Partida Rol por web

Me estaba entreteniendo escuchando los comentarios de la gente: Esa sensación, el notar que los hombres se fijaban en mí, que eran capaces de aguantar los gritos de su parienta con tal de mirarme.

Las calles eran largas, llenas de gente paseando y yo permanecía atenta, intentando encontrar la dichosa tienda. En ese momento me fijé en alquien peculiar, alguien que ya había llamado mi atención: Ahí estaba, Jossell, el otro hechicero del grupo, aunque su magia decía que era destructiva.

Le sonreí con encanto, mientras me ponía el pelo detrás de la oreja. El placer es mío, Jossell. ¿Puedo saber qué andabais buscando?- Le dije manteniéndole la mirada- Si que es atractivo, vaya... pero... ¿Por qué lleva la cara pintada? Ese es un inconveniente a la hora de mantener relaciones-Quizá pueda ayudarte, o podamos ayudarnos mutuamente- le guiñé un ojo, manteniendo una sonrisa pícara.

Grannik, se asomo mirando a Nienna, con una sonrisa.

Algo le habreis hecho para que se enfade- Sonrio de nuevo. Viste a las medianas con las cabezas gachas y sacando morritos, haciendo burla por detras al horondo posadero.

parece ser que que alguna bronca se habrian comido por algo.

las "Niñas" aun no han recogido vuestra mesa- Miro a las medianas y estas disimularon como mejor pudieron-Pero si quieres algo especial no dudes en pedirlo-Sonrio.

Sonrio a Annya mordiendo ligeramente mi labio inferiór. -La verdad no buscaba nada en particular, bueno si, a la pícara, ha dicho un par de comentarios que no me han gustado nada, pero da igual, ya hablaré con ella luego...-

La comento con una medio sonrisa, dejandola claro que mis intenciones con la pícara son para ponerla las cosas claras, sin otro animo añadido, pues la verdad esque si tubiera que decidirme por una mujer, claramente la pícara estaría en el ultimo lugar...

-Asi que dime, quizás pueda ayudarte yo.-

Añado sacandola la lengua divertido, la verdad esque esta mujer consigue dibujarme una sonrisa con solo mirarla.

 El Centauro se acercó a Grannik.

-Humano Grannik, tienes a mucha gente para acabar con esos orcos y los orcos nunca han tenido chamanes capaces de hacer lo que yo busco. No veo como podría beneficiarme de esto. Me marcho a las puertas de Baldur a buscar los templos humanos, y espero que alli pueda aprender todo lo que necesito. Gracias por la comida-dijo dejando caer un par de monedas sobre la barra. Despues sin decir nada mas salió por la puerta y ya no se le volvió a ver.

¿La pícara? ¿Os referís a la muchacha que parece ir detrás de nuestro amigo el explorador? ¿O quizá a la drow de dudosos modales?- le sonreí alegremente. Me diferenciaba de la mayoría de las mujeres por decir lo que pensaba y por no guardar tanto las apariencias como las otras- No os preocupéis por ella, seguro que la encontráis- Me coloqué junto a él, manteniéndole la mirada. Tenía unos ojos seductores, de esos que eran capaces de hipnotizar a una mujer y me agarré de su brazo- ¿Os importa? Quizá podáis ayudarme a encontrar ciertos componentes por el mercado, ya sabéis, para los hechizos.

Empecé a avanzar, haciendo que el hombre también lo hiciera- ¿Habéis llegado hoy? Recordaría vuestra cara si os hubiera visto ayer, Jossell- rei durante unos instantes, mientras paseaba. El pensar que Trancos iba a guiarnos en la expedición me ponía enferma, no era el tipo de hombre que me gustaba, pero algo había que hacer y más por dinero- O quizás sois de aquí, aunque tenéis más bien pinta de aventurero...

Sonrió como siempre, con esa sonrisa que no auguraba nada bueno y menos viniendo e ella. Había escuchado algo muy interesante de lo que hablaban Josell y Assad, igual los acompañaba, en la oscuridad sin duda vería mejor, y ese maldito astro no le dañaría sus ojos. Pero primero avisaría al grandullon, quería saber si seguiría allí cuando ella volviese, igual se aburría sin él.

-Si, a la muchacha que babea por trancos, si.... Bueno, ya ajustaré cuentas con ella mañana.- Me rio contestando a su pregunta, entonces se acerca a mi y se agarra de mi brazo, preguntandome si me importa. -Bromeas? Me encanta tenerte tan cerca. Y será todo un placer ayudarte.- La digo con una dulce sonrisa dejandome guiar, Annya puede oler mi olor natural, huelo aseado, algo bastante raro hoy en dia, a plantas aromáticas.

Me pregunta si he llegado hoy, y asiento con la cabeza, me gusta que haya matizado que si hubiera llegado ayer, lo hubiese recordado.

-Si, esta misma mañana, bueno, en realidad, antes de que abrieran las puertas de la ciudad.- Contesto oliendo sútilmente su aroma.

-La verdad esque he recorrido mundo, de guerra en guerra y de escaramuzas en escaramuzas. Y tú? Eres de aqui, o tampoco?-

La comento colocandola un mechón rebelde detras de la oreja sin dejar de mirar sus increibles ojos azules.

-Si te digo la verdad- dije, esta vez tuteándole- las chicas que tenemos de compañera son demasiado extrañas, no me llegan a gustar. Quitando a Nienna, quien parece tener un encanto natural...- le comenté sonriendo- El placer de tenerte cerca es mío, sin duda. Deberíais ver las caras de las mujeres que pasan por nuestro lado, parecen morirse de envidia- me rei y apoyé mi cabeza en su brazo, mientras conversábamos- ¿sabes? hueles bastante bien- dije una vez me había percatado de ello.

-Me gustaría saber cómo habéis entrado antes de que se abrieran las puertas, la verdad- le sonreí de forma curiosa- Me resultas bastante misterioso y eso me gusta, lo hace más entretenido todo, aunque te mentiría si te dijera que no siento curiosidad por saber porqué llevas el rostro pintado, sabiendo que eres bastante atractivo... Lo entendería de algún hombre menos afortunado, pero a ti los dioses te tienen aprecio- dije mirándolo fijamente durante unos instantes, para volver a mirar al frente.

Desprendía un olor suave, aromático, de esos perfumes que se enganchaban a tu nariz y no podían ser borrados de la cabeza. Además, el hecho de ser una mujer bastante bien formada y la ropa, siempre provocativa, hacía que gran pate de las miradas de los hombres se fijaran en mi cuerpo, como si fuera un objeto de deseo, aunque estaba segura de que pasaba lo mismo con mi acompañante, de quien podría decir que su misterio no hacía más que aumentar ese pequeño deseo que se iba formando para que fuera mi nueva presa.

-¿yo? No, no, viajera también. Vengo de tierras lejanas, no sabría decirte dónde están, la verdad... han pasado ya un par de años desde que empezó mi viaje y no me arrepiento de ello, para nada. No me gustaría volver allí de donde vengo, son demasiado cerrados, qué va, qué va- dije negando con la mano que me quedaba libre. ¿Vendrás a la expedición? Estoy segura de que la harás más entretenida- le dije, guiñándole un ojo para después morderme el labio.

Sonrio con ternura cuando apoya su cabeza en mi brazo, y me comenta que de las mujeres que hay, solo la elfa le gusta.

-Bueno, a mi me gusta probar cosas nuevas, y la verdad es dificil que una mujer no me llegue a gustar del todo, quitando a la pícara babeante, que no me acercaría ni a olerla, su posible belleza queda enturbiada por su bocaza....- Me extendería más pero no es plan. -...Antes lo intento con la enana.- Zanjo el tema.

-Aunque eso no quita que haya mujeres que me gusten especialmente, como tú...- Parece que los dos jugamos a un juego al que estamos acostumbrados a ganar, y me gusta, para que negarlo.

Ahora la huelo de forma más abierta, hundiendo mi rostro en su cuello para apreciar mejor los matices de su perfume, acariciandola con mi respiración y mi aliento su suave piel.

-Tú también hueles muy bien, deliciosamente exquisita, diría...-

La susurro.

Me pregunta cómo he entrado antes de que abran las puertas, y creo que me ha malinterpretado. -Llegué antes de que abrieran las puertas, pero entré cuando las abrieron, aunque hubiera podido entrar si hubiese querido...-

Aclaro pero matizo, añade que siente curiosidad del por qué llevo la cara pintada y muerdo ligeramente mi labio inferiór.

-Bueno, de dónde yo vengo, una persona atractiva infunde menos respeto que una marcada por cicatrices. Es un metodo de intimidación, es como una advertencia de.... Soy peligroso y mortal, no juegues conmigo.-

La complazco en su curiosidad, susurrando la frase final en un tono entre sensual y peligroso, aunque luego la sonrio de forma dulce.

Quedando un reflejo de cuan cierto es lo que la he dicho.

Escucho sus palabras, entendiendo que ella es una viajera nómada como yo....

-Somos iguales en ese aspecto, ya tenemos algo en común.- Bromeo divertido y pícaro. -Yo ahora soy un mercenario mágico, alquilando mis habilidades arcanas para decantar la balanza a un lado u otro.-

Me pregunta si iré a la expedición, la miro y sonrio.

-Solo por volver a verte. Aunque el monje me ha propuesto acabar lo que empece a decir, ir solos a las cuevas de los orcos, tengo un plan, y creo firmemente que puede funcionar. Sino, aprende algún conjuro de nigromante y resucitame para poder probar el dulce sabor de tus labios.-

No pude evitar el reírme a carcajadas cuando hizo el comentario acerca de la enana. Divertido y guapo... me gusta, sí señor.

Dejé que me oliera, aunque sentí un escalofrío al notarlo tan cerca, motivo por el cual moví levemente el cuello, soltando una risilla nerviosa- Puedes olerme siempre que quieras, Jossell, aunque he de admitir que me has provocad un escalofrío, cosa que pocos logran- le sonreí, teniéndole tan cerca. Pensaba que en ese momento podría besarle, si quisiera, pero eso era dejar que el juego fuera demasiado sencillo, por lo que volví a adoptar una postura más "correcta", desde el punto de vista de las mujeres de la época, esto es, solamente agarrada de su brazo, sin mantener mayor contacto físico.

-Entiendo, entiendo...-murmuré, hablando sola- Así que...peligroso, ¿verdad? Es una cualidad muy atractiva en un hombre, siempre que no abuse de ella- le dije mientras le miraba. Me preguntaba cómo sería si le quitábamos la pintura; seguramente mucho más atractivo, me imaginaba, aunque tenía cierto toque morboso el verle así- ¿entonces yo podría alquilarte, mercenario?- pregunté, con una mirada traviesa- Vuestros servicios, de magia, claro- reí durante unos instantes - Espero que a una compañera le hagáis buen negocio, si lo necesitara.

Escucho sus planes y me sonrojo levemente al oír sus comentarios, aunque no de vergüenza, puesto que ya la perdí hace años- Ten cuidado, no me gustaría que te pasara algo malo ahora que acabamos de conocernos... Procura esperar a mañana y así estaremos más seguros todos, contando con tus habilidades- Estaba contenta. Ya me había hecho con las cosas que necesitaba y la compañía era inmejorable. Acerqué uno de mis dedos a sus labios, con cuidado y los acaricié- Tienes una mancha... sí, déjame quitártela- dije mirándole a los ojos. Una vez terminé de acariciarlos con movimientos sensuales me lamí la zona que había estado en contacto con estos y le sonreí- Seguro que los demás nos están esperando. No me gusta ir tarde a los sitios... ¿me acompañas hasta la posada? Quizá ahí encuentres a la chica esa.

Annya mueve su cuello con la piel ligeramente de gallina cuando la huelo, tras reirse a carcajadas con lo de la enana. Me confirma que la he dado un escalofrio y que puedo olerla siempre que quiera. Acaricio con las yemas de mis dedos su barbilla, rozando apenas la carnosidad de sus labios.

-Seguro que eso se lo dices a todos los que se atreven a olerte...- La susurro juguetón y pícaro.

Annya toma una posición algo más distante, como para alargar más el juego, pues he visto en su mirada que se la pasaba por la cabeza besarme, pues para que negarlo, la situación era propicia.

Comenta lo de la cualidad de peligrosidad, o el defecto si se abusa de ella, y asiento con la cabeza. -Si abusase de ello me temerías, y es lo ultimo que quiero....- La confieso, pues puedo ser excesivamente cabrón y sádico, de echo mi entrenamiento asi me lo requería...

Me pregunta si ella podría alquilarme, en un juego de palabras que matiza de forma juguetona que solo sería mágicamente hablando.

-A tí me alquilaría gratis....- Susurro de forma abierta a todas las interpretaciones, con una sonrisa pilla y sensual...

Noto que se sonroja, y me pide que tenga cuidado, aconsejandome ir mañana con el resto del grupo.

-Descuida, no dejaré que me maten, es arriesgado, incluso algo temerario, pero si sale bien tendremos a los orcos sin el amparo de su guarida. Incluso sirviendome....- La confieso dejando entrever algo mi plan. Los orcos son bastante predecibles y siempre sujetos a cambios de lider, con una buena jugada, unos enemigos se pueden convertir en aliados...

Acerca uno de sus dedos a mis labios, diciendo que tengo uan mancha, los acaricia de forma sensual "limpiandome" y luego se lame la zona que ha estado en contacto con mis labios.

-Sábes? Yo soy más de pedir perdón que permiso....- La susurro acercandome a su rostro mientras alterno mi mirada a sus ojos y a sus labios, rozo nuestros labios mientras sigo hablandola en susurros.

-Es una pena que no te guste llegar tarde a los sitios, especialmente cuando espera la "niñera" de Trancos, me encantaría acompañarte aunque dudo que esté la chica, y ahora mismo poco me importa...-

Le viste alli sentado en la mesa mas alejada del local, mirandote con esa sonrisa acerada.

Tomaba un buen desayuno, sin duda no era de extrañar, apenas habias dormido unas horas y este te habia sorprendido muy gratamente aguantando todas tus perversiones.

Hola preciosa...- Te guiño u ojo jugueton.

Viste a Assad, salir de la taberna.

Si decidias ir con el de la cara pintada y el calvo, sabias donde estaba donde habian quedado.

o de lo contrario con Trancos y los otros....

aun tenias media hora para charlar y luego decidir que hacer....

Assad estaba posicionado en la puerta sur esperando a que llegara Josell.

Tardaba algo mas de lo que te habia dicho y le viste charlando amigablemente con Annya, en un puesto de la calle.

A Josell y a Annya, no les paso desapercibido la presencia de Assad, alli apoyado en la puerta sur de la villa.

Este se os quedo mirando con un pequeño encogimiento de hombros.

Teneis un rato para prepararos y tomar algo mientras vienen Akordia, Annya y ahora Nienna....

Sonrio y se apoyo en la barandilla de madera donde se ataban a los caballos cuando las cuadras estaban repletas.

A veces es muy dificil controlar a tanta gente...pero en fin. Todo sea por una buena causa...

-No lo creas, no suelo dejar a muchos hombres que me huelan- le respondí, entre risas, mientras caminábamos.

Escuché sus comentarios mientras avanzábamos por las calles, en lo que yo suponía que era la dirección hasta la posada. Después de mi acercamiento, el atractivo hombre tomó la iniciativa, rozando sus labios con los míos. ¿Lo ves, Annya? Esto es parte del juego de Olidammara. Cuando menos te lo esperas los tienes a todos en el anzuelo, preciosa.

Eché un rápido vistazo a la calle, mientras me mantenía pegada al hombre, sintiendo su aroma tan cerca. Entonces caí en que Assad, el hombre que conocimos ayer, estaba por las proximidades- Creo que tenemos compañía, Jossell. Ahí está Assad- le devolví las caricias y volví a adoptar una posición más correcta- Ya seguiremos el juego, en otro momento. Por desgracia, el deber nos está llamando, a ambos. Le guiñé un ojo ,divertida y empecé a caminar hasta Assad- Recuerda que debes tener cuidado, no me gustan las muertes poco heroicas y menos si fuera la tuya... ¿Marcharás con él solos, entonces? ¿O vendrás con el grupo?- le sonreí y llegamos hasta el monje.

Avancé hasta Assad acompañada del nigromante, mientras conversaba con este. Al llegar hasta Assad le sonreí con educación- Buenos días, Assad. Me temo que me están esperando en la posada, puesto que prometí ir a la dichosa expedición. Vosotros... tenéis otros planes...¿no?-pregunté con tono curioso.

Asiento a sus palabras con una sonrisa, y me recuerda que Assad me espera y que estamos ya cerca de él, me pregunta si iré con Assad o con el grupo.

-Aunque por tí iría con el grupo, no me va nada ir con un guia, nunca me han guiado para hacer una misión, es como si no pudieramos hacer nada solos, siempre bajo el ala de alguien, y eso no va conmigo...-

La comento aclarando ése punto.

-Y tranquila, no moriré, bicho malo nunca muere...- La susurro guiñandola un ojo, y a coalición de mi anteriór frase, beso sus labios de forma sensual y suave, introduciendo mi lengua en su boca y jugando traviesamente con ella buscando la suya para acariciarla, tras un corto pero intenso rato, me separo absorbiendo su labio inferiór.

Llegamos dónde el monje.

-Siento el retraso, pero lo bueno esque me ha dado tiempo a pensar y tengo un plan. Un buen plan...- Le comento una vez estamos junto a él Annya y yo.

Miro a Annya.

-Siempre puedes pasar de ir y venir con nosotros.- La digo guiñandola un ojo con uan sonrisa dulce.

-No, no, no os preocupéis- le contesté-  Ya le dije al otro grupo que les acompañaría y no me gustaría que me esperaran para nada- le sonreí a él y luego a Assad. En fin...-suspiré- Os veré luego, espero.

Comencé a alejarme de ambos, en busca de la taberna. Ya tenía muchas cosas en las que pensar y era mejor no añadir más por el momento.

Guiño un ojo a Annya. -Venga, luego nos vemos, suerte en la expedición.- La comento, y mientras se va, añado.

-Odio que te vayas, pero me encanta verte marchar...-