Partida Rol por web

Aun con los pantalones a medio poner, los hombres corren de un lado para otro. La debil lluvia se convierte en un vendabal, parece que los dioses os han abandonado. Los hombres y mujeres que circulan por la calle se meten en sus casas o se resguardan donde buenamente pueden, los soldados sin embargo se esconden entre carros de mercancias o pegados a la muralla, esperando que una flecha rebotada no se les clave en el cuello mientras aguantan lo inevitable.

Al poco aun aguantando el chaparron, suena un golpe, como el de un martillo golpeando la puerta de la ciudad, parece que el enemigo esta atacando con todo, parece que las gruesas y altas murallas de Kislev tiene los días contados, parece que todo esta acabado.

Ves desde tú posición como lentamente entre muchos hombres y bestias cargan una inmesa roca sobre un brazo poco articulado que sale por encima de las "casetas" que previamente han estado arrastrando toda la mañana, lentamente cargan la roca, y la ajustan de una determinada manera sobre el brazo, hombres mandados por eruditos hacen calculos, sobre como colocar y lanzar la primera piedra de la mañana.

Al rato vez como todos se separan y como si la maquina tuviera vida propia ayuda a lanzar la roca, que sobre vuela los numerosos grupos de arqueros, que acosan la muralla. El estampido es violento y se puede escuchar por encima de la ligera tormenta que aun acosa. Parece como si los mismisimos dioses del caos tocaran en las puertas de Kislev y esta agachara la cabeza esperando que todo pase. No ves los desperfectos de la muralla desde tú posición, pero el sonido del impacto te hace pensar que pronto la muralla se vendra abajo.

 Manteniendo una imagen firme y serena intento infundir algo de animo a mi gente.

Mientras marco y sus hombres ayudan con cálculos a los de nuestro trabuco, despliego un mapa de la ciudad de Kislev.

-Amir, en cuanto llegue el explorador que se le de un poco de vino, y que presente su informe.

Mierda, las cosas no iban nada bien, pero tampoco iban mal... Miro a los oficiales, que parecen estar algo quietos ante la situación. No hay tiempo que perder, así que les apremio a reunir sus tropas:

Señores, vayan con sus regimientos, no descuiden otros puntos porque esto puede ser una maniobra de distracción y que la fuerza principal acometa por otros puntos. Yo me ocuparé de aguantar aquí mientras prepararan la defensa. Caballeros, los mantendré ocupados. Vuelen con los suyos y acudan lo antes posible. Nos veremos en la otra vida si la cosa va mal.

Las puertas crujen fuertemente, y los soldados se ve que están atemorizados. Camino hacia ellos con la espada en la mano, y me detengo en un punto frente a la puerta con las piernas separadas y el arma en la mano, con voz fuerte digo:

!! Quiero una dotación apuntalando esa puerta !!. Necesitamos tiempo. Rápido señoritas, es para hoy. Tenemos mucho que matar hoy.

Luego camino con la espada baja, surcando una línea paralela a la muralla a unos 20 metros de la puerta. Al detenerme grito hacia un grupo de soldados:

!Una línea de escudos aquí ahora mismo! Si pasan esa puerta, quiero que no les dé tiempo de realizar una carga, 20 metros no son suficientes para coger velocidad. Atravesaran la puerta sin saber que hay al otro lado, sin poder organizarse. Quiero que se estrellen contra esa línea de escudos, listos para parar un trol. RAPIDO RAPIDO. Necesito esa línea YA. -Me doy la vuelta buscando algo entre los soldados- ¿Donde están los arcabuceros? ¿Donde estan los tiradores?!Maldita sea! Os quiero detrás de la línea de escudos, en cuanto empiecen a pasar, antes de que choquen contra los escudos vosotros les vais a soltar tal rociada a quemarropa que los que vienen detrás van a caer estorbados por los cuerpos de sus compañeros. !! ESTAN EN UN EMBUDO, APROBECHEMOS LA VENTAJA !!

Luego viendo que los arcabuceros están indecisos les digo:

Cuando hayáis hecho vuestra rociada, os retiráis junto a los arqueros. !!ARQUEROS!! Os quiero bien atrás, cuando el enemigo choque contra la línea de escudos, vosotros acribillareis a flechazos a los cabrones que tras ellos queden bloqueados. El enemigo intentará entrar en tropel, así que se apelotonaran, quiero que sin poder defenderse les metáis tantas flechas en el cuerpo que parezcan puercoespines.

La infantería detrás lista para repeler el ataque. !! POR EL IMPERIO CABALLEROS !! MUEVANSE AHORA MISMO, CADA UNO A SUS PUESTOS RAPIDO RAPIDO RAPIDO !!

Necesito saber que se nos viene encima con mayor seguridad, así que mientras la gente se moviliza (o eso espero) corro hasta una escala y trepo a la muralla, protegido con un escudo hecho un ojo al otro lado para ver que es lo que está golpeando la puerta, temiendo que no sea un ariete... Con la espada, señalo a los encargados de las murallas continuo:

!Equipos de defensa, pónganse en movimiento, RAPIDO VAMOS VAMOS VAMOS! FREID A ESOS CABRONES CON ACEITE BIEN CALIENTE!

En mi fuero interno solo pienso en una cosa: Dios todo poderoso... pensaba que estas puertas aguantarian más, ¿Como puede ser que nadie los viera venir? ¿Nadie aguantó en su puesto aquí arriba? Espero que los oficiales veteranos, corran y traigan refuerzos antes de que entren y nos arrollen a todos... Porque si no, estaremos perdidos.

Hombres confusos y desorientados empiezan a mirar de un lado al otro, algunos ni siquiera entienden al valiente hombre imperial, que portador de un libro y de una espada, parece arengar a las tropas. Ninguna calavera le hace daño, y las flechas parecen rebotar en su gruesa armadura, estos hombres del imperio parecen realmente formidables. Al instante un hombre se hacerca con expresión tranquila, parece que la guerra no va con él, mira al Sr. Myr y con un asentimiento de cabeza empieza a mandar directamente a sus tropas en su propio idioma, no se le entiende nada pero el milagro parece ocurrir, montando una fila de guerreros variados con alabardas, espadas, escudos y arcos, algunos hombres ya se suben a la muralla y otros informan a los de abajo sobre lo que pasa fuera.

El hombre se acerca al Sr. Myr y se presenta - Soy el Capitán Vitalí Seiwald, soy soldado de la Reina Zarina poseedora de todo lo que vemos, desde que tengo uso de razón, con unos pocos como usted creo que podriamos ganar esta nueva guerra - mirandote con expresión sincera y la voz ligeramente mas baja -gracias!- su acento es pronunciado y parece no conocer demasiadas palabras en Reiskpiel pero, se defiende.

Otros soldados empiezan a movilizarse, algunas patruyas de caballeria empiezan a moverse a toda velocidad por la ciudad hacia lugares calientes, las flechas y el frio zumban por igual, y el infierno frio parece que esta mucho mas cerca de lo todos deseais.

Otto elevó la voz tanto como pudo.-Ya escucharon al maniático de Myr ¡A trabajar!. Los espadachines, refuercen la puerta con lo que consigan.¡Ya, ya, ya! Necesitamos apuntalarla con troncos y palos y colocar una trinchera de madera del lado interior. Usad las herramientos y recursos que hay en el torreón. Si viene tropas enemigas montadas, quiero que se lleven puestos muros de barriles, cajas, rocas y demás. Quiero quince arcabuceros sobre las murallas y que preparen un informe de 5 segundos sobre lo que ven más allá, ¡ahora! Espaderos, ayudad a los espadachines. El resto de los arcabuceros preparad las armas de fuego para disparar contra lo que sea que cruce el muro, poneos a cubierto y atentos detrás de las trincheras que se irán armando ¡Rápido, quiero que lo primero que el enemigo vea sea metralla, pólvora y fuego! Una vez hayan tirado las trincheras, haremos carga conjunta Espaderos-Espadachines; los del mandoble por delante y los del escudo por detrás, preparados para cubrir a los arcabuceros.-Movió la cabeza de un lado a otro en busca de ayuda.-¿¡Es que acaso no hay un maldito destacamento!?¡Necesitamos arqueros aquí por detrás de los arcabuceros! No pienso gastar munición en bárbaros o saqueadores ¡Quiero que todo el que sea capaz de empuñar una espada, hacha o garrote se ponga junto a los espadachines!-gritó, esperando recibir alguna ayuda de la guardia de la ciudad o de los pobladores, pero no tenía muchas esperanzas.- ¡Médicos, médicos! ¡Los quiero a todos detrás de los arqueros con una espada! ¡Cualquiera que no esté en condiciones de pelear y aún tenga posibilidades de vivir debe ser retirado a los barracones! ¡Dad prioridad a nuestros hombres, luego de la batalla ocupaos de los heridos y del resto!-se dirigió luego al Capitán Vitali Seiwald.-Si hay alguna entrada adicional a la ciudad quiero que saquen a todos los civiles por ahí, si es que no hay enemigos del otro lado, y los lleven a algún lugar seguro. No me importa si es Altdorf, Praag, Karaz-a-Karak o Las Montañas del Espinazo de Sotek, ¡sólo, sáquenlos!-se dio vuelta y empuñó firmemente su mandoble. Rápidamente, se colocó dónde detrás de lo que sería la trinchera. Necesitaban más tiempo, necesitaban información, necesitaban recursos...

Las filas de arqueros tiene un continuo y fluido ataque, haciendo que dentro de la ciudad y sus muros vuelen flechas. La extraña catapulta sigue lanzando periodicas y precisas piedras contra la enorme muralla, que aguanta con estoica dureza cada uno de los invites del ejercito atacante.

Uno de tus exploradores vuelve sudando, y con los labios lilas te mira entre bocanadas de aire e informa;

-Las piedras ... las piedras que lanzan tiene unas, unos dibujos que facilitan fracturar los muros, parece que al muro le queda mas bien poco- irguiendose despues de coger aire - creo que a esos mal nacidos les queda mas bien poco. - dice esbozando una negra sonrisa.

Tu pequeña he improvisada defensa, esta lista, tus hombres divisan al orizonte, donde se encuentran varias puertas, una a la derecha, bastante lejos, y otra algo mas cerca a penas a 500 metros. Entre la tormenta de nieve, apenas conseguis verla a ratos. Se encienden algunos braseros para mantener a la tropa caliente.

Los trabucos ya estan colocados, pero la distancia efectiva hasta la muralla no sera nada buena, sobre todo con estos vientos, nieve, etc. te advierte uno de tus hombres, no esta contento con la nieve, aunque el emplazamiento ha resultado ser bueno para la defensa.

 -Una botella de vino y una comida te esperan ahora descansa por tu buena labor.

Hago señales a un criado para que se acerque.

-Dile a Marco y sus hombres que se tomen un descanso, y pregunta a las mujeres si ya esta lista la comida. En caso de que quieran continuar, recuerdales que nuestro objetivo no son las murallas, si no su interior, mientras esos desperdicios caigan adentro no tendremos problemas. Cuando terminen que se reunán conmigo.

Pronto las calaveras paran de caer por doquier dando un respiro a los ciudadanos, y empieza una nutrida he insezante lluvia de flechas que hacen que los mas avispados se escondan lo mejor que pueden. Las flechas caen especialmente sobre la muralla y en sus aledaños, sin mayores problemas para las casa cercanas.

El frio y la nieve empieza a remolinarse nuevamente sobre los hombres, que quietos aguantan el envite de las flechas y del mal tiempo. Cada poco tiempo resuena el martillo de los dioses, un sonido de destrucción, un sonido que golpea la muralla sin cesar, quizas un buen golpe termine con la puerta echa añicos, pero de momento se bastan con la muralla, que aun no parece tener desperfectos, al menos por la parte donde os encontrais. Soldados de otros unidades empizan a colocarse en el muro ordenados mas o menos en fila, agachados y resguardados de los peor de los proyectiles, al menos de momento.

Mensajeros y hombres se mueven por la zona presurosos de llevar sus mensajes, uno de ellos se para cerca del Sr. Rahian.

(sigo en el siguiente post individualmente)

El mensajero se baja de un salto de su pequeño caballo, mas pequeño que la media de los caballos del lejano AltDorf.

Con una rodilla en el suelo y la cabeza baja; -señor tengo un mensaje para usted - le asiente con urgencia para que continue -no encontramos al Sr. Xaintralles su escuadra esta lista, pero no tiene un mando que llevarla, ahora mismo no tiene protección ni ayuda para defender esta puerta, el mando lo sabe pero confian en usted para que solvente este problema, si me necesita para algo mas - el mensajero espera una orden tuya, mientras siguen cayendo flechas al rededor de tú impasible y enfadado rostro.

Las flechas siguen por todos lados, echas un largo vistazo aprobechando una de las espilleras de la muralla. Puedes ver para tú desolación que un nutrido grupo de arqueros, se dedican a disparar impunemente contra la muralla, la respuesta es apenas contundente por parte de los defensores. Entre los arqueros puedes ver hombres bestias, mutantes y hombres en general. De todo este panorama, ademas de los hombres que se amontonan por detras armados de diferentes maneras, te desconsuela la visión de una tremenda arma de asedio, una catapulta de un tamaño sin igual, la cual lanza cada poco una mostruosas piedras que arrastran unos troll. El enemigo ataca y trae todo lo que tiene.

La perspectiva desde la muralla no es muy alentadora, pero no hay que perder el animo, el todopoderoso proveerá por una buena resolucion de todo esto. Mientras empieza a proveer, bajo de la muralla y me acerco al oficial al cargo de las defensas. En voz baja le comento:

Señor, lo que tenemos ahí fuera no es un ariete, como creia que podia ser, sino una catapulta, de tremendas dimensiones, que es abastecida por un par de trolls. Si no la detenemos podria ser un asunto muy espinoso que nos dará no pocos quebraderos de cabeza. ¿Podria sugerirle equipos de arqueros protegidos por escudos? Ya me entiende, que intenten prenderle fuego con algunas flechas embreadas y en llamas... ¿Que opina? El fuego es nuestro aliado, recuerden que el dios R'llhor está de nuestro lado, nada puede pasar mientras el fuego arda fuerte y vivo alimentando nuestros corazones y guiando nuestras almas.

Espero que surja alguna idea eficaz para acabar con esa maquina de asedio. No tengo conocimientos muy extendidos a cerca de ese tipo de artefactos, pero si se que están echos de madera, y que podria arder con facilidad, siendo a demas una estructura tan grande.

 Otto se cubrió de las flechas y habló al mensajero.-Muy bien. Tráigalos aquí.-dijo en un grito al mensajero.

 Otto comenzó a dar nuevas órdenes a sus hombres.-¡Quiero esa puerta bien trabada y la trinchera! ¡Rápido! ¡Arcabuceros, abran fuego sobre esos malditos tiradores, y quiero ya un informe sobre lo que esta pasando afuera!- se acercó al monje, su fiel sargento y compañero.-Lo mejor sería que la infantería mantuviera alejados a los atacantes y que cuando haya un momento en el cuál la puerta se encuentra vacía, los herreruelos abandonen la ciudad y distraigan a los atacantes, de manera que podamos cargarlos por sorpresa. Si no funciona quiero que los herreruelos mantengan a salvo a los tiradores y los edificios importantes, estás a cargo de ellos.-se volvió y ayudó con la trinchera.

El capitán Otto estaba organizando a sus hombres pero no lograba ver qué era lo que había fuera, así que caminando hacia él con paso tranquilo le comunico:

Capitán, he logrado ver lo que nos espera ahí fuera. Tenemos a un nutrido grupo de arqueros, que se dedican a machacar impunemente la muralla y a quienes hay sobre ella. Entre los arqueros he podido ver que hay gran variedad de abominaciones como hombres bestias, mutantes y hombres corrompidos en general. Tras ellos hay un nutrido grupo de infantería de diverso tipo, pero lo que nos está haciendo más daño es un arma de asedio que portan. Es una catapulta de un tamaño sin igual, pocas cosas tan grandes con la finalidad de tirar las murallas he visto antes. Lanza cada poco unas rocas tremendas, que son cargadas en la catapulta mediante unos trolls. Ya ve que no pinta del todo bien... pero el señor proveerá y nosotros los rajaremos como cerdos.

Todo esto es dicho muy cerca del oficial, puesto que no quiero que los soldados a los que intenta arengar, se desmoralicen al oír las noticias. Después de comunicárselo le digo:

Ahora, si me disculpa iré a comunicar esta información a nuestro otro capitán, si esque lo encuentro en medio de todo este caos. Que R´llhor lo proteja con su fuego capitán.

Dicho lo cual, me dirijo hacia nuestro otro compañero y le comunico la misma información, explicándola detallada y pausadamente para que comprenda a la perfección la situación y los expertos de campo puedan elaborar una buena defensa.

El mensajero te mira con cara extrañado durante un segundo, saliendo del estupor y con la cabeza gacha dice - señor, lo siento, no ve la grabedad de la situación, esta solo ante la defensa de esta puerta, yo no puedo mandar a ese escuadrón - con estas duras palabras, espera su castigo ante tanto atrevimiento.

Desde tú posición, ves unos Trolls que arrastran grandes piedras, parecen llevarlas a la monumental catapulta, sus desechos cuerpos hungidos con algún aceite que lentamente parecen podrirse, se hacercan sin problema ha la nausebunda catapulta, una catapulta demoniaca. Las lineas de arqueros siguen atacando impunenmente ante la poca defensa del lugar, haciendo un fuerte daño dentro de la ciudad, cosa que podeis suponer por los gritos del interior.

La comida, las tiendas y los fuegos rodean a tus hombres, que aunque algo nerviosos echan miradas hacia la muralla. Parece que los dioses os sonrien, al menos de momento.