Partida Rol por web

Tan pronto salís por la puerta veis el caos formado en el exterior. Los coches se han visto obligados a aparcar encima de las aceras para que las ambulancias pasen a velocidad de vértigo. Justo entre la calle y la playa están las vías, bien separadas por sólidas rejas tanto de la calle como las playa entre las que hace de improvisado muro. Un buen número de bonitos pasos a nivel permiten el paso de la acera a la playa. Precisamente ver a la gente plantada encima de estos pasos a niveles, con los móviles en alto y mirando todos hacia el horizonte, es lo que os pone sobre aviso. Os fijáis más, los bañistas miran hacia el mismo lugar y también la gente de la acera. Incluso los conductores de los vehículos aparcados encima de la misma bajan y miran en la misma dirección.
El objeto de todas las miradas es una inmensa columna de humo plateado, que parece denso como el mercurio y brilla ante los rayos del sol. Incluso en algunas partes el extraño humo parece reflectar el azul del cielo al que parece elevarse.

Ignoré su cabreó, a mi me importaba poco si era una hija de puta o una santa, este era mi trabajo y lo hacía, sin más, como el que vendía billetes en la taquilla o estaba detrás de un mostrador, únicamente intentaba hacerme una idea de la gravedad de la situación, que cada vez me parecía que menos tenía que ver con esta chica, pero claro, equivocarme no era nada nuevo para mi.

Cuando salimos a la calle fue inevitable mirar hacia donde todo el mundo lo hacía, pero lo que vi tampoco me dijo nada, podía ser desde fuegos artificiales a una bonita y nueva arma ideada por cualquier chiflado que trabajara para cualquier departamento de defensa, o incluso algún terrorista con más poder adquisitivo y suerte de lo habitual.

Momento de largarse en dirección contraria a lo que demonios sea eso.

La confusión podía venirles bien, y ahora el objetivo era encontrar un medio de transporte para alejarse lo máximo posible de este sitio.

Una moto o un coche, cualquiera de esas cosas serviría.

Volvió a tirar de ella.

¿Y cómo coño vamos a hacerlo?

A Isabella no le había hecho ni una poquita de gracia el tirón gratuito, iba bien pegada a él intentando no retrasar y hacer lo que él consideraba oportuno, así que no le agradó que tirara de ella. Ver aquella cosa en el aire no la inducía a la tranquilidad y reposo para pensar las cosas con calma y coherencia, sino más bien la animaban a estar crispada y a que todo la enfadase.

Igualito que en aquel maldito bloque.

Soltó una de sus manos, dejando todavía presa la otra para quitarse con brusquedad el pelo que se le pegaba a la sien, estaba sudando, porque estaba muy agobiada, aquello era demasiado después de esos años de relativa tranquilidad. Según lo que estaba comprobando la habían tenido bien controlada, pero por lo menos la habían dejado en paz, y que aquella tranquilidad se hubiese desmoronado la tenía totalmente trastocada.

Iban en sentido contrario al resplandor, así que ella iba mirando de vez en cuando para atrás, a ver si cambiaba o lo que demonios se supusiera que hacían las cosas esas...

La gente está absorta con la desconcertante columna de humo plateado. Os alejáis de la acera: demasiado transitada por "autoridades" que os podrían coger al momento. A un par de calles paralelas a dicha avenida el caos sigue siendo el mismo pero las carreteras están libres de ambulancias o coches policía. Aprovecháis la distracción generalizada y el caos formado por la misma y os metéis en un viejo wolswaguen azul de trazos angulosos. No es el mejor de los coches pero sí el que os da más opciones de éxito: Una pareja de ancianos lo ha dejado abierto y con las llaves en puestas mientras observan, temerosos, el cielo.
Ahora solo falta lo más complicado, robarlo sin que se den cuenta...demasiado pronto.

No es que me sintiera especialmente orgulloso de robarle el coche a unos viejos, pero tampoco iba a matarlos, así que la necesidad apremiaba lo suficiente como para no ser demasiado remilgado en cuanto a las oportunidades.

Tu conduces.

Indiqué a la chica señalando el coche elegido, pues tenía en mente una distracción para poder conseguir la ventaja suficiente. Hasta ahora la chica no había puesto ningún pero, algo de agradecer, y esperaba que ahora tampoco, pues mientras más rápido actuáramos mejor.

Me coloqué justo a la espalda de la pareja dueños del coche, entre la multitud que miraba en la misma dirección, no sería difícil empujar a alguien contra ellos y que cayeran al suelo, con treinta segundos debería bastarnos para perdernos en una de las bocacalles que había en la avenida en la que nos encontrábamos.

Así que elegí a alguien cerca de los dos abueletes para darle un fuerte empujón hacia ellos, trabándole con una pierna para que la persona empujada fuera ya medio cayéndose y no que no se notara que había sido yo salvo que alguien me estuviera mirando fijamente.

Isabella iba mirando, intentando averiguar que era lo que pretendía hacer White, sus palabras fueron bastante clarificadoras, mirando el objeto que ibamos a usar con aprensión, los dueños estaban a apenas un metro. No preguntó nada de ¿Estás seguro?, sólo una mirada interrogante y nada contenta con la decisión que había tomado el hombre.

Ya hacía un rato que confiaba en él, eso estaba demostrado, pero no estaba muy segura de querer delegarlo todo en él, porque ella se estaba comportando como si fueran un equipo y él también, pero sólo cuando había podido ser, ya hacía un rato que no. Vale que tenía más experiencia, pero ella no tenía por qué hacer lo que a él le diera la gana.

Pero vamos, que tampoco iba a ser lo peor que había hecho en su vida: situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas... como por ejemplo cambiarle la ropa a unos muertos y ponerle la tuya y la de tus compañeros que aún respiran, para luego quemarlo todo. Un momentazo.

Ya tenía en la cabeza lo que le iba a decir al pavo cuando estuvieran solos y sin temer por su vida, lo había decidido mientras iba hacia la puerta del conductor a paso ligero, a hacerle caso otra vez, viendo de refilón que hacía estupendamente de pantalla humana, aunque no dejó de darse prisa por eso.

Paul disimuladamente hace la zancadilla a un orondo alemán de piel rojiza que al tropezar golpea con su hombro la espalda de uno de los ancianos, lanzándolo a su vez al suelo. La gente de alrededor se presta a ayudarlos, momento en que Paul sube al coche y Paula, tras un par de intentos, consigue arrancar aquel viejo wolswaguen. El motor ruge como la seda, está claro que aquellos ancianos lo cuidaban bien, al menos por dentro que era lo importante.
Os ponéis en marcha hacia un futuro incierto.

Bueno, parecía que la suerte se había aliado con nosotros esta vez y las cosas habían resultado relativamente sencillas, pero la suerte es una hija de puta muy traicionera que cambia de bando con facilidad, así que lo único que quedaba era aprovecharse de ella mientras estuviera de tu parte.

Conduce hacia las afueras del pueblo indiqué a la joven, no podíamos abusar de ese coche, pues pronto denunciarían su desaparición, pero estaba claro que disponíamos de tiempo de sobra para alejarnos ¿tenemos gasolina? pregunté echando un vistazo al cuadro para cerciorarme, mientras antes paráramos para repostar, mejor.

Desde aquí no podemos cruzar a otro continente, creo que no deberíamos abandonar la costa, por lo menos hasta llegar a una ciudad grande, suele haber más turistas y será más fácil pasar inadvertidos.

Me relajé un poco sobre el asiento, y miré a la chica que tenía a mi lado con expresión satisfecha, lo había hecho bien.

Si lo prefieres puedo conducir yo, aunque supongo que tú te conoces mejor la zona propuse, pero parecía tranquila como para hacerlo ¿tienes idea de que era eso que hemos visto a lo lejos? tenía curiosidad no recuerdo haber visto nunca nada parecido de todas formas no era de mi incumbencia, ahora mismo yo solo tenía una era la chica que estaba sentada a mi lado.

A Isabella le costó un poco arrancar el coche, hacía un tiempo que no conducía y encima un vehículo que nunca había trasteado,los nervios tampoco ayudaban en esos casos, de ahí a que costase encenderlo y a estar un poco brusca al comienzo de las curvas. Pero enseguida recordó lo que le gustaba y lo bien que se le daba.

Los dos buscaron a la vez el depósito -La mitad más o menos... -Podía haber sido bastante peor.

Escuchó atentamente los cambios de planes que iba diciendo, tenían sentido para ella, y captó el detalle de que parecía que opinaba y no imponía – Algeciras es grande y está cerca, al Este, por ahí era donde decía que podemos cruzar. Para el otro lado habría que llegar a Jerez o a Cádiz para estar en un sitio con más movimiento en esta fecha, los pueblos hasta allí son pequeños, aunque hay autovia casi todo el trayecto.

Había pasado tres veranos en aquella costa y, cuando estuvo segura de que se merecía días libres de descanso, había ido a varios de los bonitos pueblos de la zona. Vale que en autobús, pero había comprobado que habían buenas indicaciones, sobre todo para alguien que no tiene un lugar concreto al que ir.

Hace bastante que no conducía... pero prefiero hacerlo yo. -Miró a los pies del hombre, ahí había tirado su mochila con las carreras y su nueva identidad, la señaló con la barbilla -Ten cuidado que no la perdamos....- Enseguida miró de nuevo para la carretera, sabía perfectamente salir, pues ya llevaba tiempo en aquel pueblito.

Ni idea, no había visto nunca nada parecido -Negaba a la vez con la cabeza, alucinada todavía - No sé si tendrá que ver con los que vienen a por mí, ellos hacían una energía rara - el gesto y el tonó cambiaron a lúgubre, se notaba que el tema no le molaba lo más mínimo -no sé si tendrá algo que ver con eso.... la H.energía esa....

Mientras ella nombraba los posibles lugares de destino, saqué mi móvil y comencé a buscar información sobre la zona y sus alrededores, aeropuertos, puertos de pasajeros, carreteras secundarias, vamos, nada fuera de lo habitual en mi trabajo.

Tranquila

Di una pequeña patadita con el pie a la mochila para reubicarla en el suelo entre mis piernas y asegurarme de que no se nos olvidaba ni nada por el estilo y continué con mi faena sin dejar en ningún momento de prestar atención a cada una de las palabras que salían de los bonitos labios de la chica.

Esto va a ser divertido murmuré al aparecer el tema de las energías, era algo por lo que la gente mataba, lo había visto en multitud de ocasiones y no tengo ni idea sobre energías raras ni nada de eso, y ciertamente no necesito saber nada le había cambiado la voz, y disgustarla o preocuparla no era bueno para la misión ya lo tengo claro, gente peligrosa, tú debes saber algo que les puede joder y, o tienes muy buenos amigos que pagan una pasta por tu protección o esperan que les des algo a cambio me encogí de hombros y tiré el asiento un poco hacia atrás, pues las piernas me estaban empezando a molestar.

No es asunto mío, yo solo estoy aquí para mantenerte a salvo.

Como siempre decía a mis clientes, escuchar costaba más, aunque bueno, Paula o como se llamara estaba lo suficientemente buena como para oírla gratis durante un rato.

Aquí señalé mi móvil de repente tenemos que llegar a Málaga por carreteras secundarias, en las principales nos pillarían enseguida con el coche robado la miré esbozando una sonrisa esto tiene también GPS por si no sabes llegar  levanté un dedo como si acabará de recordar un detalle y no tengo ni idea de español, así que espero que tú sepas hablarlo suponía que si, pero era mejor asegurarse.

Seguís avanzando por la costa, siempre con el mar a vuestra derecha. Travesáis algunos pueblecitos costeros, preferís el camino largo pero tranquilo. Tras una hora de trayecto acompañados aún por el mar a vuestra derecha y un escenario árido a vuestra izquierda, veis un Ferrari azul vibrante cruzado en la carretera. Tiene el capó levantado del que sale un hilillo de humo y sus tres ocupantes están concentrados observando que le sucede al motor. Dos chicos y una chica, vestidos ellos como raperos pero con colores absurdamente chillones y ella con un vestido rojo corto. Llevaba su pelo castaño en un horrible recogido sacado de alguna serie de los años sesenta.

Isabella levantó las cejas con expresión enormemente sorprendida y extrañada, desde luego ella no le veía la diversión por ningún sitio al -calificativo más adecuado- agobiante asunto.

Se quedó concentrada un rato sobre el motivo de que alguien que no conocía la estuviera manteniendo con vida a través del hombre que iba sentado al lado suyo. Mientras razonaba sobre esto contestó a la pregunta indirecta -Soy bilingüe, mi madre es cubana.... y he hablado con el de los ticket, ¿ya no te acuerdas? -Miraba hacía el frente concentrada en la conducción y en su papel dentro de lo que diablos fuese que se estaba cociendo.

¿Qué pueden querer de mí? Lo que la joven sabía de esa gente lo sabían más personas, los mandamás de los dos bandos que suponía que habían, ella sólo era el último peón, totalmente prescindible, insignificante.... harto de sus movidas. Sin embargo ahí estaban, pagando una fortuna por protegerla, a través de un hombre que no parecía tenerle mucho aprecio a la vida, porque vaya profesión que se había buscado el compadre. La afirmación que había hecho y que eligiese destino hizo que la cabecita de la chica comenzase a funcionar, ahora que podía.

¿No tienes orden de llevarme a ningún sitio?... - En realidad no quería hacer esa, ya que su mente estaba razonando otra más importante - ¿Y si te dicen que me lleves a un lugar que yo no quiera ir? - Pasó a mirarlo unos instantes, estaba muy seria, hasta ese momento no se había planteado que pudiese llegar un momento en el que White pasase a ser un enemigo, o que ya lo fuese, por lo menos de manera potencial.

Joder con la gente.... -Isabella no iba a pararse, estaba segura de que su acompañante no quería pararse, al igual que ella, así que redujo la velocidad para pasar por las personas paradas sin riesgo para ellas pero a buen ritmo y separando bien el coche de los peatons, por si intentaban acercarse a parar el coche.

La verdad era que no me había fijado en el idioma en el que habló con el de los tickets, lo mismo el tipo de la caja sabía hablar inglés, que hubiera sido lo normal, pero vamos, que pasé por alto el tonito de la chica. Preferí centrarme en mirarla un poco mejor, como si estuviera comprobando el origen latino que acababa de mencionarme, y aprovechándome también de que ella fuera concentrada y no estuviera tan pendiente de mi.

Si, sin duda estaba buena, quizás un poco pequeña, pero tenía las suficientes curvas como para confirmar lo que acababa de decir sobre la nacionalidad de su madre, por desgracia no era algo a lo que pudiera dedicar demasiado atención si quería hacer bien mi trabajo, y eso era primordial para un profesional como yo.

No, no tengo que llevarte a ningún sitio, sólo mantenerte a salvo.

La primera pregunta era fácil de responder, la segunda era otra historia.

No iremos a ningún sitio al que no desees ir o yo considere que puede ser peligroso para el objetivo de mi misión.

Total, si llegaba ese caso ya decidiría, pero ahora mejor que se quedara tranquila a ese respecto, a veces las verdades a medias ayudaban a que los "clientes" se sintieran mejor, y era importante para mi que confiara.

Han jodido el ferrari comenté mirando por la ventana capullos sonreía mientras asentía cuando ella comenzó a rodear el coche parado, si no hubiera estado de "servicio" se hubiera detenido, podía haber sido divertido, pero ahora no estaba solo, y la mejor opción era continuar.

Cuando superáis la posición del Ferrari podéis ver tras de él, los semicírculos paralelos dibujados en el suelo por sus ruedas. El asfalto también está lleno de pequeños trozos de carrocería azulada.
Veis que el lado que no era visible del Ferrari ha sido prácticamente desintegrado por lo que debió ser la envestida de un camión o un autobús. Lo último en lo que os fijáis es en los ojos blancos de aquellos chicos, y las heridas que muestran algunos de ellos. Los tres parecen en trance, o incluso algo peor, congregados alrededor de aquel hilo de humo plateado que salía de aquel vehículo de alta gama.