Partida Rol por web

Clevor estaba preaparado para encontrarse cara a cara con lo peor; en el instante en el cual se abrieron las puertas, instó a Travok con un gesto para que avanzara rápidamente y se trabara en batalla con sus enemigos.

Siguiendo las ordenes de Clevor, avanzo sorprendiendo a los enemigos y se puso en una nueva posicion, la verdad es que pensaba que hubiera sido mejor aguantar donde estaban, y dejar que la ventaja de numero del enemigo fuera su desventaja, pero tampoco parecía mala la idea del humano.

El enano entra raudo a la fría cámara y sorprende a los kobolds, que no se esperan la llegada del guerrero.

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Se ve rodeado de enemigo, en su salsa y es hora de hacer estragos. Mientras da el paso saca su hacha arrojadiza y le da al enemigo que esta delante suya con un giro tan inesperado que cuando termina de girar sobre si mismo lanza el hacha al otro enemigo que tenia enfrente. Al amenaza estaba alli, el enano seguidor de Moradin había llegado, Temblar enemigos, temblar.
- Moradin, mira la proezas de tu hijos en estos momentos de gloria. Da todo lo vuestros, hermanos, pues el nos contempla. Sentid su gloria, sentid su poder, sentid su fuerza que impulsa vuestras acciones.
Esperaba que esta no sean sus ultimas palabras, aunque la gloria lo merecía.

Kuori no se hizo esperar, al ver a su compañero partir raudo a repartir mamporros el tomo la primera y se arrojo contra otro enemigo, balanceando su enorme hacha para lanzarla en un golpe tremendo de derecha a izquierda, esperando y viendo como la sangre de su oponente surgía de la herida.

Rápidamente se coloco dispuesto para lanzar otro golpe al ver caer a su primer enemigo, con el impulso que portaba fallo por mucho. Pero ya comenzaba a sentir el ardor de la batalla y al ver a la Dragona sintió que ese ardor clamaba en sus venas.

Al escuchar los tañidos de metal de las armas de sus compañeros, Tordek no dudó en abrirse paso entre el resto del grupo para acceder ala estancia donde habia gruñido segundos antes lo que parecía ser una dragona, Al entrar consiguió ver como los diestros golpes de Travok y Kuori ya habían sesgado la vida de un par de alimañas kobold.

Casi sin dudarlo, alentado por las palabras de su congénere enano, levanto su martillo y señaló con el  uno de aquellos escurridizos kobolds que se adelantaba por la  siniestra de Travok. Murmurando unaretahíla de plegarias a Moradin el gran martillo se iluminó y disparó un raudo proyectil contra su objetivo.

Al ver como el proyectil luminoso se  empotraba contra su objetivo, Tordek  exclamó:

- ¡Sabias palabras ,maese Travok! ¡Este día será de gran gozo para el Gran Moradin! ¡Demostraremos nuestra valía!-

Los afinados oídos del elfo podían escuchar un rugido en una frecuencia tan grave que ninguno de sus compañeros lograría detectar, al principio durante un instante que le pareció una eternidad, el miedo invadió su ser. Entonces su alma se estremeció y Anarion, que en el fondo era una rata de biblioteca, se armó de valor, y como si una persona completamente distinta guiara sus actos saco de algún oscuro rincón de su psique el guerrero que llevaba dentro. Avanzo junto a sus compañeros y grito una sucesión de arcanas palabras que las mentes más llanas no acertarían a comprender y acto seguido un frio mortal broto de su mano impactando sobre el grupo de las malévolas criaturas. – ¡Abush-grash-avish! – gritó. Aquellas no eran palabras arcanas, y aunque sus compañeros no sabían élfico, sin duda estaban convencidos de que el elfo estaba maldiciendo a sus enemigos.

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Si bien el instinto de combate de Clevor lo hizo reaccionar antes que sus compañeros, la situación táctica lo hizo esperar unos instantes a que la poderosa embestida le dejara el camino libre. Entre el frío que había invocado el mago, haciendo estragos entre los kobolds, y la esencia gélida de la dragona, la temperatura había descendido en la estancia lo suficiente como para sentir un aire cortante que amenazaba con quemar la piel expuesta.

Avanzó con resolución, sin acelerar ni disminuir la velocidad, dispuesto a poner su escudo y espada entre el monstruo y sus aliados. El aliento frío de aquella criatura es peligroso. Cuando se encontró a la distancia correcta se lanzó en una corta pero veloz carrera, esperando poder mantener el dragón a raya. Por más empeño que le puso al asalto, sus estocadas resultaron inefectivas, la distancia mal calculada, la mayoría desviadas por las resistentes escamas.

La gota de sudor que comenzaba a deslizarse por la frente del humano se congeló y cayó de manera molesta sobre su ojo izquierdo. ¡mierda!

El combate empieza de forma favorable para vosotros. Travok y Kuori son los primeros en lanzarse a la refriega, haciendo que algunos kobolds muerdan el polvo. Tordek con la rectitud de la luz divina castiga a uno de los kobolds que parecen más resistentes y Anarion conjura una potente nube invernal que hace caer a los más débiles, allanando el camino para que Clevor sea el primero en llegar y golpear a la dragona.

El enorme reptil blanco avanza hacia el centro de la sala y entra directamente en la nube invernal que había conjurado Anarion. Con una risa macabra que os hiela la sangre y pronunciando unas siseantes palabras, la dragona inspira profundamente absorbiendo parte del aire congelado de la nube, para después exhalar una tremenda bocanada de aire frío que golpea con fiereza a Travok, Kuori, Tordek e incluso a uno de sus kobolds aliados.

Por su parte, los kobolds más débiles que aún permanecen de pie en medio de la nube invernal quedan congelados debido al efecto de la misma. 

El kobold slyblade que también había quedado atrapado en la nube de Anarion sale rápidamente de ésta y se coloca tras el gigantesco Kuori, dispuesto a acuchillarlo con sus dos espadas cortas. El kobold raja la espalda del goliath con asombrosa precisión provocando una herida sangrante muy fea.

Por su parte, el kobold que está adyacente a Travok utiliza sus dos espadas afiladas para golpear al enano, pero no consigue atravesar la férrea armadura del seguidor de Moradin. 

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