Partida Rol por web

Es... es mi hermano, no el de la posada, mi hermano menor, Jofre -respondió la joven-. Jofre sufre una maldicion: cada noche debe beber sangre o de lo contrario se transforma en una bestia horrible. Por eso, cada noche, cuando termino de amasar el pan de madrugada, vengo aquí, y le doy de beber de mi propia muñeca... Ésto es así porque hace poco bebí del agua de "les set fonts" -detalló, con cara de pesadumbre-. Yo quería la belleza... ¡pero eternamente! Y para que el hechizo de la fuente durara más hice cosas terribles, pactos que no puedo ni quiero recordar... Conseguí lo que me propuse -a la vista estaba, pues Gema era hermosa desde el primer día que se cruzó en vuestra llegada a Reus-, pero aquel con el que pacté me engañó...: mientras fuera hermosa, mi hermano tendría ésta maldición... ¡TODO ES UN CAOS!

Esos hombres -confesando todo-, esos hombres alguaciles, y el tal Joan Malet me buscaba a mí en el vencindario... He realizado prácticas que no contentaría a nadie, y me tacharían de hereje... Pero todo por salvar y curar a mi hermano. No quiero acabar ajusticiada por la Santa Sede...

A pesar de la situación mi personaje suelta una sonrisa,pero se pone serio de repente.Esta cosa parece muy seria,si este hum...cosa bebe sangre.Mi personaje agarra el pomo de la espada.Mi compañero y yo estamos sangrando.-Gema-Digo con una voz muy seria-Mi compañero y yo estamos con heridas¿tu hermano es un peligro para nosotros?-Pregunto mientras miro a mis compañeros.

Genial, al final resulta que la panadera era una bruja. ¡Ay! pienso, desolado. Qué completa es la ilusión de que la belleza es el bien.

No consigo ubicar el nombre de les set fonts, aunque me suena. Intenta escapar a las nieblas de mi memoria... pero las siete fuentes siguen sumergidas bajo ellas. No digo nada, pero los miro largamente.

¿Hemos hecho bien?

-¡Virgen María Santísima sin pecado concebída! No hay rosa sin espinas, ya lo decía mi tío Anton. ¡Cuanta razón! ¡Cuanta razón! ¿Con quién pactaste tu hija mía? - pregunto a Gema mientras camino de un lado a otro - ¿Tenía alas? ¿Pero cómo que bebe sangre? ¡Y lo dices tan pancha! ¡Les set fonts, ¡les set osties me daría mi madre!

Ahora mismo mi hermano no es un peligro... ya ha bebido de la sangre que necesita y está algo recuperado -afirmó-. Pediros disculpas por todo esta situación, pero debía salvar a mi hermano tras mis malos actos... -decía-.

Entonces unos pasos irrumpieron en la sala cavernosa. No os habíais percatado de los mismos, ya que estábais hablando y hacía cierto eco. Doce alguaciles de Reus llegaron allí, ocupando con un gran vociferio toa la sala y armados con ballestas. Entraros a mansalva, colocándose en las paredes mientras ahora érais el centro de atención. Junto a ellos acudía Joan Malet, mesándose la barbilla. Gema comenzó a gritar asustada.

¡Cállate, infame! ¡¡DETENEDLES!! ¡A la bruja, y a esos cuatro! -añadió insistentemente-. Y los alguaciles no dudaron en echarse sobre vosotros.

Busco nerviosamente un lugar por el que escabullirnos antes de quedar reducidos a pedazos. Lo busco invirtiendo en ello todos mis esfuerzos.

Pero a veces se invierte mucho y se fracasa.

Desenvaino mi espada y mi preparo para la acometida-Hoy tendremos que correr para luchar otro día amigos míos-Miro a mi alrededor pero no encuentro ninguna salida, a lo mejor por las heridas.Miro desesperadamente a mis amigos a ver si ellos han visto algún tipo de salida, por que si no este sera nuestro final.A lo mejor tenemos una ultima baza, esa cosa a la que Gema llama hermano¿sera agresiva?

Saco el arco y cojo una flecha. Automáticamente miro alrededor de la cueva para encontrar una segunda salida. Veo algo en lo que no me había fijado antes. ¿Eso estaba ahí? 

¡DISPARADLES A LAS PIERNAS! -Joan Malet señaló a tres de los alguaciles que aguardaban orden a su lado para que os redujeran a la fuerza ante la negativa de rendición-. Fue entonces cuando los tres alguaciles os dispararon a bocajarro prácticamente. Pareció aquello un aviso, pues dispararon concienzudamente a los miembros inferiores por mandato. El único que fue golpeado en el virote fue Edrigu, que gritó de puro dolor cuando éste se le incrustó por encima de la rodilla...

¡¡A la próxima os tiraré a matar!! ¡Deponed Armas! -gritó Joan-.

Finalmente depusísteis las armas, arrojándolas al suelo. Aquellos eran demasiados soldados como para enfrentarse a ellos, y ya os habían rodeado por todas partes. Además, la cueva parecía no presentar salidas adicionales, y de ser así, no podríais moveros por la opresión de los alguaciles y Malet. Tras ser arrestados os retiraron las armas, y también se llevaron a Ana y a Jofre. Andando en fila uno tras otros fuísteis escoltados de nuevo hacia Reus, y fuísties encerrados en una torre que hacía las veces de cuartel, donde se acinaban presos en calabozos subterráneos y sobre algunas plantas.

Vosotros tres fuísteis introducidos en la misma celda, mientras que a Ana y Jofre los encerraron junto con María (la mujer que fue tomada el día anterior) y su marido Julián (el que irrumpió horas atrás en la casa de Ana para ayudaros a salir).

A las pocas horas de estar ya entre rejas, apareció Joan Malet delante de vuestra celda.

Os habéis perdido el espectáculo, gañanes -dijo con sorna-. Acaban de arder dos brujas y mañana al amanecer le tocara el turno a vuestra amiguita -refiriéndose a Ana-. A vosotros también os llegará la hora, no tengáis prisa.

Luego desapareció mientras le echábais una mirada penetrante y desgarradora.