Partida Rol por web

El Ascenso

Día 7: Desenlace

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02/09/2018, 13:00
Shannon C. Turner

Aquello fue como un jarro de agua fría en toda al cara, justo antes de despertar.

Nadine podía ser muchas cosas pero nunca la tuve por manipuladora. ¿Tan ciega había estado? Podía entender su actuación con los demás, pero no conmigo. ¿Que ganaba ella con eso? Lo de esa noche no tenía nada que ver ya con ascender o no. ¿Por qué darme esperanzas? Eso había sido, realmente humillante.

Bajé la vista, avergonzada. Hasta el último momento confiaba en al gente y creía que las cosas podían cambiar, pero... no. Suspiré mientras se marchaba y yo luchaba conmigo misma para no dejar escapar una lágrima traviesa. Me mordí el labio para contenerme, alzando la vista y reuniendo el poco valor que Nadine había dejado desparramado por el suelo.

-Ajam...- dije pensando en lo próximo que diría.- Yo no... Pero gracias, igualmente.

Dicen que lo que no te mata te hace mas fuerte. Pues yo después de esta semana, llena de decepciones y engaños, alguno tan profundo como el de la rubia, debía de ser inmortal. Incluso la pequeña puya del abogado director sobre que no estaba lista para dirigir, me hizo enfurecerme por dentro. ¡Cielos! Llevaba años liderando el sector de residuos industriales, su legalidad y ofreciendo apoyo científico frente a catástrofes ecológicas. Lista o no, iba a demostrar lo que valía.

Pasar de un departamento a otro superior como era el de pertenecer directamente al departamento Legal ejecutivo de Hydra era un buen salto. Suficiente. Pero lo de la Fundación también era importante, a nivel personal. Y no iba a renunciar a ello tan fácilmente y menos cuando el resto de la gente confiaba en mi. Todavía tiene que haber gente buen ahí fuera...

- Señor.- me volví al director y sonreí mas tranquila, cogiendo aire y aunando fuerzas.- Será un placer trabajar con usted. Sin reparos.

-Y en cuanto a la Fundación- me volví hacia el Carlo.-Aún tardará un tiempo en darse forma. Tengo hasta entonces para... demostrar mis progresos sociales. Si en una semana, tras esto...- señale a la puerta, refiriéndome a Nadine-... aún no me he desmoronado, estoy segura que lo conseguiré. Gracias por el voto de confianza.-

Mi vista paso por Itziar, y sentí ganas de abrazarla por felicidad, pero me moriría de vergüenza delante de tanta gente. Me contuve, evidentemente. Pero mi mirada reflejaba alegría, pese la procesión interna. Mas aún cuando Manuel iba a ser el sucesor de Viktor, al cual parecía que le estaban tirando los trastos. ¿Y Viktor? ¿Le da bola? Ximena, o marcas tu territorio o...

- Felidades Manuel.- Susurré al nuevo CIO -A-ahora podrás ver Futurama en tu despacho. P-podría prestarse algunos Dvds, pero es que me quede en la 4ª temporada. Soy mas de (Des)encantada- Bromeé guiñándole un ojo.

Escuché a Gerald y también le sonreí.- T-te dije que eras genial como eras ¿ me c-crees ahora?.

Con todo terminado me relajé por primera vez y empecé a pensar en cosas positivas. Por naturaleza era desconfiada pero, las cosas cambiaban. Incluso hubo un momento en el que miré a la puerta, esperando que entrara Nadine y me dijera... qué se yo... Bueno si lo sabía pero, eso no iba a pasar.

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02/09/2018, 14:53
Nadine J. Welch

Nadine llegó sola a la que había sido su habitación durante aquel retiro. Desde luego las cosas no habían ido en absoluto como se había imaginado que irían, pero al menos sabía que de todo lo que allí había ocurrido y con todo lo sucio que habían conseguido sacar de ella, había hecho algo bueno.

A pesar de esos pensamientos, sus ojos estaban cubiertos de lágrimas. Sí, había hecho algo bueno. Necesariamente tenía que ser bueno, por que si no nada justificaría que doliese tanto.

Comenzó a hacer su maleta mientras pensaba en lo que había hecho.

Yo ya me habia convertido en la mala de la película. Si dejaba que ella siguiese junto a mi solo la perjudicaría. Hiciste lo correcto. Hiciste lo correcto. Lo correcto.

Tenía que ser lo correcto porque dolía como un hierro al rojo vivo hendido en el pecho. Eso tenía que ser una prueba de que era lo correcto.

Terminó su maleta y se fue.

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03/09/2018, 15:18
Erik Akter

Sabia que Itziar no se lo tomaría bien, pero aun así me sorprendió la fuerza con la que le impactó la noticia. Había leído en su cara la decepción... y la traición. Mientras que yo mismo no había confiado en ninguno de los presentes en todo el campamento, ella había confiado plenamente en mí. Darme cuenta de aquello sólo hizo que el peso de la culpabilidad se duplicara. Me mordí el labio de frustración. Ya no había nada que pudiera hacer, y todo lo que se me ocurría para intentar arreglar la situación al final solo la iba a empeorarla. Es por eso que me resigné en mi asiento con expresión seria, esperando a que la conversación terminara y pudiera irme de allí. Durante un instante la idea de buscar un nuevo trabajo me reconfortó y me aterrorizó a partes iguales. Tendría una excusa para cerrar aquel capítulo y no abrirlo más, pero también perdería cualquier oportunidad para intentar enmendar mi error.

¿Cómo era aquello posible? O comes, o eres comida. Ese era el lema del jefe del departamento de ventas, la frase con la que nos sometía. Allí no había reglas, era la jungla. Sólo los más “fuertes” sobrevivían. Entendiendo como fuertes aquellos que no tenían escrúpulos en usar cualquier medio necesario para mejorar su rendimiento, claro. Había ido con esa idea al campamento, y aquella filosofía me había estallado en la cara. Al ver cómo había acabado todo me había dado cuenta de toda la humanidad que había perdido en los menos de dos años que llevaba allí.

Toca empezar de nuevo…

Me quedé observando el resto de la conversación, con gesto ausente y esperando a que terminara, cuando escuché mi nombre. Miré a Itziar, esperando ver mi cabeza rodar, pero en cambio, me ofreció liderar su departamento. ¡Su propio departamento!  Por primera vez en mucho tiempo, me quedé en blanco.

-Itziar, yo…

Intenté hablar, pero las palabras no salían de mi boca. Teniendo como tenía la credibilidad por los suelos, tampoco serviría de mucho lo que dijera ahora mismo. La sorpresa dio paso al miedo, y luego a la vergüenza. No podía aceptarlo, no después de lo que le había hecho. Cogí aire, dispuesto a replicar, pero en el momento en el que me dispuse a hablar, me contuve. No era la vergüenza ni el orgullo lo que quería que no aceptara el puesto, era el miedo.

Le debo una, una bien grande. Si ha decidido confiar en mi, responderé a sus expectativas. Suspiré, todavía con un amasijo de emociones en mi interior, pero cuando alcé la vista, lo hice con una convicción renovada. No dije nada y busqué sus ojos. Cuando nuestras miradas se cruzaron, asentí solemnemente, con una mezcla de gratitud y comprensión. No hacían falta palabras, las palabras no eran de fiar. No, se lo demostraría con acciones. No pensaba traicionar su confianza por segunda vez. Estaría a la altura.  

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05/09/2018, 11:28
Director
Sólo para el director

Y finalmente, todo quedó en su lugar. 

Un tablón vacío ocultaba los últimos resultados, buenos o malos, del reto que se había desarrollado en aquella sala.

La vida de muchos de los presentes daría un giro que marcaría el curso de sus carreras, pero el giro más inesperado no lo protagonizaría ninguno de los directivos, sino una muchacha que acudió sin esperanza y salió