Partida Rol por web

   El bombardeo sostenido de piedrecillas no tardó en dar resultado y en la ventana aparecieron los rostros del severo cazador y el viejo truhan. Kurt alzó una mano hacía los compañeros al tiempo que con la otra retiró el pañuelo que le cubría boca y nariz y que poco a salvo le mantenía ya del "maravilloso" perfume cerdil que colmaba el ambiente.

   - ¡Eoh! ¿Todo está controlado ahí arriba? Porque aquí abajo, por los cuernos de Taal, que no aguanto ni un minuto más antes de caer sofocado por el calor o por este maldito hedor. Esta ha sido una faena de poco penique. Para dentro que me vuelvo. -

Al ver que es Kurt el que está arrojando aquellas piedrecitas y al escuchar sus palabras, niego con la cabeza, decepcionado. Parecía profesional pero ahora lo veo suplicante por calor y mal olor sin pensar en que sus piedras podrían haber interrumpido una delicada operación de captura, un interrogatorio o poniendo sobre aviso a un oponente.

"Apuesto a que estos tipos ya le causaron la muerte a algunos compañeros en el pasado."

Me alejo de la ventana sin darle respuesta y vuelvo donde Hans para continuar preguntándole.

 - "¿Gigantes? Me gustaría que te explicases un poco mejor, Hans."

Intento pensar en qué podría ser un gigante para él y si he visto en el pueblo algo que se le parezca mientras espero la respuesta del mediano.

El halfling os miró a unos y a otros mientras se explicaba.

-Vale, os lo contaré todo-. Dijo ya sin remilgos de ninguna clase. -Pero-, continuó levantando un dedo a modo de advertencia, -solo si dais vuestra palabra de que seremos socios, al cincuenta por ciento. Cincuenta para mi y cincuenta para vosotros. Después de todo yo pongo toda la información-.  

El viejo frunció sus dos gusanadas cejas ante lo que el hombrecillo decía. No entendía cómo el dinero estaría relacionado en algo así. Limpió sus orejas con su dedos arrugados y se inclinó para escucharle mejor.

—¿Dinero de por medio? ¿En serio? Estoy interesado... —Luego lee dijo unas cuantas palabras biensonantes para convencerle de rebajar su oferta.

Cuando Hans menciona que hay un dinero de por medio, enarco una ceja pues eso me parece extraño. No sé si el mediano se está refiriendo a la recompensa que hay por el Bromista o si está hablando de otra cosa, pero si se refiere a lo primero, claramente no le daremos la mitad de toda la recompensa.

"Tendría que irse a partes iguales con todos."

Pero antes de preguntarle o decirle algo de lo que a nosotros nos trae, prefiero indagar un poco:

 - "¿Dinero? ¿A que dinero te refieres? ¿Quien va a pagar por qué?"

Pues él no estuvo en la reunión con el alcalde así que dudo que se refiera a ello. Si podemos obtener una segunda recompensa por atrapar a los culpables, mejor será para todos.

   Como cabía esperar, la cara y el mutismo de Gustav demostraron que lo de las piedras no había sido una buena idea. La decepción en el rostro del cazador fue un mazazo en el orgullo del joven nordlandes cuando comprendió lo irreflexivo de su acto pero, joder, tenía la sesera como un huevo cocido.

   Cuando el cazador se apartó de la ventana, Kurt también se puso en movimiento; camino de la taberna pateó un viejo cubo. - Puta mierda… -

   Agradecido de volver a tener un techo sobre la cabeza que lo protegiese de aquel inclemente astro volvió a tomar asiento en la misma mesa. Esperó a que el tabernero le trajera la cerveza y aprovechó para recuperar el aliento. Luego, subiría a reunirse con los demás compañeros. - Aunque, pensándolo mejor, si se me siguen torciendo las cosas seguro que ese maldito mediano escoge ese preciso momento para saltar por la jodida ventana. ¡Je! - se fustigó el mismo. El muchacho estaba de un humor de perros.

   Kurt ascendió con pesados pasos los escalones. Una vez en el segundo piso, recorrió el pasillo hasta la que estimó era la puerta del halfling.

-Vamos Gustav, que nos conocemos de hace tiempo.- El mediano se acomodó colocando la almohada de lana ovejera entre su espalda y el cabecero.

-Sabes que la información es mi modo de vida, ¿creías que no me había enterado de la prima que os da el alcalde por capturar al bromista?-. El halfling alzó sus cejas con esa mirada de "a mi no me la das" mientras el silencio hacía eco en la habitación. -Pero hay más dinero, y eso es lo que quiero dejar claro, si mi recompensa se va a dividir, la vuestra también.-

El mediano lo dejó todo muy claro. Vuestra paga tendría que contar también con él, a partes iguales. Pero su "otro dinero" sería 50 para el y 50 a repartir entre vosotros.

-¿Hacemos trato?.- Dijo mirándoos a los tres, uno a uno.

Justo en ese momento unos golpecitos suaves llamaron a la puerta.

El cubo salió disparado dando vueltas mientras el agua sucia que contenía se esparcía por el suelo. Un ¡OINK! subido de tono te interpeló desde la pocilga por haber tirado el cubo de beber de los marranos. Al darte la vuelta por curiosidad, te pareció ver otra vez al cerdo que antes te miraba con ojos deseosos de llevarse un trozo tuyo a la boca.

Pestañeaste dos veces y cerraste la puerta deseando a toda prisa enfriar con la cerveza prometida del taberno tu cabeza, que ya estaba comenzando a delirar debido a la insolación.

-GLUP, GLUP-. De dos tragos grandes te trincaste la jarra y, sin dar conversación, subiste las escaleras mientras te limpiabas con la manga. Antes de llegar a la habitación oíste unas voces, de tus compañeros hablando con otra voz, seguramente del halfling.

Aplicaste la oreja con cuidado para comprobar que fueran tus compañeros y no interrumpieras otra conversación, pero todos hablaban en voz baja, siendo imposible distinguir palabras coherentes. Si una cosa aprendiste bien en el ejército es que cuando alguien habla en voz baja, es por que oculta algo. Tal vez hayan llegado a algún tipo de acuerdo con el halfling para dejarlo libre a cambio de dinero. Sino, ¿porqué habrían de tardar tanto en capturar a un medio hombre lisiado y además en una habitación cerrada?. Algo no olía bien, y no era la peste de las pocilgas que tenías retenida en las fosas nasales.

Decidiste llamar suavemente con los nudillos, para que no sospecharan que habías estado escuchando.

Me puse en tensión al escuchar los golpes en la puerta. Nadie debía saber que estábamos allí de momento así que hice una señal a Hans para que fuera él quien contestara a la llamada. Prefería estar fuera de la vista de quien estuviera al otro lado de la puerta.

Me llevé un dedo a los labios para indicar silencio y le di un golpecito suave en el hombro a Hans para que respondiera.

Cenizo ya había aceptado que pactarían un trato con el mediano, con tal de resolver el misterio del bromista y sacarse unas buenas coronas, que de otra manera no tendría. Era mucho mejor eso que nada. Con la sorpresa de la puerta, se colocó frente a la salida, de manera que el pequeño no pudiera escapar, aunque lo intentara. También agarró de su cinto por si necesitaba dar un arreo a alguien.

—¿Será el pirata? —preguntó en murmullos a los hombres

Las voces se acallaron de inmediato en cuanto tocaste la puerta.

-S..si, ¿Quién es?-. Preguntó una voz un tanto insegura y algo desafinada.

-S..si, ¿Quién es?-. Preguntó el halfling con voz un tanto insegura y algo desafinada.

Esperasteis pacientes, preparados para enfrentaros a quien quiera que estuviera estorbando en vuestra investigación.

Las palabras de Hans acerca de las recompensas me hacen enarcar una ceja pues parece que sabe más de lo que pensaba pero también tiene más dinero para ofrecer. En este momento, Hans es el único que sabe del (o los) bromista así que sin su palabra no tenemos posibilidad alguna. Miro al resto del equipo y contento:

 - "Yo estoy de acuerdo."

Pero no alcanzo a decir nada más pues un golpe en la puerta nos pone en alerta. Pienso que debe ser Kurt que decidió unirse a nosotros pero veo que todos están más o menos alerta, por lo que tenso el arco y espero alejado de la puerta, observando con atención por si fuese alguna clase de amenaza, para soltar una flecha directamente al objetivo.

-S..si, ¿Quién es?-

   - ¿Gaubbert? ¿Hans Gaubbert? Me llamo Kurt. Vengo en busca de mis socios; los hombres con los que departís. - respondió a la lánguida vocecilla que llegaba desde el otro lado de la puerta. 

El mediano os miró con una interrogación en los ojos. ¿Debía fiarse de que decía la verdad?¿conocíais su voz?. Mientras, se dignó a hacer tiempo.

-Si creeis que hay aquí más hombres, es que la cerveza de ese castor viejo de Grüger a afectado a vuestra lucidez-. Dijo con premura. -Volved en otro momento-.

La voz que se deja oír desde el otro lado de la puerta efectivamente es la de Kurt, por lo que tengo claro que subió hasta esta habitación. Cuando el mediano le contesta, entiendo que sea por su precaución (o paranoia, a esta altura) que intenta negarle lo que dice, pero intervengo para no dilatar más el asunto:

 - "Él viene con nosotros, Hans. Déjalo pasar."

Bajo el arco pues me queda claro que es él aunque, quizás contagiado por la actitud de Gaubbert, a pesar de bajarlo no guardo la flecha ni termino de destensar la cuerda. Uno nunca sabe.

Cenizo se encogió de hombros y se mantuvo en silencio. Podía sentir la tensión en el aire, todos estaban nerviosos por lo que podía suceder.

—Soy Cenizo, el líder de esta banda —respondió con firmeza—. ¿Quién llama? ¿El pirata que ha estado causando problemas en la ciudad? 

Era incómodo mantenerse en esta postura, así que abrió la puerta por sí mismo y dejó que el hombre decidiera si entrar o quedarse parado frente a la puerta. Cenizo lo miró con atención, tratando de determinar si era el pirata o si se trataba de un buen disfraz de pieles curtidas.