el periodo, aunque confío en ello.

Bien, primera declaración de intenciones en toda regla y primer asunto cerrado. Escucha entonces la respuesta de Shannon sobre el sobre y el piso en Torrevieja, eso es que le había tocado un premio bueno, aunque pudiese parecer inútil para algunos. Le sonríe con sinceridad, costándole contener una risita.

Me alegra, seguro que el bikini te queda genial.

Pero entonces Itziar interviene, regañando un poco a Viktor y hablando del padre de las criaturas. Niega con la mano mientras en sus ojos brilla la sorpresa en primer lugar, una sorpresa que, tras escuchar la intervención de Ágata y Carlo, dan paso a una liberación aún mayor, si aquello fuese posible.

Itziar, no he mentido en ningún momento. Aunque debo reconocer que me sorprende en parte que siquiera hayas sido capaz de verlo, muchos no ven más allá. Eso habla bien de tu capacidad para lo que te espera por delante. Cuenta conmigo, esté dentro o fuera.

Le extiende entonces la mano a la ganadora, y la primera en aquel lugar que había probado su comida. Mira pues a los dos hermanos y medita un poco la respuesta. Había tanto tensión como complicidad entre ellos. Sonríe a la chica con calma.

Claro que puedes repetir, sólo tienes que llamarme. Seguro que no te cuesta conseguir mi teléfono.

Se permite bromear, pese a la tensión, para después mirar a Carlo, aún meditabundo.

Bueno, tienes tres meses para convencerme. Aunque a veces lo parezca, no soy un tipo cerrado de mente.

Shannon volvía a hablar, separándose de Nadine y provocando una preciosa reacción en cadena digna de añadir un bote de Mentos a un barril de Coca-cola lleno de metralla. Toma aire antes de responder, aunque se sentía bien hablar con ella era algo que no podía negar que le costaba.

Ser optimista es positivo, Shannon, a veces te permite ver caminos que otros son incapaces.

Y Nadine, dime una sola mentira que yo haya dicho. Puedes afirmar, como mucho, que me he callado en algún momento, pero no que haya mentido. Y tampoco les cargues por tus errores... por los de la mayoría, en realidad. Esto eran unas convivencias con un sistema de puntos, únicamente eso. Si bien es cierto que algunas pruebas buscaban claramente provocarnos o llevarnos al límite para convivir... también es cierto que la idea del ascenso era un rumor que muchos dieron por cierto nada más ver un sistema de puntos.

Sigue intentándolo, por favor, algún día llegarás a otras ligas.

En realidad no quería ser tan tosco con ella, pero ella seguía atacándolo y al final toda paciencia tiene un límite. Pero en realidad, incluso en sus últimas palabras hacia ella, se podía ver un gesto de ánimo más o menos mal disimulado entre su ironía y su sarcasmo. Pese a todo, aquella serpiente seguía sin parecer a sus ojos la más peligrosa ni la más venenosa del corral. Y no pudo evitar añadir...

Me resultaría imposible e indeseable trabajar contigo, pese a mis intentos. No hay más ciego que el que no quiere ver... y no mereces mi esfuerzo, por ahora.

La pregunta de Ximena se había quedado almacenada y ahora, hablando de mentiras, era un buen momento para responderla. Al menos una parte.

Comencé como cocinero, en esta empresa. Un día me pasaba a recoger el servicio de una sala de trabajo en la que había habido una celebración de directivos... cuando vi un ordenador encendido. Tenía un problema en el código, una tontería en verdad que hacía que todo funcionase al revés. Apenas lo toqué para arreglarlo... pero entró un responsable de división, estaban con una red flag en un importante servicio y nadie sabía solucionarlo, no me dejó ni hablar y, suponiendo que yo era informático, me llevó a solucionar un servicio de cientos de millones. Desde ahí todo fue una bola de nieve. Alguien actualizó mi expediente, nunca supe quien, pero peor aún es que la dependencia de mi ojo se volvió mayor a cada momento. Ascenso tras ascenso en la rama principal hasta llegar a ser Vice-CIO y responsable de Calidad.

No es que no disfrute la informática, pero llevo el apetito de un dragón por mis venas.

Y... otros tantos quilos menos de presión y de peso de encima. Sí, así se hacían bien las cosas.

Por el contrario, Ximena parecía a punto de estallar, de derrumbarse, de echarse a llorar. Algo en él se conmueve y camina hasta el lado de ella y habla bajo, en un tono casi confidencial, pero suficiente para que todos le escuchen, poniendo una mano en su hombro.

Hay un dicho en mi familia: pedir disculpas no arreglará el plato roto, el trabajo duro sí.

Quizá no fuese lo que ella necesitaba escuchar ahora, pero era lo que podía decirle.

Acto seguido se fija en la loable actitud de Erik y asiente, satisfecho. Era un buen hombre, pese a todo. Sabía que no se había equivocado con él. Pero más le llama la atención algo en las palabras de Shannon, algo que recordaba perfectamente.

¿Qué tiene que ver el psicólogo en todo esto?

Pregunta, un poco confuso. Creía estar entendiendo a qué se referían, pero nadie había dicho aquello. Aunque pudiese ser cierto y tener sentido, ya había comprobado cómo presuponer cosas rompía más cosas.

Ante las palabras de Nadine, el portavoz sencillamente suspira con pesadez, llevándose una mano al entrecejo con un leve masaje, dándose tiempo para responder. Afortunadamente, otros se apresuran a responder antes de tener que decirlo en voz alta.

Afortunadamente, otros retomaron la palabra, por lo que tanto los hermanos como él se tomaron dos minutos de descanso antes de retomar la palabra escuchando cada intervención.

- Es interesante que resalte lo de la información falseada por nuestra parte. Aún nos preguntamos de dónde pudo venir el rumor de que pretendíamos... rifar un puesto de interés. Puedo asegurar que no fuimos nosotros.

Todo lo demás del discurso de Nadine parece obviarlo - Gracias por evitarnos una discusión infructuosa. Que tenga un buen día - Y nada más. Era como si de golpe resolviese que aquella persona no mereciese su tiempo.

Entonces se gira a Ximena. No parece conmovido lo más mínimo - Gracias por exponernos su ruego, pero como ya he dicho los presentes no son sino un reflejo de las conductas y actitudes comunes en todo su sector, respaldado por los datos de los que ya disponíamos. Su presencia en este campamento les daba una oportunidad, pero usted no ha hecho más que lo inevitable: Ser usted misma.

Mira a Erik - La honestidad habla bien por usted. Nos hubiera llevado varios días de revisión de grabaciones y flujos de datos para conocer el origen de ese bulo. Pero que sea capaz de admitirlo, siendo además correcto en todo momento con sus compañeros y en la presentación de sus disculpas es un cambio de agradecer. Habla de su fidelidad a la empresa. Algo de lo que al parecer carecen otros de entre los presentes. - Con una corta mirada hacia Nadine.

Y ahora sí, mira a Itziar - Puedo prometerle que no exigiremos de usted un horario de 14 horas diarias. Podrá discutir largo y tendido con el departamento de recursos humanos sobre las condiciones específicas de su cambio de ocupación, pero sospecho que le será fácil negociar una jornada reducida de 6 horas diarias continuas iniciales, en consideración a la situación. Además, algo me dice que los herederos no se opondrán lo más mínimo.

Herederos, por cierto, que no logran ocultar del todo su entusiasmo, cada uno a su manera.

La muchacha se acerca a Viktor, y de su monedero saca una tarjeta

- Estaba deseando estrenarlas. Aquí tienes. - Una última sonrisa y se gira hacia Itziar, extendiéndole la mano - Es un placer que estés con nosotros.

Tenemos muchas ideas mi hermano y yo, pero no nos ponemos de acuerdo. Será un alivio contar con alguien con su experiencia. Emm... ¿Te importa nos tuteemos? Aún estamos un poco verdes. Ninguno esperaba tener que encargarse de esto hasta al menos... no sé. ¿10 años? Y puede que para entonces paá hasta hubiese cambiado de empresa, o lo hubiese vendido todo y refundado otros proyectos, o qué sé yo.

Y disculpa por los malestares por los que hayas podido pasar con todo esto. Al menos creo no equivocarme al suponer que has sacado más experiencias positivas que negativas.

- A eso al menos puedo unirme. Bienvenida a bordo - Acercándose a su vez para estrechar su mano, para después cruzarse de brazos.

- Y ahora, la pregunta difícil. No será la última, pero has demostrado que no es valor lo que te falta. Sabes lo que hay que hacer y has visto de principio a fin la evolución del ejercicio. Has discutido con tus compañeros y has meditado sobre las futuras metas, e incluso has escuchado la opinión de nuestro abogado.

Ahora, con todo esto en la mano, nos gustaría escucharte a ti.

Son dos puntos muy claros.

• Sin contarnos a nosotros tres, y descartando también a Shannon y a Víktor... si tuvieses que salvar solo a tres personas más ¿A quienes elegirías y por qué?
• La otra gran pregunta a la que hay que enfrentarse es qué hacer con la Responsabilidad Social Corporativa. ¿Cómo enfocarla?

Hará falta un proyecto sólido y coherente para que los inversores no pierdan la fe en la empresa, y no tenemos un año para planearla.

Jesús ya iba por su sexto bollo relleno de crema en lo que se podría interpretar en un "de perdidos al rio", concretamente un "Ya que me despiden, al menos me como sus bollos de crema"; un pensamiento que sin lugar a dudas, estaba cumpliendo religiosamente mientras trataba de hacerlo bajar con el café.

Ante sus ojos empañados en lágrimas, pues se había quemado la lengua con el café; se podía ver como personalidades se alzaban y otras se caían cual castillo de naipes; podía ver como con algunos todo eran sonrisas y como con otros solo había malas palabras y ceños fruncidos.

Podía ver algún llanto, algún lloro y sobretodo podía ver que su querida Shannon no había vencido en esta no-competición que al final terminó siendo un sí-competición-pero-no; y lo que era aún peor, el viejo psicólogo que le había insultado de forma sutil no era otra cosa que el jefazo, que al parecer había contraído demencia senil ante los ojos del Ministro de Dios.

-Pues yo -Dijo arruinando la escena- creo que voy a pedir que el cheque de 0$ que se me dio ayer, siendo este un despido improcedente; sea revisado para que tenga las cifras que alguien como yo merece. A fin de cuentas sobre mi solo está Dios... y quizás el Papa, pero eso son políticas internas de la Iglesia, así que dejémoslo en "Dios".

Ya con su sexto bollo devorado ferozmente por las fauces, no hambrientas de alimento sino de venganza o al menos del respeto que se le negó durante gran parte de estas "vacaciones" por parte de algunos "monitores" y "compañeros", el Ministro de Dios volvió a hablar.

-Pues teniendo en cuenta que estoy despedido probaré suerte escribiendo libros de autoayuda y religiosos, tengo un par de ideas y títulos pensados, cosas del estilo: "Tocado por Jesús", "Jesucristo El Robot del Futuro: Introducción al Cristianismo para Adolescentes", "Jesucristo-Sempai: Introducción al Cristianismo para Orientales" y "Recetas Celestiales", este último será un libro de cocina, que me entró hambre mientras lo pensaba...

Jesús comenta y enumera los libros mientras está ajeno a todo lo que ocurre a su alrededor, cosa que siempre pasa cuando habla sobre sí mismo y sobre lo genial que él es y sus increíbles ideas acerca de su brillante futuro como escritor, al nivel de Arturo Perez-Reverte pero sin twitter.

-Cada trabajador tiene derecho a la percepción de una indemnización de 20 días por año de servicio, prorrateándose por meses los periodo inferiores a 1 año (indemnización igual a la del despido objetivo). Esta indemnización deberá ser puesta a su disposición simultáneamente a la adopción de la decisión extintiva.

Dice Jesús mientras muestra de su teléfono móvil la página de Wikipedia, a fin de cuentas, tuvo toda la noche para saber que él tenía que cobrar y que podía exigirlo por las buenas o por las malas; puede ser un incompetente en muchas cosas, pero no en relación con el dinero que irá a parar a su bolsillo.